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El caminante. Un cuento arquetípico de la conciencia




Enviado por Omar Peña



  1. Introducción
  2. La
    primera hora: soñar
  3. La
    segunda hora: la búsqueda de un
    camino

Introducción

Érase una vez… Así comenzaban los
cuentos, historias y narraciones que disfrutábamos en
nuestra infancia, aquellas noches de Invierno y Verano, Primavera
u Otoño, relatados por nuestros abuelos, padres o hermanos
mayores. Entonces, nuestra imaginación nos sumía en
aventuras maravillosas de otros tiempos y épocas remotas,
y los animales hablaban, y las cosas inanimadas cobraban vida,
para recorrer un mundo de ilusiones y fantásticos viajes
de nunca acabar. Estas hermosas veladas, de duendes y personajes
históricos y mitológicos nos trasladaban como en
una alfombra mágica de ensueños
irreales.

Ahora bien, viajar por el camino de la vida, significa
acercarnos a los problemas de nuestro diario vivir, a la
percepción del mundo de la realidad, a nuestra forma de
vida, a las relaciones con los demás. De ahí que,
los "cuentos" del caminante no se parecen nada a aquellas
fábulas y relatos del mundo imaginario, más bien
son historias "inventadas" de lo que nos ocurre o puede ocurrir
diariamente en la cotidianidad de nuestras vidas,
identificándonos con la vida del caminante.

Si asimilamos que la vida de un caminante es de doce
horas:

La primera hora, la destina a soñar (El camino
del cambio).

La segunda hora, comienza con la búsqueda de un
camino (El último libro de cinco
páginas).

La tercera hora, nos acercamos a un maestro de la vida
(El caminante).

La cuarta hora, proyectamos nuestra forma de vida
(Proyecto cambio 2000).

La quinta hora, nos inspira a no temerle a la ignorancia
(La voz del caminante).

La sexta hora, acudimos a los libros de la vida (Un
libro para caminar).

La séptima hora, aprendemos a resolver los
problemas (Lenguaje del caminante).

La octava hora, nos permite trascender y aceptar los
problemas (El problema del caminante).

La novena hora, nos muestra la percepción del
cambio (La conciencia del caminante).

La décima hora, nos acercamos a nosotros mismos
(El encuentro del caminante).

La onceava hora, nos comunicamos con los demás
(La sociedad del caminante).

La doceava hora, repasamos el proceso de nuestra vida
(El discurso del caminante).

Quizás todo este "cuento" no sea comprendido en
parte o en toda su integridad, porque este cuento no es para un
día ni para niños y adultos, sino que es para toda
la vida y para el Ángel que llevamos dentro. Por
último, se nos invita al diálogo más
difícil, al diálogo con nosotros
mismos…

La primera hora:
soñar

EL CAMINO DEL CAMBIO

Como todas las noches, el abuelo se acercó a su
nieto para contarle un cuento antes de prestarse a
dormir.

  • Ya que es muy tarde, hoy te voy a contar sólo
    el cuento de las cuatro estaciones.

Hace mucho tiempo, en un lejano lugar vivían
cuatro hermanos: tres niños y una niña que jugaban
en el patio de su casa.

Otoño se llamaba uno de ellos y era muy joven. Se
lo pasaba corriendo como el viento, de un lugar a otro, a veces
suavemente y otras muy fuerte, de tal modo que su ropa se iba
cayendo poco a poco hasta casi quedar desnudo y comenzando a
sentir mucho frío.

Su hermano Invierno, estaba llorando a cántaros y
gime de dolor, pues no lo comprenden que trata de hacer revivir
una planta seca y sedienta de agua antes que se muera de
dolor.

Primavera, la niña hermosa como una flor,
está feliz porque goza y disfruta el pleno día de
sol en su jardín lleno de estrellas multicolores y
fragancias.

Verano, el hermano que no se abriga pues vive
mojándose en las cálidas aguas de su tina de
baño, pasa las horas descansando sin preocupación
alguna.

