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¿Sin loteo no hay esquí? o ¿Sí al esquí, no al loteo? Análisis de una controversia ambiental



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Conceptos fundamentales
  4. Análisis de la controversia del cerro Perito Moreno
  5. Conclusiones
  6. Notas
  7. Referencias bibliográficas

Resumen

En este artículo se exponen los principales resultados del análisis de una controversia ambiental en El Bolsón, Río Negro, Argentina. Como no existe una teoría general para analizar controversias ambientales, se recurrió a una triangulación teórica en el marco del campo de la ciencia, la tecnología y la sociedad. La empresa a cargo de la concesión de las pistas de esquí, asevera que necesita de un negocio inmobiliario para garantizar las mejoras que debe realizar. Propone una urbanización que considera sustentable y es apoyada por un sector de la población, pero la escala de dicho proyecto y las tecnologías involucradas, forjaron una resistencia en otro sector de la población, que no la considera sustentable. Se investigaron las prácticas y representaciones de las partes en la construcción de la controversia y su proceso de cambio, por medio del análisis de fuentes y entrevistas en profundidad a informantes clave.

Palabras clave: controversia ambiental; percepción del riesgo; percepción de la naturaleza; movimientos sociales; resistencia a las tecnologías

Introducción

La gran mayoría de las investigaciones sobre controversias ambientales se ha desarrollado en los países centrales (Sabatini y Sepúlveda, 2002:44). Es necesario aumentar el acervo de estudios de esta índole en regiones periféricas ya que el contexto (que suele involucrar recursos naturales con poblaciones invisibilizadas) y su dinámica presentan diferencias.

Monografias.comMonografias.comMonografias.comEn
este artículo se exponen los principales resultados del análisis
de una controversia ambiental situada en El Bolsón1, Río Negro,
a partir de un en- foque multidisciplinario (sociología, filosofía,
ciencia política y sociología de la ciencia). Se estudiaron las
prácticas y representaciones de los diferentes actores (expertos de distintas
dependencias, asambleas de vecinos, funcionarios de diferentes dependencias
estatales y empresas) en la construcción de la controversia y en su proceso
de cambio, por medio del análisis de expedientes, de medios de prensa,
informes técnicos de empresas y organismos gubernamentales, y entrevistas
en profundidad a informantes clave. Dicha controversia gira en torno al proyecto
de desarrollo de una urbanización en un sector del cerro Perito Moreno
(El Bolsón, Río Negro) en un área protegida2 cercana a
las pistas de esquí. La escala del proyecto y las tecnologías
involucradas, en especial las propuestas para el manejo del agua, desde su toma
hasta el tratamiento de efluentes, han forjado una resistencia en un sector
de la población, que piensa que los costos ambientales serían
mayores que los beneficios económicos y sociales. Sin embargo, la empresa
que lo propone, Laderas s.a., quien ha estado a cargo de la concesión
de las pistas del cerro desde 2011, asevera que necesita del negocio inmobiliario
para garantizar las mejoras en el centro de esquí, porque la explotación
del centro por sí sola es económicamente inviable. Por lo tanto,
ha propuesto una urbanización que, según la empresa, mantiene
«un equilibrio entre el crecimiento social, ecológico y económico»3
y es apoyada por otro sector de la población, que además considera
que se beneficiaría la actividad turística en general. De todos
modos, en el estudio de los actores de la controversia, las partes polarizadas
se manifiestan a través de una gran variedad de matices en forma de gradiente
entre dichas posturas opuestas.

Cabe destacar la ausencia de información pública acerca de la visión de la comunidad técnico-científica de El Bolsón. Si bien diferentes organismos técnicos han sido involucrados en el proceso de evaluación del proyecto y algunos académicos independientes han analizado la información disponible argumentando en contra del proyecto, su trascendencia ha sido menor.

El territorio en cuestión (Imagen 1) presenta controversias anteriores. Primero, se intentó la construcción de un aeropuerto por parte de Joseph Lewis (empresario inglés propietario de tierras en la zona) en 2005. Luego, se intentó el traslado del aeropuerto de El Bolsón a esa zona, como parte de un proyecto de la gestión municipal en 2009, pero el 76 % de los votantes del plebiscito realizado al respecto se proclamó en contra de dicho proyecto.

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Imagen 1. Mapa ilustrando las distancias entre Bariloche, el cerro Perito Moreno, Mallín Ahogado y El Bolsón

Fuente: google maps

Monografias.comOtro aspecto controversial es la titularidad de las tierras a urbanizar. En ellas habitaba la familia Soria, que poseía un título de ocupación, que no permite su venta. En octubre de 2009, Mirta Soria obtuvo el título de propiedad por 1500 ha (a pesar de que ya poseía otras tierras), y lo subdividió, vendiendo a Maximiliano Mazza (uno de los dueños de Laderas s.a. y familiar de directivos de la empresa de Lewis) 850 ha en abril de 2010, a pesar de que tenía prohibición legal de venderlo durante 5 años4.

