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Responsabilidad que asume el comunicador social en el mundo de hoy




    Responsabilidad que asume el Comunicador Social en el mundo de hoy – Monografias.com

    El hombre independientemente de su origen étnico ha llegado a erigirse como un animal con alto grado de especialización justamente por la capacidad de comunicarse a través del lenguaje y otros códigos, de vivir en comunidad y de transmitir sus conocimientos y sentido de existencia mediante la cultura, que se extiende desde tiempos inmemoriales de generación a generación. Es por ello que la comunicación, la cultura y la extensión son procesos que se interrelacionan y coadyuvan desde la perspectiva de su conocimiento al desarrollo del desempeño del futuro profesional.

    Sólo en el espacio social es donde puede realizarse la comunicación, "esta se enuncia actualmente como un proceso activo de interrelación entre actores, un proceso de interacción social, democrática, basado en el intercambio de ideas, sentimientos y conductas, por el cual los seres humanos comparten experiencias, y hace posible en lo social el reconocimiento de individualidades en un estado total de reciprocidad". (Viacava, 2001, p.3)

    Es importante precisar que el proceso de comunicación no es privativo del ser humano, existe toda una gama de formas de comunicación animal que tiene gran significación en la supervivencia biológica de las especies y con las que el hombre de una forma u otra se identifica, relaciona y encuentra expresión a través de su formación cultural. Ahora bien, la diferencia esencial del hombre con respecto a las demás especies animales, consiste en que su experiencia individual está ligada a la experiencia de la humanidad, es decir a la vida en sociedad, lo que le ha permitido lograr grandiosos éxitos en el conocimiento de las fuerzas de la naturaleza, y por supuesto la presencia del lenguaje como función cerebral y su envoltura material: las palabras, resultan elementos insoslayables en esta diferenciación, y que lo hacen cualitativamente superior.

    Existen diferencias en cuanto al éxito que alcanzan las diversas personas en su comunicación con otras. En ello intervienen en gran medida ciertas cualidades de personalidad, la presencia de ciertas actitudes, que hacen del sujeto un buen o un no tan buen comunicador. Sin embargo, estimamos que también se interponen en el éxito algunas habilidades que lo hacen tener una actuación más eficaz y por ende el cumplimiento de su responsabilidad. A ellas es que nos referiremos en el presente trabajo.

    La determinación de las habilidades y responsabilidades para la comunicación es objeto de polémicas actualmente. La literatura evidencia bastante incongruencia e imprecisión en el tema: no todos los autores señalan las mismas habilidades; estas, si se encuentran declaradas, no aparecen operacionalizadas; en ocasiones se trabajan como habilidades, rasgos del carácter, cualidades emocionales, actitudes, y para otros como simples responsabilidades.

    En particular nos hemos orientado al estudio de habilidades y responsabilidades para la comunicación dentro del contexto del trabajo del comunicador para ser más eficiente en su profesión.

    En el mundo de hoy existen programas que plantean objetivos de carácter cognoscitivo, donde se encuentran el desarrollo de la creatividad, de la inteligencia, del lenguaje; objetivos emocionales, donde se trabaja el desarrollo de vivencias positivas en la conducta social, el desarrollo de la autenticidad del sujeto, su sensibilización; así como objetivos dirigidos al comportamiento social y el entrenamiento en técnicas de dinámica grupal, donde se ejercita la conducta cooperativa, distintas formas de dirección de grupos, etc. En esta línea de trabajo, como se ve, no se trata sólo de entrenar habilidades, sino más bien de desarrollar cualidades de la personalidad que hagan al sujeto potencialmente más apto para dirigir la comunicación con otros.

    A partir de un análisis bibliográfico del tema, hemos optado por un enfoque del asunto comenzando con el análisis de la propia acción comunicativa, la estructura del proceso le concede responsabilidades y habilidades específicas al comunicador tales como:

    • 1. la expresión: dada por las posibilidades del hombre para expresar, transmitir mensajes, de naturaleza verbal o extraverbal.

    Los elementos que intervienen esencialmente en esta habilidad son los siguientes:

    Claridad en el lenguaje: Dado por la posibilidad de presentar un mensaje en forma asequible al otro, teniendo en cuenta su nivel de comprensión.

    Fluidez verbal: implica no hacer interrupciones o repeticiones innecesarias en el discurso.

