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Consideraciones para el estudio de una familia de Músicos. Los Márquez (La Tunas, Cuba)



Partes: 1, 2

  1. Prólogo del autor
  2. Bases
    teóricas –generales para la comprensión
    de la relación estructura familiar – formato
    musical
  3. La
    historia contada por una familia
  4. Conclusiones
  5. Recomendaciones
  6. Bibliografía

Prólogo
del autor

Todas las culturas conocidas han desarrollado su propia
música, pero sólo algunos lenguajes tienen una
palabra específica para ella. En la cultura occidental los
diccionarios suelen definir la música como un arte que
trata de la combinación de sonidos en un espacio de tiempo
con el fin de producir un artificio que posea belleza o
atractivo, que siga algún tipo de lógica interna y
muestre una estructura inteligible, además de requerir un
talento especial por parte de su creador. Resulta claro que la
música no es fácil de definir, aunque
históricamente la mayoría de las personas han
reconocido el concepto de la música y acordado si un
sonido o conjunto determinado de ellos es o no
musical.

Pro – Arte en Las Tunas constituye un bien del
patrimonio cultural. Es el movimiento cultural más
importante en este territorio, por su intenso quehacer
benéfico, conmemorativo y de homenaje, por la efectividad
del proceso de promoción de la cultura que desarrollaron,
asumieron funciones de instituciones culturales y llevaron a
efecto una eficiente gestión cultural, por su
proyección y efecto multiplicador, porque su pensamiento
entra en analogía perfecta con la política cultural
de la Revolución y las tendencias actuales del trabajo
cultural comunitario, fundando el primer movimiento de
aficionados de arte en esta ciudad, porque fue cuna profesional
de personalidades de la cultura cubana.

En la provincia han existido varias familias que han
tenido una fuerte influencia en el desarrollo de esta
manifestación, en las que se han destacado: la familia de
los Angulo, los Ochoa y la seleccionada para el presente estudio:
la familia Márquez, que, a consideración de la
indagación, es la más representativa por haber
trascendido al ámbito nacional e internacional. Es por
ello que su obra creadora y su trayectoria será la que
conducirá a responder las exigencias de la
investigación a partir del problema, que requiere de una
explicación profunda y de una justificación
científico-culturológica.

Si bien los estudios acerca de la familia se basan en
cuestiones tales como estructura, funcionamiento, roles, etc., no
hemos encontrado antecedentes de estudios de las familias que
hayan contribuido al desarrollo de la música en general y
tunera en particular. Estudios musicales si reconocen el
análisis de la familia, pero no a la inversa, de lo que se
deriva el siguiente problema:

  • El insuficiente tratamiento del desarrollo de la
    música en el contexto familiar permite reflexionar
    sobre ¿Qué relación existe entre el
    desarrollo musical en Las Tunas y los aportes de la familia
    Márquez en tanto grupo que estructura y da continuidad
    a la tradición?

La idea a defender se puede declarar a partir de: Un
estudio científico acerca de la familia Márquez
permitirá el conocimiento de su influencia y
contribución a la música tunera, a partir del
estudio de los aportes de esta y cómo repercuten en la
música cubana.

Objetivo General

Valorar los aportes realizados por la familia
Márquez en el campo de la música tunera
considerando la singularidad de su accionar vinculado a la
música como una estructura que facilita la
organización del formato musical.

Para lograrlo se definieron dos objetivos
particulares:

  • proponer los aspectos metodológicos para el
    estudio de la familia de músico.

Determinar los aportes de la familia
Márquez a la cultura tunera

Determinar los aportes de la familia
Márquez a la cultura tunera

Se hace necesario por tanto, operar con un sistema
categorial propio de este estudio socio-cultural, en el que el
análisis teórico gire en torno a los
términos música, desarrollo cultural,
tradición, etc., de manera que permitan ilustrar mejor la
idea a defender.

El estudio se realiza con el auxilio de la
Antropología Cultural, porque sus métodos
permitirán analizar cómo la familia Márquez
ha contribuido de manera decisiva al desarrollo de la
música en Las Tunas y por consiguiente en la cubana,
así como el aporte histórico a través de la
memoria, lo que permitirá adentrarnos en el conocimiento
de la formación y desarrollo de la música en Las
Tunas. No menos importante, la Sociología de la Cultura
que nos brinda los sistemas de normas y valores culturales,
concibiendo también que el hombre crea el medio cultural
del cual forma parte.

El enfoque del trabajo de Investigación es el
dialéctico materialista y culturológico, ya que la
propia Cultura como macrodimensión, brinda sustento a cada
una de las partes componentes de la presente tesis.

