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Ramon Ramonet Riu – Textos reunidos (página 19)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



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El conde Belón (Bel.lo) de Carcasona, hijo de san Guillermo de Aquitania, demostró ser un súbdito fidelísimo de los reyes carolingios. Tal actitud continuó con el conde Roger II Trencavel, al cual, no obstante, el rey de Aragón el año 1179 le concedió, además de Carcasona, el Lauragais, el valle del Aude, el Razès, la tierra de Sault y los castillos de Termes y los del Minervois. El último acto documentado de un miembro de los Trencavel, fue cuando Raimundo II (1196-1249) partió a Tierra Santa.

Según los monjes benedictinos dom De Vic y dom Vaissete, autores de "Histoire genérale de Languedoc", Wilfredo I fue hijo de Sunifredo, un noble hispano-godo de Septimania que fue nombrado en 834 conde de Barcelona, de Urgel, de Cerdaña, de Osona, de Gerona y de Besalú, por orden del emperador Luís "el Piadoso" de Francia. Los condados de Narbona, de Besiers y de Agde, hasta entonces vinculados al de Barcelona, quedaron separados. Wifredo I "el Velloso" permaneció tan unido a los reyes Luís I y Carlos II de Francia como los Trencavel, porque era nieto de Belón (Bel.lo), y también familia de los condes Trencavel de Carcasona. Wilfredo se casó en 877 con Guinidilda (Winilda) y tuvieron al menos 9 hijos, siendo el que interesa a mi investigación Sunifredo II, († 948), conde de Urgel, casado con Adelaida de Toulouse, hija de Armengol, conde de Rouerge y luego de Toulouse. Ello es debido a que Solsona, localidad de nacimiento de Arnau y mía, fue feudo del conde de Urgel.

Sunifredo de Urgel fue nombrado conde por Luís "el Piadoso" a través de Bernard de Septimania, quien entre otras poblaciones reconquistó Solsona del gobierno de Aizón, que era un aliado de los musulmanes cuando intentó rebelarse contra los francos. Wifredo I "el Velloso", al vencerlo, fue el primer conde de los muchos que hubo de la Casa de Barcelona. La hermandad entre judíos en apuros (y hasta quizá la sangre de Makhid David-Teodoric) también debió de llevarla Wilfredo I "el Velloso", porque fue hermano del conde Miró Ecard. Apoyó al vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia y se apoderó del Rosellón. En el siglo XI Miró, llamado "de Solsona" aparece documentado cuando la población seguía bajo el mando del conde de Urgel. Entonces todavía Miró no era "Señor" de Solsona; el primero que consta como tal, fue su hijo llamado Ecard Miró.

NOBLEZA FAMILIAR EN CADA VERTIENTE DE LOS PIRINEOS

El párroco de la ciudad de Solsona Domingo Costa Bofarull, que escribió un voluminoso libro titulado "Memorias de la ciudad de Solsona y su iglesia" (siglo XVIII), a lo largo de su vida repasó concienzudamente los linajes de la zona en siglos pretéritos, y opinaba que: "Los condes de Urgel eran descendientes de la imperial sangre de Carlomagno. …Duró hasta el año 1231, por la intromisión del conde de Cabrera".

Arnau de Torroja, hijo de Ecard-Miró, Señor de Solsona, supo de la alianza de los monarcas pipínido-carolingios con un príncipe judío procedente de Bagdad, mejor que nosotros hoy. Asimismo le explicaron que las tropas capitaneadas por Bernard de Septimania (Bernardo de Gotia) protagonizaron con éxito la reconquista de Gerona, Ausona y Urgel, incluyendo las victoriosas tropas entre cuyos combatientes se enrolaron también hombres judíos. Las de Carlomagno (quien durante la campaña a Hispania estaba en Worms), al mando de su sobrino Roldán, aquellas que cruzaron los Pirineos por Navarra, en cambio sólo fueron famosas por su derrota en Roncesvalles.

Bernardo I de Septimania después de la reconquista de la comarca de Urgel, dio el castillo viejo de Solsona al conde Miró. Éste debió de ser antepasado de Arnau de Torroja, por lo cual, sin dudar de la fe cristiana de los Torroja, Arnau debió de sospechar, (o tal vez tuvo plena certeza), de que algo le tocaba de la sangre del linaje Rex-Deus. Lo expongo porque, de todos los Grandes Maestres de la Orden de Sión, Arnau de Torroja por lo que he podido saber, resultaría haber sido el único (cosa insólita) que no estuvo emparentado por lazos de sangre con las dinastías davídicas. Los historiadores del futuro tendrán un arduo trabajo para esclarecerlo. Les remito al "Arxiu Capitular" (ACS) de Solsona, cuyos pergaminos de los siglos X y XI son fácilmente consultables, al haber sido recogidos por el Dr. Mn. Antoni Llorens Solé, y publicados en el vol. nº XI de rev. "Urgelia" (1192-1193). Pero sucede que en ellos constan muchos nombres Miró, y también Mir.

Una investigación profunda debería remontarse, pues, al conde Sunifredo II de Urgel, de quien Miró de Solsona fue un súbdito destacado (año 1000), al extremo de acompañarlo en la conquista de Córdoba, donde Ermengol murió (948) sin descendencia. El condado lo heredó su sobrino Borrell II, que luego sería conde de Barcelona (y además lo fue de Gerona y Osona). Pero éste en su testamento (992), también dividió la herencia entre sus dos hijos, por lo cual Barcelona, Gerona y Osona pasaron a manos de Ramón Borrell, mientras que el condado de Urgel quedó bajo el dominio de Ermengol, primero de su dinastía (desde finales del siglo X, hasta principios del XIII).

El castillo de Solsona se erigió en la elevada explanada donde los íberos habían tenido su poblado, en la colina cerca del actual Castellvell. Dada su estratégica posición, que permite otear una muy vasta panorámica del sector en todas direcciones, el conde Ecard Miró (+1097) lo empezó y sus descendientes acabaron de fortificarlo. Estuvieron amparados por la familia Torroja "Señores de Solsona", si bien el obispo de Urgel algún derecho tuvo sobe el castillo, puesto que lo reclamó judicialmente el mismo año que murió Arnau de Torroja.

Dada la estratégica posición del castillo de Solsona en tan belicosos años jalonados de victorias, la comunidad monacal de Solsona recibió muchísimas donaciones a su iglesia de San Pedro (después rebautizada "Santa María" de Solsona). Los otorgaron los muy agradecidos expedicionarios, entre ellos incluso los soberanos de turno, pero también muchos condes y nobles, quizá porque velarían sus armas en la iglesia antes de salir en expedición hacia el sur para combatir a los musulmanes. El aspecto religioso fue muy importante, y lo catalizó un hijo del conde Oliba Cabreta, de Besalú. En efecto, su hijo el conde Oliba de Berga y Ripoll, declinó las responsabilidades de gobierno para vestir habitos como simple monje el año 1002, tal como antes habían hecho su padre y su tío. El abad Oliba, nacido el 971, por su rama ceretana era descendiente de Wifredo "el Velloso", en cuya persona estuvieron familiarmente emparentados los condes del norte de Barcelona. Dadas las circunstancias, los hombres de la línea fronteriza del sur, que era la línea defensiva principal (Manresa-Cardona-Solsona), tuvieron el necesario furor para salir victoriosos en cada nueva campaña.

La propiedad del más elevado castillo de Solsona (Castellvell), en 1057 lo poseía Ermengol III, conde de Urgel y su esposa Clemencia, aunque lo cambiaron por la mitad del castillo de Santa Linya, puesto que allí ya tenían la canónica. Sucedió que, años después, el obispo Guillermo de Seo de Urgel se encontró con dos feudatarios en Solsona, uno era la familia Torroja, del castillo inferior, y el otro la familia Puigverd, como feudataria del castillo soberano. Para acabar con las discordias, el obispo cedió el castillo y la castellanía a Pedro Miró, y sub-castellanía a Ecard Miró.

El primer documento del "Arxiu Capitular" (ACS) de Solsona, remite a la venda de unas viñas que, Ermengol I de Urgel, en fecha 3-11-1009, vendió a Miró (ACS: mns. Nº37). Otra venda en la que aparece, fue la que hizo Gerberga y sus hijos, Miró y Arnau, de tierras en Clarà del Solsonés (ACS: mns. 106, es copia posterior de fecha 24-2-1054). De entre los muchos homónimos citaré el último, por ser el vizconde Miró. Firmó una franquicia en fecha 10-1-1068 (ACS: mns: 146); también se trata de una copia posterior. Y ahora veamos que dice de Miró la história de Cataluña.

El conde Miró (del Conflent, Rosellón, Urgel y Cerdaña) era hijo de Sunifredo I, nombrado conde de Urgel por el nieto del Supremo nasí Bernardo I de Septimania. Miró era hermano de Wilfredo I "el Velloso" y lo llamaré Miró "de Solsona", (conde del Conflent, Rosellón, Urgel y Cerdaña), y apoyó al vizconde de Narbona contra Bernardo de Gotia cuando éste se apoderó del Rosellón. A la muerte de Miró sus condados pasaron a sus hijos en régimen de co-gobierno indiviso;pero, como eran menores de edad, ejerció la regencia su madre la condesa viuda Ava. Sunifredo tomó el gobierno de Cerdaña, y Wilfredo II fue conde de Besalú, subordinado al primogénito Oliba Cabreta de Urgel con quien colaboró el Miró que yo llamo "de Solsona", que tan sólo fue vizconde de Urgel. Aparece documentado cuando solicitó, y obtuvo, de su obispo la consagración de la iglesia de Santa Maria de Solsona. Miró contrajo matrimonio con Riquilda, con quien tuvo a su hijo y sucesor, Guillermo I de Urgel.

