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Ramon Ramonet Riu – Textos reunidos (página 25)




Enviado por Ramon Ramonet Riu



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Arnau en Palestina se adaptó bien el prototipo de los tan temibles caballeros de capa blanca muy bien adiestrados, quienes luchaban y morían convencidos que hacían la voluntad de Dios para defender a la buena gente de los infieles sarracenos. Posiblemente verían su sacrificio como la coronación de su vida, de forma que si no la perdían pudieron creer que no habían dado lo suficiente. De mi biografiado Arnau de Torroja, como dije, debemos retener, sobre todo, que pudo demostrar haber hecho los suficientes méritos en Palestina y Egipto en 1163, siendo por sus gestas en campaña por lo que en 1166 fue nombrado Maestre Provincial de Provenza e Hispania tres años después. Puesto que Arnau fue "Magister", se puede asegurar que sin duda alguna vivió una densa vida de hiper-actividad y muy gran responsabilidad. Sería toda una autoridad político-militar de su tiempo a nivel internacional, cuyas decisiones a menudo costarían muchas vidas.

La suerte que corrieron los familiares de Arnau de Torroja en Solsona, aunque residiese muy lejos, le haría rezar más de lo exigido, porque dada su piedad cristiana estuvieron siempre en su pensamiento. En esta aproximación a su persona, dentro de lo posible expongo lo mejor que puedo el contexto de la época en que vivió, así como sus muy excepcionales circunstancias, pues todo ayuda para conocer su mente lo mejor posible. No haría falta decir que cuando Arnau de Torroja en su vejez ocupó por sus méritos la más alta jerarquía en las órdenes de Sión y del Temple, sus problemas aumentaron, pero si algo tenían claro quienes lo eligieron, era que los superaría desplegando una bien demostrada habilidad diplomática.

Antes de ser responsable del Temple en esta orilla del Mediterráneo, Arnau debió ser bien instruido acerca de la personalidad de sus predecesores así como de las circunstancias de la penetración de su Orden en Hispania. La primera referencia de templarios en Provenza y parte de España (que incluía la vertiente sur de los Pirineos) es de 1143, cuando Pere de Rovira se presentó como "Maestre Provincial de ciertas partes de Hispania", incluyendo primero Aragón y seguidamente Provenza, Valencia y las Islas Baleares, ayudándoles la política expansionista de los catalanes. En Navarra inicialmente también estuvieron, pero al poco tiempo su gobernante pasó a ser como una marioneta del rey de Francia. Un siglo después Provenza y España fueron provincias templarias distintas. Esteban Belmonte fue Maestre Provincial del Temple de las dos vertientes del Pirineo catalán en 1239; pero Raymundo Serra, que lo sucedió en mayo de 1240 en el gobierno de la Orden en el Rosellón, Navarra, Mallorca y Valencia, sólo fue titulado "Maestre de Aragón y Cataluña".

Los dominios del "Domus Templi" en principio se extendieron de sur a norte de Cataluña con sus principales encomiendas, o castillos, en Peñíscola, Tortosa, Miravet, Lérida y Monzón. Este último castillo que les habían prometido en 1143 no hay referencias documentales de que fuese templario hasta 1153, pero luego fue su cuartel general y el paradigma de sus construcciones militares. El castillo de Miravet les fue prometido a templarios también en 1143, y el castillo de Alcanadre en 1155, si bien el cuartel general de templarios en la Corona de Aragón fue Monzón, allí donde un siglo más tarde la propia Orden se encargó de la educación y custodia del rey niño Jaime I.

En 1156 Aymeric de Torroelles fue Maestre de Tortosa, y nueve años después lo fue del castillo de Miravet, junto al río Ebro, adquirido en 1153. Ambos castillos fueron comandados en 1165 por Guillermo Bernard, luego comendador de dos jurisdicciones de los templarios en Cataluña. Arnau de Torroja desde el mes de marzo de 1166 fue Gran Maestre de la orden del Temple en la Corona de Aragón, ejerciendo su máxima autoridad tanto para tierras de Provenza como de España. Dos años despues contribuyó a la conquista de Caspe, Calambra, Alfambra y Castellote.

Cuando ya mi protagonista era un veterano Maestre provincial, en 1176 participó personalmente en la conquista de Cuenca. En 1179 Alfonso II le entregó para la orden del Temple tierras en Palencia, Tierra de Campos. Asimismo, el año siguiente templarios obtuvo castillo de Villel.

Entre los caballeros templarios de capa y espada, hubo además agricultores, ganaderos, cirujanos y navegantes, porque llegaron a tener una flota distinguida con una gran cruz roja en su blanco velamen desplegado. Verlos acercarse inspiraba tanto miedo a los delincuentes como hoy pueda causar un guardacostas del ejército, pero siendo aquella insignia mucho más fácil de distinguir desde una gran distancia.

Los estatutos de las órdenes de Sión y del Temple prohibieron al su Gran Maestre imponer criterios sin someterlos a capítulo. Asimismo debería disponer siempre de una guardia personal de diez caballeros, lo cual en el campo de batalla era bien necesario, ya que él debía permanecer en el centro de la refriega sosteniendo su estandarte, o "gonfalón", también llamado Beauceant, diseñado con las mismas cuadrículas bicolores del tablero de ajedrez, llevando además otra bandera de recambio plegada.

Los caballeros templarios, en efecto, fueron los más profesionales de las tropas reales de la Corona de Aragón. A parte, hacían expediciones propias, tanto cortas como lejanas, dentro de la Península ibérica, hasta el punto que se hicieron responsables del mantenimientos de las zonas fronterizas con el Islam. El gobierno de la Orden no siguió un patrón líneal, sino que varió según las inclinaciones personales de cada Gran Maestre. En cuanto a las tropas que reclutaron aparte de los nobles, se trató de aventureros y todo tipo de perseguidos por la justicia así como gente excomulgada quienes una vez fueron sirvientes de templarios, automáticamente obtenían dispensa papal.

En realidad a los templarios se los ha idealizado demasiado y no lo merecen, al menos después de la separación de las órdenes hermanadas. Su forma de vida, siendo ejemplo de heroísmo por su fe cristiana, resultaba ser una pura contradicción. No por su afán de guerrear como soldados de Jesucristo, sino porque con el tiempo se contaminaron de las muy rentables actividades lucrativas; …que les hizo negociar directamente con los infieles e incluso muchos templarios tuvieron con ellos gran amistad. Aquella tolerancia ni fue bien entendida en su siglo, ni lo es todavía hoy a pesar de los beneficios que da nuestra superior perspectiva.

Aunque tan sólo hicieron campañas militares en la Península Ibérica, en 1170 no había provincia del mundo cristiano donde no recibiesen bienes, llegando a ser tan ricos los Maestres de las órdenes de Sión y del Temple, que debieron cambiar su nombre inicial de "Pobres caballeros de Cristo",… y es que poseyeron tanto, o más, que cualquier otro rey. A fin de dejar las cosas claras ante la fiebre de reconquista, en 1170 Papa envió una bula al rey de España para evitar que se redujese la autoridad de los obispos allí donde la tuviesen.

A la muerte de Arnau de Torroja en 1184 prácticamente la mitad de la extensión de tierra de la provincia de Tarragona ya perteneció al Temple. Cuando, como en Tortosa, quedaba una fracción de la ciudad que no les pertenecía, la compraron en aquel caso a los genoveses. De la provincia de Lérida heredaron los muy importantes castillos de Gardeny (hoy forma parte de la capital) y también Corbins, con numerosas localidades que les eran satélites. En 1151 Pere de Cartellà era recnocido "Maestre de las dos Partes"; pero así y todo hubo disputas entre templarios y el los monjes de Gardeny cuando él fue comendador.

Los Templarios una vez se separaron de la orden de Sión (al poco tiempo de haber muerto Arnau de Torroja), ya no fueron tan "buena gente" y hoy nos ha llegado bien clara las consecuencias de su mala fama. Aunque no me pueda creer nada de sus confesiones bajo tortura, porque no pueden tener crédito alguno, sí que parece obvio que secretamente pretendieron instaurar un orden capaz de universalizar un sistema pacífico y tolerante para con ideologías y credos, regido por nobles y reyes de alto nivel intelectual y espiritual. Como luego los ingleses, los nazis y tal parece que la Nueva Era va también por ahí, templarios pretendieron imponer la sinarquía universal, basándose en el reino de la razón, de la caridad y del amor. En definitiva, el Reino de Dios de las profecías bíblicas, un gobierno basado en la enseñanza, la justicia y la economía. Hoy resulta evidente que crearon una multinacional que encerraba ya entonces la idea embrionaria de la Unión Europea, que socialmente nos da el actual estado de bienestar envidiado por otros continentes. Los ciudadanos europeos ya estuvieron desde entonces representados por tres estamentos sociales, no políticos, elegidos por sufragio universal, y que ejercerían su autoridad con poder limitado.

Dichas ideas eran fruto de los tiempos, pues a partir del año 1000 se empezaron a recuperar de los penosos siglos cuando los montañeses vivían en obligados refugios porque los musulmanes no creyeron rentable desocupar us áreas de refugio al ser muy abruptas. Los prepirenaicos, como los cántabros y los astures, aunaron esfuerzos obsesionados con el deseo de recuperar lo que se había arrebatado a sus abuelos peninsulares. En Europa sabían que tras varios siglos de descomposición política se habían recuperado económicamente. Las dinastías reinantes se consolidaron desarrollándose la ciencia y la cultura (medicina derecho,etc.).Todo fue posible gracias a que, establecidos en los grandes llanos, pudieron cultivar más y mejor, atreviéndose incluso con las zonas pantanosas, pues entonces los monjes les proporcionaron los molinos y las norias con que aprovechar mejor el agua de los ríos.

