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Ramon Ramonet Riu – Textos reunidos (página 15)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



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Coincidió con los años que el injustamente olvidado obispo Guillermo de Torroja además desplegaba su máximo poder diplomático para conseguir una plena vinculación con las dos mitades de catalanes separadas por los montes Pirineos. Por el sur, cuando el conde-rey catalán aún era un niño, Guillermo obispo de Barcelona llevó la frontera del país más allá del río Ebro. También bajo se autoridad se convocaron las primeras cortes europeas en las que participaron laicos. Todo lo dicho en síntesis, basta para reconocer que fue en vida de los hermanos Torroja de Solsona cuando, en Cataluña, al menos, se produjo un verdadero Renacimiento, el cual tan sólo es recordado por el movimiento artístico de siglos posteriores.

Las preferencias por Tierra Santa no sólo las demostró Arnau de Torroja, sino décadas antes (1022) ya peregrinó allí el Señor de Odén del Solsonés. Aún demostró más claramente su devoción su Ramon II, Señor de Solsona, quien, antes de viajar a Palestina, testó a favor de su esposa Gaya de Cervera, pasando ella a ser ella la Señora de Solsona y de Torroja. Ramon II también cedió a la Orden del Temple sus tierras en Barbens (21-9-1175). Es interesante observar que Arnau de Torroja fue nombrado Gran Maestre General de la Orden del Temple en 1180, siendo a partir de entonces cuando ambos Torroja debieron de colaborar en Jerusalén muy estrechamente. Arnau fue el orgullo de su familia, y lo sería hoy de toda Cataluña si sus dirigentes culturales estuviesen para lo que hay que estar, y no para perpetuas discusiones públicas que deberían tratarse casi en privado. Otros países pretenden descaradamente hacerlo su héroe.

ARNAU DE TORROJA, UN DIPLOMÁTICO GRAN MAESTRE

Estudiar el pensamiento y la sabiduría de Arnau de Torroja es mi inquietud, y no los avatares de las dos órdenes que capitaneó, ni presentar la oscura sociedad medieval del siglo XII. Me interesa pensamiento y la sabiduría de Arnau porque quizá él mismo, antes de ser templario, ya fuese miembro de los muy discretos "Superiores Desconocidos" de la Orden de Sión. Es muy probable porque, siendo su hermano muy amigo del Sumo pontífice de Roma, se lo recomendó, pues había iniciado a Arnau desde muy joven en el arte de la diplomacia y a moverse de forma distinguida entre los más selectos grupos de mandatarios. Así fue posible que mi biografiado, antes de ser Gran Maestre en Jerusalén, desde 1166 fuese nombrado Maestre Provincial, tanto del norte como del sur de los Pirineos Orientales.

Únicamente los templarios de Tierra Santa eran dignos de elegir a un nuevo Gran Maestre universal para su Orden. Para ello buscaban entre todo el orbe católico al caballero que de entre ellos tuviese mejor aptitudes para hacerse respetar entre los demás dignatarios, y además tuviese un brillante historial en Outremer. Arnau de Torroja fue nombrado merecidamente el Magister Militum Templi, lo cual se concedía al que estaba versado en política internacional y conflictos dinásticos. A pesar de que los soberanos eran laicos, cuando les convino ejercieron presión par que fuese elegido determinados mandatarios eclesiásticos, y el Gran Maestre del Temple, a la recíproca, se esforzaba para complacerles a todos, aunque obviamente prevalecerían los intereses de su Orden.

Mi admirado paisano tenía un espíritu reflexivo nato, y no rehusó la invitación de luchar contra si mismo, deseando vivir como un monje. Pero lo que está fuera de dudas es que cuando al fin fue nombrado Gran Maestre de la "Milicia de Cristo", que ya estaba expandida por toda Europa, sus nobles caballeros estuvieron controlados sabiamente y no por la fuerza de sus músculos. Arnau de Torroja desempeñó con gran éxito la más alta jerarquía posible dentro de su orden bicéfala cuando era de edad avanzada, y por lo tanto estaba muy curtido en la disciplina monástico-militar, en la política internacional, por el hecho de que antes había estado muchos años dedicado a la reconquista de la Península Ibérica.

Actualmente nadie tiene competencia para desarrollar debidamente cada uno de los conocimientos que debió de tener un Gran Maestre, como en este caso Arnau de Torroja. Aunque conociendo sus pensamientos y ansiedades su conducta se hace diáfana, reconozco que no sabremos cual fueron sus progresos en estrategia militar, pero podemos suponer muchas cosas de él gracias a la evidencia estructural de sus circunstancias.

Cuando Arnau de Torroja llegó de nuevo a Jerusalén el año 1180, se encontró con que todo el reino marchaba a la deriva, debido a las derrotas sufridas por los francos (franys) el año anterior. Por otra parte, el auge de Saladino hizo que los templarios de la zona norte de los Estados Latinos se encerraron en sus castillos ante el temor de ser sitiados por aquel gran unificador del mundo islámico. Para colmo, a la llegada de Arnau los poderes fácticos de la corte de los francos se comportaban con altanería, orgullo, avaricia aprovechándose de la debilidad de su soberano. Arnau de Torroja lamentaría comprobar que incluso se habían padecido intrigas palaciegas. Empeoraba el cuadro el hecho que Gerard de Ridefort recelase del conde Guido de Lusignan, siendo el odio de uno la fuerza del otro.

Mi ilustre biografiado debió de estar muy bien informado de la situación política de los Estados Latinos de Oriente, gracias a que en cada encomienda tenían su palomar. De hecho era imprescindible la crianza de palomas mensajeras en cada encomienda, Así como lo debió de ser también disponer de un pozo para proveerse de agua potable, como también uno o varios túneles de comunicación al exterior, por descontado el principal comunicándoles con la iglesia más cercana. Cuando con el tiempo se fueron descubriendo, se utilizaron para servir de bodegas de vino, algunas kilométricas.

Gracias a la rapidez de las comunicaciones Arnau de Torroja al ser nombrado consiguió que hubiese paz entre los caballeros templarios y la Orden de los Hospitalarios, pues antes de su llegada en Outremer se atacaban al encontrarse frene a frente. Arnau de Torroja primero debió, pues, apaciguar la ancestral rivalidad que provocaba luchas fratricidas, y para ello contó con la mediación del papa Lucio III y del rey Balduino IV (1161-1185). Sólo después de lograr el entendimiento entre las órdenes monástico-militares Arnau pudo pensar en actuar como árbitro entre los condes rivales, aspirantes a ser futuros mandatarios, procurando hacerles entrar en vereda y procurar hacer congeniar sus intereses.

Su sobrino Ramon II de Torroja de Solsona (quien desde que Arnau se trasladó a Jerusalén (1180) debió de ser allí su mano derecha), sobrevivió a su tío más de diez años. También lo sobrevivió el rey Balduino IV de Jerusalén (muerto a los 24 años), quien padecía lepra y llevaba una máscara para ocultar su rostro carcomido por la enfermedad. Había sido nombrado rey al cumplir la mayoría de edad el año 1176, cuando gozaba de buena salud, pero pronto sintió fuertes dolores que eventualmente le incapacitaban para gobernar el Reino Franco de Outremer a pesar de su increíble coraje. Le ayudaba el conde Raymundo III de Trípoli, con señorío sobre la zona del mar Tiberiades. Cuando éste cayó en desgracia, la crisis política aún se agravó más, debido a que (en mala hora) fue substituido por el muy inepto familiar suyo llamado Guido de Lusignan.

Fue por demostrarse Guido incapaz de gobernar, que el conde Raymundo III de Trípoli retomó las riendas del gobierno del Reino Franco de Jerusalén, tan pronto como recobró su libertad en 1176, después de pasar diez años en cárceles musulmanas. Su preocupación, no obstante, era disputar el poder de su predecesor Guido, porque ambos querían heredar el trono cuando el joven rey leproso falleciese. Entre esas pugnas y odios debió lidiar Arnau de Torroja, y lo hizo con éxito. No obstante, el mayor logro de sus gestiones lo vivió sucedió actuando como embajador internacional. Sucedió cuando en 1181 Bohemundo III de Antioquia repudió a su mujer, debido a lo cual escuchó la repulsa del patriarca de Jerusalén que lo excomulgó. Ello desató violentos conflictos entre ambos, y tan prolongados, que el rey de Jerusalén, muy inquieto, decidió enviar a los Grandes Maestres de la Orden del Temple y la de San Juan del Hospital como intermediarios entre los esposos y el Heraclio de Jerusalén (quien, por cierto, era un impresentable). El patriarca dictó un acta el año 1183 en la cual Arnau de Torroja firmaba en representación de la Orden del Temple, por asunto referente a la abadía de Notre-Dame de Josaphat.

La última misión diplomática de Arnau de Torroja se debió a la constante rebeldía del conde Guido de Lusignan, quien hizo aumentar la inestabilidad de los francos en todos los estados latinos de Palestina. La solución del consejo reunido de emergencia consistió en delegar a Arnau de Torroja y otros embajadores a solicitar ayuda entre los reyes europeos. Por entonces sabían de la promesa de Barbarroja al someterse al pontífica Alejandro III en 1183. Un año después de ello, al llegar los comisionados a la ciudad italiana de Verona, con la intenciön de entrevistarse con el pontífice allí desplazado, mi inolvidable paisano no pudo verle porque murió el 30 de septiembre de 1184. Se ha escrito que Arnau no llegó vivo a Verona, sino que ya habría fallecido al desembarcar en la portuaria ciudad de Brindisi (Italia). Su enfermedad se ha supuesto que pudo ser debida a una infección bacteriana llamada disentería, causada por un parásito que inflama los intestinos. Eran frecuentes entre los antiguos navegantes, y parece una lógica explicación, pero habría que contrastarla. (El rey leproso Balduino IV aún le sobrevivió un año). Mi estimado biografiado por lo tanto no pudo entrevistarse con el rey de Francia en París, tal como era el principal objetivo de su delegación, y como al recibira a los demàs faltaba el difunto Gran Maestre de la Orden del Temple de Jerusalén, no se les hizo caso.

