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Retos ideológicos de la juventud cubana, a la luz del pensamiento de Che Guevara.



  1. Resumen del trabajo
  2. La ideología de la Revolución Cubana
  3. Retos ideológicos y el pensamiento de Che Guevara
  4. Las lecciones de Che para la juventud cubana, cuarenta años después
  5. Bibliografía

Resumen del trabajo

El presente trabajo aborda los retos ideológicos a los que se enfrenta la juventud cubana, teniendo presente el pensamiento de Ernesto Che Guevara de la Serna.

Para su elaboración se consultaron diversos trabajos que abordan la ideología de la Revolución cubana, en su proceso de conformación y desarrollo, y valoraciones sobre el pensamiento de Che Guevara presentadas en varias obras de reconocidos especialistas en el tema. Como la fuente más importante para el presente análisis, se utilizó una amplia gama de sus escritos y discursos en los que abordó la temática estudiada.

Entre los principales resultados alcanzados debe destacarse, la denotación de varios retos asociados al trabajo ideológico con la juventud cubana. Además, se fundamentó la profunda argumentación guevariana acerca de las vías y recursos teóricos a utilizar en aras de su superación dialéctica. En su conjunto, las valoraciones presentes en el trabajo, contribuyen a validar al pensamiento y la acción práctica del insigne guerrillero, como un caudal de elevado valor para el trabajo ideológico en las condiciones de la construcción del socialismo en nuestro país.

"No se trata de cuántos kilogramos de carne se come o de cuantas veces por año pueda ir alguien a pasearse a la playa, ni de cuantas bellezas que vienen del exterior puedan comprarse con los salarios actuales. Se trata, precisamente, de que el individuo se sienta más pleno, con mucha más riqueza interior y con mucha más responsabilidad."

Ernesto Che Guevara de la Serna.

La ideología de la Revolución Cubana

Fue precisamente Ernesto Che Guevara de la Serna, el primero que empleó el término de Ideología de la Revolución Cubana, en un artículo que publicó en la revista "Verde Olivo", en 1960[1]En este escrito, realizó un análisis de la formación ideológica de los integrantes del victorioso Ejército Rebelde, con particular énfasis de aquellos combatientes que conformaban su vanguardia revolucionaria.

Con posterioridad, otros científicos sociales se han encargado de hacer aportaciones y precisiones al término, incluyendo valoraciones sobre las bases de su conformación, los preceptos fundamentales que la integran, retos a los que se ha enfrentado y enfrenta, relación con otros aspectos teóricos y prácticos, entre otros asuntos de igual importancia para su comprensión, enriquecimiento y desarrollo.[2]

La ideología de la Revolución Cubana es asumida como un producto histórico cultural, en tanto sistema de ideas y valores vivo e influyente en la sociedad cubana. Su factura, de profunda y enriquecedora complejidad, se articula con los principios, ideales y conceptos básicos del marxismo leninismo, pero no se agota en las matrices teóricas de esta propuesta. Al decir de Darío L. Machado Rodríguez, en su referida obra, es un fenómeno espiritual práctico, un producto histórico cultural de la sociedad cubana que expresa en su sistema de ideas, ideales, aspiraciones, valores, códigos, principios, tradiciones, los intereses comunes de diferentes sujetos, como clases, estratos y grupos sociales. Se ha conformado dialécticamente, como parte del desarrollo mismo de nuestra nacionalidad y ha debido enfrentar la defensa de sus intereses legítimos en un dilatado proceso histórico, certeramente definido por Fidel Castro Ruz como una sola revolución, iniciada en 1868 y continuada con el triunfo revolucionario de 1959. Su contenido es independentista, nacional-liberador, latinoamericanista, antimperialista, internacionalista, emancipador y dignificador de la persona. En ella se sintetizan la experiencia histórica revolucionaria del pueblo cubano y lo más avanzado del pensamiento social universal, particularmente del generado en Europa, América Latina y Cuba.

