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¿Cómo hacer brotar de su corazón el magnífico recurso de la comunicacional?



  1. Las relaciones humanas
  2. Comunicación emocional y amor

Las relaciones humanas

Antes de entrar específicamente en el tema de la comunicación emocional, relativa al área afectiva, vamos a analizarla en el campo más amplio, que es el comúnmente denominado de relaciones humanas. Aquí serán presentados apenas algunos recursos generales, que lo ayudarán a ser mejor sucedido, independiente del asunto en consideración.

Por ejemplo, si usted examina atentamente a las personas, percibirá que difícilmente ellas mantienen una explosión emocional por mucho tiempo. Parece como si aquella fuera una descarga que agota por sí misma, algún depósito de residuos negativos. A esta explosión, acostumbra seguirse una fase de disculpas, de arrepentimientos por la agresividad.

En negocios, este proceso es utilizado con habilidad. Cuando un cliente llega "bravo" para hacer una reclamación, la base del suceso comercial está en escucharlo atentamente, pedir que repita detalles, mostrarse tolerante, comprensivo e interesado en lo que aquel tiene para decir. De esta forma, el cliente queda descolocado con tanta amabilidad y frecuentemente, es un buen momento para cambiar o reparar el producto defectuoso y quizás venderle alguna otra cosa.

La ley psicológica que rige el proceso es la siguiente: cuando tenemos paciencia suficiente para suportar que la "tormenta" agote su carga energética agresiva, acontece generalmente que la persona que así procede, al no percibir resistencia reduce su ímpetu hasta que se calla. Este es el momento crucial; si usted comete el error de hablar en ese momento, habrá echado todo a perder. Deje que la otra persona reanude la conversación (o mejor dicho, el monólogo) y ahí será el momento de la cosecha.

En efecto, aquella persona que estaba viviendo la imagen de la reclamación la agotó y ahora tiene que pasar para otra imagen. Pero en esta, está usted, probablemente lastimado, herido, masacrado. Así, el "ofensor" toma conciencia de esta situación y entonces mudará su tono, ya sea presentando disculpas o disponiéndose a hacer concesiones para equilibrar la situación (y su propia conciencia).

El conocimiento y la aplicación de este proceso podrán ayudarlo mucho en su realización afectiva. En efecto, si su candidato o compañero está nervioso, inquieto o problemático, no entre en ese nivel emocional. Por el contrario, déjelo decir lo que desee expresar, aunque usted sea alcanzado y hasta ofendido por algunas de sus consideraciones. Al hacer esto, él precisamente le estará provocando para que usted entre en este campo destructivo y deletéreo.

Pero usted sabe que en este contexto, no podrá obtener ninguna victoria, pues si por casualidad usted llegase a demostrar que el otro está errado, será a costa de mucha sangre, tal vez hasta estimule un sentimiento de revancha para la próxima vez. Lo que deberá hacer, es simplemente mirar su compañero(a), con calma y expectativa, como si esperase oír algo más; es claro que el compañero quedará en una situación comprometida, porque él ya agotó sus baterías.

Mientras tanto, su corazón está hirviendo y su mente tendrá una docena de argumentos para contra-atacar. Pero no caiga en esta trampa, porque usted será triturado, ya que de esta forma, proporcionará combustible al agotado tanque de su compañero. No importa que usted tenga cristalinamente la razón a su favor, pues una persona en estado de agitación mental, no vive la realidad objetiva y sí su realidad subjetiva particular, teñida por la pasión del momento.

Lo que debe hacer, es dar un golpe de gracia a la discusión destructiva. Después de pasados unos instantes de silencio, durante los cuales usted parece esperar más reclamaciones del compañero, puede pedir que le sea repetida alguna cosa, que aparentemente no habría comprendido. Esto terminará por desarmar a su interlocutor. Cuando él vuelva a hablar de aquel asunto, lo hará con menos énfasis y tal vez ya encuentre una disculpa de por qué aquello aconteció así o usted hizo de tal manera (o dejó de hacerlo).

