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Gran Hermano, el éxito del reality show en la sociedad argentina (página 2)



Partes: 1, 2, 3

TEMPORADA

AÑO

GANADOR

2º PUESTO

CONCURSANTES (por orden de salida)

Nº DE PARTICI-PANTES

1

2001

Marcelo Corazza

Tamara Paganini

Lorena González, Patricia Villamea, Alejandro Restuccia, Gustavo Jodurcha, Natalia Fava, Verónica Zanzul, Martín Viaña, Eleonora González, Fernando Navarro, Santiago Almeyda, Daniela Ballester, Gastón Trezeguet

14

2

Roberto Parra

Silvina Luna

Luis Biondi, Máximo Sacca, Carolina Chiapetta, Magaly Rodríguez, Gonzalo Novellino, Yazmín Schmidt, Maximiliano Degenaro, Pablo Heredia, Ximena Capristo, Javier Aureano, Alejandra Martínez, Gustavo Conti.

14

3

2002 – 2003

Viviana Colmenero

Mauricio Córdoba

Fernanda Zapata, Sebastián Spur, Analía Barrios, Diego Torales, Carla Bazán, Eduardo Carrera, Pablo Martínez, Natalia Quintilliano, Matías Bagnato, Romina Orthusteguy

12

4

2007

Marianela Mirra

Juan Expósito

Melisa Durán, Vanina Gramuglia, Damián Fortunato, Silvina Scheffler, Agustín Belforte, Pablo Espósito, Nadia Epstein, Leandro Maldonado, Griselda Sánchez, Jonathan Diéguez, Jéssica Gómez, Claudia Ciardone, Gabriel Lagos, Diego Leonardi, Sebastián Pollastro, Mariela Montero

18

5

2007

Esteban Morais

Soledad Melli

Jordana Garibaldi, Solange Maldonado, Cynthia Fernández, Alan Zulcovsky, Javier Maillo, Darío Gutiérrez, Mariana Mancini, Juan Simón Muelas, Renzo Rosso, Florencia Tesouro, Javier Medina, Andrea Rincón, Damián Terrille, Florencia Merluzzi, Eugenia Puggioni, Sebastián Graviotto, Celeste Nicpon, Juan Emilio de Antón

20

6

2010 – 2011

Cristian Urrizaga

Emiliano Boscatto

Ariana Fiorentino, Leandro Pigó, Natalí Kessler, Christian Yáñez, Juan Pablo Migliavacca, Jésica Hereñu, Constanza Álvarez, Emanuel Di Gioia, Rocío Gancedo, Jonathan Kok, Loreley Donate, Luz Ríos, Jonatan Galiano, Alejandro Iglesias, Pamela Bevilacqua, Tamara Casasola, Gisele Marchi, Solange Gómez Abraham, Martín Pepa, Martín Anchorena

22

7

2011 – 2012

Rodrigo Fernández

Walquiria D'Amato

Fernanda Pacheco, Cynthia Creado, Daniela Rocca, Lucas Piro, Fabricio Chaves, Clarisa Abreu, Leonardo Chaves, Juan Manuel Prieto, Dolores Escala, Ezequiel Tramannoni, Mariana Salces, Tomás Süller, Leandro Di Giusto, Víctor Scarpello, Florencia González, Noelia Ríos, Ailín Bourren, Victoria Irouleguy, Mario Fredes, Ornella de Luca, Nazareno Bellini, Juan Cruz Castorani, Agustina Quirós, Alex Reigemborn, Jorge Apas.

27

8

2015

Francisco Delgado

Matías Schrank

Nadia Terazzolo, Solano Cano, Valeria Licciardi, Eloy Rivera, María Paz Delgado, Ángela Pereira, Brian Lanzelotta, Fernando Parada Villar, Nicolás Conte, Romina Malaspina, Florencia Zaccanti, Camila Cortese, Marian García Farjat, Eloy Lanzelotta, Mariano Berón, Belén Etchart.

18

En el año 2007 también tuvo lugar la única emisión de Gran Hermano Famosos de la Argentina:

TEMPORADA

AÑO

GANADOR

2º PUESTO

CONCURSANTES (por orden de salida)

1

2007

Diego Leonardi

Jacqueline Dutrá

Amalia Granata, Pachu Peña, Dolores Moreno, Nino Dolce, Luis Vadala, Melina Pitra, Hernán Caire, Mariana Otero, Cinthia Fernández, Pablo Tamagnini, Jorge "Locomotora" Castro, Robertino Tarantini, Carlos Nair Menem, Fernanda Neil, Lissa Vera.

17

 

Marco teórico

Las distintas bibliografías antes mencionadas se utilizarán como base para el desarrollo en profundidad de la hipótesis de trabajo.

Como toda hipótesis, es necesario ponerla a prueba y es por esto que se presentarán varios textos en donde se hablan de la temática en cuestión para poder atraer diversas y varias miradas con el objetivo final de lograr una idea amplia que pueda nutrir al lector.