En términos generales, la ideología de la Revolución Cubana es asumida desde esta perspectiva por el comandante Che Guevara, quien puntualizó con audacia los pasos que se requerirían para acrecentar su papel en la marcha del proceso emancipador cubano. Además, en un alto número de sus escritos presentó acertadamente los múltiples desafíos de aquel entonces, los que, en una buena parte guardan estrecha relación con el contexto actual, teniendo en cuenta que a pesar de la transformación de importantes variables históricas, ideopolíticas y socioeconómicas, en nuestro país no han desaparecido completamente las condicionantes que han dado lugar a desviaciones, tergiversaciones y desaciertos ideológicos que afectan el avance del proyecto socialista que se edifica en Cuba.

Es válido entonces realizar un análisis en el que se puntualicen sus opiniones, de raíz crítica, sugerente, propositiva y aleccionadora, para validar puntos de vista que guardan estrecha relación con algunos de los más importantes y actuales retos a los que se enfrenta la ideología de la Revolución Cubana, particularmente entre los integrantes más jóvenes de la sociedad cubana. A propósito de ello, debe destacarse que para Che la juventud cubana debía desempeñar un papel relevante en la construcción de la nueva sociedad, al ser según su juicio, la "arcilla maleable" con la que se podría construir al "hombre nuevo" sin las rémoras del pasado capitalista. En su obra sobresalen los análisis y las propuestas acerca de cómo debía ser un joven comunista: orgullosos de su condición, honestos, de una gran sensibilidad ante los problemas y las injusticias; de espíritu inconforme, cuestionador y propositivo, a la vez que tendente a recibir nuevas experiencias y lecciones.

Retos ideológicos y el pensamiento de Che Guevara

Entre los más importantes desafíos señalados por Che en diversos trabajos teóricos y discursos revolucionarios, se encontró el propósito de lograr que la actuación social e individual, de modo particular en la juventud comunista cubana, transitara del heroísmo trascendental y episódico al actuar cotidiano. Sus llamados sobre esta problemática, que se ha presentado desde los inicios de la revolución, acentúa la necesidad de mantener con carácter cotidiano y sistemático la actitud asumida ante las tareas defensivas de la nueva sociedad, las destructivas del viejo aparato burgués y aquellas que marcaban el enfrentamiento a los factores externos; todas de naturaleza coyuntural y delimitada duración.

En varios de sus trabajos, alerta sistemáticamente sobre la necesidad de mantener la postura heroica y sacrificada adoptada en situaciones excepcionales, ante las labores cotidianas, ya sea en el ámbito estudiantil, de prestación de servicios o en la esfera productiva. Respecto a esta última señaló el imperativo de conservar la disciplina laboral -en particular la asistencia y puntualidad, el aprovechamiento de la jornada de labor, el cumplimiento de las normas, la aplicación correcta de los trabajos voluntarios y el uso eficiente de los medios técnicos e implementación de los avances de la ciencia. Lo vinculó, además, con el requerimiento de mantener la autopreparación intelectual y política, la difusión de las ideas del socialismo, el constante intercambio con los compañeros, entre otros aspectos de igual importancia.

Sobre este tema, el 8 de mayo de 1961, en el discurso pronunciado en el acto conmemorativo por la muerte de Antonio Guiteras Holmes, afirmó:

Nos falta la creación de esta gran cosa que vemos con formas todavía no exactamente definida ante nosotros, la creación del socialismo, día a día, paso a paso, con el trabajo cotidiano, que es el más duro, que es el constante, que no exige sacrificios violentos de un minuto, que no pide en un minuto la vida de los compañeros que deban defender la Revolución, sino que pide durante largas horas diarias; a cada uno de nosotros que se esfuerce más para aumentar la producción, para aumentar nuestra conciencia revolucionaria, para poder divulgar las ideas revolucionarias entre nuestros compañeros más atrasados, para poder sacar aún fuerzas de flaquezas y poner otro poco más de empeño para que aumente más la producción, y para que la divulgación de nuestras ideas sea mejor, y en fin, para perfeccionar nuestra creación todos los días, y defenderla en un momento especial con nuestro pecho y nuestra sangre, y en todos los momentos de nuestra vida con nuestra acción, nuestra fe y nuestro trabajo.[3]