El Gran Maestre sucesor del difunto Arnau, fue Gerard de Ridefort, un caballero que era senescal de la Orden del Temple desde 1183, resultando ser en la historia de la "Milicia de Cristo" cual un ripio suelto, y para empezar sus muchos opositores obligaron a muchas votaciones. Después de poco tiempo acabaron expulsándole, pero ni así evitaron que la Orden del Temple siguiese degenerando. Recuérdese que Gerard de Ridefort tuvo muchos opositores justamente porque resultaba obvio que, ni proponiéndoselo, habría podido cumplir mínimamente los proyectos de mi biografiado, por ejemplo en Etiopía. (No tengo elementos suficientes para incluir aquí la aventura del descubrimiento del Nuevo Mundo).

El Gran Maestre sucesor del difunto Arnau, fue Gerard de Ridefort, un caballero que era senescal de la Orden del Temple desde 1183, resultando ser en la historia de la "Milicia de Cristo" cual un ripio suelto, y para empezar sus muchos opositores obligaron a muchas votaciones. Después de poco tiempo acabaron expulsándole, pero ni así evitaron que la Orden del Temple siguiese degenerando. Recuérdese que Gerard de Ridefort tuvo muchos opositores justamente porque resultaba obvio que, ni proponiéndoselo, habría podido cumplir, ni mínimamente, los proyectos de mi biografiado, por ejemplo en Etiopía. No tengo elementos suficientes para incluir aquí la aventura del descubrimiento del Nuevo Mundo.

Pasados unos años después de morir Arnau de Torroja su Orden se benefició ya de una cierta reforma, aunque los caballeros templarios siguieron conjugando discretamente el gnosticismo, sufismo, esoterismo, alquimia y hermetismo; ideas que por otra parte impregnaron toda la sociedad medieval. Cualquier creencia es buena cuando se busca la iluminación para derrotar al demonio interno que llevamos dentro desde la cuna. Es el demonio de la ignorancia, que ya lo habían combatido los iniciados Shemsou Hor citados en los jeroglíficos egipcios. Hoy algunos aún entendemos que el sentido de nuestra vida no se limita solamente al entorno material. La gente suponía que los monjes con espada incluso eran capaces de una efectiva regresión a vidas pasadas, y que su poder y su valor provenía de más allá del mundo visible, todo lo cual a los templarios ya les convenía.

PROLIFERACIÓN DE LAS ÓRDENES MILITARES MEDIEVALES

La caballería fue una institución que combinaba valores como nobleza, virtudes cristianas, coraje y amor; pero una vez advertidos, no se debe estudiar globalmente su historia durante la Edad Media, ni menos los dos siglos de existencia de la Orden del Temple, porque insisto en que las normas degeneraron después de haber muerto Arnau de Torroja. Pretenderlo, me recuerda la metáfora que se aplicó a si mismo san Agustín, obispo de Hipona (África) viendo a un niño que pretendía depositar todo el agua del océano en un agujero hecho en la arena de la playa.

La Caballería en el S. XII vivió su sacralización, y de entre todas las órdenes monástico-militares, la de mayor fama y trascendencia fue la de los templarios, mitad monjes y mitad guerreros deseosos de colaborar en la lucha contra los infieles, encauzando el espíritu batallador de la época contra dichos invasores de la Península Ibérica. La milicia del Temple, incorporó a los mejores jóvenes cristianos de la nobleza europea, aquellos que, siendo hijos y nietos de nobles, en sus genes llevaron impresa la dinámica del heroísmo. Es de justicia recordar que también lo tuvieron otros caballeros, ya que en el transcurso del siglo XII se constituyeron diversas órdenes militares en la Península ibérica, debido a los permanentes choques bélicos entre cristianos y musulmanes. Por cierto, Arnau de Torroja no tuvo el gozo de saber nada de la posterior orden de Nuestra Señora de la Merced (1218), llamados mercedarios, y dedicados sobre todo al rescate de cautivos cristianos pagando grandes sumas de dinero.

Bajo votos y reglas similares a la Orden del Temple, o la que le fue contemporánea en Jerusalén llamada Orden de San Juan del Hospital, nacieron las órdenes de Alcántara (1177), Santiago de la Espada (1161), etc., éstos últimos menos dedicados a la defensa de los caminos de Santiago de Compostela que a enfrentarse con los musulmanes. La Península ibérica era considerada un país tan combatiente como Tierra Santa, y bien diferente del resto de países europeos. En 1147 el rey Alfonso de Castilla cedió su castillo de Calatrava a los caballeros templarios para que la conservasen, pero declinaron el compromiso, debido a lo cual el rey creó la Orden de Calatrava (1147) para que se hiciesen cargo.

Además de las órdenes citadas, recordaré a la Orden de la Encina, de efímera existencia. Sucedió que un tal García Jiménez, famoso caballero guerrero de noble linaje después de haber permanecido retirado durante algún tiempo, volvió a emprender el ejercicio de las armas con el deseo de liberar su territorio de los infieles. Cuando preparaba su hueste para caer sobre sus enemigos, dirigió la vista al cielo impetrando auxilio y vio en una encina el símbolo de la cruz y a su alrededor, adorándola, numerosos ángeles rodeados de luz y gloria. El caballero interpretó aquello como una señal de victoria y, poniéndose él mismo una cruz sobre el pecho y haciendo que sus hombres le imitaran, se lanzó contra los musulmanes obteniendo un gran triunfo. Consiguieron tantas victorias, que efectivamente lograron expulsar a los sarracenos de Navarra y sus hombres agradecidos le proclamaron rey. El rey García Jiménez en 722 pidió, y obtuvo, permiso del Sumo pontífice Gregorio II para fundar una Orden Militar de la Encina, cuyo emblema era una cruz griega potentada de color rojo puesta sobre el dicho árbol, y que llevaban sobre una túnica larga hasta las rodillas. Pero sucedió que dada su similitud con la restablecida Orden de los Caballeros de Constantino, la de la Encina fue abolida para siempre.

También todos los librepensadores acabaron aniquilados por sus enemigos; tanto los agnósticos como los esenios, y también los caballeros templarios; y pasados setenta años, también murieron los herejes cátaros de Occitania (Sur de Francia). El problema casi siempre fue criticar la autenticidad original del mensaje crístico. De aquellos tiempos sobrevivieron sólo los caballeros musulmanes mal llamados "asesinos", cuyo código caballeresco y simbología habían copiado los templarios. El arresto de los caballeros templarios no se debió a una cuestión menor, como podría ser el que realmente se enriquecieron más de lo que los europeos se podían imaginar. Tampoco fue el poder de su Orden. El motivo final de que se acabase con ellos, se debió a un asunto de gran calado: Superar racionalmente lo que explican los cuatro Evangelios.

En principio en Palestina existían otras órdenes de caballeros "Guardianes de Tierra Santa" (léase "Tierra Pura"). Los musulmanes llamados peyorativamente "Orden de los Asesinos", y los drusos que por méritos estaban predestinados a ser inmortales, tuvieron una caballeresca idea de la búsqueda de la verdad, la cual parece ser que fue en parte recogida por el autor bavariano Wolfram von Eschembach, autor de los romances titulados " Parzifal" y el "Willehalm", y que al final del siglo XII él mismo escribió haberla aprendido de dos grandes sabios. Uno de ellos dijo que era provenzal (entonces sinónimo de catalán), y otro toledano. Sin embargo Wolfram no pasó de imaginar la joya espiritual llamada Grial, con forma de piedra. Al parecer escribió tanto sobre los merovingios como de sus protectores. De su personaje más famoso escribió: "Los linajes de Titurel y Mazadan confluyen en Parzifal".

Cuando escribo esta "Segunda Parte" de la biografía de Arnau de Torroja, su nombre sigue siendo ignorado en las páginas de la Gran Enciclopedia Catalana. En cambio la historia de ficción lo ha recogido para asociarlo a la creación de la nación sueca. Y ello siendo Suecia un país donde incluso cuesta creer que hubiese templarios. En una película de aventuras muy fantasiosa titulada "El caballero templario" se apoya en el nombre de Arnau de Torroja para desarrollar las aventuras en Tierra Santa del enamorado caballero que después sería el mítico padre de la nación sueca. (Arnau de Torroja también aparece ficticiamente en el libro de Alain Demurger "Auge y caída de los templarios" Ed. Martinez Roca SA. 1986). Así comienza la confusión sobre la cuna de los héroes meridionales y, como ya desarrollé en mi libro "Montserrat ganga del Grial" (1993) varios temas que luego se incorporaron a las narraciones artúricas fueron netamente tomados del fondo tradicional catalán, cuya mística dimana de la sierra de Montserrat, inseminó las alocadas aventuras de los centroeuropeos recibiendo a cambió garantía de supervivencia; aunque de regreso a casa nadie fuese entonces capaz de reconocer a ningún héroe sureño.

En Palestina ya hacía décadas que los católicos habían conectado con los místicos caballeros sufíes del Islam llamados Futuwah, una especie de masones dentro del catolicismo, pero que personificaban la pureza viril en cuerpo y alma. De ellos los caballeros de la Orden del Temple aprendieron un rígido código de honor caballeresco, copiado del que tenían organizado los maestros (sheik) entre las sociedades iniciáticas de los Partos con un estricto código expuesto en diez normas (Paul Breuil: "L"Islam et le Graal", Arché, 1976), las cuales realmente admiraban a los jóvenes caballeros templarios, y probablemente más aún a Arnau de Torroja.

