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¿Es el neuroaprendizaje emocional fuente del surgimiento de líderes éticos y efectivos? (página 3)




Enviado por Alfredo Otazo



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Desde una perspectiva muy similar al coaching, la indagación destaca el poder de las buenas preguntas como una manera de liderar. La práctica de efectuar preguntas positivas es una gran herramienta para interactuar.

Por su parte, iluminar, implica hacer aflorar lo mejor de las personas, lo que se relaciona directamente con las preguntas y también con instancias de generación motivacional y creatividad.

Incluir consiste en comprometer a las personas a co-crear el futuro, es decir, a ser participes en la planificación y la construcción de la misión y visión.

La inspiración consiste en el modo como se estimula la creatividad.

Por último, la integridad se refiere a la capacidad del líder de optar por aquello que beneficie al todo. A nivel de cada persona, la integridad consiste en "ser verdadero con uno mismo" y a nivel de la organización, implica la búsqueda de un trabajo con sentido que sirva a todos.

El Neuroliderazgo.

Hemos avanzado y expuesto bastante respecto del liderazgo y la importancia de la persona como centro de atención en los procesos de cambio, las características de los líderes y las diversas perspectivas que apuntan a un liderazgo efectivo y eficaz. La propuesta de esta tesis pasa por comprender al ser humano desde la integridad e interrelación del cerebro, mente, cuerpo y entorno, por tanto, el funcionamiento del cerebro de las personas y en este caso del líder y los integrantes del equipo, nos entregan un barniz para comprender el por qué de las decisiones, el por qué de la actitud y la conducta, el por qué de las emociones, en fin, el rol del cerebro en el líder y su infinita capacidad de aprendizaje, adaptación y creatividad.

El Neuroliderazgo viene a constituirse en una propuesta revolucionaria en relación a la comprensión del liderazgo y de los factores clave para su ejercicio eficaz. En este ámbito se analiza el funcionamiento del cerebro, su anatomía y su fisiología. Se busca definir la base neuronal del liderazgo y de la gestión, indagando los procesos cerebrales que explican el desempeño, la toma de decisiones, la motivación, la inteligencia emocional, la forma de relacionarse con otros, la inteligencia y aprendizaje individual y organizacional, entre otros temas asociados a la organización y el ejercicio del liderazgo.

Como es posible apreciar, la neurociencia ingresa en gloria y majestad a aportar a la comprensión del fenómeno del liderazgo

Es muy importante entender que el liderazgo está estrechamente ligado a la administración y a la organización, sea el liderazgo político, empresarial, social etc. todo líder se liga a organizaciones y en diversas circunstancias asume roles de interacción, dirección y relación con estas. Fundamental resulta que comprenda el líder nociones de administración, dado que su criterio y decisiones también se relacionan con los recursos existentes.

A través del tiempo, el pensamiento humano ha desarrollado diversas perspectivas de lo que se entiende por liderazgo, de esto se desprende que no existe una verdad absoluta y que incluso de las teorías más opuestas, es posible rescatar complementos y por tanto generar un constructo intelectual cada vez más adecuado a los tiempos presentes, en donde la complejidad del mundo, de las organizaciones, de las relaciones sociales, condicionan el máximo desarrollo de las personas, en cuanto unidad interactuante, cerebro, mente, cuerpo y entorno. Es decir, la visión sobre el líder debe ser amplia, abierta a la adaptación, sistémica, dialéctica y holística. Con esto el análisis se abre a todas las variables posibles del entorno, sean hechos, creencias y paradigmas; al funcionamiento y características del cerebro humano, su capacidad de plasticidad y cambio, y la comprensión de lo que es capaz de lograr; las emociones y la autogestión de estas; el cuerpo en función de las emociones; finalmente el entorno como espejo de lo que somos, sus efectos sobre nosotros y del entorno por nosotros. Todo esto considerado como unidad sistémica interactuante, visualizado desde una perspectiva holística al ser capaz el líder de comprender que en si reúne todas estas perspectivas y dialéctica, al entender que la vida es un conjunto de continuos entre extremos opuestos y por el cual transitamos, provocando que las circunstancias del entorno cambien permanentemente, es decir, en primer lugar, nacimos y morimos, frio y calor, tristeza alegría, día y noche, odio y amor, etc, en conclusión somos un péndulo que, en el manto de la sabiduría, tendemos al equilibrio.

De todo esto, se desprende que el líder político, en su estado ideal, es un sabio conocedor de la vida, de la naturaleza humana, de si mismo, de sus talentos y habilidades, del desarrollo de la persona humana, más allá de lo que normalmente se cree, de la ética, el respeto, los procesos de cambio y finalmente del sentido de su existencia.

Desde esta postura, en la educación, debe asumirse un gran desafío y que constituye la verdadera revolución de nuestros tiempos, esto es, centrar al ser humano como el foco principal del progreso, del cambio positivo y desarrollo de las sociedades y organizaciones, sean públicas o privadas. Con esto se caminará en dirección de lograr ciudadanos más conscientes, lideres organizacionales, sociales y políticos con mayor desarrollo de habilidades, y con mayor compromiso en sus organizaciones y la sociedad en su conjunto.

En definitiva, el líder requiere sea autoconsciente de si mismo, conocedor de sus procesos emocionales, cerebrales y biológicos, con gran inteligencia emocional y social, con capacidad de pensamiento sistémico y holístico, consciente de su entorno, gran comunicador, ético, autogobierno e influyente.

Capítulo 4.

Comprendiendo el cerebro humano

Habiendo expuesto reflexiones y pensamientos que refuerzan las creencias sobre el liderazgo, comienza el estudio de la persona y su naturaleza, partiendo por la comprensión del cerebro humano, cuya dinámica de funcionamiento neurológico, nos da la pauta inicial para hacernos conscientes de su rol y de la importancia de las características que hacen de este órgano un "universo" en sí mismo. El líder, por tanto, conocerá sus "caprichos" y virtudes que le harán gestionar su vida en pos de fortalecer su cerebro y ser eficiente y efectivo en su uso.

"El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender."

Plutarco

El liderazgo requiere que nos adentremos en la persona, sus características y en específico el cerebro como centro biológico del comportamiento humano. Quizás resulte reiterativo señalar que el líder es una persona que constituye una unidad interactuante entre cerebro, mente, cuerpo y entorno, sin embargo, es útil recalcarlo y comprender que el cerebro es un componente trascendental a estudiar, siendo conscientes de su funcionalidad y capacidad.

El cerebro, o en específico, el encéfalo se divide en tres partes fundamentales, siendo estas: los hemisferios cerebrales, donde se producen los pensamientos, las percepciones y la consciencia; el cerebelo, cuya responsabilidad es el movimiento físico; por último, el tronco cerebral, que reenvía y modifica los mensajes que circulan entre el cerebro y el resto del cuerpo, al tiempo que mantiene a los hemisferios despiertos y conscientes.

Desde la perspectiva anatómica, interesante resulta la explicación de la profesora del Lincoln College de Oxford Susan Greenfield quien señala "El cerebro humano es la estructura más compleja del universo que conocemos. Pesa apenas 1250 gramos y está compuesto por cien mil millones de células nerviosas o neuronas que se encuentran conectadas entre si con un extraordinario grado de complejidad. Las células nerviosas están rodeadas por un billón de células de otro tipo, las llamadas células gliales, que forman un entramado, la glía ( de "pegamento", en griego), que sirve de sostén a las células nerviosas, además de realizar muchas otras funciones, algunas de las cuales todavía no entendemos completamente.

Cada una de las células nerviosas está compuesta por un cuerpo celular del que parten unas largas fibras con aspecto de raíces. Estas son de dos tipos: axones y dendritas. Cada célula nerviosa tiene un sólo axón a través del cual envía impulsos eléctricos a otras neuronas, y un número variable de dendritas que están muy ramificadas (de hecho, vistas al microscopio se parecen a las ramas de un árbol). A las dendritas se unen los axones de otras células nerviosas. El punto de contacto se denomina sinapsis. Las dendritas reciben impulsos eléctricos de los axones y los transmiten al cuerpo celular. Dependiendo del equilibrio de impulsos recibidos por las dendritas de una neurona determinada, en la célula nerviosa puede desencadenarse o no un impulso eléctrico que será enviado a través del axón propio hasta las dendritas de otra célula nerviosa, dotada también de su propio axón. De este modo, cada una de los cien mil millones de células nerviosas puede hallarse conectada con hasta otras cien mil células nerviosas. ¡Qué inconcebible complejidad!

Los cuerpos de las células nerviosas están empaquetados juntos y a simple vista se nos presentan como la materia gris del cerebro. Se encuentran organizados en capas, como ocurre en la corteza cerebral, o también en grupos llamados núcleos o en estructuras en forma de red. Vistas al microscopio, las distintas áreas de la corteza cerebral revelan organizaciones arquitectónicas peculiares y características. Los axones, que conforman la materia blanca, también se encuentran empaquetados formando grandes troncos o tractos de fibras que conectan a los cuerpos celulares. Las células nerviosas varían en tamaño entre 20 y 100 micrones (un micrón es una millonésima parte de un metro)"[20].

Aspectos generales de la estructura y funcionamiento del cerebro.