Esta controversia se entrelaza con la del centro de esquí, ya que Mazza es uno de los socios mayoritarios de la empresa Laderas s.a. El 17/6/10, dicha empresa presenta al Poder Ejecutivo municipal y provincial el proyecto de las mejoras de los medios de elevación y la urbanización con su declaración jurada ambiental preliminar y cartas de apoyo del Presidente del Club Andino Piltriquitrón (cap) y luego del intendente Oscar Romera. Este proyecto es aprobado en forma general por la municipalidad una semana después (25/6/10), y es presentado al Consejo de Ecología y Medio Ambiente (codema) el 12/11/10, aunque la licitación sucede en enero de 2011.

Monografias.comMonografias.comEl proyecto presentado consta de mejoras al centro de esquí, con 32 km de pistas con capacidad de elevación de 10.000 personas por hora (p/h), canchas de golf (18 hoyos), polo, fútbol y tenis, los servicios del resort y un centro comercial, además de 1.000 lotes de 3.000 m2 destinados a viviendas unifamiliares. La urbanización se emplazaría en la cercanías del límite este del Área Natural protegida Río Azul-Lago Escondido (anprale), en la denominada «Pampa de Ludden»5 (sector llano de formación de origen glaciar al pie del cerro Perito Moreno), aunque no se dieron detalles de las coordenadas del emplazamiento ni de la superficie neta de desmonte6.

Si bien la gran mayoría de la población concuerda con desarrollar el centro de esquí, un sector se manifestó en contra del proyecto de Laderas, ya que entremezcla dicho desarrollo con el de la urbanización, de gran impacto ambiental y emplazada en tierras de dudosa legalidad. A pesar de ello, el 3/5/11 el intendente Romera firmó una resolución (086/11) autorizándolo en formal general y el codema lo aprobó el 11/11/11 mediante resolución n.º 559/11, solicitando mayor información y sugiriendo modificaciones.

La oposición comenzó a organizarse en junio de 2011 con la conformación de la Asamblea en Defensa del Agua y la Tierra (adat), y siguió aumentan- do. El 28/10/11 se radicó en el Juzgado Penal n.º 2 del Dr. Carlos Reussi la primera causa con respecto al loteo, debido a irregularidades en la adquisición de las tierras y a su ubicación en un área protegida. El 19/11/11, 3000 personas (el 15 % de la población de El Bolsón) se movilizaron en contra de la urbanización. Ese mismo mes (30/11/11), se reunió el Concejo Deliberante de El Bolsón para aprobar el loteo, pero la sesión se tuvo que suspender debido a manifestaciones de ambas partes y disturbios frente al Concejo.

Monografias.comMonografias.comUna semana después (el 2/12/11), el Concejo Deliberante pasó a comisión el proyecto mientras habitantes se movilizaban en rechazo al loteo y un miembro de la adat presentaba un Mandamus7 por incumplimiento de la Ley n.º 3.266/99 que regula los Estudios de Impacto Ambiental. El 16/04/12 el Dr. Carlos Reussi decretó preventivamente la medida cautelar de anotación de la litis8 respecto de los predios en cuestión en el Registro de la Propiedad Inmueble en tanto dure la tramitación del proceso. Con respecto al Mandamus, el 5/9/12 el Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, ordenó «no innovar» y realizar las audiencias públicas pertinentes.

En noviembre de 2012, en respuesta a los acontecimientos ocurridos, la empresa, aunque denunció una campaña de desinformación por parte de un grupo de vecinos de El Bolsón, modificó el proyecto original aprobado por el codema y presentó al público una nueva propuesta. Lo denominó

«Proyecto 2020» e incorporó sugerencias recibidas en 2011 y 2012 por la Municipalidad de El Bolsón, organismos ambientales, técnicos y sociales de la región y la provincia.

Monografias.comEl Boletín Oficial de la provincia de Río Negro9 sintetiza al nuevo proyecto de la siguiente forma:

«a) El sector occidental corresponde a una porción de la ladera oriental del cerro Perito Moreno, seleccionada para llevar adelante las actividades de montaña en El Bolsón. En esta zona se desarrollará un centro de ski con 24 kilómetros de pistas y alrededor de 2600 m² de construcciones de servicios (confiterías, alquiler de equipos, sanitarios, etc.), donde se instalarán medios de elevación que en su conjunto tendrán una capacidad de arrastre de 6800 pasajeros por hora.- b) El sector oriental será destinado a una villa turística basada en un desarrollo inmobiliario sobre 300 has, estacionamiento y la base del centro de esquí. El desarrollo contempla 2 zonas, una "Villa Ski", consiste en el desarrollo de hotelería, comercios, servicios para el visitante y 160 unidades residenciales; y una "Villa Golf" con 300 unidades funcionales para uso residencial turístico, ambos en terrenos privados ubicados al pie del cerro. La Villa Golf contará además con una cancha de golf de 9 hoyos y una zona de actividades deportivas» (Boletín Oficial, 2013:06).

