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La escuela colonial gibareña, apuntes para una historia (Cuba)



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Desarrollo
  3. Conclusiones
  4. Bibliografía

Síntesis

En la historiografía gibareña la escuela como institución social ha sido relegada y pobremente se le atribuyen gran parte del crédito en la identidad integrista y antiindependentista, la aproximación identitaria hacia la metrópoli y la poca incorporación de los hijos de esta villa a las gestas mambisas. El presente trabajo pretende, a través de apuntes, abordar el tema caracterizando en gran medida la institución en la villa y su interland durante la segunda mitad del siglo XIX.

Introducción

Los tres primeros siglos coloniales se caracterizan en el plano pedagógico por el predominio de las formas no escolaridades de la educación a través de la familia y la iglesia católica, sobre las escuelas dirigidas por órdenes religiosas que aparecen durante los siglos XVI y XVII, a través de los cuales se consolida la escolástica.

Durante el siglo XIX se producen cambios significativos en la enseñanza a raíz de la oposición de los pedagogos criollos a la escolástica.

Pese a los intentos del gobierno por controlar la escuela y su discurso pedagógico se alcanza una formación patriótica cuya máxima expresión en el plano educacional resultó la formación de una educación cubana concretada en la pedagogía mambisa.

Gibara como jurisdicción no participó del proceso educacional cubano hasta el siglo XIX por responder a una colonización tardía que solo propicia núcleos poblacionales a finales del siglo XVII.

El origen de la escuela primaria gibareña estuvo condicionada por el desarrollo socioeconómico a partir de la apertura del puerto en 1823 y el fenómeno migratorio que se gesta en la jurisdicción. La numerosa migración establecida tanto en el puerto como en el hinterland de este, actuó con gran energía defendiendo el integrismo a la ves que controló la totalidad de las actividades económicas y políticas, cuyas primeras medidas resultaron la creación de cetros primarios, de ahí que constituya el criterio socioeconómico (comercio y inmigración) el asumido para periodizar el estudio de la escuela primaria.

El período correspondiente a la primera mitad del siglo XIX estuvo caracterizada por el origen de escuelas públicas y privadas de corta vida dirigidas por maestros de formación empírica, la ausencia de métodos pedagógicos así como el empleo de castigos corporales lacerantes, planes de estudios sobrecargados de asignaturas complejas bajo la intención de imitar a los centros de las grandes urbes.

Hacia la década del cuarenta aparecen los primeros intentos gubernamentales por homogeneizar la educación en el territorio sin grandes frutos.

La segunda mitad de siglo estará caracterizado el cosmopolitismo de la villa y su irradiación a los poblados contiguos a raíz del crecimiento poblacional y el auge comercial portuario.

Se inicia la apertura de los centros municipales donde ejercen labor docentes de formación académica dotados de métodos y técnicas educativas que posibilitaron una formación superior para dirigir el proceso pedagógico con calidad a pesar de los currículos complejos.

El discurso pedagógico de la escuela gibareña durante el siglo XIX fue integrista y antiindependentista, lo que determinó junto a la influencia familiar la aproximación identitaria hacia la metrópoli, incidiendo significativamente en la poca incorporación de los hijos de esta tierra a las gestas mambisas.

Tomando como referencia las particularidades del desarrollo histórico de la villa de Gibara y su interland se propone una periodización de la escuela colonial gibareña y caracteriza a esta institución en el siglo XIX

Desarrollo

El criterio socioeconómico en la periodización para el estudio de la escuela gibareña durante la etapa colonial.

Cada paso tiene su propia historia y por tanto es sujeto a periodización. Ésta para ser verdadera debe reflejar las leyes intrínsecas del desarrollo del fenómeno y su relación con el resto del proceso histórico.

Periodizar implica para todo investigador una abstracción por medio de la cual se aísla un momento del proceso histórico para otorgarle un carácter de ruptura o viraje.