El secreto de este proceso es refrenar las ansias de pelea, de justicia, de victoria inmediata. Deje el otro expresarse totalmente, muestre que está interesado en lo que está diciendo, aparezca como esperando que el otro continúe a hablar, pídale que repita trechos de su argumentación. O sea, déjelo luchando con el tiempo, que va agotando sus energías, sus fuerzas y sus razones. Así lo podrá "cocinar en su propia salsa".

En verdad, en la inmensa mayoría de los casos, las discusiones peligrosas no nacen de acontecimientos reales; estos son apenas un pretexto que permite el afloramiento de sentimientos negativos de frustración, impotencia y angustia dentro del corazón humano. Así siendo, si su compañero u otra persona lo provocan para una disputa, no la acepte porque – entre otras cosas – ella no es, realmente con usted. Es con el mundo, con la Mente Colectiva; usted es el intermediario humano con el cual podrá establecer una relación concreta, una discusión tangible, una disputa perceptible. De modo que déjelo agotar su carga negativa; al final, su interlocutor sentirá que usted quedó en el medio, sin tener mucho que ver con la historia de fondo, y de ahí es que surge su sensación de arrepentimiento, de pedir disculpas.

Pero si decidió entablar la disputa, habrá asumido para él, el papel de la Mente Colectiva que tanto lo frustra, lo oprime y lo angustia, pero de la cual no puede descubrir el rostro. La lucha puede ser muy violenta y hasta podrá recibir proyectiles que no le estaban destinados, pero que atrajo con su actitud.

¿Comprende ahora donde está la génesis del desencuentro entre los miembros de una pareja? La actitud calma, serena, llena de amor y armonía, siempre lo llevarán a la victoria definitiva y su compañero, si tuviese índole agresiva y provocativa, irá percibiendo poco a poco, que tiene en usted el mayor refugio contra las cosas ruines que tanto lo atormentan, un escudo contra las presiones de nuestra sociedad decadente.

Todo lo que fue anteriormente explicado, no implica en prescindir de conversaciones constructivas, dirigidas a un propósito de clarificar los problemas existentes, teniendo como objetivo el desarrollo y el enriquecimiento de la personalidad. Pero en estas discusiones no hay acusador ni acusado; hay el justo deseo de resolver un problema que está bloqueando la plenitud de la realización entre los dos miembros de la pareja.

Caro lector: de la misma forma que las demás personas, usted desea realizarse afectivamente. Este es un sueño secreto y glorioso. Pero para alcanzarlo deberá abandonar toda pereza, todo comodismo, toda inercia y todo egoísmo. Mientras tanto, usted deberá transformarse en un ángel, en un querubín, en un serafín celestial, que lleva en su seno, el mensaje divino del amor y lo difunde por la corriente cósmica de la vida; usted deberá adoptar la forma de un ruiseñor, de un colibrí, de una alondra, que en sus alas fulgurantes transportan el polen sagrado de la armonía; usted deberá metamorfosearse en bellísima mariposa, en refulgente luciérnaga, en sutil libélula, que derraman por toda la Tierra, la gracia, la paz y la alegría.

Abriendo su corazón como una rosa, o sea amando y como consecuencia de esto, siendo amado, usted podrá mostrar al mundo el maravilloso poder constructivo que surge del amor, del altruismo y de la bondad. Así aconteciendo, usted hará una contribución irresistible a los otros, pues será un ejemplo para los que lo rodean, una esperanza vivificante para los que luchan por una vida más amorosa y feliz, un foco de luz y estímulo para aquellos que procuran la estrecha senda de una existencia más espiritual.

Amando y siendo amado, usted se proyecta como un verdadero átomo divino, transformándose en una auténtica réplica del Supremo, proporcionando al mundo de los hombres, su propia aura, repleta de energías positivas. Esto significa que, amando y siendo amado, usted insufla combustible cósmico al motor oculto, al engranaje secreto que mueve los resortes del Universo.