La investigación se aborda a partir de la
perspectiva metodológica de la complementariedad o
síntesis metodológica, cuyo fundamento reside en
los principios de la coexistencia, unidad de contrarios y la
triangulación metodológica es la que se aplica,
pues esta consiste en aplicar distintos métodos y
técnicas al estudio de un fenómeno, para luego
contrastar los resultados, realizando un análisis entre
coincidencias y divergencias, lo que permite llegar a la esencia
de la naturaleza de los aportes de la familia Márquez a la
cultura tunera

La utilización del paradigma interpretativo
caracteriza este trabajo, basando su conocimiento en descubrir
los elementos que intervienen en determinados acontecimientos o
procesos, interesa no el conocimiento objetivo sino el
conocimiento consensuado, lo básico es la
interpretación que hace el investigador de lo que
está estudiando, introduce cierta fidelidad en la
interpretación como la posibilidad no sólo de
entender, sino de modificar aquello que se entiende, y de poder
arribar a nuevos conocimientos más profundos o más
amplios de un primer conocimiento obtenido, designa como elemento
fundamental la interpretación, por su significado para la
comprensión de la conducta y la participación
ciudadana. Este paradigma implica una lógica muy distinta,
dado que ya no se trata de obtener el conocimiento que le permita
al investigador entender lo que está pasando con su objeto
de estudio, sino dar una interpretación ilustrada a
aquello que se está estudiando.

Se emplean los métodos de la investigación
cualitativa:

  • El fenomenológico: Cuestiones de significado:
    para explicitar la esencia de las experiencias de los
    actores

  • El etnográfico: por traer consigo las
    cuestiones descriptivo/ interpretativas: valores, ideas,
    práctica de los grupos culturales.

  • La etnometodología: Referido a las cuestiones
    centradas en la interacción verbal y el
    diálogo.

  • El método biográfico: con el cual se
    pretende mostrar el testimonio subjetivo de una persona en la
    que se recojan tanto los acontecimientos como las
    valoraciones que dicha persona hace de su propia existencia,
    lo cual se materializa en una historia de vida , es decir, en
    un relato autobiográfico obtenido por el investigador
    mediante entrevistas sucesivas (Pujadas,1992)

También se tiene en cuenta el método de la
observación participante que permite que de manera natural
la integración del investigador a la vida social
comunitaria, por lo que ha de diseñar y emplear
instrumentos que contribuyan a la información visual y a
la participación en el grupo, lo que posibilita la
obtención de informaciones amplias, precisas, objetivas,
claras. De igual manera se utilizan métodos generales de
la ciencia (análisis y síntesis, histórico
– lógico e inducción
deducción)

Estos métodos son esenciales en el proceso de
cognición y aparecen como procedimientos lógicos
del intelecto. Se hallan vinculados a otras operaciones del
pensamiento como la abstracción y generalización.
Mediante estos métodos se obtienen nuevos conocimientos de
las partes como elementos de un todo complejo, se aprecia
qué nexos se establecen entre ellos y las leyes a que
están sujetos el todo en su desarrollo, mientras la
síntesis es la unión en que se forma un todo
íntegro de las partes, propiedades y relaciones
delimitadas por medio del análisis de lo esencial a la
diferenciación y multiplicidad, al unir lo general y lo
singular, la unidad y multiplicidad en un todo completo. La
síntesis completa el análisis y forma con él
una unidad indisoluble.

De esta manera la vinculación del método
histórico- lógico, resulta una guía que
permite conocer el proceso histórico de la cultura y de la
identidad de la música en Las Tunas y la influencia de la
familia Márquez en esta manifestación del arte, a
través de lo lógico " tomar elementos de lo
histórico apuntando a la esencia, conocer la forma de
proyección de la identidad, y no solo como se da en el
momento actual contemporáneo, sino también
abarcando el origen y formación de estas leyes y sus
relaciones mutuas con el presente". Así pues lo
histórico posibilita tener en "cuenta la valoración
de la tradición, de la herencia cultural" y, asimismo, a
través de lo lógico descubrir cómo la
música cultura proyecta la identidad en una
familia.

Las técnicas utilizadas para la obtención
de la información en aras de lograr la mayor confiabilidad
en el trabajo son:

  • La Historia de Vida:

  • La Entrevista en Profundidad

  • La Entrevista Enfocada

  • La Entrevista en Grupo

  • La autobiografía asistida: que acentúa
    la participación del analista en la
    construcción del relato del sujeto.

En este caso, el analista no se reduce a un hábil
buscador de relatos que luego será sistematizado y
reconstruido por el investigador, sino que el investigador
reconstruye, en colaboración con el sujeto, la
autobiografía de su vida.

Los prepuestos teóricos y metodológicos
resultan de:

  • La existencia de una tradición musical en Las
    Tunas, en la que han estado presente familias que han
    contribuido a su desarrollo

  • Trascendencia en el ámbito nacional e
    internacional de músicos tuneros que forman parte de
    la familia objeto de estudio

  • Propuestas de modelos que a partir de la estructura
    familiar permita realizar el estudio de familias de
    músicos

  • Posibles aportes de la familia Márquez al
    desarrollo de la música en Las Tunas.