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Cada parte de nuestro cerebro cumple una función que nos permite desde la sobrevivencia hasta los aspectos racionales más avanzados. Es así como resulta clave conocer los componentes asociados a las emociones, el control de éstas, las partes encargadas de las funciones ejecutivas, la comprensión, las percepciones, entre otras.

Situándonos desde la perspectiva del líder resulta imprescindible, como se recalca en la presente tesis, el concepto de la inteligencia emocional y por tanto la gestión de nuestras emociones, en consecuencia, se procederá a explicar los aspectos fisiológicos y biológicos del sistema límbico y sistemas asociados.

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Hemisferios Cerebrales.

Desde esta óptica los hemisferios cerebrales nos permiten comprender las diversas habilidades asociadas a las personas y por tanto, las capacidades que tienden a desarrollar con más facilidad. Esto no implica que esto sea absoluto o rígido, más bien fundamenta tendencias que pueden variar dada las características de la plasticidad cerebral. Sin embargo, cada hemisferio representa ciertas características que es de utilidad conocer a la hora de comprender la conducta humana y el fenómeno del liderazgo.

El cerebro se encuentra dividido en dos grandes estructuras o hemisferios con características funcionales singulares pero complementarias. Estos dos hemisferios, izquierdo y derecho respectivamente, se encuentran interconectados por un grueso haz de fibras nerviosas, alrededor de doscientos millones, que le permite interactuar con el mundo en forma unificada, como un todo.

No obstante, cada hemisferio cerebral posee ciertas características que lo hacen único. Se expone a continuación, de manera general, algunas de estas diferencias, comenzando por el hemisferio cerebral izquierdo:

Hemisferio Izquierdo.

Trabaja con una modalidad secuencial, lo que implica un menor procesamiento de ítems o información en una unidad de tiempo en comparación al hemisferio cerebral derecho. En este sentido, sigue asimismo una lógica secuencial.

Procesa predominantemente información simbólica no analógica. Lenguaje verbal y significados semánticos verbales.

Es analítico, cuantitativo y matemático.

Es el asiento anatómico de los procesos cognitivos consientes: percepción, atención y memoria. Sus circuitos son la base de la afectividad social aprendida En sintonía con lo anterior, es también el responsable de las construcciones sociales.

Siendo más específico, es posible distinguir diferencias en cada hemisferio, en este sentido:

Frontal Izquierdo

Dentro de este hemisferio, quien tiene la tendencia al frontal izquierdo, está más relacionado al aspecto del pensamiento, en consecuencia son lógicos, matemáticos o cuantitativos, analíticos, estructurales, funcionales y proclives a diagnosticar. Se encuentran orientados a la solución de problemas, a priorizar en relación a los mismos y las soluciones. Normalmente el común de la gente los identifica como personas "frías y calculadoras".

Basal Izquierdo

Más relacionado al aspecto de la sensación que del pensamiento, por lo general son personas proclives a los procedimientos, tienden a ser muy minuciosos y responsables, sin embargo predecibles. La condición de eficiencia en la realización de tareas rutinarias y secuenciales es su fuerte dada la tendencia a ejecutar las acciones en la forma establecida con gran atención en los detalles.

Hemisferio Derecho.

Asimismo, el hemisferio cerebral derecho, en términos generales, presenta características complementarias no menos importantes. Algunas de ellas son:

Trabaja con una modalidad simultánea o paralela, lo que le permite procesar una mayor cantidad de información en una unidad de tiempo en comparación al hemisferio cerebral izquierdo.

Es holístico, global, percibe las relaciones existentes y capta el mundo como un todo.

Sigue una lógica analógica, no verbal. En este sentido, es lícito afirmar que es impermeable al razonamiento.

En relación al punto anterior, procesa asimismo toda semántica analógica e imagen universal. Permite la comprensión de los hechos a través de la vivencia.

Es el asiento anatómico de los procesos cognitivos no conscientes: atención y memoria no conscientes.

Sus circuitos neurales se construyen a partir de la afectividad primaria.

Es responsable de los procesos creativos y el arte en general.

Con mayor detalle las diferencias en este hemisferio son las siguientes:

Frontal Derecho

La intuición constituye el principal aspecto de esta área, normalmente son imaginativos, con una gran visión y metafóricos, mucha creatividad y gran sentido de espacio. La tendencia es a ser personas arriesgadas con fuertes habilidades para inventar y experimentar.

Basal Derecho

Predomina el sentimiento, muy expresivos, empáticos, sensibles y tranquilos. Por esto la característica de la conciliación es muy desarrollada en ellos. Mantienen buenas relaciones con las personas y se preocupan por ellas.

En definitiva, no existen personas absolutamente centradas en estas áreas, más bien se trata de tendencias dado el desarrollo cerebral que la persona experimenta.

Relevante resulta conocer esta temática con el propósito de ser conscientes de la diversidad que puede existir a la hora de necesitar personas con habilidades y competencias determinadas. Para esto se han desarrollado test y evaluaciones que permiten clarificar cual es la tendencia predominante en las personas, lo que es de gran utilidad para los procesos de reclutamiento y selección organizacional. Uno de ellos es el Benziger[21]para individuos y organizaciones.

Desde la óptica de las emociones no existe un consenso general en relación a la participación de los hemisferios cerebrales.

"La teoría tradicional, avalada por diferentes estudios tanto en pacientes como en personas sanas, establece el hemisferio derecho como protagonista principal en el reconocimiento, análisis de estímulos emocionales, expresión y control emocional. En estos estudios se sigue evidenciando que el hemisferio derecho es más sensible al tono de voz y a la comunicación no verbal y que permite más actividad de la musculatura facial izquierda en la expresión, entre otras muchas diferencias.

Existe una segunda concepción teórica, la "hipótesis de valencia", que define más participación del hemisferio derecho en las emociones negativas y del izquierdo en las positivas. Por otra parte, algunos autores como Davidson añaden a esta hipótesis que la participación hemisférica va en función de si la emoción conlleva conductas de aproximación como la ira o la felicidad (en este caso la dominancia es del hemisferio izquierdo) o de evitación, como el asco o el miedo, donde la dominancia es del hemisferio derecho. Otros científicos, como Ross, Borod y sus colaboradores, creen que el hemisferio izquierdo es dominante en las emociones cognitivas secundarias o sociales (como el orgullo o la vergüenza) que tienen un significado comunicativo y social, mientras que el hemisferio derecho domina en las emociones primarias más próximas a las conductas de supervivencia"[22]

El sistema límbico.

Es un sistema formado por variados componentes que administran respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales. Está relacionado con la memoria, atención, instintos sexuales, emociones (por ejemplo placer, miedo, agresividad), personalidad y la conducta. Está constituido por partes del tálamo, hipotálamo, hipocampo, amígdala cerebral, cuerpo calloso, septo y mesencéfalo. El sistema límbico interacciona muy velozmente (y al parecer sin que necesiten mediar estructuras cerebrales superiores) con el sistema endócrino y el sistema nervioso autónomo.

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El Tálamo.

Está encargado de regular y coordinar las manifestaciones externas de las emociones. Una sobre estimulación de éste puede traer como efecto un ataque de furia. Se encuentra ubicado por encima del hipotálamo, también en el lóbulo temporal. Aquí nuestros sentidos son canalizados a sus respectivas cortezas, a excepción de la percepción olfativa "inconsciente", que tiene impacto directo en la corteza olfativa. Además procesa información, tanto la sensorial como la emocional haciendo de filtro para transmitir sólo la relevante.

El hipotálamo.

Su función es regular el lóbulo anterior de la hipófisis, como por ejemplo, la secreción de gonadotropinas (estas son una serie de hormonas secretadas por la hipófisis y que están encargadas de la reproducción de los vertebrados). Además produce las hormonas oxitocina y vasopresina, liberadas en el lóbulo posterior de la hipófisis. En consecuencia está formado en distintos núcleos especializados que regulan la homeostasis (equilibrio interno en relación al medio) y funciones emocionales específicas. Es el principal implicado en la estimulación del sistema nervioso autónomo y el sistema neuroendocrino, lo que significa que tiene un papel fundamental en la expresión del estado emocional, preparando el cuerpo para actuar y permitiendo que el cuerpo actúe posteriormente. La alteración de su funcionamiento da lugar a trastornos metabólicos como la diabetes u obesidad, trastornos hormonales, trastornos del sueño y alteraciones del sistema inmunitario, del comportamiento sexual y del estado de ánimo, como la depresión.

Las emociones del placer y la ira también se ven condicionadas por el hipotálamo, siendo la parte lateral de éste el principal implicado. Mientras que la parte posterior regula la reacción ante el dolor y el miedo.

El hipocampo.

Conecta la amígdala con el hipotálamo, posee la capacidad de ser muy plástico, se relaciona con la memoria, el aprendizaje y la formación de nuevas neuronas. Resulta trascendental su participación en la conformación de los recuerdos emocionales y de permitir que de manera reiterada se experimenten emociones y sentimientos cuando extraemos recuerdos de nuestra memoria.

Amígdala cerebral.

Se ubica en el lóbulo temporal, bajo el hipotálamo y anterior al hipocampo, constituye una estructura emocional básica especializada en emociones negativas como la ira y el miedo. Esta permite desencadenar respuestas fisiológicas para la lucha o la huida, bloqueando toda consciencia del peligro potencial. Tiene memoria emocional y cierta capacidad plástica. El valor afectivo de los estímulos se adquiere mediante un aprendizaje asociativo, siendo la amígdala la gran responsable de la adquisición, almacenamiento, expresión del condicionamiento de estímulos y respuestas socio-afectivas.

