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Ramon Ramonet Riu – Textos reunidos (página 21)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



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Guillem de Tarroja, entre otros, firmó como testigo del rey cuando, en nombre de los templarios, su hermano de Arnau de Torroja concedió a la confederación catalano-aragonesa 1.100 morabatines en fecha 20/4/1164, para ser devueltos el día 4 de abril de 1165 (Pascua).

El día 8 de mayo de 1167 otorgó Alfonso II una donación a favor del monasterio de La Celle (que acabó siendo un burdel para nobles de la Provenza), del castillo de Millars hecha por Hualguer al rey, prueba que éste estaba en la ciudad de Arles, a orillas del río Ródano el segundo semestre de 1167, cuando también se hizo un convenio entre el rey-niño y el conde de Rodez. Después del rey, firmaron Guillem, obispo de Barcelona, Guillem de Montpelier y Arbert de Castellvell.

Aún Alfonso II estaba en Arles (Sur de Francia) el día primero de octubre de 1167, siendo allí donde el rey-niño se dice que celebró (léase: asistió a) un convenio con los comisionados genoveses. Estaban presentes al acto Guillem Ramón Dapifer y el obispo Guillém de Barcelona, quienes también firmaron el acta en la cual Alfonso II, a sus cinco años, y titulándose: Dux Provincie, le hicieron admitir la deuda de 1.200 morabatines, y dejó en garantía la mitad de unas rentas que le pagaban en Lérida y Ascó.

El rey Alfonso II y el obispo Guillem de Torroja vuelven a aparecer en un documento del 26 de junio de 1168 en Barcelona; y en verano se encaminó con una considerable escolta armada, marchó hacia Tarragona y Tortosa. Regresó a Tarragona pronto, donde en su presencia se dictó sentencia en el litigio entre el prelado de aquella diócesis y los hijos de Roberto Aguiló. La firmaron también los obispos de Barcelona y Zaragoza, y a ambos se les encuentra en el monasterio de Poblet (a pocas horas de Tarragona) donde el niño-rey nombró una delegación para que estableciesen los lindes del territorio del Puig de les Avellanes con el citado convento. Firman el documento Guillermo de Montpeller y los dos prelados de la familia Torroja. (A Poblet fue el 17 agosto de 1168, y volvió a ir dos años más tarde).

El 29 septiembre del año 1169 encontrándose en Huesca, Alfonso confirmó los privilegios, o inmunidades, que sus antepasados habían concedido a la orden del Hospital de Jerusalén. Entre los magnates que asisten al acto se contaban Arnau Mir, conde de Palláis y Guillem de Torroja. En fecha 20/5/1169 le fueron concedidos otros dos prestamos; uno de 350, y otro de 5.000 morabatines. Dado que el último era realmente mucho dinero, Arnau de Torroja también hizo comprometer por escrito a muchos nobles fieles al soberano para mejor garantizar su devolución.

El 12 de noviembre el soberano catalano-aragonés, se encontraban en Jaca, prometió a los templarios darles mil morabatines anuales, de los tributos que recibía del rey moro Lobo. Aquel mismo mes de noviembre, estando aún en Jaca, otorgó los castillos de Chivert y Oropesa.

El historiador aragonés Zurita afirmó que en 1170 Alfonso II acudió desde Aragón a los montes de Prades y Ciurana para sofocar la insurrección de los sarracenos, pues su padre ya los había conquistado en 1154. Otro documento del año 1170 es la publicación (o declaración de sentencia), disponiendo el joven soberano dar plena posesión al obispo de Pamplona, de la iglesia de Santa María de Un-Castillo. Está fechada en Almenar, el mes de marzo del año 1170, en presencia de Hucli, arzobispo de Tarragona y legado, Guillem, obispo de Barcelona, Pere, obispo de Zaragoza, Ponç, obispo de Tortosa, Arnau Mir, conde de Pallars y Arbert de Castellvell (Perg. del Archivo de la Catedral de Pamplona; veáse Moret: "Anales del reino de Navarra", II, pág. 498).

El día 10 de noviembre del año 1170, estaban en el bajo Aragón, otorgando un reconocimiento de deuda de cien morabatines a favor de Guerau de Marimón. Alfonso II aún se encontraba en la capital de Aragón en diciembre de 1170 y el 27 de diciembre estaba en Ribagorza. En un documento otorgado en Roda, hizo constar que el día de Navidad se había presentado en la iglesia de San Vicente de dicha villa acompañado de Guillem, obispo de Barcelona, Pere, obispo de Zaragoza, Arnau Mir, y otros. Esta escritura fue publicada en "España Sagrada" (vol. 30).

El 17 de abril de 1171 fue asesinado el anterior arzobispo de Tarragona, y por razón de tan grave acontecimiento se encaminó el rey y todo su séquito donde el día 14 de octubre del citado 1171, se previno también separar en dicha ciudad, los derechos de la mitra y los de la Corona, lo que justificó el derecho señorial de la Iglesia tarraconense. (Noticia publicada por el historiador Morera: Apendice 27). Aunque acompañó al niño-rey a Tarragona, Guillem estuvo pocos días allí, pues el 22 del mismo octubre ya estaba en Lérida.

Al mencionar tantas veces la moneda morabatines, se impone esclarecer su valor durante la época medieval que tratamos. Era la sucesora de la moneda del siglo XI llamada "mancuso", que era de oro, a imitación de los "dinares" árabes mucho más prestigiosos. Es anecdótico que Ramón Berenguer I compró los condados de Carcasoa y Razès, en el Sur de Francia, por 44.800 "mancusos" de oro. Los acuñaron en Barcelona y Besalú, y las falsificaciones incluyeron las habituales palabras árabes. Una referencia al valor del mancuso de oro (procedente de San Juan de la Peña), estableció que valía cuarenta y dos "sueldos". A finales del siglo XI el mancuso fue sustituido por el antes citado morabatín, también llamado "maravedí". La moneda catalana por excelencia del siglo X al XIV fue el "sou" de Barcelona, significando "sueldo", era una moneda de plata que en los años de gran influencia de los hermanos Torroja, llevaban la efigie del rey Alfonso II. Su valor era de 12 dineros ("diners"), lo cual en su tiempo era una suma considerable.

 Incluso un soberano que hubiese sido realmente adulto, para acuerdos de tanta cuantía necesitaba el consentimiento de sus nobles y máximas jerarquías religiosas más allegados, y más siendo el rey muy joven, por todo lo cual tuvo la gran suerte de que lo apoyaran los dos influyentes clérigos hermanos de Arnau de Torroja, Pere, que era obispo de Osona y Guillem obispo de Barcelona y arzobispo de Tarragona. Los encontramos a ambos avalando el préstamo de mayor cuantía (24.000 morabatines) otorgado al joven soberano por Guillermo de Montpelier el mes de mayo de 1171. La garantía entonces consistió en que veinte hijos de nobles catalanes residiesen en Perpignan (Fr.) hasta que aquella cantidad le fuese devuelta.

En 1172, por haber fallecido el sultán musulmán de la taifa de Valencia, Ibn Mardanis, Alfons II sitió la ciudad de Valencia con todas sus tropas, las de su obispo y demás aliados. Aquel conflicto concluyó mediante una alianza con el nuevo mandatario, a condición de que al rey de la corona catalano-aragonesa le doblaran la cantidad pagada como tributo anual, después de lo cual Alfonso decidió atacar. Sucedió que se rompieron los acuerdos firmados para permanecer en paz, y empezaron a pensar en atacar las fortalezas de Xàtiva y Murcia, Xivert y Oropesa (Alicante). Incluso antes de ser conquistadas, a la orden del Temple ya se les había concedido muchos beneficios sobre ellas;…y todo se atribuyó a un joven con sólo 17 años!.

Después de la muerte del conde de Rosellón, el joven rey el mes de julio de 1172 estaba ya en Perpigñan, donde le rindieron homenaje los hombres de dicha villa. El día 21 de julio, seguiría en el Rosselló, pues allí dictó un decreto por el cual tomaba bajo su protección la abadía de Fontfreda, situada en las cercanías de Narbona, en cuyo documento figuran los mitrados hermanos Torroja.

El día 23/6/1173 el joven soberano y su séquito regresaban a Cataluña, y dictó la sentencia pública en las cuestiones sobre el castillo de Lauret, que enfrentaron al obispo de Gerona con el heredero de Bernat de Palafolls. Entre los firmantes figuran también el arzobispo Guillem de Tarragona y Arbert de Castellvell. Pasados sólo unos días estaban en Anglesola (entre Cervera y Lérida), donde otorgó la restitución del término de Tarragona hasta el río Gaya y los montes de Carbonera a favor del arzobispo y de la iglesia de Santa Tecla.

En julio de 1173 estaban en Cervera, y allí se firmó la donación de un molino a favor de Arnau de Monseren y de su mujer Ermesenda. Se dirigieron hacia los Pirineos y allí, a ruegos de la vizcondesa de Bearn, le concedió los bienes que tenía en Aragón el difunto vizconde bearnés, a favor del monasterio de Bolvestre de la orden de Fontherault. Entre otros presentes al acto, estaban los dos hermanos Torroja.

Sería difícil determinar cómo en 1173 se consiguió reunir a sus corregentes en Font d'Aldara para redactar unos estatutos para disfrutar en sus dominios de Paz y Tregua; unas normas que fueron institucionalizadas, y por cuya constitución se confería a los obispos una importante función jurisdiccional. Entonces ya tenía 18 años y era admirable como cantaba sus propios poemas amorosos.

Volviendo ya al itinerario, día 31 de octubre 1173 el joven soberano aún continuaba en Lérida (Lleyda, o también Larida) donde, el 6 de noviembre, concedió a la iglesia de Santa Tecla de Tarragona los territorios que su abuelo Ramón Berenguer III había donado en la zona llamada el Engolador de Cabra y los montes de Carbonera. El día 18 de julio firmó un auto a favor de Guillem, arzobispo de Tarragona.

