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La bestia de Gévaudan: Imaginario y terror en la Francia del siglo XVIII (página 2)



Partes: 1, 2

Pero las posibles explicaciones no se acaban con el famoso personaje de los Estudios Universal. Están los que lo asocian con los fantasmagóricos perros negros de la tradición británica (canes demoníacos y velludos, que aparecen y desaparecen sin motivo aparente alguno por los campos, sembrando terror) o los ABC (Alien Big Cat) o "gatos quiméricos", identificados como pumas, leones o poco frecuentes híbridos como el "ligrón" (león + tigresa) o el "tigrón" (tigre + leona), caracterizados por temer malformaciones, temperamento inestables, mayor tamaño y musculatura.[28]

Pero los criptozoólogos más clásicos ?partidarios de la existencia de Mundos biológicos Perdidos no catalogados por la ciencia? nos hablan de lobos prehistóricos, marsupiales gigantes o un depredador híper-carnívoro perteneciente al género hemycion, un oso-perro de proporciones similares a la de un tigre, con una dentadura parecida a la de los canes, pero que vivó en el Mioceno (hace entre 20 y 5 millones de años). Este último es el candidato que propone Pascal Cazottes (muy afecto a buscar ovnis, sirenas y misterios) en un libro dedicado a la Bestia de Gévaudan.[29]

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Hemycion

Otro candidato (muy poco probable) de ser la Bestia

Una época violenta, con soldados saqueadores, familias violentas, violencia infantil, y mujeres maltratadas, no podía sino estar condimentada con animales también violentos y sanguinarios. Pero lo más interesante ?y contradictorio al mismo tiempo? es que todo esto se daba contemporáneamente con un viraje hacia el racionalismo y una noción más moderna de infancia. Una infancia más autónoma, necesitada de protección y dulzura. Los niños, desde el siglo XVIII, recién empezaban a ser vistos como seres inocentes al cuidado de adultos y que, al ser atacados por la Bestia, despertaron en los documentos oficiales y privados (de la burguesía) un rechazo que, en otra época, seguramente no hubieran generado; encontrando en esta nueva sensibilidad un dato más que explicaría la difusión de la historia de Gévaudan y no tanto la de las otras bestias anteriores.[30]

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Los niños: según la tradición, principales víctimas de la Bestia

(Izquierda) Jugando a los Dados. Autor: Murillo (1617-1682)

(Derecha) La Bestia atacada por Jacques Portafaix (grabado del siglo XVIII)

Finalmente, y no menos importante, es la situación geográfica y el ambiente ecológico de la región de Gévaudan hacia 1764-1767.

Ya hemos dicho que era una provincia aislada, poco habitada, pantanosa y con enormes superficies cubiertas de bosques y anfractuosidades. Un ambiente ideal y propicio para que los monstruos del imaginario[31]pulularan en ellos, máxime sabiendo que el lobo ?lejos de estar extinguido, como ya había ocurrido en Inglaterra? seguía habitándolos (y así lo hizo hasta bien entrado el siglo XX).[32]

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Antigua provincia de Gévaudan en la actualidad

Parque Nacional Cevennes

Como espacio económico, de refugio o de prueba, el bosque aparece como el lugar ideal para la alteridad y lo fantástico.[33] A él se han trasladado miedos y anhelos, monstruos, pesadillas y aspiraciones de riqueza fácil o vuelta a la naturaleza. Por momentos cobraba vida propia, premiando o castigando a sus invasores por intermedio de seres y/o personajes que la secularización racionalista del siglo XVIII convirtió en supersticiones sin fundamento; pero que ese mismo Iluminismo no desechó del todo. Sus límites señalan el fin de un mundo y el inicio de otro, en el que la vacilación intelectual y los sentidos le conferían al hombre un lugar subalterno; un rol en el que la vieja premisa bíblica de ser "Rey de la Creación" se desvanecía, retrotrayéndolo a una situación en la que descubría su situación de inferioridad ante una Naturaleza que lo dominaba y convertía en el más débil de sus vasallos. El bosque sitió los espacios civilizados y recreó conflictos, transformando los miedos subjetivos de las comunidades en acciones concretas de crueldad ofensiva contra aquellos que vivían, trabajaban o simplemente disfrutaban de la densa y solitaria conglomeración arbórea.

Y mucho más si ese habitante era una Bestia.

PARTE 3

El lobo y el gato. Las persistentes caras del miedo

Doscientos veinticuatro años después de que la Bestia de Gévaudan iniciara su impactante raid criminal por la campiña francesa, en la provincia de Buenos Aires ?Argentina? otra criatura inauguraba su propia temporada de terror.

Corría el año 1984 y Argentina, en pleno proceso de transición democrática tras sufrir la peor de las dictaduras del siglo XX ?1976-1983? soportaba una de sus tantas crisis económicas, en un clima enrarecido donde se mezclaban esperanzas y desesperanzas por partes iguales. Era una época difícil. No sólo en lo financiero (deuda externa) sino también en lo institucional (gobierno débil) y lo social (fuertes resabios de autoritarismo antidemocrático). El país se abría a una etapa por completo nueva y, en esa coyuntura ?emergiendo desde lo más profundo de la larga duración histórica? un ser agresivo, misterioso, extraño y al principio indefinido, hizo acto de presencia en la prensa, alimentando una profunda sensación de inseguridad y terror. Los medios lo llamaron el Hombre-Gato y su breve historia ?como la de la Bestia? mantuvo en vilo a un gran número de vecinos, generando comportamientos paranoicos y una difundida histeria colectiva durante casi dos años. Curiosamente, muy parecidos a los registrados entre 1764-1767 en Francia.