Septo y mesencéfalo

Se encuentra delante del Tálamo y conectada con él. está relacionado a la experiencia de emociones placenteras y el control de conductas agresivas y el miedo. Cumple un papel importante en la regulación del sistema nerviosos autónomo, el sistema inmunológico y funciones cognitivas de alto nivel como la memoria.

Fornix.

Su función es la de trasladar señales desde el hipocampo al hipotálamo, así como desde un hemisferio a otro. Se puede definir como estructura de sustancia blanca también denominada trígono o bóveda de cuatro pilares. Su participación destacada es la de unir todos aquellos elementos del sistema límbico del hemisferio derecho con los del hemisferio izquierdo.

Cuerpos mamilares.

Son acúmulos de sustancia gris que forman parte de las conexiones que se establecen entre el hipocampo y el tálamo, cuya efecto es la función de la memoria a largo plazo. En detalle puede considerarse que sus funciones son:

– Recepción de impulsos nerviosos procedentes de la amígdala y del hipocampo.

– Reenvío de estos impulsos hacia el tálamo.

Glándula pineal.

Esta glándula endocrina se encuentra en el centro del cerebro y es también llamada ipífisis, su función consiste en regular los ciclos del día y la noche, secretando un neurotransmisor denominado melatonina cuya característica es la de ser un antioxidante de gran beneficio medicinal. René Descartes señalaba que ésta glándula era el lugar donde habitan espíritus de animales, el lugar en donde se forman todos nuestros pensamientos y el órgano que conectaba el cuerpo con el alma. En la actualidad, son variados los beneficios que trae su activación, se dice que favorece la regeneración celular, la regulación del sueño, la disminución del estrés y la cura de enfermedades como el cáncer, cardiopatías, SIDA y Alzheimer.

Giro cingulado.

La corteza cingulada está conectada con todas las estructuras descritas anteriormente, manteniendo una interrelación bidireccional. La corteza cingulada anterior se asocia a emociones olfativas y de dolor. Además cumple una función de inhibición de respuestas si se valora que los resultados pueden ser inciertos. Es participe del proceso de emociones complejas, conflictos cognitivos y en la regulación del sistema nervioso autónomo. Una lesión de la corteza cingulada trae consigo inestabilidad emocional y agresividad en la conducta. En conclusión, la corteza cingulada juega un papel fundamental en la interacción social.

Ínsula.

Se define como un repliegue de corteza interior, ubicada entre los lóbulos parietal, frontal y temporal. Participa en la generación de los estados emocionales y su percepción subjetiva; recibe información del estado del cuerpo y la envía una vez la ha integrado con procesos emocionales y cognitivos. A la corteza insular llega además la percepción del olor, procesados desde los bulbos olfatorios, y el gusto. Su estrecha conexión con otras estructuras límbicas y el hecho de que integre la información con la de la corteza somatosensorial permiten que pueda interpretar los signos emocionales, facilitando la empatía.

Corteza prefrontal.

Situada detrás de la frente y delante de las cortezas motoras y premotora, ocupa la mayor parte de los lóbulos frontales. Se caracteriza por su composición neuronal, posee un rol importante en el procesamiento, la experiencia emocional, la expresión emocional y la toma de decisiones, regulando las funciones cognitivas más complejas con la emoción implicada.

La corteza prefrontal es la última área de asociación en madurar (entre los veinticuatro y veintisiete años). Aquí radican las principales funciones ejecutivas del cerebro, entendiéndose como las habilidades necesarias para adaptar la conducta dirigida a conseguir metas que requieren una solución creativa a través de una planificación, por tanto destaca la regulación de conductas, pensamientos, recuerdos y afectos para obtener un resultado adaptativo.

En conclusión esta corteza es el principal agente directivo de nuestro cerebro.

Reflexiones sobre el sistema límbico.

El sistema límbico resulta ser clave en el ejercicio del liderazgo, esto en consideración de que uno de los aspectos cruciales es el desarrollo de la empatía que permite generar la necesaria consciencia social que tiene que estar fortalecida en el líder. Al respecto, Daniel Goleman en el texto "El Líder resonante crea más" plantea que "la capacidad de experimentar empatía se asientan en las neuronas que se dirigen y provienen de la amígdala y que nos permiten interpretar la emoción que se expresa en el rostro y la voz de otra persona y permanecer en sintonía con ella".[23]

El sistema límbico interactúa de manera permanente con la corteza cerebral. Esto dada la transmisión de señales de alta velocidad que permite que el sistema límbico y el neocórtex trabajen juntos y complementariamente, generando la sublime misión de controlar nuestras emociones.

"Según Mac Lean (1958), teórico de un cerebro compuesto por tres regiones a partir de criterios evolutivos, el sistema límbico corresponde al cerebro paleomamífero; en él tienen su sede las motivaciones y emociones. Es capaz de responder a una información presente tras comparar con el registro de las informaciones pasadas. Esta estructura profunda interviene en el tratamiento emocional, el aprendizaje y la memoria.

El propio sistema límbico está constituido por la asociación compleja de varios centros nerviosos y de sus vías de comunicación que bordean (Borde en latín se dice Limbus) el tronco cerebral. Este sistema que está situado en la base del córtex cerebral forma parte de un conjunto denominado gran lóbulo límbico por Paul Broca (1878). Dos estructuras nerviosas pares y simétricas, situadas en las regiones mediales del cerebro, constituyen el núcleo de los procesos emocionales: el hipocampo y la amígdala. El primero se encarga de la gestión del territorio y de los mapas relacionales del sujeto con el mundo. También está fuertemente implicado en la formación de los recuerdos. Por ello, el hipocampo sigue siendo el modelo predilecto de los investigadores que buscan respuestas biológicas al gran misterio que constituye la memoria. La segunda reunión, la amígdala, está escondida en las profundidades de cada lóbulo temporal. Sirve para reconocer las emociones y, sobre todo, el miedo reflejado en el rostro del otro, para expresarlo y establecer asociaciones para situaciones que en sí no poseen ninguna congruencia. Gracias a estas estructuras, el sujeto aprende a asociar el placer o el sufrimiento a un objeto o a una situación determinada y a evaluar la intensidad y la valencia (hedónica o aversiva) de un estímulo.

El hipocampo, denominado así por su forma que recuerda la del caballito de mar, recibe entradas procedentes de prácticamente todas las regiones del córtex cerebral que circulan a lo largo de una secuencia de tres contactos sucesivos. Tal como señalan los datos anatómicos, el hipocampo funciona en bucle, como las puertas giratorias de los grandes hoteles por las que se entra y se sale. Su papel puede resumirse a la de un comparador entre el estado del mundo y su valor afectivo. La ronda de los flujos nerviosos en los circuitos del hipocampo se realiza de manera rítmica por períodos de 10 a 200 milisegundos. Esta actividad eléctrica de naturaleza oscilante parece desempeñar un papel importante en la formación de los recuerdos; presente en el transcurso de un aprendizaje, reaparece con mucha fuerza durante los sueños, ilustrando así el lazo de unión probable que asocia memoria y sueño. Teniendo en cuenta las conexiones con el córtex cingulado y los cuerpos mamilares, el hipocampo desempeña también un papel importante en los tratamientos emocionales de la memoria.

El apetito, los comportamientos sexuales (y de consumo en general) y las estrategias de defensa establecidas a lo largo de la evolución dependen de interacciones entre el sistema límbico y el tronco cerebral. Se trata de un sistema de valores que está unido a una gran cantidad de órganos internos, al sistema endocrino y neurovegetativo. Este conjunto regula, de forma autónoma, los ritmos cardiacos y respiratorios, la transpiración, las funciones digestivas, así como los ciclos corporales asociados al sueño y a la actividad sexual. Los circuitos del conjunto, tronco cerebral – sistema límbico, forman bucles retroactivos con un tiempo de reacción relativamente lento (de unos segundos a varios meses) y desprovistos de precisión topográfica (ausencia de plano funcional). Estos bucles han sido seleccionados intentando privilegiar las necesidades internas del organismo, pero no para ajustarse a las múltiples señales que proceden del mundo exterior. Aparecieron precozmente a lo largo de la evolución para garantizar las necesidades más fundamentales del organismo en un entorno constantemente cambiante.

La amígdala denominada de este modo por alusión a su forma de almendra, constituye el centro de la acción. Está colocada en la parte interna del lóbulo temporal para mantener una relación doble con el hipotálamo: una relación directa, gracias a múltiples conexiones, pero también indirecta a través de las estrías terminales. La activación de la amígdala produce efectos mixtos según la componente simpática y parasimpática del sistema nervioso vegetativo que se verá involucrada. A la inversa, su ablación, como la de la mayoría de las estructuras límbicas, reduce el miedo y la ansiedad. La subdivisión de la amígdala propuesta por Brodal en 1881, entre los grupos medial-cortical y baso-lateral, resulta esencial ya que confirma las distintas observaciones realizadas a partir de estimulaciones o ablación de estas regiones.