CAPÍTULO 1

Bases
teóricas –generales para la comprensión de la
relación estructura familiar – formato
musical

  • – La familia como base estructuradora en la
    transmisión de la tradición: el fenómeno
    musical a nivel mundial.

Según la Sociología la familia es un grupo
de personas directamente ligadas por nexos de parentesco, cuyos
miembros adultos asumen la responsabilidad del cuidado de los
hijos. Los lazos de parentesco son los nexos entre individuos,
establecidos por matrimonio o por las líneas
genealógicas que ligan a los consanguíneos (madres,
padres, descendientes, abuelos, etc.).

Las relaciones familiares aparecen dentro de grupos de
parentesco más amplios. En la totalidad de la
práctica de las sociedades podemos identificar lo que los
sociólogos y antropólogos denominan familia
nuclear. En la mayoría de las sociedades tradicionales,
incluso cuando no hay clanes, la familia nuclear está
integrada en algún tipo de redes de parentesco más
amplias. Cuando además de la pareja casada y sus hijos
conviven otros parientes, bien en el mismo lugar, bien en
contacto íntimo y continuo, hablamos de familia extensa.
Una familia extensa puede definirse como grupo de tres o
más generaciones que habitan en la misma vivienda o en
viviendas muy cercanas. La familia extensa puede incluir a los
abuelos, a los hermanos y sus mujeres, a las hermanas y sus
maridos, a tías y tíos, a sobrinas o sobrinos.
(Parentesco, matrimonio y familia. Capítulo 12. Anthony
Giddens)

Sea nuclear o extensa, por lo que se refiere a la
experiencia de cada individuo, las familias pueden dividirse en:
de orientación y de procreación. El primer tipo es
la familia en la que una persona nace; la segunda es en la que el
individuo entra cuando es adulto y dentro de la cual crece una
nueva generación. Otra distinción importante se
refiere al lugar de residencia. En Gran Bretaña, cuando
una pareja se casa suele esperarse que funden un hogar
independiente. Pueden hacerlo en la misma área del hogar
paterno de la novia o del novio, pero muy bien puede ser
cualquier otro lugar. En muchas sociedades, sin embargo, se
espera de los casados que vivan en la misma vivienda que los
padres de la novia o el novio o en sus inmediaciones. Cuando la
pareja se traslada a vivir con los padres de la novia o cerca de
ellos, la situación se denomina matrilocal. Una pauta
patrilocal se da cuando la pareja se traslada con los padres del
novio o junto a ellos. Pero estamos abordando los criterios de
residencia para casos de unilateralidad. (Parentesco, matrimonio
y familia. Anthony Giddens)

El historiador Lawrence Stone ha registrado algunos de
los cambios que han conducido desde las formas de vida familiar
medieval a las modernas (Stone, 1977:10). Distingue tres fases
principales en el desarrollo de la familia a lo largo de un
período de trescientos años desde el siglo XV hasta
el siglo XVIII. La forma de familia dominante en la primera fase
de este período y en siglos anteriores es lo que Stone
denomina familia de linaje abierta. Este era un tipo de familia
nuclear que vivía en un hogar bastante pequeño,
pero muy integrada en las relaciones con la comunidad, incluyendo
las relaciones con otros parientes. La familia no estaba
claramente separada de la comunidad. Según Stone (aunque
otros historiadores han criticado esta afirmación), en
aquella época la familia no era un centro principal de
vinculación emocional o dependencia para sus miembros. Las
personas no obtenían , ni buscaban la intimidad emocional
que hoy asociamos con la vida familiar. El sexo dentro del
matrimonio no se consideraba como una fuente de placer, pero era
necesario para engendrar hijos.

La libertad de elección para contraer matrimonio
y en otros aspectos de la vida familiar estaba subordinada a los
intereses de terceros, tales como padres, otros parientes o la
comunidad. Como Stone señala, durante este período
la familia "estaba abierta al apoyo, consejo, examen e
interferencia exterior de vecinos y otros parientes, y la
privacidad interna no existía. La familia, por
consiguiente, era una institución abierta, la escasa
intensidad, no emocional, autoritaria […].También
tenía una vida muy corta, y en numerosas ocasiones quedaba
disuelta por la muerte del marido o de la esposa o por la muerte
o pronta separación de los hijos del hogar…"(Stone,
1977:6).

La familia de linaje abierta fue sucedida por lo que
Stone denomina la familia patriarcal restringida que dura desde
principios del siglo XVI hasta comienzos del XVIII. Esta forma
estuvo en buena medida limitada a los estratos superiores de la
sociedad, y constituyó un tipo de transición. Tuvo,
sin embargo, una gran importancia, pues desde ella se extendieron
actitudes que desde entonces se han hecho más o menos
universales. La familia nuclear se convirtió en una
entidad más independiente, separada de los vínculos
con el resto de la parentela y la comunidad local. Esta fase de
desarrollo familiar estuvo asociada con un creciente
énfasis en la importancia del amor de los esposos y de los
padres, aunque hubo también un aumento del poder
autoritario del padre.