En octubre de 2014, rememorando uno de los más famosos miedos mediáticos que circularon en mi país, me aboqué durante unos meses a investigar esa bizarra, simpática e interesante leyenda urbana. Como resultado de aquella labor escribí un apretado artículo sobre el tema ?Garras, ataques y maullidos. La leyenda del Hombre-Gato en el imaginario argentino como construcción social en contextos de crisis y transición[34]que hoy, después de tantos años, lo rescato del arcón de los recuerdos por encontrar en él un nutrido y sorprendente número de semejanzas con los sucesos acaecidos en Gévaudan.

Claro que soy conciente de que, más allá de los puntos en común, las diferencias entre ambos incidentes son enormes. Dos siglos separan a un evento de otro y, por lo tanto, estamos hablando de sociedades disímiles y épocas por completo distintas. Aún así, parecería que ciertos comportamientos se repiten a pesar del lapso trascurrido y que las permanencias resultan tan visibles como los cambios. Es lo que suele ocurrir cuando lo que se intenta es una aproximación a la historia del miedo y a los efectos que éste produce en las sociedades.

Por tal motivo, partiendo de la idea de que la larga duración conecta épocas en principio incomparables, me animaré a señalar ?y espero no caer en el anacronismo? los aspectos comunes arriba sugeridos.

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El Hombre-Gato – Dibujos alegóricos

Leyenda urbana bonaerense de la década de 1980

El primer aspecto a destacar es el del rol que los medios de comunicación tuvieron en el proceso de construcción de ambos personajes; porque, más allá de la realidad concreta que pudieron tener (especialmente la Bestia francesa), no hay duda de que los periódicos tomaron el tema como propio, inflándolo de manera exagerada y contribuyendo con sus titulares a instalarlo no sólo en área de acción de las criaturas, sino más allá de los límites regionales en los que actuaban.

Desde Gévaudan (Francia) y la localidad de Brandsen (Argentina) ?epicentros en donde se desató el fenómeno? partieron las ondas expansivas y las réplicas no tardaron en registrase en varias zonas vecinas (incluso, según el rumor, todas al mismo tiempo).

El Correo de Avignon y en especial la Gaceta de Francia (órgano oficial de la corona gala) no escatimaron espacio a la hora de escribir sobre la Bestia, dedicándole igual o mayor cantidad de párrafos que los dedicados al mismísimo rey Luis XV. Ese mismo interés, no carente de sensacionalismo, es el que volvemos a encontrar en diarios como La Prensa y Crónica (en Buenos Aires) a la hora de difundir las tropelías del Hombre-Gato.

El listado de ataques y de víctimas eran conocidas a una velocidad sorprendente. Aún en el siglo XVIII que, como señala Michel Pastoureau[35]en poco más de 24 horas y gracias a un bien aceitado sistema de postas, las noticias podían llegar a sitios tan distantes como Inglaterra y Prusia; máxime cuando el tema tenía un innegable tufillo sobrenatural. "La cobertura mediática del delito es proporcional a su rareza y no a su frecuencia".[36]

Como ya hemos dicho antes, tampoco podemos negar la tremenda influencia que los identikit tuvieron en los imaginarios locales. Cada vez que el capitán Duhamel y su Dragones (soldados) clavaban en los muros de los pueblos la imagen de la Bestia, el boca en boca disparaba y alimentaba el rumor (del mismo modo que los dibujos de los diarios argentinos), sobreviniendo la exageración y los consabidos "agregados" de la gente, que no dudaron en atribuirle a las criaturas características salidas de su imaginación (retroalimentada por los propios dibujos que veían).

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El poder las imágenes

Como ocurriera durante la gran caza de brujas del siglo XVII ?desactivada en Francia en la centuria siguiente? las imágenes con las que se ilustraron primero los libros de demonología y más tarde los panfletos relacionados con la Bestia, contribuyeron a sembrar y expandir los estereotipos del monstruo por todos lados.[37] Y así, arrastrando cierto magnetismo mágico por el cual el solo hecho de exhibirlos les dieran una realidad concreta ?facilitando su identificación y posterior (deseada) captura? los grabados de la criatura de Gévaudan (y los del Hombre-Gato en la prensa) catalizaron la difusión de historias y rumores.[38]

El siguiente aspecto que quisiera destacar respecto del paralelismo entre la Bestia francesa y el Hombre-Gato argentino, son los adjetivos que se usaron al momento de divulgar las noticias o describir exageradamente a ambas criaturas.

En todos los casos ?tanto en los documentos y actas del siglo XVII, en los libros que se escribieron desde 1889, como en los artículos de prensa de 1984-1985? los monstruos vienen acompañados de una serie de rasgos literarios propios del género de terror. Un género (el gótico) que ?como bien señala R. R. Bowker en el libro Horror literature: A core Collection and referente guide (Nueva York, 1981)? empieza entre 1762 y 1765 con El Castillo de Otranto de Horace Walpole (pero que adquiriría forma definitiva a fines del siglo XVIII y el primer cuarto del siglo XIX).

