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Formación de la identidad sexual y roles de género

  1. Introducción
  2. Formación de la identidad
    sexual
  3. Conflictos en la identidad
    sexual
  4. Anexos
  5. Conclusión
  6. Bibliografía

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Introducción

La identidad sexual es realmente un aspecto complejo y
multifactorial trataremos hoy de abordarlo desde uno de esos
factores, previo definiremos algunos conceptos relacionados.
Básicamente pensar en identidad sexual es pensar en si una
persona se siente a gusto, con bienestar y
autorrealización en lo que implica ser hombre, o ser
mujer. Así mínimamente tenemos estos elementos a
considerar como constituyentes de  la identidad sexual entre
ellos el género, el rol de género y el sexo del
sujeto

El sexo del sujeto, Esto tiene que ver con la diferencia
física constitutiva natural del hombre y de la mujer, y
por lo tanto con los componentes biológicos y
anatómicos. El género, está determinado por
los aspectos psicológicos, sociales y culturales de la
feminidad y la masculinidad. Este es uno de los componentes
más complejos. El rol del género como hombre o
mujer dentro de un determinado marco social-cultural,
político y religioso determinado. Pensemos que no es lo
mismo el rol de una mujer por ej. En medio oriente, o en china,
que en occidente.

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Formación de
la identidad sexual

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La formación de la identidad sexual es un proceso
complejo que empieza en la concepción, pero que se vuelve
clave durante el proceso de gestación e incluso en
experiencias vitales tras el nacimiento. Existen muchos factores
y bastantes combinaciones de los mismos que pueden llevar a la
confusión, pero la tradición en la mayoría
de las sociedades insiste en catalogar a cada individuo por la
apariencia de sus genitales.

Si, por ejemplo, socialmente se le asigna a una persona
la identidad sexual de varón, pero sus genitales son de
mujer, esta persona puede experimentar lo que se ha venido a
llamar disforia de género, es decir una profunda
inconformidad con el rol de género que le toca
vivir.

Algunos estudios indican que la identidad sexual se fija
en la infancia temprana (no más allá de los 2
ó 3 años) y a partir de entonces es inmutable. Esta
conclusión se obtiene generalmente preguntando a personas
transexuales cuándo se dieron cuenta por primera vez que
la identidad sexual que les había asignado la sociedad no
se correspondía con la identidad sexual con la que se
identificaban.

Conflictos en la
identidad sexual

Muchas personas nacen con combinaciones de rasgos de los
dos sexos, debiendo afrontar las complicaciones que surgen cuando
la sociedad se burla o escandaliza de su físico -lo que
suele ocurrir con las personas intersexuales- o insiste en
asignar a un individuo un sexo con el que no se identifica -lo
que ocurre habitualmente entre las personas
transexuales.

En el caso de las personas transexuales, sus problemas
suelen reducirse cuando pueden pasar por el proceso de
reasignación de sexo, el cual incluye la cirugía de
reasignación sexual, mal llamada "operación de
cambio de sexo".

Por otro lado la identidad sexual suele intentar
diferenciarse de la orientación sexual, en la que pueden
darse individuos heterosexuales, homosexuales, bisexuales y
asexuales. De igual manera que la orientación sexual, la
identidad sexual no se puede elegir.

Equivocadamente, hay personas que definen la
transexualidad con una homosexualidad extrema; es decir,
según estas personas, una persona transexual ama tanto al
otro sexo que acaba identificándose con
él.

Sin embargo, investigaciones en sexología de la
Universidad Libre de Ámsterdam apuntan a que la identidad
y la orientación sexual son hechas absolutamente
diferentes, por lo que pueden darse personas transexuales con
diferentes orientaciones sexuales. De hecho, hay estudios que
indican que más de un 30% de la población
transexual es homosexual o bisexual, muy por encima al 5%
ó 10% que suele darse en la población no
transexual.

Discriminación Probablemente hay tantas formas de
entender la identidad sexual y la de género como humanos
existen, sin embargo las sociedades tienden a clasificar en
compartimentos inamovibles a los individuos y a asignarles roles
a veces muy reducidos.

Este etnocentrismo se pone de manifiesto al observar que
en algunas sociedades existen otras clases de roles sociales; por
ejemplo, los Hijra de la India son personas intersexuales y
dentro de su cultura se les considera "el tercer
sexo".