Toda periodización presupone un criterio teórico derivado del material histórico que constituye la esencia misma del concepto, lo que representa una verdad casi absoluta del devenir del hombre, de ahí que como instrumento indispensable del conocimiento humano constituya una legítima aproximación a la teoría de la historia.

Los estudios, las transformaciones de la estructura social no pueden sin deformación plegarse a un cronometraje muy específico, a raíz de que cada fenómeno posee una magnitud de impacto particular y otra de índole específica.

Toda periodización transita de su plano más general al particular y viceversa, complementándose mutuamente, hecho que es visible en la medida que se estudia en condiciones concretas.

La periodización no es u elemento cerrado o estático, alrededor de una misma época pueden existir varias periodizaciones en correspondencia con los criterios que se determinen sobre la base del propio proceso histórico nacional." No existe autonomía particular que llegue al punto de discriminar las tendencias más generales de la historia"

Fechar con certeza cada objeto de estudio constituye una premisa y deber del investigador de la historia pues la conciencia de las sucesiones del tiempo constituye dato imprescindible para todo juicio o interpretación.

En el proceso de búsqueda de criterios de periodización acerca de la evolución de la escuela colonial cubana pudieran ser consultadas las obras de Ofelia Morales del Campo (1938), Emma Pérez Téllez (1853), Gaspar Jorge García y el colectivo de autores cubanos bajo la dirección de Manuel Curvelo Vidal (1990).

La primera de las autoras mencionadas basa sus estudios en las memorias de la Sociedad Económica Amigos del País, centrándose en el período1776-1842, sin determinar el efecto del resto de las instituciones sobre el fenómeno educativo generaliza con el título" evolución de las ideas pedagógicas en Cuba " a todo un proceso multifactorial irreconociendo además que en no pocos poblados en Oriente la Sociedad no ejerció influencia alguna sobre la fundación de escuelas ni en su proceso pedagógico.

Es en los casos de Piedad Maza y Enma Pérez basan sus criterios sobre l obra de Bachiller y Morales, dando continuidad a esta, la que se corresponde con una periodización sobre las tendencias políticas nacionales sin determinar a profundidad el efecto de las corrientes pedagógicas que se gestan en el seno de la sociedad.

Gaspar Jorge García, quien se corresponde con el colectivo de autores de la etapa revolucionaria ofrece una evolución del pensamiento pedagógico, pero centrada en las figuras insignes de la escuela cubana lo que si bien no le limita, tampoco provee la posibilidad de adscribirse a un modelo o período.

Las limitantes de sus antecesores constituyen la base elemental sobre la cual se gesta la obra de Manuel Curvelo Vidal quien fundamenta sus estudios en el análisis de figuras, movimientos, corrientes y tendencias que han influido desde una perspectiva histórica en la educación social, escolar y patriótica que en el caso de la colonia las divide en dos períodos y seis subperíodos,

El primer período: los tres siglos iniciales de la colonia. Analiza el proceso de transculturación, la influencia del catolicismo (iglesias parroquiales y órdenes religiosas), así como el resto de las fuerzas portadoras de la educación escolar. Refiere que es en este período donde se consolida la escolástica.

El segundo período: es concretado desde fines del siglo XVIII hasta finales de la colonia, refiere que es en éste se gesta la autoconciencia nacional mediante el desarrollo de prácticas pedagógicas renovadoras revolucionarias. Desde el movimiento de educadores criollos e ideólogos que se enfrentan a la escolástica y las tendencias nacionalistas de la educación para el patriotismo que convergen finalmente en una pedagogía mambisa.

Si bien esta periodización constituye una plataforma del trabajo para el estudio y la investigación en el plano pedagógico nacional no es operativa en la etapa colonial gibareña por las razones que a continuación se exponen:

La educación en Gibara es el efecto de las condiciones materiales que se suceden a raíz de la apertura del puerto y el desarrollo cultural local. Se empleará la periodización expuesta por Manuel Curvelo Vidal por su propio origen se ubicaría en el segundo período más de 1790-1823 las escuelas que refieren al actual territorio evidencias razones de primitivismo pedagógico, lo que determina no esté influida directamente por las transferencias de la filosofía y la enseñanza referidas.