Por cierto, además de Arnau de Torroja hubo otros grandes maestres templarios oriundos de la Corona de Aragón, como Gilbert d'Erill y Pere de Montagut. Ambos fueron héroes de las campañas en Hispania, cuando los templarios eran la sombra de lo que antes habían sido. Y al parecer también fueron a menos otras órdenes y siempre para peor. Recuérdese que la princesa Bertraneja de Castilla en el siglo XV promocionó a su paje para que fuese Gran Maestre de la Orden de Santiago, y aun así hoy es la más prestigiosa de toda España.

CORONA DE INICIACIÓN: CONOCIMIENTOS DE ARNAU DE TORROJA

De la Orden del Temple es mucho más lo que se ignora de lo que se conoce, debido a sus misteriosos objetivos. Aún más misteriosos fueron los de la Orden de Sión, de la cual los templarios fueron una orden filial. Como en toda noble asociación, o empresa, los mandatarios de la Orden del Temple no desempeñaban idénticas funciones. Hubo quienes estaban intelectualmente cualificados para recibir los grados más altos de instrucción, y otros no fueron dignos de formar parte de la élite que recibió instrucción iniciática.

Muchos caballeros de la Orden del Temple no fueron informados de ciertos secretos a pesar de tener mando sobre la tropa, y hubo muchos de entre ellos que ignoraron la existencia de una "Regla Secreta". Es perfectamente bíblico, ya que el propio Jesucristo ocultó a unos discípulos lo que les reveló a otros más íntimos; de ahí que después algunas órdenes neo-masónicas impusiesen ritos de iniciación diferentes a sus adeptos. Unos serían hermanos elegidos, y otros tan sólo serían consolados.

Los templarios, siendo verdaderos defensores de Tierra Santa (a la cual llamaban Outremer, y los hebreos ??? ?????), reafirmaron los vínculos entre la tradición primordial y otras de secundarias. Es decir, exteriormente eran custodios del Centro Supremo, o Primordial, representado por la idílica "Jerusalén celestial", y dentro de ella el Templo de la Roca, pero al mismo tiempo tuvieron conciencia de una unidad doctrinal similar a otras organizaciones orientales religioso-caballerescas. Tomarían lo que quedaba del presunto emplazamiento del Templo de Salomón como símbolo suyo particular, aunque el verdadero tuvo planta rectangular. La forma casi circular fue para la Orden una óptima referencia a la idílica imagen del ideal "Centro Supremo" que para los judíos había sido el Templo de Salomón.

Los nobles caballeros templarios, habiendo sido todos ellos educados en la tradición judeo-cristiana, tuvieron su gran segundo rol en ser los guardianes del "Centro Supremo", lo cual implicó que su heterodoxa religión fuese cual la esencia de todas las otras;… y ello indica su aprecio por la tradición primordial. Los caballeros templarios fueron llamados "Guardianes de Tierra Santa", y mientras tuvieron existencia "oficial", debían ser al mismo tiempo buenos monjes. Todo a la vez. Ellos, permaneciendo en Outremer, para nuestro entender encarnaron el espíritu de las cruzadas. Su afán de perfeccionamiento les llevó a aceptar que: El tronco no existe por su propio interés, sino por el de sus propios frutos. Lo supieron muy bien quienes estuvieron en la cima de la pirámide del conocimiento, y asumirlo debió de ser cual su "bautismo de fuego". Su idea era que el camino del fuego al elevarse es ágil porque "seca" las almas de su lujuria fruto de la generación, a fin de que siendo más livianas puedan ascender.

Bajo el liderazgo de Arnau de Torroja los los templarios fueron un bloque monolítico de fervorosos guerreros que le obedecieron con devoción incondicional, lo cual mi docto biografiado consiguió por combinar un trato delicado con su fuerte carácter. Sus decisiones siempre estarían justificadas porque sabía que guerreaba para vencer y no para matar, de forma que, perdonando al vencido, se alejaba el deshonor para ambos. Al ser además monjes con una fe inquebrantable, los templarios fueron disciplinados y valientes. Incluso cuando atacaban con furor a sus enemigos, al cabo de un rato todos podían ser respetuosos con sus adversarios y llegar a emocionarse ante los necesitados y los pobres.

Procurando una regeneración universal, primero instruyen a las personas enseñándoles oficios, y después les enseñarán como regular de forma ordenada y buena administración. En una segunda etapa, inculcaron a la gente su religión pero dejaron que conservasen las raíces de sus creencias paganas más ancestrales. Debido a sus relaciones con infieles, se puede incluso hablar de una Orden del Temple bipolar, aunque éstos parezcan opuestos a los defensores de la fe. Una frase del templario Gaucerand de Montpezat parece avisarlo: "Los templarios tenemos tres artículos que nadie conocerá jamás, excepto Dios, el diablo y los maestres". Su estandarte de batalla (el beauceant) fue diseñado mitad blanco y mitad negro, que alude al color de las cuadrículas bicolores del tablero de ajedrez, el cual alcanzó a decorar los suelos de sus templos y la tienda de campaña del Gran Maestre en el campo de batalla. Por dicha frase de Montpezat se entiende que los dos dioses "Creadores del mundo" que eran opuestos, fueron simbolizados por los cuadrados blancos-negros, llegándose a embaldosar igual el suelo de las logias masónicas de todo del mundo. El simbolismo llegó al extremo de que el gran maestre representase para la tropa: el palo que sostenía el estandarte bicolor. Por cierto, para ver hasta el punto en que los caballeros templarios afirmaron sus creencias, recordaré que si en plena batalla era atacado el portaestandarte bicolor, le estaba incluso prohibido defenderse golpeando con él a un enemigo.

Las corrientes esotéricas manejan, y hacen accesible a quien se esfuerce en aprender, un saber oculto capaz de explicar la razón última de la existencia. Al fin proclaman que la Tierra no es un regalo eterno sino una parcela de valor temporal. Sucede no obstante que los poderes fácticos en su afán por perpetuarse, son ajenos a la búsqueda de la realización colectiva y se nos trata de desinformar creando confusión mediante la TV y entretenimientos infantiloides. En la antigüedad las personas tenían mentes más libres, aunque es verdad que a millones de sabios les costó la vida.

Desde el siglo IV se habrían adoptado entre los cristianos ciertos ritos hebreos, y los templarios potenciaron las fiestas solsticiales del fuego, que son las tan celebradas fiestas de la luz, o sea, las de San Juan y Navidad, debido a que casi todas las culturas antiguas celebraron fiestas a sus dioses astronómicos el día 25 de diciembre. Nada maravilloso de la vida de Jesús falta en los misterios del dios Dumuzi de los asirio-babilónicos, pero reclamaría mayor atención de los templarios el que, concretamente al dios sol se asociaron las divinidades paganas llamadas: Horus, Osiris, Adonis, Atis, Krisna, Apolo, Baco y el dios redentor Mitra, cuyos numerosos seguidores en Roma celebraban el triunfo del "Sol invictus" el día 25 de diciembre bebiendo la sangre del toro sacrificado. Desde el ritual del fuego de las brasas, hasta el cirio pascual y las lámparas de las iglesias, se rememora aún, inocentemente, el Fuego Sagrado (o sea, "Pascual"). Quiero entender que a Arnau de Torroja, en cambio, le interesaría mucho más el hecho que en cada vida humana existan dos fuegos: el que ilumina y da vida, y el otro que, careciendo de claridad, quema.

La preocupación por las proporciones y el enfoque del los templos es tan universal y eterna que ha de reflejar algo real de la cúpula celeste, y la Gran Pirámide de Giza parece confirmarlo por la orientación de sus orificios. Ese misterio es lo que nos lleva a valorar en los conocimientos astronómico-astrológicos de los templarios en el siglo XII. Otra cosa es que hoy lo entendamos debidamente. Para quien no lleve las imprescindibles "herramientas" psíquicas, es simple arquitectura o dibujo, pero otros en cambio, ante un mismo templo serán incapaces de trasponerse a la simple percepción visual. Los templarios cuando superaron ideas y dogmas convencionales, lo plasmaron mediante la arquitectura gótica, porque sus templos se apoyan en el suelo con un mínimo esfuerzo gracias a transmitir el peso propio a los muros laterales. El estilo gótico estuvo inspirado en la forma del huevo, pues copiaron las proporciones creando los arcos apuntados y parabólicos. Toda cáscara de huevo resiste y es bonita, empezando a consolidarse al contacto con la atmósfera. La parte alargada del huevo de gallina forma una parábola en su segmento que está configurado por el Número de Oro (F=1,6180339), cuya presencia está incluida sobre todo lo que tiene relación con la vida.

En sólo dos siglos a partir del nacimiento de Arnau de Torroja, en Francia había más de dos mil cien abadías en construcción y también casi un centenar de catedrales que serían terminadas de construir en arte gótico. La primera manifestación meridional fue la abadía de Villelongue en 1180; aunque sin duda, la principal obra del arte gótico en Francia fue la catedral de Chartres (Eure-et-Loire) que se incendió por segunda vez poco después de morir Arnau en Verona (It.). Tiene la gran nave más alta de todas las catedrales, lo que permite disponer dos hiladas de ventanas adornadas con 186 vitrales. En aquel templo se resaltó lo femenino, tanto por la cantidad de imágenes de santas, como por el tema de sus vitrales de impacto lumínico especial, siendo el más antiguo el que representa a la Virgen de Azul, cumbre de la metáfora cósmica expresada mediante el color azul, siendo la única vidriera salvada del incendio de 1137.