A veces la frontera entre la identidad sexual y la
identidad de género no se muestra muy clara. En este
punto, la teoría Queer rechaza la categorización
del individuo en categorías universales como "homosexual",
"heterosexual", "hombre" o "mujer". Según esta
teoría, la identidad sexual de las personas es el
resultado de una construcción social.

De ser así no existirían papeles sexuales
esencial o biológicamente inscritos en la naturaleza
humana. Es decir, todas las identidades relativas a la
sexualidad, género y/u orientación sexual son
igualmente anómalas, ya que son un producto
socio-histórico.

La transfobia aún no ha sido integrada en el
discurso público. Tradicionalmente, se ha visto la
transexualidad como un problema psiquiátrico, la llamada
disforia de género. Sin embargo, recientes investigaciones
en neurociencia sobre cerebros de transexuales indican que la
composición de éstos muestra a menudo la
composición del sexo con el que se identifica el individuo
en lugar de la del sexo de nacimiento.

Esto apoya la teoría de que el cerebro de un
individuo puede desarrollarse en un sentido diferente al de sus
genitales, por lo que la transexualidad es de origen innato y no
psicológico. La investigación también apoya
las expresiones "hombre atrapado en el cuerpo de una mujer" y
"mujer atrapada en el cuerpo de un hombre".

En realidad, la discriminación hacia los/as
transexuales está en estrecha relación con el
sexismo y la homofobia. De hecho se correlacionan. Esta
asociación se debe a que estas formas de
discriminación se sirven de las mismas creencias o
ideología: la heteronormalidad.

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La identidad del género: Está
determinado por la cultura a través primero de la madre y
el padre, luego por los hermanos, los grupos sociales, etc. Se
transforma en una inscripción mental producto de las
identificaciones (proceso primario por el cual el sujeto asimila
algo del otro para sí) que comienza con el nacimiento y
forma parte de la estructuración de la
identidad.

En la identidad de género cumple un papel
fundamental la "identificación". Es en este proceso
 cuando en mayor o menor medida uno como sujeto toma
algún aspecto, cualidad, propiedad o atributo de otra
persona, y se transforma parcial o totalmente sobre el modelo de
ésta.

Así podemos decir que la suma de todas estas
identificaciones, primero con las figuras más primarias y
queridas (mama, papa) y luego la de otras personas significativas
a lo largo de la vida es como se forma en parte nuestra
identidad.

Rol del género: Es el conjunto de
expectativas acerca de los comportamientos sociales más
esperables para cada sexo,  lo que determina en alguna
manera un ideal del género. Ej. En algunas culturas es
valorado que la mujer trabaje, en otras puede considerarse un
abandono de su función en la familia (madre, esposa
etc.)

 A su vez éste se forma por la
interrelación entre:

a. Representaciones ideales de los padres, tomados como
"modelos" de ambos géneros.

b. Representaciones del niño/niña "ideal",
proveniente del ideal de los padres, y de la cultura de lo que
debe ser un niño/niña.

c. Representaciones del propio niño/niña
acerca del varón/nena "ideal" que ellos quieren
ser.

Por supuesto estas representaciones entran muchas veces
en conflicto entre sí. Entonces lo que podemos llamar el
perfil psicosexual de una persona es el resultado singular de
estos 3 elementos que como vimos integran otros tantos

Roles de género

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La mayoría de la gente no sólo piensa que
hombres y mujeres son bien distintos, sino que albergan
también las mismas ideas sobre las formas en que se
manifiestan las diferencias. Estas convicciones, basadas en una
simplificación excesiva o el escaso juicio crítico
reciben el nombre de estereotipos (tópicos,
prejuicios…). Se ha concebido la masculinidad y la femineidad
como dos elementos antagónicos que se excluían
mutuamente, hoy se aceptan que en muchos individuos coexisten
rasgos de una y otra índole.

Existen evidentes diferencias biológicas y
actitudes que se adscriben a la mujer y al hombre, pero resulta
casi imposible distinguir cuáles son innatas y
cuáles superpuestas. Cada sociedad desarrolla sus sistemas
de género a partir de la diferencia sexual entre hombres y
mujeres.