Lo más notorio de los caballeros templarios para el pueblo llano, y beneficioso para los peregrinos, que ya entonces deseaban llegar tanto a Santiago de Compostela como a Tierra Santa, era la custodia de los caminos. Los resultados se pueden extrapolar, pues fomentaron el libre comercio y definitivamente aquello fue el principio del fin del abusivo sistema feudal, o sea de los señores y sus derechos ancestrales. Para los comerciantes lo más de agradecer era que les garantizasen las transferencias de dinero presentando en destino simples pagarés escritos. Por su experiencia pronto pudieron prestar dinero a interés incluso a los soberanos europeos, algunos de los cuales fueron ellos mismos caballeros templarios. Tal fue el caso del Conde de Barcelona, Ramón Berenguer III, que murió envuelto en una de sus capas distinguidas con una gran cruz roja, el máximo símbolo de la Orden desde 1146. Dicha cruz tenía los travesaños casí triangulares y unidos en su vértice. La lucieron en su hábito blanco pegada a la altura del corazón, y en su capa estaba cosida sobre el hombro izquierdo. La triangular estructura la obtuvieron del entonces muy novedoso Árbol de las "Emanaciones de Dios" de los cabalistas, y del mismo triángulo básico hicieron la secuencia que les proporcionó un alfabeto secreto.

Otra indicación de que tuvieron conocimientos de origen esotérico, fueron sus ayunos. Los templarios sólo ayunaban estrictamente tres días al año: el día 24 de junio, festividad de san Juan; el 24 de agosto, san Bartolomé, y 29 de septiembre san Miguel. Obsérvese que dos de estas fechas coinciden con los solsticios de verano y de invierno, lo cual ha dado pie a muchas sospechas acerca de sus más profundas creencias acerca de la doble personalidad evolucionada del "Precursor":

"INTER NATOS MULIERVM NON SVRREXIT MAJOR JOANNE BAPTISTA".

LUCHAS POR LA CIUDAD DE "EL CAIRO" ANTES Y DESPUÉS DEL 1167

Mientras en el Pirineo catalán la tolerancia religiosa de los nobles del Languedoc daba empuje a los detractores del clero católico, hasta el punto que en dicho año celebraron la investidura del primer obispo cátaro en Carcasona, en Egipto también se produjeron grandes convulsiones sociales, de las cuales regularmente fue siendo informado Arnau de Torroja. Las circunstancias que él personalmente vivió allí le hacían dicho escenario muy próximo.

El visir Shawer de El Cairo pactó con el rey Amalrico I de Jerusalén que a éste le serían pagados 100.000 dinares de oro por la protección de la capital del Nilo los francos. El rey Amalrico se vio obligado a solicitar del visir Shawer una audiencia para corroborar la alianza con el propio califa de El Cairo, un personaje casí inaccesible porque la cabeza visible del país eran los visires. El comisionado del rey de Jerusalén fue Hugo de Cesarea, y en aquella ocasión se presentó acompañado por el caballero Godofredo Fulquerio (Geoffroi Foulcher), quien desde 1156 ostentaba un alto cargo en las órdenes de Sión y del Temple. (El templario Foulcher más tarde, junto con Bertrand de Blanchefort , también fue firmante de una concesión real a los pisanos de Acre a cambio de su ayuda naval contra Alejandría, según "Eracles", vol.II, p.419-420; y "Gestes des chiprois", p. 122).

Los cristianos no se dejaron impresionar por el increíble lujo oriental de la sala, y como se trataba de garantizar sin lugar a dudas una alianza contra los ayubides del sultán Nuradín, los comisionados cristianos sin amilanarse al concluir pidieron al engreído califa que se quitase su rico guante para estrecharse manos, …Una costumbre europea que sin embargo resultaba osadísima de pedir nada menos que a un califa. Lo hizo, y aquella alianza se mantuvo de forma que el estandarte de la guarnición franca ondeó mucho tiempo en Alejandría, entonces la ciudad más preciada de Egipto por su puerto de mar y donde aún se erguía el faro que fue maravilla arquitectónica del mundo antiguo.

Debido al peso insoportable del impuesto para recaudar fondos y pagar a los protectores, los campesinos egipcios se rebelaban ante sus recaudadores. Cuando el visir Shawer traicioneramente parlamentó con el sultán Nuradín buscando que le ayudase a liberarse de tal compromiso con los cristianos, se quebró la alianza entre los francos y los egipcios. El rey de Jerusalén pasó mucho tiempo conformándose con cobrar por su protección a los egipcios, pero ante los hechos se vio obligado a intervenir para equilibrar el poder militar en aquella zona, y con la trivial excusa de no haber cobrado lo pactado, el rey Amalrico envió a su ejército a ocupar el país del Nilo en 1167.

Mientras los monjes hospitalarios habían animado al rey a la campaña que al fin acabó en desastre, el Gran Maestre Bertrand de Blanchefort rehusó participar en ella por respeto a la alianza firmada el año anterior. Por tal negativa Blanchefort también quedó enemistado con los monjes de la orden del Hospital. Rehusó apoyar dicha expedición a Egipto porque Fulquerio durante su visita al Califa, dedujo que una tal campaña sería catastrófica porque los turcos y otros musulmanes hasta entonces desunidos, todos juntos irían a defender Egipto. Ante la negativa de los templarios hubo quienes explicaron que fue debida a tal campaña perjudicaría los intereses financieros de las órdenes de Sión y del Temple en Egipto; …pero esto a mi entender no podían saberlo sin ver en una bola mágica el futuro de la Orden. René Grousset escribió:"Este otoño de 1167 un verdadero protectorado franco, libremente aceptado e incluso solicitado, acabó de establecerse en Egipto".

El rey Amalrico I obligó a Shirkuh a retirarse, pero al año siguiente Nuradín lo envió de nuevo para mantener contactos con el califa de Egipto. El visir egipcio Shawer conocía el llamamiento a la "Guerra santa" de Nuradín y acordó con el rey Amalrico I que franco-egipcios lucharían aliados y el rey de Jerusalén además cobraría 400.000 dinares de oro para vencer a Shirkuh, que en aquella ocasión se hizo acompañar de su joven sobrino Saladino. Dicho joven poco podía imaginarse entonces que dentro de dos años habría ganado un trono en el rico país del Nilo.

Shirkuh y su ejército acamparon en la orilla del río Nilo más cercana a las pirámides de la meseta de Giza. Era evidente la intención de los contendientes de equilibrar sus respectivos poderes en aquella rica orilla. Al parecer Saladino convenció a su tío para enviar como parlamentario ante los francos al hombre más sabio de su séquito,…pero ellos les devolvieron su cabeza cortada. Claramente era una ofensa insoportable, pero se debió a que Amalrico I ya tenía pensado cómo atravesar el Nilo. Los francos, protegidos por la noche, subieron en faluas egipcias que les llevaron sigilosamente a la orilla de poniente del río donde estaban los de hombres de Shirkuh. Viéndose sorprendidos, en lugar de presentar batalla los sirios simularon huir, pero tan sólo hasta que lograron separar a los francos perseguidores de sus aliados egipcios. Camino de Alejandría se revolvieron para contraatacar a sus perseguidores en un lugar que la batalla les era favorable,…y así fue como con una falsa retirada vencieron los sirios.

Finalmente en Minya, los franco-egipcios y sirios se enfrentaron en una gran batalla el día 18 de marzo de 1167 siendo los cristianos derrotados y dispersados, salvando su vida por muy poco el propio rey Amalrico I. Éste, no obstante lo sufrido, al verse de nuevo poderoso en su trono de Jerusalén, enseguida reagrupó sus tropas e reemprendió el asedio de la costera Alejandría con ayuda del egipcio visir Shawer, a pesar de que entonces los egipcias ya no gustaban de aliarse de nuevo con los francos.

El general sirio también acudió a Egipto con prontitud para hacerles frente, pero la flota franca selló el puerto de la capital, cercando a Shirkuh. Pero sucedió que éste ladinamente se les escapó del bloqueo naval, yendo a recorrer Egipto llamando a la sublevación contra el visir Shawer, que ciertamente fue un traidor contumaz a todos y siempre. Por fin Shirkuh llegó a El Cairo y tuvo ya fuerza suficiente para firmar un acuerdo de paz con el rey Amalrico I. Entretanto Saladino el joven sobrino de Shirkuh había permanecido en Alejandría resistiendo el asedio en ausencia de su tío general (resistió desde el día 16 de mayo y durante tres meses). El asedio fue levantado el primero de agosto de 1167. Shirkuh y Amalrico I acordaron la retirada conjunta de Egipto con sus respectivos ejércitos. Durante aquellas semanas incluso confraternizaron las tropas de ambos bandos. A Saladino los francos lo admiraron tanto como para nombrarle caballero, y ciertamente su refinados modales y exquisita elegancia justifican que incluso saliese de Alejandría con sus hombres y su autoestima intacta.

EL REY AMALRICO I DE JERUSALÉN, ESTABA ALIADO CON BIZANCIO

El fracaso de la Segunda Cruzada (1148), y las conquistas del sultán sirio Nuradín (1154), no dejaron más salida al Reino Franco que aliarse con Bizancio. Una vez establecidas las condiciones por los emisarios, Amalrico I y Manuel Comneno enviaron a Guillermo de Tiro a Constantinopla a para sellar el tratado. El mes de marzo de 1162 el emperador de Bizancio había reclamado tierras del sur de Hungría, que finalmente invadió, pero al intervenir los francos no se salió del todo con la suya, pues fueron ellos los que dominaron la frontera con Serbia. El emperador Manuel de Bizancio, para agradecer la valiosa ayuda bélica del rey Amalrico I de Jerusalén, le ofreció regalos suntuosos y una parte del botín de guerra.

En una de sus frecuentes ausencias de Egipto, en pleno mes de agosto de 1167, Amalrico salió para salvar la fortaleza franca de Ascalón. Entonces fue informado de que, después de dos años de esperarlo, por fin en Bizancio habían aceptado su solicitud de boda de conveniencias con una sobrina segunda del propio emperador. Hacia allí se dirigió pues el rey Amalrico I para casarse, y lo acompañó en tan solemne acto el Gran Maestre templario Odón de Saint Amand.