Uno de los libros que se toma como referencia es el del autor Hugo Di Guglielmo, "La programación televisiva en guerra". Di Guglielmo, elije poner como eje de su obra al hecho de que hoy en día la televisión se encuentra en constante guerra. La televisión como un campo de batalla en donde todos pelean por ver quién es el que obtiene más rating, por lo tanto, quién es el más elegido por el público. Ubica al mismo como el objetivo principal, pero a la vez como la mayor víctima. Lo que quiere demostrar, es que la obsesión tan alta por sobrepasarse entre canales y formatos, logra que se pierda el fin de la lucha. Ya no se piensa en el bien del público si no en cómo queda parado quién emite el contenido.

En base a esto, es cómo se forma el marco en donde se va a basar nuestro análisis sobre el éxito de Gran Hermano como reality show.

Los realities shows surgen como una nueva propuesta, como un nuevo formato de entretenimiento en la televisión. Los primeros en aparecer fueron los realities de supervivencia como "Expedición Robinson" o, justamente, "Gran Hermano", pero más adelante comienzan a surgir muchas otras variantes (ya explicadas en el apartado de "Descripción del objeto de estudio").

Las ventajas que se le vieron a los realities shows, tienen que ver con que aportan un contenido no ficticio. Lo que se ve es lo que ocurre en la vida misma, y a su vez, es inesperado, porque no se establece lo que va a pasar. No hay un guión.

Pero esto último también permite el manejo rápido y eficaz del conductor del ciclo, en tiempo real, para saber a qué, a quién o a dónde tiene que apuntar para exprimir aún más la situación oportuna que se les presenta. En Gran Hermano esto ocurre frecuentemente cuando por ejemplo, Jorge Rial está (en vivo) hablando con los participantes sobre cómo pasaron la semana. En el caso de que uno de ellos comience a plantear una queja, el conductor tiene que estar atento a los productores para que le den el "okay" para saber si tiene que hacer uso de esa oportunidad para ampliarla lo más posible y de esta manera lograr la relevancia suficiente para llamar la atención del público, o no. Los productores, son los que están en contacto con la realidad, con los números que mide el rating minuto a minuto. Esto es lo que produce una de las guerras que menciona Di Guglielmo en su libro, la "Guerra de los Horarios".

La televisión está integrada por canales, estos pueden ser los de aire o los de cable. Los primeros son los que tienen alcance en todo el país y es por ello, que son los que más compiten entre sí a lo largo de todo el día. Pero para que efectivamente un canal sea considerado competente con otro, ambos deben tener programada una similar grilla de programas, los cuales se enfrentan en la misma franja horaria y esto es lo que abre las puertas a la "Guerra de los Horarios". Entre ambos programas, el que obtenga mayor rating, gana. Es por esto que Di Guglielmo afirma que "uno de los principales motivos que exacerbó "La Guerra de los Horarios" es la disponibilidad del rating minuto a minuto en "real time", es decir la posibilidad de tener al instante –o con un pequeño retraso de 2 minutos- la medición del rating en cada control de cada canal y en los celulares de los ejecutivos y productores"[1]. De esta manera es como saben hacia a donde apuntar cuando prueban que cierta situación está llamando la atención (y por lo tanto rating) en los televidentes.

Gran Hermano, cómo ejemplo de reality exitoso, también sirve de ejemplo para explicar por qué se vuelve a apostar a un mismo formato año tras año. Esto tiene que ver con aprovechar el éxito, sin miedo a repetir. Cuando un formato resulta beneficioso para el canal, éste no duda en sacar provecho lo máximo posible. De esta manera es como se ubica a Gran Hermano como la gran apuesta del canal, otorgándole el "prime time", y luego la posibilidad de volver a revivir ciertos momentos claves del reality, o testimonios de exs participantes, en emisiones a la mañana, al mediodía, a la tarde y también a la noche. El efecto expansivo, resulta a la vez un efecto promocional, que genera más televidentes, y por lo tanto más rating.

Los programas de espectáculos y chismes son especialistas en el tema de las repeticiones y muchas veces lo usan como detonante de sus coberturas. Se nutren de la competencia y los escándalos suscitados en las peleas entre participantes del reality, para luego ellos, generar rating.

Todo funciona similar al proceso del reciclado, es por eso que el autor titula a cierto apartado de su libro como "El show del reciclado", en el cual destaca estas tácticas en donde se vuelve a apostar al mismo contenido una y otra vez.

Otra de las guerras que menciona Di Guglielmo es la que se establece entre el público y los productores. Comienza afirmando que "los realities shows difundieron por el mundo la participación en la pantalla misma de quienes ayer eran solamente telespectadores"[2]. Esto es el claro ejemplo de lo que ocurre con Gran Hermano, la gente acude a los castings para poder ser elegida y convertirse en un personaje televisivo, para poder ganarse su minuto de fama. El ingreso de la gente común a la televisión es masivo y sigue en aumento. A punto tal de que ya resulta difícil encontrar gente "químicamente pura", televisivamente hablando, cuando se recurre a un casting.