Cierto día se encontraban en el lugar de siempre
y cada uno de ellos, intentó cambiar y ser como los otros,
pero no sabían cómo hacerlo. Entonces a uno de
ellos se le ocurrió que podían hacer una ronda, y
tomándose de las manos comenzaron a girar y girar; tan
rápido lo hacían que cada uno de ellos
comenzó a sentir que tomaba el lugar del otro hermano que
le seguía. Otoño se convirtió en Invierno;
Invierno se trasladó a Primavera; este saltó al
Verano, el cual volvió al Otoño. Así
continuaron cambiando, a tal punto que perdieron la identidad
original, manteniéndose eternamente cambiando y
conformando las cuatro estaciones del año: Otoño,
Invierno, Primavera y Verano.

Para cambiar Otoño, tuvo que darse cuenta que no
lloraba y que podía y debía tener esta
emoción. Esto le llevó a modificar su conducta y
carácter habitual de frialdad, que lo alejaba de esa
experiencia, al comprobar que ese sentimiento no era sólo
propio de las niñas, sino que también él
como niño, podía llorar y prestar atención a
esta emoción y por eso no dejaría de ser hombre. La
negación del sentimiento, no lo hacía ser
auténtico y mantener una relación sincera con los
demás, pues siempre había estado cuidando de
presentarse invulnerable y competitivo a los demás. Una
vez que comprendió, que llorar era un sentimiento de
todos, su vida cambió; ya no se esforzaba
inútilmente en fingir; ahora era un auténtico
niño, sin temores ni angustias por la opinión de
los demás. Así se volvía creativo, sin
inhibiciones que entorpecieran sus capacidades y potencialidades
interiores.

Cuando Invierno se dio cuenta que si seguía
siempre llorando, no tendría jamás la oportunidad
de cambiar su vida, sólo entonces comprendió que
debía hacer algo para modificar su conducta. En sus
comienzos, cuando lloraba, Invierno obtenía todo lo que
quería pero luego percibió que ya no le
creían cuando lloraba, incluso esta situación lo
perjudicaba. De ahí, que decidió cambiar de
estrategia y abandonar este sistema de vida y sólo
debería llorar en casos necesarios y ocasionales, cuando
realmente sintiera una motivación interior. Ahora ya no
lloraba sólo por sí mismo, sino que lo hacía
por los demás: por el hambre, sufrimiento y dolor ajeno;
por la ignorancia y enfermedad de sus hermanos humanos; por la
cultura competitiva y de egoísmo extremos; por la
dificultad e incapacidad de cambiar del hombre hacia una vida
más humanitaria.

Primavera no quería cambiar, pues estaba
fascinada y feliz en ese ambiente grato de todos los días.
Sin embargo, con el tiempo esta situación se
transformó en una rutina que ya no le provocaba mayor
placer y alegría. Fue entonces cuando intentó
alterar su vida mediante un proceso de cambio personal.
Comprendió que el cambio era parte de su vida y no era
adecuado permanecer inmóvil y sin novedades a
experimentar, pues el cambio le da oportunidad de ejercer su
creatividad y dinamismo para su pleno desarrollo.

Verano sí que quería cambiar y
sabía cómo cambiar. Nadie le decía
cómo ni cuando debía cambiar, pues siempre estaba
buscando nuevos lugares y actividades a desarrollar: viajando,
caminando, nadando, dirigiéndose al campo, la playa, la
ciudad; visitando amigos y familiares; leyendo, escribiendo,
trabajando, descansando. De tanto cambio, Verano llegó a
comprender que todo cambia o puede cambiar; su salud o enfermedad
pueden cambiar; su trabajo o educación pueden cambiar; sus
relaciones humanas pueden cambiar. En última instancia,
él puede cambiar y su vida en sí, es cambio
permanente.

A esta altura del cuento, el nieto estaba profundamente
dormido y ya no escuchaba a su abuelo. Ahora, si nos
pudiésemos sumergir en sus sueños, comprender y
descifrar el significado de ellos, esto es lo que
habríamos visto: (el nieto se ve en tres sueños con
su abuelo que le cuenta una historia del pasado, del presente y
del futuro de su vida).

La segunda hora:
la búsqueda de un camino

EL ÚLTIMO LIBRO DE CINCO
PÁGINAS.

Y el abuelo le dice a su nieto:

  • Te voy a contar una historia…

Mientras buscaba en un estante algún libro que
atenuara la misión que se me había encomendado
frente a mi sed de búsqueda de la verdad del Ser, fui
interrumpido en mis pensamientos por una voz de alguien que
entró apresuradamente en aquella vieja librería,
aproximándose hacia un montón de libros y
sacudiendo uno de ellos del polvo que lo cubría, se
acercó al vendedor para preguntarle:

  • ¿Se ha vendido alguno? Yo soy su
    autor…después de dialogar ambos, se
    retiró rápidamente.