Estos "rasgos" son vistos como "naturales", pero en
realidad son construidos socialmente. Mediante las reglas
trazadas por la sociedad, cada uno aprende a desempeñar su
papel masculino o femenino. No existen papeles sexuales en la
raza humana, cada época crea y transmite los suyos,
depende de la época y del lugar, aunque siempre hay
personas de uno u otro sexo que están encantadas y otras
que detestan el papel que les haya correspondido.

Antes incluso del nacimiento los padres ya adoptan
actitudes distintas sobre el sexo del niño. A menudo los
padres especulan sobre el sexo de su futuro hijo y llegan a
elaborar planes minuciosos y acariciar ambiciosos objetivos
concernientes a la vida de la criatura.

En el momento del nacimiento, el anuncio del sexo del
bebé desencadena una sucesión de pequeños
eventos todos los cuales presuponen una diferenciación
entre hombres y mujeres –por ejemplo, ropa azul para el
niño y rosa para la niña-. Los amigos, parientes y
padres hablan del aspecto del recién nacido proliferando
en estas conversaciones los estereotipos.

En los primeros meses de la lactancia los niños
tienen más contacto físico con la madre que las
niñas, en tanto que éstas son objeto de más
contemplaciones, mimos y contactos verbales. Los padres
también responden de distinta manera, según el sexo
del hijo (reaccionan con mas presteza ante los lloros de la
niña).

Hasta los 3 años no se desarrolla una identidad
sexual básica, es decir, la íntima
convicción de pertenecer a uno u otro género. A
partir de esta edad, los niños empiezan a mostrar
discernimiento de los roles sexuales en el ámbito familiar
y en el mundo que les rodea.

Lo que de verdad interesa al niño de esa edad es
jugar. Para estudiar su socialización del rol de
género debemos atender a los objetos que emplea para
entretenerse. Los juguetes de los niños invitan a la
acción mientras que los de las niñas incitan a un
entretenimiento pasivo, a menudo relacionado con las funciones
del hogar.

Para cuando los niños acuden a la escuela
primaria, las ideas preconcebidas sobre los roles de
género se aplican con cierta irregularidad. (Si hacen lo
contrario de lo que de ellos se espera la niña merece el
apelativo de "graciosa" o "chicarrona" y el niño se le
tacha de afeminado).

Durante los años de colegio persiste la
aplicación de criterios diferenciadores del sexo en
determinados juegos. Los niños pasan gran parte de su
tiempo en la escuela donde en muchas aulas se dan estereotipos
que afectan al rol sexual de género:

Los libros de historia proyectan una imagen de un mundo
dominado por hombres. A las niñas se les asignan tareas
distintas de las que realizan los chicos.

Pero, además, están expuestos a evidentes
estereotipos sobre roles de género cuando ven la
televisión. Los libros ilustrados y la televisión
son elementos importantes en el aprendizaje de los papeles de
género.

La adopción de los roles adecuados a cada sexo es
más importante aún durante la adolescencia que en
edades más tempranas. Los adolescentes varones deben
atenerse a tres normas básicas en lo que atañe a
los roles de género:

Sobresalir en los deportes. Mostrarse interesados por
las muchachas y el sexo. No mostrar rasgos ni gustos
femeninos.

Al iniciarse la adolescencia, se evidencia la
expectativa de que los varones deben conseguir "logros", y las
mujeres casarse y educar a los hijos. Muchas mujeres se ven
impulsadas a convencerse de que un rendimiento excesivo menoscaba
su femineidad y popularidad. Mientras que, los varones
están condicionados por el imperativo de equiparar su
masculinidad a su eficiencia y experiencia sexuales.

A pesar de las diferencias en la educación y del
cambio de mentalidad que se está produciendo, los
estereotipos sobre los roles de género en el ámbito
de nuestra cultura suelen manifestarse en toda su realidad cuando
el individuo alcanza la edad adulta.

Las expectativas en cuanto al rol de género en la
edad adulta afectan al matrimonio, el trabajo, la política
y el ocio. Para los hombres, aún cuando la experiencia
heterosexual y el atractivo físico continúan
constituyendo pruebas relevantes de masculinidad, en las clases
medias y altas cada vez tiene más importancia el
éxito profesional, que se mide por la categoría del
trabajo desempeñado y por las rentas obtenidas. En cuanto
a la mujer, el matrimonio y la maternidad siguen constituyendo el
foco primordial de nuestras expectativas culturales, si bien en
la actualidad este estereotipo empieza a cambiar de forma
significativa.