Según Stone, la familia patriarcal restringida
fue progresivamente sustituida por la familia nuclear domesticada
cerrada, un grupo vinculado por estrechos lazos emocionales con
un alto grado de privacidad doméstica, y preocupado por la
crianza de los hijos. Este es el tipo de organización
familiar que persiste en el siglo XX. La familia nuclear
domesticada cerrada estuvo marcada por el surgimiento del
individualismo afectivo, la formación de vínculos
matrimoniales basados en la selección personal guiada por
normas de amor romántico. (Familia, Sexo y
Matrimonio)

Con un origen entre los grupos en mejor situación
económica, este tipo de familia llegó gradualmente
a ser más o menos universal en los países
occidentales al extenderse la industrialización. La
elección de un compañero comenzó a basarse
en el deseo de una relación que ofreciera afecto o amor.
El matrimonio occidental y la familia tomaron la forma global que
aún conservan hoy. En la revisión
bibliográfica el vocabulario y los intereses
investigativos acerca de la familia están vinculados en
mayor o menos medida con el tamaño, estructura y
funciones; en tanto la familia como portadora de la
tradición y particularmente como expositora del desarrollo
artístico en general y musical en particular, apenas
aparece reflejado de alguna manera en los textos sobre la
misma.

El arte no viene al margen de la sociedad sino, por el
contrario, y como es bien sabido, es un fenómeno social
que refleja los modos de vida, los modos de pensar y los
problemas de cada época. La expresión
artística forma parte de la superestructura
correspondiente a una base económica determinada en
momentos igualmente determinados históricamente. Ello
explica la diferencia visible en el arte de cada época:
por ejemplo, el que el arte de la Edad Media sea bien diferente
del arte del Siglo XIX o XX.

La música, por su puesto, ha ocupado y ocupa un
lugar importante en todo este proceso de desarrollo cultural. La
expresión artística de tipo musical es una de las
más interesantes y compleja, pues se vale del sonido para
su estructura y este es un elemento de corta duración que
desaparece tan pronto es emitido: algo intangible, aparentemente,
aunque de hecho tenga una fugaz existencia física,
material. De ahí que la música sea la más
abstracta de todas las artes: por lo tanto, una de las
manifestaciones más difíciles de analizar y
comprender.

La ausencia de datos o la escasez de estos en
relación a los posibles orígenes de la
música referente al ser humano, ha hecho surgir diversas
hipótesis en torno a esta cuestión. Solo se sabe
que la aparición de la música se remonta a las
más lejanas edades de la historia de la humanidad, pero se
desconoce el modo en que el hombre primitivo se apropió
del sonido musical y fue capaz de reproducirlo y utilizarlo
después.

Es preciso tener en cuenta la innumerable cantidad de
sonidos musicales y no musicales que existen en la naturaleza,
que crean un mundo sonoro en torno al hombre en el cual, de
hecho, el ser humano ha estado siempre inmerso. A esto debe
agregarse que las culturas distinguen número de sonidos y
combinaciones entre estos. La impronta europea marcó
derroteros para el mundo americano, distantes de las costumbres
de otras como la China o la India.

Del mismo modo debe haber ocurrido en los inicios de un
rudimentario desarrollo musical, que no se produciría
aisladamente como tal, sino formando parte importante del
quehacer diario entre hombres que aún nada sabían
de arte, ni del cultivo de su espíritu con un contenido
sobrenatural. Había en un principio cantos y danzas de
carácter mágico para conjurar maleficios u obtener
determinados resultados necesarios para la subsistencia: calmar
las fuerzas de la naturaleza que a veces se desataban; obtener la
victoria sobre sus enemigos; lograr la lluvia imprescindible o
garantizar una cosecha; curar enfermedades; entre otras. Todo
esto se vio en la Grecia y en la Roma clásica.

Desde el punto de vista formal, legendariamente se han
aludido – leyendas con visos de realidad – a la
imitación del canto de los pájaros por parte del
ser humano. También se menciona la reproducción del
silbido del viento y la vibración de este al atravesar las
finas y huecas varillas de bambú. Del mismo modo, se llama
la atención sobre el arquero, y el sonido que se
producía por la tensión de la cuerda al dispararse
la flecha.

La música y el desarrollo musical, a lo largo del
tiempo, como ocurre con el arte en sentido general, se deben al
contacto del hombre con la naturaleza que lo circunda, a la
relación recíproca entre el primero y la realidad
material de la cual forma parte. Al proveer sus medios de
subsistencia, el hombre – ser social por excelencia-
establece nexos indisolubles con el mundo exterior que lo rodea y
con otros seres humanos. El desarrollo de más depurados
valores como la música y del mismo modo, otras expresiones
artísticas, viene después como bien aclara Marx,
cuando al tener cubiertas las necesidades materiales, el hombre
comienza a cultivar su espíritu.