Esto me sacó de mi actividad y me llevó a
meditar acerca de estas personas preocupadas por la venta de sus
libros, actitud opuesta a la del autor anónimo que no
sólo no refleja su nombre verdadero en sus obras sino que
más aún sus creaciones "literarias" no son ni
serán jamás publicadas, pues comprende que en
última instancia, su libro o cualquier otro libro no
podrá cambiar a nadie, sino que el individuo debe y puede
cambiar solo por y para sí mismo. De ahí que, para
estos efectos en adelante me referiré en especial a uno de
ellos, que por ahora lo llamaremos señor
D"ANÓNIMO.

Entonces recordé que hace un tiempo me encontraba
con mi amigo Don Anónimo, o mejor D"ANÓNIMO, y me
conversaba respecto del cambio, del cambio que ha tenido o
tendrá lugar en el mundo y en las propias
personas.

Lo más extraño para mí era la forma
en como narraba los hechos que estaban ahora ocurriendo, pues
para él era como si estuviera hablando de un remoto pasado
y se encontrara en un lugar y tiempo muy lejano en el futuro del
hombre. Así me hacía sentir como si estuviese en
ese futuro y percibiera el mundo desde otra perspectiva espacio
temporal.

Él señalaba que el cambio había
comenzado…

Al término de una extensa prédica o
más bien instrucción dada por D"ANÓNIMO, le
interrumpí, diciéndole:

– Ya que señalas que el mundo cambia y las
personas están cambiando, ¿crees que tú has
cambiado?… Quedó pensativo, seguramente para responderme
luego…

Entonces recordé lo que me había dado hace
muchísimo tiempo, cuando apenas era un joven muchacho,
inquieto acerca de las incógnitas de la vida.

En aquella oportunidad me dijo:

  • Estas notas pueden servir para iniciarte y darte
    alguna respuesta.

Y me entregó un legajo de notas respecto de la
participación efectiva, de la totalidad dividida, de la
especialización, de las calificaciones, de la
vulnerabilidad, de la personalidad crítica, de la
competitividad, de las relaciones humanas, del libro interno, de
la extinción del individuo…

D"ANÓNIMO interrumpió mis pensamientos,
acotando:

  • Me habías dicho acerca de que si creía
    que había cambiado.

Y mirándome fijamente a los ojos, me
dice:

  • Recuerdas, que para salir de tu estado de ignorancia
    significó para ti, que una vez vivenciadas otras
    realidades, comenzabas a orientarte bajo otras premisas,
    conceptos y presupuestos que alteraban tu forma de percibir,
    pensar y actuar en el mundo.

  • Recuerda, que al término de este proceso te
    harás la pregunta ¿hacia dónde puede
    llevarte la experimentación "caótica" de estas
    realidades? Responder a ella puede ser el comienzo de tu
    transformación, que implicase una nueva visión
    de la realidad.

  • Llegarás a comprender que si para "despertar"
    y percibir la realidad tal cual es, sería necesario
    aquietar la mente y silenciar al ego, esto no significa que
    debas permanentemente destruir al ego para escapar de la
    prisión psicológica que inhibe la
    expresión de sí mismo, sino que toda esta
    actitud es un proceso transitorio que permite el acceso a
    otras realidades (estados de conciencia) distintas a las que
    comprende la participación del ego, para luego volver
    transformado a la realidad ordinaria de la presencia
    egoica.

Por último D"ANÓNIMO,
agregó:

  • Había buscado una respuesta para ti en todos
    estos recuerdos, y creí que con ellos bastaba, pero
    aún permanece tu duda de si efectivamente he
    cambiado.

Entonces, mi amigo D'ANONIMO, no quiso o no supo
contestar esa pregunta que asaltaba mi mente, pues creo que
trató de buscar una forma más sencilla y concisa
para explicarme el cambio que había experimentado en su
vida, pero no lo hizo en ese momento. Sólo guardó
silencio… y quedó sumido en sus pensamientos. Si yo
pudiera penetrar en ellos, habría comprendido lo que
estaba meditando.