Así, puestos en contexto, los adjetivos aludidos ayudaron a recrear un clima gramatical en el que los sobrenatural, y muy especialmente la existencia de fuerzas misteriosas y desconocidas, se terminaron afirmando (gráficamente) en el mundo real; y palabras que en circunstancias distintas habrían significado muy poco, se cargaron de un sentido numinoso y terrorífico. Los sueños de la razón empezaban a engendrar monstruos (Goya), y tanto los medios como la literatura (con su renovado vocabulario) se convirtieron en los canales perfectos por los que ?dichos monstruos? se instalaron en el imaginario colectivo, volviéndose "visibles".

Feroces, satánicos, violentos, terroríficos, sedientos (de sangre), extraños, fuertes en extremo, enormes, sumamente ágiles, inquietantes, resistentes (a todo, incluso a las balas) y, por sobre todas las cosas, híbridos. Son los adjetivos que ambas criaturas comparten, muy a pesar de los 224 años que las separan.

Sorprendernos de que esto sea así es darle al antropocentrismo racionalista de la Ilustración un poder e influencia que, evidentemente, nunca tuvo de manera global. Los monstruos siguieron violando las leyes de la naturaleza porque no todos las conocían (los campesinos) o aceptaban (los intelectuales católicos), tal como la ciencia académica pretendía (y sigue pretendiendo).

De todas formas, el Iluminismo fue el que puso a disposición de todos (en mayor o menor medida) la manera de concebir una naturaleza reglada; condición necesaria para generar el sentimiento de terror que la "Bestias" empezaron a despertar. De ahí que sus ataques también se vieran envueltos en un manto de misterio.

Aunque con resultados muy distintos, las dos historias que analizamos se iniciaron con el ataque a una niña; sacudiendo las sensibilidades que, respecto de la infancia, se estaban instalando en Francia y que ?tras 200 años? ya estaban plenamente naturalizadas en la Argentina del último cuarto del siglo XX.

Fue impactante. Los monstruos se ensañaban con los más débiles: menores de edad y de sexo femenino. No podía imaginarse un escenario peor. Y si bien en ese primer ataque lo que se evidencia y sobresalen son las diferencias (en Gévaudan el suceso terminó en una muerte certificada, en tanto que el Hombre-Gato se limitó ?se dijo? a herir o asustar), los resultados fueron muy parecidos: pusieron en alerta a toda la población, desencadenaron una verdadera histeria colectiva y el terror, producto de la noticia, se tradujo en desconfianza y paranoia (al punto de creer ?en el caso argentino? que las algunas de las intimidaciones habían terminado en muerte, cuando jamás pudo probarse ninguna).

Una cosa es lo que es y otra lo que la gente cree y hace con lo que cree. Y acá sí aparecen de nuevo las similitudes. Porque, más allá de la cobardía de tener a los más indefensos como víctimas, la Bestia y el Gato "demostraron" una diabólica astucia; atacando por sorpresa y evidenciando un comportamiento "inteligente" que los fue humanizando con el paso del tiempo, al punto de terminar convirtiéndose en seres híbridos. Mitad hombre, mitad bestia.

La hibridez siempre produjo horror y asco. Un rechazo que viene de mezclar cosas diferentes, contrariando todas las leyes de la biología. En Gévaudan, el disparador de esas ideas fue un crimen real y macabro. En Brandsen (Argentina), fueron sólo dichos y rumores, pero experimentados como si fuera violaciones y ataques objetivos. Cuando en el imaginario el hombre y el animal se hacen uno, nos encontramos en los umbrales del terror más puro. La estructura del monstruo híbrido se explica sólo (en la tradición) cuando los demonios o alguna maldición entran en juego; y por ende lo sobrenatural termina impregnando todas las interpretaciones.

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Los seres híbridos, el terror y la violencia conforman un combo de muy

larga duración en el imaginario colectivo en todo el mundo

Al leer las crónicas del siglo XVIII emerge otra faceta de la Bestia de Gévaudan que encontramos también en el Hombre-Gato de 1984: la maravillosa capacidad de la ubicuidad. En ambos casos, según los testimonios, las criaturas podían atacar en dos lugares distintos al mismo tiempo. Empezaban a estar por todas partes.

¿Eran muchas las Bestias? ¿Estábamos ante un ejército de Hombres-Gato? ¿O tenían el poder mágico de la bilocación?

Ante los hechos consumados y sin poder resolver el misterio, lo cuantitativo le dio a las historias un giro sorprendente que las condujo al universo de las teorías conspirativas.

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Las teorías conspirativas y los rumores

Relatos claves a la hora de explicar y difundir lo inexplicable

"Aparece en muchas partes al mismo tiempo –señalaba una de las tantas vecinas anónimas en el diario El Popular de Buenos Aires. Y racionalizaba a continuación: ?Fantasma o diablo no es, por lo que debe de haber conseguido ayudantes (…)".[39] Y un mes más tarde, el mismo diario publicaba: ?"Parece que el Hombre-Gato no sería uno solo sino unos 20 hombres rubios y grandotes que por las noche se visten de negro y atacan con sus garras de metal a la gente. Integrarían una secta de origen brasileño".[40]

¿De qué tipo de secta se trataba?