Amalrico I para consolidar su campaña en Egipto pensó que era idóneo celebrar su enlace con María Comneno, la cual sus familiares exigieron que fuese coronada antes de la boda en Tiro, como una forma de garantizarse que sería efectivamente reconocida como reina, pues si partía a Jerusalén podía no serlo. Amalrico accedió a ello porque se trataba de que el emperador Manuel devolviese la ciudad de Alejandría al reino de Jerusalén. Al aceptarse las cláusulas, celebraron con urgencia la boda el día 29 del mes de agosto de 1167. La alianza entre Bizancio y Jerusalén por fin se había consolidado.

Los dos emperadores europeos más poderosos de Occidente, que eran Manuel Comneno de Bizancio y Federico I "Barbarroja" heredero del Sacro Imperio Romano Germánico, pelearon uno contra el otro toda su vida por su afán de proclamarse "heredero exclusivo del antiguo espíritu del Imperio Romano", pues el vencedor sería el predestinado a dominar un imperio universal. Sabiendo Amalrico I la dicha inquietud, se emparentó por un enlace matrimonial con el emperador Manuel Comneno, de forma que pudo dar alas a su ambición, pues aunando sus tropas sin duda podrían invadir militarmente Egipto, país que no obstante el rey Amalrico I ya poseía en régimen de vasallaje. Amalrico I salió con otro ejército formado por 4.000 caballeros y más de 6.000 soldados y el 5 de marzo llegaron a El Cairo para ocuparlo. Simultáneamente había partido de Siria el ejército de Nuradín con tropas de elite que se dirigieron a Egipto para enfrentarse al visir Shawer y a los francos protectores.

Su fallo fue que, temiendo que le tocase poco botín del saqueo, Amalrico I se lanzó a la invasión de Egipto sin esperar la ayuda de los bizantinos, a pesar de desaconsejárselo los templarios. Hasta el mes de mayo de 1168 los templarios todavía daban apoyo al rey de Jerusalén, pero es evidente que el mes de octubre se lo retiraron. No admitieron el real pretexto de que los fatimiís se negaban a pagarle el tributo prometido. Él se justificaba porque decía saber que Shawer había renovado su alianza con Nuradín de Siria, …Pero lo que quiso evitar con sus prisas fue que su suegro en Egipto se quedase con la parte del león. Fue un gran fracaso. De nuevo en 1168 se repitió.

Aquel verano de 1168 casualmente habían llegado a Tierra Santa unos muy aguerridos expedicionarios europeos, por lo que el rey Amalrico se sintió muy reforzado. Los mandaba el conde Nevers y todos ellos tenían verdadera ansiedad para matar sarracenos. Los líderes cristianos de la zona tampoco podían permitir que los sunnís los envolviesen si llegaban a conquistar los reinos musulmanes más poderosos de su alrededor. La nueva campaña contra el país del Nilo empezó cuando el rey de Jerusalén, sintiéndose traicionado, ordenó ir contra los fatimiís de Egipto sin la ayuda del conde de Nevers, ya que éste falleció antes del embarque.

Así fue como los francos el día 20 de octubre de 1168 ya estaban los de nuevo en Egipto. Había zarpado de Ascalón y se apoderaron de Bilbeys donde repitieron la matanza de Antioquía y Jerusalén en la Primera cruzada. En efecto, sin motivo se masacró incluso a los cristianos coptos aquel mes de noviembre de mala memoria. El rey Amalrico I de Jerusalén había marchado contra El Cairo buscando una ganancia de millones de piezas de oro, pero la llegada de Shirkuh a Egipto después de eludir a los francos, hizo que Amalrico I ni tan siquiera llegase a ser recibido por el sultán. El visir Shawer jugo la estrategia de la "tierra arrasada" culpando a los cruzados del incendio con nafta que el día 13 de noviembre de 1168 arrasó por completo la vecina Fustat, una aldea cercana a El Cairo (hoy incorporada a la gran metrópoli), la cual ardió durante 54 días. Amalrico I decidió regresar a Jerusalén entendiendo que, acusándole los cairotas de haber sido él el responsable del incendio, en Egipto nunca después sería bien aceptado, sino muy odiado. El rey Amalrico I en nada recordaba al soberano reflexivo que en Alejandría se avino a la retirada mutua de los dos ejércitos enfrentados.

La historia se repetía, y unas veces acabarían pactando las retiradas de sus ejércitos, y en otras ocasiones ambos bandos sufrieron la derrota. Durante aquellos años Arnau de Torroja seguía los acontecimientos desde la otra orilla del Mediterráneo. Dado que las noticias recibidas de Palestina se parecían tanto, temió incluso que podría ser que le explicasen con retraso una misma situación. La única diferencia fue, que por haberse casado el rey Amalrico I de Jerusalén con una princesa bizantina, en la última intentona el rey de Jerusalén incluso contó con la ayuda de la flota del rey de Bizancio.

Algo debió saber de aquellas catástrofes humanitarias, ya que en 1169 el cordobés Maimónides, nacido en la península como él mismo, siendo por aquellos años el guía espiritual de la comunidad judía de El Cairo (mientras fue médico en la corte de un alto cargo adjunto a Saladino), divulgó un escrito por el que se pedía al rey Amalrico I de Jerusalén la libertad de sus correligionarios. Obraba realmente apenado por los miles de judíos de Palestina que el rey Amalrico I se había llevado de Bilbeys como cautivos.

Volviendo a cuando Amalrico I preparaba el ataque contra los fatimiís de Egipto, éstos en aquella ocasión sí que se habían aliado con el sultán Nuradín, el unificador de Siria y Mesopotamia, quien envió a su mejor general para expulsar a los francos. Amalrico I tenía muy claro que no se podía permitir la alianza de Bagdad con El Cairo, porque representaría que Jerusalén quedase aislada entre dos fuegos. El rey Amalrico I por tal razón estuvo obligado a regresar a Egipto con su ejército una vez tras otra con tal de evitarlo. Rompió el círculo vicioso Saladino, el joven sobrino del general Shirkuh enviado por Nuradín, cuando decidió obrar por propia iniciativa,… con tan buena fortuna que le catapultó al gobierno de Egipto primero, luego al de Siria y acabó expulsando a los europeos de Tierra Santa.

El año 1169 fue el último de los repetidos intentos del rey de Jerusalén para hacerse con Egipto. Era ya el mes de octubre cuando volvió a intentar la ocupación una vez más, incluso ayudado por la flota bizantina, pero no tuvo éxito y acabaron los dos aliados acusándose mutuamente de grandes errores estratégicos. En efecto, Amalrico I y sus aliados bizantinos fueron derrotados en la costa de Damieta. El rey Amalrico I, al no conseguir el botín que esperaba, abandonó Egipto el 2 de enero de 1169, concluyendo su cuarta tentativa de invadirlo. La retirada de los francos sin resultado alguno en Egipto fue interpretado como castigo divino a su desmesurada ambición. La culpa de la fallida campaña quedó claro para los historiadores que fue culpa del general Miles de Plancy, un hombre demasiado interesado en el dinero; y también se comportaron muy mal los hombres del conde de Nevers. En especial fue recriminada la conducta del Gran Maestre de la orden de San Juan del Hospital porque habría aconsejado al rey para que emprendiese la dicha campaña.

Así fue como el dicho Gran Maestre fue obligado a dimitir de su cargo y dejó Palestina avergonzado ante el alud de críticas que recibió y la deplorable situación financiera en la que sumió a la Orden de San Juan del Hospital a consecuencia de los costes militares de la fallida campaña. Aunque tal noticia cueste de creer, debió ser cierta porque tan alta jerarquía eclesiástica era un libertino que presumía públicamente de lo guapa que era su novia. La historia lo ha culpabilizado del eventual cisma entre las dos más importantes órdenes religioso-militares.

Después que Bernard de Blanchefort se negó a romper dicho pacto, sucedió que, por resentimiento, la orden de Arnau de Torroja se encerró en si misma y nunca más fueron tan accesibles como antes,… y mucho menos para el mismo rey Amalrico I de Jerusalén. Con él tenían tal enfado que les duró años superarlo, pues además dicho soberano posteriormente aún les acusó de ser los responsables de que Irak, Egipto y Siria hubiesen hecho un frente común contra el Reino Franco de Jerusalén. El Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple, Bernard de Blanchefort murió el mismo día 2 de enero de 1169 cuando la armada de los francos estaba retirándose de la costa egipcia. La mayor bajeza del rey Amalrico I entonces fue acusar al difunto Gran Maestre de haberlo traicionado,… según decía: por aliarse los templarios con los egipcios!. El rey sí que traicionó el pacto que habían acordado los templarios (pues fueron en su nombre) ante el gran califa de Egipto.

TIEMPO DE ÓRDENES MILITARES EN PALESTINA Y EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

La secta de los "hashahashin", vizaries ismaelitas,se fundó en El Cairo donde tuvieron una logia el año 1004. Según los autores Hammer-Purgstall, los iniciados ismaelitas adquirieron sus saberes de la prestigiosa Academia de Heliópolis en el antiguo Egipto, y tomaron su nombre de los Hazat, unos sectarios más antiguos que se proclamaban "Hijos de la Fuerza", pero ésta no era física sino espiritual. Viene a cuento matizarlo, porque como toda sociedad esotérica los "hashahashin" tuvieron prohibido el consumo de drogas, …Que sus enemigos se encargaron de asociarles hasta el punto de hacer que su nombre se debiese al consumo de la droga "hashis", a sabiendas de que nada de ello consta en las crónicas más viejas, ni tan siquiera en las musulmanas.