Luego que el público ya vio al aire cómo se mueven los protagonistas de un reality, en la segunda versión los nuevos integrantes ya aprendieron infinidad de trucos y trampas para destacarse. Los concursantes de la octava versión de Gran Hermano, comparados con los de la versión inicial, son casi profesionales. Hay una "guerra por estar en la tele". Y esto también es lo que ayuda a que todo reality consiga su éxito. La televisión, a través de estos formatos, fácilmente les abre la puerta a las personas para que pasen a formar parte del medio. Éstas, a su vez forman parte también del público, y así es como se retroalimenta el rating y se llega al éxito. Se introducen aspectos de la vida cotidiana a un medio tan masivo como lo es la televisión. Se produce una empatía. "Los mismos medios son los que alimentan, en mayor proporción, el contacto del público con la realidad"[3].

Para finalizar su obra, el autor concluye con un capítulo en donde establece el interrogante sobre si los medios ¿forman o deforman?

Afirma que la televisión es un espejo que refleja a la sociedad en la cual se emite. Enunciado que luego corrige, remarcando que la realidad es inabordable, por lo tanto la televisión edita, selecciona y arma un discurso sobre la realidad. Esto ocurre en Gran Hermano al elegir a ciertos individuos de la sociedad. "La televisión confirma, con la imagen que emite, la realidad que supuestamente refleja"[4]. Pero no todo lo que produce la sociedad es bueno, en algunos casos se generan comportamientos que no son recomendables para una sociedad sana. Al ser transmitidos por medio de la televisión, pueden ser vistos como correctos, se pueden llegar a imponer. El espacio que la da Gran Hermano a los participantes es muy amplio, los dejan vivir su vida libremente, y ellos por lo tanto tienen la libertad de mostrarse sin censuras. Lo que ocurre, es que el simple hecho de estar siendo atravesados por una herramienta como lo es la televisión ocasiona que ese comportamiento se mediatice de tal forma que llegue a toda la sociedad, y eso puede generar un impacto en ella. Es por ello que se afirma que la televisión es el espejo que confirma lo que hicimos. Porque toma como ejemplo de la sociedad a la misma persona que formaba parte de ella comúnmente pero de un día para otro pasa a formar parte de un medio masivo, dando lugar a la mediatización de la vida real.

A lo largo del reality se pudieron observar distintos tópicos que se trataron, con referencia directa a situaciones ocurrentes en la vida cotidiana de la sociedad argentina. A través de los participantes se debatieron temas como la pobreza, la violencia de género, la homosexualidad, la transexualidad, hasta uno de los participantes llegó a formar parte del reality para tener la oportunidad de averiguar si le corresponde cierta paternidad con el hijo de una figura famosa del medio. Son casos no muy frecuentes a simple vista, pero que con la opción de estar dentro de uno de los realities más vistos de la Argentina, comienzan a tomar relevancia. Logran que la gente los asimile de a poco, y con el paso del tiempo aumentar su presencia. Esto quiere decir que también crece la relación entre el mundo televisivo y la vida real. A pesar de ser dos ambientes distintos, se complementan de tal manera que generan un espacio en donde el público se siente cada vez más comprendido, ya que se identifica con la problemática en cuestión, y por consiguiente se permite elegir a algunos de los participantes como "ídolos". Se cumple con la consigna de que la televisión refleja lo que la sociedad es, porque la sociedad forma parte de la televisión. En cierta manera, la televisión cumple la función de agente socializador para el resto de la sociedad. Integra en un mismo lugar, varios aspectos o conductas que tal vez, en su momento no eran tenidos en cuenta por no ser conocidas por la gran mayoría.

En "La realidad mediatizada, los reality shows", escrita por Francisco Perales Bazo. Se hace referencia al concepto de tele-realidad como algo positivo para la audiencia de Gran Hermano. Se refuerza la idea de los vínculos entre el público y los participantes.

Muchos investigadores han examinado los a los realities shows en un intento por comprender el interés que despiertan en los espectadores. Los primeros estudios sobre las motivaciones de los concursantes fue realizado por Harold Lasswell (1948), quien identificó tres funciones en los medios de comunicación: percepción del medio ambiente, correlación de eventos y transmisión del patrimonio social. Aunque investigaciones futuras identificaron otras funciones, las aportaciones de Lasswell sirvieron para discernir por qué los espectadores tienen preferencias de un medio sobre otro. Una de las motivaciones principales de los espectadores para ver este tipo de muestra consistía en imaginar cómo actuarían y se adaptarían ante las situaciones a las que se enfrentan los concursantes. El autor aclara que "además, el estudio indica que los televidentes seleccionan los programas en relación a intereses personales en torno a la empatía producida ante situaciones, sentimientos y comportamientos de los participantes"[5]. Esto justifica lo mencionado arriba sobre como el público se identifica con los personajes del reality.