A pesar de su gran difusión y publicidad, este proyecto nunca fue pre- sentado a las autoridades competentes para su aprobación. Sin embargo, con el propósito de cumplir con la disposición del Mandamus del 5/9/12, a través del Boletín Oficial, el 8/4/13 se llamó a dos audiencias públicas para el 22/5/13 (por el proyecto y por el cambio de uso de suelo). Dichas audiencias públicas fueron apoyadas por la empresa, que creía que con mayor información y participación se generaría una mayor aceptación del proyecto, pero no por la resistencia, ya que por un lado, mezclaban el desarrollo del centro de esquí con el loteo y por otro, deberían haber sucedido antes de la aprobación del codema y no después. En consecuencia, las audiencias públicas fueron suspendidas por el Superior Tribunal de Justicia.

Monografias.comLas partes, por lo tanto, utilizaron otras vías para expresar sus posturas. El 22/5/13 se desarrolló una movilización con corte de ruta a favor del loteo, y el 26/05/13 la empresa se reunió con el intendente y el gobernador, entre otros, para firmar un acta de acuerdo que garantice la temporada turística invernal y el desarrollo de la urbanización. Luego de un día de manifestaciones en contra del loteo y amenazas de renuncia por parte del intendente, el acta no se firmó. El 29/05/13 se realizó otra movilización de aprox. 3000 personas defendiendo a las instituciones democráticas y repudiando el proyecto de Laderas. En consecuencia, el día siguiente el intendente declaró nula la resolución n.º 086/11 «por ser contraria a la Carta Orgánica Municipal, por desconocer y violar el Código Ambiental, Ordenanza 261/03 y sus modificatorias y por poseer datos inexactos»10. Ante dicha nulidad, la empresa radicó una demanda en la cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, en la ciudad de Bariloche el 11/09/13. Dicha demanda fue rechazada.

El 13/12/13, el juez Favio Igoldi resolvió dictar el procesamiento de Juan Manuel Accatino, ex ministro de producción de Río Negro, y Daniel Alberto Tait, ex director de la Dirección General de Tierras, por fraude a la administración pública debido a las irregularidades en la venta de la tierra en cuestión, disponer que no existe mérito para procesar ni sobreseer a Mirta Soria y Maximiliano Mazza, y dar intervención a la fiscalía de Estado provincial para que analice la posibilidad de reintegrar a la Provincia de Río Negro estas tierras. Si bien el sector que se opone al proyecto lo ve como un triunfo, el sector a favor del loteo no está de acuerdo y sigue a la espera de futuros fallos legales que avalen el emprendimiento.

Conceptos fundamentales

Debido a la naturaleza multidisciplinaria que se requiere para el análisis de las controversias, se triangularon diferentes teorías del campo de los estudios sociales de la ciencia, la tecnología y la sociedad. Entre ellas, los estudios de las controversias tecnológicas (Bauer, 1995) que se concentran en los grupos que se resisten a ella, el contra-discurso neocolonial de los recursos naturales, (Vara 2012), que permitió ahondar en la cosmovisión de la resistencia, y otras teorías que se focalizan en la localización de los proyectos (Crespo, 1996). A dicho marco teórico se lo enriqueció con teorías acerca de los movimientos sociales y la política contenciosa (McAdam et al., 2007). La percepción de los riesgos (Slovic, 1987) y el rol de los expertos (Vaccarezza, 2011; Arancibia, 2013) también sirvieron para ahondar en el análisis, no solamente del grupo que se opone sino también de sus promotores. Para lograr que el estudio trascienda el análisis del grupo que se resiste, se utilizó el modelo de los espacios controversiales (Nudler, 2009) originalmente diseñado para analizar controversias en el campo de la historia de la ciencia, el cual analiza las cosmovisiones de las diferentes partes, sus acuerdos y desacuerdos, así como también la evolución de la controversia a través del tiempo. Para acceder a las cosmovisiones de las partes involucradas, además de utilizar las teorías de la percepción de los riesgos y el rol de los expertos antes mencionadas, se articularon teorías acerca de las diferentes percepciones de la naturaleza (Sabatini y Sepúlveda, 2002; Martínez Alier, 2004) y del desarrollo turístico (Dimitriu, 2002; Otero y González, 2012), incluyendo las migraciones de amenidad (Otero y González, 2012) y tomando como marco general la teoría de la sociedad del riesgo de Beck (1998; 2002), centrándonos en sus conceptos de cientificidad reflexiva y subpolítica global.

  • La resistencia a las tecnologías

Como explica Bauer (1995), debido a que las tecnologías a la vez crean y limitan ciertas oportunidades, la existencia de grupos que se resistan es parte del proceso democrático. Mediante el concepto «resistencia a las tecnologías», explica los procesos sociales en que distintos actores cuestionan y afectan con sus acciones públicas la decisión de actores expertos. Concordando con Vara (2007), a pesar de que la noción de resistencia a las tecnologías tiende a acentuar el aspecto reactivo y negativo de la protesta, estos procesos afirman otros valores, estilos de vida y modos de desarrollo, tanto en el caso del lema «sí a la vida, no a las papeleras» (Vara, 2007) como en «sí al esquí, no al loteo» (Aguiar y Llosa, 2014).