La periodización objeto de analisis refiere que de 1824-1868 se suceden confrontaciones bajo la tendencia criolla de la educación para el patriotismo. Se ha reconocido que en este período tanto la familia como la escuela gibareña respondan a las clases más pudientes apoyan, defienden y ejecutan una educación integrista, hispana, de formación patriótica antindependentista.

De 1868-1898 Manuel Curvelo Vidal expone sea este el momento de formación de una escuela pedagógica mambisa cubana, valga aclarar que en los terrenos de la jurisdicción no existieron prefecturas mambisas y las más cercanas se ubicaron en terrenos de Banes. Durante estos años Gibara florece económicamente a costa de la devastación de la infraestructura oriental.

De ahí que para estudiar la educación en Gibara Colonial sea necesario reconceptualizar los criterios hasta ahora expuestos desde la óptica de la evolución de este singular fenómeno.

El puerto y la migración hispana.

El puerto de Gibara fue habilitado en el año 1822 a raíz de los mismos factores que condujeron a la apertura del ayuntamiento, mas su aduana no fue creada hasta 1827 por autoridad del Conde de Villanueva y reafirmada el 17 de abril de 1828 por Real Orden; sin embargo a pesar de estar establecida los capitanes de buques que entraban a la bahía durante la década del 30 tenían que pasar a Holguín a vender sus mercancías y al despacho de buque con el Subdelegado de Hacienda.

En 1838 bajo un aumento relativo d la actividad portuaria se reforma la estructura del personal a un administrador, dos oficiales contadores, un escribano y un intérprete.

En 1854 se crean las líneas regulares de navegación por las costas de Cuba y el puerto gibareño fue conectado con la Habana, Santiago de Cuba, Haití, República Dominicana, Puerto Rico y las Islas Vírgenes hasta tal punto que el periódico editado en la Capital se leía dos o tres días después en Gibara. Sin embargo el flujo comercial no alcanzará índices superiores hasta 1855 con un proceso de ascendente actividad económica y comercial bajo el sistema de control implantado por el General José Gutiérrez de la Concha elevando la categoría de Administración Depositaria de Rentas reales de cuarta clase a la simple Administración de Rentas de Gibara. Así lo demuestra la siguiente tabla:

Valor de las importaciones y exportaciones hechas por el puerto de Gibara

Tabla de elaboración Propia

No de buques

Años

Exportaciones $

Importaciones $

Nacionales

Extranjeros

1828

39754

72316

21

2

1836

98706

200 779

45

21

1843

173 256

225 074

35

16

1857

202 477

630 213

27

36

1886

620 801

509 787

39

39

Fuente: Herminio Leiva Aguilera. Gibara y su jurisdicción. P235.

Se percibe a primera vista el crecimiento constante que si bien hubo un aumento considerable de la producción mercantil solo un 1857 se observa un guarismo considerable respecto a los años anteriores el que, con ciertos períodos de baja relativas mantendrá un alto nivel comercial que a partir de la década del 50 será controlado por cinco casas comerciales; Longoria Co; Silva Rodríguez; Beola Co; Vecino Torres Co; Victoriano López (todos propietarios españoles)

Bajo las condiciones favorables del puerto para el comercio la densidad poblacional se manifestará de la siguiente forma:

Resúmenes de habitantes por años en la jurisdicción de Gibara

Censos de

No de Personas

1827

2303

1841

899 (desde el 1824 estaba separado de Auras)

1858

6702( ya unida a la Capitanía Pedánea de Auras)

1862

8469

1877

18 854 (se le une Fray Benito)

1882

22 268

Fuente: Herminio Leiva Aguilera. Gibara y su jurisdicción. P210.

Al respecto es posible aclarar que según el caso de 1858 la relación de razas se manifestaba 3.6 blancos por cada 1 de color.

