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Desarrollo de la Salud Pública en el Perú



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La
    Salud en tiempo de los Incas y la Colonia
  3. La
    sanidad en los inicios de la República peruana:
    1821-1876
  4. Sanidad en el Perú republicano:
    1821-1876
  5. La
    Constitución Política y la
    Sanidad
  6. Organismos públicos responsables de la
    Sanidad
  7. Control de las pestilencias y las endemias:
    Perú, 1821-1876
  8. Epidemias de viruela y la vacunación:
    1821-1876
  9. Otras
    epidemias y las endemias: 1824-1876
  10. Estudios médicos en la República
    temprana
  11. Cuerpo de Cirujanos del Ejército:
    1844-1876
  12. Asistencia social en el Perú:
    1821-1876
  13. Ideas
    sobre la sanidad y la asistencia social en el Perú:
    1821-1876
  14. Legitimación de la Sanidad
    republicana
  15. Conclusión
  16. Bibliografía

Introducción

La función de la Salud Publica es la
protección de la Salud de la Comunidad. Como se ha
desarrollado a través de la historia desde los tiempos de
los Incas, la colonia y república, todas las normas y
leyes para combatir las epidemias, el papel que juega el Gobierno
apoyado por la Iglesia y demás Instituciones para educar a
los pobladores en temas de salubridad.

OBJETIVO:

-Influencia política en la salud pública
de la sociedad.

-Las Instituciones como la Iglesia, Ministerio de
Educación, de Salud juega un papel importante en la
sociedad en Salud Publica

La Salud en
tiempo de los Incas y la Colonia

La salud del poblador inca era relativamente buena no se
encuentra registrado de epidemias pues más de cuatro mil
años desarrollaron una agricultura que incluía el
maíz, papa, algodón, aji, y además para la
familia del Inca carnes y pescado traídos de la costa,
también cultivaban una gran variedad de plantas
medicinales como la coca y la quina. Una enfermedad en el imperio
incaico lo veían como un pecado se suponía que era
provocado por el desprendimiento del espíritu del cuerpo
ocasionado por un susto, pecado o maleficio su tratamiento
incluía danzas rituales y ceremonias mágicas para
aplacar a los dioses y restablecer el espíritu del enfermo
y antes de ir al brujo tenían que recibir un tratamiento a
base de hierbas.

Las enfermedades dentales de los incas creían que
las caries llamados turumaya y la piorrea llamado cuichi se
adquirían por reír o abrir la boca frente a un aro
iris. Para sus enfermedades gingivales usaban la resina de
árbol bálsamo del Perú y en los más
graves lo cauterizaban, para el dolor de muelas usaban la hoja de
coca, y si tenía que extraer primero lo aflojaban poniendo
una resina caustica debajo de la encía y luego el diente
era sacado. Fue la alimentación que los protegió de
las caries, para los indios los dientes tenían un valor
muy importante eran muy cuidadosos pues usaban diversas plantas y
sus extractos para su cuidado.

La medicina que se practico estaba ligada a la
religión y la magia alcanzando cierto grado de desarrollo
realizando actos quirúrgico como la trepanación
craneana usando la coca y la chicha en grandes cantidades como
anestesia y conocieron el uso de la venda.

Con la conquista el Perú llego a ser colonia de
España cambiando posteriormente el estilo de vida. el
régimen colonial estuvo basado en dos aspectos. El
material en la explotación de las minas explotación
de la tierra, riquezas y fuerza de trabajo de los conquistadores
y el lado ideológico por la formación de normas
jurídicas y el desarrollo de las normas religiosas y
culturales. Cuando llegaron los españoles trajeron consigo
la TBC, enfermedad de Chagas, Sifilis, etc por ejemplo el Inca
Huayna Capac falleció después de unas fiebres
cuando los españoles estaban en territorio inca

Se dicto en España las Nuevas Ordenanzas de
Población y Descubrimiento en la que se describe las tres
fases del proceso colonizador: Primero, descubrir, Segundo Poblar
y Tercero Pacificar, quedando de esta manera prescrita la
conquista. Se empieza con la explotación de la mina de
Potosí y la destructuracion de la economía Andina y
el inicio de relación desequilibrada entre el campo y la
ciudad.

Al inicio de la conquista no existe el ejercicio de la
medicina, todo era empírico y supersticioso. En el segundo
viaje de Cristóbal Colon llego el Doctor Diego
Álvarez Chama de Sevilla. Pero de modo general no llegaron
buenos médicos por el contrario enviaron los olvidados o
marginados.

En 1530 se crearon los establecimientos de Hospitales
que atendían a los españoles e indígenas.
Los Hospitales Mayores brindaban su atención al
común de las personas y los Hospitales Menores brindaban
su atención a las dolencias especificas como la Lepra,
Cáncer Terminal de Mujeres, etc.

En 1570 se creó la Real Tribunal de Protomedicato
que se dedicaba a controlar el correcto ejercicio de la medicina
y empezaron a combatir el empirismo, y escribe la Historia
Natural del Perú, es aquí donde se hacen preguntas
sobre las enfermedades existentes en las diferentes regiones y
empieza la Salud Publica

En 1639 se creó la Cátedra de Prima de
Medicina que regulaba el cumplimiento de las normas éticas
y deontológicas que debían cumplir los que
practicaban la medicina.