Bauer (1995) explica que la resistencia invita a la reflexión de las partes, estableciendo una agenda que evalúa y altera el progreso tecnológico, orientando la discusión hacia la distribución de los costos y beneficios, incluyendo los impactos ambientales de ciertas tecnologías, los rumbos de las políticas públicas y los marcos reguladores. A su vez, la resistencia pasada funciona como un filtro, encaminando al progreso en una dirección particular. En cierta forma, las innovaciones son evaluadas y mejoradas gracias a la resistencia a las tecnologías.

  • El contra-discurso neocolonial de los recursos naturales

Vara (2012) explica que desde comienzos del siglo xx ha surgido un marco
interpretativo en Latinoamérica que implica un discurso anti-imperialista
y pro ambiental (ya que se anticipa a los discursos ambientalistas de los países
centrales surgidos a partir de la década de los sesenta). Su matriz narrativa
vincula la explotación de poblaciones vulnerables por parte de actores
extranjeros aliados con socios locales. Los actores extranjeros son los que
«saquean» los recursos, en parte gracias a los socios locales que
los «entre- gan» o «venden». Este contra-discurso concibe a la historia de América
Latina como dos etapas de explotación por parte de actores extranjeros:
la primera, durante el período colonial, relacionada a metales preciosos;
y la segunda, luego de la independencia y relacionada con los recursos naturales
en general.

  • Las políticas contenciosas y oportunidades políticas

Como explican McAdam et al. (2007), ante una situación
particular con un conjunto de descontentos, los ciudadanos se unen en organizaciones
que hacen acopio de la mayor cantidad de recursos posibles. Se convierten en
actores colectivos, constituidos mediante un proceso contingente y dinámico.
Se crean nuevas conexiones entre individuos, redes y actores previamente constituidos
en la forma de coaliciones, frentes y organizaciones. Se activan, desactivan
y redibujan las fronteras que separan un actor de otro, creando historias colectivas
de ambos sectores, con una identidad colectiva relacional. A partir de su observación
e interacción social (facilitadas por las tics), descubren o perciben
oportunidades políticas para implementar sus luchas contra sus adversarios.
Como lo sostienen McAdam et al. (2007), la política contenciosa
interactúa con procesos de política no contenciosa, como la administración
pública. Las políticas contenciosas pueden ir desde manifestaciones,
apariciones mediáticas, cartas abiertas o a personajes públicos,
recolección de firmas o cooptación de diferentes actores, mientras
que las oportunidades políticas que permiten legitimar sus reclamos consisten
mayormente en denuncias legales. Sintetiza Svampa: (2009:39) «adoptan la acción
directa no convencional y disruptiva, como herramienta de lucha, acompañada
de la acción institucional».

  • La percepción de los riesgos

Las percepciones y evaluaciones de los riesgos de las innovaciones no
siempre coinciden en las apreciaciones de distintos grupos, por lo que se tornan
relevantes para comprender por qué ciertas innovaciones encuentran su
espacio mientras que otras son resistidas, rechazadas o ignoradas. Se suele
denominar «percepción del riesgo» a las apreciaciones de los legos, mayormente
intuitivas y «evaluación de los riesgos» a las apreciaciones de los expertos,
mayormente basadas en mediciones, aunque, como explican Piaz y Vara (2013:405)
«La evaluación de riesgos por parte de los expertos incluye también
elementos subjetivos e implica percepciones sociales, culturales, psicológicas
y políticas, ya que no puede decirse que los expertos evalúen
solamente números».

Se distinguen dos corrientes principales dentro de la percepción del riesgo. Por un lado, la «racionalista» privilegia las estimaciones de los expertos, tomando las de los legos como distorsionadas y a ser corregidas a través de la educación. Por otro lado, la «subjetivista» percibe a las estimaciones de los expertos y de los legos como de diferente naturaleza, pero igualmente válidas. Esta última corriente, explica que mientras que los expertos evalúan riesgos teniendo en cuenta las víctimas fatales y otros aspectos «objetivos», los legos tienen otros factores en cuenta: su percepción es más intuitiva y está moldeada por los medios y por opiniones de personas conocidas, desde amigos y familia hasta personajes públicos (Slovic, 1987).

Margolis (1997 en Vara, 2007) hace una división más detallada de los factores que influyen en la percepción de los legos que incluye:

  • las características de la innovación;

  • los beneficios que trae a la sociedad,

  • el número de víctimas fatales que puede causar;

  • la familiaridad del tema,

  • la cobertura mediática y;

  • la confianza en las instituciones.