    Originalidad: en el lenguaje verbal, uso de expresiones no estereotipadas, vocabulario suficientemente amplio.

    Ejemplificación: en diferentes situaciones, especialmente aquellas vinculadas a la experiencia del otro.

    Argumentación: dada por la posibilidad de brindar la misma información de diferentes maneras, analizar desde diferentes ángulos.

    Síntesis: para poder expresar las ideas centrales de un asunto, poder resumir en breves palabras.

    Elaboración de preguntas: de diferentes tipos según el propósito del intercambio comunicativo; para evaluar comprensión, para explorar juicios personales, para cambiar el curso de una conversación no deseada, etc.

    Contacto visual: con el interlocutor mientras se habla.

    Expresión de sentimientos coherentes: con aquello de lo que se expresa en el mensaje a partir de la palabra y/o gesto.

    Uso de recursos gestuales: de apoyo a lo que se expresa verbalmente o en su sustitución, dado por movimientos de manos, posturas, mímica facial, etc.

    • 2. la observación: dada por la posibilidad de orientarse en la situación de comunicación a través de cualquier indicador conductual del interlocutor, actuando como receptor.

    Los elementos esenciales aquí serían:

    Escucha atenta: que implica una percepción lo más exacta posible de lo que el otro dice o hace durante la situación de comunicación y asumirlo como mensaje.

    Percepción de los estados de ánimo y sentimientos del otro: pudiendo ser capaz de captar su disposición o no a la comunicación, actitudes favorables o rechazantes, estados emocionales, índices de cansancio, aburrimiento, interés, etc. a partir de signos no verbales fundamentalmente.

    • 3. la relación empática: dada por la posibilidad de lograr un verdadero acercamiento al otro.

    Los elementos esenciales serían en este caso los siguientes:

    Personalización en la relación: lo que se evidencia en el nivel de conocimiento que se tiene del otro, la información que se utiliza durante la comunicación y el tipo de reglas que se emplean durante el intercambio.

    Participación del otro: dada por el brindar estimulación y retroalimentación adecuadas, mantener un comportamiento democrático y no impositivo, aceptación de ideas, no interrupción del discurso del otro, promover la creatividad, etc.

    Acercamiento afectivo: que puede manifestarse en la expresión de una actitud de aceptación, de apoyo y dar posibilidad de expresión de vivencias al otro.

    Estas habilidades o responsabilidades que debe cumplir un comunicador son susceptibles de ser instrumentadas con vistas a su entrenamiento a partir de ejercicios. Por supuesto, para lograr una competencia comunicativa se necesita también de la sensibilización emocional respecto a la relación interpersonal, el desarrollo de actitudes favorables, la formación de cualidades morales, la estimulación de un pensamiento flexible, de la creatividad, etc. En la situación de comunicación el hombre interviene como personalidad y la eficiencia en su actuación está dada por elementos ejecutores, instrumentales, motivacionales, caracterológicos y personológicos. Muchos factores intervienen en este caso. Cualquier experiencia que enriquezca la personalidad potencialmente favorece sus posibilidades para la comunicación. Sin embargo, deben delimitarse aquellos elementos que al nivel de la acción pueden ser entrenados en algunas esferas como es la del magisterio y contribuir así a un mayor grado de profesionalismo, sin descartar otras influencias educativas. Estos elementos son precisamente las habilidades y responsabilidades.

    Existen en el tema de la eficiencia o competencia comunicativa dos términos muy utilizados que son la asertividad y la facilitación. En algunas ocasiones son manejados como responsabilidades, aunque a nuestro juicio se trata más bien de estilos de actuación en la situación comunicativa, ya que en los mismos se incluyen muchas de las ya citadas habilidades y otras, así como actitudes, rasgos caracterológicos, etc. Para citar un ejemplo, como componente del comportamiento asertivo está el ser honesto, la seguridad, etc. ambos con una naturaleza diferente a otros componentes de carácter más ejecutor como puede ser el ser directo o saber escuchar.

    Por otro lado, para la facilitación no se determinan habilidades sino un sistema de actitudes que son la base de una relación interpersonal exitosa, donde se destacan la congruencia, la empatía, la identificación emocional con el otro, la aceptación. Se propone en estos casos el trabajo con grupos que promuevan el desarrollo de estas actitudes convertidas ya en responsabilidades para el comunicador, dirigidas por un facilitador que recurre, más que a un conjunto de técnicas, a propiciar el autoanálisis, la reflexión y la discusión grupal y se vale fundamentalmente de sus propias cualidades como comunicador para promoverlas en otros.