En Lima la atención de la medicina lo realizaban
cuatro tipos de categorías. Los Médicos que
venían de España eran los europeos, lo cirujanos
que eran los mestizos, luego estaban los barberos y boticarios.
Estos no podían comunicarse ni mucho menos reunirse era
prohibido y es aca que se ve el divorcio entre la ciencia
médica y el arte quirúrgico. Los barberos
constituían los cuidadores de la salud así como
Ricardo Palma en su tradición Zurran Curichi en 1672 hizo
una descripción donde a Pascualillo que por un par de
ducados este podía rapar la barba, abrir cerquillos, sacar
muelas y poner ventosas y cataplasma.

Es aquí donde nace la figura de Hipólito
Únanse que empezó a realizar conferencias
clínicas en el Hospital de San André una vez por
semana es aquí donde reúne a los médicos y
los cirujanos quedando al olvido dicha prohibición, la
exposición de la dividía en tres partes primero la
Historia de la Enfermedad, luego la curación y finalmente
la observación.

La salud y la religión estuvieron estrechamente
unidas en Lima de América Meridional fue el centro
irradiador y difusor d la política social por ejemplo
tenemos al Fray Jerónimo de Loayza fundador del Hospital
Santa Ana entre otros religiosos destacados.

Hubo una obra desconocida de D. Francisco de Vargas
Machuca, medico limeño, catedrático de
Método de Curar de la Universidad San Marcos y
médico del Hospital San Bartolomé que
atendía a gente de color, que en 1963 hizo frente a la
epidemia del sarampión. Se inicio en Ecuador llegando al
Perú por la costa y sierra produciendo varias muertes. Por
esta situación Vargas Machuca escribió un Manual o
Guía Medica Preventiva donde incluye consejos y
recomendaciones, cuidados y tratamiento para la población
indígena. Esta obra es el Primer Manual de Medicina e
Higiene Sanitaria que se distribuyo en 1964 en todo el
virreinato. El nombre es Médicos Discursos y Practica de
Curar el Sarampión y el fatal morbo que sobrevino en
estado de convalecencia los que lo padecieron el año
pasado de (16)93. Y el método fácil de remediar
algunas enfermedades que pueden acaecer en la sierra, con la
esencia y causas de las verrugas regionales y patrias y modo de
curarlas.

En 1693 el Virreinato del Perú fue atacado por
una fuerte epidemia de sarampión y junto con Vargas
Machuca estuvo la figura el Prima de Medicina don Francisco
Bermejo y Roldan que escribió el informe "Discurso de la
enfermedad del Sarampión" impreso en 1694, donde
proponía que las calles deben estar limpias para que la
población respire bien y reciba buena oxigenación.
Para la creación del sarampión recomienda tres
acciones:

a) Para atemperar los humores, expurgar, hacer limpieza
y descargar humores: recomienda tomar en ayunas pulpa de
cañafístola deshecha en agua de escorzonera o de
borrajas, o con caldo; alternativamente, cuatro tamarindos
hervidos, azúcar rosada y hojas de sen, en agua de
borrajas o de escorzonera o de suero de leche; hervirlo y agregar
la cañafístola, y tomar con zumo de naranja en
ayunas. Como alimentos propone caldos o "mazamorras" de cebada o
de harina de trigo con azúcar; panetelas de caldo y pan
rallado; carnes de gallina, pollos o carnero; beber agua natural;
no consumir legumbres, agrios ni frutas.Las medicinas de uso
interno consisten en aguas de escorzonera, de cebada, de
borrajas, solas o con algún lamedor o jarabe como violado,
granadas, calabazas, etc. Para uso externo: zumo de membrillos,
de agraz, escarolas, endibias, escorzonera, verdolagas, etc,
juntos o de por sí, o rosas, o la pocha de verdolaga
cocida y harina de cebadas con zumo de rosas o de vinagre rosado,
en caso de dolor de estómago e hígado, ardor
interno, sed, etc.

b) Para ayudar al movimiento de la naturaleza, ordena
friegas y ventosas como medicamentos diaforéticos o
sudoríficos; friegas para abrir los poros del cuerpo para
que corra el humor; mediante paños calientes con canela,
aloe (sábila), romero o alhucema; ventosas después
de las sangrías (siempre por el tobillo) y con el cuerpo
vacío de humores, para eliminar el sudor de adentro para
afuera.