Guillem de Torroja introdujo en la mente del joven, tan pronto pudo, una idea de apaciguar y pactar con todo el mundo siempre y cuando ello fuese posible (G.Gonzalvo: "La constitució de Pau i Treva de Catalunya. Segles XI-XIII"; en "Textes juridics catalans. Lleis i costums"; vol.11/3 Barcelona, Generalitar de Catalunya – Dep. de Justicia 1994, p.74a88). El arzobispo Guillem encargaría elaborar una normativa de paz y tregua general poco antes de su muerte, por lo cual no tuvo tiempo de hacer dearrollar aquella idea que, en el cambio de milenio, logró implantar el abad Oliba, el que fuese también el obispo promotor del santuario de Santa María de Montserrat en Cataluña.

El mismo año que fue armado caballero, Alfonso II contrajo matrimonio con Sancha, hija de Alfonso VII de Castilla el día 18 de enero de 1174 (según prueba la escritura de donación propter nupcias, que el joven monarca hizo a la esposa, de las villas de Tamarit, Barbastro, Pomar y otras. Al haber colaborado con Castilla en la conquista de Cuenca el 1177, Alfonso II "el Casto" a sus 22 años consiguió librarse del vasallaje por Zaragoza que Alfons VII de Castella había impuesto a su padre Ramón Berenguer IV.

LA MUERTE DE GUILLEM DE TORROJA

Tan pronto Guillem fue nombrado arzobispo metropolitano de Tarragona, obedeció las instrucciones del papa de Roma de castigar a los asesinos del arzobispo antecesor suyo en aquella Seo (J.Villanueva "Viaje literario a las iglesias de España", vol. XIX, p. 289- doc. XXIX). Era como si se repitiese la historia poco después de ser nombrado obispo de Barcelona.

Siendo arzobispo, y en teoría residente en Tarragona, Guillem consta que volvió a Barcelona -supuestamente por última vez- con motivo de la fundación de los beneficios de la iglesia de Sant Andreu del Palomar (frente a salida del metro Plaza Orfila de Barcelona) lo cual no sólo le representó muchas jornadas de cabalgar, sino que además necesitó el permiso de su sucesor el mitrado Guillem Bernat de Berga (ACB, 1-2-57. Cf. Anexo doc. 10).

Fue durante sus últimos años de vida cuando el arzobispo Guillem creo haber demostrado que vivió agotadoras jornadas de trabajo, también físico, por coincidir con periodos políticamente muy conflictivos. Todo se le complicaría aún más al morir el otro corregente, y consejero real, el senescal conde de Montcada un año antes que él. A partir de entonces también hay que decir que concluyó el mejor período en la vida de Alfonso II. En efecto, la historia recuerda, además, como la política catalana-aragonesa cambió para ir peor, y fue con brusquedad. Lo determinaron su matrimonio, la muerte de su madre, la reina Petronila, casi simultánea de la del anciano senescal Guillem Ramón de Montcada, y la de Guillem de Torroja a finales de 1174.

Por supuesto que también hubo discusiones entre el joven soberano y su mano derecha. Primero por la tozudez de un alma de artista que se vio obligado a estar presente en actos oficiales sin entender muy bien el por qué; y posteriormente cuando se dio cuenta que era todo un rey, y lógicamente no debió gustarle ser corregido continuamente por un "carca" de la Iglesia, a quien, de haberlo querido, lo podía ver como perteneciente a una generación muy superada. Se tiene constancia de que incluso sostuvieron pleitos durante algún tiempo, pues al crecer, Alfonso II y el obispo Guillem se repartieron en Tarragona los bienes y derechos de la familia Bordet. Posteriormente ambos firmaron la concordia conocida actualmente como Ad Perennem (7/7/1173), en la cual constan varios miembros de la familia de Arnau de Torroja. (A.I. Sanchez Casabón: "Alfonso II…"doc. 148, ps. 218-220). De hecho con anterioridad ya había firmado el documento que delimitaba la jurisdicción del soberano y el prelado, fijando los límites del señorío de Tarragona. En fin, cuando Arnau de Torroja estaba en el país, formaba parte de la comitiva real en sus desplazamientos, lógicamente acompañado por sus impresionantes monjes-guerreros de capa blanca.

El traspaso a mejor vida del arzobispo Guillem aconteció en Tarragona, y debió de ser muy sentida por todos sus feligreses, pero a nadie le dolería tanto como su hermano Arnau, quien por entonces aún le esperaba la sorpresa de tener el mayor ascenso jerárquico dentro de la orden del Temple. Aunque a Arnau de Torroja lo agobiaban los problemas que su alto maestrazgo comportaba, es obvio que, por preparado que estuviese un viejo militar, que además era fraile, lamentó la muerte de su hermano como cualquier bien nacido. Arnau era muy consciente de que al mismo tiempo desaparecía el mejor político de la confederación con los aragoneses, quedando peligrosamente aparcados muy graves problemas de estado. Unos problemas y proyectos que Arnau de Torroja, como catalán y como templario, además de buen hermano, siempre puso su máximo empeño en tratar de coadyuvar dentro de sus posibilidades.

Como eclesiástico, a Guillem debió de satisfacerle el hecho de que la diócesis de Tortosa incluyese todos los pueblos de la comarca del Mataranya, satélite de Barcelona, porque hasta 1152 había sido el límite de la frontera eclesiástica. El 23 de marzo de 1154 el papa Anastasio IV estableció los límites de la archidiócesis y sus sufragáneas: Gerona, Barcelona, Urgel, Vich, Lérida, Tortosa, Zaragoza, Huesca, Pamplona, Tarazona y Calahorra.

El arzobispo Guillem de Torroja, usaba un tipo de letra cancilleresca romana, como se puede apreciar en su firma del documento de abdicación de la reina Petronila. Ha sido el reciente descubrimiento del mismo, que se revela un ignorado detalle: El jovencísimo rey Alfonso II no salió de Catalunya después del mes de septiembre de 1173, o sea que permaneció en Barcelona hasta que se fue a Zaragoza para casarse. Todo lo que poseía el arzobispo Guillem de Torroja cuando murió lo entregó en su testamento a la Iglesia católica, a condición que su dinero se gastase en alumbrar las lámparas de la capilla de Santa Eulalia de la catedral de Tarragona, quizá en recuerdo del monasterio que él había fundado en Santa Eulalia del Camp.

Me referiré ahora a uno de los muchos monasterios que Guillem benefició. Se trata de Sant Vicens de la Roda, porque de sus monjes recibió la supuesta cabeza del mártir san Valerio (S. Puig:"Episcopologio de la Seo Barcelonense" Barcelona 1929, p. 166). Quizá fuese un regalo de agradecimiento; aunque también pudo suceder que Guillem se lo pidiese expresamente. Quiero recordar que en la parte principal de esta trilogía sobre Arnau de Torroja, me ocupo extensamente del culto al cráneo, ya que sin duda los monjes templarios veneraban uno con gran discreción, dando pie, después de su detención en el siglo XIV, a especulaciones aún no bien resueltas.

También los monjes de la orden cisterciense por su parte agradecieron mucho los favores recibidos de Guillem de Torroja, porque les dio los monasterios de Poblet, Valldaura, y más tarde Santes Creus y Vallbona de les Monges, todos ellos fundados a partir del año 1152. Para concluir con los méritos de Guillem de Torroja, recordaré que la catedral de Tarragona, que se comenzó a edificar en el siglo XII, no fue terminada hasta dos siglos después de morir él. Su firma quedó recogida en un documento inédito hasta mediados del siglo XX (Inexplicablemente estaba en el fondo archivístico nº 30 de Sant Llorenç del Munt). Se trata de un pergamino del año 1173 escrito en el monasterio de Sant Cugat del Vallés, que fue estudiado por la erudita investigadora de l'ACA de Barcelona, y buena amiga mía, la señora Josefina Font Bayell, que lo presentó en el "Congreso de Historia de la Corona de Aragón", Vol. II (celebrado del 1 al 6 de octubre de 1962). Se lee en el mismo que, el mismo año que murió Guillem, el rey Alfonso II permaneció en Barcelona hasta marchar hacia Zaragoza para casarse.

En efecto, el regio pupilo de Guillem de Torroja en fecha 18 de enero de 1174 se casó con doña Sancha de Castilla y Polonia (la que sería tía de Alfonso VIII de Castilla); y el arzobispo no debió de quedar al margen (por ser todavía el principal de los corregentes), de los meses -o años- que hicieron falta para llegar a los acuerdos necesarios entre embajadores para poder celebrar un tan regio enlace. Arnau de Torroja y sus dos hermanos obispos estaban presentes en la ceremonia del enlace de Alfonso II. Todos firmaron como testigos en la concesión de muchos castillos y villas de Aragón y Cataluña, y entre las principales se incluyó Tarragona (J. Mª Font: "Cartas de población y franquicias de Cataluña". Ed. Madrid-Barcelona, 1969 ps. 143-144).

De cara a los consuegros, no debió de ser fácil para el arzobispo ocultar la personalidad boemia del rey trovador. Asimismo, recordaré lo que escribió el historiador Próspero Bofarull: "Podrá ser cierto que Alfonso II no consumase su matrimonio hasta el año 1174, según afirma Zurita, pero es igualmente exacto que, en 1171, estaba ya casado con Sancha de Castilla y que vivían juntos". Recuérdese que el joven soberano en 1171 tenía 16 años.