La distribución por nacionalidades mostrará los siguientes índices durante todo el siglo:

Período de arribo de los inmigrantes a territorio gibareño. Siglo XIX

No

Países

De arribo durante el siglo XIX

1

España

1376

2

Francia

12

3

Italia

8

4

Islas Azores

3

5

Portugal

4

6

Inglaterra

15

7

Escocia

1

7

Alemania

3

9

Polonia

10

Rumania

11

Irlanda

5

12

Holanda

1

13

País Desc.

2

Fuente Nora Medina Caballero. Migraciones Canarias. 2002

Los simples datos observados corroboran que la afluencia española asciende significativa y constantemente a partir de la segunda mitad del siglo XIX en su mayoría comerciantes y agricultores que traspolaron sus costumbres a la zona estos comerciantes asentados con sus familias compraron casa en la Villa y poblados fundamentales y apoyarán la educación de los menores siempre que ésta responda a los más profundos valores hispanos.

De ahí que se proponga priorizar la educación local de la siguiente forma:

1779-1853: los primeros momentos de la enseñanza hispana en Gibara bajo los siguientes rasgos: de 1779-1823, el predominio de las formas no escolares de la educación, de 1824-1842: la escuela primitiva local y los maestros empíricos y de 1842-1853 intentos de homogeneizar la educación en la jurisdicción.

1858-1898: la consolidación de la escuela gibareña, marcada por la confrontación de la Junta de Instrucción en 1857 de la escuela municipales en un primer momento hasta 1873 pues de esta a 1898 se conforma el ayuntamiento local quien asistirá constantemente a la escuela pública y privada en un marcado interés de estudios para todos los menores bajo el fin de mantener el dominio colonial.

La evolución de la escuela primaria en Gibara Colonial hasta 1850.

Los registros más antiguos respecto a la instrucción pública en el territorio refieren al año de 1779, Para entonces Gibara no se había fundado y el territorio que hoy le corresponde formaba parte del Partido Pedáneo de Auras. Esta primera escuela se instaura por gestiones de los residentes y era sufragada por estos.

En este período el asentamiento poblacional ascendía a 137 habitantes de ellos 28 niños en edades entre 6 y 10 años, 16 varones y 12 hembras, de los que solo asistían 6 lo que corresponde al 21,3% del total valga aclarar que todos varones lo que demuestra la incipiente preocupación de la familia por la instrucción de sus hijos y el carácter sexista y discriminatorio, característico de la familia hispana.

Hacia el año de 1816 la Real Sociedad Económica de Amigos del País terminó por crear una sección de Educación a la cual confió los asuntos de la enseñanza. Entre sus primeras acciones estuvo el censo nacional de instrucción primaria elemental. Para entonces Gibara comenzaba a emerger con una población transitoria, debido al hecho de que el 16 de enero de 1817 se había iniciado la construcción de la Batería Fernando Séptimo, por lo cual los constructores se trasladaban con sus familias hacia los alrededores de esta obra.

En mapas de 1779 se hace referencia a un pequeño poblado entre las márgenes de los ríos Gibara y Cacoyogüin, en terrenos para entonces propiedad de José Romero y Francia del cual se desconoce la existencia de maestros o escuelas; mas a consideración del investigador esto resultaba elemento poco probable dada la lejanía de la ciudad de Holguín donde por entonces el número de escuelas era aún limitado y la presencia de pescadores y agricultores, personas con bajos ingresos, prácticamente de subsistencia a demás de que Don José Romero a pesar de haber contraído nupcias con Victoriana de Ávila y González de Ribera, no tenía descendientes.

No es hasta el año 1823, por demandas del criollo Ramón Jacinto Hidalgo, sindico procurador del ayuntamiento, que se funda la primera escuela del poblado cabecera, de la cual funge como maestro el cura párroco de la Iglesia de San Fulgencio de Gibara Don Manuel Suárez. Hasta entonces la enseñanza de las letras y los números se llevaba a cabo solo en las familias pudientes a través del método de la cartilla, dirigido fundamentalmente por la figura materna cuando había sido instruida.