En resumen, el sistema límbico comprende dos componentes responsables de los efectos placenteros o desagradables. Los núcleos del área septal, el haz cerebral medial y el hipotálamo pueden producir afectos agradables y las emociones, que van asociadas a ellos, a menudo poseen una connotación sexual fuerte. A la inversa, la activación de la amígdala y de sus eferencias, en parte por las estrías terminales, produce reacciones de rechazo y de asco. Una hiperactividad en la amígdala puede tener en un sujeto consecuencias sociales y económicas desastrosas; contribuye por ejemplo, a formar un futuro delincuente con tendencias homicidas.

Las consecuencias de las lesiones en la amígdala prueban la importancia de esta estructura profunda. Cuando la amigdalectomía todavía se practicaba en sujetos epilépticos, se observó una disminución severa de las reacciones de miedo y agresividad, con una incapacidad casi total de atribuir un significado afectivo a los mensajes sensoriales. Estos individuos, sin corazón, muestran indiferencia ante fotografías con una gran carga de contenido emocional (por ejemplo, cuerpos desmembrados). La medicina también ha estudiado el caso de personas que sufren el síndrome de Urbarch-Wiethe. Se trata de una enfermedad genética rara, caracterizada por una calcificación de la amígdala. Una vez más, en este caso, los sujetos son incapaces de reconocer la tristeza o el miedo reflejados en los rostros humanos. Acarician la tarántula más gigantesca que se les pueda mostrar, cogen serpientes grandes, vivas por supuesto, sin jamás sentir miedo alguno"[24].

No cabe duda que el miedo es inherente al ser humano, lo que implica que un líder de manera natural y espontánea puede ser objeto de este, sin embargo, los aspectos relacionados al autocontrol son vitales a la hora de experimentarlo. La importancia radica en ser conscientes y conocedores de esta realidad y que toda nuestra experiencia emocional y racional es dominable y atendible.

Plasticidad Cerebral.

La capacidad de adaptación de los seres humanos es una condición indispensable para la sobrevivencia y desarrollo de las personas. Desde esta óptica, se asume que el entorno de cada persona es cambiante y de constante transformación, es decir, la vida es inevitablemente dialéctica en donde los opuestos marcan o trazan caminos intermedios por los cuales los seres humanos transitan, siendo constante el movimiento y la ocurrencia de hechos que en muchas ocasiones ni siquiera percibimos. Es por esto que se habla que la vida es cíclica, vamos de un extremo a otro, como un péndulo, que a través del tiempo pareciera hacernos repetir ciertos acontecimientos aunque sea en condiciones y contextos diferentes. Esta complejidad del entorno nos invita a comprender que el desarrollo pasa por fortalecer nuevas habilidades, cambiar hábitos, relativizar costumbres, desmontar creencias, ejecutar acciones nuevas, en fin, se necesita asumir el cambio como parte del buen desempeño de vida y en los diversos ámbitos que nos desenvolvemos.

El cerebro nos entrega la gran posibilidad de generar los cambios que necesitamos, es por esto que en neurociencia resulta interesante el concepto de plasticidad cerebral. La neuroplasticidad asume que a lo largo de la vida la transformación del cerebro es constante. La experiencia y el entorno cambian los circuitos neuronales, lo que quiere decir que el cerebro es un órgano esencialmente adaptativo. El mecanismo de la neuroplasticidad permite a las neuronas reorganizarse generando nuevas conexiones y ajustando sus acciones en respuestas a nuevas situaciones. El investigador argentino Facundo Manes sostiene "La neuroplasticidad existe a diferentes niveles: a nivel molecular, a nivel celular, y a nivel de las conexiones de las células del sistema nervioso entre sí (circuitos). Uno de los desarrollos fundamentales de la plasticidad se da a nivel de la conexión entre las neuronas (la denominada "sinapsis"). La plasticidad sináptica es la capacidad que las neuronas tienen para alterar su capacidad de comunicación entre ellas. Cada vez que nos enfrentamos a una nueva pieza de información que se debe almacenar en nuestra memoria, se generan nuevas sinapsis, se fortalecen otras, algunas se debilitan y otras se podan. Este proceso representa un mecanismo evolutivo fundamental de aprendizaje, presente en organismos básicos como la aplysia (un molusco) y complejos como nosotros los humanos.

También evidenciamos plasticidad cerebral en el nivel de los grandes circuitos: si un hemisferio cerebral se lesiona, el hemisferio intacto puede – a veces- llevar a cabo algunas de las funciones de su par afectado. Esto sucedería porque se desenmascaran conexiones de circuitos neuronales preexistentes pero que eran poco funcionales hasta ese momento. El cerebro es capaz así de compensar parcialmente el daño al reorganizar y formar nuevas conexiones entre neuronas intactas.

Es evidente que la neuroplasticidad constituyó uno de los principales mecanismos a través de los cuales las especies fueron evolucionando a lo largo del tiempo, y se adaptaron así a cambios del ambiente más allá de aquello que estaba predeterminado genéticamente".[25] Con esto se entiende que la capacidad de nuestro cerebro es gigantesca, que podemos ser capaces de lograr lo que nos propongamos e incluso romper el mito de lo genéticamente heredado. En esto el científico John Ratey lo decía todo concluyendo "Hay más posibilidades de conexiones entre neuronas en el cerebro que cantidad de átomos en el universo".

Las Neuronas Espejo.

Los seres humanos tenemos la notable capacidad de sentir, en carne propia, cuando ocurre algún hecho a los demás, somos capaces de generar sensaciones ante situaciones, como por ejemplo, un partido de fútbol, cuántas veces no hemos sentido angustia, nerviosismo, alegria, etc. cuando nos encontramos de espectadores de un partido de fútbol decisivo. Esta capacidad humana innata se la debemos a las denominadas neuronas espejo. Estas neuronas fueron descubiertas por el equipo del neurobiólogo Giacomo Rizzolatti logrando concluir que se encuentran relacionadas con los comportamientos empáticos, sociales e imitativos. Por tanto, una neurona espejo es una célula nerviosa que se activa en dos situaciones:

1. Al ejecutar una acción.

2. Al observar ejecutar una acción.

El segundo punto quiere decir, que la neurona reproduce la misma actividad neuronal correspondiente a la acción percibida, pero sin efectuar la conducta de manera externa.

Las neuronas espejo se ubican en la corteza frontal inferior del cerebro, cercana a la zona del lenguaje. Estas son las células encargadas de hacernos bostezar cuando una persona cercana bosteza, o de que imitemos un gesto sin saber por qué.

La empatía encuentra en las neuronas espejo su explicación permitiendo las conductas de ayuda a los demás y la adaptación como seres esencialmente sociales. Al respecto, Rizzolatti señalaba "Somos criaturas sociales. Nuestra supervivencia depende de entender las acciones, intenciones y emociones de los demás. Las neuronas espejo nos permiten entender la mente de los demás, no sólo a través de un razonamiento conceptual sino mediante la simulación directa. Sintiendo no pensando".

Ramachandran llama a las neuronas espejo "neuronas de la empatía" por ser las implicadas en la comprensión de las emociones de los otros.

Más adelante conoceremos la importancia de estas neuronas dentro del concepto de la inteligencia emocional como fortaleza básica de un liderazgo efectivo.

El Cerebro y las emociones. Pensamiento de Antonio Damasio.

Como antesala de lo que será el capítulo de las emociones y la inteligencia emocional, resulta clarificador comprender el funcionamiento cerebral relacionado al mundo de las emociones, al respecto, como se ha expuesto, el sistema límbico es el centro motor de de la existencia de las emociones, sin embargo, recurrir a los planteamientos de Antonio Damasio nos permitirá enfocar la temática de una manera interesante y vital para la cabal comprensión del cerebro humano.

Antonio Damasio nace en 1944 en la ciudad de Lisboa Portugal, estudia medicina en la Universidad de Lisboa y se convierte en doctor por la misma universidad, destacan sus obras "El error de Descartes", "El cerebro creó al hombre" y "En busca de Spinoza". Resulta atractivo y muy llamativo poner en jaque el planteamiento del gran Descartes "pienso luego existo", pues será el propio Damasio después de años de investigación quien logra desafiar y dejar off side este clásico planteamiento. En su obra el error de Descartes logra cambiar la forma de entender los procesos mentales en general proponiendo su hipótesis del marcador somático, entendido como el mecanismo por el cual los procesos emocionales guían e influyen en la conducta, y especialmente en los procesos de toma de decisiones.

Damasio entiende que las emociones son elementos que afectan el proceso de aprendizaje, es decir, influyen en el proceso de toma de decisiones. Esto implica que todo proceso comienza con el conocimiento de los hechos, o sea, todas aquellas señales que estamos viendo y escuchando en un momento dado, unidas a mi voz y a como me siento, son llevadas al lugar del cerebro donde serán mezcladas conjuntamente, de forma que generen un efecto. Todas estas diferentes señales se unen entre si en una región conocida como la entorhinal cortex, siendo una zona con pequeñas colinas lisas donde se localizan los grupos de neuronas que se unen con las conexiones que llegan y que se pueden ver a simple vista. En definitiva, el aprendizaje y la memoria no se basan exclusivamente en los hechos, sino que hay algo más; aprendemos conjuntamente y de manera automática, de los hechos y de la señal emocional que aparece al mismo tiempo y que termina provocando un sentimiento que proviene de esa emoción.