Los testimonios recogidos por los periódicos de la época no lo especifican de manera directa. Se limitaban a sugerir que se estaba ante una secta claramente de origen religioso y no político. Claro que, hablar de ello en los medios, era una manifiesta alusión al umbandismo u otras prácticas de origen afroamericano (macumba, kimbamda). En pocas palabras: a los prejuicios nacionalistas extremos se les agregaban otros de neto corte racista y cultural. Aunque sorprende que no se haya hablado de Hombres-Gato- Negros (hubiera sido el colmo), la indumentaria oscura, que tenían de pies a cabeza, podría ser una sublimación elegante del prejuicio.

Dudo mucho que los vecinos denunciantes ?o los periodistas que exageraban la nota en los diarios? conocieran la historia de la Bestia de Gévaudan. Aún así las similitudes son sorprendentes, más allá de los detalles menores.

Veamos cuáles son.

En la copiosa bibliografía que hay publicada sobre la Bestia las especulaciones están a la orden del día. Las hay para todos los gustos y, la mayoría de las veces, sin que existan pruebas concretas para ninguna de ellas. En el ámbito de las conspiraciones es lo suele ocurrir. Cualquier cosa, por rocambolesca que resulte, puede ser posible. El que cree en complots secretos no necesita comprobaciones de nada.

Una de las explicaciones conspiranoicas que más difusión tuvo en los últimos años es la que popularizó el film Pacto con Lobos (2001)[41], en el cual se plantea la hipótesis de que la Bestia de Gévaudan era un león (importado de África por la aristocracia francesa, adepta a levantar zoológicos privados), entrenado especialmente para matar y convenientemente acorazado con púas y garras de metálicas. Lo que se perseguía con los crímenes era implementar un maquiavélico plan, orquestado por católicos fanáticos, con el fin de impedir que la feligresía se alejara de la iglesia; combatiendo así el racionalismo y la influencia de los filósofos ilustrados, firmemente asentados en la corte. Convengamos que, aunque verosímil, no deja de ser una interesante conjetura, sin prueba alguna y que, sin duda, está basada en el sermón del Obispo de Mende (1764) y en el libro publicado en 1889, que aseguraba que el monstruo era un castigo divino.

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Escena del film Pacto con Lobos (2001)

La Bestia entrenada

Partiendo de una hipótesis del mismo tipo, otro escritor ?Roger Oulion[42]propuso como explicación el intento colectivo de la nobleza francesa, asociada con Jean Chastel, de desestabilizar el poder de Luis XV (poniéndolo en ridículo dentro y fuera del país). Un monarca incapaz de evitar el ataque de un mero "animal" no merecía detentar el mando absoluto del reino

Pero este tipo de acciones colectivas no se detuvieron en las dos explicaciones precedentes. Como en la leyenda del Hombre-Gato sudamericano, la xenofobia y el odio al enemigo político externo, dio pie a que muchos creyeran ver en la Bestia la acción de los ingleses; quienes, "plantándola" en territorio galo, habrían esperado desencadenar el caos y la revuelta social.[43]

Nobleza levantisca, católicos sectarios acorralados por la razón u operación secreta del enemigo británico, son las tres explicaciones más corrientes cuando los responsables de los crímenes aparentemente se multiplican.[44] Pero si nadie tiene en Gévaudan la última palabra, menos aún la encontraremos en la historia, por completo inventada, del Hombre-Gato.

De asesino solitario a secta u organización secreta. Acordemos, pues, que los monstruos (reales o imaginarios) desatan las más complejas interpretaciones, sin importar la época; repitiéndose de modo semejante a lo largo del tiempo.

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Batidas de caza

Reacciones colectivas comunes en tiempos de crisis y miedo

Otro aspecto que se nos presenta análogo entre Gévaudan y la provincia de Buenos Aires ?casi como si fuera una reacción espasmódica en tiempo de miedo? son las batidas que se constituyeron para cazar a las "bestias".

Según consignan los documentos de la época, en Gévaudan se organizaron las batidas más grandes jamás registradas en la historia contemporánea. Tanto en los días del capitán Duhamel, como con Denneval y el señor Antoine, la movilización de gente fue sorprendente. Se hablan de batidas que superaron las 10.000 personas (entre soldados, nobles, cazadores y campesinos). Incluso una ?la mayor de todas? de casi 40.000 participantes. Desconozco a ciencia cierta si los números indicados se condicen con la realidad, aunque confieso que por momentos me parecen por demás inflados. De todos modos, sin importar en demasía el número exacto, los documentos reflejan una preocupación real y creciente en la zona.

Con el Hombre-Gato advertimos un fenómeno social parecido, aunque nunca de las proporciones que dicen haberse alcanzado en la Francia del siglo XVIII.[45] También aquí los vecinos salieron a la calle ?cuentan los diarios? armados de palos y armas de fuego; recibiendo el apoyo de una preocupada fuerza policial (ya que no faltaron los dudosos titulares que hablaron de gente herida por error).

