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El corralito de Villa Montes



    El Corralito de Villa
    Montes

    Transcripción

    ………………………………………………………………………………..

    "…amanece en Villa Montes. Es un amanecer de
    primavera, caluroso, radiante. Sale del alojamiento presidencial
    -donde aún duermen los demás huéspedes- el
    General José Leonardo Lanza, flamantísimo
    Comandante en Jefe del Ejército en Campaña. Llega
    al campo de aviación puntual a las 06:00 horas por
    él mismo fijada en la orden verbal que impartió la
    noche anterior.

    Puntual, igualmente puntual llegó el Teniente
    Coronel Luis Añez, también flamantísimo Jefe
    de Estado Mayor del Comando Superior, que había aceptado
    el cargo en la víspera. Faltaba a la cita el Mayor
    Germán Busch Becerra. El avión estaba listo.
    Comenzaron a funcionar sus tres motores con toda regularidad;
    más el piloto Jorge Wilsterman, sin perder tiempo, se
    acerca al General Lanza, y le dice; "…que uno de los
    motores, exige revisión y será necesaria una
    espera…"

    Añez, con presteza aprovecha la circunstancia
    para insinuar al General Lanza el regreso a su alojamiento,
    porque así aprovecharía la demora para tomar
    desayuno, pues no había tenido tiempo ni posibilidad de
    hacerlo en el suyo.

    Lanza, siempre honesto, accede. La vuelta ocurre sin
    novedad, pues nada anormal perturba la pasividad ordinaria de la
    Villa. Los dos militares ganan el alojamiento. Añez,
    avanza al comedor para servirse el refrigerio del que está
    necesitado, procurando no despertar a los que aún duermen.
    Lanza, que ha encontrado en el comedor al Ministro Canelas -que
    aún está en ropa de dormir- se apresta a iniciar
    conversación con él y empieza a informarle del
    atraso sufrido por el avión. No sospecha, que ese aparente
    "desperfecto" es ya la primera maniobra de la gran
    operación preparada por el Comando de Villa
    Montes.

    En ese momento, el General Lanza percibe que llegan tres
    camiones cargados de soldados, los que descienden
    rápidamente armados de fusiles, rodean la casa,
    colocándose delante del cerco de alambre, rodilla en
    tierra y apuntando en dirección a la casa donde ellos se
    encuentran. Otros grupos de soldados igualmente armados, ingresan
    por la puerta del edificio, se despliegan en el jardín
    delantero de la fachada, y emplazan ametralladoras,
    también apuntando al edificio. Mezclado con esas tropas,
    llega también el General Julio Sanjinés a caballo,
    e ingresa al jardín hasta el sitio adecuado, desde el cual
    podrá espectar el curso de la Operación
    "Corralito", sin perder detalle, se apea y se cruza de
    brazos.

    La sorpresa, elemento principal en toda operación
    militar, se cumplió con grande exactitud. Tan exactamente,
    que Salamanca, insomne eterno, que probablemente pasó la
    noche en claro y; recién tomó el sueño al
    alba, dormía tranquilamente a la llegada de las tropas
    preparatorias del asalto.

    Lo despertó Ugarte, y se negó a dar
    crédito a lo que se le dijo. Cuando estuvo en condiciones,
    se presentó en el corredor, y al pretender avanzar sobre
    el jardín, le fue cerrado el paso por dos oficiales.
    Además, una ametralladora puesta en un macizo, le apuntaba
    a unos ocho metros de distancia.

    Canelas y Lanza, los únicos del alojamiento que
    estaban en pie, habían avanzado hasta el jardín.
    Busch, que llegaba en ese momento, intimó a
    Lanza:

    • Mi General: Usted y el Presidente están
      presos…!

    • Lanza, desenfundó su revólver y
      exclamó: Que se presente el que ordena este
      atentado…!

    • Busch, retrocedió un paso y desenfundó
      asimismo su revólver…

    • Tire mi General…! dijo…

    En ese momento el Ordenanza del General Sanjinés,
    Juan de Dios, se interpuso y abrazándose de Busch, le
    imploró:

    • Por la Patria, mi Mayor, no haga
      eso…

    • No es contra Usted, Busch, contestó
      Lanza…

    • Entonces, guarde su revólver…!
      replicó el Mayor Busch

    En ese momento llega Rivera, para dirigir personalmente
    la acción, profiriendo a grandes voces:

    • Conque, así han de tratar al Comando, como si
      fuéramos perros…!