Cada cultura posee su propia música. Las
tradiciones clásicas, folclóricas y populares de
una región suelen estar muy relacionadas entre sí y
son fácilmente reconocibles como parte de un mismo
sistema. Los pueblos del mundo pueden agruparse musicalmente en
grandes áreas, cada cual con su dialecto musical
característico. Estas áreas son: Europa y
Occidente; el Próximo Oriente y el norte de África;
Asia Central y el subcontinente de la India; el Sureste
asiático e Indonesia; Oceanía; China, Corea y
Japón; y las culturas indígenas de América.
Todas coinciden vagamente con las relaciones culturales e
históricas, pero resulta sorprendente comprobar que no se
corresponden con las relaciones
lingüísticas.

La historia de la música occidental —la
más documentada gracias a la notación
musical— suele dividirse por convención en
épocas de estabilidad relativa separadas por cortos
periodos de cambios más drásticos. Los periodos
aceptados por convención son la edad media (desde
alrededor de 1450), el renacimiento (1450-1600), el periodo del
barroco (1600-1750), la época del clasicismo (1750-1820),
el romanticismo (1820-1920) y el periodo moderno. Otras culturas,
aunque menos documentadas, han experimentado de forma similar
cambios y evoluciones (no necesariamente siempre en la
dirección de una complejidad mayor), por lo que incluso
las músicas tribales más simples tienen una
historia. Sin embargo, la rapidez de los transportes y los medios
de comunicación en el siglo XX han propiciado la
difusión de los estilos musicales de las distintas
áreas geográficas por todo el mundo.

La música caribeña incluye la
música del Caribe de habla inglesa (Antillas
británicas), el Caribe de habla hispana (Cuba, Puerto Rico
y la República Dominicana) y el Caribe de habla francesa
(Haití y las Islas Martinica y Guadalupe). La
música de los países que circundan el Caribe
también se ha clasificado a veces como caribeña,
como el calipso que se cultiva en Venezuela.

En muchos aspectos es marcada la diversidad en la unidad
de la música caribeña, a pesar de que pueden
trazarse algunos rasgos comunes. La mayor parte de la
música de esta región combina los rasgos africanos
con los occidentales; esta síntesis, que comenzó
con la colonización europea y la importación de
africanos esclavizados, todavía se mantiene en la
actualidad, cuyos elementos musicales originarios
prácticamente desaparecieron tras la conquista. A este
tipo de música se la denomina muchas veces criolla o, de
forma más general, sincrética, haciendo
alusión a la mezcla de elementos africanos y occidentales
que dan lugar a una música típicamente
caribeña. La influencia africana constituye un denominador
de estilo común a la mayoría de la música
caribeña, que se manifiesta en forma de alegres sincopados
(ritmos que enfatizan las partes débiles del
compás), formas llamada-respuesta y obstinado (frases
musicales repetidas), basados a menudo en sencillos
acordes.

La mayor parte de la música caribeña puede
agruparse en las categorías de folclórica,
clásica o popular desde el punto de vista comercial,
aunque las clasificaciones adolecen de suficiente claridad.
Algunos estilos folclóricos derivan básicamente de
la música africana y suelen estar dominados por los
instrumentos de percusión y las formas vocales de
llamada-respuesta. En esta categoría se incluyen la rumba
tradicional cubana, la bomba de Puerto Rico y la música
asociada a las religiones afrocaribeñas, como el
vudú de Haití o la santería
cubana.

En el siglo XIX, compositores con formación
musical clásica, crearon en Cuba y Puerto Rico formas
locales propias de música clásica ligera, como, por
ejemplo, la contradanza cubana, habaneras y otras. La habanera es
un tipo de canción de origen hispano que se cantaba cuando
los españoles venían a Cuba desde España),
el danzón, estilo cubano más ligero y
rítmico, y la danza, estilo de Puerto Rico similar al
anterior. A principios del siglo XX, se puede afirmar que tres
músicos talentosos siembran el elemento clásico
amalgamado con los ritmos ya establecidos de la música
cubana: estos serían Ernesto Lecuona, Alejandro
García Caturla y Amadeo Roldán. La danza en
América es el resultado de la evolución europea:
countrydance (Inglaterra) y dance en Francia, adquiriendo nuevos
matices en esta región.

Tambores metálicos en Trinidad y Tobago hacen del
calipso la música tradicional durante el Carnaval en este
país. Las competencias entre los mejores cantantes de
calipso y las formaciones de tambores metálicos hechos con
bidones afinados (steel-drum), contribuyeron a animar las
fiestas. Desfiles de steel-bands recorren las calles, que se
llenan de música y bailarines. Woodfin Camp and
Associates, Inc./Adam Woolfitt/"Dollar" Red Stripe Ebony Steel
Band: de Fire and Steel: Various Steelbands (Cat. # WCD-032) (p)
1992 World Circuit.