En esta etapa los medicamentos son los siguientes: de
uso interno: cocimiento de quinua con polvos de piedra bezoar, o
cocimiento de cebada y orozús, borrajas, culantrillo e
higos, colado, caliente y azucarado. Alternativamente: pepitas de
cidras, granadas, tintorero, toronjil y culantrillo seco; polvos
de diamusco, piedra bezoar; raíces de escorzonera, en
caldo de ave o agua con azúcar.

c) Para corregir los accidentes, esto es combatir la
maligna cualidad, recurre a

los "alexifármacos" o cordiales que colaboran y
fortifican el corazón externamente, dando dos
fórmulas: una, ungüento de azahar y de rosas,
jacintos, polvos de diamargaritón y vino generoso; y otra,
manzana ácida, agua de azahar y rosas,
diamargaritón frío, piedra bezoar, aceite y agua de
vinagre rosado. Como uso interno lamedores o sea jarabes a base
de granadas, violetas, escorzonera, lengua de buey (buglosa) u
ortiga; o bien jarabes de agrios, limón, cidras,
vinagrillo, etc., con el fin de evitar el "empudrecimiento" de
los humores. En cuanto a las aguas para beber recomienda las de
rosas, borrajas, acederas, ortigas, achicoria, verdolagas,
escorzonera, etc., así como cocimientos y conservas de
violetas, rosas, flores de borrajas, etc. disponibles en cada
respectiva región. Incluye nuestro autor numerosas
formulaciones para los casos de vómitos y ansias, para las
inflamaciones de garganta, encías y ojos; cursos de
sangre, cólera, quilosos y serosos; dolores de costado con
tos molesta; para los casos de debilidad y falta de fuerzas;
frialdad de los extremos y delirio; conformando todo un amplio
conjunto de instrucciones y de enseñanzas a utilizar en
cada situación a presentarse, como hemos mencionado, en
todos los lugares donde no se contase con médicos,
cirujanos ni boticarios. Estas indicaciones no se limitan a la
epidemia del sarampión, sino que se extienden a otras
enfermedades como el tabardillo (llamado "mal grande"), mal o
dolor de costado, cursos, dolores de estómago, calenturas,
tercianas, etc.

La sanidad en los
inicios de
la República peruana:
1821-1876

En el siglo XIX los problemas de la salud fueron
inherentes al proceso de industrialización capitalista. El
mercado, la fábrica daba origen a nuevas condiciones
urbanas e epidemiológicas que exigían nuevas
respuestas sociales

Las fábricas proporcionaban, sin ninguna
protección contra los nuevos riesgos generados por la
industria. Las grandes epidemias, afectando con mayor rigor a la
población obrera y sus familias

La llamada "clase obrera" o "proletaria", creó e
impulsó una nueva corriente política: el
"socialismo" se estableció una alianza precaria entre los
radicales liberales y los socialistas para alcanzar

En Europa, los movimientos revolucionarios liberales de
1848 marcaron el momento de transición de una
formación social ya su- perada a otra de carácter
capitalista. Los médicos, al igual que otros
intelectuales, cumplieron un papel importante en la
legitimación y, luego, en el diseño del nuevo orden
que reemplazaba al feudal los movimientos radicales o libertarios
terminaron en el fracaso.

La Salud Pública debe cuidar a la sociedad como
un todo, considerando las condiciones físicas y sociales a
la salud, tales como el suelo, industria, alimentación y
vivienda; ella debe proteger a cada individuo considerando todas
las condiciones citadas. Estas pueden ser consideradas en dos
categorías: aquellas como la pobreza y la enfermedad, el
Estado tiene el derecho y la obligación de interferir con
la libertad individual.

En 1838 hubo siete presidentes casi
simultáneamente. Basadre destaca que al comenzar la
existencia del Perú como país independiente los
dirigentes políticos tuvieron tres opciones para organizar
el nuevo Estado: el modelo republicano liberal, adoptado por
Estados Unidos; el modelo monárquico-constitucional, que
se había consolidado en Inglaterra; y el modelo
napoleónico, de gobierno autoritario y personal, con
raíces democráticas, ensayado en
Francia.

En el período del caudillismo se pueden
distinguir tres situaciones políticas:

• Protectorado de San Martín y dictadura de
Bolívar (1821-1827)

• Determinación de los límites de la
nacionalidad peruana (1827-1842).

• Anarquía militar y final del
período (1842-1844).

La Iglesia católica fue la única
institución colonial que sobrevivió casi
íntegra a la guerra de la Independencia. Durante la
guerra, el alto clero combatió la revolución, en
tanto que muchos sacerdotes criollos apoyaron la causa de la
Independencia. Por eso, el clero liberal que luchó por la
Independencia gozó de estima general.

Cambios en la economía
republicana

Crisis económica después de la
emancipación: 1821-1844

El Perú inició su vida republicana con la
herencia de una economía colonial desarticulada, en medio
de una difícil situación de empobrecimiento general
provocado por la precipitada fuga de capitales "realistas", que
marcó el punto culminante de la des acumulación
colonial, y agravado por la desintegración del orden
patrimonial.

La producción agrícola y minera
recién comenzó a recuperarse en 1834, con base a la
exportación de algodón, salitre y guano.
Además, la dependencia económica externa del
Perú cambió de dirección: España
cedió lugar a Inglaterra y Francia que iniciaron su
dominio comercial y financiero de la economía
peruana.

"Prosperidad nefasta" y su derrumbe:
1845-1876

En la década de los 40 del siglo XIX la
Revolución Industrial había provocado y la mayor
demanda urbana de productos alimentarios. Estas circunstancias
hicieron que el guano y otros fertilizantes del agro se
convirtieran en recursos naturales básicos para el
desarrollo de las nacientes potencias industriales y tuvieran, en
consecuencia, una alta demanda internacional.