    Canelas se le acerca y; en el mejor tono, le
    dice:

    • Coronel Rivera, no apresuren las cosas y
      fíjense en el paso que están dando. Podemos
      arreglar esto sin violencias…

    Rivera contesta:

    • Ustedes creen que somos niños y que hacemos
      las cosas sin reflexionar…? Nada hay que arreglar con
      ustedes…!

    Entretanto, el General Peñaranda
    permanecía en su alojamiento tomando desayuno, aunque algo
    inquieto, en compañía de algunos jefes y de su
    ayudante, esperando el momento en que debía
    intervenir.

    A las 7, ordenó a su ayudante Ramallo, que fuera
    a enterarse del estado de la situación. Ramallo,
    volvió a los pocos minutos y dijo:

    • MI General, lo están esperando, ya
      están presos…!

    Peñaranda, colocándose una pistola al
    cinto, se dirigió al lugar de los sucesos,
    acompañado de los Coroneles Añez, Serrano,
    Díaz y el Teniente Roberto Ramallo.

    Cuando nos aproximamos –dice Díaz- al
    alojamiento del Presidente Salamanca, a pie, salió a
    nuestro encuentro el General Sanjinés, con estas
    palabras:

    • Todo está concluido, nada hay que
      hacer…!

    Peñaranda, apresuró el paso, avanzó
    manoteando al aire con pasos bien altos, exclamando en voz
    alta:

    • Ahora vamos a ver…!

    Salió a su encuentro el General Lanza, quien le
    dijo en voz baja:

    • General, tenga Usted consideración por la
      persona del Señor Presidente,
      hablaremos…

    Peñaranda, respondió gritando:

    • Que consideración con estos
      tipos…!

    Y al divisar al Presidente y a sus acompañantes,
    les dijo en voz aún más alta:

    • Ustedes han procedido cobardemente. Ahora voy a
      enseñarles a ser hombres…!

    Luego, dirigiéndose a los soldados que
    contemplaban aquello, les ordenó:

    • Tómenlos presos a esos señores.
      Ninguno debe escapar, llévenlos a la
      pista…!

    Y señalando al General Lanza, preguntó en
    voz alta:

    • Por qué no le han augureado la panza a
      éste…?

    • Tírenle…! ordenó

    Dos soldados se aproximaron arma al brazo al General
    Lanza tratando de llevarlo preso, pero éste, se
    plantó en forma altiva y resuelta, diciendo:

    • Nadie me lleva de aquí…! Yo debo
      permanecer al lado del Señor
      Presidente…!

    Pero los soldados lo tomaron de los brazos y lo llevaron
    casi a empujones hacia la puerta para embarcarlo en un
    automóvil que se hallaba a poca distancia.

    Alguien gritó:

    • Fusílenlo…!

    Al oír esto, Lanza se desprendió de los
    soldados y; señalándose el pecho,
    exclamó:

    • Tiren…! Estoy dispuesto a derramar mi
      sangre.

    • Que se derrame sangre por la Patria.

    • Tiren soldados. Sepan que por Bolivia, siempre
      Bolivia…!

    Un tanto amedrentados por esta actitud heroica y
    conmovedora, los soldados le condujeron con más humanidad
    hasta el automóvil.

    Cuando pasaba el General Lanza delante de algunos
    oficiales, el Teniente Coronel Serrano le dijo algo en voz baja,
    a lo cual el General Lanza, le respondió:

    • El peor chancho rompe el chiquero…

    • El chancho es Usted…replicó
      Serrano

    Lanza llegó hasta el automóvil y; antes de
    subir a él, arrancó las presillas de su uniforme y
    las arrojó al suelo, diciendo:

    • Me da vergüenza ser General
      boliviano…!

    Peñaranda, le respondió:

    • Así vas a gritar cuando te saquemos el
      cuero…!

    Ante este espectáculo, que todos contemplaron con
    estupor, Canelas se acercó a Peñaranda, y le
    dijo:

    • Señor General. No vengo a discutir en este
      momento el aspecto político, sólo le pido que
      me deje permanecer al lado del Señor Presidente, y
      para ello, invoco su caballerosidad…

    Peñaranda, mirando fijamente y con rabia a
    Canelas, respondió:

    • Ahora pide Usted caballerosidad…?

    • Si yo no fuese caballero, ya lo habría
      colgado de los…!