Arrancando, pues, de su pecho las dolorosas espinas de la rabia, de los celos, del miedo, de la codicia, de la envidia, de los resentimientos y de la tristeza, usted fecunda su huerta con las suaves fragancias de lo que es positivo, constructivo, optimista, altruista. Así, usted proyecta su energía, haciéndola irradiar como un aura que penetra la de los otros. Y ellos lo reconocerán como un dínamo cargado positivamente, como un árbol estupendo, en el cual las ramas crecen con gran velocidad hacia el cielo, como un foco resplandeciente que emite fuerzas benéficas, que irradia luz, que aparta las tinieblas, inculcando en los corazones, vibrantes mensajes de plenitud, de amor y de libertad.

Sea, pues, un átomo de luz y podrá percibir que más temprano o más tarde, el Creador se manifestará a través de usted y al hacerlo, sentirá un vislumbre fascinante que lo colocará en contacto directo con el maravilloso Reino del Amor Divino, así como con el subreino del amor humano.

Para alcanzarlos, deberá armonizarse con los sagrados niveles cósmicos, a través de la oración y de la visualización, así como desarrollar su capacidad de comunicación emocional, asunto que será abordado inmediatamente.

Comunicación emocional y amor

Comunicación emocional es la capacidad de motivar a los otros, de tal forma que pueda llevarlos a desarrollar su voluntad de atenderlo, escuchar y procurar su compañía. Hay cuatro factores básicos, capaces de movilizar la comunicación emocional a saber:

  • Instinto de conservación o de seguridad;

  • Deseo de bienes materiales;

  • Instinto de vida y de amor;

  • Deseo de consideración o de seguridad del Yo.

Según varios estudios, las causas principales del fracaso conyugal son: sexo, dinero, parientes, temperamento, etc., pero detrás de estos factores que podríamos llamar de secundarios está la raíz o causa primaria: la dificultad de comunicarse emocionalmente con el compañero. Esto es también aplicable a cualquier tipo de pareja, sean marido y mujer, sean concubinos, novios o aún los que están en la fase inicial del proceso amoroso.

Acontece que cada uno de nosotros tiene sus experiencias propias, sus sentimientos particulares, sus expectativas singulares y sus sueños incubados. Todo esto constituye una barrera de preocupaciones que amortiguan y filtran todos los estímulos exteriores. Cuando una mujer habla para el marido y el asunto no interesa, él generalmente no oye, porque tiene su mente ocupada con sus propios problemas, sus miedos y sus deseos. Esto acontece no sólo con los maridos y si con las personas en general.

Pero lo contrario también es cierto: los psicólogos demostraron que no existe ninguna persona que deje de reaccionar a las palabras, actitudes o situaciones que puedan afectar su perspectiva emocional. En este caso es que se habrá establecido la comunicación emocional. Si dominamos estas técnicas, podremos atravesar las defensas de una persona y hacernos sentir importantes para ella. Esto es fundamental para la mujer (así como para el hombre) que desee realizarse afectivamente.

Si usted fuera una mujer casada – por ejemplo – y su marido no da mayor atención a lo que usted dice, cambie de táctica. Esté atenta, infórmese sobre los intereses de él y mézclelos en su conversación; él comenzará a oír y usted se sentirá oída. Experimente esto ya. Más adelante mostraremos nuevos detalles.

En la inmensa mayoría de las personas, los factores emocionales son más poderosos que los racionales y como casi nadie tiene dominio sobre sus sentimientos, vivimos en general enmarañados con ellos, aconteciendo como consecuencia, que cada persona no percibe la realidad de las cosas, y sí sólo aquello que quiere o necesita. Así, por ejemplo, una mujer a quien su marido dejó de querer – cosa que se hace evidente para las otras personas – no percibe este hecho y hasta puede interpretar como demostraciones de cariño, ciertas actitudes de él, que para todo el mundo tienen, claramente, un significado obviamente opuesto.