Guillem se responsabilizó con seguridad de que todo saliese bien, porque el Derecho Canónico establecía con claridad meridiana que todo hombre no alcanzaba la mayoría de edad hasta que no estuviese casado. El obispo Guillem, iniciado de joven en la corte del condado de Urgel, había demostrado su pericia entre regios esponsales, porque unas décadas antes debió de organizar el enlace matrimonial de su sobrino Ramón I, señor de Solsona, con doña Ermessinda, una sobrina del conde Ramón Berenguer IV, dado que se le encuentra firmando como testimonio en su boda el año 1162. Este sobrino suyo fue quien en 1181 también intervino en la isla de Sicilia, a las órdenes del Conde de Foix (Fr.), donde se defendía la herencia de su sobrino Hug Ponç de Cervera; siendo entonces, por cierto, la primera vez que los catalanes pusieron pie en aquella isla (J. Miret Sanç: "Els vescomtes de Bas a l'Illa de Sardenya", Barcelona 1901- p.73).

Aunque costó bastante tiempo, bajo su reinado de nuevo se vivió una época esplendorosa por la pujanza de la llamada Corona de Aragón. Alfonso II incorporó a su reino las tierras occitanas de Provenza, el Rosellón y el Pallars Jussà. Con los años el joven soberano conquistó zonas que antes habían ocupado los sarracenos, siendo repobladas por cristianos de lengua catalana, según los cronistas de la época. Se reavivó la economía creándose nuevas vías comerciales y otorgando a las nuevas poblaciones "Cartas Puebla" y "Cartas de Franquicia". Incluso firmó el Tratado de Cazorla en 1179 (por el cual renunció a Murcia) con su cuñado el rey castellano Alfonso VIII…olvidando que éste había traicionado continuadamente a su padre desde el año 1158. Si pasamos por alto este "detalle", a buen seguro que su amigo y protector, el arzobispo Torroja, habría estado satisfecho de haber encaminado a su pupilo, pues éste al menos se libró de rendir el debido vasallaje a Alfonso VIII de Castilla por sus conquistas.

Su sepelio coincidió con la pésima noticia de que el sultán Saladino había conquistado Siria, potenciando al máximo la ofensiva amenaza bélica, la cual realmente acabó con expulsar a los cristianos de Tierra Santa. Los restos de Guillem de Torroja reposan en un osario dentro de la capilla de Santa Bárbara de la catedral de Tarragona. Lamentablemente se encuentra a bastante altura, por lo que no se puede leer la inscripción, pero fue transcrita por E. Morera: "Memoria, o descripción histórico-artística, de la santa iglesia catedral de Tarragona, desde su fundación hasta nuestros días" (Tarragona, 1904- p. 49).

El nombre de Guillem de Torroja siguió constando durante años en algunos escritos eclesiásticos. El último documento conocido donde se lo citó, se extendió catorce años después de su sepelio (AHN "Santes Creus" Perg. 132; presentado por J. Papell: "ob.cit."P.238-240-doc.-307). © Ranón Ramonet Riu

Vida de María Magdalena

(Anexo a: LAS TRES CORONAS, 11-11-11)

INTRODUCCIÓN

En María Magdalena se combinan otras varías Marías bíblicas, mal conocidas incluso por los primeros cristianos. Se cita a la bíblica Pecadora Arrepentida en las enseñanzas esotéricas, así como la recordaron los espiritualistas del período helenístico. A María Magdalena la veneraron los gnósticos, los templarios y los cátaros, así como los buscadores del Santo Grial, porque su persona absorbió muchas enseñanzas esotéricas de la adoración a las Vírgenes Negras, a su vez herederas del culto a la diosa Isis del Antiguo Egipto.

Cuando en el siglo IV los Padres de la Iglesia remodelaron la versión oficial de la Biblia católica, encontraron poco espacio para las "Tres Marías" del Nuevo Testamento, porque estuvieron obcecados siguiendo el antiguo criterio: Las mujeres deben ser castigadas por su sexualidad. ¡Y ello se consideraba justicia divina!. En tal contexto, la que fuese compañera/novia/esposa de Jesús clandestinamente continuó representando "lo sagrado" del sexo femenino. Es un fenómeno complejo y polifacético, que comenzó ya en los periodos oscuros de la Humanidad, porque la diosa-madre-tierra, reproduciéndola de color negro, se tuvo por más rica y más fértil.

Dejando a un lado su veneración entre los prehistóricos y el druidismo de la Europa primitiva, el culto que se potenció en la diosa Isis se elaboró en el Antiguo Egipto, pasando desde allí a Éfeso. Cuando floreció en Europa durante la Edad Media, de grandes hambrunas, ya la habían enriquecido mucho gracias a los contactos mantenidos de los frailes templarios con los filósofos sufistas islámicos. Entre las creencias de los templarios se incluía una mística más sabia gracias a ocultar su nueva visión de Nuestra Señora, motivo por el cual la veneración a María Magdalena ha persistido a pesar de cierta oposición por parte del catolicismo. Ahora de nuevo se comienza a desvelar ofreciendo una renovada orientación hacia lo trascendente, muy necesaria en el mundo moderno.

En tiempos de Jesús el gnosticismo (la salvación a través del conocimiento) hacía dos siglos que triunfaba entre los judíos monoteístas de Jerusalén, debido a los continuos contactos comerciales con la lejana Persia, vía Mesopotamia. Los hebreos de la Galilea donde nació Jesús, convivieron además con el panteísmo de los griegos y de los romanos. Entre los primeros agustinos calabreses (que al cabo de los siglos fracasaron en su intento de establecerse en Jerusalén) estaba el famoso monje llamado Pedro el Ermitaño, el mismo que posteriormente predicó febrilmente la Primera Cruzada en Francia, la única que acabó con éxito al conquistar Jerusalén (1099). Gracias a las iniciaciones y revelaciones de los citados monjes calabreses, después los caballeros templarios, de los que fue gran maestre mi paisano Arnau de Torroja, de Solsona, habían superado la fe simple y adoptado ciertas ideas heterodoxas a partir de haberse fundado una Iglesia cristiana alternativa que prestó una mayor atención a María Magdalena, adoptado además ciertas ideas heterodoxas.

Como en esta aproximación a María Magdalena se trata de presentar la visión que tuvieron tanto mi biografiado Arnau de Torroja como el resto de los templarios del siglo XII, empezaré recordando que la literatura rabínica aún hoy presenta a Jesús como un "bastardo Galileo hijo de un soldado romano llamado Pantera". Se lo califica de mago que habría aprendido sus trucos de los egipcios, durante las décadas que vivió entre ellos. La reacción de los judíos al descubrirle sus trucos fue lapidarlo. Al negarle la divinidad, se basan en el olvidado "Segundo libro de Set" (s. III), donde se lee que el verdadero Cristo nunca fue crucificado. Para colmo, Eusebio de Cesarea había creído que sólo una décima parte de los Cuatro Evangelios era verdad (F. Conde Torrens: "El grupo de Jerusalén y Simón: Opera magna" (Revista "Año Cero" nº 7-192 – año XVII, ps 66 a 71).

Con lecturas semejantes los templarios de Palestina tuvieron motivos para dudar de lo aprendido dentro del catolicismo. Hoy ya es un "secreto a voces" que, especialmente el Evangelio de san Marcos, recuperó algunas fuentes del Antiguo Egipto, cuya cosmología sagrada de adaptó al Nuevo Testamento. En el fondo este no debería se el problema, sino que la gente de todas partes utiliza mal el necesario referente divino. Particularmente constato que a lo largo de mi vida se ha avanzado mucho, puesto que hasta 1960 el catolicismo incluso tuvo impedimentos para asumir el pensamiento humanista, la ilustración y el liberalismo político.

Debió de ser una gran sorpresa para los hermanos Torroja de Solsona, mis dos reivindicados biografiados, enterarse en Palestina de que María Magdalena en la vida real habría sido mucho más que una gran "Dompna" (o para los trovadores: "Domina" y "Midonis"). En el siglo XII "Nuestra Señora" popularmente fue la idealizada "Gran Dama portadora del Grial" de los romances que circulaban de boca en boca. Era el símbolo del ideal femenino, presentada como la Madre de Jesús, y servía tanto para los monjes como para los caballeros andantes. A ella le rezaban y le construían templos como si fuese una soberana de carne y hueso, aunque en realidad enmascaraba a la Magdalena, que por su regia estirpe se la presentaba vestida y coronada como una reina, tanto a ella como a su hijo. Es evidente que no era la pobre pueblerina de Galilea que realmente debió de ser la María madre de Jesús de Nazaret.

El clero explicaba otra cosa diferente de María Magdalena: Era una ramera arrepentida ¿Pero en caso de ser así, por qué en el Sur de Francia, a pesar de los dogmas, María Magdalena tradicionalmente fue siempre recordada cual una gran maestra iniciada en conocimientos gnósticos? Los gnósticos no tenían dudas de que ella impartió enseñanzas exclusivas, tal como era de esperar de la privilegiada persona que fue el primer testigo de la Resurrección. En 1945 hubo que darles la razón, debido a que fue descubierto en Nag Hammadi(Alto Egipto) el más importante de los evangelios gnósticos. Consta en total de trece manuscritos, nunca manipulados, que fueron escritos hace más de 1500 años en lengua copta, y encuadernados en piel, hacia el año 400 d.C.. Una vez estudiados, fueron editados en inglés por primera vez en 1977, y el mundo supo que en ninguno de ellos se lee que María Magdalena fuese prostituta. Tal hallazgo vino a confirmar lo que ya se había leído en otro evangelio gnóstico encontrado anteriormente a orillas del Mar Muerto, donde tampoco consta que María de Magdala fuese prostituta ni nada parecido.

Los dirigentes de la Orden de Sión, fundadores de los templarios, de mente abierta y preclara, mantuvieron muy discretamente su devoción por la faceta femenina de la divinidad, de lo cual habían sido precursores los monjes agustinos calabreses de Jerusalén que fundaron la Orden del Santo Sepulcro (siguiendo la tradición del evangelista san Lucas), y la orden de Sión, cuando posteriormente se fusionaron con los esenios "Sabios de la Luz", cuyo símbolo era una rosa y una cruz. Por dicha vía secretamente conectaron con el esoterismo cristiano establecido en Alejandría (Egipto), ciudad donde se enseñaba la sabiduría de Hermes, readaptando las iniciaciones del faraón hereje Akenaton.