La influenciabilidad, la pérdida del espíritu crítico y su "contagio", son las tres notas características que advertimos en los brotes de terror que expresan las batidas. No olvidemos, pues, que el miedo es una experiencia que se construye en sociedad y se comparte culturalmente.

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El miedo colectivo estimula el instinto de manada

y tiende a producir ferocidad contra aquellos

que no son considerados su miembros

Uno de los primeros aspectos que distinguimos detrás de las batidas es el temor a perder la cohesión grupal. En otra palabras, el miedo a la disgregación. Una preocupación latente ante el avance inexorable del individualismo; que se anunciaba imparable en el siglo XVIII y por completo dominante a mediados de la década de 1980 (un anuncio profético del neoliberalismo por venir).

Además, el hecho de ambos monstruos pasaran de uno a ser muchos podría ser visto como una expresión de adhesión al trabajo en equipo y a la cooperación (por más maligna que sea la empresa). Del mismo modo, las batidas de vecinos armados en pos de un objetivo común (terminar con las bestias), simbolizarían la unión mancomunada de la población tras una meta compartida por todos. Ante el peligro, el grupo amenazado se cohesiona. Se une. Se recompone como comunidad y el vecino, antes anónimo, se transforma en un compañero conocido con el que se persigue lo mismo.

Tanto la misteriosa Bestia de Gévaudan como nuestro felino vernáculo, rompieron con la previsión y las reglas. Son incoherentes en más de un sentido. Aúllan, maúllan, trepan, saltan, rasguñan, matan ?en principio? sin sentido alguno. Sus acciones son imprevisibles (incluso ridículas en el caso del Hombre Gato) y generadoras de un terror verdadero y profundo. Como todo monstruo, se desvían de las pautas convencionales y se convierten en un riesgo para todos (real en caso francés, imaginario en el argentino). Por eso deben ser combatidos. La defensa de los valores claros queda así en manos de los algunos vecinos y las autoridades.

Si el miedo es, como dice Zygmunt Bauman, "el nombre que le damos a nuestra incertidumbre"[46], la multiforme figura del Hombre-Gato y la Bestia de Gévaudan ?con sus erráticos vagabundeos y sus nunca reconocibles móviles? se suman a los grandes cambios que se iniciaban tanto en 1767 como en 1984; en los que las certezas respecto del futuro aún estaban en pañales.

Más allá de los crímenes reales que se cometieron, el caso de Gévaudan revela ?de igual manera que el otro, aunque sin muertes confirmadas? el triunfo de los temores subjetivos sobre los objetivos y cuantificables; y con ellos, los reclamos y fantasías de la gente. Es interesante observar cómo personajes del tipo que analizamos encausan la desconfianza y el temor a las instituciones; como también a la supuesta incapacidad de la justicia.

Los testigos temen, se quejan y fantasean. En el discurso, las "bestias" se humanizan y adoptan comportamientos que los separan mucho del lobo o un simple gato. Y es ahí cuando los testimonios ? en apariencia verdaderos? se enturbian y la historia se vuelve más confusa.

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La Bestia "humanizada" por los testigos

El episodio del monstruo espiando por una ventana: un clásico en el imaginario

Por ejemplo, en Gévaudan algunos campesinos juraron haber visto a la Bestia caminar en dos patas, reírse, articular algunas palabras y, tras cometer un crimen por la mañana, asomarse por la ventana de la casa de la víctima esa misma noche.

Interesantemente, el episodio de la ventana se repite en la historia del Hombre-Gato (y otras, como la del payaso asustador).[47] Incluso en la intimidad del hogar, en el refugio de la privacidad, la amenaza permanece latente y en ninguna parte se está totalmente a salvo.

Palabras finales

Algo atacó a la gente de Gévaudan hace dos siglos y medio y la mejor hipótesis que tenemos ?cortando por lo sano y respetando los consejos de la Navaja de Ockham[48]es la que sostiene que fue un perro-lobo asalvajado o, a lo sumo, un par de lobos viejos y desdentados, cazando en grupo y reconociendo en los humanos más débiles (niños y mujeres) a sus presas más fáciles.

Claro que la segunda opción contradice el decir de los testigos, que siempre aseguraron ver a un solo individuo como agresor. Pero, lo que tenemos que tener en cuenta es que fueron muchos de esas mismos informantes los que agregaron comentarios fantasiosos que exceden el margen de las posibilidades racionales; y eso, no los convierte en un 100% confiables. Y no porque mintieran adrede (no todos, al menos), sino que, imbuidos en un contexto de inseguridad, cambios violentos, hambre, frío y miedo, exageraron la nota, dejándose influir por el rumor y los comentarios; amén de arrastrar (especialmente los campesinos) un pesado lastre cultural de pensamiento mágico en el que la creencias y viejas tradiciones moldearon la forma de transmitir la historia, agregándole una cuota dramatizada de fantasías (posteriormente aderezadas con las exageraciones e interpretaciones aportadas por los autores de los siglo XIX y XX).

Nada de lo antedicho significa negar a las víctimas que sí existieron y fueron muchas (aunque no tantas como sugieren algunos).