Los manuscritos del "Arxiu Capitular" (ACS) de Solsona, aparecen numerosos Ecard. (Eccard, es nombre galo), En fecha 23-11-1058 el obispo de Urgel le vendió una parcela de terreno en el actual Camp del Molí de Solsona, donde por cierto yo viví durante décadas. El producto de la venda el obispo de Urgel (que si no residía aún, pensaría residir en Solsona, como así fue), el mitrado lo donó mitad a la Iglesia y mitad al castillo.

El conde Miró y su hijo Ecard-Miró de Solsona colaboraron siempre con los condes de Urgel, compartiendo con ellos sus conocimientos de política, Así como los problemas que tuvieron los herederos de ambos nobles linajes. Arnau de Torroja y sus antepasados tuvieron sus diferencias, pero los unió su criterio prioritario, de alejar a los musulmanes hacia el sur del país. Para los Señores de Solsona siempre se trató de una misión preferente, acreditándolo su propio nombre de Torroja, deformación del nombre de un castillo (hoy la población Tarroja de Segarra), a pocos kilómetros de la ciudad de Cervera. Posteriormente allí fue muy estrecha la colaboración de los "Señores de Solsona" con la Orden del Temple.

LOS CONDES DE LA MARCA HISPÁNICA

A Luís "el Piadoso", hijo de Carlomagno, se le otorga el mérito de la reconquista de Barcelona el año 801, pero lo hizo Bernardo de Septimania (826-832), hijo de san Guillermo de Toulouse, y luego la gobernó durante dos años a partir del año 848. El descontento de de los barceloneses hizo caer en desgracia eventualmente a Bernardo, pues el año 835 volvió a gobernar el condado, hasta ser asesinado. Entonces el rey franco entregó sus territorios al conde Bera (Bellón, o Bel.lo) de Carcasona, y de éste pasaron a Sunifredo I, su hijo.

A principios del siglo IX, tras la conquista del territorio por los francos, que puso fin al dominio árabe, el condado de Cerdaña fue gobernado por Borrell, conde de Urgel y Osona, feudatario de los condes de Toulouse. Tras su gobierno, los condados de Urgel y Cerdaña fueron regidos por los condes aragoneses Aznar I Galíndez y su hijo Galindo I Aznárez, apoyados por los musulmanes.

Cuando fueron derrotados en 834, el rey Luís "el Piadoso" emperador del Sacro Imperio Romano Germánico nombró a Sunifredo I (+848) conde de Urgel y Cerdaña por su fidelidad. Le concedió los condados del difunto conde Bernardo de Septimania. Su hijo Guillermo fue, no obstante, el nuevo conde de Barcelona y Ampurias porque asaltó ambas plazas.

La línea hereditaria del Supremo nasí Fakir David-Teodoric se sigue con facilidad en los árboles genealógicos hasta Ramón Berenguer V, el conde de Barcelona llamado Alfonso II, rey de la Corona de Aragón. Brevemente: Al heroico conquistador de Barcelona (19-09-803) que fue san Guillermo I, el de la "Nariz Corta", (llamado también Jisaq II, que debe ser Isaac); le siguió Bosot II (Tsadoq II), aunque éste fue sólo conde de Provenza. Allí su sucesor fue Guillermo I, y después Berenguer de Millau y Gevaldán. Así se llega a Gilbert de Gevaldán, padre de la condesa Dulce de Provenza, que fue la madre del conde Ramon Berenguer IV de Barcelona, el primer conde-rey de la Corona de Aragón.

El Concilio de Troyes estuvo presidido por el papa Juan VIII y por el rey Luís el Tartamudo". Estuvieron presentes Wilfredo "el Velloso" de Urgel y Cerdaña, Miró de Conflent, Suñer II de Ampurias y Oliba II de Carcasona, como personalidades políticas, y los obispos de Elna, Gerona, Barcelona y Urgel como principales personalidades eclesiásticas de la Gothia. El patrimonio del asesinado conde Bernard de Septimania (Bernardo de Gotia) fue repartido. Al elegir a Wifredo I "el Velloso" esperaban que pudiese alcanzar mayor proyección histórica. Para empezar fue ayudado por su hermano Miró "el Viejo", conde del Conflent, y ambos se inscriben en la reanudación de los bellónidas, iniciada en 862 con el nombramiento como condes de Ampurias de sus primos, los hermanos Dela y Suñer de Ampurias y Rosellón.

Wifredo I fue el reconquistador y fumador de la patria catalana. La frontera del condado de Urgel, por el sur, pasaba por Basora, Tantallatge y Correà, al norte de la actual ciudad de Solsona. La frontera lígnea de Berga, pasaba por Sorba, Gargallà y Serrateix; y la de Osona, por Cardona, Manresa y Montserrat. Por dicha proximidad, la ciudad de Lérida fue fortificada por el musulmán Banu Qasi. Para Wilfredo I fue una provocación, por lo que atacó la ciudad gobernada por el valí Ismail ibn Musa, que no sólo lo rechazó, sino que le causó muy grandes pérdidas a lasa tropas de Wilfredo I.

El año 886 reconquistó Solsona, y a su muerte pasó a ser feudo de su heredero Sunifredo II siendo realmente gobernada, junto con Cardona, por su hermano el conde de Barcelona, que le otorgó "Carta Puebla" el año 921, porque urgía habitar el centro de Cataluña cuando los musulmanes aún dominaban la sierra de Pinós, que es el centro geográfico del Principado. El sucesor de Ismail, Lobo Ibn Muhammad atacó Barcelona unos años después, y Wilfredo murió al cabo de unos días (11-8-897) de ser herido de muerte cerca de la masía El Pujol, en Navés del Solsonés, y allí a finales del siglo XX se erigió un rústico trofeo conmemorativo que lo recuerda.

Wilfredo I "el Velloso" pertenecía a un linaje hispano-godo de la región de Carcasona. La tradición fija su nacimiento en Prades del Conflent, actualmente en el Rosellón francés. Wilfredo I estuvo estrechamente unido a los francos, y su gobierno coincidió con un periodo de crisis que llevó a la fragmentación del Imperio carolingio, hasta que llegó a desaparecer, resolviéndose en una etapa de dominio señorial llamada feudalismo. Varias veces el rey franco Ludovico Pio abdicó a favor de su hijo Lotario (840-855). En definitiva, fracasó el empeño de Carlomagno para reconstruir el Imperio Romano, porque fue abortado por sus hijos, y se desmembró provocando el nacimiento de otros paises además de Francia, que fueron Alemania y los Paises Bajos. Dada la descomposición del poder franco, los condes dejaron de ser unos funcionarios nombrados por el rey, y consiguieron convertir sus cargos en hereditarios.

Cuando los musulmanes también se debilitaron, Borrell II reaccionó rompiendo con la dependencia de los reyes francos porque no acudieron a su llamada solicitando ayuda, permitiendo con su ausencia el expolio de Barcelona. Borrell II englobó ambos condados catalanes, siendo cuando más visitó Solsona el dicho unificador. El año 906 existía una iglesia y el año 980 aparece dedicada tanto a san Pedro como a Santa María. Lo importante fue que en el primer cambio de milenio Solsona ya tuvo categoría de ser la residencia del obispo de Urgel, y ni se prevenía que abandonase la población para ir a la ciudad que hoy conserva tanto renombre por ser una localidad fronteriza con Andorra.

A la muerte de Wilfredo I el testamento dejaba su tierra repartida entre sus nueve hijos (897), sin tener en cuenta a los descendientes de Guillermo I de Gellone, quizás resentido por haber sido asesinado Bernard-David de Septimania en manos del rey franco Carlos el Calvo. Gobernaron sus condados: Wilfredo Borrell, en Barcelona-Gerona y Acusona; Miró "el Joven" fue conde del Rosellón y Besalú; mientras que Sunifredo II gobernó el condado de Urgel, que antes fuese de Bernardo, Marqués de Septimania, (sucediéndole allí su sobrino Borrell II, hijo de Sunifredo I). Cuando gobernó Urgel Ermengol I (también llamado: Armengol, Hermengild y Hermenegildo) se originó la dinastía de los condes de Urgel. Bajo su gobierno, el conde Miró fortificó el castillo de Solsona, poco antes del año 1000, desde donde partieron las expediciones de reconquista hacia el sur. Le ayudó militarmente Borrell II, nieto de Wifredo I, el mismo que tomó y gobernó Barcelona. Por cierto, el condado de Urgel en el siglo XIII pasó a la doña Aurembiaix, una condesa que, por contrato, fue "la querida" (amistançada) del rey Jaime I.

LOS TORROJA DE SOLSONA ¿DESCENDIENTES DEL REY DAVID?

Se ha dicho que en el siglo VIII el saber residía en España y exactamente en el al-Andalus, pero como la historia de los siglos medievales la escribieron los clérigos, muchos hechos históricos fueron voluntariamente olvidados. En Solsona, ciudad de la Cataluña central, nueve siglos después de Arnau de Torroja, pero a su misma edad y muy cerca del lugar que él estudió, a mi tan sólo me enseñaron una síntesis muy abreviada de lo que a él le inculcaron envuelto con el ideal del más noble sentimiento patrio. En mi caso fui educado bajo la influencia del régimen franquista, y por ejemplo me desconcertó saber de mayor que las tropas húngaras habían saqueado Solsona el año 942 pagados por el rey Hugo de Italia. En mi juventud tocaba ser todos fascistas. En cambio el niño Arnau de Torroja aquella fue justamente la historia que escucharía explicar por personas que la habían vivido. En efecto, debemos situarnos, tanto como sea posible, en el contexto de la época para tratar de entender la repercusión, a todos los niveles, de la sociedad catalana del siglo XII, y su confraternización con la población judía. En Solsona los judíos, como antes anticipé, tuvieron dos barrios (calls), y de sus escritos piadosas se conservan todavía actualmente un libro que recoge varios pergaminos profusamente ilustrados, el cual se guardan en el Museo Británico de Londres. Los judíos de Solsona tuvieron durante muchos años la protección del vizconde Ramón Folc de Cardona, Señor de Solsona, continuando ésta cuando después sus descendientes ya eran condes. Es más, fueron dichos nobles quienes incluso se opusieron a la deportación forzosa de los judíos el año 1391

La premisa de todo investigador es que quedan muchos descubrimientos por hacer,…por no decir "la historia siempre miente". Lo cierto es que la historia que nos precede, a menudo la ignoramos a pesar de habernos proporcionado cuanto tenemos en la actualidad. Los sabios lo son porque precisamente dudan constantemente de lo que les enseñaron y conservan su capacidad para plantearse preguntas. Así es como encuentra motivación para volcar tanto tiempo y esfuerzo en lo que se medita y estudia.