    El comunicador social tiene un vastísimo campo de desarrollo profesional e intelectual y una gran responsabilidad en nuestra sociedad, pues es el encargado de administrar la comunicación entre los diferentes públicos de las organizaciones, proyectarse acciones hacia la sociedad y lo distintos vínculos entre esta, además realiza otras funciones encaminadas a la solución de problemas meramente comunicativos.

    Su desempeño incluye el planeamiento, la elaboración y la ejecución de estrategias de propaganda, publicidad y relaciones públicas de las diferentes entidades, a través del empleo de técnicas de investigación social y de mercadotecnia, de redacción publicitaria, de lenguajes audiovisuales, de fotografía y de diseño aplicadas a la comunicación institucional, cuyos fundamentos adquiere en el transcurso de la carrera.

    Son espacios apropiados para la aplicación de los conocimientos y devienen potenciales fuentes de empleo: los equipos de comunicación de organismos e instituciones, las empresas de la economía, las agencias de publicidad e investigaciones de mercado, las publicaciones especializadas de distintos tipos, incluyendo la elaboración de mensajes de radio, televisión, publicaciones digitales, vídeo y otras formas de la comunicación gráfica, centros de investigación y universitarios, en calidad de docentes.

    Desde el prisma de la comunicación pudiéramos apreciar que la responsabilidad de mayor peso con que carga un comunicador en la empresa moderna actual es lo referido a la estructura para llevar a cabo dicha función ya que dentro de esta se encuentra las Relaciones Públicas, Publicidad, Propaganda, Mercadotecnia, Comunicación Institucional entre otras.

    Esta función forma parte de una estructura ya existente y que por medio de esta se le da solución a todo un conjunto de problemas interrelacionados, otra de la responsabilidades que tiene el comunicador es la capacitación al personal de dirección y demás trabajadores, por ello es que debe basarse en un adecuado diagnóstico.

    La función empresarial ha sido una de las más controvertidas y polémicas de los elementos de la comunicación en general y en el medio empresarial, a veces por razones asociadas a las múltiples tareas y actividades que esta función implican lo cual ha provocado que en numerosas entidades existan varias unidades organizativas donde se realizan funciones de comunicación, entre ellas las antes mencionadas (Relaciones Públicas, Publicidad, Propaganda, Mercadotecnia, Comunicación Institucional) sin que exista entre ellas una relación orgánica; también a las tenciones existentes entorno al consumo en una sociedad cuyos propósitos están dirigidos hacia la satisfacción de las necesidades humanas en forma más racional que en otras sociedades, y no hacia el consumismo, entendiendo como tal a ciertas actitudes que se dan en ciertas sociedades capitalistas en las que el consumo se convierte en una carrera irracional, y provoca en no pocos casos una dilapidación de recursos materiales y humanos.

    En las revistas número uno y tres de la Edición Logos perteneciente a la Asociación Cubana de Comunicadores Sociales se hace curioso conocer cómo entre los siglos del IX al XIII las agrupaciones gremiales mantenían lazos estrechos con organizaciones y profesionales. Había gremios de personas que no están establecidas en tiendas como pintores, empleados públicos, vecinos o forasteros residentes, todos formaban parte de un sistema gremial.

    Actualmente los gremios y sus normas de conducta han variado, pero las instituciones gremiales modernas mantienen principios, responsabilidades y normas éticas válidas para sus miembros. En 1980 la UNESCO tenía registrado códigos de ética en la actividad de la comunicación social en más de cincuenta países de Europa, Las Américas, Asia, África y los países árabes.

    En la Conferencia General de la UNESCO se llamó a promover el sentido de responsabilidad que debe acompañar a un comunicador social, dentro de estas se destaca:

    • El cuerpo profesional dado y por tanto, cada miembro individual, trabaja dentro de un mismo sistema político dado.

    • Dentro de un determinado sistema político, en general el trabajo, se lleva a cabo dentro de las organizaciones y entidades funcionales.

    • La opinión pública, es también una fuerza reguladora, ya sea de forma directa o a través del sistema político, o de la opinión de los colegas. De cierta manera a la opinión pública establece los límites de la conducta profesional.

