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Un amor en la oscuridad. Historia de un amor moderno



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    Isaan y Moyna, habían vivido desde su tierna infancia pegados el uno al otro y sin embargo ni se conocían personalmente. – Monografias.com

    Isaan y Moyna, habían vivido desde su tierna infancia pegados el uno al otro y sin embargo ni se conocían personalmente.

    Tenían dos años de diferencia y él iba a un colegio de niños y ella a otro sólo para niñas separados por un muro, y era tan variopinta la cantidad de niños que estaban a un lado y otro del muro que hizo difícil que se conocieran aun estando tan pegados, cuando digo muro lo digo literalmente ya que el colegio de niñas estaba en un alto, y el muro medía unos diez metros ya que el colegio de los niños estaba abajo del muro, ellos crecían a un lado y al otro sin conocerse.

    Incluso tenían amigos y amigas comunes pero seguían sin conocerse.

    La hermana de Yunai, un amigo de Isaan, mostraba interés en Isaan, y como era amiga de Moyna, se lo debió contar a ella, pero Moyna ni le debió hacer caso, Isaan sería alguien más en la oscuridad del Madrid de principios de los años setenta, sin embargo esta debió ser la primera noticia de la existencia de Isaan para Moyna, pero no la última.

    En esas circunstancias se podía decir que Isaan y Moyna vivían juntos, casi pegados pero separados por un muro en el tiempo pero casi pegados en el espacio, y es que dos personas pueden vivir casi pegados incluso a diez metros de distancia y no verse, el tiempo es imprescindible para que dos personas se conozcan, que los ojos de dos personas se crucen significa que los dos se han encontrado en el espacio y en el tiempo, aunque ambos hallan nacido en tiempos casi iguales y estudien casi pegados el uno al otro, tienen que coincidir en el espacio y el tiempo, y viceversa.

    El espacio aunque sea de tres dimensiones se puede simplificar en una por lo tanto, serían dos las variables; espacio y tiempo, que en el caso de Moyna e Isaan a pesar de ser muy cercanas, no conseguían que sus pupilas se cruzasen.

    La vida en el colegio era ardua para ambos, ya que desconocían que la sociedad fuera de los muros de ambos colegios era bastante penosa, sin embargo ellos a pesar de ser vivir bien, se quejaban de vicio.

    La relación de ambos con sus compañeros de clase era inmejorable, aun así mantenían la distancia con ellos, ambos eran inteligentes y la envidia siempre existe, además ambos querían llegar más lejos que sus compañeros de estudios y de hecho llegaron.

    Aun así todo lo que rodeaba el mundo de Isaan y Moyna daba asco, todo estaba estudiado para que ambos siguieran ese tipo de vida que parecía que les había marcado el destino y que a la postre era un engaño, era un adorno que se ponía y se quitaba como si de un macabro juego se tratara, de hecho ambos se sentían integrados cuando brevemente conversaban con un mendigo, con un policía o con algún atracador de buen corazón, lejos de ese mundo donde eran figuras de una perfecta estampa familiar.

    Los padres de uno y otro se preocupaban de que fueran los mejores los curas y monjas de ambos colegios también trataban de que fueran los mejores, pero al menor fallo les dejaban tirados como si de un par de muñecos de trapo se trataran.

    Los padres, curas y monjas que guiaban el destino de ambos eran unos puros burócratas y economistas con muy poca sensibilidad, de los que tampoco se podía esperar nada, sólo se salvaban las madres de ambos.

    Incluso gran parte de los familiares indirectos de ambos eran un conjunto de tarados, que en parte tampoco tenían culpa de nada, ya que bastante tenían que aguantar ellos, por lo que tampoco se podía esperar nada de ellos. Eran cómplices de aquella historia al igual que lo eran Isaan y Moyna, a pesar de no ser plenamente conscientes de ello.

    El tiempo pasó a veces rápido, otras veces lento, pero más bien rápido que lento, los cursos escolares pasaban uno tras otro tanto a un lado como al otro del muro, ambos no tenían problemas con el paso de los cursos escolares, pero Isaan y Moyna querían dejar atrás esos muros de ambos colegios y descubrir que había más allá.

    Se podía decir que llevaban diez años viviendo pegados, pero que nada podía presagiar un encuentro.

    Aunque estadísticamente sí había posibilidades de un encuentro.

    Él jugaba bastante bien como defensa y había conseguido jugar en el equipo que admiraba desde pequeño.

    Eso era una gran suerte, pelearse contra el contrario de forma correcta es un bálsamo contra la soledad y ayuda a forjarte un carácter.

    De hecho él tenía una gran responsabilidad en su equipo y es que si juegas en el equipo que has soñado desde que tenías cinco años, la gente empieza a verte como un soñador que ha conseguido su sueño, ese tipo de sueños son peligrosos, cuando tienes cinco años sueñas con llegar ahí, pero cuando llegas es como volverte loco.

    La gente espera mucho de ti pero siguen sin perdonarte los fallos.