La conducta sexual ha sufrido en gran medida los efectos
de los estereotipos sobre los roles de género, como la
regla de la discriminación sexual de la mujer y la idea de
que el varón es siempre experto en materia de
sexualidad.

La legitimación de la práctica sexual en
las mujeres es distinta a la de los varones: La sexualidad de la
mujer tiene que estar legitimada por el amor. En el varón
la sexualidad no atraviesa necesariamente por la demanda del
amor. Muchos hombres y mujeres empiezan a darse cuenta de que no
pueden lograr el placer que ambos desean hasta que comprendan que
el sexo es una experiencia compartida en condiciones de
igualdad.

En una relación en la que ambos consortes viven
felices, los interesados tienen la sensación de igualdad
de valor. Aún cuando al casarse se observe con frecuencia
la regla de la equivalencia de valor de ambos cónyuges,
sin embargo, no puede garantizarse con ello que en el transcurso
de la vida común a lo largo de muchos años se
conserve inalterable el equilibrio de valor propio.

En las condiciones actuales el marido, gracias a su
actividad profesional tiene más oportunidades para
aumentar el sentimiento de su propio valor, mientras que la
mujer, en su función de madre y ama de casa, se siente
menos reafirmada.

Los testimonios de otras culturas indican que en nuestra
sociedad muchas de las diferencias entre hombre y mujer derivan
de ideas preconcebidas y de expectativas
estereotipadas.

La desigualdad subjetiva entre hombres y mujeres obedece
a:

1. La carencia del poder.

2. Al sometimiento de su palabra.

3. A la ausencia de representación.

4. A la gran dificultad de realización en un
mundo masculino.

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Anexos

Sexualidad: definiciones
necesarias

Es posible que al escuchar hablar a un sexólogo o
psicólogo se nos haga complicado entender todo el
contenido de sus comentarios o explicaciones debido a los
diferentes conceptos que utiliza y sin llegar a algo tan
técnico nuestro hijo/a adolescente puede hacernos
preguntas o comentarios sobre el género o la
orientación sexual. Aquí una reseña sobre
estas definiciones que refrescarán sus
conocimientos.

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  • Sexo biológico: está
    determinado por nuestros cromosomas, hormonas y
    órganos genitales internos y externos.

  • Identidad de género: es el
    reconocimiento internalizado de uno mismo de que se es hombre
    o mujer. Este aspecto se desarrolla entre los 18 meses y los
    3 años.

  • Rol de género: es la expresión
    conductual de masculinidad o femineidad que puede variar
    entre cultura y cultura.

  • Alteración en el rol de género:
    corresponde a varones con conductas o preferencias más
    típicamente femeninas o a mujeres con conductas o
    preferencias más típicamente masculinas, pero
    que se identifican con su sexo biológico. Los
    niños varones "afeminados" o las niñas
    "masculinas" no necesariamente a futuro corresponden a
    personas con orientación homosexual o bisexual. Como
    también sólo algunos gays son afeminados y
    sólo algunas lesbianas son masculinas.

  • Orientación sexual: es la
    dirección de los intereses eróticos hacia otras
    personas. Al hablar de atracción sexual nos referimos
    a un patrón de excitación física e
    interés emocional o romántico y sexual que
    involucra fantasías, imaginación y
    sueños de contenido sexual o erótico. Los
    individuos heterosexuales se sienten atraídos por
    personas del otro sexo, los individuos homosexuales se
    sienten atraídos por personas del mismo sexo y los
    individuos bisexuales se sienten atraídos por personas
    de ambos sexos.

  • Conducta sexual: es la manera en que se
    expresan los sentimientos sexuales. En un concepto más
    amplio va desde los besos y caricias, pasando por la
    masturbación mutua y llegando a las relaciones
    sexuales. Puede ocurrir que una persona tenga una
    orientación heterosexual, pero incurra en conductas
    homosexuales. Esto puede darse en los adolescentes como una
    conducta exploratoria o cuando no hay acceso a personas del
    otro sexo, como en internados, cárceles, etc.
    También puede ocurrir que una persona de
    orientación homosexual presente una conducta
    heterosexual. Esto puede suceder en el caso de quienes no han
    asumido su homosexualidad o desean mantenerla oculta. Por lo
    tanto, el experimentar placer en una conducta homosexual no
    equivale a ser homosexual, como tampoco el experimentar
    placer en una conducta heterosexual equivale a ser
    heterosexual.