    • Existen los valores individuales, que el profesional expresa en su propio comportamiento profesional.

    El sistema político, el grupo profesional, la opinión pública e individual determina el comportamiento de un profesional. Es por ello que los actuales y sobre todo los futuros profesionales de la comunicación social deberán dominar no sólo las artes del trabajo, sino ser orientado a lo referido en valores y normas de nuestra profesión.

    Ser comunicador social no sólo es un medio de vida; es la alta responsabilidad social que se adquiere al conocer que dicho trabajo influye en acciones de nuestra ciudadanía y con ello ayuda a conformar el modo de vivir, o un deseo de ser en el contexto de nuestra sociedad.

    El Código de Ética del comunicador social hoy en día está encaminado a una actitud del autocontrol en el ejercicio de la profesión, garantizando la veracidad y lealtad con que lo expresa, dentro de sus principales patrones podemos encontrar:

    • Proteger y elevar el prestigio de la profesión ante el pueblo, gobierno y los medios.

    • El lenguaje y los avances de la ciencia.

    • La vida profesional y su revisión para perfeccionarla.

    En el afán de contribuir a una causa tan estratégica para el futuro de nuestro país los comunicadores se han propuesto un conjunto de acciones que apoyan su responsabilidad entre las que se destacan:

    • Facilitar los círculos de interés de amigos de la comunicación en los centros con condiciones para fortalecer la orientación vocacional en estos centros.

    • Ofrecer posibilidades de participación en eventos.

    • Programar conferencias, talleres, simposios, que propicien la adquisición de una cultura general.

    • Fomentar la realización de prácticas profesionales con diferentes organismos y entidades.

    La comunicación social abarca varios procesos y sistemas de producción de significados e intercambio entre los hombres. El desarrollo de los medios masivos de comunicación ha ampliado significativamente las posibilidades del manejo de la información que brindan otras formas tradicionales de la comunicación.

    La comunicación atraviesa todas las esferas de la vida y por tanto debemos de entenderla como parte constitutiva de los procesos sociales. De hecho buena parte de nuestros problemas cotidianos se satisfacen de una manera más eficaz que se conciba a la comunicación como parte integrante de estos.

    El tema puede ser abordado desde diferentes ángulos y que cualquier aproximación al mismo lo enriquece, por lo general no son elementos excluyentes, sino enriquecedores para el trabajo del comunicador como profesional que brinda sus servicios y productos comunicativos para un mejor desarrollo social e institucional. No obstante es necesario, en aras de la propia comunicación, delimitar las responsabilidades como comunicadores, y cuanto en la comunicación haya de habilidad llamarle como tal, mientras que todo aquello que en ella interviene, favorece y potencializa su efectividad.

    Estas responsabilidades hacen del comunicador social una fuerza aceptable para todos, modelo de patrón de conducta que se ejercerá a nivel conceptual y será expresión individual e interna de cada uno como comunicador.

    Es así que el comunicador social como profesional está dotado de una amplia base política-ideológica, teórica-metodológica y cultural, que realiza tareas dirigidas al perfeccionamiento de los procesos comunicativos internos y externos de los diferentes organismos a fin de contribuir al logro de sus objetivos en la búsqueda de eficiencia económica, la adecuada vinculación con la sociedad sobre la base ética que aseguran la conservación y enriquecimiento del patrimonio social y cultural, sobre todo fortalece la identidad y los valores de la cultura nacional.

    Referencias bibliográficas.

    • 1. Aguilar Kubli. E. Ser asertivo sin sentirse culpable.
      Editorial Pax. México. 1991.

    • 2. Fernández Collado y Dahnke, G. La comunicación
      humana. McGraw Hill, México. 1986.

    • 3. Fernández, Ana M. La estructura de la comunicación.
      Impresión Ligera. ISPEJV. 1992.

    • 4. Heinemann, P. Pedagogía de la comunicación
      no verbal. Editorial Herder. Barcelona. 1980.

    • 5. Revista 1 y 3, Logos, Ediciones Publicitarias, Ciudad de la Habana, 2000.

    • 6. Viacava Bizet, Inés: Comunicación y Extensión, Félix Varela, Ciudad de la Habana, 2001.

    • 7. Portal Moreno, Raisa: Comunicación y Sociedad, Editorial Félix Varela, La Habana, 2006.

     

     

     

    Autor:

    Lic. Jaile R. Miranda Roque.

     

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