En uno de sus trabajos más notables, "El socialismo y el hombre en Cuba", publicado el 14 de marzo de 1965 en el semanario uruguayo "Marcha", luego de señalar la heroica actitud del pueblo cubano en hechos trascendentales como la Crisis de Octubre y ante el azote del ciclón Flora, en 1962 y 1963, respectivamente, sentenció: "Encontrar la fórmula para perpetuar en la vida cotidiana esa actitud heroica, es una de nuestras tareas fundamentales desde el punto de vista ideológico".[4] Y de manera particular, sobre la presencia de este reto en la juventud cubana, afirmó críticamente:

Por eso, la juventud que ha estado en todo momento dispuesta a los mayores sacrificios y heroísmo para mantener nuestra Revolución, para defenderla con las armas, no ha sido capaz todavía –en muchos casos- de estar a la misma altura en el trabajo diario y cotidiano.[5]

Otro de los retos que ha estado presente desde los albores del triunfo revolucionario y que ha mantenido su vigencia hasta los tiempos que corren, especialmente entre aquellos que participan en las labores de dirección de la Unión de Jóvenes Comunistas, se encuentra en la necesidad de continuar perfeccionando la relación dirigente-dirigido, como vía para fortalecer las capacidades de liderazgo político de la organización, sus posibilidades de convocatoria y probada capacidad para representar a la joven generación, militantes o no de sus filas.

Al respecto, Che reclamó continuamente el mantenimiento de una actitud de férrea disciplina ideológica y administrativa, de honestidad y apego a los principios revolucionarios, como característica insoslayable en la actuación de los dirigentes revolucionarios, definidos en sus trabajos como cuadros. De igual modo, una constante superación política ideológica y científico técnica, a tono con los requerimientos del momento histórico vivido. Sobre estos y otros pilares de importancia, debía conformarse una acendrada conciencia revolucionaria en los dirigentes cubanos que les permitiría liderar los procesos políticos, productivos y sociales desarrollados en el país.

Una de las vías más recurrentes empleadas por Che para demostrar la necesidad y posibilidades de desplegar los valores y aptitudes requeridas por los cuadros, la encontró en la actuación del por entonces Primer Ministro Fidel Castro Ruz, convertido en faro y guía para el pueblo cubano desde los propios albores de la Revolución[6]La maestría y denuedo de Fidel para establecer sistemáticos diálogos con el pueblo, en las más complejas circunstancias, como vía para la retroalimentación y el aprendizaje mutuos, fueron recursos utilizados por el guerrillero argentino cubano, para abogar por un constante y fluido dialogo de los dirigentes revolucionarios con los trabajadores, combatientes, jóvenes de diversa procedencia, entre otros grupos sociales, convertidos en verdaderos protagonistas de las transformaciones en marcha:

…nosotros, los que por el imperio de las circunstancias dirigimos la Revolución, no somos dueños de la verdad ni de toda la sapiencia del mundo ni mucho menos, y tenemos que aprender todos los días, y el día que dejemos de aprender, que creamos haberlo sabido todo o hayamos perdido nuestra capacidad de contacto o de intercambio con el pueblo y con las juventudes, es el día en que habremos dejado de ser revolucionarios, y lo mejor que podrían hacer ustedes es botarnos entonces…[7]

Desde esta perspectiva, además, se aprecia la importancia que le confirió a la unidad dialéctica entre el individuo y la masa. A esta última, no ahogó en visiones totalizadoras, sino, en cambio, exigió que se tuviera presente que los grandes grupos humanos estaban conformados por diferentes personas, cada una con diversos posicionamientos, costumbres, intereses y comportamientos.