Mi interés se concreta en las posibilidades de Arnau de Torroja de que, algunos de sus antepasados hubiesen llevado sangre judía. La línea quizá retroceda hasta Wilfredo "el Velloso". Éste fue hijo del conde Sunifredo I, que mientras gobernó siempre tuvo un talante pacifista e incluso conciliador. Cuando en Troyes (Fr.) nombraron conde a Wifredo "el Velloso", declinando los méritos de su abuelo Bel.lo, revela que la idea de unificación estuvo basada en la tierra y sus habitantes, más que el tener a unos súbditos gobernados por algún gran personaje. Agotaría la paciencia del lector dando unas cronologías que cualquier interesado puede encontrar en las enciclopedias; pero aquí incluyo un enlace a varios linajes medievales catalanes.

Pero trazaré unas directrices de la línea hereditaria que podría justificar que los Torroja de Solsona estuviesen más unidos a los judíos de Septimania de lo nunca antes imaginado. Aunque no tiene fundamento suficientemente sólido para darla por hecho, sí que existió una relación familiar intensa entre la nobleza de cada lado de los Pirineos en los años de la Reconquista. Por lo escrito hasta aquí, está claro que siempre la familia Torroja de Solsona colaboró estrechamente con su primo el conde de Barcelona, al estar unidos con lazos de todo tipo; y más aún durante los años que vivió mi biografiado Gran Maestre de las Órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén. No puede descartarse, en absoluto, que dichos lazos fuesen por tener ambas familias conciencia de que tenían antepasados comunes de la dinastía de los Supremos nasí del Sur de Francia.

Ahora bien, los lazos familiares no bastan para defender la herencia de los Rex-Deus que quizá llevaron la familia Torroja de Solsona, y no seré yo quien lo aclare, pero el cemento invisible de la sumisa relación con los francos se debía a que los citados nobles reconocían tener antepasados judíos comunes. Ese fue el nexo de unión que explica lo que de otro modo serían actitudes incomprensibles entre ellos. Pesó más la el compartir la ascendencia judía (a pesar de mantenerla en secreto), que el honor y la palabra dada, lo cual entonces era equivalente a establecer un pacto casi sagrado.

Para concluir, a modo de resumen repasaré los lazos familiares y sucesiones nobiliarias de algunos descendientes del exilarca de Narbona, llamado en Francia Theuderic I (720-804), pero previamente abro un breve paréntesis para dejar constancia de un condado del país Galo de donde procede el nombre de Cataluña. Es el de Catalania, el cual en época de su conde Arnaud (669-740, en 709, conquistador de Lyon) abarcaba desde Anjou, al oeste, y hasta los Campos Cataláunicos (Champagne-Bretaña Lugdonense), además de Helvetia (Suiza). Y es que para explicar el origen del nombre de Cataluña siempre se piensa en el lugar de la definitiva batalla de Carlos Martel contra los musulmanes. Ahora bien, puesto que trato en este escrito de evidenciar una conexión judía entre la nobleza catalana, me permito recordar que la palabra hebrea Kataluma, en los "Evangelios" significa la estancia superior de una residencia (Marcos, 14). En lo referente al símbolo de la bandera ("senyera") catalana, se cree que sus cuatro barras fueron inspiradas, según unos, en los cuatro grandes ríos catalanes, mientras que según otros sería la visión de las cuatro peñas cónicas que dominan la panorámica delante del monasterio de Santa María de Montserrat..

Volviendo a los herederos del Supremo nasí Makhir David-Teodoric de Bagdad, conde de Septimania, salieron cinco ramas sucesorias emparentadas. La que fue principal, pasó a la clandestinidad después de morir asesinado Bernard David-Toulouse de Septimania. Las subramas del norte de los Pirineos y Navarra han sido bien estudiadas por el historiador Joaquín Javaloys en su libro "El origen judío de las monarquías europeas" (Ed. Edaf-1999), pero no así las de Septimania y el resto de España. Las casas reales de los reinos hispánicos que emergieron de la reconquista fueron consolidadas por su unión con los reyes de Navarra. Una subrama fueron los condes de Trencavel, Beziers, todos pro-cátaros, por haber sido la Casa de Rouerge la que que interesa más a los catalanes, por haber sido aquel castillo del conde Raymond I (que también lo era de Toulouse), un refugio para el heroico conde de Barcelona Ramón Berenguer III "el Grande" mientras fue un niño. Los nobles citados y sus hijos, es evidente que se dedicaron a ocultar documentación, sobre todo entre los años 950 y 1053, pasando a ser sus genealogías una historia oculta, porque los judíos fueron perseguidos.

Al ser asesinado el Supremo nasí Bernard-David de Septimania, su primogénito, también llamado Guillermo de David-Toulouse, reaccionó muy violentamente y se alió con el emir de Córdoba para que le ayudase a recuperar su heredad. Dicho Guillermo de Septimania se alió también con Pepin II de Aquitania, capitaneando ambos varias revueltas contra el rey Carlos "el Calvo" hasta que éste atacó Toulouse logrando someterlos.

Un nieto de Guillermo de Septimania murió en una emboscada, lo cual representó el golpe mortal de la rama judía Imperial sobre los de la rama judía de Septimania, cuyos vasallos entendieron roto el pacto con los carolingios. Fue a partir de entonces cuando todos los judíos miraron hacia el Sur de los Pirineos. A Guillermo le sucedió Bernard I (Salomón) conde de Auvernia, casado con Luitgarda de David-Toulouse. Él y el marqués de la Gotia capitanearon una insurrección contra Luís II de Francia (877 y 879), pero en vano tratarían de recuperar su patrimonio legítimo.

En cuanto al otro hijo del asesinado Bernard-David de Septimania, que sólo tenía cuatro años al morir su padre, le sucedió Bernard II de Plantevelue, conde de Auvernia y Marqués de Hispania; y a éste le sucedió otro Guillermo, casado con una princesa provenzal. También él en vano tuvo aspiraciones de ser reconocido Supremo nasí de Septimania, pero he forzado citarlo puesto que fundó la abadía de Cluny (Fr.).

La vida monacal no podían ser olvidados aquí, ya que Arnau de Torroja, incluso si nunca hubiese sido monje con espada, desde pequeño supo bien que san Benito fue el verdadero motor del esplendor de la Europa de su tiempo,…por no decir de la sociedad actual. San Benito, al escribir su libro "Regla" en el monasterio italiano de Montecasino (It.), dio las directrices del verdadero progreso al fundamentar su obra en en la cruz y en el arado. Al serle reconocido su mérito en el siglo XX, fue nombrado "Padre de Europa". La buena gente argumentaba a favor de su santo, que con su ejemplar empeño suavizó las costumbres. Aquel progreso que resolvió tantas miserias, llegó incluso a los países Bálticos, donde se admira a san Benito tanto como en Italia. El primer gran Sumo pontífice benedictino fue Gregorio I Magno (590-604) quien, en base a la Regla de san Benito, evangelizó las Islas Británicas, al mismo tiempo que manejaba hábilmente la voluntad del rey merovingio Clotario.

En el contexto de las campañas bélicas en la Cataluña medieval, recordaré que durante el siglo XII la Orden del Temple primero se estableció y colaboró en Aragón, Cataluña y Navarra, y luego en Castilla y León. Seguramente Arnau de Torroja participó en la defensa fronteriza, enfrentándose en el sur a los musulmanes, pues debió de conocer (y quizá incluso combatir) en algunas de las grandes campañas bélicas, como las de Valencia, la conquista de Cuenca, la batalla de las Navas de Toulouse, la toma de Almería o Sevilla. En tierras hispanas, los templarios y la Orden de San Juan de Jerusalén, mantuvieron una firme colaboración, y por sus méritos, ambas órdenes recibieron muy importantes donaciones. Por ejemplo, el rey de León les regaló a los templarios el castillo de Pontferrada (León), que lo conservaron hasta su disolución el año 1312.

CÍRCULO PEQUEÑO (OREJA) —- TEMPLARIOS, MASONES Y ROSACRUCES

Las barbaridades que declararon al ser torturados los caballeros templarios encarcelados, no merecen ningún crédito. Su condición de monjes no evitó que les martirizasen, y la carne es débil. Aun así, la mayoría murieron defendiendo su fe en Jesucristo. Existe otra teoría bien fundamentada que podría explicar la posible forma de sucesión entre la Orden del Temple y la masonería. Al ser quemado en una hoguera de París el último Gran Maestre Jacques de Molay, el caballero templario Pierre de Aumont, acompañado de otros seis miembros de la aniquilada Orden, lograron escapar y se refugiaron en una isla de Escocia para contactar con el comendador escocés George de Harris. A la cabeza de ellos se encontraba el caballero Pierre D´Aumont, quien en 1361 habría disimulado los rituales templarios tras los símbolos de la masonería. En la capilla de Rosslyn sus símbolos revelan la alternancia de cosmovisiones gnósticas con los de la Orden del Temple.

Una de las pruebas más concluyentes de la estrecha relación existente entre los templarios y la masonería medieval, la ofrece Paul Naudon en su obra "Les origenes religieuses et corporatives de la Franc-Maçonnerie" (París, 1979). Refiriéndose al caso de Metc, donde los templarios instalaron una encomienda a partir de 1133, escribió: "Según parece, esta encomienda creció rápidamente, y ya se hallaba profundamente arraigada cuando el mismo san Bernardo vino a la diócesis a predicar la Segunda Cruzada en 1147".