Entonces me dijo:

  • Sólo tú tienes que averiguar y buscar
    la respuesta, dentro de ti, en tu propio
    corazón.

Luego se fue y creí que ya no lo vería
más. Ahora mi amigo, mi gran amigo D'ANONIMO, se iba solo,
en la soledad de quién sabe dónde…

Pasado un tiempo de esa separación,
comencé a buscar y rebuscar la respuesta en libros,
tratando de aprehenderla y que ni siquiera mi amigo D'ANONIMO
(así lo creía antes) me había dado una pista
de cómo y dónde buscarla. Apesadumbrado y perdido
en esta infructuosa búsqueda, decidí abandonar este
proceso…Ya no buscaba más, ni iba a seguir buscando,
pues estaba cansado de esa continua e interminable
búsqueda. Incluso ya no sabía lo que buscaba. Por
fin, después de recorrer innumerables librerías,
tratando de calmar esta sed y ansiedad por encontrar algo que le
diera respuesta al sentido de mi vida, ahora que abandonaba la
búsqueda, por efecto de un milagro de sincronicidad,
frente a mí, en esa vieja librería se encontraba un
pequeño texto:

"EL ULTIMO LIBRO DE CINCO PAGINAS"

Entonces tomé el libro y comencé a leer su
primera página:

El primer encuentro que percibimos, es que somos y
vivimos en un mundo de cambio permanente, quizás para
algunos cause desaliento y temor frente a la variabilidad e
inseguridad que produce esta situación, por el hecho de
estar obligado a tomar decisiones para resolver los nuevos
problemas que se le presenten, y que para otros puede significar
la oportunidad de ejercer toda la creatividad del ser humano para
salvar los obstáculos a su desarrollo. Este proceso de
continuo cambio, nos da también la esperanza de que todo
puede cambiar y, así como podemos en un momento estar en
una situación indeseada, el mecanismo de cambio de la
propia vida, nos faculta para esperar nuevos estados de
satisfacción personal; la ignorancia transformarse en
sabiduría; la enfermedad en salud; la pobreza en riqueza;
lo incorrecto en correcto; en otras palabras, producirse en
nosotros un cambio de paradigma, un nuevo paradigma que
transforma nuestra visión del mundo y nuestra actitud y
forma de vida frente a ella.

Entonces comprendí que todo es un proceso; la
salud es un proceso; la educación es un proceso; el
trabajo es un proceso; incluso, la percepción de la
realidad es un proceso… Y continué
meditando…

  • Después de leer y meditar la primera
    página, quedé intrigado acerca de qué
    podría encontrar en las siguientes hojas del Libro de
    Cinco Páginas. Entonces, comencé a leer su
    segunda página, y no la dejé hasta haberla
    terminado. Su contenido era más o menos el
    siguiente:

Otro encuentro es que también actuamos
según un marco de referencia que generamos o aceptamos en
nuestra mente, rigiendo y orientando todo nuestro comportamiento
según estos conceptos paradigmáticos que modifican
nuestra percepción, pensamientos y acciones que originan
con ello un proceso de validación y aceptación de
nuestro modelo y visión del mundo: un libro, un autor, una
idea o sistema de pensamiento, tienen influencia en nosotros,
mientras no incorporemos a nuestra mente nuevos conceptos o
modelos de acción. Prácticamente, los paradigmas o
"sistemas de sumisión", nos afectan directa o
indirectamente a causa de nuestra conciencia
asociativa-programada. Sin embargo, esta misma situación
nos da la capacidad de alterar la "sumisión"
paradigmática, pues basta modificar los conceptos
autorreferenciales para percibir el mundo de otra forma,
orientando nuestro comportamiento bajo un nuevo paradigma del
Ser, aun cuando normalmente el individuo no intenta modificar los
conceptos que actúan como dogmas o prejuicios que suprimen
o dificultan su libertad o independencia. darse cuenta de este
hecho es un factor importante que facilita el cambio, pues nos da
la idea de que a pesar de que aparentemente el modelo adoptado en
un momento pueda parecer correcto y adecuado, está, como
toda proposición, sujeta a cambio de paradigma dados los
nuevos descubrimientos de la conciencia del Ser. Nuevos puntos de
referencia hacen percibir el mismo mundo desde otros puntos de
vista que alteran, por ende, nuestro modo de actuar frente a
él.