Otro factor importante a tener en cuenta es que la percepción del riesgo no suele mejorar por la mera presencia de evidencia, ya que los preconceptos que se tienen suelen influir en la forma en que esta evidencia es interpretada, descartándola como errónea o poco confiable (Slovic, 1987), además del hecho de que la evidencia no es intrínsecamente positiva. Por otro lado, si la acción es voluntaria, el riesgo es aceptado mucho más fácilmente. Por ejemplo, los estudios de Starr citados en Slovic (1987) demuestran que el público percibe que esquiar es una actividad menos riesgosa que consumir comidas con conservantes, mientras que los expertos la evalúan como 1000 veces más riesgosa.

En resumen, la percepción del riesgo traspasa la evidencia cuantitativa de la racionalidad científica, incluyendo factores de orden cultural y simbólico, como la comprensión, la cobertura mediática y la distribución de costos y beneficios, entre otros.

  • El rol de los expertos

Beck (1998) explica que la racionalidad científica se ha desmoronado: la ciencia ha perdido su verdad indiscutible y se ha humanizado, reconociendo sus fallos. Se percibe de una forma ambigua, ya que es a la vez causa y solución de los problemas actuales. Sin embargo, gracias a la cientificidad reflexiva se ha terminado con el monólogo de la ciencia, iniciándose un debate público que está aceptando que «no hay soluciones de expertos en el discurso sobre el riesgo, porque los expertos solo pueden aportar información fáctica, y nunca serán capaces de evaluar qué soluciones son culturalmente aceptables.» (Beck, 2002:66). La cientificidad reflexiva permite comprender por qué, en el campo de las controversias ambientales, los diferentes actores intentan validar sus percepciones y aceptaciones del riesgo, cuestionando algunas posturas de la comunidad científica.

La resistencia a las tecnologías implica generar alianzas con expertos además de desarrollar conocimientos populares y locales, tanto para justificar sus resistencias, como para generar alternativas. Hess et al. (2008) señalan que las relaciones entre los expertos y los legos no son simples. Los activistas a veces ven sus alianzas con los expertos con ambivalencia, en parte por su independencia e imprevisibilidad en sus investigaciones (Yearley, 1992). En algunos casos, los científicos pueden ayudar a los movimientos sociales desarrollando programas de investigación y tecnologías que favorezcan a los fines de los movimientos sociales, aunque a veces no sean exactamente los propuestos por el movimiento social (Clarke, 2000). En síntesis, la autonomía de los científicos puede ser una fuente de tensión entre ellos y los movimientos sociales.

Siguiendo estas líneas, Arancibia (2013) denomina «activismo científico» al conjunto de acciones colectivas orientadas a cambiar procesos de producción de conocimiento científico-tecnológico y/o regulaciones sobre sus usos. La autora distingue tres tipos de activismo científico (Arancibia, 2013:321):

  • científicos y expertos que tratan de cambiar las reglas de producción de conocimiento desde dentro de las instituciones científico-reguladoras (Frickel y Gross, 2005; Frickel, 2006; Moore, 2008);

  • movimientos sociales de legos no expertos que tratan de intervenir desde fuera de las instituciones científicas (Epstein, 1995; Noble-Tesh, 2000);

  • grupos mixtos compuestos por científicos, expertos y legos aliados que intentan intervenir tanto desde dentro como desde fuera de tales instituciones (Brown y Mikkelsen, 1990).

Por otro lado, Vaccarezza (2011) hace una reseña de los diferentes enfoques sobre las relaciones entre legos y expertos, entre ellos:

  • la relación de experto-lego como una relación abstracta y estructural, donde los sistemas expertos actúan como estructuras legítimas de poder (Giddens, 1994);

  • el experto como parte de un sistema de interacción situacional entre usuarios y tecnología (Gorman, 2002);

  • hibridación del conocimiento para la resolución de problemas situados (Vessuri, 2004), donde los conocimientos del lego y del experto interactúan y se nutren mutuamente.

A su vez, Vaccarezza (2011) señala una distinción dentro de los conocimientos de los no expertos:

  • el conocimiento lego: posee muy bajos componentes técnicos en la explicación y en la medición de los fenómenos. Se conforma con afirmaciones generales, sostenidas en percepciones directas sujetas a interpretaciones variadas, transmitidas por tradición, líderes de opinión y tendencias dictadas por preferencias ideológicas o emocionales;

  • el conocimiento de los «expertos basados en experiencia» (Collins y Evans, 2002): supone una acumulación de conocimientos por el proceso empírico de prueba y error.

En síntesis, el destronamiento de la ciencia ha reposicionado al experto como un actor más en las controversias, que puede generar distintos tipos de relaciones con los legos que van desde la cooperación hasta el conflicto.

  • El modelo de los espacios controversiales

«La controversia se inserta entre dos extremos: no es decidible como la discusión ni indecidible (racionalmente) como la disputa» (Dascal, 1996 en Nudler, 2009:88). Esta base de acuerdo es el denominado terreno común (common ground): los presupuestos que, al estar compartidos por los participantes, no presentan motivo de discusión. A la región que sí presenta motivo de discusión se la denomina foco.