La secta de los "hashahashin" interesa a estas páginas porque al igual que los templarios, buscaron fomentar el sincretismo filosófico entre la Media Luna y la Cruz, a fin de conseguir un camino hacia la pacificación del mundo. Ambas órdenes de caballeros místico-esotéricos fueron por igual unos muy valerosos combatientes contra la injusticia. Aun cuando en un principio se habían enfrentado bélicamente, después se dieron cuenta de que unos y otros perseguían el despertar del espíritu humano, motivo por el cual confraternizaron e incluso se influyeron mutuamente. Es más, algunos sectarios de los "hashahashin" fueron admitidos en la Orden del Temple, una generosidad que repercutió en que, la Regla de la orden receptora (hermana en espíritu), fuese mejorada con el consiguiente beneficio para la institución monástico-militar que un día gobernó el ja envejecido Arnau de Torroja. Con el paso de los siglos ambas órdenes coincidieron también en ser aniquiladas por los poderes más ortodoxos de sus respectivas religiones.

Por otra parte debo recordar brevemente a otras órdenes militares que también lucharon en Palestina contra los infieles, empezando por la Orden de Monte Gaudio, genuinamente de origen hispánico. Lucharon aliados con los templarios de Palestina entre 1176 y 1178, recibiendo por ello en recompensa algunos bienes del muy estratégico castillo de Ascalón en la costa, cerca de Gaza, aquel cuyas aguas freáticas son inagotables.

En Cataluña muchas órdenes militares tuvieron importancia fundamental en la creación de los primeros condados que serían el embrión de la nación catalana. Lo más poderosa era no obstante la Orden del Temple, siendo la que participó más activamente en la Reconquista, llegando a sobrepasar los límites de la comarca de Teruel en 1170. Por donde los dichos monjes guerreros se establecían, enseguida creaban áreas fortificadas de planta rectangular provistas con muralla almenada, y siempre con subterráneos. Estas "encomiendas" se llamaban así porque las dejaban al mando de un caballero comendador responsable. Entre Barcelona y Mónaco se ha detectado las ruinas de un doble cinturón defensivo de este tipo de las tales "encomiendas", y todas ellas estuvieron sujetas al Gran Maestre universal de la Orden a través de un Maestre provincial.

Sus establecimientos primeros en Cataluña fueron creados en: Masdéu del Rosellón (1149), Palau-Barcelona (1151), Gardeny, Miravet y Tortosa (1156), Monzón (1163), Corbins (1167), Barbens (1168), y por último Puig-Reig (1169), porque me limito en lo posible a los tiempos que vivió mi biografiado. Hay que sospechar que a él le desagradó saber que algunos soberanos aceptasen mal la intromisión de las órdenes de caballería en sus tierras, al extremo que, por desconfiar de los extranjeros, promoviesen otras órdenes calcadas a los templarios pero que sólo enrolaban gente autóctona. Por tal motivo nacieron las órdenes de Calatrava en Castilla, siendo las últimas fundadas (1175) las órdenes de: Santiago (Galicia), la de Uclés (en provincia de Cuenca, y actualmente con renombre de ser el "Escorial de la Mancha"), y la Orden de Alcántara (León). En cuanto a la Orden de Montesa, se fundó con objeto de ser legal heredera de los templarios en la Corona de Aragón.

MUERTE DEL OBISPO GUILLERMO DE TORROJA

Al morir violentamente el arzobispo Hugo de Cervelló, su antecesor en la sede tarraconense, Guillermo de Torroja fue elegido arzobispo de Tarragona en 1171, periodo durante el cual al mismo tiempo ejerció también de co-regente de la Corona de Aragón hasta el día 7 de marzo de 1175 en que murió. Fue durante sus últimos años cuando vivió agotadoras jornadas de trabajo por coincidir con periodos políticamente muy conflictivos. Todo se le complicaría aún más al morir el otro co-regente y consejero real, el senescal conde de Montcada un año antes que él (1174). Desde 1162, y casí hasta que el rey fue mayor de edad, ambos habían sido quienes dirigieron los principales asuntos políticos de Cataluña y Aragón, a cuya unión de países ambos habían coadyuvado.

Ni que decir tiene lo mucho que debió de lamentar el entonces Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple para Provenza y España, la muerte de su hermano arzobispo. Ciertamente no hay nada escrito que permita afirmarlo, y sin embargo cuan evidente es que, por preparado que estuviese nuestro hombre, y por cargos que ostentase, lloraría la muerte de su hermano como cualquiera de nosotros. Quizá más, porque era bien consciente de que al mismo tiempo desaparecía el mejor político de la Corona de Aragón, quedando peligrosamente aparcados muy graves problemas de Estado, y que si duda Arnau de Torroja como hermano, como catalán y como templario, siempre puso su máximo empeño en tratar de beneficiar dentro de sus posibilidades.

Pronto tendría mayores disgustos para lamentar, pues al cabo de unos años, en 1181, por primera vez oficialmente se planificó una campaña militar en Europa a fin de perseguir a los libre pensadores del Languedoc que insólitamente estuvo respaldada por el Papa de Roma, a pesar de que la tal determinación representaba una muy grave intromisión en los bienes patrimoniales del conde de Toulouse del Languedoc. Arnau de Torroja entonces, aunque lo agobiasen los problemas que su alto cargo le acarreaban en la sede central de las órdenes de Sión y del Temple en Jerusalén, donde forzosamente él residía, también debió de lamentar mucho el asesinato de Ramón Berenguer IV conde de Provenza, y más por haber ordenado tal magnicidio el dicho conde Raymundo V de Toulouse. Los antecedentes se remontaban a cuando el rey Alfonso II, a pesar de su juventud, rápidamente acudió a Provenza con un ejército para nombrar como legítimo sucesor de aquel trono a su hermano Sancho. El rey-niño desplazado resultó quedar muy impotente, pues aunque la ciudad de Beziers lo apoyaba, no así Montpelier que apoyó a los Toulosinos. Es más, durante el sitio de Albaron (Provenza) el Conde de Toulouse encontró la ocasión para hacerlo raptar, siendo rescatado solitaria y audazmente por el caballero Bertrán de Baus, quien huyó con el pequeño Alfonso al galope hasta lograr atravesar el río Garona, refugiándose en Arles.

Arnau de Torroja no ignoraba cuan frenéticamente los regentes y consejeros del rey Alfonso II (quienes ya no podían contar con la ayuda del obispo Guillermo), intensificaron la firma de tratados de paz, pero lo que Arnau no supo nunca fue la destitución de Sancho de Provenza en 1185, porque él murió el año antes,…al menos en suelo europeo.

Mientras vivió Arnau de Torroja lo sabría todo referente a los condados catalanes, interesándole especialmente el que, al fallecer en 1172 el conde Gerardo de Rosellón sin tener herederos directos, Alfonso "el Casto" incorporó dicho condado a la Corona de Aragón. (Al terminar aquel siglo fueron vasallos suyos los condados de Urgel, Pallars Sobirá y Ampurias). En cuanto a Provenza, aquel condado que tanto le había costado al Conde de Barcelona volverla a tener bajo su dominio, resultó que al morir Alfonso II volvió a dividir el país y las posesiones al norte de los Pirineos acabaron encomendadas al procurador general Roger Bernat de Foix, quien contó con las alianzas de Bearn y Bigorra. Roger de Foix, por suerte, fue siempre el más fiel aliado de la Corona de Aragón a pesar de la desidia de Jaime I por las tierras del otro lado de los Pirineos,…las cuales, leído su testamento, acabaron perdiéndose otra vez por un mal reparto entre sus hijos (El historiador aragonés Zurita lo criticó mucho).

Hubo otros hechos que ya no vivió mi biografiado y que se refieren a Solsona, su querida ciudad natal. Los repetidos errores de dividir el reino entre sus herederos fueron nefastos en cada población. Como si fuese una maldición debida a tan pésima política, fue justamente en Solsona, cuna de la familia Torroja, donde Jaime I sufrió tres confabulaciones de los muchos nobles catalano-aragoneses a lo largo de su vida. Tras aquellas murallas se reunieron en su contra los condes de Ampurias, de Foix, etc. etc., y su propio hijo al frente de los aragoneses, todos ellos con sus respectivos ejércitos. Se le rebelaron en armas cada vez (1231-1268 y 1274) capitaneados por el muy poderoso Ramón Folc, vizconde de Cardona. (Para colmo, fue en Solsona donde también se reunieron cuantos nobles se rebelaron contra Pedro I, uno de los hijos herederos de Jaime I).

Para concluir con los méritos de Guillermo de Torroja, advertiré que la catedral de Tarragona, que se comenzó a edificar en el siglo XII, no fue terminada hasta dos siglos después de morir él. Su firma quedó recogida en un documento inédito hasta mediados del siglo XX. (Inexplicablemente estaba en el fondo archivístico nº 30 de Sant Llorenç del Munt). Se trata de un pergamino del año 1173 escrito en el monasterio de Sant Cugat del Vallés que fue estudiado por mi amiga la investigadora de l'ACA de Barcelona, Sra. Josefina Font Bayell, y lo presentó en el "Congreso de Historia de la Corona de Aragón", Vol. II (celebrado del 1 al 6 de octubre de 1962). El arzobispo Guillermo de Torroja, quien no debió de hacer el tipo de escritura diferente a la de su hermano Arnau de Torroja, usaba un tipo de letra cancilleresca romana, siendo por el tal documento que se revela un ignorado detalle: El jovencísimo rey Alfonso II no salió de Catalunya después del mes de septiembre de 1173, o sea que permaneció en Bacelona hasta que se fue a casar en Zaragoza a principios del año siguiente.

CATALUÑA ANTES DE QUE ARNAU PARTIESE HACIA PALESTINA

Arnau de Torroja había vivido la ocupación de Egipto cuando en 1163 Amalrico I fue requerido para dar protección al visir depuesto, pero Arnau después ya no participó en las sucesivas invasiones de los francos al país de los faraones. Había regresado a Europa en 1164 pues consta compareciendo en varios actos oficiales, como cuando entregó 1.200 escudos de oro al rey Alfonso II por ciertas tierras de Lérida, para costear la primera expedición que el soberano catalano-aragonés hizo en tierras de Provenza. En agradecimiento a tal campaña, el arzobispo de Arles en marzo de 1167, le otorgó permiso para tomar las aguas del río Durance, y Arnau en persona firmó el documento cuando aquel acto se celebró en la encomienda que las órdenes de Sión y del Temple tuvieron cerca de Montpelier (J. Miret Sanç: "Itinerario del rey Alfonso I de Cataluña, II de Aragón; en BRDBLB, t. II (1903.1904, p 262).