Analicemos ahora su caso concreto. Usted está seguramente en uno de los cinco casos enumerados en el Capítulo anterior, pero la verdad es que ellos pueden ser reducidos a dos casos básicos, pues si usted está interesado en el arte de amar y ser amado, está queriendo despertar la atención de alguien o queriendo mejorar su relación con cierta persona. O sea, usted está queriendo conquistar o reconquistar alguien. Aún en el caso de que tenga alcanzado tan fascinante objetivo, también será bueno que usted lea las páginas siguientes, porque no es nada malo aumentar aún más su poder de atracción sobre aquel que usted ama y le corresponde. ¿No es verdad?

La llave del suceso en todo emprendimiento amoroso es la comunicación emocional. El hecho es que resulta imprescindible descubrir los intereses y la cuerda emocional más sensible de su pareja o candidato. Esto lo llevará a despertar la atención en su dirección. Usted aparecerá como diferente a los ojos de aquella persona, y eso le permitirá conducirla al altar, si este fuera el caso. Y aún lo más importante: usted conseguirá que él (o ella) le haga feliz por el resto de su vida.

Mencken dice, precisamente: "Amor es lo que hace un hombre percibir una mujer como diferente de las otras". Es claro que esto también se aplica a los hombres, pero aquel autor prefería pensar que los hombres escogen a las mujeres, y no lo contrario. Naturalmente, estaba engañado; apenas el modo femenino es tan sutil, que pasa desapercibido para el hombre machista.

Estamos entrando en un tema muy interesante y excitante; se trata nada menos de que el tercer factor de comunicación emocional. ¿Cuál es? ¡Ni más ni menos que el amor! Analicemos con mucho cuidado este asunto, porque él podrá ser el rayo de luz que usted aguardaba con mucha expectativa en el fondo de su corazón. Veamos.

Ilustremos todo esto con un ejemplo. Tres jóvenes están interesadas en un mismo hombre, siendo que cada una desenvuelve estrategias diferentes para alcanzar sus objetivos de conquista. ¿Quién vencerá? Una de ellas, Isabel es de las "avanzadas", hace insinuaciones, usa ropa provocativa y así sucesivamente. Intenta conquistar el candidato usando el sexo como anzuelo.

La segunda, Geraldina es una típica mujer "seria", de familia respetable. Si tuviera oportunidad, lo convidará con un pedazo de torta u otro manjar hecho por ella, pero si él tentase abrazarla medio peligrosamente, ella lo apartará lo suficiente hasta colocarse a una distancia más segura. Las dos, por vías diferentes y opuestas, tentarán conquistarlo, pero no están interesadas en saber quien es. Apenas ellas gustan de lo que aparenta ser: un buen candidato.

Vamos imaginar que la elección entre esas dos mujeres tan diferentes está difícil, cuando aparece la tercera interesada: Claudia. Ella sabe que tiene dos rivales con cierto camino adelantado, pero no desespera. En lugar de intentar seducir el galán con sus encantos, apenas conversa. De esta forma y preguntando en lugar de afirmando, va conociendo los intereses, los sueños, los puntos sensibles, los deseos ocultos de él. Con habilidad típicamente femenina va trazando línea por línea, el mapa del corazón amado.

¿Para qué sirve el mapa? Pues ni más ni menos que para obtener la espléndida victoria final. Acontece que el conjunto de factores que operan sobre los seres humanos, así como la variabilidad de las circunstancias de la vida en este inestable mundo moderno, hacen con que ciertas decisiones, deseos o sueños sean postergados, por miedo de los riesgos involucrados.