Acerca de la primitiva escuela de 1823 las actas del ayuntamiento constituyen una fuente documental valiosa y a su vez poco explotada. Por medio de su consulta pudo comprobarse que fue el maestro Don Manuel Rosales quien solicitó la dirección de la misma, aunque no le fue conferida esta.

El acuerdo número cinco del acta del el 23 de marzo de 1823 expresa

"se tome dedición acerca de las DOS escuelas" hecho que contradice la concepción hasta ahora asumida por los seguidores de Herminio Leyva:

"La primer escuela que estuvo en Gibara… bajo la dirección del párroco presbítero Don Manuel Suárez mas duró tan pocos meses aquel ayuntamiento, cesó con él el mencionado plantel…"

La solicitud de dos escuelas también se encuentra en las peticiones del año 1836 en que se intentó crear otra. La intención de dos planteles o aulas por sexos puede encontrarse en la composición social de sus habitantes, con influencia significativa de la figura paterna, cabeza de familia. (ver anexos)

Otro elemento refutable del informe acerca de la educación colonial en el territorio gibareño del historiador Herminio Leiva lo constituye la consulta de las actas originales del ayuntamiento localizadas en el archivo provincial de Holguín, en específico Acta número 3 acuerdo 7 la que consigna textualmente:

… hasta que los fondos estén creados de designar una dotación competente para atraer un preceptor instruido, es necesidad acomodarse a las circunstancias, supliendo al señor cura don Manuel Suárez quien por interés general y común a su ministerio se sirva sin embargo de una tarea el convocar y admita los medios para instruir en los primeros rudimentos de religión y la constitución hasta lograr leer y escribir en el concepto que por ahora es que señalar para el alquiler de la casa cuatro pesos mensuales. que cobrará del fondo de propios (del ayuntamiento) cuando esté corriendo desde el día en que participe en esta corporación haber abierto escuelas para más adelante la corporación gratificará a medida que se representen las ventajas y creces en facultad o fondo dándose cuenta previamente con copia de esta acta a la EDP para su aprobación.

En este fragmento se esclarece la concepción también asumida de que el cura párroco recibía gratificación por su labor como maestro y de que fuera la iglesia el centro docente.

La escuela cesará sus funciones en el propio año de 1823 a raíz de ser derogada la constitución de 1812 y todos acuerdos, leyes y disposiciones realizadas a partir de esta.

En 1839, El poblado de San Marcos de Auras contaba con una escuela bajo la dirección de José Mateo adelantándose a Gibara en 3 años pues no es hasta 1842 que se creará la próxima escuela del poblado, bajo la dirección de la señora Catalina Ricardo Esta maestra contaba con una pensión del gobierno aunque la matricula de la escuela era pagada por los padres mensualmente. En este centro solo se: admitirán alumnos externos, a los que se darán lecciones de Doctrina Cristiana, Lectura, Escritura, Aritmética. Le continuará en la historia Local la escuela del pardo bayamés Rafael Mesa (cierra en 1846) fecha en que desaparece el plantel de Auras.

Hacia 1842 el gobierno de la metrópoli dictó la primera Ley Escolar de Cuba. Para su materialización se creó la comisión de Instrucción pública como paso fundamental para la centralización de esta esfera. Su impacto no se hizo esperar en la privación de hecho y derecho a los cubanos de toda ingerencia en la dirección de la enseñanza oficial. Se establecieron comisiones provinciales y locales encargadas de la inspección.

En 1843 se instituyó en Cuba un nuevo Plan General en el cual la instrucción quedaba dividida en elemental y superior así como se establecían normas para la creación de escuelas públicas, los requisitos para ejercer como maestro, se fijaban los sueldos de estos, así como las materias que debían impartir.