La denominación Arte gótico, procede de la palabra "argot" que es la jerga codificada peculiar entre los constructores medievales iniciados, capaces de superar las técnicas constructivas anteriores. Haré una comparación mediante una metafórica Regla de Tres: El templo gótico es al románico, lo que éste fue respecto a los templos visigóticos. Ha trascendido que al trazar las plantas de las catedrales góticas se basaron en dibujos hexagonales con forma de panal de miel, supuestamente como el dibujado por el propio rey Salomón cuando planificó su templo de Jerusalén, a pesar de que tuvo planta rectangular. Se especuló que los albañiles de los siglos XII y XIII habrían sabido interpretar un cálculo mágico inventado por los constructores del Antiguo Egipto, donde la fuerza venía dada por cierta palabra que pronunciaba un sacerdote en el transcurso de un ritual. Posteriormente aquellas hermandades de constructores especializados formaron gremios donde se juramentaban para preservar sus normas en arquitectura práctica. Hoy puedo desvelar que su gran secreto fue ocultar una forma de rostro gigantesco conformado por la perspectiva de los fileles sobre las ojivas y bóvedas de crucería. Tal era la razón de elevar los techos hasta 40 m. de altura. Se cumplía con ello la promesa de que la cara de Diós estaba en la catedral. Lo desarrollé extensamente en mi obra tan pronto lo descubrí: "Bovedas góticas ofrecen imagen de rostro humano" (2013) cuando lo anuncié públicamente.

Todo sería poco para ser aplicado a la magnífica catedral de Chartres al reconstruirla. Por milagro el incendio no afectó la espaciosa cripta, que quedó intacta con la famosa imagen de Virgen Negra, considerada muy milagrosa desde antes de nuestra Era. Lo que en dicha catedral los fieles aún hoy verifican es que la ignorancia hace vivir apegado al suelo, mientras que el conocimiento dota de alas para elevarnos hasta las más altas bóvedas. De todo cuanto se escribe en los libros espirituales, cada uno creerá, según su fe, si remiten a la mentira, o bien a la Verdad (que no es la realidad, aplicable ésta tan sólo a las cosas). En la fachada norte hay una inscripción que puede aportar luz, por algo la llamaron Puerta de los iniciados: "Aquí las cosas siguen su camino, tú has de obrar a través del Arca" ("Hic amititur Archa cederis…").

Arnau de Torroja quizá no vio materializados los grandes alardes arquitectónicos del arte gótico, aunque sí pudo admirar en maquetas los estudios previos a la evolución de los arcos ("nervios"), por entonces tan sólo aplicados en las techumbres en los templos románicos, con vocación de convertirse en joyeros pétreos y servir para la unión de dos simbólicos mundos: el mundo inferior y el mundo superior. La naturaleza dual del individuo antes ya se había simbolizado mediante dos triángulos equiláteros invertidos uno respecto al otro, y al mismo tiempo enlazados y superpuestos.

Los iniciados que sabían interpretar los dibujos y relieves de los templos, también pudieron transmitirse conocimientos mediante simples cuentos de éxito entre la gente vulgar. Las aves que en algunos capiteles (Sant Cugat del Vallès, o san Cucufate) simbolizan para quien está informado notas musicales, y representan el alma, o el pensamiento. Un libro abierto esculpido en un capitel, parece ser la Santa Biblia, pero para un iniciado gnóstico es una invitación a buscar la sabiduría, pues los cabalistas de todos los tiempos entienden que las "Sagradas Escrituras" son textos con tantas interpretaciones como lectores. Mucho tiento con la sabiduría, que es una palabra que pronto está dicha, pero antaño se la consideró santa y en Constantinopla le dedicaron un templo con cúpula grandiosa. Se llama Santa Sabiduría Divina (s. IV), el cual fue reformado por el emperador Teodosio II el año 404, y después de un incendio se volvió a reconstruir en el 532 por Justiniano, emperador del Imperio Romano de Oriente.

En cuanto a la relación de los templarios del siglo XII con los antiguos ocultistas, san Bernardo justificó que los caballeros templarios y del Templo de Salomón mostrasen una receptiva actitud para con los estudiosos judíos, pues escribió más de veinte tratados sobre el bíblico "Cantar de los Cantares" atribuido al rey Salomón. Para los ocultistas el número siete estuvo en concomitancia con las notas musicales. Algo que el griego Pitágoras ya utilizó para curar enfermedades. Arnau de Torroja debió de ser informado que grandes iniciados habían experimentado que era reflejo de proporciones cósmicas, y unos más que otros creyeron poder comunicarse con Dios. La idea no es banal, y ha llegado muy vigorosa a nuestro mundo cartesiano. En 1866 Jean Sudre, un francés que fue condecorado por defender un lenguaje puramente musical, creó el "Sol-re-sol". Mediante las siete notas él fue capaz incluso de definir a Dios (Lo llamó do-mi-sol), y al diablo (sol-mi-do).

En lo referente a la música mi biografiado debió de entonar los cantos gregorianos, e incluso aprovechar, mejor que los granjeros del nuestros días, sus beneficios espirituales. Hacía siglos que a los monjes autosuficientes habían observado que los animales de sus granjas que los escuchaban cantar polifónicamente, les daban mucha y mejor leche que las demás. Es el llamado "Efecto Mozar", y no sería difícil defender que decoraron muchos muros de sus templos combinando la armonía y las matemáticas. Cierto que los egipcios de las grandes pirámides ya los aplicaron los números Pi y Phi, pero habían sido olvidados, siendo ambos redescubiertos en el siglo XII aunque mantenidos en secreto, tal como hizo el griego Euclides. Ambos números fueron definitivos para dar belleza y resistencia a las nuevas plantas de las catedrales góticas del siglo XIII. El soporte matemático es más efectivo aún que el musical al buscar la belleza de la lógica. Europa sufrió un gran lastre en el hecho de que, en el siglo XII, los números árabes en muchos lugares aún estaban prohibidos, y la arquitectura se nutre de ellos. Hay mucho por descubrir en los templos de aquel período medieval. Yo puedo afirmar que a mi me sirve lo que comunico, y puedo continuar haciéndolo en beneficio de otros. No obstante advierto que en lugar de ver a Dios sentado en su trono entre las nubes, "mi gobernante" es tan íntimo que lo controla todo desde el centro de todas y cada una de las cosas.

Para concluir acerca de los beneficios múltiples de los sonidos fenoméricos, yo mismo lo experimenté inesperadamente en mis investigaciones durante mi juventud mientras estaba midiendo el interior de uno de los mayores dólmenes megalíticos de toda Cataluña. Por su impacto acústico pude luego sospechar de la oculta funcionalidad de los agujeros expresamente abiertos en algunos gruesos megalitos, concluyendo que sus constructores ingeniosamente trataron de que el fuerte viento arrancase sonidos al totem-toro (reproducido con su comunitario esfuerzo en piedra). Cabe esperarlo de quienes durante milenios desarrollaron una general fascinación por la estampa natural de "Bos Primigenius", una inmensa molen que lo representa, de forma inequívoca, muy gráficamente en la vertiente norte de la montaña de Montserrat en Cataluña (a sólo 40 km. de las playas de la ciudad de Barcelona).

LA CEREMONIA DE INICIACIÓN: NORMAS HABITUALES

El momento cumbre de la vida de Arnau de Torroja fue la ceremonia de su investidura como miembro de pleno derecho, experimentándolo como su consagración a una nueva existencia. Se le recordó que sólo tendría derecho a pan y agua, a un ropaje pobre, a una cama muy sencilla, a vivir casi en la miseria y a realizar duros trabajos que en su caso fueron casi siempre de gobierno.

Patrullar sin posibilidad de rehuir el combate si no eran superados tres veces, fue el batallar la actividad principal de aquellos monjes con espada, que hacía votos canónicos, aunque mantenían su condición de seglares. Además del celibato, incluyeron los voto de pobreza y obediencia, lo cual copiaron de las sectas esenias. San Pablo, aunque no condenó el matrimonio, consideró el monacato un estado superior al celibato, porque el monje, estando libre de preocupaciones familiares, podría entender mejor los asuntos de Dios, que era justamente lo que mi paisano deseaba. Toda religión pretende la unión con la divinidad. Incluso los humanistas hindúes, con sus malabarismos posturales, por ridículos que parezcan, también buscan la unión con lo trascendente del cosmos. Los templarios animaron a buscar la experiencia interna, por ser ahí donde reside Dios, como si cada alma fuese la propia "montaña" a escalar. La búsqueda interior, también llamada "la demanda", fue divulgada en Europa por los templarios, y después se le hizo eco de ello el alemán Wolfram von Eschenbach en su "Parzival". La escolástica desde su nacimiento estuvo separada por un abismo de la filosofía sufi, porque éstos gestan ideas activas, lo cual nunca logró ni el sabio Ramon Llull, ni Francois Bacon, etc..

El fanatismo surge de concentrarse demasiado y siempre en lo mismo, tal como hacen los actuales científicos. Para alcanzar verdades es básico un desapego intelectual y emocional según lo dicta el exigible equilibrio de toda vida. Lo demuestra el funcionamiento del universo, y Arnau de Torroja en tierras de Palestina descubrió que allí dispusieron de las primeras tablas sobre el movimiento de los astros, porque los caldeos las habían elaborado de quienes residieron en la antigua Mesopotamia. En la Península Ibérica se divulgaron cien años más tarde; y es que los templarios fueron además cual una red de intercambio de ideas filosóficas. Quizá los únicos beneficios de las Cruzadas fuesen sólo ésto, y la difusión de los principios caballerescos aprendidos de los árabes, ya que sirvieron para moldear las normas de toda la caballería europea. En efecto, pues los beneficios comerciales son muy discutibles.