Mientras Arnau estuvo ejerciendo de Maestre provincial en este lado del Mediterráneo la situación en Tierra Santa se complicó a partir de 1166 cada día más. Siempre era debido a la obsesión por Egipto del rey Amalrico I de Jerusalén quien, en un raro giro de su obsesivo pensamiento, estuvo eventualmente empeñado en firmar la paz con los cairotas,… claro está que para volver a romperla poco tiempo después.

Arnau al recibir las noticias de las continuas expediciones de los francos contra Egipto, recordaría aquellas alianzas que, con menos entidad, habían sucedido en 1082 en vida del Cid Campeador. Recuérdese que éste, habiéndole ganado los castillos de Monzón y Tamarite al califa de Tortosa, enfrentado a su hermano el califa de Lérida, éste había pedido ayuda al conde de Barcelona Berenguer Ramón II "el Fraticida" (1076-1096), quien en poco tiempo fue hecho prisionero de Rodrigo Díaz de Vivar, pagando muy cara el catalán su libertad. Mi biografiado que nació con posterioridad, sabría, como toda la nobleza hispana, de la legendaria fama de la espada del Cid, cuya hoja mide 78,5 cm. y tiene escrito: "Io soi Tisona", la cual por cierto hasta el año 2007 ha permanecido junto a la tumba del Cid en la catedral de Burgos. En Cataluña Rodrigo Díaz de Vivar interesaba, y mucho, pues una de sus hijas se había casado con el conde Ramón Berenguer III (1096-1131).

Volvamos a cuando, por ignorados motivos, el Gran Maestre Arnau de Torroja de Solsona, en 1167 y 1168 dio de nuevo dinero a su soberano natural, y posteriormente aún le dio más, recibiendo el rey 5.000 escudos en otras dos ocasiones. (Fue el dicho año 1168 cuando Arnau lamentó que Nuradín, el sultán de Siria, expulsase de El Cairo al rey Amalrico I de Jerusalén). En la Península también había mucha actividad bélica, pues una vez en 1169 se conquistó Teruel (y el año siguiente Albarracín, aunque los musulmanes de allí conservaron su autonomía), quedaba abierta la expansión de los cristianos dentro de Al-Andalus, y los templarios participaron activamente en todas aquellas campañas.

No tengo reparos en referir aquí unos acontecimientos tan separados dentro del marco mediterráneo, pues trato de presentar a un hombre que vivió los avatares de dos alejados mundos y a la vez dos diferentes culturas, y ambos en plena ebullición belicista.

Al poco tiempo de haber regresado Arnau de Torroja a Cataluña le sorprendería también saber de la existencia de un intrigante y peligrosísimo líder ismaelita de Siria, llamado Preste Juan. Su reino los cruzados creyeron entender que se extendía hasta más allá de la Torre de Babel, en Babilonia, y como parecía que trataba de ser amigo de los francos, algunos cruzados al verse acorralados, debieron morir en la vana esperanza de que aquellos guerreros cristianos "amigos" aparecerían en el horizonte para salvarles. En efecto, en una misiva del año 1165 un tal Preste Juan de las Indias envió tres copias de la misma carta al emperador de Bizancio Manuel Comneno, al Papa Alejandro III y al emperador del Sacro Imperio Romano-Germánico. El Preste Juan desde algún lugar de Oriente les informaba de su deseo de vivir en amistad y también de su intención de visitar oficialmente el Santo Sepulcro, puesto que se consideraba seguidor de las verdaderas palabras de Jesucristo.

SITUACIÓN PREVIA A QUE ARNAU FUESE ELEGIDO "GRAN MAESTRE"

La Orden de Sión, a la cual cuando escribo siempre tengo en mente por haber sido la matriz de la Orden del Temple, sigue siendo actualmente tan misteriosa como lo fue en sus orígenes. Son bastantes los autores que incluso niegan que su creación se remonte más allá de hace unos pocos años. Por mi parte, en la prevista continuación de esta investigación, encontraré el modo de referirme a dicha Orden-Madre, porque aquí me limito a presentar los probables hechos de Arnau de Torroja, y aún limitando mi investigación tanto como me sea posible a cuando sucediesen durante su vida. Otra cosa será ofrecer el debido contexto para su óptima comprensión.

Los templarios humildemente se consideraban "Pobres soldados de Cristo y del Temple de Salomón". Por tal contradicción hoy día aún siguen siendo popularmente conocidos, pues desarrollaron muy novedosas ideas para su tiempo, las cuales abarcaron todos los ámbitos sociales, desde enseñar nuevos métodos para intensificar la agricultura hasta planificar unos mucho más esbeltos templos cristianos, los cuales después de morir Arnau de Torroja se elevaron a miles sobre los cimientos de los existentes en estilo románico.

La Orden del Temple había sido reconocida oficialmente por la Santa Sede el año 1128 en el Concilio de Troyes consolidándose su función dentro de la Iglesia y gozando del apoyo papal que posibilitó su inserción en la estructura socioeconómica de su tiempo. Fue posteriormente que los más nobles de los caballeros templarios vistieron el dicho hábito blanco propio de los monjes cistercienses, haciendo sus mismos votos de pobreza, obediencia y castidad, pues también ellos eran monjes a pesar de llevar espada. La Regla conocida de los caballeros de Sión y del Temple era casi idéntica en austeridad y rezos a la redactada para regirse los monjes cistercienses que vestían de blanco, pero además los templarios tuvieron su "Regla interna", la cual aún hoy sigue siendo un secreto. No la conocían ni todos los caballeros de la Orden, sino sólo sus superiores más dignos. Así, cuando se habla de la "Caballería de Tierra Santa", se remite en particular a los templarios para quienes la enseñanza se divulgaba según determinadas jerarquías.

Bertrand de Blanchefort trató esforzadamente de adaptar las normas de su Orden a las especiales circunstancias que en Palestina experimentaba diariamente en los más diversos campos, sin excluir una desbordada cantidad de donaciones y relaciones con gentes de otras creencias. Desde que los nobles aspirantes a militar entre los templarios eran admitidos, recibían unas enseñanzas de tipo naturalista que eran muy antiguas. Ejercitaron un método rápido para potenciar su espiritualidad. Para ello no tenían reparo en adaptar al catolicismo lo mejor de cada creencia, no importándoles si procedía de Egipto o de la India y tampoco si era ajena al cristianismo. Su gran aprecio por el sufismo (la masonería islámica), explica que llegasen a confraternizar con los musulmanes al extremo de realizar campañas bélicas contra algún enemigo común. Lo que les distinguió sesenta años después de su fundación, fue que los nobles se enrolaban especialmente para consagrarse a la búsqueda de Dios y, colateralmente, llevar a cabo una específica función militar. A pesar de su permiso para matar, rezarían las cinco veces diarias como estaba prescrito, empezando con los "maitines" a las dos de la madrugada (a las cuatro si era invierno), lo que justifica el que debían dormir con las camisa y calzones puestos.

Cuando Arnau llegó a Palestina por primera vez realmente aún era muy poco probable que los países vecinos pudiesen unir sus fuerzas dada la inexistencia del imprescindible líder carismático unificador. Hubiese sido lo único que habría amenazado la presencia de un Estado cristiano en Oriente Próximo. Los caballeros templarios residentes en la ciudad de Jerusalén eran nobles muy escogidos a fin de prepararles para ser las máximas jerarquías de la Orden en el futuro. Ellos tenían la misión de hacer llegar la comunicación jerárquica de las órdenes del Gran Maestre hasta el resto de los templarios dispersos por encomiendas y castillos del sector, unos quinientos en total. En tiempos de Arnau de Torroja tuvieron comendadores territoriales en Acre (costa de Palestina) y en Antioquía (Siria), de los que dependieron los demás castillos regionales. Desde 1130 desde la base de Amanos tuvieron la custodia de la frontera con el actual norte de Siria.

La "Milicia del Temple" tuvieron extraordinariamente estructuradas sus jerarquías, tanto en lo que se refiere a los tropas como a los clérigos y agricultores. Sólo me interesa en esta primera parte su rama militar, siendo como dije, controlados religiosa y organizadamente por mandos intermedios. Mi limitación no impide que se expongan aquí los objetivos que ambas órdenes, Sión y Temple, persiguieron con gran afán a lo largo de su historia y que debieron de hacerles tan peligrosos como para buscar su condena en el siglo XIV. En efecto, su utopía sinárquica los hizo realmente temibles para el resto de poderosos de este mundo.

El Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple mandaba personalmente el ejército, disponiendo de cuatro robustos caballos de marcha para uso cotidiano, mientras que su montura en la batalla era un muy grande y brioso corcel turcomano de elite que estaba a cargo de un escudero. A su lado se encontraba en todo momento el intérprete y el sacerdote. También contaba con su propio cocinero y otros servidores de lo que debe considerarse "su casa". Entre éstos tenía a su servicio a un capellán, a un clérigo que disponía de tres caballos, un redactor en lengua árabe que le hacía de interprete, un soldado de las tropas ligeras de la orden, un mariscal y dos sirvientes "de a pie", así como su propio cocinero. Referente a los mandos de la tropa perfectamente jerarquizados, entre ellos se distribuían las muchas responsabilidades de toda campaña militar. Fuera del campo de batalla el Gran Maestre tenía también entre sus más allegados los servicios de un tesorero y un comendador residente en Jerusalén para toda Tierra Santa. (Cruzón, Henri de: "La Règle du Temple", en Sociétéde l'Histoire de France, París, 1886).