Durante los años de la bonanza exportadora, las
autoridades peruanas se endeudaron con la banca europea.
Asimismo, la deuda interna consolidada se infló
enormemente durante el gobierno del general Echenique
(1851-1854)

En el año 1868 se comenzó a tomar
conciencia de las consecuencias "nefastas" del mal manejo de los
excedentes económicos, la deuda externa alcanzó los
45 millones de soles y el déficit fiscal a 17 millones.
Ante esta crítica situación el nuevo gobierno,
presidido por el coronel José Balta, eliminó los
consignatarios del guano y firmó un contrato de venta
adelantada de guano con la Casa Dreyfus de París para
tener acceso al crédito internacional.

En estas circunstancias, la decadencia de dichas
exportaciones durante la primera mitad de la dé- cada de
los 70 tuvo efectos catastróficos sobre las vulnerables
finanzas del país

El derrumbamiento del "modelo guanero", que entró
en su fase final durante los primeros meses de la
administración de Pardo, coincidió, asimismo, con
la primera fase de la "Gran Depresión"

Cambios y conflictos sociales

Con relación a la situación de indios y
esclavos, las condiciones socioeconómicas estructurales
heredadas de la colonia se impusieron, finalmente, sobre las
intenciones liberales que, a través de cambios en la norma
jurídica, pretendían modificar dichas condiciones.
La abolición del sistema de tributo indígena, la
libertad de los hijos de esclavos y el principio general de
"libertad de trabajo" proclamado por los primeros libertadores no
tuvieron efectos reales en este período.

En el área rural, la ruptura de las
categorías estamentales y corporativas consolidó el
poder de los terratenientes locales y permitió que los
criollos y los mestizos reemplazaran legalmente a los
españoles, apropiándose de las propiedades y
trabajo indígena en su provecho.

Problemas y crisis sociales: 1845-1876

La vagancia y la delincuencia en Lima comenzaron a ser
un grave problema y suscitó intensas discusiones en el
Congreso de 1860. Los efectos de la epidemia de fiebre amarilla
de 1868 evidenciaron la existencia en la capital de este sector
marginal que vivía en los límites de la
indigencia.

Al final del período la población negra
manumisa formaba un "subproletariado rural y urbano", muchas
veces en estado de permanente desocupación, sobreviviendo
gracias a los "beneficios y abusos de un sistema paternalista
como añadidos a las familias extensas del patriciado
criollo".

El entorno administrativo de la
sanidad

Inicio precario de la administración
republicana: 1821-1844

La historia formal de la administración
pública republicana se inicia con la proclamación
de la Independencia. El 8 de octubre de 1821 se expidió el
"Estatuto Provisional" en el cual se establecen tres ministerios:
Guerra y Marina, a cargo de Bernardo Monteagudo; Gobierno y
Hacienda, con Juan García del Río; y Relaciones
Exteriores, con Hipólito Unanue. Además, don
José de la Riva Agüero fue nombrado Presidente
(Prefecto) del nuevo departamento de Lima.

En octubre de 1824, al asumir el poder Bolívar,
se fusionan temporalmente los tres ministerios en uno solo: el
Ministerio General de los Negocios del Perú, a cargo de
José Faustino Sánchez Carrión. Durante su
gestión se estableció la Corte Suprema de Justicia,
el Tribunal de Seguridad Pública, el Colegio de Artes y la
Universidad de Trujillo, las Juntas de Sanidad, etc. El
año 1826 se creó la Beneficencia Pública de
Lima y Marina, con 13; y el de Hacienda, con 12. En 1841 eran
cuatro, a los tres mencionados se había sumado el de
"Instrucción Pública, Beneficencia y Negocios
Eclesiásticos"

La administración del modelo castillista:
1845-1871

La "pax castillista", 1845-1851, posibilitó el
establecimiento de las bases de la organización nacional.
Desde el primer gobierno de Castilla la educación
pública recibió un gran apoyo, por la influencia de
Bartolomé Herrera. Se inició el ordenamiento de las
finanzas públicas con la implantación, en 1846, del
presupuesto público. En 1845 se ensayó por primera
vez el asfalto como pavimento y se comenzó a efectuar el
enlosado de las calles de Lima.

La Ley del 22 de enero de 1850 estableció, por
vez primera en el Perú republicano, un régimen de
jubilación y cesantía de los servidores civiles del
Estado, la llamada "Ley de Goces de 1850". En lo que se refiere a
otras obras públicas, lo más destacado fue la
construcción de las vías ferroviarias de Lima al
Callao en 1851 y las de Arica a Tacna

Durante el segundo gobierno de Castilla, sobre la base
de los recursos generados por el guano, se logró
centralizar la administración pública. En 1855 se
promulgó un nuevo "Reglamento de Instrucción
Pública" y se reformó la organización de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

Las políticas de ampliación de la
administración pública y de impulso a las obras
públicas continuaron durante la gestión de los
gobernantes que sucedieron a Castilla.