La tele-realidad es seguida por millones de personas. Algunos críticos están convencidos de que Gran Hermano representa una tendencia negativa y degenerativa de la programación televisiva, donde la única misión consiste en exponer la intimidad de los concursantes. La humillación y la degradación se convierten en la temática dominante; de hecho, esta intimidad pública, se ha llegado a comparar con la pornografía. Sin embargo, existen otras opiniones, sobre todo en los Estados Unidos, en las que definen el género como un ejemplo de democracia, argumentando que un personaje anónimo, independientemente de su origen, pueda convertirse en un ídolo o un superviviente admirado por la audiencia. Las oportunidades de alcanzar la fama y la fortuna son aún mayores para los concursantes de los nuevos reality-shows. La mayoría de los participantes son adolescentes y veinteañeros, generando un gran porcentaje de una audiencia juvenil. Los concursantes se convierten en autores de sus propios argumentos, sin ayuda de escritores, guionistas o productores, aunque la elección de los concursantes es responsabilidad de la cadena y la productora, teniendo en cuenta el perfil psicológico de cada uno de ellos en relación con lo intereses del proyecto.

La tele-realidad ofrece oportunidades a los directivos de las cadenas, integrando televisión e Internet para encontrar el modo de hacer rentable las nuevas tecnologías. Los enlaces publicitarios, los banners de grandes marcas y otras formas publicitarias, comparten pantalla con las imágenes del reality, generando grandes dividendos para las cadenas y los magnates de las grandes compañías televisivas.

Tal como podría entenderse Gran hermano o Supervivientes, estos espacios han supuesto un influjo para las grandes audiencias que se han visto seducidas y fascinadas por esta tendencia que adquiere posiciones sólidas a finales del último siglo. Los comentarios se han sucedido de manera espontánea, tanto por la audiencia como por los analistas y críticos, haciendo público todo tipo de juicios que oscilan de uno a otro extremo del péndulo. Aunque la reacción inicial fue un pánico generalizado hacia los medios de comunicación, los prejuicios morales se vieron diluidos ante la ausencia de una sociedad amenazada por demonios populares. Surge así un nuevo show televisivo que coloca a los mass-media en el punto de mira de un público que se reconoce en una ventana-espejo[6]

Este fragmente abstraído de la bibliografía, explica como a partir de los realities shows, la gente fue cambiando su manera de pensar y actuar para con la televisión. Hacen pública su opinión ya que se sienten identificados con lo que ocurre, el contexto les resulta familiar y se sienten libres para demostrar lo que piensan sobre cualquier hecho que el reality exteriorice. El público se divierte al descubrir la intimidad de los concursantes a los que, poco a poco, van conociendo su lado mas oculto. La presencia omnipresente de las cámaras impide esconder la intimidad, formándose una imagen que servirá mucho a la hora de decidir quien quiere el público que permanezca en el reality y quien, según su parecer, no lo merece. El corazón de la tele-realidad se sustenta en hacer pública las emociones más íntimas de sus participantes. Los telespectadores se convierten en un jurado anónimo a través de los SMS o Internet, movidos por el propio juicio moral e intelectual que van generando a partir de los diferentes comportamientos de los concursantes.

De esta manera es como se ve que el público, además de manejar la programación a través del rating que le da al programa, tiene la posibilidad de decidir como va a ser el curso del reality. La audiencia es la que elije quien permanece dentro de la casa y quien no, quien continua participando por el premio final y por permanecer en el medio y quien no. Es por esto que además de mostrarse tal cual son, como reflejo de la sociedad, es sabido y permitido que los participantes también desarrollen diversas estrategias o acciones para lograr el seguimiento de la gente que los ve desde afuera.

Por lo tanto, es correcto afirmar que otra de las causas del éxito de Gran Hermano como reality show, es que, sumado a la identificación o a la relacón "ventana-espejo" que se genera, el público se complace al ver que en sus manos está el poder. De ellos depende el futuro del programa, y de alguna manera, por una vez, ellos están controlando un medio tan masivo como la televisión. Se le da la libertad de expresarse, se demuestra la democracia en tan solo un formato. El individuo al sentir que puede opinar y expresar su sentido más mínimo de justicia frente a un hecho que no comparte, se siente comprendido, integrado, siente que lo toman en cuenta y por lo tanto va a colaborar comprometiéndose con el programa. Es decir, formando parte de su audiencia.

Continuando con la idea del éxito de Gran Hermano como reality show en la sociedad argentina, se puede destacar la mirada de Gabriel Cocimano, en su libro "El fin del secreto. Ensayos sobre la privacidad contemporánea".

El autor hace referencia al narcisismo que caracteriza a la sociedad de hoy en día, y lo ubica como causa del éxito: "El éxito de este tipo de programas –sean efímeros o no- radica en que ponen de manifiesto algunas de las características de la actual sociedad narcisista: el éxtasis de la mirada y el mostrar, el placer hedonista de seducir y sentir atracción, el descompromiso social y afectivo propios de la era del consumo y la competencia"[7]. De esta manera, coloca al participante de Gran Hermano como un propio Narciso, reflejado no ya en su propio espejo, sino en el de millones de espectadores, revelando su satisfacción vanidosa y su obsesión por sí mismo; parábola del ego puro, su autoseducción no lo impulsa a amar, sino a ser amado y complacido. Individualista desbordado, hedonista empedernido, se autoproclama como verdadero objeto de culto y, en consecuencia, está en juego su deseo de complacer, seducir y ejercer fascinación, como medio de autoafirmar su propia magnificencia. Enfocado por las cámaras noche y día, en sus jornadas de encierro televisivo, el concursante (narcisista) parece vivir su momento de gloria. Pese a todo, cautivado por sí mismo, deseoso del desafío de enfrentar las cámaras televisivas, emprende gozoso el camino de ofrecer su intimidad a la aceptación o el rechazo de la mirada de la sociedad. Así lo ve el autor al participante del reality de la casa más famosa.