Fue a partir de 1118 cuando los sabios agustinos calabreses decidieron crear su brazo armado, llamándolo Orden del Temple. Por su vinculación a la Orden de Sión se puede entender que el rey Balduino II de Jerusalén reconociese que a ellos les debía su trono. Después los que eran belicosos se enrolaron a la orden del Temple, pero casi un centenar de miembros de la orden de Sión regresaron a Francia después de la Segunda Cruzada. Viajaron embarcados en la misma nave que llevó de vuelta al rey Luís VII, y se establecieron en una abadía cerca de Orleáns.

MARÍA MAGDALENA; DE PUTA, A APÓSTOL DE APÓSTOLES

La Santa Biblia alude a la “puta de Babilonia" (Apocalipsis 17:1-5), lo cual se utilizó para asociar a María Magdalena con la pecadora que Jesucristo liberó de los espíritus malignos. Cambiarle su identidad sirvió para evitar que sus hijos fuesen reconocidos herederos legítimos de Jesús en la Iglesia primitiva. Tal error lo perpetuó el pontífice san Gregorio I "el Magno" al llamarla "arrepentida prostituta redimida", al leer un sermón que pronunció en la basílica de San Clemente de Roma (14.9.591). La identificó claramente con la pecadora arrepentida, redimida o reformada. Tal error fue debido a no distinguir entre la María del Evangelio de Lucas, con la del Evangelio de Marcos. San Lucas se había confundido al asociarla con santa María Egipciaca, nacida en Alejandría en época romana, que a los doce años abandonó a su familia para llevar una vida desordenada hasta los veintisiete. Entonces María Egipciaca, arrepentida de su conducta, decidió hacer penitencia en el desierto durante cuarenta y siete años. María Egipciaca contó su pasado a un monje, siendo transcrita por el dominico Jacobo de la Voragine en la Legenda Aurea (1275). El pintor Nicolás Poussin representó a la santa de Egipto recibiendo la comunión en el río Jordán de manos de san Zósimo.

El enclenque pontífice Gregorio I "el Grande" en su trascendental sermón (que por cierto, en el siglo XVII fue utilizado por el fanático Zevi Cabbatai, un judío de origen turco, quien decía ser la reencarnación de Cristo) quiso adaptar las circunstancias evangelicas a una profecía judía, aunque en el fondo, con la tal proclama, la Iglesia católica pretendía reprimir la corriente gnóstica. En Roma entonces se imponían al clero dogmático. Eran tiempos que triunfaban las ideas del sirio Simcha Jacobovici, autor del libro titulado: La historia eclesiástica, en el cual se avisaba de que: Jesús y María Magdalena habrían mantenido una relación carnal, (capítulo 29). Finalmente se impuso la linea petrina en la dirección de la Iglesia, aunque se debe reconocer el legado de María Magdalena. Así lo hizo en 1996 el Papa al reconocer que: "No había sido la pecadora del Evangelio", lo cual hacía siglos que ya se sabía.

Mejor habría sido si san Gregorio I el Magno hubiese hecho caso a lo escrito por el apóstol Tomás, quien a María Magdalena la creyó uno de los seis apóstoles (no 12). Al parecer ella fue la que realmente dirigía a todos los cristianos, recordándoles con insistencia la afirmación de Jesús: cada persona: debía saber encontrar a Dios en su propio intrerior. Pero el papa san Gregorio I prefirío fijarse en otro pasaje del Evangelio de Tomás: Dile que se vaya, las mujeres no son dignas… (folio 51- alit 114), plasmando el resentimiento de san Pedro hacia la Magdalena. Se mantuvo su degradación, y así María Magdalena traspasó los siglos llegando mal etiquetada hasta mucho después de que la gente tuviese libertad para leer el Nuevo Testamento en traducciones vernáculas. Ahora bien, dicha limitación no incluyó a los templarios del siglo XII, que habían sido instruidos por los monjes de la orden de Sión, más sabios, conocedores del rechazo que había sentido el apóstol Pedro por María Magdalena. Quedó para la posteridad que Pedro le había dicho a la Magdalena: "Dinos de cuanto recuerdes que Jesús te dijo a ti sola; todo lo que sabes de Él pero nosotros ignoramos". Y es que María Magdalena, después de la Crucifixión, se confirma que dio ánimos a los desconsolados apóstoles y al resto de fieles, adentrándoles en la Buena Nueva.

Fue la mujer que, si realmente no fue su esposa, tuvo méritos para haberlo sido. Era la mujer más sabia de todo el grupo de sus discípulos, incluidos los apóstoles. Es muy interesante la novela de investigación de José Luís Giménez Rodríguez, titulada El Retablo de María Magdalena, porque incluye fotogrfías en color, no solo de cuadros donde se la presenta en estado de gravidez al pie de la cruz, sino que asocia un medallón de la iglesia de Santa María de Oia (en 1185: de María Magdalena) en el finisterre gallego, que la presenta, también en color, rodeada de todos los apóstoles en un nivel inferior. Lo comparó con un medallón (o sello) con la misma escena que existe en la iglesia de Notre-Dame-du-Mont-Sión, ubicada extra muros de la ciudad de Jerusalén, donde lo titulan "La venida del Espíritu Santo".

Marjorie Malven escribió el libro: Venus in Sackcloth para explicar el tránsito de María Magdalena de pecadora a compañera de Jesús. La misma idea también se plasmó en el arte, fuesen dibujos o relatos de la tradición islámica. En el siglo VII aparecieron en Europa las primeras muestras de una María Magdalena reivindicada, pero en el siglo XII aquellos peligrosos intentos para restablecer la dignidad de la esposa de Jesús fueron abortados por el Vaticano. Sólo quedaron inamovibles las imágenes del intento, pues llevaba muy ricas vestimentas, incluso portando cetro y corona, que no tienen explicación en la Madre de Dios, ya que, lo repito, debió de ser una pobre jovencita crecida en un país subdesarrollado. Negaron la evidencia, porque ya había costado mucho que la Madre de Dios tuviese un papel dentro de los ritos eclesiásticos. Por otra parte, el peligro de las féminas en la iglesia "petrina" sigue estando en que la sola mención de María Magdalena recuerda sus discusiones con el contrariado apóstol san Pedro. Presentar la Magdalena como emblema de lo pecaminoso, fue por la necesidad eclesiástica de reafirmar la alineación femenina en la Iglesia católica.

Durante el Renacimiento el arte sacó encubiertamente el tema de un Jesús enamorado de María Magdalena, y ello se nota mucho sobre todo en las obras de Giotto, en La Pietá de Miguel Ángel que se guarda en el Vaticano, y como no podía ser de otro modo, también en obras de Leonardo da Vinci y de Rafael. A la Magdalena también se la llamó "la Egipcia", y la "Sacerdotisa negra", y el arte sacro casi siempre la representó con el cabello rojizo, con objeto de remarcar el color iniciático de la diosa.

A pesar de todo, siempre ha sido conflictivo el diferenciar entre María Madre de Jesús y la Magdalena. La Madre, en el arte habitualmente llevó su cabeza tapada. Su vestido fue de color rojo, variándolo cuando alcanzó carácter sexual en María Magdalena. Así, para evitar confusiones el vestido de María Madre de Dios pasó a ser de color azul y los brazos siempre cubiertos con velo.

La primera referencia que presentó a María Magdalena abrazada a los pies de la cruz, la escribió san Juan en su Evangelio (19:25); donde además informó que estaban su Madre María, y la hermana de ésta, que también se llamaba María. De ahí que se divulgase la expresión "Las Tres Marías", a lo cual contribuyó el alto riesgo de estar las tres mujeres en el lugar y hora de la Crucifixión, pues era evidente que podían haberlas llevado a presidio. Tal temor fue lo que hizo huir de allí mismo a los doce apóstoles. Lo cierto es que las leyes judías no habrían consentido que: si María Magdalena no hubiese sido su esposa, ni se habría planteado la posibilidad de que María Magdalena hubiese ayudado a amortajar el cadáver de Jesús.

Está claro que la calavera que se hizo imprescindible en toda presentación plástica de la Magdalena penitente, simboliza la de Juan Bautista. Aunqueseguramente mi ilustre paisano Arnau de Torroja podría corregirnos, dejémoslo así. Llamo la atención sobre el libro que tiene delante, porque se presenta abierto, evidenciando que santa María Magdalena escribió su propio Evangelio, por más que la Iglesia católica les niegue a las mujeres la capacidad metafísica que exige una semejante obra apócrifa. El "Evangelio de María" fue hallado en Egipto el año 1896, datándolo en el siglo II y no queda claro entonces quien era el principal de los apóstoles porque no concebían que una mujer fuese jefe o sumo pontífice de la Iglesia. En sus páginas se especifica que solo a ella Jesús habría revelado el camino de las almas después de la muerte. Ambos habrían conectado al máximo espiritualmente, siendo María la que mejor lo comprendió. Los demás discípulos no entendían que la finalidad real de la Buena Nueva (lo llamaban "el Camino") era de que aquellos que desean salvar su alma tenían que forzarse a la introspección y así, descubriéndose a si mismos, descubrirían la divinidad. Después, el mundo de la religión y el de la razón habrán de conseguir limitarse recíprocamente.