A partir de las transformaciones de inicio de la década del 40 y por recomendaciones de Joaquín Urrutia, comandante militar en Gibara, se fundó un nuevo plantel público (1843) el cual era costeado por los gremios y otras instituciones, con cuotas prefijadas por la junta de educación. Para entonces la situación instrucción primaria sería catalogada como crítica en correspondencia con el contexto nacional, lo ilustran los siguientes datos de la Junta de Instrucción Primaria de la Villa en enero de 1849:

Villa de Gibara . Niños de 5 a 14 años:

Blancos

De color

Total

Hembras

Varones

Hembras

Varones

48

60

6

8

122

Fuente: Archivo Nacional de Cuba. Fondo Gobierno General. Legajo No73 Folio4

Campos de Gibara. Niños de 5 a 14 años

Blancos

De color

Total

Hembras

Varones

Hembras

Varones

10

13

2

3

28

Fuente: Archivo Nacional de Cuba. Fondo Gobierno General. Legajo No73 Folio5

De esta cantidad de niños solo asistían 26 u 28 a la escuela según el referido informe, lo que representa, entre el 21,32 % y el 22 % del total, porcentaje extremadamente bajo.

En este documento al censar los menores del campo solo se hizo referencia a los niños ubicados en fincas, por lo que el número de estos debió ser mayor, de igual forma refiere que estos últimos no podrán disponer de asignación de escuelas al estar muy dispersos.

Por gestión propia de los vecinos se abrieron dos nuevos planteles para varones bajo la dirección de los Sres. Rafael Mederos y Mr Chamboart. Los maestros de escuelas primarias resultaron personas de mediana preparación cultural y escaso o nulo conocimiento metodológico.

Catalina Ricardo era conocida como la Catuca, su método de enseñanza fue muy criticado por el historiador Herminio Leiva Aguilera y se basó en la repetición mecánica de las lecciones y la aplicación de castigos corporales. Leyva fue muy explícito al describir esto último, cuando expresó:

Usaba la buena Mujer, unas disciplinas de curricán grueso, cuyos ramales terminaban con un nudo en cada punta, y los descargaba tan frecuentemente y con tanta ira sobre nuestras tiernas posaderas por cualquier bobería que ellas fueron causa de mi salida prematura de aquel templo de la educación gibarino, después de una azotaina que me propinó la señora Catuca.

La apertura del plantel privado de la señora de Álvarez, cuyo nombre no es recogido por documentos y trasciende como Señá-Tana, de nacionalidad Dominicana, produjo una migración del plantel de Catalina por emplear métodos menos agresivos.

Rafael Mesa, fungió como maestro en la segunda mitad de la década del 40 luego del cierre de los centros mixtos, de mayor nivel cultural de sus antecesores, instruido en los conventos de Bayamo poseía nociones de pintura, escultura, su actividad docente la intercalaba con los oficios de reparador de esfinge de los santos y sacristán. Para entonces la iglesia a raíz de su estado deplorable sería trasladada temporalmente hasta la casa en que funcionaba la escuela.

El primer docente extranjero que ejerció la profesión en la localidad fue el hispano Víctor López de Moreno Denia. Arribó a la Villa en 1848, familiar del anexionista Narciso López y su ex secretario, fue reconocido en el pueblo por sus ideas anexionistas. Fundó la escuela en esta fecha por necesidad de subsistencia y la de mostrar una actitud reverente al gobierno español.

Todos estos maestros con la sola excepción de Víctor López y los que le seguirán hasta la apertura de los planteles municipales se caracterizaron por la actividad empírica y e improvisación metodológica sobre la base de las vivencias personales durante sus etapas de estudiante o lo aprehendido sobre la base de la literatura, que estableció las practicas antipedagógicas, en ocasiones con diversidad infantil inatendible que establecieron el aprendizaje de una mayoría sobre la base de la zona de desarrollo actual y fuese achacado el volumen de conocimiento adquirido por los estudiantes a las capacidades de aprendizaje de cada uno como elemento fatalista.