En consecuencia, la imagen fría y racional de un líder queda en absoluta tela de juicio dado que como todo ser humano las emociones inciden en su actuar y decidir. El tema es cómo me hago más inteligente emocionalmente. En esto procederemos a recatar las principales ideas de Damasio en sus obras.

El Error de Descartes. [26]

Para Antonio Damasio el filósofo francés René Descartes estaba muy equivocado al plantear que la mente se encontraba totalmente separada del cuerpo, siendo un ente pensante cuya esencia era el razonamiento consciente no afectado por los efectos físicos. Al avanzar en las diversas investigaciones en pacientes que tenían daños en la corteza prefrontal, Damasio concluyó que la razón está presente en la entidad física de cada persona. En este sentido, las emociones y otros estados arraigados en lo físico influyen de manera importante en las cosas que son objeto de razonamiento de las personas, sino además en el modo en que razonan. Sin estas los seres humanos no podrían tomar decisiones o tomarían decisiones contraproducentes.

El texto parte analizando el caso de Phineas Gage (1848), un trabajador de la construcción de una línea férrea de Vermont, USA. Al producirse una explosión, una barra de hierro penetra por la mejilla izquierda de Gage, perforando la base del cráneo y atravesando la parte frontal del mismo. Increíblemente Gage no perdió el conocimiento y, al cabo de dos meses, se recuperó. Lo sorprendente es que no tenía dificultades para hablar y moverse, sin embargo, la persona que era comenzó a experimentar cambios de personalidad estando lejos de los responsable que era y pasó a convertirse en una persona inestable, incapaz de tomar decisiones adecuadas. Su conducta revelaba una conexión entre la racionalidad deteriorada y una lesión concreta.

En conclusión, los circuitos cerebrales que se ocupan conjuntamente de las emociones y de la toma de decisiones suelen participar en la gestión cognitiva y el comportamiento social.

En relación a la idea de la mente y el cuerpo es que la mente no sería como es, si no fuera por la interrelación entre el cuerpo y el cerebro durante la evolución, durante el desarrollo individual y en el momento presente. En consecuencia, los fenómenos mentales sólo pueden comprenderse en el contexto de la interacción de un organismo con su ambiente. Poseer una mente implica la capacidad de formar representaciones neuronales que pueden convertirse en imágenes, ordenadas a través del pensamiento, e influir en el comportamiento para predecir, planificar y elegir. Esto es lo que nos conduce hacia la consciencia.

Importante resulta destacar de esta obra es la diferencia que hace de los conceptos emoción y sentimiento. La ocurrencia de una emoción trae consigo un conjunto de cambios del estado corporal conectados a determinadas imágenes mentales que han activado un sistema cerebral específico. Es decir, un estímulo desencadena una reacción automática, por tanto, cuando somos capaces de percibir un estímulo generador del entorno, la reacción en el cuerpo es determinada por el cerebro y las ideas que acompañan a esta reacción conforman lo que denominaremos el sentimiento.

Por todo esto, resulta fundamental los planteamientos expuestos en el capítulo sobre liderazgo e inteligencia emocional, más aún cuando la posibilidad es el surgimiento de emociones positivas y negativas condicionan fuertemente nuestra relación con el medio. Es así como toma sentido el desarrollo de una educación adecuada para los niños y jóvenes, inclusive adultos, los cuales es menester llevar por el camino del aprendizaje de la gestión emocional, incentivando las emociones buenas e intentando mitigar las malas.

En relación al marcador somático Damasio levanta una hipótesis que plantea que las emociones ayudan en el proceso de razonamiento. Los marcadores somáticos constituyen un tipo especial de sentimientos, adquiridos mediante la experiencia, que ayudan a deliberar resaltando algunas opciones.

Como bien se conoce el planteamiento de Descartes "Pienso luego existo", Damasio propone "Existo, luego pienso", siendo esto, según palabras del autor el verdadero error. El avance y desarrollo hacia una mente más compleja posibilitó el pensar, siendo parte del proceso de evolución humana, lo que implica que aún convive en nosotros ese cerebro primitivo llevadero a reacciones fruto del vivir a base las emociones, posteriormente la transformación de nuestro cerebro logró constituir una zona que nos entregó el don de razonar, siendo la actual convivencia que rige nuestro actuar. Como efecto surge el uso del lenguaje para comunicar y organizar mejor el pensamiento.

Con todo esto se concluye que primero fue el ser y sólo más tarde, el pensar. Como dice Damasio, "la comprensión global de la mente humana debe relacionarse con un organismo completo, formado por la integración del cuerpo propiamente dicho y el cerebro, y completamente interactivo con un ambiente físico y social".

El Cerebro creó al hombre.

En esta obra Damasio aborda el complejo tema de la consciencia, desliza la idea, relacionada con este texto, señalando "del cerebro no nos importan sólo sus funciones neurológicas o mentales sino también sus efectos en el cuerpo". De esto se desprende que el cerebro desempeña funciones que aún se desconocen sobre lo que el investigador Pascual Leone llamó la salutogénesis, es decir, el mantenimiento y promoción de la salud y por tanto la capacidad del cerebro de provocar enfermedades o evitarlas.

La consciencia se compone de dos elementos fundamentales: El yo y la mente.

La mente sería el escenario donde se dan cita los fenómenos mentales, por su parte el yo es como un observador escondido, algo así como un metaobservador, la sede de la autoconsciencia. Es decir, el yo es el observador escondido que mantiene relaciones constantes con su cuerpo a través de la interocepción y la propiocepción, a través del tallo cerebral.

"El lenguaje, la conciencia moral y la creatividad son tres rasgos del ser humano que no se habrían desarrollado si no tuviera conciencia de si mismo, de su propia existencia". En este libro Damasio lanza una hipótesis, fundamentada en investigaciones del propio autor, sobre cómo el cerebro pasó de ser una máquina que responde a estímulos a un generador de la mente, y cómo ésta originó nuestra subjetividad.

Finalmente cabe citar lo señalado por Damasio en el capítulo 10 de la obra definiendo una visión de conjunto de la hipótesis planteada.

"Ha llegado el momento de reunir los hechos en apariencia dispares y las hipótesis acerca del cerebro y la conciencia que hemos presentado en los capítulos anteriores. Empecemos por abordar una serie de preguntas que posiblemente habrán surgido ya en las mentes de los lectores.

1. Dado que la conciencia no reside en un centro cerebral, ¿se puede decir que los estados mentales conscientes se asientan de manera predominante en ciertos sectores del cerebro y no en otros? La respuesta es inequívocamente afirmativa. Creo que los contenidos de conciencia a los que tenemos acceso son ensamblados principalmente en el espacio de imágenes de las regiones corticales iniciales y superiores del tronco encefálico, el "espacio compuesto de realización" del cerebro. Lo que ocurre en ese espacio, sin embargo, es diseñado a cada momento por las interacciones con el espacio disposicional, que organiza de manera espontánea imágenes en función de la percepción continua y de los recuerdos. En cualquier momento dado, el cerebro consciente funciona de manera global, pero lo hace de una manera anatómicamente diferenciada.

2. Cualquier referencia a la conciencia humana concita visiones de una corteza cerebral altamente desarrollada y, aún así, he escrito muchas páginas relacionando la conciencia humana con el humilde tronco del encéfalo. ¿Estoy dispuesto a pasar por alto el saber recibido y señalar al tronco encefálico como el principal agente de los procesos conscientes? No precisamente. La conciencia humana requiere tanto de la corteza cerebral como del tronco encefálico. La corteza cerebral no puede hacerlo todo ella sola.

3. Tenemos un conocimiento cada vez más extenso del funcionamiento de los circuitos neuronales. Los estados mentales se han vinculado a los ritmos de activación (descarga) de las neuronas y a la sincronización de los circuitos neuronales por medio de la actividad oscilatoria. Asimismo sabemos que, comparado con el de otras especies, el cerebro humano tiene un mayor número de áreas cerebrales y más especializadas, sobre todo en su corteza; sabemos que la corteza cerebral humana (junto con la de los grandes simios, las ballenas y los elefantes), contiene un tipo de neuronas de un tamaño inusitadamente grande, conocidas como neuronas "en huso" o de Von Economo; y sabemos que las ramificaciones dendríticas de algunas neuronas de la corteza prefrontal en los primates son especialmente abundantes, tanto si las comparamos con las de otras regiones corticales como si lo hacemos con las de otras especies. ¿Estas características que acabamos de descubrir bastan para explicar la conciencia humana? La respuesta es no. Estas características ayudan a explicar la riqueza de la mente humana, el inmenso panorama al que tenemos acceso cuando la mente se hace consciente como resultado de una variedad de procesos de formación de sí mismos. Pero no explican per se cómo se genera el sí mismo ni la subjetividad, si bien sabemos que algunas de estas mismas características desempeñan cierto papel en los mecanismos del sí mismo.

4. A menudo los diversos intentos dirigidos a explicar la conciencia ignoran los sentimientos. ¿Puede haber conciencia sin sentimientos? La respuesta es que no. Desde un punto de vista introspectivo, la conciencia humana siempre conlleva sentimientos. Se pueden poner en tela de juicio, sin duda, los supuestos méritos de la introspección, pero dejando a un lado esta cuestión, nos es preciso explicar por qué los estados conscientes se nos presentan de la manera en que lo hacen.