Nuevamente me sumergí en mis
pensamientos…

Toda percepción, pensamiento y actuación
del individuo, está enmarcada en un modelo de la realidad.
Esta puede variar en el tiempo y espacio, cambie la estructura de
ella.

A menudo sucede que si profundizamos un modelo de la
realidad mediante la instrucción, lectura, diálogo
o meditación, entonces comenzamos a establecer relaciones
de dependencia con ese modelo a tal punto que pasa virtualmente a
formar parte de nuestro modo de vida y forma de percibir el
mundo. Basta recordar todas aquellas situaciones en que
comenzábamos a modificar nuestra visión de la
realidad al darle mayor realce a la estructura del modelo
aprendido. De ahí que, se hable de la multiplicidad de
realidades y de que cada individuo tiene su propia realidad,
siendo una incertidumbre el conocer la verdad. Entonces, se dice
que los hombres son dioses creadores de la realidad del Universo
(o pluriverso).

  • A esta altura del Libro de Cinco Páginas, ya
    no podía dejar de leer y así
    prácticamente salté a la tercera página
    del texto:

Un encuentro más es, el darse cuenta de que uno
mismo se realiza y transforma, sólo si existe el encuentro
con los demás, en una relación de carácter
yo-tu; de involucrarse con el otro; de estar, ser y vivir en una
comunidad auténtica; de percibir el mundo como una red
inmensa de relaciones permanentes de seres humanos que buscan el
logro de darse sinceramente lo máximo que puedan para los
demás sin esperar recibir recompensa alguna por esa
acción.

Cuando se reúnen dos o más personas
formando un grupo orientado hacia objetivos comunes,
tradicionalmente se organizan estableciendo una estructura
programática de acciones, cuya dirección queda en
manos de un sistema jerárquico, rígidamente
establecido que guíe las tareas y pasos a seguir en esta
actividad. Por otra parte, en las comunidades tradicionales, se
dan ciertas actitudes de sumisión conjuntamente a
obstáculos externos que impiden, inhiben o limitan el
crecimiento del individuo como persona.

Quien no haya experimentado los beneficios de una
comunidad (la mayor parte del mundo), no sabe o no reconoce cual
o cuales son las ventajas de vivir este proceso. Desconoce, por
ejemplo, la forma creativa en que funciona una verdadera
comunidad. Tampoco percibe el sentimiento que embarga a quienes
participan de esta experiencia: tranquilidad y alegría de
pertenecer a este grupo especial que funciona también de
manera especial. Es con ellos con quien nos gustaría pasar
la vida en este planeta.

Aun siendo una comunidad una agrupación de
individuos, no hay distinción ni predilección entre
ellos, el amor se comparte por igual, se escucha a cada uno de
ellos estimulándolos a que se expresen y activen su
participación personal, haciendo que todos se sientan
líderes. Tampoco se establecen reglas, estructuras ni
tiempos que limiten la expresión creativa de los
participantes, como un Centro de Conciencia. El Centro, no tiene
organización, ni dirigentes y, sin embargo, se organiza y
dirige "libremente" al emerger las capacidades internas del
individuo. El Centro no fija objetivos específicos y sin
embargo, sigue un camino predeterminado por la propia
conciencia.

Es quizás la participación en comunidad lo
que permite tener la oportunidad de darse cuenta el individuo de
las diversas realidades ante un hecho determinado. Entonces, esta
experiencia en comunidad transforma nuestra percepción de
nosotros mismos y de los demás. Comenzamos a aceptar otras
realidades, diferentes a la nuestra. Aprendemos a escuchar otras
opiniones y establecemos así una comunicación. Si
hubiese una sola realidad, no existiría, por este hecho,
la comunicación, pues todos percibirían lo mismo y,
por ende, no sería necesario contrastar opiniones. Pero,
dado que subjetivamente existen múltiples realidades para
cada uno de los individuos, podemos constatar que pueden
establecerse una red de comunicaciones de los temas más
diversos posibles. Comenzamos así a recibir un sentido de
ayuda mutua entre los participantes de la comunidad, permitiendo
en esta interacción resolver productivamente los problemas
que nos afectan. Más aún, pareciera que en algunas
ocasiones se estableciera una comunicación inconsciente
entre los actores de la comunidad.