    De hecho quedar segundo en la liga escolar era un peldaño abajo que la gente no le perdonó a Isaan, parecía como si perder un simple partido, aunque fuese la final, impulsase a la gente a considerar a Isaan como un perdedor que estaba en caída libre tampoco valoraban lo que le había costado llegar hasta ahí, pero la gente sólo le valoraba por un simple partido de noventa minutos.

    Volviendo al tema del sueño de jugar en su equipo, Isaan no tenía demasiada disciplina por lo que faltaba de vez en cuando a los entrenamientos, aunque la gente cree que los que llegan ahí son todos muy fuertes la verdad es que están equivocados, muchos lo dejan por dejadez, por buscar otras aspiraciones o simplemente porque estaban cansados de ello, de hecho Isaan conoció a mucha gente en su vida a la que le había pasado lo mismo.

    De hecho empezar a dejar esa puerta abierta presagiaba que Isaan empezaba una caída libre, y es que en un segundo te puede cambiar la vida, contrariamente a lo que piensan muchos.

    Pero lo bien que lo pasaba cuando era incluido en el equipo, ya que a veces era imprescindible para ganar partidos, y eso le compensaba con creces.

    De todas maneras esta experiencia deportiva cambió algo en el carácter de Isaan, y desde ese día empezó a buscarse nuevos retos y pasar página de lo que habían acabado, y consideró que el reto del deporte estaba cumplido y ahora había que buscar nuevos retos. Él era popular, lo mismo que ella, ambos eran hijos de padres ricos de dinero aunque no de amor, y vivían muy bien en el Madrid de los años ochenta, que era epicentro de la llamada "Movida madrileña", el único problema que tenían era a que fiesta o discoteca ir y si no tenían dinero ir al algún parque a hacer botellón.

    La vida en esa época era diferente, se fumaba en los aviones y trenes, nadie se planteaba comprar condones a no ser que fuera estrictamente necesario

    La movida madrileña era algo que surgió de la nada, una bola que empezó a rodar y que luego inexplicablemente se despeñó…

    Pero se vivía bien hay que reconocer que podías disfrutar del ambiente, era como estar en una isla desierta de Polinesia después de haber comido con tu familia un domingo.

    Las vidas familiares de Isaan y Moyna tenían muchas coincidencias, ambas eran familias muy estrictas, y eso les impulsaba a buscar su felicidad en la calle, ambos ansiaban salir de sus casas como locos sin importarles demasiado donde ir, únicamente buscaban desaparecer unas horas fuera de su casa, en el caso de Isaan, buscando nuevos retos ya que deseaba encontrar nuevas vivencias a pesar de que en aquellos años las vivencias ya habían sido movidas.

    Bajo estas circunstancias tan especiales se produjo el primer encuentro, curiosamente fue cerca del muro que les había separado todos esos años y es que se iba a producir el primer encuentro, no sé si por que alguien forzara la situación o porque estadísticamente tenía que pasar, Isaan iba en dirección a una de las múltiples fiestas que se producían en esos veranos de los años ochenta, además en un barrio pijo, cuando él salía de una heladería oyó una voz por detrás que le dijo: "Isaan, ¿Puedo ir contigo?, Era una chica atractiva un poco más joven que él y Isaan le dijo que sí…

    En ese momento a Isaan le dio un flechazo que nunca había sentido, se fijó en sus ojos verdes que nunca se le olvidarían y en su muñeca en la que vio una marca, esa marca podía haber sido una cicatriz de haberse intentado cortar las venas la noche anterior.

    Ella era lo que se consideraba en aquella época una "Niña bien", Y aunque Isaan supuso que era una de las niñas del colegio de al lado ni se le pasó por la imaginación pensar que era la amiga de la hermana de su amigo Yunai.

    Isaan, en seguida se dio cuenta que la vida de ambos se había cruzado, y es que si fijas la mirada más de un segundo en una persona y ésta te agrada, el recuerdo queda para siempre, pero es que a pesar de la imagen que daban, un pequeño desliz en la asquerosa vida de ambos podía llevar a cualquiera de los dos a cortarse las venas, para evitar ese continuo goteo de mentiras que llenaba sus vidas.

    A Isaan no se le quitaba la imagen de la cicatriz en la muñeca de Moyna. Sin embargo su vida tenía otros mundos y el pensamiento de ambos se dirigió hacía algo que Isaan intuyo como que era amor. Pero ellos todavía eran muy jóvenes, tenían la vida por delante y en aquellos momentos sólo tenían que gozar había momentos en que lo tenían todo.

    En ese momento justo anterior al encuentro, él estaba pensando que nunca se enamoraría, ¿Para qué si tengo todas las amigas que quiero?, Pensó; ya que en ese momento tenía muchas amigas y no prestaba demasiada atención al amor en su más extensa concepción. Y de hecho él se preocupó pensando que si ella no hubiera dicho lo de "¿puedo ir contigo?", a lo mejor el tiempo hubiera pasado, no se hubiesen cruzado y a él nunca le habría llegado ese sentimiento. Pero hay cosas que tienen que pasar y pasan y algo o alguien podía haber forzado la situación para que eso pasara, sea como fuere ese proceso en el caso de Isaan era irreversible.