Recordaré a algunos de cuantos se interesaron por la Orden del Temple de Jerusalén, empezando por el religioso español Benito Jerónimo Feijoo Montenegro, en su ensayo "Sobre la causa de los Templarios" (1742), incluido en sus "Cartas Eruditas I ". Antes, en 1638, Pérez de Montalbán había compuesto una comedia de titulada "Los Templarios". Posteriormente en Francia, en 1753, Voltaire los presentó en su Histoire Universale: "Du supplice des Templiers et de l´extincion de cet Ordre". El alemán Johan von Kalchberg publicó su drama histórico "Die Tempelherren" en 1778, considerando la Orden del Temple como una "masonería existente desde tiempo inmemorial", quizá por ese afán de remontar todo lo esotérico a Egipto, Mesopotamia, Grecia, o al Oriente en general. Que tuviese una base real, o no, es lo que se ha venido especulando tanto desde dentro, como desde fuera de la masonería. Existe un "templarismo" aún vigente en los grados masónicos 15 y el 30, donde se conservan muchas reminiscencias rituales.

Escocia para los templarios tradicionalmente habría sido la tierra de promisión, porque justamente allí siglos antes fue donde buscó refugio la hija del faraón Akenatón. Es la misma joven que huyó de Egipto acompañada de los scoti, que se llevaron consigo la silla de piedra (llamada "del destino"). Durante su clandestinidad, aquel grupo de egípcios rindieron culto a las cabezas humanas cortadas, como luego también hicieron los caballeros templarios. Era un macabro ritual que ha llegado al siglo XXI, pues en el Cerro Turca, cerca de Citicastenago (Guatemala) veneran una piedra con forma de cabeza de un metro de altura, a la cual llaman Pascual Abá, haciéndole sacrificios de animales periodicamente.

Zacharías Werner publicó en 1803 la obra teatral "Die Sohne des Tals" ("Los Hijos del Valle"), que eran la élite de la caballería terrenal templaria. En varios actos se revivía el mito de los "Superiores desconocidos" del Temple, siendo una encarnación pseudo-histórica de la idea de la "francmasonería eterna", siempre tras la verdad última; lo que no evitó que sus miembros fuesen excomunicados, hasta que se celebró el concilio Vaticano II, cuando el Papa los perdonó. La iniciativa del papa Juan XXIII (del siglo XX) representó un giro de 180º en la política de la Santa Sede del Vaticano. Proclamó que los católicos podían ser masones. Fue un alivio para el más de medio centenar de supuestos herederos de los caballeros templarios. Además, Juan XXIII proclamó que el hecho más importante de la Crucifixión, no fue la Resurrección, sino el derramamiento de la sangre de Cristo.

Todo ello hace pensar en el Santo Grial, receptáculo de la Sangre de Cristo, que tradicionalmente se cree que fue recogida debajo de la cruz por José de Arimatea, que incluso le cedió su sepulcro. Yo expliqué en mi libro: "Montserrat ganga del Grial" (1993), que el sentido de la "Sang Reial" es genuinamente catalán. Lo desarrollé a partir de la investigación que publicó el erudito Manuel Muntada Rovira titulado "Probable origen català de les llegendes del Sant Graal", el cual fue leído públicamente, en el año 1909 en el auditorio del Centro Excursionista de Cataluña, siendo editado en forma de opósculo (1910). Al ignorarlo, se recibe hoy como si fuese una idea descubierta por autores centroeuropeos. Ellos recogieron la idea de la sangre real igual que yo (y quizá a través mio), porque tuve correspondencia con los autores Baigent, Leigh y Lincoln: "El Enigma Sagrado", Ed. 1982. Ellos proclamaron abiertamente que el Sant Grial (Sang-reial, o de Cristo), significó un tesoro dinástico. Su mérito fue: osar reabrir el enigma de la oculta descendencia de Jesús de Nazaret. El autor medieval Wolfram von Eschembach en su obra "Parsifal" ya había asociado el antiguo linaje de los Anjou como descendientes de Jesús y María Magdalena, lo cual actualmente se ha verificado en los nunca adulterados evangelios agnósticos. El conde Fulco de Anjou era rey de Jerusalén el año 1131, y fraile templario, como también lo fue, en el siglo XV, su descendiente el conde René (Renato) duque de Anjou, conde de Provenza y rey de Nápoles. Es el mismo que en persona acreditó la aparición de santa Sara (presunta hija de María Magdalena, y actual patrona de los gitanos) en las playas de Saintes-Maries-de-la-Mer.

Seguiré en las Islas Británicas, porque el eclesiástico Roberto de Borón escribió que José de Arimatea estuvo prisionero en una mazmorra de Jerusalén durante 42 años. Al recobrar su libertad fue custodio del Santo Grial, y además él, con otros fieles, se dedicó a difundir la Buena Nueva (o Camino). Su éxito se debió a que José de Arimatea siguió las instrucciones de un ángel para crear un cristianismo esotérico que con sus contenidos y ritos, por él se dispersaron por el norte de África, y España. Pero en las Islas Británicas no se quedaron al margen, y argumentaron para reclamar el haber sido refugio de les descendientes de Jesús.

En Escocia se organizaron los primeros masones, y sus descendientes, al expandirse por Francia, fueron desacreditados por las logias francesas, las mismas que inicialmente eran sus "filiales". Tras la expedición napoleónica a Egipto los grupos masónicos principales del país galo se fusionaron siguiendo el llamado rito de Menfis, que hacían descender sus doctrinas esotéricas de los hindues a través de Egipto, dado que fue allí donde las recopiló el sacerdote Ormus de Menfis. Hoy en día vemos que muchos mitos cristianos son semejantes a los de Egipto, los cuales tienen una antigüedad mucho mayor. En efecto, el Tetramorfos se remonta a la antigua Mesopotamia, de donde pasó a Egipto, pudiendo ser vistos los mismos cuatro animales simbólicos en el templo de Okombo, en el Egipto Medio. Se trató de alegorías que describieron distintos aspectos de la iniciación tras la búsqueda de la metamorfosis del alma. Se afanaban, en fin, en buscar la vía que despierta y auna a cada hombre con su doble; lo que podemos traducir como su propia "esencia luminosa". En efecto, sólo las personas superamos el universo animal y captamos un destello de luz más allá de la cara de la persona que tenemos enfrente.

En Metc (Fr.) los templarios tuvieron una encomienda ya antes de que se predicase allí la Segunda Cruzada en 1147. También fue desenterrada una lápida que informa de la asociación entre los antiguos templarios y los francmasones. Se trata de una inscripción en latín datada en 1287, escrita al morir el maestre templario que durante 22 años lo fue al mismo tiempo de los masones de la provincia de Lorena (Fr.). El exterminio de la Orden del Temple en el siglo XIV representó la ruptura de las relaciones regulares de Occidente con el "Centro del Mundo"; pero cuantos escaparon a la matanza posteriormente estuvieron vinculados por la Orden Rosa-Cruz. Cuando en Francia se esperaba con temor el fin del mundo, la orden Rosa-Cruz estableció en 1001 su primer monasterio en Nimes, siendo la sede de la Escuela Rosacruz con gran auge en Francia desde el siglo XII. Posteriormente allí los herederos del Temple trataron de mantenerse en el espíritu de la orden exterminada.

El vínculo entre los templarios y los francmasones, por su parte lo confirmó el inglés Ramsey, en 1736, sospechando que cuando excavaron las grutas bajo de la explanada del que fuese en realidad el "Templo Segundo-bis" de Herodes en Jerusalén, ellos sí habrían encontrado las claves de la sabiduría del rey Salomón. Pero lo que es incuestionable es la lápida funeraria descubierta en 1861 frente a la capilla, dado que recuerda la existencia de cierto "Freires Chapelens ki fut Maistres des Mazons dou Temple de Lorene" (Freire Capellán –o sea Caballero Templario–, que fue maestre de los masones del Temple de Lorena) durante veintitrés años, y que murió en "la vigille de la Chandelour Ian M.CC.IIII.XX.VII" (la vigilia de la Candelaria el año 1287)".

UN DISEÑO DE ROSTRO EN EL ALTAR DE ROSSLYN

Rosse-Lin es una ciudad a 80 Km. al sur de Edimburgo (Escocia), y es cercanana al que fue el último reducto de los templarios franceses que pudieron escapar a la detención general de la Orden del Temple. Escocia fue un providencial refugio para aquellos caballeros que escaparon del exterminio de su Orden, embarcando en nueve galeras en el puerto de La Rochele (Francia). En Edimburgo se establecieron en la localidad de Bantrodoch, la cual está relativamente cerca del castillo de la familia Sinclair en el pueblo de Rosslyn, donde hoy se encuentra la capilla del mismo nombre. Las circunstancias políticas ayudaron porque en 1306 el Papa excomulgó a Roberto I Bruce, por lo cual este rey de Escocia no hizo caso a la bula que decretó la abolición universal de la Orden del Temple, a los que cedió sus tierras.

El precioso templo inacabado presuntamente debió de inspiralo una hija de Hugo de Pains que se casó con el muy noble Sinclair (en francés Saint-Clair, significando Santo Claro). William Sinclair había participado en una cruzada a Tierra Santa y a su regreso deseó reproducir el Templo de Salomón, cuyo subsuelo parace ser que pudo investigar personalmente, y los secretos que conoció se transmitieron en su familia a partir del año 1446. Fuese por dicha transmisión, o por la de los propios Sinclair, sucedió que 150 años después de abolida la Orden, los neo-templarios allí construyeron una capilla, ciertamente muy enigmática, donde seguirían conservándo el más secreto depósito de los tesoros de los templarios, y con ellos sus ideales sinárquicos. Fuesen los que fuesen, debieron tener mucho aprecio por las cabezas humanas, porque entre la decoración de sus capiteles se encuentran varios rostros de honbre en color verde, y otros con cuadrados superpuestos (resultando formas geométricas de ocho puntas). También se incluyó la del patriarca Moisés, con cuernos, y en un capitel se ve copiado la Síndone de Turín.