Teniendo en cuenta que se ha escrito muchísimo sobre los caballeros del Temple sin datos verificables, siempre quedaran incógnitas por resolver y el verdadero ritual de ingreso en la Orden es una de ellas, si bien existen escritos sobre el particular más o menos fiables. Por la noche, a la luz de los cirios de la iglesia, todo aspirante pasó un examen ante el Tribunal de Doce Hermanos Mayores. El candidat debía presentarse muy humilde, y se le explicaba su futuro:

"… No ingreses en la Orden para conseguir riquezas ni honores, ni tampoco por que creas que vas a situarte en un plano mas alto rodeado de comodidades. Se exigen tres cosas: La primera es dejar atrás los pecados del mundo; la segunda vivir para el servicio de Nuestro Señor; y la tercera que, además de vivir pobremente, harás penitencia por la salvación de tu alma. Durante toda la vida, desde hoy en adelante, ¿quieres servir a la Orden? ¿Estás dispuesto a renunciar para siempre a tu libertad obedeciendo todo lo que el comandante disponga en todo momento?". A todo ello debía responder afirmativamente el aspirante.

A continuación el Maestre con su mano sobre los Evangelios decía: "En el caso que alguno de vosotros conociera una o varias causas por las que este hombre no mereciese ser un hermano nuestro, que lo declare…".. Superado el trámite, si de nuevo aceptaba, todavía el Maestre le preguntaría otras intimidades y, si superaba las expectativas, se le concedía poder realizar sus votos.

He abreviado el ritual, porque si para los simples guerreros se les hacía velar sus armas una noche ante el altar, a los templarios y otros monjes debían pasarla encaramados a los "árboles de la vida" que era el mini-habitáculo del centro de la bóveda, la cual sustenta un pilar central. Entre el hueco entre las nervaduras del techo tal espacio permitía al aspirante meditar en la trascendencia que tendría la opción de pertenecer a la Orden que le había anticipado sus secretos. El arquitecto Gaudí construyó varios de esos "hongos" huecos, aunque tapiados, siguiendo modelo de los templos románicos del Rosellón y la Cerdanya (Fr). Hay una muestra de "hongo" en la cueva que hay ante la recepción del Parque Güell de Barcelona.

Después en ceremonia que reunía a toda la hermandad, el Maestre procedía a la bendición de su espada, seguida de un buen golpe, o espaldarazo dado con ella, para simbolizar una herida. Para concluir tan antiguo procedimiento de iniciación, seguidamente recibiría un humillante bofetón en pleno rostro, pues evocaba: Herida y muerte ritual, necesaria para su renacimiento a una vida nueva superior, o sea, la separación del joven de su mundo. Un aspirante a "Hijo de Dios" debe aquilatar su alma si quiere que su espíritu domine el cuerpo físico. Lo había escrito san Pablo en su "Carta a los Efesios" (4,22), pues la idea era de transmutarse a una vida superior al modo de los míticos griegos Castor y Polux.

A través del ritual se creaba una alianza indisoluble entre todos los miembros de la caballería y su acatamiento a un mismo sistema de valores. No obstante hoy entendemos al revés las enseñanzas básicas de las ancestrales ceremonias iniciáticas. Por ejemplo, en el mundo griego, los famosos "Misterios de Eleusis" se iniciaba al aspirante para que no creyese en los llamados "dioses mayores", desvelando al neófito que habían sido simples mortales que habrían protagonizado alguna hazaña especial. Cicerón, que superó dichas pruebas, informó que el desengaño llegaba hasta el punto de asegurarle al iniciado el que ningún rey hubiese subido nunca al cielo. Con tales ritos se restablecía la veneración sencilla, pues ya entonces habría degenerado de tal como se habían enseñado en su primera institución. En efecto, quien no se esfuerce no podrá ser científico, pero si al interesado se le sube a la "cima de la montaña", se le puede ayudar haciendo desarrollar cuanto de bueno tiene desde su nacimiento, puesto que todos tenemos un idéntico origen. Si no podemos ver el oxígeno que es tan imprescindible, y es algo físico ¿no admitirá la existencia de algo espiritual que le dio la vida?

Por último se le entregaría el manto de los templarios, adornado con una cruz y una espada. Una vez los había recogido, el maestre provincial y el capellán le daban el beso de la fraternidad y rezaban en común tal como hacen todas las órdenes religiosas. Los templarios, como los cátaros, entenderían que el buen aprendizaje consiste en evitar repeticiones. Después, en lugar de repartir lo ganado con la fuerza, ellos tratarían de compartir las conquistas del corazón, porque el cristianismo es el recuerdo de un amor.

Era costumbre de los caballeros templarios rezar juntos, con lo cual consolidaban "el espíritu de unión" tanto como si estuviesen en el campo de batalla. Como Arnau era monje, ante las mayores dificultades hay que imaginarlo postrado serenamente, en soledad, esperando la iluminación ante el sagrario, precisamente por tener conciencia de la indefensión e impotencia de la humana condición. También era capaz de analizar los asuntos que le perturbaban como los gnósticos, pero lo que lo carácterizaría sería su capacidad de acción. Los maestros de mi admirado paisano, y él mismo, evitarían rezar en exceso, porque ello podría repercutiría en frenar el que la "semilla-idea" implantada en la propia mente diese buenos frutos. En cambio, dado su espíritu de mística entrega, es posible que convirtiesen su respiración en pura oración. En estos temas las actitudes ostentosas son absurdas ante la Ley Divina latente en cada persona.

Tan sólo comían sólo dos veces al día, y lo hacían todos juntos, casi en silencio, pues escuchaban al fraile que leía el Nuevo Testamento. Como todos ellos eran jóvenes que debían estar en forma para combatir, se alimentaban bien dentro de la moderación, pues ante todo les era imperioso evitar padecer anemia. Comerían quizá con remordimientos, aunque hoy día, además de sus razones, el comer poco lo podemos justificar mejor. Una excesiva ingesta de calorías reduce la calidad de vida, porque el oxígeno que da energía a nuestras células, al electrizarlas en la reacción metabólica, también daña precioso material genético.

SABERES DE UN GRAN MAESTRE DE SION Y DEL TEMPLE

Arnau de Torroja estudió en Cataluña lo básico de la clase nobiliaria, o sea, el llamado Trivium, consistente en las asignaturas de gramática, retórica y lógica. También aprendió historia, que entonces tenía como protagonista central a Carlomagno, aunque obviamente se remontaría a las invasiones de los musulmanes hasta las ciudades francesas de Tours y Poitiers, allí donde el año 732 el ejército de Abderrahman fue vencido por Carlos Martel, hijo de Pipino II de Heristal. (Su hijo + en 758, fue padre de Carlomagno). Después, por fin la Galia quedó asegurada para los cristianos gracias a la presión bélica de Guillermo de Orange para apaciguar a los rebeldes vascones y a los musulmanes de Al-Andalus.

Posteriormente Arnau de Torroja también estudió idiomas y música, así como se interesó por las técnicas militares, la astronomía y la astrología y muchas cosas más sobre las cuales yo no tengo competencia. Lo que sí le debió de fascinar fue la Genealogía y la Historia, y por su militancia en la Orden del Temple le interesaría la antigua arquitectura sagrada de Egipto y Grecia: Todo rito de fundación de un templo seguía la sombra del sol al salir en días, clave a fin de vincular el astro rey con el templo, la tierra y el cielo. En la iglesia de Troyes (Fr.), cercana al lugar donde nació el fundador de los temparios, se escondió tras los arcos y bóvedas el número 888, según estudió exhaustivamente Jean Hani. También defiende que el tal número además es el valor total de las letras del nombre de Jesús, y para colmo el número 888, que forman tres lazos en circulo, también alude al libro "Apocalipsis" del apóstol san Juan que fue escrito en clave.

Arnau no se debió de contentar con aprender los saludos árabes "as-salam alaikum", o "Allahu akbar" porque su afán de conocimientos debió aconsejarle dar prioridad a poder entenderse con los enemigos. Puede que incluso supiese que, como es de toda lógica, aquel primer libro escrito en árabe diese diferentes significados a muchas de las palabras escritas. Por otra parte, no es probable que Arnau de Torroja aprendiese el alfabeto glagolítico, por muchos templarios croatas que estuviesen bajo sus órdenes.

Entre 1150 y 1180 los templarios fueron adquiriendo mas propiedades en los barrios periféricos de Jerusalén, y fue justamente en vida de Arnau de Torroja cuando fue restaurada Notre-Dâme-du-Mont-Zion, motivo por el cual aquel magnífico techo gótico abovedado que pasa por ser el muy dignísimo Cenáculo, allí donde los grupos de turistas alcanzan la catarsis incluso cuando se trata de otras religiones o los muy lejanos peregrinos japoneses. Son unas bóvedas que ya nos parecen muy normales, pero que no obstante tuvieron gran importancia para los templarios entre los siglos XII y XIV, porque la gran cantidad de catedrales góticas que edificaron, las habría estimulado elevarlas hasta una tan inusitada altura, cubriendo la gran nave de sus iglesias, la necesidad de alcanzar la mayor prespectiva. En efecto, la gran altura de sus arcos de crucería tuvieron la función de sugerir una imagen de rostro de varón muy de acuerdo con lo que se espera después de rezar piadosamente en una catedral. Les recomiendo mi obra:"Bóvedas góticas: Ofrecen una imagen de rostro", donde repaso el periodo de su florecimiento y también quién pudo haber sido su promotor en los templos religiosos del sur de los Pirineos.