    Pasado este instante tan denso, Isaan se fijó en el neón verde que colgaba del techo de la puerta de la heladería donde se habían conocido y siguieron caminando hacía la discoteca.

    Al momento Isaan desapareció. Seguramente alguna de sus múltiples amistades le reclamaba.

    Él comprendió entonces que aquella chica era un presa fácil en Madrid, cualquier desalmado querría estar con ella, aunque sólo fuera por la posición que ostentaba, de hecho Isaan pensó: "Me he ido a enamorar de una de las chicas más populares y voy a tener competencia por todos lados", por que ella era un espíritu libre que pegaba más en una puesta de sol en Katmandú que en Madrid, ella se complicaba la vida por ser libre, ¡El Madrid de los ochenta tenía una magia especial!.

    Como cuando ella apareció solemne e Isaan que estaba reclinado sobre el parabrisas de un coche la vio tomar los rayos de luz de La Luna y broncearse a la una de la madrugada sobre una toalla extendida en la acera

    Isaan estaba totalmente acoplado en una postura muy cómoda, con la espalda en el parabrisas, las piernas en el capó y empezó a partirse el culo de la risa

    Él pensaba; "¡Qué noche más mágica! aquí reclinado oyendo música en una calurosa noche de verano en Madrid, a la salida de mi discoteca preferida, y entonces Moyna, después de dudar un momento, como si estuviera analizando la situación, le miró críticamente, como diciendo: "¡Qué gilipollas eres!"; No sé si fue porque ella pensaba que él se estaba riendo de ella…

    La verdad es que él se reía con ella, ya que era una situación cómica que había alegrado la noche a Issan más si cabe, ya que la admiraba por ser alguien tan libre dentro de ese Madrid, que a veces era tan inhóspito.

    Eso le produjo un trauma muy fuerte a Isaan, la vida no era perfecta y en un segundo podía cambiar todo, de hecho ella se podía ir con otro abandonarle o cualquier cosa peor.

    El cerebro humano a veces da muchas vueltas analiza millones de variables en un segundo, creo que lo hace por impulsos y decide si ese sentimiento es verdadero o no, de hecho Isaan pensaba que ser pareja tenía un treinta por ciento de posibilidades de éxito pero a él le daba igual, había algo en Moyna que le decía que ella estaba tan loca como él, y de hecho si se encontraron fue porque fue el típico día que ambos salieron de casa con el mismo propósito, evadirse de los problemas que tenían en casa.

    Isaan se lo pasaba bien sabiendo que tenía a Moyna a su disposición, y ella no quería seguirle el juego. Este juego le quitaba los problemas después de estar todo el día danzando para resolver los problemas, que básicamente eran decidir donde estar de fiesta y olvidarse de la férrea disciplina en casa.

    Es que todo era perfecto en la vida de Isaan cuando se olvidaba de su familia y a veces sin olvidarse de ella, lo mismo que para Moyna. Sin embargo como he contado esa mirada inesperada de Moyna que no sabía cómo dominar, y él además no estaba acostumbrado, ya que normalmente todo el mundo le sonreía.

    Moyna tenía carácter o estaba tan loca como Isaan, o una de las dos cosas o ambas a la vez…

    Se puede tener carácter y estar loco de hecho mucha gente famosa posee ambas características.

    Y cuando Moyna le ponía una mirada dura como diciendo, ¿Tú quién te crees que eres?, Se desataba la ira de los Dioses en el mundo paralelo que Isaan tenía, donde su juntaba la realidad y los sueños. Era una intromisión en el cerebro de Isaan, en realidad era como si ambos tuvieran una longitud de onda cerebral que entrara en resonancia, y eso era así, no es que Isaan se sintiese molesto por la mirada dura de Moyna, es que eso cambiaba totalmente la configuración del mundo de Isaan a una escala y con una rapidez inusitada, Isaan podía pasar del cielo al infierno en cuestión de segundos, y es que Moyna era una extensión de su propio cuerpo. De hecho en una mañana cualquiera de esos años ochenta, él se encontró a Moyna sentada en el césped de una piscina de una amiga de ambos, y ella al verle le miró fríamente a pesar de que era a Isaan a quien quería ver, Isaan ya pensó de mala hostia, ¿Por qué me tiene que pasar esto a mí?, Y es que Isaan vivía bastante bien antes de este proceso que estaba pasando con Moyna. Normalmente Moyna no lo hacía, pero cuando te echaba esa mirada de las que se suele decir; "Si las miradas matasen", Isaan se las tomaba en serio, y es que Isaan no le estaba haciéndole ni puto caso y él sabía que aquello no era algo bueno, a lo mejor no le hacía ni puto caso por venganza hacía el orgullo que mostraba Moyna.

    Y es que cuando todo el mundo estaba contigo en esa movida riéndose y pasándoselo bien y alguien te hunde con la mirada, cambia totalmente las cosas es como si te devolvieran a la cruda realidad.