La Sexualidad después de los 50
años

Por Pierre-Henri Galier

El proceso normal del envejecimiento
provoca en el hombre y en la mujer de más de cincuenta
años cambios específicos en el ejercicio de su
sexualidad. Sin embargo esos cambios han sido poco
estudiados.

La vejez no es una enfermedad, se puede decir sin
paradojas; es experimentar la resistencia a la enfermedad. Durar
es envejecer y envejecer es persistir en el ser. Toda edad
representa una usura, un envejecimiento con respecto al
precedente, pero representa siempre una juventud con respecto a
lo que vendrá.

El envejecimiento es una evolución, un
fenómeno es una evolución, un fenómeno vital
común a todas las formas de la vida, un camino hacia la
muerte, que es también un fenómeno
vital.

Como en cada etapa de nuestra vida, es importante
encontrar nuestro lugar, valorar lo positivo que nos brinda y
vivir la aventura de los cambios que se nos presentan
según nuestras capacidades.

Los 50 son una edad de mucha plenitud en muchos
aspectos, edad de proyectos encaminados, de disfrute de metas
logradas, muchas veces de independencia, de disfrute de los hijos
y /o nietos, de afianzamiento de valores e ideales, y puede ser
también un momento de mayor confianza en sí mismos,
si todo ha transcurrido de buena manera.

En el presente en Uruguay la esperanza de vida es de
cerca de 80 años (un poco mayor en la mujer que en el
varón), esta diferencia sucede en todo el mundo. Podemos
observar una marcada diferencia comparando lo que ocurría
en el 1900 donde la esperanza de vida era de 50,8 años.
Esto nos muestra un cambio de calidad de vida y dentro de esa
calidad de vida también incluimos a la vivencia de una
sexualidad más plena y gratificante.

Si nos preguntamos qué pasa con la sexualidad a
los 50, creo que deberíamos abordar el tema en principio
desde la pareja, y luego desde el varón y mujer de forma
individual. En la actualidad una persona de 50 años puede
estar viviendo una gran plenitud sexual.

En la pareja:

Si observamos a la pareja puede pasar que en esta etapa
de la vida los hijos ya no están tanto en la casa o se han
casado, y la pareja se encuentra con posibilidades, de lo que
podemos llamar, un reencuentro, teniendo otros tiempos y
dedicación para el erotismo.

En la etapa en que los niños son pequeños
la vida en la pareja comparte con la crianza y las situaciones y
atención que esto implica. Pero cuando esta
atención ya no es tan necesaria, surge un espacio que
muchas veces exige ser recuperado y con él, la posibilidad
de enriquecimiento de la comunicación y la vivencia
sexual.

Es cierto también que muchas veces es
difícil reordenar estos tiempos y las parejas se enfrentan
a ciertos conflictos ante el vacío dejado por los hijos
que ya no están en casa.

En la mujer:

En la mujer a los 50 uno de los cambios más
significativos desde el punto de vista fisiológico y
también muchas veces con un importante impacto emocional
(en ciertos casos por el duelo ante la pérdida de la
capacidad reproductiva), es la menopausia.

Esta aparece de los 45 a 55 años y en la
actualidad tiende a retrasarse. Podemos encontrar en torno a la
menopausia muchos mitos y falsas creencias que pueden condicionar
negativamente esta etapa de la vida.

Creencias como:

1-la menopausia corresponde al inicio de la
vejez.

Por supuesto que esto no es así, la vejez depende
de múltiples factores relacionados con la salud general y
condiciones de vida pero no necesariamente con la
menopausia.

2-la menopausia hace que en la mujer baje el deseo
sexual.

Tampoco esto debe ser así, se sabe que en esta
etapa existe un aumento natural de andrógenos que son
hormonas que favorecen el buen deseo sexual. Es decir que si
ellas se lo permiten entonces tienen la posibilidad de disfrutar
de una muy buena vida sexual.

3-la vida sexual de la mujer llega hasta la
menopausia.