La sede central de los caballeros templarios de más categoría para su Orden, estaba anexa a la iglesia de Nuestra Señora de Sión, en Jerusalén, allí donde Arnau de Torroja, además de aprender los asuntos prioritarios específicos de su Orden y la jerarquía que se esperaba que mereciese, aprendería con urgencia la historia y la geografía regional, y también la de los paises europeos donde los templarios tenían previsto establecerse. Estudió con ahínco, obviamente empezando por el mismo edificio donde se alojaba en Jerusalén; no sólo se consideraba el lugar de la Dormición de la Virgen María, sino también el Cenáculo; y por añadidura, también se trata del lugar donde está enterrado el rey David.

Arnau de Torroja en la "Casa Madre" de Jerusalén, Nuestra Señora del Monte Sino, durante su iniciación aprendería ante todo que la conquista de Jerusalén había costado mucha sangre y vidas de caballeros cruzados, dadas las devastadoras ventajas de movilidad que dominaban los jinetes musulmanes. En efecto, los musulmanes suplían con astucia el coraje desenfrenado del ejército cristiano, abigarrada mezcolanza de nobles caballeros de Flandes y Lorena, normandos, catalanes y provenzales, renanos y normandos, sicilianos, todos ellos evolucionando sobre el terreno al son de las trompetas en los lugares de reunión donde se habían alzado pendones ondeantes al viento. Era un ejército de místicos guerreros de Dios, aventureros, ilusos y bandoleros que, muy inconscientemente, habían cabalgado a través de países desconocidos, ciudades enemigas, caminos extraños y ríos salvajes.

A todos, al llegar les fue imperioso aprender rápidamente las orientales estratagemas de combate, no siempre éticas. Después quizá incluso les enseñasen lo escrito por Euclides en su libro "Los Elementos", en vigor aún después de pasados 2500 años. Fue en el siglo XII cuando las matemáticas dieron el gran salto de emplear el numero cero (un número vacío) que los árabes copiaron de la sabiduría hindú. Los templarios fueron la correa de transmisión a través de la Península Ibérica de lo dicho, y mucho más que sería exhaustivo tan sólo de citar.

Pero la evolución que me interesa desarrollar es principalmente dilucidar el crecimiento intelectual que adquirió Arnau, hasta entender que la capacidad de aprender es la única "prueba de vida", y la clave es la capacidad de sorpresa. Arnau aprendería rápido… y aún más: desaprendió, en el sentido de solta lastre dogmático. Fue muy evidente para aquellos jóvenes caballeros, más que para nuestros intelectuales de hoy, que la Iglesia católica podía ser acusada de haber añadido indebidamente durante siglos nuevas doctrinas a las dictadas por al Iglesia primitiva, otorgándose tal poder por autoproclamarse la "Verdadera Esposa de Jesucristo", cuando era ya muy evidente entonces que lo había sido María de Magdala, una rica noble señora de Palestina.

Según la Wikipedia, la etapa de gobierno de Arnau de Torroja en la Orden del Temple, al cual presentan como Arnaud (suponiendo que murió con más de setenta años), estuvo marcada por los enfrentamientos de todo tipo que se libraron entre los caballeros templarios y los hospitalarios en Outremer: Arnau de Torroja aceptó la mediación del papa Lucio III y del rey Balduino IV para poner fin a dichas luchas fratricidas. En 1184 la situación política en Palestina empeoró porque Reinaldo de Châtillon, actuando por su cuenta asoló los territorios musulmanes de Transjordania. Para apaciguar los ánimos, fue entonces que mi biografiado desplegó su gran sagacidad política, negociando una tregua con el líder Saladino, el mayor enemigo de los francos, nada menos cuando éste ya estaba decidido a vengar sus traicioneras y sanguinarias incursiones.

Dado el carácter pacificador de mi admirado biografiado, siempre deseoso de conciliar enemistades, puedo presentarlo como una de las personas más comprometidas en elevar el término Imperio a su máxima expresión. En teoría, dicho plan permitiría "revitalizar la sociedad, gracias a la proyectada federación de estados autónomos bajo la dirección de un único poder espiritual y un solo poder político" (Guillaume Mollat "Dictionaire d'Histoire et Geographie eclesiastique…", París 1.953; Vol. XII; col.115-1129 – p. 129. Un solo monarca soberano para todos los súbditos que sería elegido por los misteriosos principios de la Ley Divina, y que aceptarían todos los cristianos, judíos y musulmanes. Un solo pueblo, o sea, una confederación de todos los gobiernos implicados en el nuevo orden mundial.

Los templarios en Outremer fueron respetados por los musulmanes que eran la comunidad principal; y más en Jerusalén, donde los cristianos tenían dieciséis iglesias. Los habrían aceptado peor si hubiesen sido ateos, pero para la mentalidad de los tiempos de Arnau de Torroja la fe era de primera necesidad y más en aquella parte de mundo donde un ateo resultaba inconcebible. Es algo que mal podemos entender los que la vivimos hoy como una opción personal, ya muy superados los siglos cuando la fe era un lujo. Los esquemas mentales del medioevo eran diferentes, porque su simbología no se limitaba a las marcas comerciales, sino a iconos de un camino espiritual. La capa de cada caballero templario simboliza dos alas plegadas, y remiten a la naturaleza celeste de quien ha merecido la inmortalidad y vive para ayudar a sus semejantes. Sus espuelas le recordaban su obediencia, etc.. La gente del siglo XII podía imaginarse sin dificultad un mundo (incluso todo el cosmos) amurallado como lo estaba cualquier burgo donde vivían dominados por la inflexible autoridad eclesiástica, dado que incluso asistir a la santa misa era obligatorio;… y pagar la entrada con especies, también. A la plebe se les advertía que el mundo de la farándula fomenta la disipación, y para colmo, siempre vivían atemorizados por las enfermedades y mutilaciones que podían sufrir el día siguiente.

Si a todo lo dicho lo consideramos cual una línea de trazo horizontal, la intromisión de la Orden del Temple representó el travesaño vertical en el esquema de una cruz. No me refiero sólo a lo espiritual sino a su capacidad de copiar lo bueno de donde lo descubrían. En sanidad tuvieron donde fijarse. En 1154 Damasco había dos hospitales, y en cada uno de ellos unos administradores que llevaban registros. Los médicos acudían todas las mañanas, examinan a los enfermos y ordenaban que se preparen las medicinas y alimentos para curar. Conocían los efectos antibióticos de la tela de araña, porque realmente cura, al contener algo de penicilina natural. La planta llamada aloe y la miel también hacían milagros.

No se puede ignorar que en el siglo XI el sabio Avicena escribió un "Canon de medicina" que se difundió tanto en Asia como en Europa. Hasta la intervención de las órdenes de caballería europeas, la verdad es que los cruzados enfermos y heridos carecieron de atención médica eficaz, no tuvieron ni cirujanos, y sólo aquellos que sobrevivieron fueron penosamente evacuados hasta la isla de Salermo (It.).

TEMPLOS CON SIMBOLISMO GEOMÉTRICO-MATEMÁTICO

Continuando con los conocimientos mínimos que hemos de suponerle a Arnau de Torroja, tanto antes como después de haber sigo Gran Maestre del Temple, hay obviedades sobre las que no me detendré por ser materia de los novelistas, por ejemplo, la descripción del castillo de Miravet a orillas del río Ebro, donde sus antecesores tuvieron su residencia y Arnau de Torroja no sería diferente. Ahora bien, sería inutil encasillarlo en las funciones administrativas, porque eran tiempos de extraordinaria movilidad para cualquier noble, y más para un gran mandatario de la más exitosa orden monástico-militar, la cual no paraba de fundar encomiendas en su imparable expansión. El sistema era práctico; permanecían doce en el sitio y los demás se iban para fundar una nueva "sucursal", tal como hacían los monjes del Cister.

Debo referirme mínimamente a la construcción de recintos militares y empalizadas defensivas, porque mi biografiado tuvo referencias novedosas respecto a las construidas en el centro de Cataluña durante su pasado inmediato, siendo más exactas que las que hoy puedan tener nuestros arquitectos e ingenieros.

Hasta la expansión de la orden benedictina no se superaron definitivamente las defensas construidas con troncos, a fin de poder detener a los musulmanes al infiltrarse en tierras del sur del Solsonés, allí donde Arnau de Torroja nació. Creció viendo construir numerosas murallas y fosos. Antes del siglo X en los condados pre-catalanes se defendían construyendo con materiales lígneos (troncos de árboles, etc.); siendo los prototipos de los luego ya edificados en piedra por razones de estrategia militar de los siglos medievales. El monaquismo transformó las normas para crear la sobria arquitectura del arte románico, la construcción de puentes, el canto gregoriano, etc., y sobre todo los conocimientos de Platón, Aristóteles y Pitágoras. Éste último conoció la geometría sagrada en el antiguo Egipto durante las dos décadas que él vivió en Alejandía. A él se debe la estrella pentagonal, su icono de curación, pero también se trató de una geométrica alusión simbólica a la armonía entre cuerpo y alma.

La geometría sagrada debió de ser uno de los conocimientos que los templarios descubrieron en Tierra Santa, y en secreto lo heredaron las hermandades precursores de la masonería. Dichos maestros constructores en piedra se llamaron simbólicamente "Hijos de Salomón", y su misión fue perpetuar unas enseñanzas para elevar templos donde reunirse los creyentes para aprender ciertas normas esenciales.

El diseño octogonal fue la estructura preferida para edificar los primeros oratorios de la Orden del Temple. Es poco sabido que las iglesias de los templarios estuvieron conectadas con sus encomiendas fortificadas por subterráneos, dado que cualquier templo religioso era inatacable y no hacía falta que fuese defendida, al ser considerada por todos los europeos una "tierra sagrada" desde tiempos ancestrales. Además, bastaba que un fugitivo pisase su entorno, para evitar ser ajusticiado mientras permaneciese en la llamada "sagrera".