    A partir de ese momento, el Presidente Daniel Salamanca
    Urey quedó preso en el bien inmueble donde funcionaba
    anteriormente la Casa "Staudt" (Berlín, Alemania),
    solamente acompañado por su hijo Hernán,
    subteniente de reserva. El retén militar instalado en la
    puerta principal, estuvo al mando de un Teniente con la consigna:
    "…nadie puede salir ni entrar…"

    Mientras tanto, los miembros de la Misión Checa
    que se encontraban almorzando en su Campamento en Villa Montes,
    fueron los primeros en enterarse del penoso episodio, porque un
    oficial boliviano de enlace, les dio la noticia:
    "…señores, el Presidente está
    preso…". La Misión Militar Checoslovaca,
    llegó a Bolivia a mediados de junio de 1934 a iniciativa y
    gestiones del Presidente Salamanca y en coordinación con
    el Ministerio de Guerra previo consentimiento de las Fuerzas
    Armadas de la Nación, las que posteriormente fueron
    objetadas por Peñaranda y otros militares a pesar de las
    reiteradas y oportunas explicaciones y aclaraciones brindadas por
    Salamanca.

    Ese mismo día, después del almuerzo
    -realizado en el Rancho de los "Menonitas", que servía
    como fonda-bar a las autoridades militares de Villa Montes-, se
    reunieron todos quienes participaron del levantamiento:
    Peñaranda, Sanjinés, Rivera, Rodríguez,
    Busch, Adalid Tejada Fariñas, Enrique Frías,
    Victorino Gutiérrez, Miguel Alaiza, Néstor Montes,
    Heriberto Ariñez, Jorge Jordán, Víctor F.
    Serrano, Alfredo Santalla, Enrique Vidaurre, Luis Añez,
    Julio Díaz, Manuel Tardío y Roberto
    Ramallo.

    Hubo una discusión general y todos participaron
    exponiendo sus puntos de vista y acusando a Salamanca de ser el
    culpable de la situación. También reconocieron que
    ésta delicada a nivel internacional. Por lo tanto, era
    necesario evitar que el hecho fuera tildado como una
    revolución política.

    El General Sanjinés, sugirió que se
    entrevistaran con Salamanca y le exigieran su renuncia e
    invitaran al Vicepresidente Tejada Sorzano, ocupar la
    Presidencia.

    Germán Busch, apoyo la sugerencia de
    Sanjinés y pidió conformar una Comisión de
    dos jefes. Fueron elegidos el General Tejada y el Coronel Serrano
    y, posteriormente, se incorporó el Coronel Angel
    Rodríguez. Asimismo, se sugirió amenazar a
    Salamanca que si no renunciaba "…su estadía en
    Villa Montes sería indefinida…".

    Con marcado temor en enfrentarse a Salamanca, los tres
    comisionados buscaron al Dr. Ugarte para que los acompañe
    y convenza al Presidente a firmar la nota de dimisión que
    fue elaborada por Rivera, Baldivieso y Torrico
    respectivamente.

    Respecto de esta Comisión, es importante hacer
    conocer qué, el Coronel Rodríguez -a último
    momento- se excusó de participar de la visita y entrevista
    con el Presidente Salamanca.

    Tal cual previno el Dr. Ugarte, el Presidente Salamanca
    se negó rotundamente a firmar dicho documento. El mismo
    Salamanca, en sus memorias dice, que fueron dos los puntos
    centrales: "…primero, que debía dimitir a la
    Presidencia, para ello, le amenazaron en tomar medidas severas
    contra su persona si se negaba y; segundo, exigían pactar
    inmediatamente con el Paraguay la cesación de
    hostilidades…"

    Salamanca, en definitiva desechó el texto del
    documento elaborado por los revoltosos, pero no se negó a
    renunciar a la Presidencia de la República. Más al
    contrario, convocó al Dr. Ugarte y le dictó:
    "…A la Nación. Por razones que pesan en mi
    ánimo, hago renuncia y dejación del cargo de
    Presidente Constitucional de la
    República…"

    Ese mismo día martes 27 de noviembre de 1934, a
    las 08:30 dos Circulares fueron enviadas por radio a los Comandos
    de las unidades en el frente de Guerra: la primera, firmada por
    el Coronel Rodríguez, decía: "…hoy ha sido
    apresado Presidente Salamanca, Ministro Canelas, General Lanza y
    su Comitiva. General Peñaranda, vuelve a asumir sus
    funciones mientras se resuelva por Ejército el nuevo
    Comando y el Gobierno…"

    Por esas circunstancias nefastas sucedidas ese
    día, el Presidente Salamanca renunció por presiones
    del grupo golpista al mando de Enrique Peñaranda y David
    Toro.