    ¡Y más teniendo en cuenta que sus vidas en sus diferentes pero iguales familias!, Era un calvario.

    Cuando estaba de humor, Isaan fantaseaba con casarse con Moyna, pero seguía sin poder sacar tiempo para estar con ella, y yo pienso que ella hubiera aceptado.

    Pero todo iba a una velocidad vertiginosa y es que para que dos se junten obviamente tienen que coincidir en el mismo espacio y tiempo, pero la velocidad de ambos tiene que ser igual sino se iran separando.

    Una noche al salir de la discoteca Isaan la llevo a su casa con algunos amigos incluso la madre de Isaan la conoció.

    Así iba pasando el tiempo…

    Una de las siguientes noches pasó algo inexplicable, Isaan venía de una fiesta con sus ojos verdes abiertos, las pupilas dilatadas había tomado estupefacientes, el padre de Isaan le dio un calmante que sin ser médico le mandó tomar.

    Isaan lo tomó se acostó y le explotó la cabeza, ya tenía la bomba atómica dentro de la cabeza en la habitación del ático de su familia desde donde divisaba toda la ciudad con sus luces y sombras.

    ¡Era increíble!, Isaan había pasado de ser quien era a formar parte de una pieza más en el sistema represor, ahora ya no sólo del aparato represor de su familia sino de toda la sociedad

    Al día siguiente se levantó tranquilo pero pasó algo inesperado aunque se venía venir dado el carácter dictatorial del padre de Isaan, esa mañana le encerró en un psiquiátrico, aunque al principio a Isaan le pareció un juego más estar allí pero estar allí entre muros más gruesos que los de su colegio, no poder seguir teniendo la vida que tenía y de hecho la posibilidad de no ver a Moyna, a lo mejor nunca más, le produjo una experiencia tan traumática a Isaan que casi enloquece, y es que había gente muy rara. Estaba cansado ya no podía traspasar el muro grueso que le separaba de la libertad, y es que eso era peor que la cárcel, ya no podía derribar el muro como hacía antes, de hecho tuvo miedo pudiera ser que estuviera allí toda la vida sin salir o morir intentando una escapada. Vio aquellos muros pintados de blanco donde había gente que llevaba años allí, pensó que todo acabaría entre él y Moyna y que esto era un proceso irreversible y que no se podía hacer nada para revertir la situación. Olvidó ese mundo psiquiátrico de gente casi sin esperanza de salvación, y se quedo dormido en su habitación.

    A la mañana siguiente ya estaba pensando como dejar atrás ese muro que le habían puesto por la cara, pero otra vez le pillaban y para dentro, y al día siguiente a planear otra escapada de hecho Isaan pudo haber muerto en alguna de sus huidas, y es que en una ocasión se tiró de un cuarto piso para salir de ahí de hecho si no murió es que en el fondo tenía suerte.

    Isaan ya sabía que esto pasaría de una u otra manera, en los días anteriores ya tenía miedo de cual sería la reacción de su padre, unos días antes estando con Moyna vio hambre en los ojos de ella, hambre por seguir en el mundo fuera de los convencionalismos, y entonces Isaan se dio cuenta de lo que ella quería, era vivir la vida en libertad en cierta manera lo que había hecho Isaan antes de caer, tener una especie de garra de terciopelo con la que la respetaran. Isaan se había bajado de ese tren algo que Moyna no le perdonaría, Moyna había estado con él porque en esos momentos eran cómplices de la misma misión, pero Isaan ya tenía la soga en el cuello, el tiempo se había parado y apenas tenía un plan para afrontar la situación, aunque él no creía que la bifurcación que iba a producirse entre los caminos de ambos y de forma general con la vida y personas con las que había convivido hasta entonces iba a ser tan drástica, no tenía fuerzas para parar lo que se le venía encima y lo dejo un poco en manos del azar.

    ¿O era el azar el que había jugado con ellos juntándoles y ahora quería separarlos a toda costa?.

    Sin embargo él intuía que Moyna debía tener una vida interior parecida a la de Isaan, aunque ahora ella fuera de valiente y es que lo normal es que a la gente le guste estar con personas de parecida vida interior, y Moyna aunque lo ocultase ahora, debía coincidir en cosas como las que le estaban pasando a Isaan ahora, aunque ella lo ocultase, pero ahora ella iba más rápido que Isaan.

    Como le había dicho un compañero de colegio días antes en forma un poco de broma, "Isaan estas acabado" y es que a veces estás acabado y otras arriba "Ces´t la vie".

    Por decirlo de alguna manera en esos momentos cayó la bomba atómica cerca de Isaan, como si hubiera habido un cambio radical en todo su entorno convirtiéndolo en tierra desolada. Moyna tuvo más suerte y aunque curiosamente se podía decir que había acabado una época de forma traumática, siempre quedaba esperanza para que se revirtiera la situación.