5. Según la hipótesis que he presentado, los sentimientos y sus estados son generados en amplia medida por los sistemas neurales del tronco encefálico como consecuencia de su diseño y posición particulares con respecto al cuerpo. Un escéptico podría sacar la conclusión de que no he respondido a la pregunta de por qué sentimos los sentimientos de la manera en que lo hacemos, y mucho menos a por qué sentimos los sentimientos como algo determinado. Estoy en parte de acuerdo en este punto, y en parte disiento. No he aportado, ciertamente, una explicación exhaustiva de la formación de los sentimientos, pero si he propuesto una hipótesis concreta, algunos de cuyos aspectos pueden ser comprobados"[27]

Resulta de gran ayuda comprender que los aportes de Antonio Damasio en esta obra enriquecen la idea de la inteligencia emocional, explicando la naturaleza de la conciencia y el cómo debemos gestionarla. Desde esta perspectiva, Daniel Goleman resalta la capacidad de autoconciencia como característica de un ser emocionalmente inteligente.

En busca de Spinoza.[28]

Aquí Damasio expone su acuerdo con el destacado filósofo Spinoza señalando que cuando a mediados del siglo XVII, Descartes propuso la separación tajante entre el cuerpo y la mente, en la misma época, Spinoza supo ver el error que cometía el filósofo francés y abolió dicha división, consciente de que en las emociones se encontraba el fundamento de la supervivencia y la cultura. De esta manera el filósofo Spinoza inicia el camino a la moderna neurofisiología. En conclusión, "los sentimientos son los cimientos de nuestra mente, revelaciones del estado de la vida en el seno del organismo entero".

En esta obra se plantea que las emociones son acciones o movimientos, muchos de ellos públicos, visibles para los demás pues se producen en la cara, en la voz, en conductas específicas. Los sentimientos, en cambio, siempre están escondidos, como ocurre necesariamente con todas las imágenes mentales, invisibles a todos los que no sean su legitimo dueño, pues son la propiedad más privada del organismo en cuyo cerebro tiene lugar.

Las emociones se presentan en el teatro del cuerpo. Los sentimientos se representan en el teatro de la mente. Las emociones y el sinnúmeros de reacciones que les sirven de fundamento forman parte de los mecanismos básicos de la regulación de la vida, pero a un nivel superior. Las emociones y las reacciones relacionadas parecen preceder a los sentimientos en la historia de la vida. Las emociones y los fenómenos asociados son el fundamento de los sentimientos, los acontecimientos mentales que forman la base sólida de nuestra mente y cuya naturaleza deseamos dilucidar.

En definitiva, el liderazgo requiere de la autogestión de emociones y comprender que los seres humanos somos unidades sistémicas absolutamente interactúantes, con un cerebro de funciones variadas y complejas que otorgan la infinita posibilidad de mejorar y desarrollarnos, sostenedor de la mente y los sentimientos, cuya acción replica permanentemente en el cuerpo y por tanto en el medio que nos rodea. Visualizar y valorar esta organización humana resulta clave para generar el autoliderazgo, primer paso de un liderazgo efectivo. En consecuencia, si importante resulta la inteligencia emocional en el líder, vital se torna la conciencia de quiénes somos y cómo funcionamos bioneuroemocionalmente.

La Bioneuroemoción.

Cabe considerar la Bioneuroemoción en esta tesis, en relación a los efectos que tiene el cerebro y la mente en nuestro cuerpo. Desde esta disciplina surge una gran posibilidad de autocontrolar aquellos aspectos que impactan negativamente en nuestras vidas.

"La Bioneuroemoción es un método integrador y holístico que estudia la correlación entre:

a) Las emociones inconscientes (provocadas por situaciones que el individuo ha vivenciado como impactantes) y su expresión y localización en el sistema nervioso.

b) Las modificaciones que estas emociones provocan en la biología.

Estas modificaciones se manifiestan a través de un síntoma, dolencia o desajuste orgánico, mental o conductual. Dicho desajuste opera como un mecanismo de adaptación biológica que incluye los comportamientos inconscientes transmitidos de generación en generación.

Asimismo la Bioneuroemoción propone vias para tomar conciencia y cambiar estas emociones, y de esta forma contribuye a la disminución o remisión del desajuste observado (con la consiguiente mejora de la calidad de vida y del bienestar social), lo que a su vez potencia el resultado de otras intervenciones de carácter socioeducativo y sanitario.

En resumen, la BNE es el cambio neurológico que produce un cambio biológico a través de la emoción. Su objetivo fundamental es encontrar el equilibrio bioemocional que contribuye al incremento de la calidad de vida del individuo y de la sociedad".[29]

El conocimiento de la Bioneuroemoción se ve reforzado por recientes estudios de neurocientíficos de la Universidad de Pittsburgh de los Estados Unidos, quienes han descubierto la red neural que conecta la corteza cerebral a una zona de la glándula suprarrenal o adrenal, siendo la médula adrenal la responsable de la rápida respuesta del cuerpo ante situaciones de estrés. Esto consolida la teoría de la conexión entre mente y cuerpo dejando claro que los distintos estados mentales como el estrés y la depresión alteran nuestras funciones orgánicas, siendo real la base anatómica para las enfermedades psicosomáticas. En definitiva, estos resultados pueden ayudar a explicar los beneficios de la meditación y otros ejercicios como el yoga y el Pilates son de gran ayuda para cambiar la respuesta del cuerpo ante el estrés físico, mental y emocional.

Desde aquí surge otro argumento importante para abordar la temática de las creencias y su relación con las emociones, es decir, no sólo nos permiten alcanzar objetivos ilimitados, sino además, condicionan nuestro organismo. Al respecto, Einstein señalaba "si no te gusta el mundo que ves, quiero que sepas que no lo puedes cambiar, mas si cambias uno de tus pensamientos sobre él, cambiará tú universo".

El Líder conoce su cerebro y sabe de lo que es capaz.

Ya lo decíamos en párrafos anteriores y que importante es conocerse a sí mismo, frase tan reflexionada por filósofos e intelectuales de todas las épocas. Más aún un líder cuyas acciones encuentran poderosa réplica en seguidores y admiradores. La habilidad de dirigir y dirigirse requiere primero del conocimiento y se fortalece a medida que nos hacemos "sabios" a base del aprendizaje.

El cerebro humano, como se aprecia es flexible, adaptado a las circunstancias, gobernable si somos conscientes, importante información todo esto sin duda. Para esto y para complementar lo señalado, abordaré la importancia de las creencias, el desmontaje de las creencias negativas, la formación e incubación de creencias positivas. en fin, la relevancia para el desplome de barreras y el máximo desarrollo del potencial humano y en específico del liderazgo.

Por todo esto, y dada la capacidad de autoinfluenciarnos, de influenciar a otros y de autogestionarnos, inclusive en el mundo de las creencias, es que me parece oportuno citar al Doctor en Biología, profesor e investigador en la Universidad de Barcelona David Bueno i Torrens, quien señala en su libro, "Cerebroflexia, el arte de construir el cerebro", "Llevo más de doscientas cincuenta páginas hablando del cerebro, de cómo se construye y reconstruye, de genes y de neuronas, de plasticidad neural y de flexibilidad y reserva cognitiva, en relación con aspectos mentales tan complejos y al mismo tiempo útiles y fascinantes como las emociones, el pensamiento racional, la toma de decisiones, la empatía, la motivación, el optimismo, la búsqueda de novedades, la creatividad y un larguísimo etcétera. A pesar de ello, sin duda quedan cosas en el tintero, pero creo que he resumido, o al menos esa ha sido mi intención, los conocimientos actuales en neurociencia cognitiva aplicados a nuestro propio cerebro y al de aquellos que nos rodean, con el objetivo de que de manera consciente podamos sacarles el mejor provecho individual y colectivo, en pro del bienestar y dignidad humanos.

La plasticidad empieza antes del nacimiento y no solo no se detiene nunca, sino que, además, todos contribuimos directa o indirectamente a ella, tanto en nuestro propio cerebro, a partir de cualquier actividad que realicemos e incluso a partir de los propios pensamientos, como en el de los demás, con nuestras actitudes, miradas, palabras y actos. A través de la educación y del ejemplo, de todos y cada uno de nosotros. Una doble responsabilidad, individual y social, y también una doble oportunidad para usar la Cerebroflexia en pro del bienestar y dignidad humanos. Un auténtico reto que debería empoderarnos a todos, pero sobre todo una magnífica oportunidad para autoconstruir nuestro cerebro. Creo que jamás como ahora los resultados de investigaciones científicas habían proporcionado un marco tan interesante para comprender la humanidad y profundizar en ella"[30].

Comprendiendo el poder de la mente humana y el buen uso de nuestro cerebro, el fortalecimiento de la inteligencia emocional, y por último el valor que toma, sobre estos aspectos, el mundo de las creencias, nos lleva a concluir que el aprendizaje consciente de esta cuestión, constituye la garantía de formación de grandes líderes, personas fortalecidas, buenos ciudadanos y grandes líderes sociales y políticos.

Capítulo 5.

El Liderazgo y la Inteligencia Emocional

La gestión de emociones resulta la clave del líder, más aún, si hablamos del nuevo Filósofo Rey, la capacidad de autoliderarse es, a mi juicio, el primer requisito de un líder efectivo. Mejor resulta la comprensión de las emociones y del concepto de inteligencia emocional al ya conocer la estructura y funcionamiento del cerebro humano, cuyas características no sólo generan las emociones, además nos entrega las herramientas para ser inteligentes emocionalmente, situación fruto del desarrollo evolutivo del mismo.