En el siglo XX, la llegada de los medios de
comunicación (especialmente las grabaciones de discos y
las retransmisiones de radio) estimuló la aparición
de estilos musicales comerciales de baile popular, a menudo a
expensas de la música tradicional. Aunque estos nuevos
estilos pop se vieron influidos por la música popular de
Estados Unidos (y hasta competían con ella), sin embargo,
florecieron al combinar la música estadounidense con las
tradiciones locales. En la década de 1920, el son cubano,
el calipso de Trinidad, el merengue dominicano y el merengue de
Haití se imponían con fuerza como clara
música pop local. En la década de 1940, el bolero
cubano se hizo famoso en gran parte de Latinoamérica. En
la década de 1950, el jazz americano se adaptó al
mambo cubano, al merengue dominicano y a la plena
puertorriqueña. En la década de 1960, fueron
surgiendo conjuntos más pequeños a medida que los
amplificadores y los instrumentos eléctricos fueron
invadiendo el mercado, ya que los directores de banda trataban de
evitar los altos costos de mantenimiento de estos conjuntos. En
este periodo, las comunidades de inmigrantes caribeños de
las ciudades de Estados Unidos desempeñaron un papel
decisivo en la creación y difusión de la
música popular caribeña. Especialmente la ciudad de
Nueva York se convirtió en un centro muy activo de
producción y consumo de música popular
latinoamericana.

En las décadas de 1960 y 1970, surgió la
salsa como popular reinterpretación de la música
bailable cubana, al tiempo que el reggae jamaicano se
extendía por todo el mundo. Los principales
intérpretes de estos dos géneros, el cantante de
salsa Rubén Blades y el de reggae Bob Marley,
promocionaron estos ritmos con un contenido sociopolítico
idealista, optimista y activo. En la década de 1980, por
el contrario, los géneros musicales latinos dominantes en
esta región fueron más sentimentales, como la salsa
romántica y el merengue, de corte más ligero. En la
década de 1990, ha surgido una nueva generación de
intérpretes caribeños, como el artista jamaicano
Buju Banton y el cantante dominicano Juan Luis Guerra.

La región más sonora de América es
el Caribe y en el Caribe la palabra Cuba es ya una
canción. La música popular cubana se destaca como
uno de los productos culturales extraordinarios de este siglo,
una rareza del siglo XX. Sin duda alguna, más que
cualquier otra forma cultural, la música ha sido
convertida en sinónimo de identidad nacional, por igual,
tanto para los cubanos como para los que no lo son.

Los músicos cubanos en el siglo XX han
desarrollado, y continúan desarrollando, una
estética única, una musicalidad no basada en
fantasías, sino más bien fundamentada en la
realidad cubana de la vida cotidiana. Esta estética se
construye alrededor del concepto de sabor, el sine qua
non
de la musicalidad cubana: un músico que no toque
con sabor, no puede tocar bien música cubana. Como hubiera
podido decir un gran pensador de Cuba, Fernando Ortiz, la
música ha sido también el artículo superior
de exportación de la Isla, al proporcionar a los
extranjeros más sabor y un gusto diferente al contrapunteo
entre el azúcar y el tabaco. El hacer música cubana
se halla en una posición de interacción mutua con
el concepto mayor de cubanidad: la musicalidad surge de un
"ritmo" nacional ya existente, una manera caribeña de
hacer frente a la vida y la muerte en su versión cubana,
es decir, la cubanidad. (Raúl Fernández – Ph.D.
Profesor de la Universidad de California. Asesor musical del
Smithsonian Institute).

La mezcla que dio como resultado al criollo de la Isla
es consecuencia del encuentro de elementos españoles y
africanos; en Cuba se manifiesta del modo más evidente en
el campo de la música popular. Sin duda alguna, en ninguna
otra forma expresiva de la cultura local es tan evidente la
influencia africana. La actitud criolla hacia la creación
musical se manifiesta en la capacidad de ejecución de una
clase particular de música, un modo de creación en
que los músicos están realizando su cubanidad
porque participan en la construcción de la musicalidad de
un pueblo.

Los músicos cubanos han conservado, desarrollado
y ejecutado géneros populares con la mayor seriedad y
dedicación, lo que desmiente el mito de que los
músicos nacen, no se hacen, pero también con una
mezcla de actividad febril, habilidad para hacer apreciar sus
cualidades y su capacidad; han tocado su música con una
cierta clase de "ritmo", no en un limitado sentido musical sino
en el sentido genérico más amplio al que aluden
Mario Bauzá y Patato Valdés y que Antonio
Benítez Rojo considera una característica cultural
determinante de los pueblos caribeños.

Los músicos cubanos logran estos resultados no
simplemente como individuos espontáneos sino, a menudo, de
manera consciente y colectiva. La historia de músicos
cubanos indica que la evolución de los géneros
populares de la Isla es el producto de la labor de diversas
clases de comunidades musicales que distan mucho de ser
imaginarias.