    Isaan había perdido la amistad de sus antiguos amigos y se había granjeado nuevos enemigos, con Moyna estaba en tierra de nadie. Estuvieron un tiempo sin verse y casualmente se encontraron una vez en una cafetería, muy cerca de la heladería donde se habían conocido, a la que antes Isaan iba de vez en cuando a desayunar con sus amigos, cuando no tenía ganas de ir al colegio. Isaan iba a salir de aquella cafetería donde todavía le retumbaban los ecos de aquellos años anteriores, y oyó un grito desgarrador; era Moyna que había gritado "ISAAN", Él se quedó estupefacto ella seguía igual o más guapa y él estaba destrozado, Isaan miró hacía atrás, algo poco habitual en él la voz era dulce, pero las circunstancias habían cambiado ya nada era igual se saludaron y después de unos instantes se despidieron, como si no hubiera habido nada antes, como si fuera un proceso irreversible en el que se encontraban ahora.

    Moyna sabía lo que había pasado con Isaan, se lo habían contado terceros de cual o tal manera, y el camino de los dos se bifurcó de una manera tan fácil de la misma manera que se había juntado.

    Pero sin embargo Moyna no le humillaba por estar en una posición mejor ella probablemente estaba pasando por algo parecido.

    Isaan empezó a trabajar en uno de los negocios familiares, que económicamente iban viento en popa, sin embargo él se dedicaba a descargar los camiones que llegaban con las mercancías y recibía poco dinero por ello.

    Él trabajaba duro y la gente no comprendía que alguien con un padre rico trabajara. Los mismos cantamañanas que acabarían en la cuneta tampoco se lo explicaban.

    La situación de Isaan era de un total desapego hacia todo, en parte por que él y su familia tenían patrimonio .

    En principio había un poco de buen rollo e Isaan intentaba mejorar su imagen con su padre y sus socios trabajando, y quien mejor que el hijo del dueño para manejar los entresijos que movían las partes menos deseadas del trabajo de la empresa.

    Él seguía pensando en Moyna, pero todas la imágenes anteriores se iban difuminando poco a poco con el tiempo, a la vez se iba deteriorando poco a poco la imagen que él tenía de su padre y de sus socios, ya que él veía que estos sólo iban buscando su propio interés.

    Aunque es cierto que durante la estancia de Isaan en la empresa familiar ésta progresó y dio pingües beneficios. Isaan empezaba poco a poco a desinteresarse por el trabajo y a sabotear algunas cosas que él consideraba injustas.

    Con el paso de los años Isaan se había olvidado bastante de Moyna, y además no creía en el equipo de la empresa familiar ya que consideraba que era algo donde no le iban a dejar progresar y que era un proceso irreversible hacía el lado negativo en su propio desarrollo personal.

    Sin embargo cuando fugazmente le volvía el recuerdo de Moyna, su conciencia le daba un tirón de orejas como diciendo, Moyna no va a ser nunca tuya pero no debes olvidarla, algo tan sin sentido como la vida misma.

    Isaan, tenía mucho coco y comenzó a estudiar Ciencias Matemáticas escaqueándose lo más posible de su trabajo. Él era inteligente no le cabía duda a nadie en La Facultad y a pesar de que en los primeros años se enteraba más bien poco de las cosas, como todos sus compañeros, con el paso de los años iba consiguiendo una destreza en resolver problemas propias de una mente privilegiada, ya ni siquiera se acordaba de Moyna y a veces se le pasaba su recuerdo por su mente tan fugazmente que casi no era posible ni catalogarlo de recuerdo, pero su conciencia no era capaz de aceptar esto y lo que reclamaba la conciencia interior de Isaan era tan simple o difícil como estar separados, pero sin olvidarse de ella.

    Ante este panorama tan desolador, Isaan se pasaba el día resolviendo problemas y vacilando a los de letras a los que consideraba inferiores.

    En La Facultad se lo pasaba bien y le dejaban vacilar me imagino por que era inteligente, de hecho ahora sólo tenía la inteligencia para salir adelante su coco era su más preciada posesión.

    Cuando iba a acabar sus estudios que de hecho le granjearon ciertas amistades de por vida, pero que el tiempo se ocupó de separar. Él iba a lo que iba y no encontró nadie que le atara tanto el pensamiento como Moyna. Entonces pasó una cosa que a pesar de ser inesperada, no lo era tanto para él, ya que con su actitud había propiciado en cierta manera y era algo que él deseaba, era el fin de la empresa familiar donde él trabajaba.

    Las rachas buenas y malas vienen y van, y hay que ser consciente de cuando retirarte, eso lo sabe hasta un mediocre jugador de poker.

    "Hay que retirarte cuando vas ganando porque cuando vas perdiendo puede ser demasiado tarde".