Asimismo se realizaron obras en provincias, como la
cañería de agua en el puerto de Mollendo, el
sistema de agua potable de Pisco, una nueva aduana en el Callao y
en otros puertos
. Dicho gasto permitió la
institucionalización y el fortalecimiento de las Fuerzas
Armadas.

La búsqueda del orden prevaleció sobre el
supuesto contenido igualitario del liberalismo político y
social. Más importante aún, este propósito
se complementaba con ideas establecidas de cómo conseguir
obediencia y subordinación en el Perú.

Representantes civilistas contaron, para el mejor
cumplimiento de dicha tarea, con el apoyo de una rama del
ejército encargada de la seguridad interna del
país: la policía. Organismo que estaba conformado
por el cuerpo de celadores en las ciudades y de gendarmes en las
zonas rurales. La organización de esta importante entidad
se llevó a cabo de acuerdo a la ley del 31 de diciembre de
1873.

Además, con el propósito de centralizar y
fortalecer la función del gobierno Nacional, la nueva
autoridad política eliminó los gremios, los fueros
privativos de la Iglesia y del Ejército; así como
los derechos de peaje, portazgo y aduanas interiores que
controlaban las juntas departamentales, dirigidas hasta entonces
por las oligarquías locales. Estas medidas generaron, como
reacción, una corriente provinciana favorable al
federalismo y contraria al "centralismo
limeño".

Otra de las medidas de la administración pardista
fue la refundación, el 7 de noviembre de 1872, de la
"Guardia Nacional", cuya finalidad formal era que los
ciudadanos adquirieran una educación cívica y
colaboraran en la preservación y desarrollo de la "cosa
pública
". Aunque la administración se
encargó en todo momento de negar que la Guardia intentase
ocupar el lugar del Ejército era obvio que aquélla
era una fuerza paralela al poder militar. Su finalidad real era
la de reequilibrar el poder a favor de los civiles,
dándoles a éstos una participación efectiva
en el uso de la fuerza coactiva. La eficiencia de este nuevo
aparato represor, brazo armado del "Estado Civilista", fue
evidenciada en su triunfo absoluto sobre la insurrección
nacional de 1874.

Sin embargo, lo anterior no significó la
desaparición del Ejército. A este le cupo un
importante papel. El mismo estuvo subordinado, sin embargo, a los
dictámenes. impuestos por el "Estado Civilista" de la
misma manera como el civilismo creó la imagen de un
ciudadano ideal, "ilustrado y valeroso", capaz de preservar la
República, inventó una nueva entidad para los
militares.

Sanidad en el
Perú republicano: 1821-1876

La población en la
República

Censos y empadronamientos

Según la Guía de Forasteros de
1828, la población del Perú ascendía a un
total de 1 249 723 habitantes, en tanto que en El
Peruano
se la calculaba en 1 325 000 pobladores. En la
Guía de Forasteros para 1847, "según las
Matrículas actuadas hasta 1836 y otros datos" esa
población era de 1 373 736 habitantes. La polémica
sobre la "despoblación" peruana seguía vigente en
los periódicos limeños hasta pocos días
antes de la batalla de Ayacucho [41]. En esos días se
argumentaba que esa despoblación era consecuencia de las
guerras independentistas, internacionales y civiles, la
subalimentación, las deficientes condiciones
higiénicas y sanitarias y las enfermedades.

El Oficial Mayor del Ministerio de Guerra y Marina
informó, en 1850, que según las "últimas
matrículas que existen archivadas en la Dirección
de Hacienda" se había calculado para el Perú y ese
mismo año una población total de 2 001 122
habitantes, distribuida en 13 departamentos; el departamento del
Cusco era el más poblado y concentraba el 17,3% del total
calculado. El Censo de la República de 1862 dio
oficialmente un total de 2 487 916 habitantes, distribuido ahora
en 16 departamentos (los tres nuevos departamentos, con
relación a 1850, eran Cajamarca, Ica y la provincia
litoral de Loreto). Nuevamente el departamento más poblado
era el Cusco, con el 12,6% del total. La densidad
demográfica, en la República, era de 1,28
habitantes por km2.

Los resultados del Censo de 1876 informan una
población total de 2 699 196 habitantes, distribuida en 21
departamentos (los cinco nuevos, con relación a 1862,
eran: Apurímac, Huánuco, Lambayeque, Tacna y
Tarapacá). El departamento más poblado era
Áncash, con el 10,6% del total. La población
censada en la ciudad de Lima alcanzaba los 101 488 habitantes,
menor a la calculada 14 años antes, y representaba
sólo el 3,8% del total. La densidad
demográfica.