El modelo de espacios controversiales (Nudler, 2009) considera a las controversias como parte de una estructura más amplia y dinámica, ya que raramente una controversia se presenta de forma aislada o estática. Estos espacios pueden cambiar por resultado de su propia evolución interna o de la introducción de novedades, por ejemplo, dentro del contexto disciplina– rio, social o político, aunque no lo hagan todos sus componentes al mismo tiempo. De esta manera, el common ground puede cambiar y desplazarse hacia el foco o viceversa. A esta evolución la denomina refocalización. Bijker y otros (1993) concuerdan con la evolución de las controversias y sus actores, cuyo grado de inclusión no es constante sino que puede cambiar.

El concepto de refocalización se puede relacionar con
la periodización de los ciclos políticos de vida
de las controversias de Jasper (1988):

  • período pre-político: los desacuerdos son menores y no se registra una resistencia organizada;

  • período de politización: la controversia pasa a la agenda mediática y los movimientos sociales se empiezan a organizar;

  • período político: con debates y conflictos intensos y sostenidos;

  • período de despolitización: el debate pierde fuerza, ya sea por desgas- te, porque un actor lo ganó o porque hubo una acción por parte del gobierno;

  • período post-político: el debate queda latente.

En resumen, el modelo de los espacios controversiales permite hacer un análisis multidimensional de una controversia ambiental. En el mismo se pueden incluir a todos sus actores, con sus acuerdos y desacuerdos, a su evolución a través del tiempo y a su relación con otras controversias, utilizando los conceptos de terreno común, foco y refocalización.

  • La percepción de la naturaleza

Beck (1998) afirma que el ser humano ha modificado su entorno hasta un grado en que la contraposición entre naturaleza y sociedad se ha desdibujado, por lo que la naturaleza no puede ser pensada sin la sociedad y la sociedad no puede ser pensada sin la naturaleza. Esto ha modificado la percepción de la naturaleza y de su destrucción, que se basan en diferentes formas de mediaciones simbólicas y de tradiciones culturales que devienen en conflictos ecológicos y transforman a la destrucción de la naturaleza en un conflicto de discursos y choque de diferentes cosmovisiones.

Sabatini y Sepúlveda (2002) ahondan en las posibles percepciones de la naturaleza, concluyendo que en los conflictos ambientales se suelen apreciar dos cosmovisiones antagónicas: por un lado, el ambiente es visto como «es- pacio económico» de donde se obtienen recursos y por otro, como «espacio vital» donde se despliega la vida. Igualmente, el concepto de espacio vital puede a su vez subdividirse (Martínez Alier, 2004):

  • El culto de la vida silvestre: se preocupa por la preservación de la naturaleza, siendo indiferente u opuesto al crecimiento económico. Sus objetivos son crear reservas donde existen especies amenazadas o sitios de gran biodiversidad, a menudo a expensas de las poblaciones nativas. Su expresión más extrema es la «ecología profunda», ilustrada por el millonario Douglas Tompkins, quien compró enormes extensiones de tierra y soñaba con crear un paraíso sin fronteras nacionales ni seres humanos (Svampa, 2009).

  • El credo ecoeficientista: implica la cosmovisión de la naturaleza asimilada por la racionalidad económica, la cual apela a conceptos como el uso eficiente de los recursos naturales y la sustentabilidad. Dichos argumentos pueden justificar un número de prácticas muy variadas, incluyendo algunas totalmente disímiles con el objetivo propuesto inicialmente.

  • El movimiento de justicia ambiental: coloca el acento en los conflictos ambientales que son causados por la reproducción globalizada del capitalismo, con su división internacional del trabajo y su desigualdad social. Dicha corriente subraya también el desplazamiento geográfico de las fuentes de recursos y de los desechos de los países centrales hacia los periféricos, denominando a los conflictos «ecológico-distributivos».

  • La percepción del desarrollo turístico

Otro concepto que implica diferentes significados de acuerdo a las distintas cosmovisiones, es el de desarrollo turístico. Dimitriu (2002) reflexiona sobre los modos de integrar los circuitos turísticos de la Patagonia al mercado mundial distinguiendo dos líneas de acción: una integrada al mercado global, de una cosmovisión antropocéntrica o ecoeficientista; y otra independiente, en línea con el movimiento de justicia ambiental.

El desarrollo turístico integrado se orienta al consumo. El empresariado y los políticos locales «aprovechan» la experiencia de agencias más organizadas que se dedican a este conjunto de negocios, pagando un precio directo o indirecto para asociarse en minoría o para adoptar sus propuestas.

«Aumenta la confianza y el clima favorable al movimiento inmobiliario y de múltiples inversiones en todas las escalas, y las fuerzas políticas moderadas, aun sabiendo que el jolgorio es inestable y desigual, aprueban con un consolador "y bueno, pero al menos queda algo aquí"» (Dimitriu, 2002:18).