    El socio de su padre era un cantamañanas, estaba todo el día al teléfono creyéndose imprescindible, y el pobre más que imprescindible era prescindible

    Se hacía el gracioso con Isaan, como si estuviese a la altura de Isaan, y el pobre se creía un triunfador a pesar de ser un pobre desgraciado que al cerrar la empresa por el motivo de haber quitado a ésta una distribución en exclusiva de una importante marca, se vio en las semanas siguientes sin la entrada de los importantes recursos económicos de los que le proveía la empresa. Y es que el espabilado se creía que los buenos negocios duraban eternamente. El padre de Isaan se había retirado a tiempo, una retirada a tiempo es una victoria, pero el socio era un chaval de barrio que sólo se preocupaba de verlas venir y ni siquiera se daba cuenta que el padre de Isaan tenía ya ochenta años.

    El chavalete que se creía que el padre de Isaan le quería como un hijo y que iba a estar trabajando para él con noventa años, ¿Cómo se podía ser tan gilipollas?

    En estas circunstancias, días antes del cierre de la empresa, el empleado que debía creerse un mago de las finanzas sólo se le ocurrió comprar una casa de un millón de euros que en los siguientes meses sólo valía quinientos mil euros. No le aguantaba ni su mujer y menos desde que el pobre no tenía dinero, su mujer pidió la mitad de los bienes de ambos, que en la práctica era la casa por la que habían pagado un millón de euros y que con la crisis había bajado repentinamente a quinientos mil euros. Su mujer incluso salió en Sálvame ofreciéndose como modelo para salir como portada en Interviú, también dijo que no se acostaría con nadie por dinero en la propia televisión lo que ya deja entrever cuales son sus hábitos morales, ella era una paleta que había tenido suerte, sólo por el hecho que el padre de Isaan cogió a su marido como socio. Salió en sálvame ya que esta mujer jugaba a paddel con Kiko Matamores, como una nueva rica que quería aparentar.

    La situación de esta familia llego a ser tan caótica de la noche a la mañana, que incluso sus hijas que se creían que su padre era jefe y no el empleado, no pudieron volver a el colegio de pago donde estaban sus amigos.

    Entonces Isaan pensó que con su actuaciones podía llegar a manejar procesos tan irreversibles como estos, donde se produjo una historia como en el caso de la Cenicienta, pero esta vez en un entorno real cercano a él.

    Isaan tenía más de dos neuronas y no era de recibo no darse cuenta que el dueño de la empresa, o sea su padre, no podría seguir con el mismo ritmo a los noventa años que con cincuenta.

    Y es que el empleado era muy mediocre de hecho el padre de Isaan se los cogía así, medio analfabetos para tenerlos dominados, y es que pensar que la vida de esa empresa era eterna no podía caber más que en la cabeza de alguien muy mediocre.

    Además Isaan tenía poder había movido muchos entresijos en la sociedad madrileña y había mucho intereses ocultos a los que les interesaba que él estuviese arriba, y más con un padre que era bastante importante, aunque él no tuviese apenas relación con él.

    Por éste entonces ocurrió algo que cambió las cosas, murió su querida madre, que había sido su único apoyo en este infierno y además acabó su carrera de Ciencias Matemáticas, algo de lo que Isaan estaba muy orgulloso su principal orgullo era su inteligencia era su posesión más querida, ni siquiera tenía interés en tener demasiadas posesiones.

    Su madre murió, en unas fechas tan marcadas como la Semana Santa y como regalo dejó a cada uno de sus hijos un millón de euros.

    Isaan se decidió a vivir la vida incluso sabiendo que este era un proceso irreversible en cuanto que el dinero que se gastaba alegremente no era un proceso reversible y no volvería a su cuenta corriente.

    Él vivía muy bien ahora, él era rico y su anciano padre al que él no veía ahora era mucho más rico lo que le reportaría en el futuro una suculenta herencia.

    De hecho hubo algunos rifirrafes con su padre e incluso juicios, ya que Isaan pretendía recibir más dinero por algunos conceptos que estaban claros para él.

    Isaan ya se había olvidado de Moyna hace ya unos años, pero un día se levantó de la cama se le encendió una luz y la recordó. Su cerebro no le permitía olvidarse de ella aunque ahora no tenía ni idea de donde podía estar. La buscó en "Facebook" y la encontró después de un par de horas de búsqueda, aunque noto cosas raras, ella vivía en Katmandú como una hippie y las fotos que ponía estaban difuminadas.

    Él pensó que si no hubiera habido Internet no la habría encontrado. En el impás de tiempo entre el que se escribían por Internet, Isaan escribió su primer libro de Matemáticas, otra luz se le había encendido otra vez.

    A los tres meses de esta relación virtual consiguió una cita con ella… Moyna tenía un aspecto demacrado, por decirlo de alguna manera. Ella estaba ahora como cuando le explotó la bomba en la cabeza a Isaan con diecisiete años, ya no era la atractiva chica de sus sueños e Isaan tenía una mente totalmente matemática, lejos de las fiestas mágicas de sus veranos de adolescentes.

    Era Febrero en Katmandú y hacía frío, al principio el encuentro fue muy emotivo, ambos fueron a comer a un restaurante, en un distrito residencial pero aburrido, tomaron vino salieron a la terraza fumaron tranquilamente ella tabaco de liar y el sus cigarrillos de siempre y al despedirse se dieron un emotivo abrazo.