De todos esos censos el de 1876 es el único que
puede ser considerado como una operación censal de
carácter nacional. Por tal razón, no obstante sus
limitaciones de cobertura y consistencia,

La
Constitución Política y la
Sanidad

Las Constituciones durante el primer
militarismo

Entre 1821 y 1840 se dieron cinco constituciones. El
primer Congreso Constituyente se instaló el 22 de
septiembre de 1822; aprobó, el 16 de noviembre de 1822,
las bases de la Constitución Política del
Perú y promulgó el 12 de noviembre de 1823 la
primera Constitución republicana:

En lo que corresponde al campo social, la
Constitución de 1823 fue más parca que la
Constitución de Cádiz. La Convención
Nacional convocada en 1855 por Ramón Castilla
aprobó la sexta Constitución del Perú, la
cual fue promulgada el 19 de octubre de 1856 por el mismo
Castilla. La Convención, dominada por los liberales, fue
demasiado teórica y poco práctica y suscitó
grandes resistencias y reacciones en contra de una carta
política "liberalísima", siendo las principales la
revolución vivanquista de Arequipa y la sublevación
de la Escuadra.

Normatividad básica vinculada con la
Sanidad

Normas sanitarias "ilustradas":
1821-1844

Hipólito Unanue, el primero de los "ilustrados"
peruanos, firma el acta de la Independencia del Perú el 15
de julio de 1821 y desde entonces hasta fines de septiembre de
1826 se dedicó de lleno a la función
pública.

La forma de fundamentar ésos y otros dispositivos
legales, dictados durante este período sin establecer
después los medios para su instrumentación efectiva
revela que Unanue y sus otros autores creían que bastaba
la fuerza de la razón y de la moralidad
filantrópica para garantizar el cumplimiento de una norma
política en el campo social.

Normas sanitarias y laborales:
1845-1876

Durante el período 1845-1876 las normas
legales dictadas específicamente para la protección
de la salud colectiva y la salubridad urbana se limitaron a las
de carácter administrativo, orientadas al control de las
epidemias, especialmente la fiebre amarilla urbana
y al
financiamiento de algunas obras públicas de sanea- miento
básico. Las normas más importante dictadas en estos
años fue la "Ley de Vacunaciones de 1847" y la "Ley de
Creación del Servicio de Médicos
Titulares".

Organismos
públicos responsables de la Sanidad

Autoridades políticas de la Sanidad:
1821-1876

Los asuntos de salubridad e higiene pública eran
considerados asuntos policíacos vinculados con la
conservación del orden y de la higiene en el espacio
público y, por lo tanto, debían estar a cargo de
las autoridades de organismos cuya función era mantener
dicho orden.

La Policía estaba encargada de vigilar y hacer
cumplir las disposiciones sanitarias dictadas tanto por los
municipios como por ella misma.

El decreto, además de crear en la capital del
país una "Junta Suprema de Sanidad", dispuso establecer:
una "Junta Superior de Sanidad" en cada capital de departamento;
una "Junta Municipal de Sanidad", en cada población que
considerara conveniente la Junta Suprema; y una "Junta Litoral"
"en los puertos de mar y poblaciones marítimas por donde
puedan introducirse contagios exóticos".

La "Junta Suprema de Sanidad" estuvo conformada por seis
miembros: el Prefecto de Lima, quien la presidía; el
Protomédico General, que la presidía en ausencia
del Prefecto; un médico, un químico y dos vecinos.
Sus principales atribuciones eran:

Cada "Junta Municipal de Sanidad" debía estar
conformada por: el intendente (donde hubiere), el gobernador, el
alcalde, un médico y uno o dos vecinos. La norma precisaba
que los agentes de policía y todas las demás
autoridades locales debían auxiliar a los miembros de la
Junta, en todo aquello que éstos les requirieran para el
mejor ejercicio de sus funciones.

La "Junta Litoral de Sanidad" debía estar
conformada por el Comandante de Marina (donde lo hubiere), el
capitán de puerto, el administrador de aduana, un
médico y un vecino. Estaba a cargo de todas las medidas de
sanidad marítima, fundamentalmente las de cuarentena y
fumigación. Las principales tareas que se les había
asignado se resumirán en páginas posteriores, al
tratar sobre el control de las enfermedades
pestilenciales.

Al iniciarse el primer gobierno de Castilla, las
autoridades encontraron que las Juntas de Sanidad no funcionaban
y estaban poco menos que olvidadas, en circunstancias de peligro
en el país por la importación de la fiebre
amarilla, desde Centroamérica, y del cólera que
había invadido Europa. En enero de 1849 dicho gobierno
ordenó y logró que las juntas se reorganizaran para
que se tomaran las medidas preventivas
correspondientes.

Servicio Municipal Sanitario:
1856-1876

Sólo a partir de 1856, fecha en la cual se
restablecieron las municipalidades, se fue creando una verdadera
administración local, que antes de su suspensión en
1839 no había tenido sino una forma muy incompleta.
Estando éstos reducidos, aún en la capital del
país, a lo más elemental e indispensable. Con
excepción del servicio de vacuna, que se prestaba de
manera más o menos constante, aunque sin la debida
regularidad y eficacia, todas las demás acciones
sanitarias se encontraban en el mayor abandono, a menos que se
estuviera en tiempo de epidemias o de amenazas de su
importación, en cuyo caso se reunía la Junta
Municipal de Sanidad, siempre en receso, para dictar las medidas
de protección correspondientes.