Muy unido a ello, señaló la necesidad de que el dirigente revolucionario se condujera con valor y responsabilidad ante la libertad de discusión y la aplicación de una democracia cada vez más socialista. Debía demostrar capacidad para la creación y el aporte a la construcción teórica y práctica del proceso que se edificaba:

Para todos ellos –refirió Che en su medular trabajo "El cuadro, columna vertebral de la Revolución"- el denominador común es la responsabilidad política. Esta no consiste en el apoyo incondicional a los postulados de la Revolución, sino en un apoyo razonado, en una gran capacidad de sacrifico y en una capacidad dialéctica de análisis que permita hacer continuos aportes, a todos los niveles, a la rica teoría y práctica de la Revolución.[8]

En otra ocasión, reclamando la responsabilidad de los artistas en el proceso revolucionario cubano, enfatizó en la necesidad de no: "…crear asalariados dóciles al pensamiento oficial ni "becarios" que vivan al amparo del presupuesto, ejerciendo una libertad entre comillas".[9]

Un tercer desafió asumido desde la proyección teórica guevariana, denota la necesidad de elevar a planos superiores la intransigencia ante los incumplimientos, violaciones e indisciplinas de todo tipo.

Desde su óptica, en estos primeros años de la Revolución no solo estaban presentes los peligros del dogmatismo y burocratismo administrativo, el sectarismo político y el alejamiento de las masas populares, sino también las indisciplinas, negligencia y la corrupción. En contraparte, se hacía necesario que los dirigentes revolucionarios practicaran una vida austera, apegada a los valores de honestidad e intransigencia ante lo mal hecho y en igualdad de necesidades con el pueblo, como una vía para conocer y sentir sus preocupaciones y carencias.

En varios de sus trabajos llegaría incluso a identificar a los corruptos con los contrarrevolucionarios, dadas las nefastas consecuencias de esta práctica:

Contrarrevolucionario es todo aquel que contraviene la moral revolucionaria, no se olviden de eso. Contrarrevolucionario es aquel que lucha contra la Revolución, pero también es contrarrevolucionario el señor que valido de su influencia consigue una casa, que después consigue los carros, que después viola el racionamiento, que después tiene todo lo que no tiene el pueblo, y que lo ostenta o no lo ostenta pero lo tiene. Ese es un contrarrevolucionario, a ese sí hay que denunciarlo enseguida, y al que utiliza sus influencias buenas o malas para su provecho personal o de sus amistades, ese es contrarrevolucionario y hay que perseguirlo pero con saña, perseguirlo y aniquilarlo.[10]

Un cuarto reto presentado en la obra de Che está referido a la necesidad de vincular el desarrollo económico con el fortalecimiento ideológico, considerando que el socialismo debía ser el resultado de la profundización de la conciencia revolucionaria.

Para alcanzar tan complejo propósito, insistió en la viabilidad de varios "mecanismos" ideológicos, como los estímulos morales, el trabajo voluntario, la autoeducación del individuo, su educación directa por las instituciones políticas y estatales, así como la emulación, a la que consideró un verdadero motor para el desarrollo nacional. Desde esta óptica la Revolución no enfrentaría únicamente el cambio de sus estructuras institucionales, sino que implicaría además una profunda y radical transformación de los hombres, de su conciencia, costumbres, valores, hábitos y relaciones sociales.

Estas ideas, aun cuando no resultaron del todo viables en el contexto de inicios de la década de los 60 e incluso en los tiempos que corren, resulta válida en tanto llama la atención sobre un aspecto medular: el trascendente lugar ocupado por los hombres en los procesos socialistas. Sobre ello debe tenerse presente que:

"…el hombre del que habla (Che) es el hombre en revolución y el hombre revolucionado por la acción, el ser humano que se cambia a sí mismo junto con la sociedad, que se realiza en la actividad revolucionaria, que trasciende el individualismo y el egoísmo al ejercer el trabajo, la organización, la lucha, la solidaridad, los sacrificios."[11]