Los factores que limitan la formación de una
auténtica comunidad estarían representados en un
grupo de estructura autoritaria.

Primeramente, un grupo de esta naturaleza está
conformado básicamente por una estructura
jerárquica rígida. Se limita la
participación del individuo al enfrentarse a la
aparición de algunos líderes. Se establece una
comunicación vertical. Existen programas fijos que inhiben
o atenúan la creatividad. La actuación de los
individuos es por turnos y tiempos determinados. Este tipo de
grupo percibe la separación yo-tú y de objeto del
sujeto, presuponiendo la existencia de tan sólo una
realidad. No percibe la posibilidad de realidades
múltiples.

La evolución que experimenta la formación
de una comunidad señala que ésta es una especie de
organismo vivo que nace, crece y se desarrolla en el tiempo de
manera similar a como puedan evolucionar los propios individuos
que integran estas comunidades, interactuando
sinérgicamente: ayudando a la comunidad, los individuos se
ayudan a sí mismos, directa e indirectamente. De
ahí que la formación de comunidades pasa a ser el
instrumento más eficaz e ideal para el crecimiento
personal y social.

  • Ahora, ya estaba terminando el Libro de Cinco
    Páginas. De su penúltima página, pude
    leer la importancia de nuestra participación en el
    cambio:

También, durante el proceso de la
búsqueda, nos damos cuenta de que sólo nosotros
somos actores responsables de nuestro cambio, y que nadie puede
transformarnos mediante instrucciones, mandatos u órdenes,
factores externos que no son más que instrumentos de
coacción que inhiben el proceso de desarrollo personal. De
ahí que, nadie puede arrogarse el derecho a educarnos de
tal o cual forma, sin nuestro consentimiento, aun cuando tenga el
deber de educarnos si le hacemos partícipe de nuestro
anhelo del conocimiento de nosotros mismos. Es por ello que el
proceso de transformación personal es un estado que se
produce en nuestro interior y no por efecto de un agente externo
y todo el cambio experimentado en nuestra persona, sólo se
refleja en el mundo externo. Esto es consecuencia, que tanto la
responsabilidad como los recursos para el cambio, son de nuestra
propia naturaleza humana. Todo lo que "recibimos" externamente,
ya lo teníamos en nuestro interior. Somos sujetos, objetos
y partícipes del cambio.

Experimentar la expresión de libertad puede
significar el trascender y adquirir un sentido de desprendimiento
de los obstáculos que atentan al crecimiento personal y
desarrollo de las potencialidades interiores del ser. Existen
así, innumerables barreras, de variada índole, pero
que en definitiva afectan de una u otra forma el grado de
libertad del hombre, su proceso de transformación desde
ser "objeto" y "sujeto", vivir como "persona" hasta convertirse
plenamente en un "ser humano" en dirección hacia el "Ser
Divino".

  • Entonces, comprendí lo siguiente:

En condiciones normales, el hombre, sépalo o no,
se mueve generalmente entre los límites del nivel del
objeto y de la persona, estando más cercano de los niveles
inferiores (objeto-sujeto) en donde se afecta, en gran medida, su
autonomía y potencial creador.

Hasta el momento, hemos experimentado una
comprensión intelectual respecto de cuáles deben
ser los cambios que debemos integrar a nuestro comportamiento y
percepción del mundo. Sin embargo, es necesario efectuar
una reflexión profunda de cuál es el significado
para nosotros mismos, el experimentar vivencialmente esta
transformación.

Llegar a conocer los cambios que debemos integrar en
nuestra propia realidad no es suficiente y necesario para generar
una transformación personal. Para ello, además se
requiere de una comprensión integral del significado del
cambio en nuestra particular forma de vida: saber en qué
situación nos encontramos y cuál es el camino que
debemos adoptar, para llegar al conocimiento de sí mismo.
Estas interrogantes nos sitúan en una profunda
meditación acerca de nuestra percepción de la
realidad y con ello se nos abre la posibilidad de un cambio que
signifique experimentar la vida con un sentido de
trascendencia.