En Tierra Santa mi biografiado debió de sorprenderle comprobar que en Palestina los cristianos y los musulmanes incluso se aliaban si se daba el caso. De hecho la unión de los egipcios con los francos fue el detonante para que el sultán Nuradín de Damasco fuese contra la capital del país del Nilo, donde el rey de Jerusalén y el visir de El Cairo, uniendo sus tropas le harían frente en varias ocasiones. Arnau desde su llegada debió de tener la oportunidad de robar su valor y ejemplar sentido común, e incluso quizá desplegar ciertas dotes de estrategia militar, aunque el éxito o fracaso de cualquier conflicto bélico siempre fue responsabilidad final del Gran Maestre. Los mandos de los templarios inspiraron en los demás caballeros el "esperit de corps" nunca antes experimentado en la Edad Media por otros ejércitos.

Los musulmanes reconocieron que los francos sacaban una gran utilidad al hecho de crear un Estado, ya que ni en el caso de la muerte de los reyes de Jerusalén los cristianos nunca luchaban entre ellos mismos. Esto les parecía una cosa extraña, puesto que para los seguidores de Mahoma, al morir un visir, califa, o sultán, padecían luchas internas para merecer sucederlo. Es decir, mientras que lo primero que previnieron los europeos al ocupar Palestina fue institucionalizar la monarquía, los musulmanes eran incapaces de un sistema como aquel, ni viendo lo útil que era. Es paradójico, porque en tierra de Israel emergieron instituciones monárquicas entorno al siglo X a.C., cuando se separaron los dos reinos de Israel al norte (capital Siquem), y el reino de Judá en el sur con capital en Jerusalén. Claro que los hebreos supieron bien que ellos eran un "puente" natural entre las dos grandes potencias de la antigüedad, Mesopotamia y Egipto. En fin, la explicación a tanta anarquía entre los musulmanes es que, a partir del siglo IX, los seguidores del Profeta perdieron el control de su destino. Los grandes líderes que los gobernaron los años que Arnau de Torroja vivió entre ellos, ya fueron incluso de origen turco (como Nuradín), o bien kurdo, (como Saladino, según Amin Maalouf "Las Cruzadas vistas por los árabes").

A lo largo de su historia en Palestina, los templarios tuvieron allí hasta 24 castillos. Las cuatro principales capitales de aquellos siglos (de sur a norte) fueron, además de Jerusalén: Acre, Trípoli y Antioquía, porque Chipre fue su provincia posterior. Entre Jerusalén y Jericó tenían un castillo y una torre, y otro castillo en el monte "De la Cuarentena"; si bien el más famoso estaba ubicado a orillas del río Jordán (por cierto excavado en julio de 2006). Como los templarios no podían nunca renunciar al combate si no eran superados por un enemigo tres veces superior, se entiende que muriesen unos 20.000 monjes-guerreros en aquellas campañas de Tierra Santa, entre los cuales cinco de sus 22 grandes maestros que tuvo la Orden del Temple en total. Entre dichos mandatarios se cuentan Guillermo de Beaujeau y Gerard de Ridefort, de la Cataluña Norte; y aún me complace recordar que otros Maestres del Temple fueron oriundos de la Corona de Aragón además de Arnau de Torroja: Gilabert de Erall y Pere de Montagut. Sólo Arnau de Torroja fue Gran Maestre universal catalán que tuvo bajo su mando las dos órdenes conjuntas de Sión y del Temple.

De hecho la gente musulmana entonces estaban a gusto en Palestina aunque no se les permitía residir en el mismo Jerusalén. En el resto del Reino franco los musulmanes vivían incluso mucho mejor que bajo los intransigentes gobiernos que les eran propios, porque no les daban un margen de libertad personal sino que estaban sujetos a las normas religiosas islámicas, las cuales aún hoy les siguen dictando su modo de vida. Por aquel entonces los maronitas del Líbano se retractaron de su herejía monoteísta, imitándolos la mayoría de musulmanes de la zona. Así llegaron a tener una administración autónoma bajo magistrados llamados reis, que eran la influyente clase media burguesa de sus ciudades, en cuyos campos se cultivaba algodón y caña de azúcar.

Al morir Bernard de Blanchefort (2.1.1169) Arnau de Torroja que ostentaba la jerarquía de Maestre Provincial para Hispania y Provenza, debió de embarcarse de nuevo en Venecia para asistir al funeral de su amigo en Jerusalén. Fue allí donde inmediatamente se reunieron para elegir a su sucesor en el gobierno de las órdenes de Sión y del Temple entre todos los que fuesen digno de ello. Previamente varios altos cargos habían sido propuestos por decisión de los capítulos reunidos en todos los países donde tenían sus principales encomiendas.

Dada la grave acusación de traidor que el rey Amalrico I había dictado para con el Gran Maestre de los templarios difunto, se procuró limar asperezas nombrando a un templario que, a pesar de haber ingresado hacía poco tiempo en la Orden, tenía méritos justos, pero suficientes, y además contaba con la amistad del rey de Jerusalén. Eligieron al caballero Felipe (Philippe) de Milly, cuya candidatura se discutió desde el mes de enero al mes de agosto del año que lo eligieron, pues era el único Gran Maestre nacido en Palestina. La candidatura de Felipe de Milly prosperó porque, además de haber participado del las campañas de Egipto de 1167 y de 1169, era un experto en cuestiones islámicas y hablaba casí todas las lenguas del Oriente Próximo. Extrañamente este Gran Maestre dimitió el mes de enero de 1171, muriendo el mes de abril del mismo año sin dejar rastro en la historia. Sucedió mientras acompañaba al rey Amalrico I en su viajé a Constantinopla.

Felipe de Milly había sido un señor feudal de insidiosa memoria, siendo bajo su mandato cuando más dividida estuvo la gente de armas del reino de Jerusalén. Su contiunador en el cargo de Gran Maestre, llamado Odón de Saint- Amaud, siguió su misma línea, aunque gozó rompiendo los pactos entre el rey de Jerusalén y Saladino. En efecto, expresamente hizo construir castillos en tierra prohibida, lo cual fue considerado alta traición por los musulmanes, por lo que a orillas del Jordán éstos hicieron una gran matanza de caballeros templarios.

Odón (Eudes) de Saint-Amaud, antes senescal del Gran Maestre, era de origen provenzal, que en aquel tiempo era casí decir catalán, por lo que hay que suponer que a pesar de ser relativamente nuevo en la Orden (en 1169 aún no era caballero templario), debió de conocer bien a Arnau de Torroja, desde 1166 era Maestre de Provenza e Hispania, y quien fue su sucesor. Odón de Saint Amaud fue un personaje enérgico que de nuevo tuvo muy serios motivos para llevarse mal con el rey de Jerusalén. No pudo admitir que pactase con la secta de los "hashahashin", de quienes los templarios por haberlos vencido tiempo antes, seguían cobrando de ellos un regular tributo. Es más, Odón había querido olvidar que la primera organización de la orden del Temple fue copiada de los odiados "asesinos", con los que compartieron los mismos objetivos espirituales. De los "hashahashin" los templarios incluso les copiaron el color del gorro y los cinturones rojos, así como su capa blanca, si bien los templarios le dieron un corte de estilo europeo.

El rey Amalrico I quiso castigar personalmente al templario Gautier de Mesnil, que asesinó al enviado de los "hashahashin" dispuesto a pactar una rara alianza con el dicho soberano de Jerusalén. Tal castigo éste no pudo efectuarlo porque el Gran Maestre se negó a entregarle a su valiente hombre, por lo cual el rey de los "franys" quedó entonces muy desprestigiado.

Con la decisión del rey Amalrico I de pactar con los "hashahashin" se perjudicaban los ingresos de los caballeros templarios, puesto que al fin tenían vocación de grandes prestamistas. El Gran Maestre Odón tampoco se avenía con los caballeros hospitalarios de San Juan de Jerusalén (los cuales, para dar muestra de su moral, si tiempo atrás acompañaron al rey a invadir Egipto, después fueron incluso capaces de aliarse con los mongoles). Los templarios y los hospitalarios no congeniaron ni después de que el mismísimo pontífice de la Iglesia romana escribiese a Odón intentando suavizar sus divergencias. Por cierto que el Papa aprovechó el escrito para felicitar a los templarios (2.8.1179) por su renuncia a los lujos y demostrada "valentía al marchar por la vía del Señor". Quizá se debió de referir a la única gran victoria que consiguieron los francos de Balduino IV ayudados por las órdenes de Sión y del Temple contra los egipcios (un siglo después llamados mamelucos) en la batalla de Montgisart (1177; una victoria pírrica).

Fue memorable, pues hay que tener en cuenta que en Jerusalén los templarios de elite no pasaron de ser medio centenar. Allí de hecho estaban solamente los destinados a instruir los neófitos que un día gobernarían su doble Orden, y entretanto servían eventualmente como emisarios que se abrían en abanico por todos los caminos del entorno para llevar instrucciones a otros destacamentos vecinos. Luego otros caballeros, distribuyéndose por la geografía como las ramas de un gran árbol, llegaban hasta los más recónditas encomiendas de Europa. Es obvio que merced a su efectiva red de comunicaciones podían llamar a la masiva concentración para las batallas a todos sus aliados, entre los cuales tenían lugar destacado los llamados "turcoples", que eran el grueso de su ejército, y a los cuales reclutaban de entre los católicos de Armenia.

A los templarios se les recordará siempre por demostrar una valiente y ejemplar conducta propia de quienes lucharon para defender su particular idea de la divinidad. Como era de temer, Bertrand de Blanchefort , siendo el Gran Maestre cierto día fue hecho prisionero y permaneció en una mazmorra de la ciudad de Alepo encarcelado durante tres largos años. Pago su rescate el emperador Manuel I Comneno, emperador de Bizancio, quien lo apreciaba particularmente, tanto como Arnau de Torroja o el mismo rey Luís VII de Francia. Este último incluso le otorgó el título "Elegido por la gracia de Dios" que todo Gran Maestre llevó después de él con la mayor dignidad. Es de suponer que con mayor emoción que ningún otro lo ostentaría su amigo Arnau de Torroja cuando décadas después, precisamente por los méritos hechos al lado de Bertrand de Blanchefort , él también fue nombrado en1181 Gran Maestre conjunto de las órdenes del Temple y de Sión (1181-1184).