Formaban una "pareja misionaria" después de que Jesús le explicó su perspectiva escatológica. El Evangelio de María Magdalena es una obra pseudo epigráfica, porque la Magdalena tan sólo lo habría dictado. En sus páginas invita a buscar la salvación vía el conocimiento (gnóstico) y no por la fe ciega. María Magdalena aseguró a los demás apóstoles que cuanto en secreto le había explicado Jesús se lo comunicaría a ellos, y efectivamente lo cumplió, pero concluida esta fase surgieron las disputas que dieron la máxima autoridad a Pedro. Todavía en el siglo XXI se duda de aquella resolución porque María tuvo la máxima relevancia entre ellos, pero entonces no pudieron admitir conceder tanta dignidad a una mujer. Alguien ha llamado a aquel estado una "lucha de sexos" que no ha terminado. Actualmente siguen las dudas, porque la investigación cultural universalizada ha desvelado, sin lugar a dudas, que numerosos pontífices sucesores de san Pedro fueron indignos de dirigir la "Barca de Pedro". Lo que debería ser un evangelio de amor y de honestidad, en demasiadas ocasiones ha provocado que miles de personas inocentes muriesen a lo largo de veinte siglos, cuando la teología del odio anidaba en el "Evangelio de Amor".

Avala su éxito inicial de María Magdalena el que su persona, de larga cabellera pelirroja, ya se representó en los piadosos frescos de Dura Europos (Siria) durante el siglo III, o sea, mucho antes que a cualquier otro apóstol, puesto que ellos no alcanzaron suficiente importancia, ni tampoco la tuvo la mismísima Virgen María. Después, por incontables campañas de desinformación del clero católico, y debido a que los aspirantes a sacerdote -en el mejor de los casos- salían de los seminarios mal informados, María Magdalena fue la contrafigura de la Madre de Jesús, consiguiendo confundirse con ella. Afortunadamente algunos artistas del Renacimiento supieron dejar constancia de un aprecio que sobrepasa mucho lo que al respecto fue dogmatizado por la Iglesia católica.

Al respecto de la obra titulada "La Pieta" de Miguel Ángel, hoy considerada la escultura más bella del mundo, ha sido ya demostrado que entre Jesús y María Magdalena, al menos hubo un romance amoroso. Se constató después del descubrimiento de esculturas preliminares del mismo tema, puesto que se exiguió al artista que el ángel-niño incluido en la escultura, no fuese el típico Cupido, emblema por excelencia del amor carnal. Dentro del Vaticano nunca podía amitirse aquella interpretación pagana. El artista aun así insistió en representar a una viuda con su amado yacente sin vida, y para ello esculpió un juvenil rostro de María Magdalena que representa tener unos veinte años. No podía ser que su hijo muerto tuviese los treinta y tres que se le suponen. Lo justificó diciendo que era el rostro de una joven por ser aún virgen. Ello me recuerda que, una viuda con cabeza cubierta (que no es la Virgen María) también fue añadida al VIA CRUCIS que decora la iglesia de Rennes-le-Château (Aude-Fr.) Por cierto, tengo libros publicados tanto en PDF como en PPS exponiendo mi solución al dicho misterio que titulé ANAVANA: TESORO DE TESORO

Entre los cátaros de la Edad Media, en sus heréticas creencias de librepensadores, tuvieron siempre muy claro el Matrimonio Sagrado, y vemos como aquellas ideas que se pintaron en los altares del Sur de Francia, fueron capaces de llegar a ser esculpidas en una escultura de la iglesia de Saint Sulpice de París, que fue la sede central de la orden Fraternidad d'Olier, tan secreta que sus miembros no conocían a los superiores de la compañía, disuelta el año 1665 a pesar de que uno de ellos (se supo después) había sido confesor del rey Luís XIII. Como curiosidad: Su hijo, después llamado Rey Sol, en 1666 intentó en vano arrancar, de mala manera, los secretos que su madre Ana de Austria, agonizante, había revelado a su confesor el abate Olier, superior del seminario-templo de Saint Sulpice de París.

También hay exegetas que atribuyen a María Magdalena el "Evangelio de san Felipe" (apócrifo del siglo IV), porque revela mejor que otros que Jesús amó a la pelirroja Magdalena más que a los demás apóstoles. En efecto, en sus escasas páginas de pergamino del siglo VII escrito en copto, evidencia que Jesús estaba casado: "Y Jesús les dijo: Mi mujer es digna de formar parte de los discípulos". No extraña leer también que los apóstoles recriminaban a Jesús que él la besase en la boca. El beso, por el cual los caballeros templarios fueron acusados de pervertidos en el siglo XIV, no sólo fue de rigor en las iniciaciones de los caballeros de su orden, sino en otras fraternidades monásticas. Lo atribuido a san Felipe acrecienta las bases para considerar a María Magdalena su esposa, aunque según tal filosofía, el conocimiento también se transmitía a través del beso. Por todo ello seguramente los celos de los demás apóstoles provocaría risa a Jesús, puesto que en el "Evangelio de Judas" consta que se reía mucho…¡incluso mientras los demás apóstoles rezaban!. El "Evangelio de san Felipe" realmente aportó elementos de juicio insuperables, porque está demostrado que jamás había sido sometido a censura alguna. A falta de otro documento, la Iglesia admitirá que la única base de la relación entre Jesús y la Magdalena también la ofreció el "Evangelio de San Felipe": Jesús amaba más a María Magdalena que al resto de sus discípulos".

"HIEROS GAMOS": EL MATRIMONIO SAGRADO

Después de una detectivesca investigación, el genealogista británico Laurance Gardner, difundió que María Magdalena era hija de un padre sirio y de una noble llamada Eucaria, y que habría nacido el año 3 d.C., o sea, que tenía 9 años menos que Jesús. En su libro La herencia del Santo Grial (Ed. Grijalbo, 1999) le atribuyó en total tres hijos. José Luís Jiménez escribió en el libro El legado de María Magdalena, que en cierto retablo cisterciense se la presenta acompañada de dos niños. (Otros autores, a Jesús le niegan la paternidad, mientras que por el contrario alguno hay que le exagera la familia numerosa). Jesús, al iniciar su vida pública cuando tenía treinta años ya debía de estar casado, primero para no desobedecer el bíblico mandamiento: "Creced y multiplicaos"; y después porque la entrega absoluta a su misión se lo habría impedido.

La unión sagrada fue el "eslabón perdido" entre el cristianismo y el judaísmo. Sería después disfrazada por los teólogos y los sacerdotes sexistas de la iglesia patriarcal, a pesar de que había sido permitido en el cristianismo primitivo cuando tenín referencias de las antiguas sacerdotisas. En los primeros siglos cristianos las ministras de los ágapes comunitarios (misa) las mujeres que los presidían no agradaban a los intelectuales Padres de la Iglesia. Fue por ellos que María Magdalena de Nueva Eva pasó a ser la bíblica Pecadora arrepentida, pero con el paso de los siglos de nuevo apunta un resurgimiento por el interés en María Magdalena, la muy misteriosa mujer espiritualista. Los cristianos y los judíos estudian cómo mejor restablecer a la mejor representante de la cristiana sabiduría (Sophia) a su legítimo lugar, aquel que desde el siglo IV en Estambul-Constantinopla hizo construir una gran iglesia -varias veces reedificada- que conserva aún su nombre de Santa Sabiduría divina (Sancta Sophia). Se hacen esfuerzos para reconocerle a la sabiduría el papel que nunca ha tenido dentro del cristianismo; los gnósticos, en cambio, siempre le dedicaron muy buena poesía y frases de gran inspiración. Véanse dos ejemplos:

Sophia es la sabiduría,

Y es la luz de la Creación.

La luz brilla en los cielos

La sabiduría es el espejo sin defectos de la energía activa de Dios, y de la imagen de su calidad. Ella es una con Dios, y la unidad de todo. Existe al mismo tiempo como ser separado y como divinidad por derecho propio. (Libro de la Sabiduría; 7:25 – 26).

Quienes después de la Crucifixión escribieron muchos evangelios, dieron sentido a la existencia de Yeshua (Jesús, en griego) presentándolo cual una entidad divina (eón), y María Magdalena (Maríamne Magdal-eder) sería otro eón de diferente sexo llamada Sophia, nombre griego de la sabiduría. El libro gnóstico Pistis Sophia es un cuento al estilo reiterativo de los orientales antiguos, cansinamente repetitivo, que voy a tratar de sintetizar. Ambas emanaciones divinas (eones) protagonistas están condenados a moverse en el mundo de la materia. Sophia vino al mundo primero, aterrándola el descubrir que estaba completamente sola y separada de su fuente divina originaria, por lo cual creció muy angustiada. Se veía a si misma como una copia de la consciencia pleana" (Pleroma). Para el filósofo Platón esta idílica copia de sexo femenino fue considerada benigna, pero el gnosticismo, en cambio, la imaginó vagando a través del mundo de la materia que ella no paraba de crear con su propio miedo. Dios sintió compasión de Sophia y le envió su "otra mitad", su doble platónico, con el cual eón ella se apareó. Se decir, Cristo la rescató del mundo físico porque le reveló la esencia de Dios, de modo que recordando su origen ella pudiese regresar al Pleroma, que era su verdadero estado (su hogar).

Lo descifró la profesora Karen King, de la Universidad de Harvard (Boston), cuya experiencia es indiscutible. Anunció que un fragmento de papiro del siglo IV, escrito en lengua copta (o sea, el idioma egipcio antiguo), es auténtico y, aunque deteriorado, debió de formar parte de un evangelio gnóstico del siglo II d.C.

En las pocas líneas que contiene dicho fragmento la doctora Karen ha destacado dos frases fundamentales. La primera, seria cuando consta que Jesús se habría referido a mi mujer, mientras conversaba con sus discípulos. En otra parte Jesús, refiriéndose a María Magdalena, afirmó: Ella también puede ser mi discípula. ¿También? Lo repito, porque se trata de una palabra, que da a entender que María Magdalena antes habría sido una convencida gnóstica; o sea, que ella habría sido una seguidora de dicha teología cristiana, la cual, por cierto, compitió con la predicación de Pablo de Tarso en los primeros años del cristianismo, siendo posteriormente condenada por la Iglesia. Al parecer ya no hay duda de que el apóstol llamado san Pablo y María Magdalena en principio habrían defendido dos teologías muy diferentes.