Hay comunidades de miembros de familias que abarcan
varias generaciones. Algunas son bastante grandes y bien
conocidas, por ejemplo, la familia López de bajistas,
entre los que se hallan Cachao, Orestes, su padre Pedro, la
hermana Coralia y Orlando López, Cachaíto; la
familia Valdés de Vicentico, Marcelino, Alfredo, Alfredo
hijo, Oscar y Oscar hijo; y la familia Valdés de Bebo,
Chucho y Mayra. Pero hay muchos otros grupos de influyentes
músicos que están compuestos por dos, tres o cuatro
a través de una, dos o más generaciones.

Músicos cubanos han formado grupos concentrados
con un objetivo consciente de desarrollar géneros
musicales, incorporando innovaciones técnicas e
instrumentales de todo el mundo. Se puede pensar en la comunidad
filin que se formó alrededor de José
Antonio Méndez, Luis Yáñez, César
Portillo de la Luz, Bebo Valdés y otros; en la continuada
tradición de orquestas de mujeres, comenzando con la
charanga de Irene Laferté y seguida por la Anacaona; en
las Trovadoras del Cayo, dirigidas por Isolina Carrillo y otras,
activas en cada década desde entonces; en las personas que
ha congregado Bebo Valdés para su experimento de ritmo
batanga que introdujo por vez primera los tambores batá en
arreglos orquestales; en los músicos Negro Vivar, Generoso
Giménez, Barreto, Tata Güines, quienes rodearon a
Cachao en la década de 1950 y trabajaron por crear el
movimiento de descarga; en los colectivos posteriores de
naturaleza similar, como Los Amigos; en grupos bien documentados
por Leonardo Acosta que encontraban tiempo para tocar jazz; en
organizaciones contemporáneas, que trabajan por conservar
el patrimonio musical nacional, como la Casa de la Trova, en
Santiago de Cuba; y en orquestas que con todo propósito
trataron de ampliar el paladar armónico de la
música cubana rica en ritmo, al contemplar las
posibilidades que ofrecía el jazz, como en el caso de la
Orquesta Cubana de Música Moderna y los Irakere, de Chucho
Valdés.

Sin lugar a dudas, el trabajo de individuos y
comunidades por muchas décadas, tuvo como resultado el
desarrollo no sólo de los numerosos géneros de
música cubana y los diversos formatos instrumentales y
estilos implícitos, sino en una escuela nacional
única de cómo hacer música o sanear. El modo
de ejecutar cada instrumento de los conjuntos cubanos
contemporáneos fue elaborado durante muchas décadas
por incontables músicos, hasta conseguir hacerlo sonar en
cubano.

1. 2- LA COMPRENSIÓN DE LAS INVESTIGACIONES
SOBRE LA FAMILIA EN CUBA.

Las investigaciones relacionadas con la familia datan
desde los momentos en los que por colonización y conquista
unos pueblos eran dominados por otros; por consecuencia
aparecieron numerosos escritos que narraban costumbres y
culturas, por principios, no coincidentes en su totalidad con el
mundo occidental (2003: Espronceda. P. 144)

Las teorizaciones sobre la familia fueron llevadas a
efecto- casi en su totalidad – por juristas. El impacto
cognoscitivo sobre los modos de accionar respecto a las
relaciones familiares los llevó a priorizar el estudio del
parentesco en su acepción de sistema cuya
terminología, formas de agrupamiento y componentes
denominativos resultaban no ajustables con la tradicionalmente
conocida familia occidental, en lo sucesivo serían
equiparables las propuestas analíticas sobre el estudio
del parentesco, hasta constituir en la actualidad, y a decir de
los antropólogos, las tres cuartas partes de dicha ciencia
. (2003: Espronceda. P. 144)

La evolución de los estudios sobre la familia
está estrechamente ligada a la de la antropología
como ciencia, al menos hasta una fecha que pudiéramos
situar en torno a los inicios del siglo XX. Los primeros estudios
antropológicos versaban en realidad sobre el parentesco,
como un modo, una estrategia para conocer las sociedades
"exóticas" sobre la base de explorar sus sistemas de
filiación, matrimonio y familia en general (2003: Vera. P.
53).

Las primeras teorías sobre el parentesco fueron
formuladas por Bochofen, Maine, Fustel de Coulanges, McLennan y
Morgan en los años transcurridos entre 1861 y 1877. Desde
aquellas primeras incursiones teóricas, que constituyen la
base sobre la cual está constituida la moderna
antropología de la familia, el parentesco fue
señalado como la columna vertebral de todo sistema social,
porque permite comprender cualquier aspecto de la vida de la
sociedad. Durante la primera mitad del siglo XX, con el
surgimiento de la sociología moderna, el parentesco
pasó a ser uno más entre los campos tratados por la
ciencia antropológica, y en la segunda mitad del mismo
siglo derivó hacia el estudio de sociedades campesinas y
urbanas occidentales, abandonando un tanto el interés por
las exótica.