En la concepción guevariana la conciencia es la palanca fundamental para lograr que las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción dejen de ser medios para perpetuar la dominación, como ocurre en el capitalismo. Sobre tan medular asunto, llegaría a afirmar:

El socialismo económico sin la moral comunista no me interesa. Luchamos contra la miseria, pero al mismo tiempo luchamos contra la alineación. Uno de los objetivos fundamentales del marxismo es hacer desaparecer el interés, el factor de interés individual y de lucro como motivación psicológica. Marx se preocupaba tanto del hecho económico como de su repercusión sobre el espíritu y del resultado definitivo de esa repercusión: el hecho de conciencia. Por lo tanto, si el comunismo no se preocupa del hecho de conciencia, se convierte en un método de distribución, pero no será nunca una moral revolucionaria.[12]

Las lecciones de Che para la juventud cubana, cuarenta años después

Las ideas y propuestas de Ernesto Che Guevara, salvando las lógicas diferencias entre la etapa histórica que le toco vivir y la nuestra, permiten reafirmar que su pensamiento constituye un provechoso caudal de propuestas para la formación ideológica de la juventud cubana, en la construcción de la nueva sociedad.

Ello ocurre, sobre todo, por su riqueza ideológica, teórica y metodológica, que se erige más allá de un manso caudal de ideas para que sean asumidas o rechazadas. Antes bien, son una invitación al diálogo constante y a la reflexión individual y colectiva, como recurso para demostrar la firmeza de nuestros principios y sus posibilidades de realización práctica. Todo ello rehuyendo de los espacios confortables para la autoconsideración y el elogio, sino identificando los escollos a salvar para el avance del proceso social que se construye.

Su pensamiento, aún a más de cuarenta años de su desaparición física, ofrece un válido método para que los jóvenes cubanos –integrantes de la UJC o no- asuman posiciones reflexivas y propositivas ante los múltiples y complejos retos y desafíos a que se enfrenta la sociedad cubana actual. Se erige como una vía necesaria para el debate de ideas y la contraposición de perspectivas sobre el futuro de Cuba, desterrando la apatía y la inercia ideológica.

Acciones válidas y necesarias para realizar un X congreso juvenil donde se expongan y debatan las realizaciones, alcances e insatisfacciones de la Revolución Cubana, sin recurrir a argumentos de terceros o a la imposición de ideas, práctica tan detestada por el profundo revolucionario y teórico socialista que fue y es Ernesto Che Guevara de la Serna:

"Lo único que creo es una cosa, que nosotros tenemos que tener la suficiente capacidad como para destruir todas las opiniones contrarias sobre el argumento, o si no dejar que las opiniones se expresen. Opinión que haya que destruirla a palos es opinión que nos lleva ventaja a nosotros… No es posible destruir las opiniones a palos y precisamente es lo que mata todo el desarrollo, el desarrollo libre de la inteligencia."[13]

Bibliografía

Castro Ruz, Raúl. Material de Estudio, abril-mayo de 2010. -La Habana: Editora Política, 2010. -Discurso pronunciado en la clausura del IX Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas, La Habana, 4 de abril de 2010.

Convocatoria al X Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas. Juventud Rebelde (La Habana) 2 de diciembre de 2014.

Estatutos de la Unión de Jóvenes Comunistas. -mayo de 2013.

Guevara de la Serna, Ernesto. América Latina, despertar de un continente. -La Habana: Ocean Press, 2003.

________________________. Apuntes filosóficos. –La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2013.

________________________. El Che en la Revolución Cubana. –La Habana: Editorial Ministerio del Azúcar, 1966.

________________________. El Socialismo y el hombre en Cuba. –La Habana: Editora Política, 1988.

________________________. Escritos y Discursos, en 9 tomos. –La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1977.

________________________. Mis sueños no tendrán fronteras. –La Habana: Casa Editora Abril, 2012.

Limia David, Miguel. La ideología de la Revolución Cubana, Revista de Ciencias Sociales (La Habana) 28, 1994.