Que un lobo haya desencadenado semejante ola de terror (y rumor) es de por sí interesante, ya que nos permite observar cómo ciertos comportamientos y actitudes se perpetúan a través del tiempo, más allá de los contextos históricos y las manipulaciones que esos contextos practican sobre los hechos. Por eso, la supuesta aparición de un Hombre-Gato en la marginal Argentina post-dictadura (1984-1985) revelaría las permanencias de una mentalidad capaz de ser colectivamente manipulada por las circunstancias, tomando por ciertos sucesos extraordinarios y fabulosos testimonios, repetidos una y otra por la tradición oral y escrita.

Hemos tenido nuestras "Bestias" recientemente; pudiendo analizarlas sin tanto apasionamiento religioso y considerar el modo en que se transmiten los mitos y leyendas. De ahí las semejanzas halladas entre la dieciochesca bestia francesa y el emergente hombre-gato de la provincia de Buenos Aires.

En resumen, las percepciones adulteradas por el contexto, los agregados imaginarios tomados como verdaderos y la imposible tarea de separar realidad y ficción en relatos que sí tuvieron un plafón de objetividad (Gévaudan) nos conectan a la Bestia con una cosmovisión en la que la imaginación ?alimentada por la inseguridad? conservó comportamientos y sensibilidades más allá de la época en cuestión.

La fascinación que despierta la Bestia nos conecta con un siglo XVIII que pretendía ser racional, pero que no lo conseguía por completo. Y, asimismo, ante un presente menos razonado de lo que pensamos. Más cargado de fantasías de lo que se sugiere.

Como dijimos al principio, el aullido de la Bestia todavía se escucha. Se nos presenta distorsionado por las circunstancias actuales, pero sigue ahí; anunciándonos la delgada capa de racionalismo que seguimos teniendo después de 250 años.

FJSR250 ANIVERSARIO

Notas:
[1] Véase: La bestia de Gévaudan, Historia. Disponible en Web: http://www.betedugevaudan.com/es/index_es.html. Del mismo modo Wikipedia resume una buena parte de los libros publicados sobre el tema: disponible en Web: https://es.wikipedia.org/wiki/Bestia_de_G%C3%A9vaudan. Por su parte el historiador Georges Lenatré en La Bestia, enumera los acontecimientos en base al primer libro escrito sobre el tema. Disponible en Web: http://www.jornada.unam.mx/1996/06/23/sem-bestia.html. Sobre la Bestia y la licantropía ver: Fondebrider, Jorge, “La bestia de Gévaudan” en Licantropía. Historia del hombre lobo en Occidente, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2004, pp.82-89.

[2] Véase: Sanguineti, Horacio, El lobo y el hombre. Conflictos y armonías. Disponible en Web: http://www.ancmyp.org.ar/user/files/Sanguinetti_2006.pdf

[3] Según algunos atlas, a provincia (hoy Lozére) continúa siendo la menos poblada del país.

[4] Véase del autor: Los sobrenaturales depredadores de la razón. A propósito de la epidemia vampírica en el siglo XVIII y el imaginario del vampiro en Europa Oriental y Occidental. Disponible en Web: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/soto_fernando/los_sobrenaturales_depredadores_de_la_razon.html

[5] La palabra “revenido” no figura en el Diccionario de la Real Academia Española (RAE). Ello tal vez se deba a que los españoles no tuvieron la necesidad de usarla o que hayan aludido de otra forma al fenómeno sobrenatural que la misma expresa. Lo cierto es que en el país más dominado por la Iglesia Católica, la ausencia de “revinientes” es un dato interesante a tener en cuenta. España, baluarte inconmovible de la más ortodoxa palabra divina, tuvo una clerecía que se sentía más segura, poco amenazada y firme, ante los embates viejos (del paganismo residual rural) y nuevos (del luteranismo naciente a mediados del siglo XVI). Todas la referencias a “revinientes” provienen del centro y Este de Europa, zona asechada por los turcos desde el siglo XV; y de Inglaterra y Francia, países donde la Reforma Protestante dividió a la feligresía provocando sangrientas guerras, persecuciones religiosas y ajusticiamientos a lo largo de la Edad Moderna. Todo parecería indicar que los revinientes son el producto de esas tensiones, y del deseo por mantener la influencia espiritual sobre las masas, imponiendo rituales y creencias en aquellas zonas en que la Iglesia sentía que su imperio se veía amenazado por otra fe. Un capítulo más en la historia del cristianismo y de su vocación por reducir todo a la unidad, evitando desvíos heterodoxos o interpretaciones consideradas heréticas o blasfemas.

[6] Véase del autor: Los que regresa, revinientes, vampiros y la evolución del miedo. Disponible en Web: http://www.monografias.com/trabajos102/que-regresan-revinientes-vampiros-y-evolucion-del-miedo/que-regresan-revinientes-vampiros-y-evolucion-del-miedo

[7] Citado en Fondebrider, Jorge, “La bestia a Gévaudan” en Licantropía, historias de hombres lobo en occidente, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2004, Pág. 82

[8] Una versión novelada que juega con esta idea es la escrita por Patrick Bard, El Perro de Dios, Grijalbo, España, 2010.

[9] Recordar que en 1789 estallaría la Revolución Francesa.

[10] Pastoureau, Michel, El Oso. Historia de un rey destronado, Paidos, Barcelona, 2008.