El desarrollo turístico independiente no percibe al turismo como única fuente de ingresos porque sabe, ya que lo ha comprobado por experiencia propia, que es estacional, incierto y dependiente de factores que exceden el control local. Lo consideran un complemento, como ocurre con el agroturismo, por lo que es más lento y de menor escala.

  • Las migraciones de amenidad

La formulación del constructo «migración de amenidad» (Otero y González 2012:392), nos proporciona otra dimensión de análisis sobre las visiones del desarrollo turístico y la apropiación del espacio. Diez y Domínguez de Nakayama (2012:294) lo resumen como la urbanización del campo, que deviene en una transformación de las áreas más ricas paisajísticamente. Los destinos de las migraciones de amenidad suelen tener fácil acceso a recursos naturales, ya que se valoriza la presencia de características ambientales protegidas y culturales (de mayor calidad que los disponibles en sus domicilios de origen). Estas migraciones se dividen en dos tipos:

  • los migrantes de amenidad: quieren transformar el ambiente al que mi- graron para poder seguir el modelo consumista que tenían en sus ciudades de origen. Por lo tanto, demandan instalaciones para compras y recreación, e infraestructura de calidad. Suelen invertir en el lugar, donde resta claridad acerca de lo permitido, y convertirse en empresarios turísticos dedicados al alojamiento, aunque no todos logran alcanzar los estándares mínimos de calidad en sus prestaciones o una buena rentabilidad. Debido a la fortaleza relativa de su capital económico y social, logran roles protagónicos y significativos en la gestión del desarrollo local de los destinos (Otero y González, 2012);

  • los migrantes de amenidad existencial: quieren adaptarse al ambiente al que migraron, adueñándose del territorio de forma simbólica. En su imaginario, se destacan la conquista de la felicidad, el deseo de evasión (de los apremios que la vida anterior les generaba), el descubrimiento del otro, y el regreso a la naturaleza. Igualmente, a pesar de no demandar la misma cantidad y calidad de servicios que poseían en sus lugares de origen, generan un impacto ambiental y social en la zona aunque sin proponérselos. Esta cosmovisión se puede relacionar con la del culto por la vida silvestre en algunos casos, o la justicia ambiental en otros.

En los lugares donde abundan las migraciones de amenidad, con su foco en el desarrollo turístico como crecimiento inmobiliario, se generan consecuencias socio-económicas que cambian las dinámicas previamente establecidas. Otero y González (2012) lo denominan «la sombra del turismo»:

«encontramos que detrás del turismo se agazapan las fuerzas de la especulación inmobiliaria, que encuentran en el turismo un adecuado pretexto para desarrollar operaciones mercantiles que promueven y que son su verdadero interés» (Otero y González, 2012:08).

Su accionar, como explican Diez y Domínguez de Nakayama (2012:315) muchas veces responde al modus operandi de la fuerza de los hechos con- sumados, en desmedro de los principios ambientales y sociales que dieron origen a las limitaciones establecidas.

Diferentes estudios de migraciones de amenidad se han centrado en lo que Stefanick (2008) denomina la «mercantilización del ocio» en centros de esquí y resorts de golf, donde se crean villas turísticas autónomas, barrios privados cerrados y segundas residencias que permanecen vacías gran parte del año. Esta dinámica genera dos tipos de problemas. Por un lado, una pauperización progresiva de las condiciones laborales de los antiguos y nuevos residentes, ya que los empleos bien remunerados se pierden por el declive o la desaparición de las actividades económicas locales y dan lugar a empleos relacionados con el turismo (caracterizado por salarios bajos y de carácter estacional). Además, la demanda turística y de inversiones extranjeras genera un aumento en el valor de la vivienda, que se vuelve inaccesible para los residentes locales. Paradójicamente, el sector que genera puestos de trabajo promueve al mismo tiempo condiciones de exclusión y hacinamiento para su fuerza laboral, completando así un ciclo de falta de sustentabilidad económica y social.

  • Las controversias de localización

Concordando con Beck (2002, 2006), nos encaminamos hacia una nueva modernidad en la que el eje que estructura nuestra sociedad no es ya la distribución de bienes sino de males. Dicho escenario le agrega complejidad e importancia al espacio donde transcurren las controversias, dado que suelen acontecer en un territorio donde se manifiestan los riesgos, costos y efectos colaterales, para que los beneficios puedan ser percibidos en otro territorio, muchas veces ignorándose el proceso que conllevó este beneficio.

Al respecto, explica Svampa,

«(…) la afirmación de que existen regiones marcadas históricamente por la pobreza y la vulnerabilidad social, con una densidad poblacional baja, que cuentan con grandes extensiones de territorios "improductivos", facilita la instalación de un discurso productivista y excluyente, al tiempo que constituye el punto de partida de la conformación de diferentes "lenguajes de valoración" en torno al territorio (…). La definición de lo que es el territorio, se convierte así en el locus del conflicto (…) se consolida el rol meta regulador del Estado y las empre- sas pasan a ser consideradas como el actor central y dinámico por excelencia (Svampa, 2009:47)».