Al morir Bernard de Blanchefort los templarios seguirían los consejos de los habituales asesores del Gran Maestre como cuando estaba prisionero. Reunidos en capítulo, la Orden aún sin cabeza visible, era suficiente democrática para sustentarse con un comandante interino que eventualmente llevase en su mano el "Bastón de mando". Un bastón que, por cierto, ya entonces era muy parecido al que vemos en manos de los faraones egipcios, y que posteriormente se dio en llamar bastón pitagórico. En definitiva una especie de ábaco, con una cruz templaria grabada decorándolo. Los monjes-guerreros puede que entonces, dada la ausencia de su verdadero Gran Maestre, tomasen también en cuenta las opiniones de Arnau de Torroja, puesto que además de ser reconocido como su gran amigo, tampoco se ha de descartar que quizá él ya fuese un mítico guerrero muy digno de tener incluso una leyenda propia. Con mente abierta puedo suponer que Arnau de Torroja tuvo desde aquel momento un lugar destacado entre el grupo de los místicos dirigentes que inventaron el tan famoso lema: Todos para uno y uno para todos.

CUANDO ARNAU EJERCIÓ DE "GRAN MAESTRE" DE LA ORDEN DE TEMPLE

Los problemas que le tocó vivir a Arnau de Torroja durante su última etapa en Jerusalén se los había encontrado tan pronto estuvo de regresó a Palestina, pues los ataques de los musulmanes cada vez más compactados por Saladino, parecían ser inminentes. Así y todo, lo agobiarían quizá más las maquinaciones encubiertas de los nobles aspirantes al poder, En Jerusalén sucedió que, dado que al rey Amalrico I (difunto desde 1174) le habían concedido la anulación de su primer matrimonio, su heredero al trono de Jerusalén fue el joven Balduino IV" el Leproso" (1174-1185). Se le diagnosticó el terrible mal poco después de haber sido coronado rey y después, debido a su mal aspecto, él joven monarca evitó siempre aparecer en público. Lo peor fue que vio como el reino de Jerusalén se dividió en dos facciones enfrentadas entre si y su única solución fue nombrar heredero del trono a un niño-rey llamado "Balduinito". Las muchas intrigas palaciegas para conseguir los nobles ser sus regentes, probablemente le darían más preocupaciones morales que todas sus batallas anteriores. A buen seguro que, como monje vocacional, nuestro hombre se postraba muy sentidamente a rezar para que la solución a tanta incertidumbre se resolviese lo menos mal posible.

El reino de Jerusalén, establecido como resultado de la primera Cruzada papal oficial, fue un intento de colonización de la Palestina por los europeos. La economía alcanzó allí su máximo desarrollo en el siglo XII, siendo uno de los más prósperos reinos de la cristiandad. Los mercaderes del Reino Franco tenían el monopolio del comercio entre Europa y Oriente, y cargaban sus barcos con las exóticas mercancías que las caravanas traían de Asia, igual que sucedió con los productos agrícolas, la fabricación de materiales de seda y algodón, las tintorerías y las fábricas de vidrio de Tiro, etc.. Eran tiempos cuando los navíos occidentales proporcionaban a Palestina productos europeos necesarios para los colonos. Cada año dos veces, por Pascua y por san Juan, barcos cargados de productos necesarios abastecían Palestina desde Europa. Las industrias particulares de Siria ayudaban a alimentar aquel floreciente comercio, pues en el Reino Franco de "Outremer" todo era negocio.

Los reyes de Jerusalén durante el siglo XII estaban rodeados por sus altos oficiales y mantenían una corte bastante numerosa donde regía la etiqueta bizantina, la mayor parte de los reales ingresos se destinaban a la defensa del Reino franco. Cada vasallo cobraba por cumplir un servicio militar ilimitado y además el rey enrolaba también extranjeros concediéndoles una renta o un feudo, si bien su falta de disciplina los hacía bien diferentes a los caballeros de los órdenes monástico-militares. Los belicosos voluntarios que llegaban eventualmente de Europa, una vez se habían desahogado peleado contra los sarracenos, ya consideraban cumplidos sus votos y regresaban de nuevo a sus casas, …lo cual representaba un alivio para los musulmanes vecinos. Fue así que pudo contar con una cosmopolita tropa formada por caballería ligera de turcos, arqueros maronitas del Líbano, e infantería armenia y siria que en total sumaron unos veinte mil hombres. De todos ellos tan sólo unos seiscientos eran caballeros templarios, a los que reforzaron continuamente nobles europeos.

En Palestina se vivió normalmente en la mayor tolerancia, pues los caballeros occidentales en sus casas les gustaba de rodearse de ricos enseres árabes, y además se apropiaron de un incalculable número de feudos y castillos, como los templarios más tarde hicieron en toda Europa. Éstos en la Palestina del siglo XII tuvieron muy diversas fuentes de ingresos, ya que, al al igual que el rey, también cobraron por el derecho de tránsito de todas las caravanas.

Obviamente las dos órdenes co-hermanadas tuvieron diversos gastos inesperados, como cuando en 1182, al mando de Arnau de Torroja, en Tierra Santa pagaron un impuesto del 2% de los ingresos de la Orden, destinado a sostener la guerra contra Saladino.

Aunque el arzobispo de Tarragona Guillermo de Torroja ya hubiese muerto, puede entreverse que la influencia de Arnau de Torroja, su muy poderoso hermano aunque viviese en el otro extremo del Mediterráneo, se dejarían sentir en la Corona de Aragón, porque no es de creer que Arnau quedase al margen de la política catalana. Y menos cuando el soberano catalán cedió el Valle de Arán al conde de Bigorra para que le rindiera vasallaje y luego lo acompañase a ocupar Narbona para ofecérsela sus habitantes. No acabó allí, sino que después de ver humillados a los de Niza, los unió a la corte provenzal cobrándoles 25.000 sueldos melgoreses y también exigió que cincuenta caballeros le escoltasen hasta Roma. Todo ello por el miedo que infundió en la zona el castillo construido por los genoveses sobre la roca que hoy es el principado de Mónaco. En 1179 el rey de Aragón cedió al conde Roger II Trencavel muchos castillos en las provincias catalanas del Norte de los Pirineos.

Sabiendo que los catalanes estaban ocupando sus flancos, el conde de Toulouse no podía permanecer inactivo, y menos viendo a los pisanos bajo las órdenes del rey de Aragón cuando consolidaron la posición de Niza en 1177. Arnau de Torroja aunque dicho año se sabe que otorgó Carta Puebla a la villa de Encinacorba, y también concedió fueros a los de Zaragoza, su movilidad le permitió capitanear buena parte de los templarios en tierras del Mediodía de Francia al ser una zona conflictiva que le obligó a mantener allí un difícil equilibrio;.. y no sólo político, sino de obediencia a uno u otro pontífices romanos. El auge de los considerados herejes hay que datarlo entre 1139 y 1179 y a Arnau lo afectó de lleno en el Sur de Francia. Aunque no parezca posible, con el tiempo todo se complicaría aún mucho más con la intransigente conducta del Sumo Pontífice de atacar militarmente a los bautizados cátaros (1181), con cuyas ideas de seguir las palabras de Jesucristo más fielmente, los templarios congeniaron como lo prueba que ni en pleno genocidio se aviniesen a perseguirlos.

Arnau de Torroja vivió relativamente tranquilo en la Corona de Aragón hasta ser elegido Gran Maestre de las órdenes de Sión y del Temple en 1181 cuando estuvo obligado a residir para siempre en Tierra Santa. Sabía que ello representaba no volver a ver su tierra natal a la cual, mientras vivió cerca, había procurado favorecer, pero la proximidad terminó, y en 1181 seguramente ya no tuvo tiempo ni para lamentar que el castillo que su padre había reconstruido en la cima del "Mont Vell" de Solsona (luego reconstruido de nuevo por su sobrino) hubiese sido ganado a su familia por el obispo de Urgel en un pleito. Por otra parte, no puede dejarse de ver la mediación de Arnau para favorecer la Iglesia de su ciudad natal en 1180. Los monjes recibieron entonces la buena noticia de que el pontífice Alejandro III confirmaba los privilegios antiguos de la iglesia de Santa María de Solsona sobre las más de setenta posesiones que tenía dispersas, escribiendo además una expeditiva repulsa a cuantos nobles se habían opuesto a ello. BULA DE EUGENIO III ( INÉDITA de Santa María de Solsona)

El Dr. Riu (el 14 de Agosto de 1891) no se contentó con ilustrar su libro con el texto de las bulas de Urbano II y de Eugenio III, existentes en el archivo nº 242 de la catedral de Solsona (celsonense – pág. 45 y 46), sino que además citó cuatro cartas desconocidas enviadas a Loewenfeld, las cuales todavía siguen inéditas.

Anagni, 12 Marzo de 1159:

Alejandro III, en bula al Prepósito Guillermo, le da facultad para nombrar los clérigos que hayan de servir las iglesias de su patronato, con tal que los presente a los Ordinarios respectivos de los lugares en que estén situadas dichas iglesias.

18 de Mayo de 1180:

Alejandro III en otra bula, dirigida al prepósito Bernardo de Pampa, aprueba y confirma el patronato de la iglesia de Solsona sobre las setenta y cinco iglesias que enumera; y concede que el prepósito y canónigos puedan nombrar sacerdotes para el régimen de dichas referidas iglesias, debiendo éstos dar cuenta en lo espiritual á sus respectivos Diocesanos, y en lo temporal á los prepósitos de Solsona.