_________________. Sobre los principales retos de la Ideología de la Revolución Cubana en el contexto actual y Transición socialista y estereotipos ideológicos en la sociedad cubana actual. (En formato digital)

Machado Rodríguez, Darío. La ideología de la Revolución cubana a la luz del Manifiesto Comunista. Cuba Socialista (La Habana) 11, 1998.

_______________________.Nuestro propio camino. –La Habana: Editora Política, 1993.

Martínez Heredia, Fernando. Che, el socialismo y el comunismo. –La Habana: Casa de las Américas, 1989.

Molina Molina, Ernesto. El pensamiento económico de la nación cubana. –La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2007.

Tablada Pérez, Carlos. El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara. –La Habana: Casa de las Américas, 1987.

 

 

Autor:

Yakelín Hernández Estrada,

Máster en Estudios Sociales.

Juan Enrique Sanabria Dueñas,

Máster en Estudios Sociales.

[1] eferencias bibliogr?ficas
Guevara de la Serna, Ernesto. Notas para el estudio de la ideolog?a de la Revoluci?n Cubana. En Su: Escritos y Discursos. ?La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1977. ?t. 4. ?p. 201-211.

[2] Sobre la Ideolog?a de la Revoluci?n Cubana puede verse, entre otros, los trabajos de: Limia David, Miguel. Sobre los principales retos de la Ideolog?a de la Revoluci?n Cubana en el contexto actual y Transici?n socialista y estereotipos ideol?gicos en la sociedad cubana actual, ambos en formato digital. Tambi?n de su autor?a: La ideolog?a de la Revoluci?n Cubana, Revista de Ciencias Sociales (La Habana) 28: 10-17, 1994. Adem?s, de Machado Rodr?guez, Dar?o. El proceso de rectificaci?n y la ideolog?a de la Revoluci?n Cubana. En su: Nuestro propio camino. ?La Habana: Editora Pol?tica, 1993. -p. 194-232, y La ideolog?a de la Revoluci?n cubana a la luz del Manifiesto Comunista. Cuba Socialista (La Habana) 11, 58-64, 1998.

[3] Guevara de la Serna, Ernesto. Escritos y Discursos. Obra citada, tomo 5, p. 146.

[4] Guevara de la Serna, Ernesto. El Socialismo y el hombre en Cuba. Obra citada, p. 3.

[5] Guevara de la Serna, Ernesto. Palabras a los obreros m?s destacados durante el a?o 1962. En su: El Che en la Revoluci?n Cubana. ?La Habana: Editorial Ministerio del Az?car, 1966. ?p. 341.

[6] Sobre la vinculaci?n de Fidel Castro Ruz con las masas, ver las valoraciones de Che contenidas en: Ernesto Guevara de la Serna. El Socialismo y el hombre en Cuba. Obra citada, p?g. 5.

[7] Discurso a estudiantes y profesores de la Escuela T?cnica Industrial. La Habana, 1 de julio de 1960. En: Guevara de la Serna, Ernesto. Escritos y Discursos. Obra citada, tomo 4, p. 155.

[8] Guevara de la Serna, Ernesto. Ib?dem, tomo 6, p. 243.

[9] Ernesto Guevara de la Serna. El Socialismo y el hombre en Cuba. Obra citada, p?g. 23.

[10] Guevara de la Serna, Ernesto. La influencia de la Revoluci?n Cubana en Am?rica Latina. En su: Escritos y Discursos. Obra citada, tomo 9, p. 220.

[11] Mart?nez Heredia, Fernando. Che, el socialismo y el comunismo. ?La Habana: Casa de las Am?ricas, 1989. ?p. 64.

[12] Citado en: Molina Molina, Ernesto. El pensamiento econ?mico de la naci?n cubana. ?La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 2007. -p. 199.

[13] Guevara de la Serna, Ernesto. El Che en la Revoluci?n Cubana. Obra citada, tomo 4. P. 566.

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