No solo no es el fin de la vida sexual, sino que en
muchos casos la mujer en esta etapa, descubre que el sexo es
más gratificante y placentero. Personalmente tengo la
experiencia en el consultorio con mujeres, que a esta edad,
vienen en busca de orientación o tratamiento ante ciertas
dificultades sexuales que han postergado por mucho tiempo, ahora
motivadas por las ganas de vivir esta experiencia sexual con
mayor plenitud.

Muchas descubren el orgasmo o la capacidad de ser
multiorgàsmicas, logrando una mayor distensión y
entrega a la experiencia sustentado esto por una mayor confianza
en sí mismas en algunos casos o por ejemplo por el
abandono del temor a quedar embarazadas.

Es cierto que comienzan, en la etapa
posmenopáusica, ciertos cambios naturales en la
anatomía y fisiología de la mujer y en su respuesta
sexual, pero estos no deben condicionar ni generar la baja del
deseo o la perdida de interés sexual, solo se deben
conocer y atender si es necesario en su justa medida, contando
con el apoyo de los controles ginecológicos. Si esto
ocurriera deberíamos prestar atención a otras
causas que seguramente tendrían más que ver con
conflictos de índice emocional los cuales pueden atenderse
a través de un apoyo psicoterapéutico.

En los varones:

En el varón no existe o es muy poco frecuente lo
que se llama andropausia que sería el sinónimo
masculino de la menopausia. La mayoría de los cambios
respecto a la sexualidad en el varón ocurren hacia los 60
años.

De todos modos podemos citar por Ej. El trabajo de
Kinsey quién es su estudio nos plantea la incidencia de
los problemas de erección en los varones según la
edad.

En esta muestra de 4108 varones a los 20 años
sufrían disfunción eréctil el 0,1 % , a los
30 el 0,8%, a los 40 el 1,9%, a los 50 el 6,7%, a los 60 el 18,4%
a los 70 el 27% y a los 80 el 75%.

Estas cifras nos muestran simplemente las modificaciones
físicas naturales que ocurren en las diferentes etapas de
la vida. El ángulo de la erección así como
el volumen y la fuerza eyaculatoria también varían
con la edad, también el tiempo del período
refractario y el tiempo en que se demora en lograr una
erección; estos cambios no deben tomarse como disfunciones
sexuales y no tienen que significar la pérdida del placer
y lo capacidad para vivir una buena vida sexual.

Algo que ha sido demostrado es que por el contrario de
lo que muchas veces se piensa el mantenimiento de una vivencia
efectiva de la sexualidad al pasar los años, depende de
haber tenido una buena frecuencia y calidad sexual desde la
juventud.

Es importante mantener una buena calidad erótica
dando lugar a las fantasías, al disfrute y mantener una
buena comunicación sexual en la pareja y la
aceptación como positivas de los naturales cambios y
características de nuestra sexualidad en cada etapa de la
vida.

Conclusión

En el siguiente trabajo puedo inferir que la identidad
de género a generado muchos conflictos ya que hay muchas
personas que no están conforme con su identidad
sexual.

Desde antes del niño o niña nacer ya los
padres pueden identificar y saber cuál es el sexo del
bebe, ya que hay muchos avances y tecnología para
identificarlo, los niños van creciendo y adquiriendo
conocimiento de a que o cual sexo pertenece.

La conducta sexual ha sufrido en gran medida los efectos
de los estereotipos sobre los roles de género, como la
regla de la discriminación sexual de la mujer y la idea de
que el varón es siempre experto en materia de
sexualidad.

Aunque hoy en día existe mucha diversidad de
género. Por ejemplo: los homosexuales, transexuales,
heterosexuales y otros. Pero como sabemos muchos no son aceptados
por la comunidad y aun por sus familiares tampoco.

Bibliografía

  • Espai Terapeutic, tu centro de
    sexología y pareja psicología y
    psiquiatría infanto-juvenil.

  • www.oceanwebmallorca.com

  • La Menopausia, Dr. Lionel Gendron, Les editions de
    L"Homme Ltee. Por A.T.E. 1975.

  • La Sexualidad después de los 50 años,
    Pierre Henri Galier. Impreso en España
    1975.

  • Rathus. Sexualidad Humana. Sexta edición.
    Editor pearson Educacion, S. A. Madrid 2005.

  • G. Abraham, E. pasini. Introduccion a la
    sexología clínica. España. Grijalbo
    1990.

 

 

Autor:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo
S.

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana,

2014.

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