La última página del texto que
había acaparado mi atención durante su lectura me
produjo un estremecimiento por su contenido un tanto
extraño para mí:

Uno de los descubrimientos más paradojales de
toda esta búsqueda del conocimiento del Ser, es la de que
la búsqueda en sí misma es la finalidad y no la
causa o el medio para el encuentro consigo mismo. De ahí
que el cambio o transformación personal no se produce al
término de un proceso o meta, sino que durante el mismo
proceso (viaje) de búsqueda se va transformando el Ser, en
el presente, el ahora de cada momento, vivenciado durante la
propia búsqueda. Es un eterno estado de búsqueda,
sin destino, pues el destino (ej. Felicidad) está presente
aquí, en este instante, y en cada momento de nuestra vida.
El proceso es la meta; el medio se convierte en el fin; la
causalidad se transforma en finalidad; lo dicotómico se
integra; hasta que llegamos a la comprensión de que somos
y vivimos para SER UNO CON TODO y donde ya no existe más
búsqueda, desidentificándose o renunciando a la
misma búsqueda.

  • Ahora sí que me encontraba al final del Libro
    de Cinco Páginas y me quedaba sólo por leer la
    última parte de este "pequeño"
    texto:

Ser Uno con Todo: El comienzo de una Nueva
Era.

El comienzo de una nueva era se vislumbra al momento en
que se produzca la transformación personal y social desde
una condición de percepción de las realidades
múltiples, vistas como factores que contribuyen a fabricar
fronteras entre "lo que uno es" y "lo que uno no es", hacia un
estado de integración de estas dicotomías como una
comprensión de lo que es efectivamente la realidad del
Ser: UNO consigo mismo, con los demás y por último
comprender que uno es UNO CON TODO lo que existe (o no
existe).

SER UNO y ESTAR en UNO tiene implicancias en todos los
ámbitos en que desarrolla sus actividades el hombre por el
rol que le corresponde en su relación con el
mundo.

Sin embargo, nada de esto se obtendrá si no se
produce un renacimiento espiritual, una renuncia de viejos
preceptos, dogmas y prejuicios que atentan contra la propia
conciencia del hombre. Se debe recordar que el individuo ha sido,
y es, el mayor enemigo de sí mismo y de su propia
humanidad. Ha establecido una sociedad basada en principios
limitantes a su creatividad y desarrollo de su conciencia: la
avaricia y envidia de la propiedad privada, la idolatría
del hombre por sí mismo, por los bienes que posee, por las
instituciones a que pertenece, por los símbolos que
venera, por las cosas que ama.

Si bien, SER UNO CON TODO puede ser sólo un
instante de iluminación, esta breve experiencia puede
daros una comprensión de tu relación con el
universo y, además, al volver al "mundo de la
ilusión" de cada día, verás un cambio de
actitud que esta visión mística produjo en ti,
entonces ya no existirán fronteras ni temores, no te
sentirás solo; harás lo mismo que hacías,
pero ya no harás lo mismo que hacías; verás
lo mismo que veías, pero ya no verás lo mismo que
veías; y por último, comenzarás a percibir
que el mundo comienza a cambiar, como si fluyera "el agua de la
vida" de tu corazón reflejado en el corazón de los
demás. Verás, en fin, el mismo mundo que
veías antes de SER UNO, pero ya no será el mismo
mundo. Entonces, te encontrarás, sin haberlo buscado, en
el comienzo de una nueva era de paz y amor, llegando así a
la comprensión del sentido de SER y VIVIR.

– Al finalizar la lectura del Libro de Cinco
Páginas, estuve un momento reflexionando y allí
comprendí a D'ANONIMO y el significado de la
búsqueda. Entonces comencé a rememorar de
cómo había llegado donde estaba y de cómo
había escapado de la soledad e ignorancia de sí
mismo. me encontraba sumido en todas estas divagaciones cuando de
pronto apareció a mi lado D'ANONIMO por última vez,
diciéndome:

– Todos estos cambios producen una transformación
de la realidad y de la conciencia y llevan a la
comprensión de que el hombre juega un rol fundamental en
la evolución del Universo, pues participa en la finalidad
de los cambios en el tiempo.

Lo último que hizo D'ANONIMO fue devolverme la
misma pregunta que yo reiteradamente le había hecho
durante todos mis encuentros con él. Entonces, me
dijo:

– ¿Crees tú que he cambiado?

Y ahí comprendí todo: que
D'ANONIMO y yo éramos lo mismo.

 

 

Autor:

Omar Peña

 

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