Hay que avisar que el cráneo como la cabeza, en la antigüedad era un símbolo de renacimiento. ya que según el libro "Génesis": los vegetales, por representar un estado de la materia más elevado, fueron creados antes que las estrellas. Se hizo eco de dicha idea el poeta sufista Jalalul-din-Rumi: "Morí siendo mineral y me hice planta y luego renací animal. En el siguiente renacimiento fui persona, y ni siendo un ángel yo dejaré de seguir ascendiendo. No temo la muerte, porque con la transmigración yo seguiré beneficiándome".

El rostro más interesante de la capilla de Rosslyn, para mi forma de ver, está escondido subliminalmente. De la decoración de la gran nave se obtiene una forma de rostro. La mesa del altar mayor da forma a los labios. Desde el coro es el lugar idóneo para apreciar el rostro "daliniano" que sobresale de la prespectiva del altar, siendo sus ojos los vitrales de detrás de él (ver fotografía). Al que lo crea rebuscado, que medite el por qué la letra "TAU" de los templarios dibujó las cejas y la nariz de un rostro en esquema. El altar es el corazón y la razón final de cada iglesia. Allí hay que dirigir la atención, y más si el ábside sólo tiene dos ventanales con vitrales. Una ventana sería normal, y tres quizá sea lo más común en un ábside. Varias ventanas es un número también aceptable;…pero es raro que sólo haya dos ventanales góticos luminosos y de colores detrás del altar. No es un detalle exclusivo de Rosslyn, porque en España conozco un par de ábsides semejantes, pero al experto le llama la atención.

Los nuevos templarios siguieron la pauta de un calendario que marcaba las etapas del proceso, el qual había sido estudiado desde hacía mucho tiempo antes de dicha realización de la obra entre 1446 y 1450.. Ante todo, la hermandad de nuevos caballeros se preocuparon de su protección y para ello se fundó la "Orden de los Guardianes custodios del Cáliz", y después se dedicarían a la protección de los descendientes de Jesús de Nazaret.

Al planificar la capilla como un anexo a la iglesia que nunca se construyó, nos obliga a prestarle mucha atención. En la capilla dejaron dibujos de claro simbolismo templario grabados en piedras, muy parecidos a los masónicos. La extraordinaria capilla de Rosslyn, comenzó a construirse bajo el mecenazgo del noble descendiente del citado William, y guardan todavía tradiciones de la relación de su antepasado con el Temple. Algunos investigadores creen posible que en Rosslyn probablemente está escondido el "Tesoro del Temple". Otros les atribuyen haber descubierto América antes de Colón, porque en su decoración se esculpieron frutas que, como los cacahuetes, en Europa entonces eran desconocidas.

El nombre de Rosse-Lin recuerda la "Línea de la Rosa" (Rosa-Cruz), pero también a santa Rosalinda de Villeneuve (su fiesta es el 17 de enero), que para los eruditos remite a la línea de sanre de los reyes merovíngios exterminados. Es una referencia a la supuesta línea de sangre de Jesus de Nazaret, los Rex-Deus. Gracias a los templarios y a sus herederos, aunque no hayan hecho los votos de pobreza, obediencia y castidad, similares ideas renacerían siglos después anunciando que sólo existe una senda verdadera; y era un "camino de rosas", a causa de una traducción errónea se inspiró el nombre de Rosa-Cruz. Evidentemente todo tiene una causa;… menos el átomo.

El resto del templo de Rosslyn cumple sobremanera con la norma de reproducir un "paisaje celestial" petrificado, como recordando la enseñanza del dios egipcio Toth, cuando escribió: "Así como es arriba, es también abajo",…y añade que se trata de formar una sola cosa" (Vease mi investigación sobre la Balanza Cósmica (http://../.. /.. /egipto-balanza.html)

Todas las iglesias aspirán a ser depositarias del espíritu divino descendiendo al orden terrenal. En vano se ha intentado olvidar que las técnicas de contrucción clásicas (léase paganas) recogidas por el sabio Tolomeo, dictaron las normas que, con base en el círculo, permitieron desde la Edad Media poder aspirar los fieles a merecer la atención de la Trinidad divina. Para los sabios sufíes el círculo era esencial y único como símbolo. Son los mismos de quienes los cruzados aprendieron que: "Hay que tomar la perla y no la concha", lo cual revela que el continente es inferior siempre al contenido.

Una variante que me es cercana que la cara en esquema de Rosslyn, es la que también presenta subliminalmente la llamada Cruz de Santa Tecla, que se encuentra en la catedral de Tarragona, donde es venerada dicha santa patrona de la ciudad. Bajo cada travesaño de la letra -T- allí se pintan siempre dos puntos, o circulitos, que acaban por sugerir los ojos de un rostro. Se encuentran en gran número de estas letras en lo libros de Actas capitulares del archivo catedralicio, tanto en la portada como en la primera página. Advierto además, que este tipo de letra tau, con dos circulos/puntos/bezantes, se incluyó también en las monedas del primer soberano catalano-aragonés Alfonso II, una a cada lado de las dos columnas que sostienen la Santa Cruz, titular de la catedral.

Abundando en el simbolismo de los rostros, de tanto arraigo entre los templarios, tanto los de Europa como los de Oriente, me fijé en la portada de la iglesia navarra de Puente la Reina, pues en su parte semicircular superior incluye una sucesión de relieves de rostros de varones de diferentes razas. Sin eufemismos, simboliza el objetivo de los templarios: Unos hombres armonizados para constituir una confederación capaz de reinstaurar la dinastía de los reyes merovingios en el trono de Francia. Dicha intencionalidad subyace en toda la trama de estas páginas, porque incluyen tanto el asesinato del rey Dagoberto II, en el año 679, como la salvaguarda de su hijo Sigeberto IV, escapado de la masacre familiar, gracias a haberse escondido en el castillo de Rennés-le-Château (Aude– Fr.).

Los neo-templarios quizá sí que consiguieron, veladamente en 1804, reinstaurar a los reyes merovingios al trono de Francia, si se tiene en cuenta que Napoleón, en su auto coronación como emperador, llevó un manto decorado con casi trescientas abejas de oro puro recuperadas de la tumba del rey Childerico. Eran el símbolo de aquella dinastía, como antes lo fueron de los reyes egipcios. Pero a Napoleón le faltaban veintisiete abejitas, que se las guardó para si el gobernador de los Países Bajos, quien era al mismo tiempo Gran Maestre de los caballeros teutónicos. Napoleón confirmó la continuidad de la línea merovingia en Alexander Beauharnais, quien se casó con su hermana Josefina, adoptando los dos hijos que ella ya tenía porque llevaban sangre real.

En 1981 la curia romana estimó que ya suman unas cuatrocientas las asociaciones de diversas partes del mundo con pretensión de ser herederas del espíritu de la Orden del Temple de Jerusalén. Siguiendo la norma de la organización del gobierno de los merovingios, siempre dejan que el Gran Maestre sea su cabeza visible. El icono de dichas organizaciones neotemplarias es un sello que lleva escrito en su perímetro anular: "Secretum Templi", presentando en su centro una figura humana con cabeza de gallo y pies de serpiente (Abraxas). Ésta en su mano derecha sostiene otra serpiente a la que mira frente a frente. Se representa el renacimiento, por el cambio de la piel, pero también unos saberes ocultos, dado que la serpiente simbolizó la renuncia de cuanto se es y de cuanto se sabe (nuerte iniciática) a fin de acceder a una espiritualidad superior porque la energía corporal se ha transmutado. La historia de su venerado san Bartolomé, que murió desollado, era símbolo de tal renuncia que se expresó con la "muda de la serpiente".

EL FUTURO QUE ARNAU DE TORROJA NO PUDO CONOCER

En la Orden bicéfala de Arnau de Torroja no se detecta nunca ninguna de las ideas desviacionistas de la ortodoxia católica de las que fueron acusados los Templarios, ni tampoco en las órdenes masónicas posteriores. No se atisba que mantuviesen ritos sospechosos de ser susceptibles de herejía, quizá porque los masones no habrían recibido los secretos del Temple. Recuérdese: No todos tuvieron acceso a los secretos;…ni siquiera todos los Grandes Maestres de la Orden. Los considerados "guardianes" tuvieron una doble función: Por una parte, fueron realmente defensores de "Tierra Santa", y por la otra, fueron custodios del vínculo entre la tradición primordial y las secundarias. Para designar a dichos guardianes del "Centro Supremo" Saint-Yves d'Alveydre los apodó "Templarios del Agarttha", que entre los orientales es una legendaria "tierra de promisión".

La tradición occidental vinculó a los monjes-guerreros con los caballeros custodios de un imaginario "Centro primordial" idílico, viéndolos capaces de comunicarse con organizaciones orientales similares, así como capaces también de sintonizar con una psicoidílica conciencia universal. La convicción de que compartieron conocimientos orientales fue muy persistente a finales del siglo XVIII y durante la primera mitad del siglo XIX, debido a las publicaciones del jesuita obispo de Vich, S.J. Agustín Barruel "Memorias para servir a la historia del jacobinismo" (1870). Algo supo, porque templarios y jesuitas sufrieron persecuciones en todos los países, aunque en diversas épocas.

Años más tarde, en 1813, se publicó la aportación científica más importante sobre los templarios en el siglo XIX, obra de Raynourd: "Monument hist., relatifs à la condamnation des chevaliers du Temple, et l´abolition de leur Ordre". Otros eruditos hispanos recordaron a los templarios, como Bécquer y Espronceda, pero sería Enrique Gil y Carrasco en 1844 quien publicase la más lograda novela histórica: "El señor de Benbibre", inspirada en la desaparición de la orden de los Caballeros templarios en España.