Pero Claudia es consciente de esto y, gracias a su mapa, sabe lo que su amado desea, y ella aplica la comunicación emocional, ¡ayudándolo a transformar en realidad aquellos deseos! Por ejemplo, el candidato puede estar queriendo estudiar en la Universidad, cambiar de empleo, estudiar las enseñanzas rosacruces, aprender aeromodelismo, o lo que sea. Entonces Claudia aplicó el secreto; en lugar de hablar y hablar, en vez de saturarlo con sus puntos de vista sobre esto y aquello, en vez de hablarle de las teorías de Freud o Jung, de Marx o Marcuse, se limita apenas a decirle lo que él quería oír. O sea, apoyar un deseo íntimo de él, pero de forma tan sutil que el joven creyó que la decisión era mismo suya.

Lo importante a subrayar aquí es que ese apoyo sutil de Claudia creó un vínculo indestructible (aquí vuelve el pasaje de la Biblia: "Lo que Dios unió, el hombre no puede separar"), pues consiguió establecer el puente más difícil de extender entre dos seres humanos, especialmente si son hombre y mujer: comunicación emocional.

Ahora Claudia toma una nueva dimensión a los ojos del candidato, y él comienza a percibir una cosa nítida, sorprendente y excitante: ¡ella es diferente! A esta altura de los acontecimientos, la victoria de Claudia es inevitable, es apenas una cuestión de tiempo, pues él comprende que esa mujer diferente será la única capaz de transmitirle una energía muy especial, que podemos traducir fácilmente por amor. En este punto, la situación se invierte; él percibe cuán importante es Claudia para su vida futura e irá a procurarla, no dejándola escapar.

Si los dos son solteros o por lo menos legalmente libres, el casamiento surgirá como una solución perfecta. De lo contrario, encontrarán alguna forma de convivir, de vivir juntos, de amarse, aún fuera de las normas establecidas. Ellos, en cualquier hipótesis, vivirán en un sucursal del Paraíso, pues en ese sagrado lugar no existen leyes humanas ni registros burocráticos.

En la raíz de esta historia está una gran verdad que deberá ser grabada a fuego en su mente: la persona que se realiza afectivamente es aquella que dice a su pareja lo que esta desea oír y no lo que ella desea decir. Así siendo, hablará menos y preguntará más a aquella, descubriendo de esta manera sus intereses y sus puntos emocionales más sensibles, lo que permitirá – como a Claudia – trazar el mapa del corazón elegido. Con él en la mano, muchas veces ni será necesario decir una palabra para alcanzar la comunicación emocional. Será suficiente con apenas mirar, mirar con verdadero y auténtico interés. Esa mirada se transmite y el otro la capta, activando poderosamente el intercambio emocional entre los dos.

Por lo tanto, usted podrá avanzar rápidamente en dirección a su realización afectiva, si tiene en cuenta que su pareja (o candidato) no es una roca, un ser de piedra, un indiferente (aunque pueda aparentarlo, hasta con frecuencia), y que él precisa ser elogiado, solicitado, agradado y…!amado! Esto es tremendamente importante, porque si usted no lo hace, alguien… lo hará. Y esto no puede ser juzgado en la base de un falso moralismo, pues se trata de una necesidad interna, profunda e inherente al ser humano. Cabe agregar que muchas personas crean su propia infelicidad, debido a una actitud egoísta en este asunto.

O sea, si usted, a través de los recursos anteriormente presentados, consigue establecer una relación cálida, profunda, armónica, con su compañero, todo aquello de bueno que haya hecho le será devuelto con intereses bancarios. Pues si usted llegó a tocar la cuerda emocional de aquel, quedará ligado con él, y cuando precise llenar alguna necesidad afectiva, apenas deberá tirar de aquella cuerda para obtener la respuesta esperada.

En efecto, si usted es mujer y acompaña su compañero cuando él la invita, o tiene con agrado y pasión, relaciones sexuales cuando él la procura, si le prepara alguna comida especial de que él gusta, si lo espera llegar con una sonrisa y un beso, si lo hace sentir cuanto necesita de él, si le demuestra que la mayor protección que existe para usted son los brazos y su pecho fuerte – y todo con mucha sinceridad – tenga seguridad de que él atenderá permanentemente a sus necesidades emocionales, que nada le será negado. ¿Ya percibió la importancia de estos puntos?