La municipalidad de la capital realizó varias
tentativas, especialmente desde la reforma administrativa local
de 1872, para suplir dichas deficiencias en el campo sanitario.
Así fue como en 1873 Pero la norma, en ausencia de
recursos materiales, no fue suficiente para garantizar un nivel
aceptable de atención sanitaria, que en la práctica
apenas pudo extenderse a la vigilancia del cumplimiento de las
reglas higiénicas del Reglamento de Policía
Municipal, las cuales dejaban mucho que desear.

Entre las dificultades que tenían las autoridades
para cumplir con sus funciones sanitarias estaban además
de la escasez de recursos la información parcial e
insuficiente sobre la situación de salud en su
ámbito.

Los médicos titulares:
1855-1876

Por decreto Dictatorial de 13 de julio de 1855, el
gobierno de Castilla creó el cargo de "Médico
Titular", primer funcionario ci- vil permanente de la Sanidad
peruana.

En la parte resolutiva se ordena establecer en cada
capital de departamento un médico titular, "dependiente de
la Junta Directiva de Medicina y de la autoridad política
respectiva". Las principales obligaciones de este funcionario
médico eran las siguientes: (I) asistir personalmente los
hospitales de la capital del departamento, (II) vigilar los otros
hospitales del departamento, (III) dar cuenta al gobierno
trimestral- mente, por intermedio de la autoridad
política, del estado de salubridad pública en su
ámbito, (IV ) visitar cada dos años los principales
pueblos del departamento, estudiando todo lo concerniente a su
población, (V) constituirse personalmente en los lugares
don- de se produzcan epidemias para realizar las acciones de
control necesarias.

La norma sólo pudo ejecutarse parcialmente
durante los años que tuvo vigencia, en tanto su
cumplimiento cabal exigía la previa existencia de
condiciones financieras, organizativas y, especialmente,
profesionales médicos que estuvieran dispuestos a ejercer
su profesión fuera de la ciudad capital.

Control de las
pestilencias y las endemias: Perú,
1821-1876

Epidemias en el Ejército Libertador:
1821-1824

Durante la marcha del Ejército Libertador por el
territorio peruano, en especial por la Sierra, las enfermedades
que afectaron a los soldados fueron, principalmente la malaria,
el tifus exantemático, la verruga peruana, el soroche, las
broncopulmonares, las parasitosis intestinales y las
avitaminosis, en sus múltiples formas. En último
término viene la viruela. Había, pues, dejado de
ser, entre 1820 y 1824, un grave problema sanitario

Lastres comenta la epidemia en Aznapuquio, sede del
Estado Mayor del virrey Pezuela, diciendo que fue similar a la de
Huaura, aunque la malaria se presentó con una menor
intensidad "porque los peruanos que componían casi
totalmente al Ejército Real, eran menos propensos a
adquirir las tercianas que los argentinos".

Después de 1824 no se presentarían en el
país otros brotes epidémicos de malaria y
disentería de esa misma intensidad y letalidad.
Además, en el resto del período 1821-1876 las
"enfermedades pestilenciales" concentraron la atención de
las autoridades políticas peruanas. Con el desarrollo del
comercio internacional, por vía marítima, se
habían incrementado significativamente los riesgos de que
se propagaran en el país las pandemias o epidemias
mundiales de la peste negra, el cólera morbus y la fiebre
amarilla. Esta última amenazó con hacerse presente
en el Perú a fines de 1833

"Epidemias amarílicas":
1824-1876

El problema de la fiebre amarilla

La fiebre amarilla data de 1495, cuando una epidemia
azotó a la isla La Española. Dos siglos más
tarde la enfermedad afectó a otras islas del Caribe. Tal
como comentaba Sir M. Burnet: parecía que brotaba como un
miasma de las malolientes y abarrotadas bodegas de los barcos de
esclavos negros… Durante dos siglos y medio, la fiebre amarilla
estableció sus posesiones en el mar Caribe; originaba la
muerte de ingleses, españoles y nativos… pero respetaba
de un modo extraño a los esclavos negros. Con el tiempo…
se originó una población que parecían estar
inmunizadas contra sus ataques, pero casi todos los recién
llega- dos a esa comunidad tenían que habérselas
con los ataques de la enfermedad.

En 1851 había una epidemia de fiebre amarilla en
Nueva Orleans; enseguida se difundió a Panamá,
donde existía un foco endémico, cuyos "materiales"
fueron tomados y transportados por embarcaciones para ir
diseminándolos en los puertos donde tocaron, como
Guayaquil, Paita y el Callao. El primer caso de esta epidemia se
presentó en el Perú a fines de diciembre de 1851,
cuan- do llegó al Callao D. José M. Vázques,
procedente de las Antillas y de paso por Panamá, quien
enfermó en Lima y murió, a principios de enero de
1852, en el hospital "San Andrés"

Posteriormente, de acuerdo a la información
disponible, la fiebre amarilla se presentó de manera
esporádica, entre 1855 y 1867, en Trujillo, Islay, Paita,
Callao, Lima y otras ciudades del litoral peruano.

En 1868, catorce años después de la
epidemia amarílica de 1854, se presentó la mayor de
las ocurridas en la historia de Lima. La epidemia duró
hasta junio del mismo año, al acentuarse los fríos
de invierno. No se registraron nuevos casos hasta febrero de
1869, cuando se produjo un brote de menor duración e
intensidad.