La Teología de la Cruz, proclamada por san Pablo, aquel judío que antes había sido militar romano (y como tal había participado en la persecución y martirio de cristianos, con el mismo furor que cuando se convirtió al cristianismo atacó intelectualmente las creencias de los judíos), afirmaba que el mal del mundo lo "origina el pecado", mientras que para los gnósticos sería al revés: El mal nacería de "la falta de conocimiento". La doctrina gnóstica parece ser que fue preferida por el grupo de mujeres que seguían a Jesús, las mismas que pasaron a se las primeras catequistas cristianas. De todas ellas su principal líder era María Magdalena, aunque con los años la iglesia petrina, viendo peligrar sus privilegios, procuró que fuese confundida con la bíblica pecadora arrepentida.

Inicialmente el gnosticismo parecía que iba a ser la teología de la nueva secta cristiana, pero sucedió que al fin casi todos los evangelios gnósticos fueron quemados. Entre los que se salvaron gracias a que fueron escondidos por unos monjes consiguiendo llegar al siglo XXI, está el Evangelio de María Magdalena. También el Evangelio de Tomás (apócrifo, más antiguo que los tres clásicos) presentó a María Magdalena como la discípula predilecta de Jesús; e incluso capaz de despertar los celos de san Pedro y de los otros discípulos, ya que se quejaban al Maestro porque era a María a quien confiaba sus " secretos".

Según el libro Pistis Sophia, Jesús pasó doce años dando lecciones a sus apóstoles. Aquellos que primero buscaron la fe mediante el conocimiento empezaron por venerar la "Madre Sabiduría", tras el principio femenino; aquel que el evangelista san Juan presentó coronada por doce estrellas (como las que hay en el actual símbolo de la Unión Europea). Afirmaban que María Magdalena le había hecho a Jesús treinta y nueve preguntas, debido a lo cual lógicamente después a ella se la consideró emblema de la sabiduría divina.

Para recordar lo peligroso de aplicar en aquellos siglos la etiqueta de sabia a una persona, recordaré brevemente que los más instruidos sabían que en el mundo reinan dos príncipes: El de los dos hoy llamaríamos "dios malo", era Ieldebao (Jehová), fruto de los amores ilícitos de Sofía con su propio padre, del cual estaba perdidamente enamorada. Con tales antecedentes, Sofía se presentaba al mundo muy valiente y atractiva; y más aún entre los fieles cristianos por faltarles durante los primeros siglos una divinidad femenina, tal como siempre la habían venerado siendo "paganos".

La unión sagrada del varón y de la hembra, de la novia y del novio, remite a la pareja que formaron Jesús y María Magdalena. La escena cumbre entre ambos, fue el hecho de que ella lo ungió con ricos aceites y hasta le secó los pies con sus cabellos. Tampoco se puede ignorar que si en las Bodas de Canaan Jesús no era el novio, ni él ni nadie habrían podido intervenir en la manipulación del agua para convertirla en vino. De ahí que se lea: El maestresala de la boda llamó al novio y le dijo: Todos sirven primero el vino bueno, y cuando ya están bebidos se sirve el vino inferior, pero tú has guardado el vino bueno hasta ahora".

Con referencia a tales escenas bíblicas, diré que, entre los egipcios, el vaso era el jeroglífico del corazón, y el vino fue elixir de la doctrina oculta, o sea, de la restauración del "Estado primordial". No extrañe, pues, que María Magdalena acabase siendo la patrona de los viñadores provenzales, y en todo el Sur de Francia, se la apodaba "Reina de las Aguas", por haber superado con éxito una larga travesía marítima. Menos argumentos tuvo la patrona de los marineros, la Virgen del Carmen, una de las incontables advocaciones Maríanas del santoral católico-romano.

¿ESTUVO JESÚS CASADO CON MARÍA MAGDALENA?

Creo en la posibilidad real de que Jesús estuviese casado con María Magdalena y ello no disminuye mi fe católica sino que la consolida. Hoy gracias a la profesora Karen King de la Universidad de Harvard (Boston), que estudió un papiro del siglo IV escrito en lengua copta, (egipcio antiguo), no cabe duda de que, aunque deteriorado, dicho papiro es auténtico y gracias al mismo por fin ya se tiene base documental para considerarlo un evangelio gnóstico del siglo II d.C..

En Palestina se está estudiando el entorno de una casa donde presuntamente vivió María Magdalena. Lo sospechan por haber encontrado un mosaico de la época donde ella aparece con una media luna sobre su cabeza, y a su lado Jesús. Ambos están juntos dentro del círculo interior, y entre su perímetro y el del círculo exterior hay doce varones que los rodean dentro de sus respectivas casillas, que en este caso no son los signos del zodíaco. Dejaré esta investigación por confirmar, para remitirme a una antiquísima tradición, que sigue aún muy viva en el Sur de Francia.

La hostilidad hacia un sacerdocio femenino se remonta a Orígenes y Tertuliano, ambos "Padres de la Iglesia", porque amenazaba el sacerdocio patriarcal. Fue por ellos que María Magdalena de Nueva Eva pasó a ser prostituta, aunque finalmente se la reconozca "Novia mística" de Jesús, quizá porque en el Consejo de Cartago (año 397) ya la clasificaron como "Consorte del Mesías". También los cátaros y muchos heterodoxos vieron a María Magdalena como una mujer "consorte espiritual" de Jesús, hasta el punto de que antes del siglo IV los gnósticos creyeron que la esposa de Jesús era superior a María, su madre. El motivo fue que Miqueas, ocho siglos antes de Cristo, había profetizado un definitivo matrimonio sagrado así: Y tú, oh Magdalerder, colina de la hija de Sión; por ti llegará la soberanía de antaño, el reino que pertenece a la Hija de Jerusalén.

Para los clérigos que viven sujetos a las estructuras del poder de la Iglesia católica, María Magdalena no fue la esposa de Jesús. Insisten en afirmarlo ciegos ante el hecho de que un hombre como san Juan, ni siendo afeminado, se presente siempre muy evidentemente "enamorado" recostando su melenuda cabeza sobre el pecho del complacido Jesús en la Última Cena. Debió de ser María Magdalena su compañera y su mejor amiga,..y su sucesora; la misma que muy arriesgadamente trajo el cristianismo hasta el Sur de las Galias, logrando con su esfuerzo y el de sus acompañantes, que floreciese y perdurase la Buena Nueva.

Lo indiscutible es que María Magdalena fue la oculta heroína incluso de los Cuatro Evangelios principales, y ello a pesar de permanecer su personalidad disfrazada; aunque, según el estudio de A. Grassi (1989), muy bien conocida por sus veneradores "Sanjuanistas".

En detrimento de la Iglesia "Sanjuanista", la Iglésia católica finalmente fue "petrina", resultando extraordinariamente jerarquizada basándose en el Cuarto Evangelio, por lo cual, al quedar demostrada la tergiversada personalidad de María Magdalena, lo lamentarían los máximos iniciados de la orden de Sión y la de los caballeros templarios, dado que después fueron partidarios de un "mensaje dinástico" y protectores de la "estirpe davídica". Aquella idea tuvo repercusión sangrienta en sur de Francia, y allí se deben buscar los vestigios. Hace unas semanas estuve en Foix, y al descender de la torre circular del castillo, visité la iglesia dedicada a san Volusien, un martir del siglo IX. En una capilla lateral hay arrinconado y muy deteriorado -pero entero- un altar que se salvó de la destrucción por encontrarse, quizá, en una aldea remota de montaña o en algún otro lugar, pero de cara a la pared, porque no se habría librado del fuego. Sin duda, María Magdalena ocupa el lugar de san Juan.

Un gran número de dignatarios del Temple procedían de familias herejes del sur de Francia, de forma que en la orden del Temple hubo más cátaros que católicos. Pierre des Vaux-de-Cernay, en su "Historia Albigense", especifica además que: Los heréticos decían que santa María Magdalena era la concubina de Jesucristo, y dicha opinión sobre la Magdalena, según sigue diciendo ya justificaba: …Que esos perros repugnantes sean exterminados en la misma festividad de aquella a quien insultaban. Se refiere al día 22 de julio, una fecha elegida para recordar veladamente a la relación 3'14 que cualquier círculo tiene con 1/7 de su propio diámetro, porque en su faceta espiritual igualmente María Magdalena, apoóstol de Jesucristo, está destinada a relacionarnos con Él.

En efecto, la primera matanza de la cruzada anticátara tuvo lugar en Béziers (Fr.) el día 22 de julio de 1209. Toda la población indefensa buscó refugio en la iglesia dedicada a Santa María Magdalena, pero fueron asesinados igualmente. Aquel año y el siguiente allí murieron unas 800.000 personas bautizadas, por creer y divulgar, según consta en las actas de la inquisición dominicana, que: una ramera (MM) estuvo casada con Jesús. Lo que se afirma en la frase, debió de ser la única acusación de la Santa Inquisición que no era falsa, porque de los juicios que emiten unos tan crueles vencedores sólo se debe esperar que todo sea tergiversado. Yo no me esperaba el resultado de mi investigación de María Magdalena, pero pronto vi que exitían muchos vestigios salvados por la incultura de los tiempos, ya que actualmente alcanza también al clero.

Veamos otra evidencia iconográfica de la importancia de la mujer que fue el apóstol de los apóstoles, o sea el mayor de ellos, ya que se la recuerda agradeciendo dando la comunión al personaje que proveyó de alimentos para celebrar La Última Cena" (Santa Cena), cuando Jesucristo se dice que instituyó la eucaristía ¿O acaso le explicaron que no fue Él?