A partir de entonces, el interés por el tema aumentó debido a la fascinación por el macabro final de dichos monjes guerreros. El concepto de caballería, y caballeros, para los europeos tuvo su origen en las Cruzadas, y fue porque lo copiaron de los musulmanes con los que tanto fraternizaron en Palestina.

El error de los templarios posteriores a Arnau de Torroja, consistió en que no fueron lo suficiente discretos al presentar su "trascendental verdad" cuando la gente no era capaz de comprenderla. Sus herederos siguieron con sus reservas, y más después de ser quemado en la hoguera Giordano Bruno. Por otra parte, recordemos que en el siglo XII la usura sólo les estuvo permitida a los templarios y a los judíos. Exagerando un poco, los que fuesen la "quinta columna" de la Iglesia católica, acabaron siendo como un conglomerado económico actual (una empresa multinacional).

He escrito esta biografía aproximativa en base al comportamiento general de la Orden durante su primer siglo de existencia, puesto que es predecible cuando se está afiliado a una organización con implicaciones religiosas. A nivel indiviual no sería posible referirse tan sólo sólo a Arnau de Torroja, pero en la historia de las órdenes de caballería no sólo se evoluciona en zigzag, sino además en círculo. En fin, con virtuoso esfuerzo y mucha prudencia, podemos ser dueños de nuestro destino, que es consolidar nuestros valores, o sea, ser virtuosos.

He tratado de exponer las circunstancias de mi docto biografiado, dado que vivió en una época realmente conflictiva en asuntos de fe, al extremo de que los templarios optaron por tener claves secretas y rechazar cualquier tipo de exhibición, al considerarla cual pura autocomplacencia, aunque sea girando penosamente en grupo como los darviches turcos cuando quiren mover su "carro" hasta el Resplandeciente y Muy Oculto. La verdadera esencia del alma se logra eliminando las innatas impurezas físicas, y hasta conseguirlo, el conocimiento adquirido resultará útil para procurarnos el desapego. Como los templarios no lo lograron, y tampoco se rindieron al Papa, se debe considerar a los del último siglo de su existencia, unos herejes dentro del catolicismo. RRRiu (C) Barcelona el 11- 11- 11)

GUILLEM DE TORROJA; UN MUY GRAN ESTADISTA ECLIPSADO

Siguiendo el sabio criterio popular de que: "lo poco agrada y lo mucho enfada", decidí descargar de datos colaterales mi investigación acerca de los conocimientos que pudo haber tenido Arnau de Torroja, el que fuese en el siglo XII noveno gran maestre conjunto de las órdenes de Sión y del Temple de Jerusalén. A tal objeto, opté por presentar a parte casi todo lo referente a su poderoso hermano Guillem. Éste, siendo obispo de Barcelona, fue tan importante en la promoción de su hermano Arnau, que no se puede entender su meteórico ascenso monástico-militar dentro de la orden del Temple sin tener en cuenta el gran poder e influencia que en el siglo XII tuvo el obispo Guillem de Barcelona a nivel internacional. Lo sería más aún, al ser promovido a la Seo metropolitana. En efecto, Guillem de Torroja primero fue diácono de Urgel (desde el día 13 de diciembre de 1127), siendo nombrado obispo de Barcelona el día 10 de Febrero de 1144 y hasta el 1171, cuando fue nombrado arzobispo de Tarragona, llegando a ser la más alta jerarquía político-religiosa en la confederación catalano-aragonesa.

 Mi investigación sobre Guillem de Torroja (quien al terminarse el año 2012 no consta todavía en la Gran Enciclopedia Catalana) me exigió un arduo trabajo, y más si se tiene en cuenta que durante la minoría de edad de Alfonso II "el Casto", éste siempre tuvo necesidad de pedir dinero a crédito a quien podía dárselos. Eran años en que la reconquista de la Península ibérica tenía un papel predominante, y contaba con el apoyo de tropas del Maestrazgo, en el bajo Aragón, Caspe y la comarca de Teruel. También, desde Barcelona, los corregentes debieron de esforzarse para mantener su influencia política sobre los vizcondes de Carcasona, Narbona, Beziers y Nimes, así como sobre el señorío de Montpellier, todos en el norte de los Pirineos.

Para dedicarle esta bien merecida aproximación biográfica, me ha sido preciso reunir datos releyendo mucha letra menuda dispersa, así como las notas al final de las páginas de antiguos libros de historia medieval, y muy especialmente los referentes a la nobleza de la ciudad Solsona (Lérida), mi ciudad natal. Así como de Guillem de Torroja al menos quedó recogida bastante documentación en los archivos locales, en cambio hay muy poca de su hermano el Arnau, a pesar de haber sido gran maestre de la Orden del Temple. Lógicamente, pues, en mi investigación sobre su persona me apoyé bastante en el gran poder e influencia de su poderoso hermano desde que llevó la mitra en Barcelona. No había otro modo de poder justificar una carrera militar tan brillante.

 El hermano de Arnau fue una sorpresa para mí descubrir su relevancia en la gestación de la confederación catalano–aragonesa, puesto que, desde que Guillem de Torroja fue obispo de Barcelona, se propulsó la idea que creó la Corona de Aragón. Posteriormente sus éxitos políticos lo encumbraron hasta ser el principal corregente del reino catalano-aragonés. Es decir, empecé interesándome por Arnau, un gran hombre a nivel internacional, y me encontré con que su hermano Guillem también tuvo una excepcional talla política, e igualmente era un paisano mío de siglos pretéritos. El título de su biografía tan sólo es una síntesis de lo que (debido a que por limitación de espacio), en realidad me habría gustado que fuese: "Reivindicación de Guillem de Torroja, un arzobispo que desarrolló y regentó la confederación catalano-aragonesa, resultando ser un gran político eclipsado históricamente por sus soberanos Ramón Berenguer IV y Alfonso II". Guillem de Torroja debió de ser el principal dentro del Consejo de Regencia hasta el día de su muerte, porque fue un político de gran perspicacia.

El abuelo y el padre de Guillem, que respectivamente se llamaban Ecard Miró y Bernat Ecard, en 1105, según A. Llorens ("Solsona y el Solsonés", p.182-183) ambos habían participado muy activamente en la conquista de Balaguer, a orillas del río Segre. A partir de entonces se realizaron continuadas escaramuzas en la frontera al sur de Solsona. (1171-1174). Fueron aquellos hombres, que tuvieron por conde a Ermengol de Urgel, quienes harían posible que el señorío de Solsona pasase a Miró, quien fue el fundador del linaje, al ser el primero en añadir a su nombre el topónimo Torroja. El primer documento que menciona el nombre -o quizá también era un topónimo- de Torroja es del año 1044, y fue publicado en AAVV por F.Gaspar y J.M Salrach "Els pergamins de l'Arxiu Comtal de Barcelona de Ramón Borrell a Ramón Berenguer I", (vol. II-ps.676-679, doc. 315). Otro del año 1091 se refiere a Echarus de Turre Roya, siendo una donación del conde de Urgel a la comunidad de monjes de Santa María de Solsona. (A. Llorens: "Solsona i el Solsonés en la història de Catalunya", vol. I,p. 182).

El heredero de Bernat-Ecard (+24/5/1143), al ser herido en una pelea con los musulmanes, no sobrevivió ni un año a su padre. En efecto, Ramón I murió en fecha 1/2/1144, siendo su hijo Ramón II quien heredó todos los derechos de los Torroja en Solsona, con excepción del castillo que dejó a su hijo también llamado Guillem. Este Ramón II de Torroja siempre vivió muy unido a los condes de Barcelona, pues incluso estuvo emparentado con Ramón Berenguer IV.

Solsona estaba dividida en dos jurisdicciones, la civil y la eclesiástica, las cuales se repartieron casas, calles, e incluso propiedades a veces muy alejadas. Ambos poderes a su vez estuvieron bajo las autoridades del conde y del obispo de Urgel. Éste, en momentos de peligro se vio obligado a residir en Olius, cerca de Solsona, primero quizá por cortos periodos, aunque luego los actos liturgicos nunca preveyeron ya que se ausentase. Ello fue así, porque en el Urgellet (Alto Urgel) los condes de Castellbó y los de Foix (después emparentados) se aliaron, una generación tras otra, contra la mitra por incordiar a los herejes cátaros, a los cuales dichos parientes acabarían ayudándoles encubiertamente.

 El primer documento conocido donde consta el nombre de Guillem de Torroja, está fechado 13/12/1127, cuando era uno de los principales (diácono) de la iglesia de Urgel. El dia siguiente otro documento también lo mencionó. Asimismo, otros documentos posteriores lo mencionaban (seis en total de aquel período) firmados por el obispo de Urgel en 27-1-1133 y 1135 (Arxiu Capitular d"Urgell -ACU- publicado por Cebrià Baraut "Els documents dels anys 1151-1190 de l"Arxiu Capitular de la Seu d"Urgell" a la revista Urgelia nºX. Para el perg. 882 ver el doc. 1391, ps.208-209; y para el perg. 883, las ps. 210-212). Como diacano, Guillem firmó un documento en fecha 19/3/1141, y luego ya como obispo el 10/2/1144 (ACB "Liber Antiquitatum" IV, folio 124, doc 322-anexo doc. 2). Aunque mi biografiado era canónigo de Urgel, y como tal consta aún en 1144, en realidad debió residir en Solsona.

Me pregunto quien nombraba los obispos, y en el caso de la Seo de Barcelona me inclino por conceder tal privilegio al conde Ramón Berenguer IV. Su anterior obispo, llamado Arnau había muerto el mes de febrero de 1144, de enfermedad, durante un viaje al extranjero, aunque en prevención antes de salir había hecho testamento (6/11/1143). Lo recuerdo porque en el texto se acordó de un asunto que afectaba a la canónica de Santa María de Solsona. Guillem fue un viajante vocacional, y debió de ser él quien habría puesto a su antecesor al corriente de aquella diócesis. Ello podría explicar su nombramiento como obispo de Barcelona, porque el conde debió de dar su beneplácito. Si hubiese algún misterio, debería de buscarse en el motivo por el cual estuvo la sede vacante durante dos meses.