Control de la fiebre amarilla y otras
pestilenciales: 1821-1876

Las medidas de protección o de control de las
pandemias o epidemias mundiales de cólera, fiebre amarilla
y peste negra utilizadas por las autoridades peruanas, durante
los primeros 55 años de la República, fueron las
mismas que en la Colonia.

Permitía entrar al puerto. En caso contrario o
cuando existía algún motivo para "temer contagio",
la autoridad debía impedir la entrada al puerto del buque
y hacerlo pasar al lazareto para que se cumpliera en él
una rigurosa cuarentena, "sin la menor dispensa, porque cualquier
descuido, por pequeño que sea, suele causar males de mayor
trascendencia". El barco infestado y su carga debían ser
fumigados o sujetos a otros métodos de
desinfección

El temor a la introducción en el país de
la fiebre amarilla des- de Centroamérica y del
cólera desde Europa, hizo que el gobierno de Castilla
ordenara, en 1849, la reactivación de las Juntas de
Sanidad, que tomaron severas medidas de aislamiento y cuarentena
con los buques que habían tocado puertos de esas
regiones.

En 1856 la Sociedad Médica discutía el
origen y el modo de propagación de la última
epidemia de fiebre amarilla en Lima. Un grupo de médicos
"anticontagionista", entre los que se encontraba Casimiro Ulloa,
planteaba que la fiebre amarilla se había desarrollado
espontáneamente en Lima y se había trasmitido por
infección.

En otros testimonios de ese año se afirma que:
"Habíase pre- sentando la fiebre amarilla con caracteres
graves a principios de aquel año en Panamá; y el
gobierno del Perú, de conformidad con el parecer de la
Facultad de Medicina, ordenó una cuarentena de siete
días para las naves procedentes del puerto antedicho,
exigiéndoles, al mismo tiempo, patente de sanidad para ser
admitidas.

No obstante esas dolorosas experiencias, las autoridades
sanitarias no llegaron a establecer la infraestructura requerida
para el control permanente de las "plagas".

Epidemias de
viruela y la vacunación: 1821-1876

Viruela y vacuna durante los primeros lustros:
1821-1847

Lastres afirma que el segundo período de la
vacunación anti- variólica en nuestro país
se extiende desde 1822, año en que San Martín dicta
el decreto sobre la vacunación, hasta 1847, en que
Ramón Castilla legisla sobre la vacunación en cada
provincia. Al llegar San Martín a Lima, en 1821,
persistían los rezagos del brote de viruela iniciado tres
años antes, lo que motivó a instancias de Unanue y
de Tafur se dictara el 16 de febrero de 1822 un decreto que
ordena, en su primer artículo:

Todos los curas antes de salir a sus curatos se
presentarán al Protomédico Dr. D. Miguel Tafur, de
quien recibirán el fluido vacuno, debiendo exhibir ante el
presidente del departamento el certificado de haberlo así
cumplido. Todos los funcionarios anteriormente nombrados
tenían la obligación de informar cada mes sobre los
niños que no estaban vacunados al Presidente de la Junta
Conservadora y Propagadora del Fluido Vacunal en Lima

En los hechos, como consecuencia del descuido de los
responsables de mantener la eficacia de la vacuna y de los
problemas operativos señalados, la vacunación no
alcanzaba coberturas útiles. Por ello, la enfermedad
volvió a tener caracteres epidémicos en los
años 1828 y 1832, especialmente en la Sierra.

Viruela, la vacuna y la generación herediana:
1847-1876

Período en que la generación de
médicos formados por Heredia, bajo la presión de
una nueva epidemia, legisla y organiza la vacunación
antivariólica, por encargo del gobierno de
Castilla.

El 25 de noviembre de 1847 se dictó, durante el
gobierno de Castilla, una ley autorizando al Ejecutivo para que
establezca en cada capital de provincia uno o más
vacunadores ambulantes "que propaguen el fluido en todas
direcciones y a quienes se señalará donaciones…
en compensación de su trabajo". La circular,
acompañada de un pliego de instrucciones, había
sido inspirada por el protomédico Cayetano Heredia, amigo
del Ministro. Además, se dictaron entre 1847 y 1862
medidas para propagar el fluido vacuno, reglamentar la
vacunación y hacer más efectivas las
campañas contra la viruela.

Por el año 1859 aparece en Lima una violenta
epidemia de viruela. Se hacía necesario actuar en forma
más enérgica contra la viruela. El 13 de octubre de
1859 llega al país, procedente de París, una
"cajita que contiene 30 tubos capilares llenos de fluido vacuno",
para que se vacune en los hospitales de la Beneficencia; aplicado
el fluido demuestra su efectividad.

En resumen, durante el período 1845-1876 la
viruela se presentó en su forma epidémica en los
años 1847, 1852, 1859, con especial violencia; así
como en 1860; 1862; 1863, con una letalidad del 25%.

Otras epidemias y
las endemias: 1824-1876

La "Fiebre de La Oroya" y su control:
1870

Partes: 1, 2

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