"Lo que realmente importa para el éxito, carácter, felicidad y logros vitales es un conjunto definido de habilidades sociales, no solo habilidades cognitivas que son medidas por test convencionales de coeficiente intelectual."

Daniel Goleman

El mundo de las emociones constituye un apasionante campo de estudio, desde la perspectiva de cómo son parte inherente a nuestra naturaleza humana y de qué manera estas inciden en nuestras decisiones de vida, sean estas diarias o actos trascendentes como el decidir contraer matrimonio, escoger una carrera profesional, etc. Por su parte la temática del liderazgo al ser estudiada, en cuanto actitud y conducta, encuentra sus fundamentos y explicaciones en el porqué de las decisiones y la manera en que las emociones juegan un rol básico a la hora de comprender el accionar del líder. Toda persona asume rol de líder en ciertos contextos o etapas de la vida, desde lo familiar hasta los ámbitos en que pueda desempeñarse la persona, por tanto todos somos líderes en algún momento, en algún contexto y en circunstancias, en donde, aquellos que mejor se adaptan al escenario logran generar un grado de influencia y tener claridad del rumbo a seguir.

Para Daniel Goleman existen dos inteligencias interactúantes, la inteligencia emocional y la inteligencia racional y será el justo equilibrio entre estas la clave del exitoso desarrollo social de la persona. No deja de ser indispensable para el buen líder esta condición.

La política, foco de atención de esta tesis, constituye el ámbito del líder al cual estamos reflexionando, y por cierto sus condiciones y competencias en una actividad cuyo desprestigio es una realidad. Justamente será la inteligencia emocional y las creencias asociadas la explicación del porqué de muchas conductas actuales que a nuestros ojos riñen con la ética, la moral y el buen vivir en la sociedad, dando pie a buscar un camino que nos lleve a una propuesta de "construcción" de liderazgos fruto de procesos de aprendizaje que nacen desde la más temprana edad y la explicación de lo necesario de comprender e internalizar la relevancia que tiene la educación desde la primera infancia. De este proceso debiera esperarse que los futuros líderes políticos y ciudadanos sean personas con autoconciencia, autocontrol, automotivación, empatía y visión de futuro con focalización del bien común. Además de lograr que cada persona entienda que las herramientas para el progreso está en si misma y por tanto los lideres generar los espacios para una sociedad libre que apunte al desarrollo individual y social. En consecuencia, generar ciudadanos más conscientes del espacio que tienen para su desarrollo y también más conscientes de los derechos del resto y de los límites del actuar en sociedad. Todo esto no se logra de un momento a otro, requiere de una decisión histórica y de generar un compromiso de diversos actores para llevar a cabo los procesos de aprendizaje que requiere la sociedad actual, cuyos síntomas son el reflejo de la necesidad de este nuevo caminar.

"Cada persona encierra dentro de sí un amasijo de sentimientos y emociones tras los recuerdos y las memorias, los fracasos, las pérdidas o la alegría vivida. Como el respirar o el dormir, sentimos y nos emocionamos de forma instintiva. Allí dentro, en la caja oscura del cerebro, grabadas en cada célula y cada nervio del cuerpo, mandan nuestras emociones, sobre todo las emociones del pasado, que condicionan nuestra forma de sentir el mundo en el presente."[31]

¿Qué son las emociones? " ¿Es un estado del alma? ¿Un estado de ánimo? ¿Una sensación física, un rubor en la cara, una palpitación del corazón, una inquietud en el pecho, unos ojos lánguidos?. Es todo esto y mucho más, muy difícil de precisar.

Generalmente las personas dicen "estar emocionadas" cuando tienen una impresión muy fuerte, como de excitación, pero se refieren la mayoría de las veces a sólo algunos estados emocionales, tales como por ejemplo una gran alegría, una pena profunda o bien una mezcla melancólica de las dos. "Cuando lo vi aparecer bajando del avión después de una larga ausencia, me emocioné tanto que me puse a llorar", o bien "me sentí muy emocionado cuando ví a mi hijo ganar el premio en las olimpiadas" o "cuando tuve a mi hijo recién nacido en mis brazos, me emocionó ver lo frágil que era."

Curiosamente cuando estamos enojados o ansiosos, o sexualmente excitados no decimos estar "emocionados"…

¿Cómo nos damos cuenta del estado emocional en que nos encontramos?

Muy a menudo no lo vemos nosotros mismos, aunque es evidente para el observador. "Pero por qué se enoja", nos dice la muchacha que gentilmente nos ha servido el café. "No estoy enojado", contestamos sin estar conscientes de la expresión de fastidio que reflejamos en el rostro, ni de que hemos tomado la taza con un gesto brusco. Estos indicios, de los que generalmente no nos damos cuenta, son perfectamente claros e inequívocos para el otro. Esto quiere decir que, ante todo, nos lo propongamos o no, estos signos emocionales comunican siempre algo, aunque la comunicación sea exclusivamente no verbal.

Esta forma de comunicación, técnicamente denominada "paralingüística", puede en muchos casos tener más importancia que el contenido gnóstico (de conocer) de las palabras. Es más, incluso puede estar en total desacuerdo con lo que decimos."[32]

Es evidente que las emociones que brotan desde el sistema límbico se reflejan por medio de las expresiones de nuestro cuerpo, no hay que olvidar que los seres humanos comunicamos constantemente y querer ocultar una emoción "por los dichos" es como querer "tapar el sol con un dedo", siempre nuestro cuerpo comunicará, de alguna forma, la verdad.

Por tanto, las emociones nos condicionan en el actuar, están en cada decisión que tomamos y su existencia será determinante en el destino de cada uno. Constituyen parte interactuante del sistema conductual de cada persona y también se encuentran condicionadas por el variable entorno, del cual percibimos, según nuestras creencias, provocando el disparo emocional de acuerdo a las circunstancias. Por este motivo y más adelante, se abordará la temática de las creencias y su importancia en los seres humanos.

Al respecto, interesante resulta el planteamiento de Federico Fros Campelo, en cuya obra "Mapas emocionales" se refiere al backstage de las emociones, es decir, que hay "detrás de escena", de nuestras acciones cotidianas. Es así como define, de un modo muy pedagógico, funciones emocionales.

"¿Qué son las funciones emocionales?

Las funciones emocionales son "programas" internos que generan emociones. Estos programas se activan gracias a tus interpretaciones de las circunstancias y de lo que te pasa.

  • Las funciones emocionales no son emociones, y en si misma no se sienten.

Quiero que dejes de ver a tu cuerpo exclusivamente como algo sólido y tangible, lleno de cosas por dentro. Quiero que lo empieces a ver también como un conjunto de procesos.

¿Sabes cómo se llaman los procesos que se realizan dentro de los seres vivos y que contribuyen a la conservación de la especie?, Se llaman funciones. Las funciones vitales incluyen la respiración y la alimentación. Si te pregunto cómo te alimentas, por ejemplo, antes de que me hables de la boca, las muelas y el estómago, quiero que pienses en lo que tu cuerpo tiene que hacer: la salivación, la trituración, la digestión y la excreción son procesos muy concretos que pueden considerarse funciones, por los siguientes motivos:

  • Cada una hace algo distinto e independiente de los otros procesos.

  • El resultado de cada una puede ser usado por otra función.

  • Cada una exige recursos muy particulares (determinados órganos o combinación de ellos).

Claro, ya sé lo que me vas a decir. Que dentro de esas funciones, a su vez, hay procesos menores. Sí, exactamente. Y estos procesos se van haciendo cada vez más pequeños hasta llegar a procesos que no ves ni sientes, como, por ejemplo, la función de trasporte de la glucosa por el torrente sanguíneo hasta los músculos de tus extremidades (si vieras esto serías una especie de terminator, que tiene tablas y datos superpuestos en su campo visual. Que no veas ni sientas una función no significa que esa función no exista.

Dentro de tu cuerpo están sucediendo miles y miles de cosas constantemente. En tu cerebro también. La información visual, por ejemplo, que va desde la retina (fondo del ojo) hasta las neuronas de la corteza cerebral, primero se fragmenta y se convierte en impulsos eléctricos, para luego recomponerse en la parte de atrás de tu cabeza sin que tengas noción alguna de ese proceso. Y eso que el sentido de la vista tiene que resolverse al instante y de manera permanente.

¿Te cuento cómo sientes emociones, entonces?. El cerebro, más que un órgano, es un conjunto de órganos con muchas funciones. Algunas de esas funciones te permiten sentir. Los últimos descubrimientos en neurociencias revelan que nuestras emociones están sustentadas en varios sistemas de procesamientos muy concretos y distintos el uno del otro.

Así como la alimentación es un proceso superior respecto de la digestión, las emociones que experimentas son un proceso superior respecto de las funciones emocionales. Las funciones emocionales están dentro de las emociones, son sus "componentes". No sientes una función emocional directamente (como tampoco sientes el trabajo de tu cerebro resolviendo los impulsos eléctricos de la retina). A nivel de las funciones emocionales, no hay tal cosa como tristeza o alegría. Son tan profundas que tiene su propia lógica, o su propia "emógica", si me das lugar para acuñar el término. Para que lo entiendas mejor, quiero enfatizar el paralelo con la percepción. Porque nuestro cerebro también tiene funciones que procesan nuestros sentidos, como el de la vista. En la medicina se registraron ciertos casos de lesiones cerebrales que producen disociaciones fuertes. Se trata de patologías que causan déficits perceptivos muy específicos. Resultan muy informativas sobre nuestros mecanismos cerebrales, porque contribuyen a reconocer la organización de nuestro cerebro en unidades de funciones.