Aquel mismo año 1144 el papa Anastasio IV escribió una bula a Guillem porque, sin haber habitado antes en Barcelona, pasó a ser su mitrado. Se confirma su rápido traslado a la capital catalana, porque el papa le dirigió una bula famosa por sus exigencias. El conflicto lo desencadenó el conde Arnau de Ribes, quien había expoliado durante una década varias iglesias entre Sitges y Geltrú, en la costa de Tarragona. Informado el papa, exigió al nuevo obispo de Barcelona que lo excomulgase y le confiscase todos sus bienes patrimoniales. Es por ello que se adivina que los comienzos de Guillem de Torroja en la prelatura no debieron de ser en absoluto tranquilos.

Guillem de Torroja fue al mismo tiempo: tutor, vice-regente y albacea ("marmesor") del rey-niño Alfonso II (1162-1196), dado que el niño era muy pequeño al morir su madre Peronella, (Petronila, hija de Alfonso I de Aragón) y actuó como cabeza del Consejo de Regencia desde que ella abdicó a favor del hijo heredero. Desde el año 1162, y hasta que el niño-rey fue mayor de edad, ellos dirigieron los principales asuntos políticos de Cataluña y Aragón, cuya unión de países habrían conseguido gracias a contar con la total colaboración de los nobles aragoneses, temerosos de que Castilla los engulliese en su órbita. Guillem de Torroja se destacó en aquel entente, debido a que entonces era absoluta la primacía de la Iglesia medieval sobre los nobles y hasta los reyes, con excepción del emperador "Barbarroja". Anticiparé un solo ejemplo: El 17 de julio del año 1173, en Tarragona, el rey Alfonso II suscribió con el arzobispo Guillem, una concordia relativa a los derechos señoriales, así como, por otra parte, aceptó anular el destierro de los hijos del muy noble Robert d'Aguiló.

Dejando a parte Arnau de Torroja, a los historiadores con título hasta ahora les interesó más la belicosa personalidad de un hermano de Guillem, llamado Berenguer, por el hecho de que él acompañaba siempre con sus tropas al conde-rey catalano-aragonés. Participó en las tomas de Tortosa y Lérida, sin descartar-se que luchase también en Almería. Es un personaje que firmó con otros varios hermanos suyos numerosas actas y donaciones, cuya relación no viene al caso en estas páginas. Por ejemplo, en agosto del año 1153 estaba presente en la donación del castillo de Miravet a la orden del Temple por parte de su soberano Ramón Berenguer IV.

 Es interesante saber que el prestigioso Berenguer de Torroja murió en Barcelona en fecha 31 de agosto de 1161, cuando sólo tenía 40 años dejando sus castillos y demás propiedades a su hermano Arnau, al cual muy probablemente él le aconsejaría hacerse monje templario. Parece ser que, haciéndole caso, Arnau se enroló como caballero del Temple antes de terminar aquel mismo año. Berenguer, que no debió esperar tanta inmediatez, le había incluso confiado la custodia de su propia hija, en calidad de caballero. En cambio, Berenguer dejó muy poco a su sobrino Ramón II de Solsona, quizá porque sabía que no lo necesitaría. Aunque debió de ser muy caro viajar a Tierra Santa, sabemos que el dicho sobrino peregrinó allí tres veces. La segunda de ellas incluso se hizo acompañar por su hijo primogénito. Previamente a cada viaje, el señor de Solsona había hecho testamento (1175, 1191 y 1196). Este personaje le tomó gusto a los viajes, seguramente debido a que de joven viajó por imposición, pues su tío, el obispo Guillem de Torroja, lo ofreció como rehén de los genoveses hasta que no les fueron pagadas las cantidades convenidas por su ayuda en la conquista de Tortosa (1148). 

 Guillem de Torroja concentra su relevancia político-religiosa en dos etapas históricas, siendo la primera a partir del año 1162, cuando murió Ramón Berenguer IV, conde-rey de la poderosa Casa de Barcelona. Dejó a su descendiente llamado Ramón cuando tan sólo tenía seis años de edad. La segunda gran etapa de la vida del obispo Guillem la vivió después de abdicar Peronella, su viuda esposa treintañera, a favor de su hijo Ramón Berenguer V, cuando su pequeño tenía diez años. A pesar de los logros políticos acontecidos cuando él estaba en la edad de la inocencia, la historia siempre ha considerado a Ramón –que tomó el nombre de Alfonso- el verdadero artífice de la confederación catalana-aragonesa, pero voy a defender que él tan sólo fue el "instrumento", y otros fueron los verdaderos artífices.

A quienes conozcan mis anteriores investigaciones habrá de extrañarles que dedique mi atención a la figura de un obispo de Barcelona. No por exceso, ni por defecto, de fe religiosa. Nací en el catolicismo y no tengo el menor deseo de cambiar. Supongo que de haber nacido en el seno de otra religión supongo que me sucedería lo mismo, porque sus representantes saben explotar que sus feligreses son susceptibles de desinformación. Mi idea de Dios es mucho mayor de la que presenta nadie. En fin, se entendería mejor mi atención en un obispo medieval, si Guillem de Torroja hubiese sido, al menos, san Olegario (Oleguer), su casi antecesor en la mitra de la Seo de Barcelona. En efecto, para que un tema, o en este caso un determinado personaje, me motive hasta el punto de merecer mi esfuerzo, exijo que no haya sido estudiado nunca antes (y Guillem no lo estaba cuando comenzó a interesarme), o bien yo crea que algún asunto se haya tratado deficientemente con anterioridad. De ahí que a mi colección de temas investigados la titulase "Revisión Cultural" (desde 1978).

GUILLEM DE TORROJA: OBISPO DE BARCELONA

Es obvio que Guillem fue continuador de la política de su antecesor en la mitra san Oleguer, defensor de Roma y de la reforma gregoriana. Obsérvese que al conde Ramón Berenguer IV lo apodaron "el Santo", y aunque no lo fuese hay que suponer que pondría el listón muy alto para el obispo que debería trabajar a su lado. Con mi biografiado es evidente que colmó sus exigencias, porque además sería su amigo, siendo el propio conde Ramon Berenguer IV quien lo designó su vice-regente para gobernar en nombre de su hijo si se daba el caso que muriese él, como en efecto sucedió.

Ramón Berenguer IV en su testamento eligió como albacea ("marmesor") de su hijo a Guillem de Torroja, por lo que después sería el legal vice-regente durante la minoria de edad de Alfonso II. Así consta: "UICES PREDICTI COMITIS GERENS, siendo publicado por A. Rovira Virgili (que lo tomó del "Cartulario nº 6", fol. 3, doc.4).

La tutoría del rey Enrique II de Inglaterra fue puramente honorífica; y en cuanto al segundo tutor, su tío el conde de Provenza Ramón Berenguer III, nunca pudo ejercer de lugarteniente en Barcelona, porque antes de ser asesinado, habría estado ocupadísimo con los conflictos insuperables que le creó la Casa de Baux de Provenza.

Guillem de Torroja fue elegido entre los muchos candidatos quizá porque ya en 1162, el difundo Ramón Berenguer IV lo había considerado (por escrito) "dilectissimo karissimo amico suo" (ACA "Cancilleria", perg. R.B.IV nº250, pulicado por AAVV "Els pergamins de l"arxiu comtal de Barcelona"; vol. IV -pg 1543-1544, doc. 949).

Para llevar la mitra de Barcelona, Guillem de Torroja también habría sido recomendado por antes citado, y muy influyente, Pere de Torroja, así como por el conde Ermengol V de Urgel (+1162). Éste sigue enterrado en la cripta de la iglesia de Santa María de Solsona, la cual fue consagrada al recibir sus restos en 1163, siendo después sellada, y así parece que seguirá.

El rico noble comerciante Bernat Marcús era un veterano consejero del conde-rey Ramón Berenguer IV, y quizá también pudo haber recomendado a su amigo de Guillem de Torroja para llevar la mitra del obispado de Barcelona. De ser así, no se arrepentiría el soberano de haber hecho caso a Marcús, pues una vez Guillem fue obispo, favoreció la expedición de reconquista de Ramón Berenguer IV contra Almansa (1147). El año siguiente también reforzó con sus tropas procedentes de la jurisdicción del señor de Solsona y la tropa armada por el capítulo barcelonés, a las que tenía Ramón Berenguer IV, y todos juntos salieron victoriosos de nuevo en el sitio de Tortosa, de cuya conquista anticipadamente el año 1143 había prometido una quinta parte a la Orden del Temple.

Si por su parte el obispo mi paisano se esforzó mucho para reunir el dinero que el conde de Barcelona necesitaba para realizar aquella campaña, también su común amigo Bernat Marcús hizo gala de una semejante generosidad, pues siempre estuvo muy unido al conde de Barcelona y al obispo Guillem de Torroja. Eran años cuando los europeos habían asumido la derrota de los cruzados del rey luís VII de Francia ante las murallas de Damasco, pues en 1137 era evidente el fracaso de la "Segunda Cruzada", lo cual a los catalanes les habría servido de lección.

EPISCOPOLOGIO DE BARCELONA (SIGLO XII): Oleguer, sant 1116-1137Arnau Ermengol 1137-1143 ——– Guillem de Torroja 1144-1171———–Bernat de Berga, 1172-1188

Cuando Guillem de Torroja pertenecía a la canónica de Urgel, su mitrado tenía establecido el principal centro de mando en el castillo-palacio de Olius, en cuya capital Solsona (a unos 5 km. lejos), señoreaba la familia Torroja, así llamada por reconquistar un castillo musulmán cerca de Cervera (La Segarra). Sin necesidad, pues, de imaginar a Guillem de Torroja, desplazado hasta la actual Seo de Urgel (que a pesar de todo conservó su renombre), Guillem consta como diácono en la navidad del año 1135, y al cabo de sólo nueve años ya era elegido obispo de Barcelona (S. Puig i Puig: "Episcopologio de la Seo Barcinonense"(1929). Posteriormente el obispo Guillem también mantuvo buenas relaciones con el conde Ermengol VI de Urgel (1102-1154) muerto en una expedición contra los musulmanes de Xátiva.