Los iconos bizantinos y los otros posteriores pintados en Rusia, que todavía se cree que representan a santa María madre de Jesucristo Nuestro Señor, tradicionalmente la representan con ojos tristes, lo cual es insólito al sostener en sus brazos a su sano Hijo ya bastante crecido. Así se presentan a pesar de los siglos transcurridos, sabiendo que por aquel entonces la sagrada familia vivió libre y feliz en tierras de Egipto. Ciertamente allí vivirían humildemente, pero las facciones tristes de la Madre, y el gesto de dolor espiritual sólo serían justificados en una mujer que también hubiese sido testigo directo de la Crucifixión. En los iconos se sigue presentando el rostro de una señora joven y afligida al lado de su hijo, y ésta persona no pudo ser otra que María Magdalena, cuando con su hijo ambos gozaban de gran dignidad social, tal como expresan inequívocamente sus respectivos atuendos. Tan sólo la Magdalena bíblica pudo haber tenido suficiente entidad para poder ser confundida con la Virgen María.

María Magdalena tuvo éxito en la literatura durante el paso del primero al segundo Milenio, y sigue triunfando especialmente por las rarezas detectadas en el lienzo de Leonardo da Vinci La Última Cena en una iglesia de Milán, donde la enamorada compañera/novia/esposa de Jesús sustituye a la figura de san Juan Evangelista. En la catedral de Burgos un lienzo muestra a la Magdalena penitente muy sugerente, pues sólo está cubierta con una densa y larga cabellera (al modo como luego lucieron los reyes merovingios). En dicho cuadro, la cabecita de un niño asoma mientras le está sorbiendo del pezón, y de ahí salieron nuevas pruebas de la maternidad de la vilipendiada María Magdalena. En cambio, otro cuadro que hace décadas me sorprendió mucho sigue expuesto dentro de la Mezquita de Córdoba (ángulo SE.), precisamente por la desinformación acerca de María Magdalena. Me refiero al gran lienzo de 1672 colgado en el muro detrás del altar, presidiendo la Capilla del Sagrario, en el cual se presenta, sin eufemismos, María Magdalena, pasando por ser san Juan, con un aspecto mucho más afeminado que el del célebre cuadro La Última Cena, de Leonardo da Vinci. Curiosamente lo pintó el fundador de la Academia de San Lucas, de Roma, posteriormente presidida por el genial pintor Nicolás Poussin; un pintor enigmático, y más por estar vinculado al enigma de Rennes-le-Château.

Aún conozco otras imágenes de María Magdalena, nunca antes reconocidas. Una está esculpida en la catedral de Zamora y otra en la de Palencia (España). Es sabido que cada tradición artística -también entre los cristianos- recompuso a su manera los temas propuestos. Sucedió lo mismo al tratar la figura de la principal discípula de Jesucristo. Cuando los escultores de la Iglesia católica quisieron presentar a María Magdalena empleando los pobres recursos plásticos del arte románico, bastó que incluyeran un libro en sus manos porque debieron de saber mejor que en la actualidad que era autora de un evangelio que lleva su nombre.

LA INVENCIÓN DE SU TUMBA EN EL SUR DE FRANCIA

En Palestina se está estudiando el entorno de una casa donde presuntamente vivió María Magdalena. Lo sospechan por haber encontrado un mosaico de la época donde ella aparece con una media luna sobre su cabeza, y a su lado Jesús. Ambos están juntos dentro del círculo interior, y entre su perímetro y el del círculo exterior hay doce varones que los rodean dentro de sus respectivas casillas, que en este caso no son los signos del zodíaco. Dejaré esta investigación por confirmar, para remitirme a una antiquísima tradición, que sigue aún muy viva en el Sur de Francia. Los fieles a Jesús que llegaron a Provenza recuerdan que todos ellos se beneficiaron de que en Arles existía un ancestral culto a la diosa egipcia Isis, siendo trastocado por la compañera/novia/esposa de Jesús. En el Sur de Francia con el paso de los siglos su veneración aún se magnificó gracias al descubrimiento de su cadáver.

María Magdalena remitió a los meridionales galos a una religión patriarcal ancestral, y además encarnó a la belleza negra del Cantar de los Cantares. Fue cual una sagrada sacerdotisa que -como emulando a Isis- se consideró al mismo tiempo hermana y esposa de la divinidad principal. Los cronistas medievales recogieron esta tradición, ya que según Eusebio en su "Historia Eclesiástica" (III-XII): "Los discípulos de Jesús fueron perseguidos en toda Palestina tras la Crucifixión, siendo cuando María Magdalena y otros fieles llegaron clandestinamente a la Galia donde se refugiaron, siendo luego muy influyentes entre las comunidades judías que ya existían en el Sur de Francia". En el año 42, siendo Domiciano emperador de Roma, también mandó perseguirlos. Incluso los judíos hispanos ya constan documentados en el siglo II.

En 1279 los huesos de María Magdalena fueron encontrados cerca de la localidad llamada hoy Saint-Maximim-la-Sainte-Baume. El milagroso hallazgo lo apoyaba el sueño (9 -12-1279) del rey Carlos II, futuro rey de Sicilia, conde de Provenza y sobrino del san Luís rey de Francia. Había soñado con una tumba que contenía huesos al pie del oratorio del sepulcro de san Maximino, la cual luego alcanzó el mérito de ser la "Tercera tumba del cristianismo" debido a la presencia del cráneo de María Magdalena justo donde Carlos de Anjou había ordenado excavar al pie de un gran peñasco. Se encontró un brazo y la calavera de María Magdalena, allí donde se suponían custodiadas sus reliquias por los monjes casianos desde el siglo V.

Al investigar las posibilidades de su sueño, se encontró un documento del año 710, que decía: "Aquí reposa el cuerpo de María Magdalena". Aunque el tal documento no se conservó, un año más después del hallazgo el rey lo reconoció oficialmente. En 1300, la catedral de Saint Maximín se convirtió en una meta de peregrinación para todos los herejes cátaros, convencidos de que María Magdalena había estado casada con el Jesucristo!. El muy regio promotor de su veneración consiguió que los avalara el Sumo Pontífice, haciendo trasladarlos a la zona donde él tenía la máxima influencia, construyendo expresamente una capilla para venerarlos en 1295. Su descendiente el muy prestigioso rey René, continuó con la dicha promoción, siendo muy efectiva porque Rene de Anjou no sólo fue un gran sabio, muy erudito, sino también Gran Maestre de la Orden de Sión, aunque entonces ya había degenerado en el priorato Prieuré Notre-Dame-de-Sion por falta de miembros.

Durante siglos la cueva del macizo rocoso cerca de la localidad llamada hoy Saint Maximin-La-Sainte-Baume fue meta de peregrinaje para quienes querían ver allí dónde María Magdalena supuestamente pasó los últimos años de su vida. La llaman aún el "Antro llorón". Se abre en la dura roca vertical y muy lisa de una mole montañosa. Es una zona boscosa de Provenza que en el siglo XVII fue jalonada con altares para celebrar "Vía Crucis" al aire libre. La enorme cavidad que es llamada la Sainte Baume, cerca de la localidad de Saint Maximin, cobró tanta importancia que se construyó un gran monasterio en su interior, y la excusa fue que allí había vivido como penitente María Magdalena.

Impresiona mucho contemplar, a media altura de una peña vertical de cientos de metros, un antro tan enorme donde, hasta fundarse el monasterio en su interior, para llegar hasta allí no existía acceso alguno. Los monjes desde el siglo V eventualmente facilitaban el acceso a la dicha cueva, porque en el punto álgido de fervorosidad por la Santa pelirroja, incluso los reyes fueron allí en peregrinaje. Accedían hasta la cueva a caballo, mediante un artilugio que utilizaba poleas para elevarlos.

Fue en el Renacimiento cuando los expedientes de la asociación Prieuré Notre-Dame-de-Sion siguieron la iniciativa de René de Anjou, rey de Nápoles, siendo continuado en su afán por otros devotos de los círculos artísticos oficiales, como los del arte de Giotto di Bondone, de Leonardo da Vinci, de Van Eyck, etc.. Discretamente resurgieron muchos defensores de la herencia de María Magdalena. El rey Renato de Anjou (+1480) que a propuesta de la Generalitat, también fue rey de Cataluña entre los años 1466 y 1472, además de su orientación Rosa-Cruz (AA, como Leonardo da Vinci y Notradamus) perteneció a la Orden del Temple, siendo por su iniciativa que trasladaron los restos de la Magdalena desde Vézelay (donde estaban desde el año 771), a su zona de influencia en la Provenza con objeto de reunirlos con los otros encontrados.

Gozoso por ser custodio de tan famosas reliquias, el rey René d'Anjou entonces promocionó temas teatrales sobre la idílica región griega llamada Arcadia, acentuando la importancia del curso subterráneo del río mítico río Alfeo, porque aludía de maravilla su conocimiento "subterráneo" acerca de la familia de Jesús. Unos conocimientos que seguían ocultos para el Papa y los grandes cardenales.

Desde entonces a María Magdalena en Provenza se la recordó como "Señora de las Aguas",debido a que pudo superar con éxito una tan larga travesía marítima; lo cual me recuerda a la Virgen del Carmen, una de tantas advocaciones de la Virgen María. En el catolicismo a María Magdalena se la venera el dia 22 de julio, pero en cambio en Marsella lo hacen cada día 2 de febrero (la Candelaria) en la antigua iglesia fortificada de San Victor. El fuerte rastro de cristianismo antiguo allí aún perdura, y en Saintes Maries-de-la-Mer (Camarga- Fr.), donde se cree que desembarcaron, los gitanos se concentran anualmente cada 25 de mayo para venerar a su patrona santa Sara, a la que representan mediante una imagen de tez negra cubierta con numerosos vestidos superpuestos. Por cierto; los templarios se sabe que en sus ritos pronunciaban la palabra Selah, corrupción de Shiloh, que es un lugar sagrado cerca de Jerusalén, cuyo nombre aparece en el Antiguo Testamento como sinónimo de Mesías, con la paradoja que era del género femenino para los judíos, debiendo referirse a María Magdalena porque tuvo la piel oscura como toda la familia de los Asmoneos.