[11] Véase: Sanguineti, Horacio, El lobo y el hombre. Conflictos y armonías. Disponible en Web: http://www.ancmyp.org.ar/user/files/Sanguinetti_2006.pdf

[12] Véase, Delumeau, Jean, El Miedo en Occidente, Editorial Taurus, Madrid, 1989, pp. 35-36, 38, 42, 62, 83,95, 100.104.

[13] Más allá de los informes, actas y documentos que se conservan en Gévaudan, el primer libro sobre el tema ?el que se escribió en 1889? tuvo como autor a un sacerdote (que seguía atribuyéndole a la Bestia el carácter de “castigo divino”, repitiendo lo que el obispo de Mende dijera en su famoso sermón de 1764).

[14] Gubern, Román y Prat, Joan, Las raíces del Miedo, Cuadernos ínfimos 86, Barcelona, 1979, Pág. 86.

[15] Véase: recopilación hecha por Steiner, Kurt, Las otras bestias francesas. Disponible en Web: https://forum.paradoxplaza.com/forum/index.php?threads/las-otras-bestias-francesas.979683/

[16] La politización de los crímenes de Gévaudan y la intromisión directa del rey Luis XV en el asunto es uno de las causas por las cuales la Bestia en cuestión haya sido (y siga siendo) la más famosa y reconocida.

[17] Al respecto, cabe mencionar, además de la señalada Bestia de Benais, las siguientes: la Bestia de Evreux (1632-1633), la Bestia de Auxerre (1731) la Bestia de Sarlat (1766), la Bestia de Brives (1783), la Bestia Feroz de Orleans (1814) y la Bestia de Cevennes o Bestia de Vivarais (activa entre 1809 y 1817). Más recientemente, la Bestia de los Vosgos (1977). Al respecto véase el texto de Robert Dumont citado en sitio Web: http://www.betedugevaudan.com/es/avis_cazottes_es.html

[18] Véase: Estadística y debate en Web: http://web.archive.org/web/20150214043301/http://labetedugevaudan.com/pages/stats.html y Fabre, Francois, La béte du Gévaudan, Edition completa por Jean Richard, Edition De Borée, 2006, Annexes: personnes tuées par la Béte.

[19] Véase en la página La bestia del Gévaudan. Historia 1764-1767. Los ataques. Disponible en Web: http://www.betedugevaudan.com/es/index_es.html

[20] En un artículo publicado en octubre de 2016, J-C. Bourret dijo: "Cuando consultamos todos los archivos que han sobrevivido, vemos que la bestia come al menos una vez, si no dos veces al día, (…). Pero todos los archivos desde 1764 a 1767 han fracasado en el siglo XXI. Por tanto, podemos considerar que algunos restos de las víctimas desaparecieron por falta de escritos sobre ellos. Por otra parte, cuando el rey de Francia reconoce oficialmente que Francois Antoine mató a la bestia en septiembre de 1765, los sacerdotes y obispos de ese momento ya no pudieron registrar que la bestia seguía matando. Cuando ataca de nuevo, en realidad nadie lo consigna. Consideré que la Bestia se comía a uno cada tres días. Por cálculo, obtenemos casi 500 muertos, lo que es obvio para mí". Disponible en Web: http://www.lamontagne.fr/puy-en-velay/faits-divers/societe/2016/12/10/la-bete-du-gevaudan-reconstituee-par-un-passionne_12203076.html

[21] El hecho de que atacara de niños y mujeres sugiere (según algunos zoólogos) la posibilidad de que hayan sido un trío o dúo de lobos muy viejos y experimentados, que no podían derribar piezas naturales y eran concientes de lo fácil que era matar humanos y extraer de ellos alimento rico en proteínas (hígado, corazón y partes internas).

[22] Fondebrid, Jorge, op.cit. Pág. 84.

[23] Sobre esta hibridación véase: https://es.wikipedia.org/wiki/Perro_lobo#Agresi.C3.B3n

[24] Véase el informe hallado en el Archivo Nacional de Francia en 1958 escrito por el notario real Marin el 20 de junio de 1767 (un día después de la muerte de la Bestia). Disponible en Web: http://web.archive.org/web/20090317032150/http://shoes.club.fr/rapport_marin.htm

[25] Véase: Álvarez Alonso, Oscar, La bestia de Gévaudan. Disponible en Web: http://www.studiahumanitatis.es/la-bestia-de-gevaudan/. Asimismo:

[26] Para una aproximación al tema de la criptozoología véase del autor los siguientes ensayos: El universo onírico de la criptozoología. Disponible en Web: https://es.wikipedia.org/wiki/Perro_lobo#Agresi.C3.B3n . Criptozoología. En busca de los animales que nunca existieron. Disponible en Web: https://www.academia.edu/28583620/CRIPTOZOOLOG%C3%8DA._BUSCANDO_ANIMALES_QUE_NUNCA_EXISTIERON . Las ensoñaciones de la Criptozoología. Disponible en Web: https://www.academia.edu/28821437/LAS_ENSO%C3%91ACIONES_DE_LA_CRIPTOZOOLOG%C3%8DA._EL_CASO_DEL_HOMBRE_DE_HIELO_DE_MINNESOTA_Y_LA_B%C3%9ASQUEDA_DE_JORDI_MAGRANER