A través de Gran Hermano la televisión utiliza cada vez más el lenguaje corriente, muestra cada vez más a los seres cotidianos, con sus problemáticas, sus necesidades, alegrías y tristezas, también corrientes. Y además exhibe, inevitablemente, el reinado de la manipulación y la competencia, regido por un sistema que glorifica el consumo y persuade de sus bondades. ¿La TV como emergente de la sociedad que vivimos? Así es, el medio televisivo interpreta lo que ocurre en la vida real, más allá de su tendencia a la "espectacularización". Pero muchas veces recrea la propia realidad, es decir, construye una escena que hace las veces de realidad; en definitiva, simula, nos ofrece unos hechos reales que no son tales y que, sin embargo, translucen la verosimilitud y la lógica de la realidad. Ese es el secreto del éxito, lograr llamar la atención del televidente mediante la identificación del mismo con el reality visto desde la televisión para todo el país.

El individuo de la sociedad argentina siente que es importante, padece ese narcisismo que le provoca satisfacción al ver que situaciones similares a las que él vive día a día, también les ocurren a participantes de un reality en un medio masivo. Logra que su visión del mundo pueda ser compartida por los demás. Algunos de los argumentos marketineros de los reality shows –"la vida real en directo", "espiar la vida privada"- apuntan a un público que, rápido para reconocerse en el otro, descubre en él sus propias miserias, egoísmos y vanidades. Pero también apelan a un espectador cada vez más obstinado en satisfacer el deseo audiovisual, que gusta husmear en los más recónditos lugares de la intimidad y el secreto: un sujeto absorbido, como está, ante la pantalla.

El autor también explica qué es lo que conduce a los miles de postulantes anónimos a pretender formar parte del reality. Comienza fundamentando que todos ellos pertenecen a la llamada "generación de los hijos de la televisión", la cual incorpora a todos aquellos que mantuvieron desde muy pequeños una relación hogareña con la televisión, donde la televisión ya no es un lugar del espectáculo sino un lenguaje con el que se habla y se representa la sociedad, una especie de clave permanente para la lectura "naturalista" de la sociedad. Es el lugar donde pasa la vida, toda la realidad resplandece a través de la reproducción electrónica de imágenes. Esta generación no sólo es video-formada y se relaciona con el mundo desde los lugares visuales, sino que también hace una lectura de la realidad típicamente televisiva.

Otras de las causas mencionadas son el boom de las carreras de comunicación, el desarrollo de actividades técnicas, intelectuales y artísticas relacionadas con la imagen y lo corporal y la mediatización de ciertas actividades tradicionales, como también la proliferación de radios FM y de canales de TV por cable en los últimos veinte años, los cuales han democratizado sin precedentes la palabra y la imagen: cada vez más personas pueden hacer de locutor y ser oídos, pueden conducir o participar de un programa televisivo y ser vistos. A su vez, Internet ha aportado la tecnología y el medio necesario para acentuar esa tendencia. Uno de los principios fundamentales que rigió desde sus inicios el mundo virtual ha sido la paridad de voces: toda persona puede ser un emisor de noticias y de opinión; las posibilidades de ser escuchado son, en principio, iguales para todos. Hoy existen comunidades online que crean sus propios medios informativos a través de los weblogs, que son sitios amateurs de noticias, reflexiones y comentarios personales.

Todo esto constituye el placer narcisista: expresarse para nada, para sí mismo, comunicar por comunicar, expresarse sin otro objetivo que el de expresarse y ser grabado por un pequeño público. Eso es precisamente el narcisismo: la expresión gratuita, la primacía del acto de comunicación sobre la naturaleza de lo comunicado, la indiferencia por los contenidos, la comunicación sin objetivo ni público, el emisor convertido en el principal receptor.

No importa lo que se diga, no importa lo que se haga: existe un imperativo de trascendencia, una obsesión por ocupar el lugar de las miradas, una verdadera pasión por reflejar el yo íntimo, la propia personalidad. La cultura narcisista está obsesionada por la expresión, el deseo de implicarse, de participar y manifestarse. El deseo de reconocimiento tiene que ver con la realización y transformación de la personalidad narcisista.

Atrapados por las cámaras, los protagonistas de los realities shows se convierten en criaturas mediáticas: viven, sueñan, hacen sus necesidades y construyen su propio personaje frente a una infinidad de cámaras de televisión y de micrófonos estratégicamente dispuestos.

"¿Qué hay de cada uno de nosotros en las actitudes y conductas protagonizadas por los actores de estos reality shows? ¿Nos vemos reflejados, identificados con la máscara de los personajes que componen? ¿Sentimos tan alejadas de nosotros –espectadores- las miserias e intrigas que se urden en esos grupos? Si "Gran Hermano" –o cualquier espectáculo de la realidad- exacerba la competencia, la exclusión y las rivalidades, es porque la TV es un vehículo que potencia todos los gestos. Pero, sin duda, estos se encuentran en la vida cotidiana, sólo que a veces suelen atenuarse con ciertas convenciones e hipocresías domésticas"[8].