Acerca del saber astronómico-astrológico de sus iniciados de élite, aunque en su tiempo pudieron ser consideradas cual ciencias académicas, como era el caso de la alquimia, etc., no lo comentaré por desagradarme el tema. Tal vez Arnau de Torroja debió de creer que Jesús de Nazaret había muerto en fecha del día siete de abril del año 30 pasadas las tres de la tarde. Particularmente no creo en directrices cósmicas a pesar de que se utilizasen para planificar el mapa urbano de la ciudad de Washington (USA). En cuanto a sus conocimientos de geografía, superó la creencia que Jerusalén era el centro del mundo, porque probablemente Arnau, en 1173, supo de las ideas del eminente geógrafo judío Benjamín de Tudela.

Dejando a parte el que todas las iglesias cristianas europeas construyeron sus ábsides en dirección Este, porque es donde está ubicada la ciudad de Jerusalén, el arquitecto Violet-le-Duc supuso que los templarios construyeron templos en forma de rotonda imitando el llamado "la Cúpula de la Roca" de la ciudad "Tres veces santa". El creó el mito que hizo olvidar que existen planificaciones de iglesias redondas más primitivas, como la capilla palatina de la capital de Aquisgrán, la antigua capital de Carlomagno.

Me interesó que, en el año 762, incluso toda la ciudad de Bagdad, fundada el año 746, se construyese en base a las proporciones geométricas de una rueda, con su centro en el palacio de Harun-el-Rashid, de ahí que los sufíes, y luego los francmasones, tuviesen muy en consideración la planta de forma anular. Entre varios ejemplos prefiero citar la "Orden de la Jarreta", puesto que copió a llamada Tabla Redonda dos siglos anterior. Para loar tan útil diseño del que yo llamo Onutoro, en 2008 escribí un libro así titulado, el cual es el que me complace más de toda mi obra.

NUEVAS IDEAS RELIGIOSAS APRENDIDAS EN TIERRA SANTA

Cuando los templarios se establecieron en Tierra Santa, los francos dominaban desde el Líbano hasta la península del Sinaí. Se repartieron en tres partes, siendo la principal (a parte de Jerusalén, la capital), el Principado de Antioquía, y los dos condados de Edesa y de Trípoli. Antioquía era ciudad cristiana, por lo cual el califa Omar, cuando la conquistó el año 641, empezó a planificar trasladar su capital al El Cairo, que antes se llamaba Heliópolis (a 7 km. de distancia).

Los templarios recopilaron ideas y, por otra parte, cuando fue preciso se esforzaron para aprender. Lo malo sería darse cuenta de que los católico-romanos siempre habían sido aleccionados como niños, a pesar de ser gente madura. Después de tenerlo claro, pudieron superar las numerosas fórmulas dogmáticas, para llegar a resolver que: la unidad del Dios viviente se encarnó en Jesucristo. Para Arnau de Torroja no significó una revolución, sino su desarrollo hacia la plenitud. Logró un perfeccionamiento continuo, gradual y siempre en positivo. Pero para la capacidad que le supongo, debió de alarmarle la inmadurez espiritual de todas las personas y en todos los tiempos y latitudes. Él, que se conocía bien porque se había reconstruido, supo que toda idea de Dios sería inexacta, y mantuvo grandes reservas para con todo aquel que le garantizaba el presentarle a Dios. En general, los templarios primero apostaron por la conciencia y después por el Sumo pontífice de Roma, por entender que la conciencia es la voz de Dios en el hombre, y viceversa: Con-ciencia, es la voz del hombre comprometido con la divinidad en ese tiempo cíclico, o sea, religioso.

Al intentar penetrar en sus creencias y conocimientos no insistiré en lo referente a sus jerarquías y la férrea disciplina de los monjes con espada, porque fueron verdaderamente la "Milicia de Cristo". Al menos debió de ser tan austera como la de la orden cisterciense, añadiendo el rigor militar, por ser los templarios un cuerpo altamente disciplinado. Pero si marcaré una diferencia, porque han sido muchos los grupos elitistas que siempre buscaron acaparar conocimientos fiables y rescatar la sabiduría de los antiguos. Fue la rigidez de su disciplina fundacional lo que evitó que los templarios se perdiesen en una espiritualidad enmarañada.

Al menos en el siglo XII todos los templarios sentían una gran devoción por su Gran Maestre, el cual siempre se les presentaba acompañado de un par de consejeros por si debía tomar decisiones rápidas en muchas y muy diversa responsabilidades, tales como problemas en sus castillos y encomiendas, traslados de tropas y animales, rentes y reclutamientos, atención a los heridos, etc. En prevención de la ausencia del Gran Maestre el mando recaía en el mariscal, y bajo éste actuaba un senescal que tenía cuidado, además de lo dicho, de que no faltasen nunca los avituallamientos necesarios. En el campo de batalla quien encabezaba la caballería pesada del Temple era su jefe del estado mayor del ejército, pero seguía instrucciones del Gran Maestre que en el caso de Arnau de Torroja, sería prever antes del combate tener garantizado el suministro de agua y víveres. Cierto que entonces era muy generalizada aquella idea de los iluminados: Poco importa el número de combatientes cuando se cuenta con el apoyo de la divinidad; lo cual obviamente les haría sufrir graves derrotas, pero Arnau de Torroja nunca hubiese podido tomar en serio dicha frase. Antes diría, como los árabes: "Confía en Alá, pero ata tu camello". Al fallecer, quizá porque tanta impostura le agobió demasiado, la pérdida de Jerusalén resultó inevitable, y poco después los francos, con todas sus tropas subsidiarias, perdieron Palestina.

A nivel simbólico, el Pedro de los templarios y calatravos se identifica con el "Anciano de la Cábala", es decir, el Baphomet, la sabiduría agnóstica que –igual que el catarismo- buscaba la salvación por la iluminación capaz de encontrar en el propio interior el espíritu liberador. Los caballeros del Temple, al abrazar la doctrina petrina, se hicieron "Pedros", por lo cual en sus ceremonias iniciáticas se humillaban como san Pedro apóstol, y quizá también negasen tres veces a Jesucristo. Ahora bien, siguieron enseñanzas del "Evangelio del Amor", venerando a Juan Bautista, cuya festividad celebraban -según la Inquisición- ejecutando prácticas de brujería. Fueron incontables las víctimas de la ignorancia intolerante.

La advocación del apóstol Pedro más venerada por los templarios fue el que había llevado la pesada cadena conservada en la iglesia San Pedro ad Víncula, en Roma, cuando estuvo en prisión, como Juan el Bautista. Uno y otro se asocian al signo de la Tau a la cual convencionalmente le dieron un valor de 400. Para los hebreos amantes de la cábala ("árbol de la vida" para la mística judía), la letra Tau es el símbolo del nombre de Dios y de toda la Humanidad, pues la simiente divina anima la Creación y a Dios mismo, final de todas las cosas. Lo dicho valió para los templarios y gnósticos de antaño, pero no para mi, pues mi idea de Dios no disminuye si se retira todo el universo visible, sin ni tan sólo dejar ni un punto de luz en todo el negro firmamento.

Arnau de Torroja en su paso por Siria se admiraría al conocer las ideas monoteístas de los drusos, con culto y liturgia especial. Aunque se remitían al mismo rito de iniciación por inmersión que predicó el Precursor en el río Jordán, era un aprendizaje gradual y esotérico. Los drusos se tenían por fanáticos religiosos, habiéndose hecho escuchar en Turquía y en Egipto donde son venerados por los ismaelitas. Lo que era inaceptable de los drusos para Arnau de Torroja, era su pretensión de que Dios se hubiese reencarnado ¡unas diez veces!. Ni queriendo asociar lo que ofrecen las religiones principales, ello sería imposible para nadie; y aun así, los templarios le enseñarían que se debía procurar hacer congeniar todas las religiones en una de sola. Existen pruebas de que la Crucifixión, y posterior resurrección, etc., ya la habrían experimentado antes de Jesús, el dios griego Dionisio, el egipcio Osiris, y otros.

Otro cosa que debió de resultarle sorprendente a Arnau de Torroja, era que el pensamiento de los palestinos fuese su búsqueda del "eje del ser", cuando lo importante para cada ser humano es entender que la clave de la eterna búsqueda es el amor al prójimo. Los cristianos lo supieron por los apóstoles; aunque los ebonitas, siendo ellos descendientes directos de los cristianos que en Jerusalén seguían a Santiago, fueron considerados herejes tan pronto como triunfó la predicación de Pablo de Tarso. Arnau de Torroja supo que el problema se acabó bajo Teodosio el Grande, pero con su prohibición y todo, era muy evidente que Jesús no era cristiano porque nació, vivió y murió como hebreo y sólo pretendió dar nuevas perspectivas a la Ley de Moisés. Había revelado verdades interiores con palabras simples. Además, si lo llamaron Rabí (maestro) era porque estaba casado, y de hecho lo estuvieron la mayoría de sacerdotes y pontífices romanos hasta prohibirlo en el Concilio de Letrán (1123). A Arnau y al resto de templarios la idea de un redentor casado no les sorprendió tanto como a los católicos del siglo XXI. Algo que hoy me extraña a mi, es que a Jesucristo en la imaginería católica se represente sosteniendo un libro en su mano derecha, a pesar de enseñarnos que él nunca escribió nada.