En consecuencia, algunas controversias parecen responder a una actitud

«nimby»: siglas de not in my backyard (no en mi patio trasero), frase acuñada por sectores de la industria para descalificar las protestas en contra de la localización de determinadas instalaciones (Walsh et al., 1993:27 en Vara 2007). Manifiestan el factor amedrentador que implica la cercanía de un riesgo percibido. Esta categoría de análisis se puede contrastar con

«niaby»: siglas de not in any backyard (en ningún patio de atrás). En este caso la resistencia se debe a la tecnología en sí, sin importar el territorio en donde se la implemente (Wolsnik, 1994 en Crespo, 1996). Este concepto también se denomina not here, not there, not anywhere (ni aquí, ni allá, ni en ningún lugar).

Sin embargo, Crespo (1996) señala que las actitudes nimby o niaby son insuficientes para explicar la conducta de la resistencia a la tecnología. Cita como ejemplo, un estudio realizado por Krannich y Little (1989) en Nevada, acerca de un proyecto de almacenamiento de residuos radioactivos en Yucca Mountain. Dicho estudio demostró que los residentes más cercanos al emplazamiento eran quienes más apoyaban el proyecto, ya que percibían mayores beneficios económicos y menores riesgos. Por lo tanto, es evidente la necesidad de aplicar un análisis que incluya más variables.

El concepto de controversias de localización permite aplicar un análisis multidimensional a los espacios controversiales, ya que el territorio constituye el escenario del espacio controversial. Allí se cristalizan y manifiestan las diferentes percepciones de la naturaleza, el turismo y el riesgo, así como también las diferentes migraciones de amenidad, y se generan las resisten- cias a las tecnologías, con sus promotores y detractores.

Análisis de la controversia del cerro Perito Moreno

En el espacio controversial estudiado se destacaron distintos puntos de inflexión, los cuales devinieron en la decisión de establecer una división en fases en la cronología, de acuerdo con el concepto de periodización de los ciclos políticos de vida de las controversias de Jasper (1988):

  • Fase 1 (Abril 2010-Septiembre 2011): Período pre-político. La venta de tierras de Soria a Mazza. La conformación de las partes, el proceso de licitación y de aprobación del proyecto por parte del codema, que incluyó las intervenciones del Servicio de Prevención y Lucha de Incendios Forestales (splif), del Servicio Forestal Andino (sfa), del Departamento Provincial de Aguas (dpa) y de la Municipalidad de El Bolsón (meb).

  • Fase 2 (Octubre 2011-Noviembre 2012): Período de politización. Las partes se informan y organizan, comienzan las demandas legales. El tema se empieza a instalar en la agenda pública, desde las movilizaciones y de- mandas legales, hasta la presentación del nuevo proyecto.

  • Fase 3 (Diciembre 2012-Diciembre 2013): Período político: debates y conflictos intensos y sostenidos, que se siguen dando en la arena legal y mediante diferentes repertorios de protesta por parte de los distintos actores. Culmina con el primer fallo del juez Igoldi.

  • Las partes y sus cosmovisiones

Ante el proyecto del desarrollo integral del cerro Perito Moreno, surgieron, a grandes rasgos, dos partes: los promotores, argumentando que beneficiaría a la actividad turística en general sin descuidar al ambiente, y la resistencia, argumentando que el daño al ambiente sería mayor que los beneficios que este emprendimiento puede traer. A través de las distintas fases del espacio controversial, sendas partes mantuvieron, en general, sus cosmovisiones, aunque estas se modificaron en cierto grado al descubrir mayor información acerca del proyecto y formando su identidad colectiva de forma relacional. Si bien el estudio se centró en dos grupos, hay una gran variedad de matices dentro de esta clasificación, y las mismas partes han transitado un proceso dinámico de reflexión, búsqueda y prácticas, el cual continúa.

Los promotores, con su cosmovisión antropocéntrica, perciben a la naturaleza como espacio económico, a explotar respetando los límites de lo que entienden por sustentabilidad. En su cosmovisión se destaca la importancia del desarrollo turístico integrado y de la sombra del turismo, ya que el proyecto se basa en la inversión inmobiliaria. Se podría sintetizar que la visión del mundo de los promotores incluye una ontología en la cual la naturaleza es un instrumento que debe ser explotado para generar ganancias. Su teoría del orden del mundo es jerárquica, donde el hombre domina a la naturaleza y utiliza sus «recursos naturales» para obtener un rédito económico o para disfrutarla sin restricciones. Esto genera una axio logía donde el lucro y el ocio son argumentos válidos para avanzar con el emprendimiento.

En palabras de los promotores (Kolb et al., 2012:58):

Partes: 1, 2

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