Es preciso reconocer que la comunidad Inglesa local no participó de este proceso, poseían, desde la década de los 30, preceptores propios. Esta comunidad se aislará en las demarcaciones del actual poblado de Candelaria, a consideración del investigador el hecho estuvo dado por el origen protestante de los inmigrantes. En su favor constan las constancias de logias masónicas en las postrimerías de estos años, así como los cementerios particulares de los cuales algunos se conservan.

Es preciso explicar que estas personas se casan entre sí con variados casos de matrimonios consanguíneos.

A pesar de todas las limitaciones de la primer mitad del siglo XIX gibareño este establece el origen de una educación local marcada por el carácter hispano de la misma y en orden creciente de calidad aunque limitada en cuanto a matrículas fundamentalmente de origen humilde blancas pues no refieren en modo alguno la presencia de población negra o de color liberta.

El funcionamiento de los centros serán relativamente cortos aunque de imkpacto definitorio para la transformación de la identidad local .

Hasta aquí una panorámica de la evolución de las escuelas primarias públicas y privadas en la jurisdicción hasta mediados del siglo XIX.

Año de fundación

Tipo de escuela

Tiempo de duración

Lugar

Observaciones

1779

Privada

Desconocido

Auras

Solo admitió niños

1823

Publica

9 meses

Poblado

Mixta

1839

Privada

7 años

Auras

Varones

1842

Pública

5 años

Poblado

Mixta

1843

Pública

2 años

Poblado

Varones

1844

Pública

1 año

Poblado

Varones

1846

Privada

1 año

Poblado

Varones

1846

Privada

3 años

Poblado

Hembras

1847

Privada

3 años

Poblado

Varones

1848

Publica

4 años

Poblado

Varones

1849

Publica

5 años

Poblado

Varones

1849

Pública

Hasta 1898

Auras

Varones

La consolidación de la escuela integrista en la jurisdicción gibareña durante la segunda mitad del siglo XIX.

No es hasta el año de 1853, el 8 de septiembre en que se fundó la primera escuela pública sufragada totalmente por el estado bajo la dirección del profesor Luís María Álvarez, superando en matrícula a las anteriores. En 1857 tenía 65 alumnos y del 1858 en adelante 80 estudiantes.

En los documentos que registran este local aparecen las siguientes palabras que demuestran el carácter hispánico de la Región:

… Vivamente interesados en los progresos de la juventud la escuela debe y tiene la obligación de guardar celosamente las más puras raíces españolas impregnadas en el sano deseo de la franqueza y el patriotismo.

Hasta el año de l868 la educación en el territorio estuvo centrada fundamentalmente en la villa y en el poblado de Auras, las matrículas predominantemente masculinas lograban mayor preparación dado que eran dirigidos por profesores titulados en contraposición con la figura femenina las que centraban sus estudios en la lectura, escritura y cálculo, así como en los trabajos manuales y del hogar en correspondencia con su futuro papel de madre – esposa – ama de casa.

El carácter racial de la sociedad gibareña típico de la Cuba de entonces, lograba índices superiores dados por el reacio núcleo hispano que la conformaba, tómese como ejemplo los siguiente fragmentos del expediente 175, legajo 7, folio 8 del fondo Ayuntamiento. Colonia del Archivo Provincial de Holguín:

Don Rafael Izquierdo González, profesor de instrucción primaria elemental se establece el 5 de marzo de 1866 en Yabazón arriba (La Demajagua) donde va a abrir una escuela de instrucción primaria bajo la Advocación de Nuestra Señora de La Caridad para varones Blancos y de color libres y cada clase con su Dpto. especial para que no estén confundidas las razas …

Seis de marzo de Mil ochocientos sesenta y seis

Manuel Sartorio Capitán del Partido Pedáneo de Gibara

Este maestro tramitó la anterior solicitud con el Capitán del partido pedáneo, pero la respuesta de las autoridades del ayuntamiento holguinero fue autorizarlo a abrir el plantel solamente para blancos y no permitir de ninguna forma la asistencia al mismo de niños negros.