    Al día siguiente le propuso ir a un hotel a disfrutar de un baño de aguas termales, pero ella no quiso.

    Y es que algo había pasado algo al día siguiente y que TAMBIÉN había pasado en sus primeros encuentros, y es que Moyna después de un bonito encuentro volvió a tener la mirada fría hacia Isaan, quizás algo le decía a ella que no fuera con Isaan aunque siguiera acordándose de él, muy parecido a lo que le había pasado a Isaan pero veinte años después. Él la llamó y ella no contestaba, después de vagar sin rumbo por las calles de Katmandú la encontró en un parque con su hijo, ya era de noche y había una gran Luna llena, ella se fue escapando de él hasta desparecer, aunque se habían saludado era sólo una muestra de cortesía, Isaan se fue más jodido que contento, pero pensando cínicamente: "La felicidad es la última persona que encuentras a la luz de La Luna".

    Parecía ya un proceso totalmente irreversible el de su relación, Isaan intento reconducir la situación pero no funcionaba, él tenía una mente centrada en las Matemáticas y ella no tenía la imagen que tenía antes, algo quizás propiciado quien sabe porqué o por quien. Él comprendía muy bien lo que era un proceso reversible en física ya que había sido muy bueno en la asignatura donde se impartía, un proceso reversible es algo que lentamente puede volver a su situación original, una bomba que haga explotar un edificio no es un proceso reversible ya que espontáneamente el edificio no se reconstruiría solo, pero en la vida si vamos recomponiendo nuestros errores haciendo justamente lo contrario a nuestros errores podemos volver a una situación anterior que anhelábamos; pensó.

    La mirada fría de Moyna en el último encuentro volvió a desencadenar la ira en el mundo de los dioses de Isaan.

    Isaan tiro para delante aunque no podía quitarsela de la cabeza.

    Había algo que parecía claro teniendo en cuenta las acciones de ambos es como si ambos no debieran vivir juntos pero sin olvidarse, algo así como un amor moderno, vivir cada uno su vida pero con una luz de afecto que lo hiciera más llevadero.

    Isaan ahora sólo tenía que preocuparse de administrar el dinero que tenía y que iba a tener pero después de la última mirada fría de Moyna tuvo una mala racha en bolsa que casi le arruina, y es que la seguridad económica no es tal.

    Hay que ser idiota para estar seguro de algo, que sólo depende de probabilidades, de hecho Moyna pensaba así, ella sabía muy bien que las probabilidades no son certezas y quien crea que sabe la verdad al cien por cien no sabe de que habla, además el padre de Moyna también era matemático y daba clases de probabilidad, quizás eso a ella le hacía alejarse de las certezas.

    Isaan seguía con su libro que cada vez era más leído y además ayudaba a la gente a sentirse mejor físicamente. Era un libro entre ejercicio y teoría, algo así como el mantra de los libros, el se reía cuando pensaba esto. Obviamente no le iban a dar el premio Nobel por el libro pero era un buen libro.

    En definitiva Isaan y Moyna se aguantaban, pero no aguantaban estar cerca era como tenerse pero no tenerse.

    Isaan, cansado de esta situación se fue a Marrakech, un lugar para meditar sobre nuevos libros y jugar al poker , jugar al poker es tomar decisiones más rápidas que lentas, tener ciertas reservas para aguantar las malas rachas usar la cabeza e imaginarse lo inimaginable para llevarse las manos, y él se las llevaba.

    En definitiva era ser listo de hecho él ahora era muy listo y vivía a costa del Casino e incluso las ganancias le permitían ahorrar.

    Así estuvo un año entero ganado y viviendo como un Duque, cuando cumplió el año decidió retirarse no sea que le fuera a pasar como al gandul del socio de su padre que se creía que las buenas rachas eran eternas.

    En esa situación conoció a Admad, un empresario hostelero de Marrakech, que le propuso invertir en un negocio de hostelería. Isaan cansado de la vida que llevaba en el casino y viendo que podía seguir jugando esporádicamente en algún viaje, en algún casino de cualquier parte del mundo, se dio cuenta que con todo lo aprendido en el negocio familiar y si corregía los errores e incluso los compensaba con decisiones totalmente opuestas en el buen sentido, la empresa funcionaría mejor. Y eso empezó a ocurrir el negocio poco a poco iba a mejor y Isaan se convirtió en un empresario.

    Y que funcionara ese negocio era la mejor forma que había para que Isaan sentase la cabeza, algo de lo que se estaba ocupando Admad. Entre estos cambios de rollo, Isaan se dio cuenta que llevaba ya cuatro años sin ver a Moyna y decidió ir a Katmandú, urdió una situación donde un comprador debía quedar con ella ofreciéndole un dinero por unas joyas que ella poseía.

    Ella vivía alejada de todo entorno mega urbanístico y el comprador quedó con ella cerca de un bosque de palmeras paradisíaco, y al momento aparecieron Isaan y Admad , a pesar de que era a todas luces una treta, ella no puso una mala mirada y de hecho Isaan conoció a su segundo hijo.