Los pacientes con acromatopsia son testimonio de que la percepción del color se procesa de forma independiente de otras funciones visuales. Por culpa de daños concretos sobre ciertas áreas cerebrales, estos pacientes han perdido exclusivamente la visión del color y perciben las superficies como grises o mugrientas.

¡Incluso la percepción del movimiento es independiente!. Hay algunas personas con la inquietante acinetopsia: su función de detección del movimiento no opera correctamente. Perciben que los objetos cambian de posición, pero recién una vez que el cambio ya sucedió. No son capaces de ver la trayectoria completa, de ver cómo se mueven. Por ejemplo, no reconocen la fluencia del vapor ni el llenado de una taza de té, sino que en un momento la ven vacía y en otro momento la ven llena.

Hay otros casos clínicos que aportan pruebas de que nuestro cerebro procesa las emociones mediante funciones emocionales. Estos casos constituyen disfuncionalidades emocionales tan concretas como lo son las disociaciones fuertes a nivel de la vista. Existen individuos que, debido a una determinada lesión cerebral, no pueden sentir compasión o vergüenza ( en circunstancias que normalmente correspondería sentirlas), pero si pueden sentirse felices, tristes o temerosos exactamente igual que antes de que apareciera la lesión. Es que la lesión desarticula los recursos de ciertas funciones, que son precisamente aquellas que no pueden encenderse más. Distintas emociones son activadas por distintas funciones.

Ahora bien, ¿Cuándo se ponen a trabajar las funciones emocionales?. Volvamos a apreciar nuestro organismo en general. En nuestros cuerpos hay innumerables procesos que suceden simultáneamente. Pero la mayoría de los procesos que nuestro organismo puede hacer están latentes, aguardando su turno para entrar en acción. La digestión, por ejemplo, no está en permanente funcionamiento. Las funciones de cada órgano están preparadas para ejecutarse sólo cuando corresponde, dependiendo de las condiciones en las que nos encontremos. Algo semejante ocurre con las funciones emocionales: se activan bajo ciertas condiciones. Las funciones están en stand by…: basta la señal indicada y comienzan a trabajar. Por eso podemos pensarlas como "programas". Como todo programa de computadora, algo debe activarlas. Algo debe disparar el enojo, algo debe motivarnos esperanza, algo debe llevarnos a sentir afecto por alguien cuando antes no lo sentíamos… ¿Sabes que activa esos programas?, la interpretación que hace tu cerebro de una determinada situación.

De acuerdo con tu interpretación de las circunstancias y de lo que te pasa se van activar ciertas funciones emocionales y no otras. Cada función emocional opera bajo un modelo "llave en cerradura". Es preciso que ciertas interpretaciones hagan la llave, a efectos de que encajen en el formato que satisface a esa función. Las funciones de procesamiento visual, por ejemplo, no reconocen como "llave" a los impulsos nerviosos que llegan de las vibraciones del tímpano, pero si reconocen los patrones de información que provienen de los nervios ópticos. Lo mismo pasa con las funciones emocionales, solo que con estímulos más complejos que una simple percepción (porque "interpretar" es más que solo "percibir"). Cada una de nuestras funciones emocionales requiere su "llave" particular para ser satisfecha.

Lo que llamamos "interpretación" es, en realidad, un gran cúmulo de procesos que hace tu cerebro. Dentro de estos procesos, podré reconocer de manera práctica:

  • Lo que percibes y aquello a lo que le estás prestando atención;

  • Lo que te motiva y lo que quieres, estés atento a ello o no;

  • Lo que crees y asumes como realidad (creencias);

  • Lo que esperas que suceda o lo que esperas de alguien (expectativas);

  • Los recuerdos espontáneos o la memoria intencional;

  • La imaginación y lo que elaboras creativamente;

  • Lo que reflexionas y razonas voluntariamente.

Como ya te diste cuenta, hay algunos de esos procesos que puedes dominar voluntariamente y otros que no. La velocidad a la que sucede toda la cascada de acontecimientos cerebrales hace que ni adviertas que estás dándole un sentido a la realidad a medida que la percibes. Buena parte de la interpretación opera antes de que seas consciente.

El mecanismo instintivo del miedo al ver una serpiente es un buen ejemplo de esto: por más que no hagas la interpretación de manera consciente e intencional, tu cerebro reconoce solito la forma y el movimiento de esos bichos y hace que te sobresaltes sin reflexionar. Una estructura cerebral llamada "amígdala" toma por si misma la decisión de que estás frente a algo riesgoso y así manda la orden a tu cuerpo de aumentar tu ritmo cardiaco y tu presión sanguínea, y prepara tus músculos para correr. (Esta interpretación activa la función correspondiente al miedo instintivo, pero no activa ninguna función relacionada con la vergüenza, la alegría o el afecto).

Acá aparece uno de los más grandes asuntos: las funciones emocionales se activan, en general, durante la parte no voluntaria del cúmulo de procesos de interpretación. Recién cuando te estás pegando el julepe – o incluso después – es que conscientemente adviertes si era una serpiente o una falsa alarma (un pedazo de soga movido por el viento). Es sólo entonces que puedes tomar una nueva decisión, como, por ejemplo, reforzar tu huida o tranquilizarte.

te imaginarás que para el caso de las emociones más sociales, aquellas no tan instintivas como el susto, cuándo se activan las funciones emocionales (y, por ende, cuándo comienzan tus emociones) dependerá no solo de cada circunstancia, sino también del aprendizaje que hayas hecho a lo largo de tu vida. Y por eso, porque lo que aprendemos queda automatizado en nuestro interior, también es válido afirmar que buena parte de tus respuestas sociales empiezan antes de que te des cuenta.

Los procesos voluntarios de tu interpretación suelen aparecer después de que las emociones ya empezaron. El trabajo que debemos hacer sobre nosotros mismos consiste en reforzar las funciones emocionales ya activadas, desactivarlas o, incluso, activar otras diferentes. La "inteligencia emocional" puede pensarse desde este ángulo: haciendo intervenir nuestra voluntad, podemos reinterpretar lo que pasa para desactivar a tiempo la emoción que no corresponde y promover un proceso emocional alternativo.

Además de provocar emociones y motivar respuestas, la interpretación estará sujeta a la emoción del momento. Cualquier punto de vista que adoptes estará influido por tu estado emocional subyacente. Si estás molesto con alguien, puedes llegar a ver amenazas donde no las hay…Cualquier estado emocional guía tu atención y te lleva a interpretar las circunstancias en sintonía con dicho estado. Esto se llama "atención selectiva".

Por eso es esencial que te entrenes en advertir qué funciones emocionales están protagonizando situaciones clave. ¿Quién está en todo momento contigo a cada instante que algo te detona una emoción?, nadie más que tu mismo. Es fundamental que conozcas tus mapas emocionales si quieres manejarte por el territorio de tus sentimientos y relaciones con los demás."[33]

¿Qué entendemos por inteligencia emocional?; ¿Qué beneficios trae consigo?; ¿Cómo se comporta un líder emocionalmente inteligente?. Muchas pueden ser las interrogantes y variadas las respuestas, he aquí la importancia de estudiosos como Daniel Goleman quien puso en la mesa el concepto y la inquietud en diversos intelectuales que comenzaron a encontrar las causas a muchos acontecimientos en las emociones.

Toda decisión humana tiene mayoritariamente un componente emocional, independiente de lo racional que se requiera de dicha decisión. desde una declaración de guerra, el haber decidido el lanzamiento de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki, hasta que carrera voy a seguir, en fin, muchas son las decisiones en la vida a pequeña escala o gran escala, pero todas tienen en común el componente emocional. Sin duda, nuestras emociones nos gobiernan pero el cómo nos gobierna es el tema, es decir, que tan consciente soy y que capacidad tengo de controlar mis emociones.

Para Goleman la Inteligencia Emocional se entiende como "La capacidad de reconocer nuestros propios sentimientos, los sentimientos de los demás, motivarnos y manejar adecuadamente las relaciones que sostenemos con los demás y con nosotros mismos". Más allá de la definición la inteligencia emocional constituye un paso importante en identificar el concepto de inteligencia desde una perspectiva distinta a lo que normalmente se entendía en las mediciones de coeficiente intelectual. Ya Howard Gardner avanzó notablemente diferenciando tipos de inteligencia que pueden darse en las personas y que constituyen la base de la diversidad, siendo estas: Inteligencia Lingüística; Inteligencia Lógica matemática; Inteligencia espacial; Inteligencia musical; Inteligencia corporal y cinética; Inteligencia interpersonal; Inteligencia intrapersonal.

Desde el punto de vista de la inteligencia emocional existen ciertas competencias que ayudan a evaluar y a reforzar los aspectos necesarios para el logro de una mejora en los aspectos de inteligencia emocional.

– Autoconocimiento.

– Autocontrol.

– Automotivación.

– Empatía.

– Habilidades sociales.

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