Los caballeros de la Orden del Temple, después de excavar el subsuelo más sagrado de Jerusalén, hallaron manuscritos coptos, arameos y hebreos, en los que figuraban evangelios distintos a los cuatro canónicos. La doctrina de Jesús era fiel a la Ley mosaica. Por otra parte, un Mesías resucitado ya existía en el judaísmo anterior al cristianismo, y simplemente se adoptó la leyenda judía para dar forma al dogma de la Resurrección. Los mandeístas y los templarios creyeron que la persona divina de Jesús que presentaban los evangelios autorizados nunca existió, pues el verdadero habría sido, según ellos, un luchador revolucionario completamente distinto del oficial. Obviamente dentro de la Orden del Temple esta doctrina secreta nunca trascendió del seno reducido núcleo de iniciados que buscaron la salvación por el conocimiento, y de tales creencias, tanto en Heliópolis, como en Alejandría, aún se conservan dibujos que lo revelan. Además, los simbólicos Reyes Magos (que tan sólo son citados por el evangelista Mateo para explicar una profecía sobre una estrella indicadora del nacimiento de Cristo) fueron la clave para que sus lectores egipcios empezasen a referirse a la diosa Isis en relación con el nacimiento de su hijo Horus. Y todo está representado mediante la inocentísima estrella del Pesebre…independientemente de que la gente poco informada dibuje dicha estrella con tan sólo cinco puntas. La verdad ni teme ni ofende, no obstante ardería la biblioteca de Alejandría y tantas otras que la amenazaron, entre las cuales las de Éfeso, la de Rodas, y todas las de Sicilia cuando era la Magna Grecia.

Hubo varios presuntos Mesías entre las sectas del judaísmo, pero el reconocimiento entre la Orden del Temple de un "Hijo de Dios" era impensable para el judaísmo ortodoxo temeroso de Yahvé. Fue así, a pesar de saber la veneración por otros dioses nacidos de una madre virgen, entre los cuales: Osiris, Dionisio, Attis, Adonis, Zagreus, Tamuz, Vishnú. Platón y Pitágoras no ignoraron que la mayoría de los citados fueron hijos de una virgen. También la madre del emperador romano Augusto tuvo un embarazo milagroso, pues, según escribió Suetonio: El dios Apolo se unió a ella bajo forma de una serpiente. Durante los primeros siglos los cristianos literalistas procurarían evitar tales referencias de vidas y circunstancias paralelas a la de Jesús de Nazaret, con la excusa de que: los paganos eran incultos, incluyendo los que planificaron y construyeron la gran pirámide de Giza.

Los templarios secretamente respetaban ciertas peculiaridades de cualquier filosofía monoteísta cuando los enriquecía espiritualmente, porque son valores que pueden aumentar gracias al conocimiento. No tienen nada que ver con los valores de los siglos industriales cuando floreció lo científico-técnico; o bien en la actualidad cuando la economía de los países se basa en fomentar los bienes materiales que, a cambio de confort, nos alejan de nuestros verdaderos intereses.

Dejando a parte que toda persona cultivada se planteará las mismas preguntas eternas, el hecho de sustituir la buena dirección por otra de mala, acabará repercutiendo en que la sociedad futura lo pague muy caro; y no sólo por culpa de las guerras. Los templarios procuraron esforzarse en superar los malos tiempos que vivían, como nosotros, cuando, zarandeados por las tempestades, nos reconforta la seguridad de que volverá a salir el sol un día u otro. Somos creyentes por naturaleza, y la religión es la base de toda estructura mental. Pero si superásemos los valores que psíquicamente compartimos, adoptando reglas de pensamiento menos dogmáticas, los occidentales podríamos afrontar mejor los problemas de convivencia a todos los niveles. Es lo que cabe seguir esperando del destino de la humanidad futura. Metafóricamente; la llave no está en utilizar la mente; la puerta que tratamos sólo se abre a través del corazón.

Al formar parte de tan prestigiosa y aguerrida orden monástico-militar todos los templarios aumentaron su autoestima. Primero dejaron a parte sus complejos, frivolidades y envidias que agitan el corazón humano; y después fueron idóneos receptores de superiores ideas orientales, bien informadas, a pesar de que dejaban a Jesús como otro iluminado más, por mucho que le reconocieran como "Vocero de Dios. Admitían en Él la "sabiduría divina", como lo hicieron sus primeros seguidores contemporáneos. Jesús de Nazaret fue un iluminador bueno, generoso y guía espiritual insuperable, siendo, al fin, la base de la devoción por Él que debieron de sentir los sabios de Sión y del Temple; y lo mismo debió de opinar Arnau de Torroja, el catalán más internacionalmente influyente de todos los tiempos entre los dos extremos del mar Mediterráneo. En efecto, mi biografiado sigue siendo, en el siglo XXI, el catalán que ostentó un cargo militar más universal, el cual desempeñó espiritualmente comprometido con la fe católica. Ello no le impidió capitanear a 30.000 monjes-guerreros, nobles e hijos de nobles en plena juventud, que eran la flor y nata de la sociedad europea del siglo XII.

Los caballeros de Temple renunciando a su individualidad, siguieron a sus jefes con fe ciega, de acuerdo con lo prometido en su ritual de iniciación después de velar sus armas en ayunas, y sin nudo alguno que les atase a su vida pasada ni a la tierra. Sus altos dignatarios es evidente que, superada aquella enorme carga terrenal, pudieron ser casi tan racionales como Platón. Arnau de Torroja comprobó que en Palestina las ideas que los pitagóricos habían heredado de los egipcios de Alejandría, seguían vigentes, incluyendo el culto al dios Dionisio, el cual tanto recuerda las circunstancias maravillosas de la vida de Jesucristo. Por cierto, a imitación de san Pedro capaz de negar tres veces a Jesucristo, los templarios incluyeron el tal reniego en su ritual, siendo en realidad la puerta a los conocimientos secretos de la Orden. Se enseñaba a creer más en la humanidad de Cristo que en la divinidad de Jesús.

La utópica unidad doctrinal de la Orden del Temple los presenta muy capaces de comunicar con organizaciones militares orientales similares; así se explicaría que viviesen influidos por los gnósticos y luego simpatizando con los cátaros. Éstos descubrieron que el cristianismo era una fábula urdida por san Pablo y sus discípulos, ya que sin sus epístolas no habría existido el Cristo que les presentaban los cuatro evangelios autorizados, dejando a parte que cuando san Mateo escribió dos versiones, ya fuese destinado a cristianos o bien a los judíos gnósticos que buscaron la salvación a través del conocimiento. La Iglesia los falseó, ocultado la verdad. Los templarios que pasaron por Jerusalén durante el siglo XII contactaron con los lugares que conservaban la tradición de la estancia de la Sagrada Familia por aquellas ciudades egipcias, y conocieron la opinión al respecto de diversas sectas judías, islámicas y cristianas, entre ellas las llamadas "de san Pedro" y de "san Pablo". A consecuencia de tales contactos, la vox populi de los europeos creyó que los templarios, y posteriormente otros heterodoxos como los cátaros seguidores de la doctrina sanjuanista, eran semejantes a los mandeanos, unos extraños fieles cristianos.

Los templarios al abrazar la doctrina de los seguidores de san Juan, paralelamente admitieron las de la iglesia petrista. Al fin harían congeniar creencias de petristas y juanistas, seguidores de Juan Bautista. Los mandeanos eran llamados nazarenos, compiten con los sábeos y donatistas, que son una secta cristiana de origen antiquísimo. Su ventaja está en que actualmente siguen hablando un lenguaje derivado del arameo, por lo cual es la única religión gnóstica que ha sobrevivido. Es evidente, pues, que el cristianismo en sus orígenes careció de un criterio unificado, hasta el punto de utilizar iconografía de la religión egipcia de la que heredó muchas cosas. En efecto, no hubo homogeneidad de criterios. Unos creían que Jesús era Dios, y otros lo consideraban un médium de la divinidad. Por otra parte, unos eran seguidores del Precursor y otros de María Magdalena; otros hubo que rechazaban a Jesucristo, o su cruz, y otros negaban su muerte creyendo que se habría crucificado a un hermano gemelo de Jesús. Incluso los primeros padres de la Iglesia reconocían que Jesús tuvo hermanos, tal como aún lo recuerdan algunas iglesias cristianas actuales, e incluso pintores y escultores de la categoría de Leonardo da Vinci, pero no la Iglesia católico-romana.

Los templarios compartieron también el secreto del linaje descendiente de Jesús con la secta judía "Lámpara tapada". Su norma de vida y búsqueda espiritual recordaba mucho a la que tuvieron los asesinos creados por el gran maestro sufi Hasan Ibn Sabbah, residente en el castillo de Alamut (significa "Nido de águilas"). Hasan predicaba fusionar el cuerpo y el espíritu (hermetismo), y durante treinta y cinco año dirigió a los ismaelitas "Hijos de la Luz". Era un rey-sacerdote residente en la alta montaña, aunque dispuso de una gran biblioteca esotérica, por lo cual en 1090 se consideró directo representante del enigmático Preste Juan.

En cuanto al "Rey del Mundo", ya citado en la "Primera Parte", era un líder de dudosa localización, del que se dijo que había enviado tres maravillosos regalos al emperador Federico II, recordando con ello que él reinaba en Agharta como descendiente de los Reyes Magos que se postraron ante el Niño-Dios en un pesebre. Tal sería el motivo de que la Santa Sede de Roma enviase emisarios a Etiopia a fin de tratar de saber quien se trataba. Entonces el país era gobernado por un Negus (emperador), al cual los católicos llamaron prieste. La primera noticia sobre dicho Presbyter Joannes "Rey del Mundo", la proporcionó en 1145 Otón de Frisinga, siendo transmitida en el siglo XIV por Juan de Hildesheim.

Para localizar tan fantástico reino, y al mismo tiempo las fuentes del río Nilo, el príncipe Enrique, a la vez Gran Maestre de la Orden de Cristo en Portugal, envió sus naves al continente africano sin resultado. Posteriormente fue misión encargada a Don Pero da Corilhao, quien desapareció, aunque pasadas unas décadas se dijo que vivía con honores en la corte del Preste Juan.

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