Si usted fuera hombre y acompaña su pareja cuando ella pide, si la sorprende con un ramo de flores, o con apenas una de ellas, bonita, un verdadero primor, arrancada en ese momento, si le dice cuanto la ama con la mirada o con un casto beso en la mano o quizás no tan casto en la nuca; si no se olvida de escribirle una tarjeta muy romántica en el día del aniversario de vuestro amor; si le hace sentir cuanto precisa de ella al abrazarla con mucha fuerza después de estar algunos días separados por causa de viajes, y besarla con mucha pasión en la boca; si usted elogia su comida o que bonita queda con una cierta ropa – y todo esto con mucha sinceridad – no dude de que ella lo atenderá en sus necesidades emocionales y usted será un hombre afectivamente realizado.

Por lo tanto, si usted – hombre o mujer – está queriendo atraer una compañía conveniente en su dirección, precisa descubrir cual es la principal preocupación o interés de él: ¿Conservación? ¿Dinero? ¿Amor? ¿Deseo de consideración? O tal vez una cierta mezcla de los diferentes factores.

Acepte desde ya como definitivo, el hecho de que no es su apariencia física, su posición social o su edad, que lo conducirán al monte fulgurante del amor correspondido. El principal factor que operará en este proceso es su capacidad de amar, manifestada a través del elemento de comunicación emocional que es el propio amor. Todo – o casi todo – va a depender de como usted llega hasta las fibras mas íntimas y escondidas del corazón del ser amado. Recuerde que – en el fondo – todas las personas gustan de ser consideradas como especiales, diferentes, dignas de ser amadas por sus atributos personales.

Por ejemplo, usted es mujer y está queriendo conquistar un mozo que la invitó para ir al cine. Si en la vuelta, usted se limita a agradecer la compañía y los momentos agradables por los que pasó, puede estar cerrando las puertas a su realización afectiva. Pero esto no es obligatorio; en lugar de utilizar palabras que colocan un punto final a un encuentro agradable, usted puede sustituirlas por otras, insinuantes y plenas de futuras perspectivas. Por ejemplo, el maestro de la comunicación emocional, Roy Garn(*) sugiere que en ese caso, usted diga: "¿Todas la muchachas que salen contigo, pasan momentos tan agradables?"

Observe el caballero atentamente y vea como él queda medio confuso, no sabiendo bien lo qué responder; pero se puede percibir que él está satisfecho, muy satisfecho y esto porque usted tocó una cuerda íntima en él. Por ahora, esto es suficiente. La despedida no significará "adiós" y sí "hasta mañana", porque dentro de aquel hombre, usted adquirió dimensión propia y él la querrá conocer mejor. Y, a cada contacto, irá a tocar más y más aquella cuerda, hasta conocer todos sus hilos. Y estos hilos, la podrán llevar a su realización afectiva. La cual, en este contexto, será completamente merecida, porque usted no hizo otra cosa que seguir los sabios consejos de Lord Chesterfield: "Si quieres que los otros gusten mucho de ti, has con que ellos gusten un poco más de sí mismos".

. Observación: Las Monografías de este Gran Tema
(Afectividad Humana), deben ser consideradas como un estímulo, una inyección
de luz y esperanza para las personas que sufren de problemas afectivos. El autor,
dentro de sus posibilidades, está dispuesto a enviarles, de forma totalmente
gratuita, el libro completo, titulado "El Arte de Amar y Ser Amado",
a todos aquellos y aquellas, que demuestren interés en los mensajes ofrecidos,
a través de comentarios simples, enviados directamente a;,

 

 

Autor:

Prof. José A. Bonilla

(Universidad de la República, Uruguay; Universidad Nacional de Tucumán, Argentina , Universidad Federal de Minas Gerais, Brasil)

 

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