En este fragmento, el autor remarca, de alguna manera, la base de la hipótesis del trabajo, ya que habla sobre la identificación que hay entre el público y los participantes, y como consecuencia de ello, el éxito del reality por obtener audiencia que lo mire, por lograr captar su atención mediante aspectos que se muestran reflejados en común. El ancestral placer de fisgonear a los demás fue lo que tomó Internet para comenzar a mostrar imágenes deliberadamente jugosas: parejas manteniendo sexo, estudiantes pagados por las empresas de la red para que pongan cámaras en todas las habitaciones de su casa, una actriz viviendo en una casa de vidrio a la vista de todo el mundo: todo aquello que alude a nuestros instintos básicos constituye un buen negocio, y los siete pecados capitales seguramente son un ayuda-memoria en la agenda de más de un productor ambicioso.

De hecho, el espectador participa desde la oscuridad y el anonimato en la determinación de los hechos: a través del voto telefónico interviene en la exclusión de alguno de los participantes que semanalmente son separados del grupo, y que deben regresar a su propia realidad. Gran Hermano hace sentir al público reivindicado: por un lado, les hace caer en la ilusión de que sus opiniones pueden influir y modificar las cosas, aun cuando éstas puedan estar definidas de antemano. Y por otra parte, el espectador, en vez de desear a los inaccesibles dioses del espectáculo, le da el derecho de espiar a alguien que se parece al muchacho o la chica de acá a la vuelta, alguien como él, y eso lo atrapa.

Además, la interactividad que proponen los realities shows (al fomentar la participación del espectador) lo convierte en el amo de la industria mediática. Los subproductos pensados en términos comerciales que han aparecido alrededor de estos programas, son múltiples: competencias con premios vinculados a llamadas telefónicas (con el sistema de audiotexto), empresas de Internet, explotación de souvenirs de todo tipo con la marca del programa, transmisiones durante las 24 horas en TV Satelital que requiere un pago adicional, concursos y promociones estimulados con sorteos y respaldados por las marcas que auspician los programas, entre otros.

Entrevistas

Entrevista a Liliana Parodi: Gerenta de Programación y Producción del canal América.

La entrevista fue realizada el día miércoles 16/09/15, el reality todavía no había finalizado, ya que la gala final fue el 30/09/15.

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Foto con Liliana y su pantalla del minuto a minuto, en su oficina, en uno de los edificios de América.

– ¿Cuáles son las funciones y el poder que tiene un gerente de programación?

– La función es la parecida a la sencilla de agarrar una grilla y escribir nombre de programas pero en realidad, en el caso nuestro, o en el caso de cualquier gerente, es tomar decisiones de la programación ya que cada programa es un mundo, cada programa requiere de elecciones es decir "elijo a este teleteatro, elijo a este magazine, elijo a este noticiero", más elegir quien lo hace, y cómo lo hace, si lo hace una productora, quién lo conduce, es infinito, no termina nunca. Después uno va delegando en la gente de los equipos para seguir trabajando pero básicamente es eso sostenido con un presupuesto que uno tiene que respetar, que llevar a adelante, que cumplir y eso hace que ese todo funcione dentro de un canal privado, obviamente.

– ¿Qué tipo de decisiones debe tomar? ¿En ciertos momentos del año?

– Cerca de fin de año uno tiene que programar el año. Porque el año se programa, como su palabra lo indica, "programando los programas" de la grilla que van paralelos al presupuesto de lo que uno piensa gastar y de lo que uno puede llegar a vender. Entonces en base a ese presupuesto: "yo el año próximo voy a vender tanto, en publicidad voy a tener este ingreso, voy a tener que hacer este presupuesto" "no pero yo quiero hacer 3 programas más" "si pero no podés, porque tu presupuesto indica tanto". Entonces es clave cerca de fin de año, armar el año siguiente.

– ¿De qué manera influye el rating en su trabajo? En su etapa como gerenta de programación, ¿tuvo que realizar ciertos cambios inesperados en la programación de América por cuestiones de rating?

– Siempre, eso es constante. Uno a puesta a algo y cuando te va bien tenés todo el año con los programas que pensaste, pero también puede suceder que alguna cosa que pensaste o que programaste no funcione y a los dos o tres meses decir "bueno, hay que modificar y conseguir un reemplazo".

El rating, que para todos es tomado como una cuestión lúdica, para nosotros es dramático. Del rating depende el trabajo de las personas de todo el canal, más de todos los programas, más de todas las productoras. El rating hace que un canal exista o no exista, que tenga posibilidades de éxito en cuanto a lo económico y en cuanto al funcionamiento, a que siga en la grilla. Es la única manera de medir cómo nuestro trabajo funciona.

– ¿Hay algún esquema general sobre los contenidos básicos que debe tener un canal como lo es América? ¿Por qué cree que el público prefiera a ciertos programas antes que a otros? ¿Qué programas?