El obispo Guillem llevó la mitra de la Seo episcopal de Barcelona cuando el hijo del muy heroico conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, ya tenía cincuenta años. Juntos emprenderían varias campañas en Provenza, donde consta que ganaron algunas batallas. Siendo obispo de Barcelona, Guillem emprendió con vigor la reestructuración del patrimonio eclesiástico, además de ordenar hacer varias reformas en la clerecía. Por otra parte, concluyó las iglesias que encontró empezadas y también fundó otras. Es sabido que impulsó la vida monástica en la comunidad de Sant Pau del Camp, (hoy integrada en el centro de Barcelona), y en la periferia consagró otras tan famosas como la de Sant Vicenç de Sarriá, y la de Sant Martí de Cerdanyola. Como hay que decirlo todo, reconozcamos que el obispo Guillem en 1157 fracasó en su empeño de fundar un monasterio benedictino en Cérvoles ("II Trobada d'estudiosos de la comara de Les Garrigues-Lérida", Tarres 2000- ps. 27 a 36).

Siendo Guillem obispo de Barcelona, la ciudad tenía unas 20.000 almas. En el siglo XII, el obispado regía las parroquias desde la costa catalana hasta Oca (Burgos). El mismo nombre de la comarca aragonesa "El Maestrazgo" recuerda como los maestres del Temple se empeñaron en mantener su reconquista; no sólo en el sur-este de Aragón, sino en el noroeste, como recuerdan topónimos "Egea de los caballeros", etc.. Los caballeros templarios y los obispos nunca colaboraron tan estrechamente como bajo Guillem de Torroja, porque su hermano Arnau era la máxima jerarquía que la Orden tenía a cada lado del Pirineo catalán.  

La credulidad de aquellos incultos tiempos era suplida por la fe y entusiasmo. Así, las heroicidades de la reconquista se remitieron a líderes como Carlomagno y alguno de sus nobles pares. En Cataluña fueron populares algunos míticos personajes belicosos, tipo el Conde Arnau, y el jovencito Peredur, quien, inspirado por Dios, era un "campeón de la inocencia". El prototipo del héroe fue Perceval, cuya leyenda nadie pudo reconocer cuando al fin regresó a Cataluña envuelta por la saga del Santo Grial. El héroe ideal para personificarlo no podía ser otro que el joven Ramón Berenguer III "el Grande", quien se había criado en la corte del castillo de Roergue (Fr.) hasta cumplir la edad de 15 años, cuando regresó a la Corte de Barcelona. Allí él logró hacerse reconocer como legítimo heredero de la casa condal gracias a llevar una señal de nacimiento en su cuerpo. A partir de entonces él fue presentado como el héroe autosuficiente, obligando después a su tío fratricida a partir a las Cruzadas (de donde no volvió).

La tradición tenía un enorme peso entonces, y más por las grandes alabanzas inmortalizadas por la "Gesta Comitum Barcinonensium", que en recuerdo de Ramón Berenguer III fue escrita por los monjes de Ripoll. Tal fue el tema de otro libro en el cual presenté al citado conde-rey catalán como el legendario "Perseval" ideal ("Per-se-val", en vernáculo:"que-se-vale-por-si-mismo"). Era inolvidable que bajo su gobierno se hubiesen construido más de 300 iglesias en Cataluña. A la versión más antigua de aquella obra "Gesta…" posteriormente aún se añadió: "…Fue un hombre de bien, sabio, de gran ingenio y gran consejo y de gran fama por todo el mundo, grande de corazón y humilde y sutil en sus propósitos. Todos lo miraron por su cortés porte y vestimenta; era alto y de constitución fuerte, de corazón y manos proporcionadas en todos sus miembros, bello de corazón…".

Por todo lo dicho, los laureles de Ramón Berenguer III pasaron a su heredero Alfonso II, mientras que todas las exitosas gestiones políticas de Guillem de Torroja históricamente sólo lo encumbraron hasta ser arzobispo. Lo cierto es que, por su cargo de mitrado, fue la más poderosa jerarquía de la confederación catalana-aragonesa, y a la vez un político de primera magnitud. Sus trascendentales gestiones permanecen, pero se han olvidado sus grandes esfuerzos. Históricamente tanta ingratitud se debió a que fue eclipsado por dos soberanos magníficos. Lo eclipsó primero el gran renombre del conde-rey Ramón Berenguer IV, de quien fue uno de sus principales consejeros (sino el primero de todos). Después sucedió lo mismo con su heredero, pero los méritos habrían sido de Guillem. Mi contundente afirmación está basada, principalmente, en que el obispo Guillem y el pontífice Alejandro III (1159-1181) fueron ambos muy buenos amigos y colaboradores.

Ramón Berenguer IV se debatía entre dos influencias contrarias (aquel conflicto duro 17 años), porque su obispo Guillem de Torroja ejerció una incesante presión sobre el conde de Barcelona cuando estuvo a favor de mantener su obediencia al papa legítimo Alejandro III, quizá también por los vínculos que ambos mantenían con los monjes de la orden del Cister. El conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, en efecto había recibido misivas del antipapa Víctor IV quien le pedía que apoyase la causa de los gibelinos, lo cual no le desagradaba, porque era lo que había hecho su hermano homónimo conde de Provenza. Como estaba casado con Riquilda, una nieta del emperador Federico "Barbarroja", defensor del antipapa, el conde catalán se habría puesto también a su lado, pero la muerte le llegó antes de haberse comprometido.

Cuando Guillem, siendo vice regente, se hizo con las riendas del poder se posicionó a favor de los güelfos defensores del papa legítimo y por ello posteriormente recibió de Alejandro III bulas de sincero agradecimiento. El caso es, que Guillem ejerció una incesante presión sobre el conde de Barcelona. Aún pudo ejercerla mayor cuando logró adjudicar la mitra de Zaragoza a su hermano Pere de Torroja (+1195). No hay que confundirlo con su pariente homónimo que años antes también había sido consejero de Ramón Berenguer IV. De la importancia de la sede episcopal de Barcelona, hay que decir que en el siglo XII el sumo pontífice le dirigió más de cuarenta documentos. En su mayoría fueron bulas, y alguno de dichos escritos conservados mide dos metros de altura. Al rey-niño la que más le gustaba era una alabanza que el emperador Federico "Barbarroja" había escrito a su padre Ramón Berenguer IV, con motivo de haberse aliado con el rey inglés para ir ambos ejércitos contra el condado de Toulouse.

SU HERMANO ARNAU ENROLADO EN LA ORDEN DEL TEMPLE

En 1164, el dicho sobrino del obispo Guillem, Pere (en catalán, Pedro) de Torroja, de Solsona, hizo una importante donación a la orden del Temple, haciéndose eco de las dificultades de aquellos monjes-guerreros. Probablemente se lo explicaría quienes regresaban de su peregrinación, o servicio de armas en Tierra Santa. Aquellos testimonios impactaron en el ánimo de Arnau de Torroja y en su hermano Guillem, quien, como obispo, sin duda supo bien que incluso se luchaba en tierras de Egipto. Al poco tiempo de establecerse la orden del Temple en Cataluña, Arnau se enroló para servirles con su espada. Como templario estuvo en Palestina al menos en dos expediciones, coincidiendo con cuando su Orden ayudaba al rey Amalrico I de Jerusalén en sus continuas ansias expansionistas sobre el país del Nilo. (Véase la"1ª Parte": "A. de Torroja").

Creo que puedo razonar correctamente una aproximación teórica a la personalidad y hechos del gran maestre Arnau de Torroja, hermano de Guillem, teniendo en cuenta, por ejemplo, las exigencias que la muy poderosa orden del Temple consideraban imprescindibles al nombrar a sus máximos líderes;… y no digamos las aún mayores por parte de la orden matriz, y hermana, llamada "de Sión", la cual Arnau de Torroja a partir de 1181 al mismo tiempo también presidió durante cuatro años. La orden de de Sión tenía un cariz más iniciático, y al parecer sobrevive activa en nuestros días, aunque en secreto, siendo conocida como Priorato de Sión.

Debo insistir en que al gran maestre de ambas órdenes monástico-militares conjuntas, se les exigió, ante todo, tener un historial inmejorable en las luchas en Tierra Santa (Outremer), así como también haber hecho otros méritos de todo tipo dentro de sus respectivas disciplinas. Un obispo de la ciudad de Acre describió a los Templarios cual: "Leones en la guerra y corderos en el hogar". Rudos caballeros en el campo de batalla, eran capaces de transformarse en monjes piadosos en las capillas. Hombres mansos y de suave carácter con sus amigos, mientras que, por otra parte, dada su austeridad, tuvieron prohibido hacer deportes ni mostrar ira, o reír, y menos aún recordar liberalidades de su juventud.

El mitrado Guillem, de la familia Torroja de Solsona, debió de entender que las directrices de la novedosa orden del Temple serían las más dignas para dar salida a las inquietudes de su joven hermano Arnau, hecho de su misma pasta. Parece obvio que le recomendase para ingresar en la orden del Temple. La ocasión era de oro, porque los favores del obispo para con los templarios llegados a Cataluña bien merecería que le correspondiesen aceptando a su rico y bien predispuesto hermano. Después estaría en condiciones de prometerle que, si hacía los méritos exigidos para ello, se le educaría para desempeñar las máximas jerarquías de los monjes con espada. Así fue, en efecto, aunque omito aquí sus hazañas bélicas, porque ya las desarrollé en la "1ª Parte" de la biografía: Arnau de Torroja, Gran Maestre de las órdenes del Temple y de Sión, siendo su último gran maestre conjunto. 

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