    El Presidente Salamanca permaneció en Villa
    Montes, encerrado en su hospedaje hasta el lunes 3 de diciembre
    de 1934, de donde salió y caminó a pie hasta la
    pista de aterrizaje junto a su hijo Hernán y el Dr.
    Ugarte. De ahí, un avión trimotor de la Fuerza
    Aérea de Bolivia, los trasladó hasta Santa Cruz de
    la Sierra y; de ahí, a Cochabamba.

    El General Lanza, fue retenido en Villa Montes y
    encerrado en una prisión hasta el 6 de diciembre del mismo
    año, fecha que fue remitido a Santa Cruz. Por su lado,
    Canelas también fue retenido hasta el 11 de diciembre de
    1934 en Villa Montes y objeto de una serie de vejámenes,
    para posteriormente ser remitido a Tarija a bordo de un
    camión bajo estrecha custodia.

    Ante esta situación, asumió la Presidencia
    Constitucional de la República, el Vicepresidente el Dr.
    José Luis Tejada Sorzano el 28 de noviembre de 1934.
    Éste, posteriormente cesó en sus funciones por el
    Golpe de Estado de 16 de mayo de 1936, encabezado por el Teniente
    Coronel Germán Busch Becerra, Teniente Coronel Luis A.
    Cuenca y el Teniente Coronel Jorge Jordán M.

    Así concluyó el acto más vergonzoso
    de la historia política y militar de Bolivia durante la
    "Guerra del Chaco": Operación "Vergüenza", que en
    verdad fue planificada días antes del arribo a Villa
    Montes del Presidente Salamanca. Fue denominada Operación
    "Corralito" y se desarrolló entre las 06:00 y 09:30
    aproximadamente de aquel fatídico martes 27 de noviembre
    de 1934.

    A partir de ese entonces, cambió radicalmente la
    línea de la historia de Bolivia, cuando precisa y
    paradójicamente Bolivia se confrontaba con el Paraguay y;
    su situación en el ámbito militar, no era de los
    mejores.

    Los miembros de la Comisión Presidencial que
    arribaron a Villa Montes el día 26 de noviembre de 1934,
    fueron 7 personas: 3 civiles y cuatro militares.

    El Dr. Daniel Salamanca Urey, asumió la
    Presidencia Constitucional de la República de Bolivia, el
    5 de marzo de 1931, después de haber ganado las Elecciones
    Generales realizadas el día lunes 5 de enero de 1931
    obteniendo un total de 38.282 votos de los 38.997 sufragios
    emitidos y; su Vicepresidente, Dr. Luis Tejada Sorzano, obtuvo
    24.039 votos. El mandato Constitucional de Salamanca debía
    haber concluido el 5 de marzo de 1935.

    Posteriormente, el General David Toro Ruilova, con el
    nombramiento y apoyo de los militares alzados, gobernó de
    facto la República de Bolivia desde el 22 de mayo de 1936
    hasta el 13 de julio de 1937.

    NOTA: Transcripción de Elías Vacaflor
    Dorakis en fecha 2 de junio de 2012 a base del libro "Salamanca,
    su gravitación sobre el destino de Bolivia" de David
    Alvéstegui (Cochabamba, 1970, Editorial "Canelas" S.A.
    – Tomo IV – páginas 561, 562, 563, 564, 565,
    567, 568, 569, 570, 571, 572, 573, 574, 575, 576, 577, 578, 579 y
    580). Además, se consultaron otros libros de historiadores
    civiles y militares estadounidenses, argentinos, bolivianos,
    chilenos y paraguayos.

    David Alvéstegui, se desempeño como
    Ministro de Estado en la Cartera de Relaciones Exteriores y Culto
    del Gobierno Constitucional del Presidente Daniel Salamanca Urey
    desde el 9 de abril de 1934 y; a solicitud del Presidente Tejada
    Sorzano, fue ratificado y posesionado en la Cartera de Relaciones
    Exteriores y Culto y formó parte de su Primer
    Gabinete.

    El presente trabajo fue leído por el autor en
    acto oficial desarrollado por el H. Alcalde Municipal de Villa
    Montes el día 20 de junio de 2012 a horas 10:30, que
    contó con la presencia de autoridades del Gobierno
    Municipal, Comité Cívico, Federación de
    Gremiales y de la IV División del Ejército
    acantonada en esa Ciudad en ocasión de la
    inauguración de las obras de Restauración del viejo
    edificio de la Casa "Staudt" donde se desarrolló el
    tristemente "Corralito de Villa Montes". El histórico bien
    inmueble está ubicado dentro de los predios del moderno
    Mercado Central de la Ciudad de Villa Montes.

     

    Enviado por:

    Elías Vacaflor Dorakis

    Villa Montes, martes 27 de noviembre de 1934

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