Dado que Arnau de Torroja regresó a Palestina hay que presentar el contexto de la Iglesia i el Estado con los que estuvo obligado a entenderse. Los justos y comprensivos se darán cuenta de que mi investigación acerca de Arnau de Torroja me ha sido muy difícil, pues no hay más remedio que especular con base histórica aquellos tiempos que le tocó vivir. Otro recurso que nos acerca al personaje es el bagaje cultural y patriótico que debió de acompañarle en su muy comprometida dirección de aquella embrionaria empresa multinacional que, en la alta Edad Media, fueron las órdenes de Sión y del Temple.

En Jerusalén el año 1174 el rey Amalrico I había muerto prematuramente, causando el consiguiente altibajo en toda la palestina cristiana. Lo sucedió su hijo Balduino IV (1174-1185), un muy bien dotado joven, alumno de Guillermo de Tiro. Al joven monarca sin embargo inesperadamente se le diagnosticó lepra, por lo que quedó pronto incapacitado para gobernar directamente. Primero el rey leproso fue asistido por Milón de Planci y por Reinaldo de Châtilion. Este último fue Señor de Montreal en 1174 e hizo una política individual opuesta a la del rey Balduino IV. Su mayor hazaña había sido derrotar a Saladino en Ramala (1177). Reinaldo de Châtilion se presentó ante el emperador Manuel I de Bizancio lanzándose a sus pies, y a pesar de ello no le prestó atención hasta pasados unos minutos de charlar tranquilo con otros asistentes al acto. Luego Manuel I le hizo erguirse y escuchó sus suplicas de perdón. Reinaldo, estaba muy desprestigiado por sus barbaridades, pero no obstante le concedió seguir gobernando el principado de Antioquía.

Aquel fue un periodo de graves intrigas por la sucesión al trono de la corte de Jerusalén, pues mientras Saladino (cuyo nombre árabe: ib Yusuf Ayyub Salah al-Din, significa "Justicia por la fe"), aunaba voluntades de los diferentes líderes musulmanes para enfrentarse juntos a los cristianos, éstos en la corte de Jerusalén acabarían dando el poder al muy intrigante Guido de Lusignan después de casarse con la viuda del rey Balduino IV. En vano el regente Raymundo de Trípoli había tratado de impedir que reinase Guido, desistiendo al darle la espalda cuantos feudales creía que lo respaldarían.

Es decir, a pesar de la gran amenaza del unificador Saladino, los francos continuaban enfrentándose entre si. Para colmo, todo fue aún mucho más trágico cuando murió al haber muerto el rey Amalrico I de Jerusalén, quien, siguiendo su obsesión, si hubiese vivido tenía prevista otra invasión de Egipto ayudado por la flota siciliana. Su ex suegro Manuel de Bizancio, que por el NW. de Europa dominaba desde Venecia a Kiew, antes de ser derrotado por los turcos en 1176 también intentó invadir Egipto en solitario, resultando un completo fracaso. Lo había empezado a notar cuando el año anterior los venecianos le dejaron muy clara su hostilidad.

Con ello habría comenzado para Manuel su annus horribilis porque Venecia se alió con Guillermo III de Sicilia (y en 1184 con Germania, al haber casado en la catedral de Milán Enrique II con la princesa heredera). No obstante Venecia volvió a la obediencia de Manuel Comneno antes de su muerte, aunque hasta el año 1183 no formó parte de su Imperio. Para entonces Alejo II (1180-1183) ya era nuevo emperador, siendo con quien Arnau de Torroja (que lo sobrevivió) debió de tratar asuntos políticos como Gran Maestre general desde 1181.

Disciplina y arrojo en combate fue la única forma de ganar ascensos entre los templarios, y destacarse en el fragor de la batalla parece haber sido para ellos una obsesión. Es de suponer pues, que nuestro Arnau de Torroja debió de arriesgar ostensiblemente su vida en Egipto y en Siria entre los años 1163 y 1164; así como probablemente Arnau también debió de distinguirse en las campañas de la Península Ibérica. Él fue un ferviente católico que estaba convencido de haber encontrado la mejor forma de cumplir con su fe. Así fue como llegó a estar sujeto tan sólo a las órdenes del Papa de Roma e independiente del Rey de Jerusalén. El Patriarca de Jerusalén era otro poder independiente del rey, por ser el representante del Vaticano más importante del Reino Franco de "Outremer". Al asentarse en Palestina el patriarca Daimberto se enemistó con el rey Balduino I, y actuó independiente de la realeza, si bien convivieron en armonía.

Cuando en 1180 los máximos dirigentes de la orden de Sión y del Temple se reunieron en capítulo para elegir de entre todos los que más méritos hubiesen demostrado, y el más idóneo para oponerse al imparable y astuto Saladino, se impuso la personalidad de Arnau de Torroja. Lo conocían muchas viejas glorias y los jóvenes por sus idas y venidas a Jerusalén para informar personalmente del estado de la situación en las provincias a su cargo.

Arnau de Torroja vivió muchas intrigas, suponiendo que estaría preocupado porque tal situación debió de parecerle casí suicida para el futuro del Reino de Jerusalén; y por otra parte, la muy rígida estructura feudal existente en todos los niveles se hacía asfixiante para el pueblo llano. En cuanto a las intrigas cortesanas por enlaces matrimoniales, fue causa de social bochorno el que Sibila, la viuda del rey difunto, se volviese a casar con Guido de Lusignan, el regente nombrado por su ex marido el rey Balduino. Sin embargo, como Guido resultó ser muy incompetente, los barones le quitaron su cargo y confiaron la regencia al conde Raymundo de Trípoli. También María de Antioquía, la viuda del emperador Manuel Comneno de Bizancio, agudizó la tradicional rivalidad entre latinos y griegos, la cual culminó con la masacre de mercaderes latinos en 1182. El partido latino quedó abolido al ser nombrado emperador el muy enérgico Andrónico (1183-1185), quien había llevado una vida errante llena de aventuras desde que raptó a la viuda del rey de Jerusalén Balduino III.

Tal vez Arnau de Torroja fuese nombrado por las exigencias de algún tipo de compromiso, teniendo en cuenta su edad, pues tendría sesenta años lo que por aquel entonces era ya bastante avanzada. Lo evidente es que, a pesar de haber residido en el otro lado del Mediterráneo bastantes años, él había seguido al corriente de la situación que se vivía en el Reino Franco. Arnau de Torroja debió de hacer viajes a Palestina previos a su elección.

Al intentar saber la fecha de la elección de Arnau de Torroja a la máxima jerarquía de las órdenes de Sión y del Temple, tan sólo se puede seguir un débil rastro. En marzo de 1180 Alfonso II aún lo trató de Magister Maior de España y Provenza al hacerle una donación para las órdenes de Sión y del Temple. El 26 de noviembre de 1180 Arnau aún estaba en Miravet (Tarragona), donde concedió a sus habitantes el gran privilegio de no pagar peajes y usajes, ni por tierra ni por mar. El rey Alfonso II el mes de marzo de 1181, en Tortosa, hizo otra donación a la Orden del Temple, y en realidad a su amigo Arnau de Torroja. En aquella ocasión además de Arnau, también se cita a su sucesor Berenguer de Aviñón como Gran Maestre de España y Provenza.

Para situar aquel concreto periodo cultural en que Arnau de Torroja empezó a ejercer su más alta dignidad, recordaré que aquel mismo año murió el genial poeta Chrétien de Troyes, entre cuyas obras más famosas se encuentra: "Perceval, o el cuento del Graal" (cuyo editor reunió de dos diferentes manuscritos inacabados). En la novela de Chrétien otro romance titulado "Lanzarote, o El caballero de la Carreta", Chrétien lo dedicó a su protectora Maria de Champagne, reconociendo que ella le había sugerido el tema del Grial, (una reliquia que luego se ha querido creer en posesión de los templarios, pero que en la trama de su novela tan sólo se refiere a un vaso misterioso relacionado con una leyenda celta). En otro romance el eclesiástico Roberto de Borón ya presentó el Santo Grial como eje central de la historia del cáliz que usó Jesucristo en su Última Cena; un recipiente donde, después de la Crucifixión, José de Arimatea recogió su sangre.

Arnau era un noble muy prudente e inteligente, quien entonces fue el responsable de una muy especial hermandad de unos 33.000 monjes-guerreros en total, regidos con férrea disciplina y que tuvieron muy sincero afán de servicio. Su geográfica dispersión llegaba desde Portugal (país donde fueron prematuramente apoyados por la realeza) hasta Hungría. Quienes se han limitado a dar de mi biografiado tan sólo el año y lugar de su necrológica, debieron de haber sospechado las muchas condicionantes que se le exigió para alcanzar tan alto cargo. Por ejemplo, debía tener experiencia en abrir y cerrar las "encomiendas" de la Orden, o sea las casas de forma rectangular, fortificadas y almenadas, en todas partes donde se establecieron los templarios. Así mismo, el Gran Maestre era el responsable de que se admitiese a tal o cual caballero, y sólo repasando las solicitudes que le llegaban Arnau de Torroja debió de tener mucho trabajo, porque en aquellos tiempos los nobles se le ofrecían a centenares. Si lo solicitaban para servir de simples sirvientes, Arnau podía delegar la tarea en otro mando inferior, pero a los nobles debió examinarlos y autorizarlos personalmente, …llevando buena cuenta de sus donaciones (el dote) al permitirles ingresar.

Las dotes diplomáticas de Arnau de Torroja en 1180 fueron consideradas imprescindibles en la dirección religioso-militar más famosa de todos los tiempos, pero sin duda Arnau aportaba también una muy probada experiencia militar, por no decir que pudo haber sido incluso de cierto de renombre dentro de dichas hermanadas Órdenes. Por supuesto que Arnau era un militar bastante inferior en estrategia de combate a la del entonces temible sultán Saladino, pero tal desventaja era aplicable a cualquier otro candidato de su Orden.

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