Esta evolución obligó a los
científicos a repensar mucho de los instrumentos
analíticos tradicionalmente utilizados, sin que se haya
logrado hasta el presente transformar de manera radical la
concepción de partida, que los interpretaba, al analizar
las sociedades exóticas, extrapolando la forma de entender
las relaciones jurídicas en las sociedades occidentales
más que como el resultado del análisis y la
interpretación de datos etnográficos provenientes
de la investigación empírica concreta en las
diversas sociedades estudiadas

El parentesco constituye ante todo un sistema de
relaciones sociales basadas en los principios de consaguinidad y
afinidad, por lo que de hecho regula la conducta en el plano
familiar; esto es, abordar el parentesco significa necesariamente
el reconocimiento de un determinado principio respecto a la
adscripción al nacer. Ello implica adquirir uno(os)
apellidos(s) y relacionarse afectivamente con determinadas
personas a las que socialmente denominamos como padre, madre,
abuelos, tíos, primos… Así también
ello tiene implicaciones sobre otros aspectos como la
economía, la política y la religión, por
solo mencionar algunos elementos relevantes. (2003: Espronceda.
P. 146)

De lo anterior se desprende, que no exista parentesco al
margen de la cultura y viceversa; la cultura genera, propicia y
facilita, por sus mecanismos de transmisión, los modelos y
conductas asociadas a este. Por lo tanto, el seno del grupo
parental es responsable inmediato, directo y primario del proceso
de formación del lenguaje, creencias, sentimientos,
gustos, identidades de género, actitudes hacia la
sexualidad y otras cualidades que conforman la cultura
individual. Esto ocurre en dos etapas: en la primera, que
comprende los primeros años de vida, obran los parientes
casi con exclusividad; en la segunda, este proceso
continúa bajo la incidencia creciente de factores sociales
externos a dicho grupo. La resultante es la conducta social,
grupal e individual.

Cada miembro de la sociedad puede considerarse en parte,
portador de elementos culturales incorporados por la
acción del grupo parental al cual pertenece por
adscripción. Ello posibilita el estudio de los problemas
sociales a partir de la cultura parental heredada en
interacción con las instituciones, otros grupos sociales y
la propia subjetividad de los actores sociales en una
relación dialéctica. La presión ejercida por
la sociedad y la mayor o menor resistencia del sujeto a estas,
conforman buena parte de la conducta social.

El inventario de términos introducidos y
aprehendidos desde tempranas etapas de la vida organiza, de
alguna manera, nuestras primeras representaciones y nociones
sociales respecto a los seres que nos rodean cumpliendo una
función identificativa. El parentesco constituye un
soporte de referencia social en cuya base reencuentran un aparato
terminológico. Dicha terminología forma parte de un
sistema de clasificación que ha funcionado
tradicionalmente como soporte para la designación de
conductas, ya que se refiere, a la vez, personas que son nuestros
parientes, es decir, padre, madre, hermano, hermana, tío,
tía, primos, ya se trate de parientes consanguíneos
y/o por alianza, e implica una medida variable del funcionamiento
social. (2003: Espronceda. P. 146)

Una teorización sobre este
particular que considero de mucho valor fue presentada por Paul
Schrecker en su trabajo "La familia como institución
transmisora de la tradición", cuya conclusión
principal afirma que todavía no se ha inventado la
técnica de la integración cultural en el
vacío. Las tesis básicas que él
desarrolló parten de la pertenencia del recién
nacido a una cultura en específico durante sus años
de formación; adaptándose a pautas y normas
vigentes cuyo carácter es restrictivo. Para ello se basa
en la transmisión de los lenguajes, que también es
aplicable a normas religiosas, políticas,
gnoseológicas, estéticas y económicas que
fundamentan el sistema de toda civilización.

Emplea la lengua como un mecanismo de integración
social y lo utiliza como eje articulador de factores sociales
entrelazados. Para ello, parte del papel crucial del matrimonio
en el sentido de cohesionador de patrones culturales, para, a
posteriori, incidir en la socialización de la
descendencia. A manera de ejemplo, aborda la unión de
personas de diferentes nacionalidades y cuyas pautas
lingüísticas pueden ser mayoritarias o minoritarias
en dependencia del lugar concreto, así como del prestigio
social de los idiomas respectivos. Las complicaciones que se
derivan de situaciones donde los padres hablan el mismo idioma,
pero no pertenecen al mismo grupo regional, intelectual,
etcétera, o viceversa, generan estrategias de rechazo o
integración, según corresponda.

Al carecer de validaciones empíricas, Schrecker
diserta sobre la tradición del antiguo judaísmo
como soporte observacional.

Como se puede observar, presenta como
premisa los elementos culturales distintivos del apareamiento que
influirán decisivamente sobre la descendencia. La
selección de un aspecto y su entrecruzamiento con otros
obedece a la obligada conexión entre los factores
sociales. (En Schrecker, P.: "La familia como institución
transmisora de la tradición" en La
Familia,
comp. de R. Fromm, M. Horkheimer y T. Parsons,
Ediciones Península, España, 1994.).

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