Se explica en la Camarga francesa que santa Sara fue una sirviente de las "Tres Marías" (Según el "Evangelio de Felipe", 59, 6-11, éstas fueron: Madre, hermana y compañera de Jesús). Muchos ignoran que Sara no era un nombre hebreo, sino un título israelí que significó princesa. Lo que cuenta la tradición es que Sara-Tamar, era hermana del niño que llevaba en brazos cuando desembarcó, y al cabo de los años fue además madre de otros hijos. Después probablemente éstos se emparentaron con los reyes merovíngios, de largas cabelleras. Sin admitir tal vinculación familiar, no se explica el motivo por el cual dichos monarcas creyeron haber sido elegidos por voluntad divina. Tan sólo se puede justificar dicha pretensión si se sabían descendientes de santa Sara-Tamar, la presunta hija de Jesucristo y María Magdalena.

LAS VARIAS TUMBAS DE MARÍA MAGDALENA Y DE JESÚS

En 1974 la datación por Carbono-14 demostró que el cráneo actualmente en exhibido para su veneración en la cripta de la catedral de Saint-Maximin-le-Sainte-Baume, es el de una mujer que habría muerto en el siglo I, con una edad aproximada entre los 55 y 60 años. Son pruebas científicas que avalan la llegada a la costa del Mediterráneo occidental de María Magdalena.

La tradición ortodoxa informa de que la "Pecadora arrepentida" murió el año 63, siendo enterrada en Éfeso, y que el papa León VI hizo llevar sus reliquias a Constantinopla junto a los restos de su hermano Lázaro, siendo allí donde sus fieles peregrinos iban hasta el siglo XII. No obstante voy a ofrecer la opinión que al respecto tuvo Arnau de Torroja, pues él creyó que María Magdalena estaba enterrada en la abadía borgoñesa de Vézelay (Yonne-Fr.), expresamente construida en 1037 para venerar sus restos desde el año 771, siendo allí a donde se dirigían los peregrinos desde el siglo XI. Su atractivo era tal que en el siglo XIII se consideraron auténticos, y al acudir los peregrinos a la Sainte Baume se lo planteaban como una incipiente idea de "hacer turismo".

Vézelay era el lugar donde san Bernardo (perfeccionador de los estatutos del Temple), predicó la Segunda Cruzada a Tierra Santa ante la basílica de María Magdalena, y entre ellos estuvieron sus herederos espiritualistas, que eran los templarios, para jurar públicamente "obediencia al castillo de María y Marta en Betania" (Begg The Black Virgen). No era para menos, pues se lee en Patrología Latina de P. Minge (Ed. París 1854, vol. 183, col. 1050-5) que san Bernardo en su sermón número 22 se refirió a María Magdalena como la "Novia de Cristo", basándose en lo que consta en los Cuatro Evangelios.

De hecho, ante cien mil fieles reunidos, conmocionaría mucho escuchar un semejante secreto a voces, y puede explicar el hecho insólito de que la venerada “Nuestra Señora” de los templarios (la cual disimulaban apostillando "Santa Madre de Dios", tuviese inmediatamente en construcción ocho iglesias en el Norte de Francia. Fueron todas planificadas copiando la disposición de las estrellas de la constelación Virgo, como si la devoción esquematizada por María Magdalena fuese una imagen especular del cielo estrellado reflejado en la misma zona de Troyes, allí donde había tenido lugar la fundación de la Orden del Temple por Hugo de Payns. Lo corrobora el hecho de que fueron encastadas líneas metálicas entre las losas del suelo de iglesias góticas, confirmando con ello la importancia de su alineación astrológico-astronómico (entonces era lo mismo). Sucedió que habiéndose enseñado secretamente tan sólo en la iglesia de Notre-Dame de Chartres, y exclusivamente entre los círculos cerrados de albañiles (maçons en francés), las líneas metálicas fueron unos símbolos que escaparon a su destrucción por no parecerles "peligrosos" a los crueles investigadores de la Inquisición.

Por haber fallecido antes, Arnau de Torroja no supo que en en el siglo XIII se descubrieron otros restos de María Magdalena en la catedral de Saintes-Maries-de-le-Mer (en la costa de la Camarga- Provenza-Fr), los cuales oficialmente se consideraron auténticos. En la dicha iglesia las reliquias de María Magdalena estaban en un sarcófago cuya bella piedra procede de una determinada cantera de Turquía. Tanto esfuerzo para transportarla cuando no se disponían de medios técnicos ni de carreteras, apoya la idea de que en la Edad Media dicha santa movió mayor devoción de lo que se ha creido. Actualmente su supuesta calavera se venera en la cripta de la iglesia de Saint-Maximin-le-Sainte-Baume sobre una mesa de altar, muy bien protegido con una fuerte reja. Curioseando por allí en mi juventud, cuando por otro motivo recorría aquel sector del litoral francés investigando lo expuesto en mi obra inédita ANAVANA, tesoro de tesoros, de pronto, sin buscarlo, y sin conciencia para poder apreciarlo, me sorprendió ver un calavera enfundada en un brillante casco metálico. Entreveo finalmente que bien podría suceder que ambos misterios tuviesen relación.

La cripta de la catedral de Saint-Maximin-le-Sainte-Baume es un tétrico lugar de veneración, pero muy frecuentado por los viñadores de la zona, quienes simbolizan siempre igual a la compañera/novia/esposa de Jesús escribiendo dos letras eme mayúsculas (M M), incluso en las jarras de vino que comercializan. Se trata del ancestral símbolo astrológico de la constelación Virgo, la cual presenta un similar trazo en el cielo nocturno. Se aplicó a María Magdalena cuando la entendieron como el Principio Femenino del cosmos actuando con toda su pureza en la Tierra. Con las edades del hombre fue un símbolo de interiorización, al cual se debe entrar en un remolino energético que se polariza en los templos cuando las personas que traspasan sus entradas quieren ser íntegras.

Aunque los templarios no gustaron de referirse a Jesucristo crucificado, en cambió entre sus creencias más íntimas estuvo la santidad de María Magdalena. En la cripta de la catedral de Chartres (Fr.) se entronizaron un par de imágenes suyas, mientras que en aquel templo antaño incluso faltaba una imagen del Crucificado. En la basílica de Vézelay (Fr.) también se venera María Magdalena en una cripta. Allí su decoración consiste en las emblemáticas Flores de Lys, y también la Cruz Ansada egipcia (Ankh). La escritora Margaret Starbird, en su obra María Magdalena y el Santo Grial, hizo conectar con ella a los reyes merovingios, porque la palabras mer y vin significarían "vino de María", o "vino de la Madre", ocultando así el humano continente portador de la Sangre de Cristo. En cuanto a Jesús, fue un privilegiado descendiente de la Casa de David, y por tal motivo se evitó lapidarle en el mismo instante en que se presentó como "Rey de Reyes" de los judíos. Cuando Arnau de Torroja residió en Jerusalén prácticamente se acababa de reconstruir la basílica del Santo Sepulcro, consagrada en 1149, la cual había sido edificada en el siglo IV sobre el monte Gólgota, tradicional Calvario.

Casi al acabar el siglo XX se averiguó que los restos de Jesús (escrito Yeshua) pudieron haber sido trasladados al sepulcro familiar (en uso entre el 30 a.C. al 70 d.C.) descubierto en Talpiot, en la periferia de Jerusalén. Debido a ello se trastocan muchas ideas y dogmas, empezando porque el ADN de los restos de María Magdalena, allí también enterrada, es diferente del resto de la familia corroborando que debió de tratarse de su esposa.

Los templarios no conocieron Talpiot, pues en tal caso aún hoy habría encima un templo magnífico, pero sí conocieron que el nombre de Maríamne, tal como allí consta escrito, era el María Magdalena en griego, porque Maríamne es como se la cita en el Evangelio de Felipe, el apóstol que predicó entre judíos de habla griega. En Talpiot también fue enterrado Yosa, muerto de niño, que sería un hermano de Jesús, de los cuatro que tuvo según Marcos que dio sus nombres. El descubrimiento de dicho osario en 1980 al este de Jerusalén, dejó en entredicho el dogma católico de la Virginidad de María, y también el de las tradiciones que hacen viajar a María Magdalena hasta el Sur de Francia. Si se confirmase ser la familia de Jesús de Nazaret, cabría pensar que tal vez sólo llegasen a Europa sus descendientes, varones y hembras, avalándolos una gran reputación de santidad. Si cobran vigor diversas hipótesis en nuestros dias, es gracias al libro de D. Brawn El código DaVinci; pero antes la habían apuntado otros, como Nikos Kazantzakis (1950), e incluso había sido llevada al cine (La última tentación de Cristo). Dan risa los anacronismos, los planteamientos feministas inexistentes en otros siglos, pero son ingredientes para desatar una respuesta automática en los lectores, proporcionando millonarios beneficios, pues como tema de ficción a mi también me gustó el dicho film.

LOS MEROVINGIOS: HEREDEROS DE LA DINASTÍA DAVÍDICA

A pesar de que popularmente se creyó que la dinastía davídica habría llegado al Europa a través de los sicambros merovingios, la idea se debió a los escitas que llegaron a las Islas Británicas formando parte de la caballería del ejército de la Roma imperial. Posteriormente permanecieron allí formando clanes tribales conservando sus creencias ancestrales. Fue por su mediación que en el Continente se divulgó el simbolismo de la Sangre Real, originaria de los antiguos egipcios veneradores de dragones y serpientes, pues representaban el poder de la familiadel faraón. Los esenios de Palestina también es obvio que tomaron prestada dicha simbología, incluyéndola en su principal icono, el cual los presentó como expertos curanderos. En el catolicismo dichos animales fueron la representación de "el Mal", porque se asociaba con la pagana "Diosa-Madre-Tierra". /span>

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