[27] Véase: Pedrosa, José Manuel, Ana María La Lobera, capitana de lobos, ante la inquisición (1648): mito, folclore, historia. Disponible en Web: http://www.academia.edu/6247889/Ana_Mar%C3%ADa_la_Lobera_capitana_de_lobos_ante_la_Inquisici%C3%B3n_1648_mito_folclore_historia

[28] Véase: González, José y Heylen, David, Criptozoología. El enigma de los animales imposibles, Editorial Edaf S.A., España, 2002.// Shuker, Karl, Atlas de lo inexplicado. Un guía ilustrada sobre los misterios naturales y sobrenaturales del mundo, Editorial Diana, México, 1998.// Keel, John A., “Demonios perrunos y gatos fantasmas” en Guía completa de los seres misteriosos, Grupo Editorial Diana, México, 1997.// Cohen, Daniel, La enciclopedia de los monstruos, Editorial Diana S.A., México, 1989.

[29] Cazottes, Pascal, Le Béte du Gévaudan. Enfin démasquée?, Ed. Les 3 Spirales, France, 2004.// Para unos pocos datos del libro en francés véase en Web: http://www.betedugevaudan.com/es/pascal_cazottes_es.html

[30] Véase: Ariés, Philippe, El niño y la vida familiar en el Antiguo Régimen, Editorial Taurus, Madrid, 1987.

[31] Véase: Boia, Lucian, Entre el ángel y la bestia, Editorial Andrés Bello, 1995.

[32] Oficialmente el último lobo vagó por Francia en 1916, pero desde entonces se creó gradualmente una conciencia ecologista que maduró con fuerza en la última década del siglo XX. Como consecuencia de ella surgieron varios grupos protectores del lobo por toda Europa. Se prohibió la caza en aquellos lugares donde aún existían y así, lentamente, en muchas regiones el lobo empezó a recolonizar sus antiguos dominios. En Francia su número ha aumentado y sigue haciéndolo (aunque no todos están de acuerdo y el miedo haya resurgido en ciertos parajes). Un caso sorprendente es Chernobyl (Rusia). Actualmente la mayor densidad de lobos se registra en la zona de los Cárpatos rumanos (unos 3000 individuos).

[33] Véase: Le Goff, Jacques, Lo maravilloso y lo sobrenatural en el Occidente Medieval, Editorial Gedisa, Barcelona, 1994.

[34] Véase artículo. Disponible en Web: http://www.monografias.com/trabajos102/garras-ataques-y-maullidos-leyenda-del-hombre-gato-argentina/garras-ataques-y-maullidos-leyenda-del-hombre-gato-argentina

[35] Véase: Altares, Guillermo, Últimas noticias sobre la bestia de Gévaudan. Disponible en Web: http://elpaissemanal.elpais.com/confidencias/ultimas-noticias-la-bestia-gevaudan/

[36] Kessler, Gabriel, El sentimiento de inseguridad, Siglo XXI Editores, Buenos Aires, 2009.

[37] Lo mismo ha ocurrido en el mundillo de los platos voladores y los extraterrestres. Muy bien documentados trabajos explican cómo las imágenes de los cómics y novelas de ciencia ficción contribuyeron en la construcción de los hoy famosos aliens. Al respecto véase: Capanna, Pablo, Historia de los extraterrestres. Los mitos, las fábulas, los miedos, los disparates y los intentos científicos por encontrarlos, Estación Ciencia, colección dirigida por Leonardo Moledo, Buenos Aires, 2006.

[38] En el caso del Hombre-Gato, amén de las dibujos publicados (muchos no exentos de ironía) cabe mencionar también las siempre difusas fotos tomadas por “testigos” de sus ataques. Véase imágenes por la Web.

[39] Diario Popular del 6 de agosto de 1984.

[40] Diario Popular del 27 de setiembre de 1984, 237 minutos.

[41] Film Pacto con Lobos (2001), Francia, dirigida por Christophe Gans. Disponible en Web: http://www.sipeliculas.com/el-pacto-de-los-lobos

[42] Oulion, Roger, La Béte du Gévaudan: Nouvelle révélations sur un crime organicé au XVIII siécle en Gévaudan.

[43] Sanguinetti, op.cit. Pág. 36.

[44] En 2009, el escritor André Aubazac propuso, como responsable de los crímenes, a una horda de soldados caníbales, apoyados por Chastel.

[45] Titular: “Otra vez el Hombre-Gato. Patrullas de civiles armadas recorren barrios de Burzaco tratando de capturar vivo o muerto al extraño personaje”, Diario Popular del 10 de enero de 1985.

[46] Bauman, Zygmunt, Miedo Líquido, La sociedad contemporánea y sus temores, Paidos, Bs As, 2007, Pág. 10.

[47] Véase del autor, La leyenda del Payaso asustador. Disponible en Web: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/soto_fernando/la_leyenda_del_payaso_asustador.htm

[48] El principio lógico de Ockham sostiene: Si para explicar un fenómeno determinado tenemos dos o más hipótesis, lo más razonable es aceptar la más simple, es decir, la que presenta menos supuestos no probados.

(1767-2017)

 

 

 

Autor:

Fernando Jorge Soto Roland.

Profesor en Historia por la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP), Argentina

Partes: 1, 2
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