    A pesar de que la situación a priori podía considerarse como tensa en este encuentro, la ira de los dioses cuando se produjo el encuentro con ella cesó y de hecho los siguientes meses fueron de una tranquilidad inusitada, su negocio funcionaba, se avecinaba un reparto del patrimonio familiar y la vida de Isaan era más estable. Isaan se dio cuenta enseguida que aquello había revertido la situación, sea como fuere este encuentro que se podía considerar como más chapucero había cambiado la situación.

    Por ese entonces Moyna, andaba con un desecho humano, un amigo de cuando ella tenía veinte años, que sin oficio ni beneficio intentaba vivir de la carnaza que le daba Moyna.

    Este hombrecito vio a Isaan en ese encuentro le miró mal como malhumorado, y enseguida se dio cuenta que no podía competir con Isaan, poco después de este encuentro entre Issan y Moyna salió del mapa.

    Era curioso como el mundo que manejaban los dioses habían aceptado ese encuentro y propiciaban que las vidas de ambos mejoraran.

    También era de risa que ya siendo mayores se hubieran visto tan pocas veces en esta vida.

    La relación con su socio era inmejorable, Isaan le quería, y algo que nunca olvidaría de Admad es que le ayudó a encontrar a su alma gemela.

    A pesar de que Admad e Isaan eran un poco homófobos se podía decir que estaban enamorados. Había mujeres de vez en cuando, poker en algún casino nuevo de alguna ciudad en la que hubieran recalado en algún viaje, un negocio y de hecho la relación virtual con Moyna era aceptada y bien vista por los dioses que regían su destino y sus sueños.

    Isaan se despertó un día y se dio cuenta que estaba más cerca de cumplir los cincuenta que de cumplir los cuarenta, Moyna estaba en parecida situación e Isaan también se dio cuenta que llevaban unos tres meses de tregua después de una vida en la que se habían declarado una guerra mental desde la adolescencia.

    Repasando su vida, Isaan ya había tenido una idea propia, había conseguido establecer una relación entre la física y el cuerpo humano, justo antes de su primer reencuentro con Moyna.

    Quizás era una idea ligada a su pasado como defensa, quizás una idea proveniente de la lectura de otros autores de Física, o quizás algo que Moyna le había inspirado.

    La cuestión es que el deporte y la Física siempre se entrelazaron en su vida. Como aquél chiste sobre Einstein y su mujer en la noche de bodas, cuando ella dice al verle: "¡Vaya físico!.

    No era una fórmula física nueva, mas bien era una aplicación de la ingeniería aplicada al cuerpo humano, pero eso le propiciaba un respeto, Isaan tenía claro que en esta vida te podían quitar todo excepto el co- pyright de una idea, y eso le abría bastantes puertas. Moyna, sin embargo no se adentraba en cuestiones matemáticas aunque le interesaban, sin embargo era una madre excelente, a pesar de que a veces se hacía la dura era una romántica de libro, y en el fondo tenía esa idea ancestral de que las niñas lo que tienen que ser de mayores es madres. De la misma manera Moyna no tenía nada, tenía a sus hijos pero eso se lo podían quitar como le quitan la vida a un indigente en cualquier poblado de Colombia o Ecuador, y eso le hacía vulnerable.

    En cierta manera tenía Isaan, pero que pasaría si muriera…

    En el plano material ambos tenían un desapego total hacia tener posesiones importantes estaban cansados de ese esquema de vida, y encima no les gustaba ese tipo de vida por lo incómoda que era, sin embargo ambos tenían claro que querían hacer, Isaan seguir con sus negocios de vez en cuando jugar a el poker y seguir escribiendo libros de Física, sin la intención de hacerse rico, y Moyna seguir siendo la madre que era y componer melodías para piano más sublimes si cabe.

    Parecía a priori que ambos sabían a donde iban pero ahora en realidad tenían un montón de interrogantes. Empezaban a hacer balance de su vida, les venían recuerdos de diferentes etapas de su vida, y en el fondo una inmensa paz después de haber estado

    luchando el uno contra otro toda una vida, de la misma manera que Isaan y su padre habían estado luchando y ahora éste pretendía arreglar un poco las cosas ya que él veía que su muerte era inminente. Isaan le perdono ya que en el fondo tenía grandeza de miras pero también pensó; tarde, mal y nunca.

    A pesar de tener grandeza de miras, Isaan se regocijaba de la suerte de los socios o mejor dicho empleados de su padre, que en su día le miraban por encima del hombro como en el cuento de la Cenicienta, la vida a veces no es un cuento y Isaan se reía a carcajada limpia cuando recordaba que uno de ellos le dijo en su día que no le importaría que el padre de Isaan le incluyera en su testamento, Isaan pensaba como la gente podía ser tan idiota. El pobre había acabado vendiendo latas de aceite por las gasolineras, y a lo mejor el pobre desgraciado todavía le estaba dando vueltas a la cabeza por si estuviera incluido en el testamento del padre de Isaan.

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