La década del 50 marcó el punto de ascenso de la escuela gibareña con la apertura de los centros municipales. Para laborar en ellos los maestros debían poseer título o licencias para ejercer el magisterio, creando así una distinción que eliminó las improvisaciones en esta profesión en conjunto a la comisión auxiliar de instrucción pública.

El funcionamiento de esta organización (integrada inicialmente por Manuel Sartorio como presidente, los vocales José Munné, Manuel Camps y el cura párroco local José Carbó, acompañados por el secretario Quintín Rivero) estuvo dirigida a velar por el desempeño docente estableciendo las reglas que hoy llamaríamos como inspección escolar. De modo especial a ella se debe que en la localidad se instaure:

  • El horario fijo e invariable de la labor por parte de los alumnos y docentes.

  • El garantizar la permanencia del docente frente a los alumnos.

  • Reglamentar los mecanismos para la sustitución de los docentes en el caso que fuere necesario.

  • Establecer la edad mínima de ingreso a las escuelas (seis años).

  • Velar por la higiene de los locales, docentes y alumnos.

  • Aminorar la aplicación de los castigos corporales, no así los psicológicos.

  • Velar por la igualdad del tratamiento de los menores por parte del docente sin otra distinción que no fuera la del mérito individual.

Por otra parte la comisión de Instrucción pública establecía y ratificaba la decisión del maestro de expulsar definitivamente a los alumnos con desórdenes conductuales.

El hecho de que el párroco local integrara la comisión propiciaba el cumplimiento estricto de los preceptos católicos de rezar cada mañana antes de comenzar clase alguna, ante la imagen de Jesús o cruz un Padre Nuestro, un Ave María, un Bendito y un Salve.

Todo ello responde a la afluencia hispana de la población exigida al maestro desde su discurso moral hacia la formación de una conciencia de lo que resultaba la Ley Divina, la Ley Eclesiástica, la Ley Civil y la obediencia de esta como mandato de Dios, el respeto a las leyes de los jueces y magistrados que representaban a la corona.

Entre las normas que se implantan a partir de la comisión "de inspección" exigía:

  • Que al entrar y salir de las salas y escuelas, términos por los que se denominaba al aula, debía el alumno dar el saludo, primero al maestro, luego a sus compañeros.

  • Que el maestro era responsable de reprimir conductas irreverentes de sus discípulos tanto en el aula como en sus alrededores, fuera del horario de clases.

  • Que el alumno estaba en la obligación de rendir cortesía a su o sus maestros tantas veces como lo encontrara fuera del aula.

En la materialización del proceso se vislumbra la autorización de aplicar prácticas correctivas cuando el alumno no se pusiere de pies cuando entrare visita alguna al aula o al sentarse sin ser autorizado para ello. Se prohibía además hablar sin autorización del profesor, rascarse la cabeza, comerse las uñas o responder al profesor desde cualquier posición diferenta a firme.

La educación para niñas sufrió cambios a raíz de la apertura de la Escuela Municipal Santa Teresa de Jesús por la profesora Teresa Vialle en mayo de 1868 costeada por el ayuntamiento de Holguín cuyo diseño curricular era semejante al centro de Luís María Álvarez (1857) superándolo aún con las clases de Idioma Inglés y francés, así como música, solfeo y piano; aunque este centro no estaba al alcance de toda la población femenina.

El inicio de la Revolución de Yara en 1868, hizo que el número de habitantes del poblado de Gibara aumentara notablemente, pues muchas personas se mudaron para el mismo buscando la protección que les ofrecía el sistema defensivo creado en este lugar por los españoles y elementos afines.

Durante el desarrollo de la guerra se construyó una muralla que rodeaba a la población por la parte de tierra, se hicieron además otras construcciones militares y elegantes construcciones civiles.

Este aumento de la población, unido al poderío económico de los vecinos, permitió que fructificaran las gestiones encaminadas al establecimiento de Ayuntamiento independiente del de Holguín.

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