– Nosotros tenemos una programación que es en vivo básicamente: magazines, noticieros, programas de espectáculos, de entrevistas, de debate, de investigación. Todo el tiempo el canal está en vivo, esa es hoy la característica del canal, y en general, es así. Puede haber alguna excepción de poner alguna ficción, como en el verano, en algunos horarios que nosotros podamos y que nuestro presupuesto de, pero la verdad es que nosotros somos un canal en vivo.

Los programas de chimentos son programas de entretenimiento. Nosotros sabemos contar las cosas de manera entretenida, nuestros conductores son comunicadores básicamente, y si bien hablan de un programa de chimentos, en el medio de ese programa puede haber un terremoto, puede haber un papa argentino, puede haber una cuestión policial dura o lo que sea y este canal puede cortar y poner ese tema. Eso lo hacemos siempre, y todos los periodistas del canal y los conductores están preparados para conducir ese momento, que en general es un momento de conmoción. No importa después qué queramos decir sociológicamente con esa conmoción. A vos te conmociona que se murió Hugo Chavez, a vos te conmociona que hay un papa argentino, te conmociona que hay una chica muerta en un edificio. Entonces está todo el mundo conmocionado por eso y quiere saber acerca de eso, entonces nosotros tenemos la facilidad para que cada programa pueda intervenirlo con dichas primicias. No lo hacemos todo el tiempo, son casos muy especiales, pero eso pasa con nuestros comunicadores.

– ¿Qué opinión tiene sobre el formato de los realities shows en la Argentina? ¿Son exitosos?

– No todos. Gran Hermano fue un programa exitoso de Telefe y es un programa exitoso en el mundo, aunque yo no soy amante de los realities shows. Cuando lo propusieron, las primeras etapas un poco me negué y después cuando supe que le habíamos encontrado una vuelta para poder hacerlo en América, una vez que se decide yo me embarco y vamos.

– ¿Por qué se elige a Gran Hermano como la apuesta del canal? ¿Por qué se le da tanto espacio y programas satélites?

– Porque es un formato internacional que lleva, por ejemplo, en España 16 años y es puesto en un canal en donde vos ponés el reality y después los personajes del reality pueden desarrollarse dentro de la programación del canal porque es una programación a fin a que los personajes puedan recorrer y demás. En América, la verdad que en ese sentido, no lo habíamos tenido nunca, pero era casi lógico que un programa con esas características de reality fuera en América, y bueno fue lo que pasó.

El reality Gran Hermano viene incluido con El Debate. Cuando estaba en Telefe Gran Hermano venía con debate y lo pasaban también en AM, porque ellos después tenían novelas. Pero nosotros en realidad en Desayuno Americano, en Intrusos, ocuparon siempre un segmento del programa, no todo. Yo hubiese preferido que abarcara todo el programa, porque era más fácil, pero no te rinde el rating todo el día.

– ¿Cómo fue el paso de Gran Hermano de Telefe a América? ¿Eso influyó en el rating actual del programa?

– El rating actual del programa tiene que ver con el rating actual de América, no tiene que ver con el rating de Telefe. Telefe tiene una vara para el éxito que no es la misma de América. No se puede comparar Gran Hermano en América con Gran Hermano en Telefe. Es Gran Hermano en América respecto al rating de América. Y fue un súper éxito porque duplica la media, es así. Ahora, compararlo con Telefe, y堮o tendríamos que existir. Porque nuestros programas tienen otra media, por un problema que sería mucho más largo de explicar que es que nuestro canal llega más que nada por cable o satelital y no por aire, porque es un canal de la provincia de Buenos Aires y no tenemos la capacidad de aire que tiene Telefe, Canal 13, Canal 9 o Canal 7. Ellos por aire llegan de una manera que nosotros no llegamos, entonces hay una porción de lo que mide Ibope, que nosotros no llegamos. Por lo tanto América en base a esa parte que llegue, tiene una parte de la torta publicitaria, y va a tener esa, no va a tener otra. No tiene que ver con si invertimos más. Además de que no podemos hacerlo porque no podemos ir a buscar la plata a ningún lado porque no está, entonces es el huevo y la gallina.

– ¿Resultó un éxito para el canal Gran Hermano? ¿Por qué?

– Si, la verdad que nos fue mucho mejor de lo que nos imaginábamos. Creo que se hizo muy bien, que Endemol lo hizo muy bien, que el casting tuvo unas características especiales, que tenemos "EL" conductor oficial de Gran Hermano que es Jorge Rial, y que esa forma de poder contar "la casa fuera de la casa", quiero decir del resto de las personas, familiares y demás de los propios integrantes de la casa, hace todo un conjunto que estuvo bueno. Yo a pesar del preconcepto que tenía puedo decir ahora que estuvo bueno.

– ¿Cómo se suplantan tantos espacios televisivos que quedarán vacíos al finalizar el reality?

– Que buena pregunta. Estamos trabajando con presentaciones de programas para reemplazar a El Debate y el segmento de los sábados a la noche, porque en realidad por La Gala no hay problema porque es una vez a la semana y quedan 3. Pero el programa del sábado a la noche y El Debate son los que tengo que reemplazar ahora mismo, es por eso que estamos viendo los proyectos que tenemos pendientes.

– ¿Es recomendable para el canal volver a apostar a un nuevo reality? (Gran Hermano u otro) ¿Dentro de cuánto tiempo?

– Y si. La verdad que fue una buena experiencia. Después, vivís con el miedo de saber "bueno me irá como en éste o no" pero teóricamente lo más básico es que el año que viene podríamos hacer otro Gran Hermano. No otro reality pero sí otro Gran Hermano. Estamos trabajando con eso. Otros realities también lo han propuesto pero no cerramos ninguno todavía.

Para Gran Hermano sería el año que viene, además por una cuestión de presupuesto. Es un programa muy caro, y hay para hacer uno por año y tenés que laburar para conseguir los recursos.

Entrevista a Juan Manuel Méndez: Productor ejecutivo de Gran Hermano 2015.

La entrevista fue realizada el día lunes 5/10/15, el reality ya había finalizado pero el segmento de El Debate continúo toda la semana siguiente, hasta el día 9/10/15.

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Foto con Juan Manuel en los pasillos de la productora Endemol Argentina.

– ¿Cuál es la función específica de su cargo en la productora? ¿Qué responsabilidades tiene un productor?

– Soy productor ejecutivo del programa, el cual tiene la función principal de poner el programa al aire, de pre-producir y de producir todo lo que tenga que ver con Gran Hermano tanto en la casa como las puestas al aire del programa.

– ¿Qué opinión tiene sobre el formato de los realities shows? ¿Son exitosos?

– El Reality Show es un segmento de la televisión que creció muchísimo. Desde el año 2000 hasta ahora es, creo que el género que más creció de la televisión y se hicieron tantas, tantas cosas que creo que hay realities de todo tipo, y está buenísimo porque lo que se ve es lo que ocurre. Donde uno puede entrar en un montón de lugares que no podría entrar, ni conocer, si no existieran estos tipos de programas.

El éxito depende de cómo se programe, de cómo se haga, a que se apunte y qué audiencia tenga. El éxito es muy relativo, hay programas que quizás no son tan vistos pero están apuntados a cierto tipo de público y llega y eso lo hace exitoso y hay otros que son apuntados a público masivo y llega y es exitoso por eso, y hay otros que se intenta llegar a mucha gente y no se llega y no le va tan bien堥s muy relativo. Siempre el éxito, por lo menos yo lo mido así, es a qué está apuntado y si se cumple ese objetivo o no.

– ¿Qué representa para un productor televisivo la experiencia de producir un Reality Show como Gran Hermano? ¿Cuáles son las exigencias de un reality como Gran Hermano en el día a día de un productor?

– Las exigencias son muchas porque, como vos bien sabés, es un casa que funciona las 24 horas, con chicos que están ahí adentro y puede pasar cualquier cosa todo el tiempo, por lo tanto, todo el tiempo hay contenido. Es un programa que está buenísimo porque es muy grande y hay muchas expectativas puestas en él, para nosotros producirlo está buenísimo. Y además de que está bueno, hay que hacer muchas cosas, entonces es una exigencia mucho mayor a otros programas.

– ¿Cómo influyo el avance digital en el formato? ¿Consiguió más audiencia? (Twitter, aplicación Gran Hermano 2015)

– Influir pudo influir o no, y más audiencia堓on dos cosas distintas. Una cosa es la audiencia que es el rating que mide Ibope o Sifema ahora, y por el otro lado está todo lo que es Twitter y redes sociales que no te genera audiencia pero sí te genera que rebote un montón todo lo que pasa adentro de la casa. Puede ser que al masificarse en las redes sociales, y generarse este fanatismo dentro de las mismas, nos produzca un poco más de audiencia. Pero todavía no hay parámetros para medir qué es lo que atrae rating por medio de las redes. Sí hay un público que se fanatiza, que escribe, que está al día y está todo el tiempo viendo lo que pasa adentro de la casa y escribe, escribe, escribe y participa. Nosotros jugamos con eso, y usamos los perfiles, tanto del programa como de los chicos, porque también son herramientas que están buenas para que la gente se enganche, para que tenga contacto con los participantes. Durante el reality, era la única manera que la gente pudiera percibir lo que ellos estaban sintiendo adentro de la casa. Entonces, lo que te puedo decir es que relación directa no hay, pero sí te puedo afirmar que un programa como Gran Hermano, generando tanto revuelo en las redes sociales, o en los mismos medios, logra que por lo menos se pueda establecer el formato y que todo el mundo sepa lo que está pasando en la casa.

Cuando te hablo de redes sociales, también te hablo de los portales de noticias. Quizá hay gente que no mira el programa pero entra a un sitio en Internet y entonces se puede enterar de lo que está pasando, o de lo que pasó o de lo que va a pasar, quién se peleó con quién, quién se enganchó con tal persona, entre otros ejemplos. Esto es producto de una casa en vivo en donde ocurren cosas todo el tiempo.

– ¿Cuál es el período máximo que se establece para la emisión de Gran Hermano? ¿Qué lleva a los productores a apostar a la inclusión de nuevos participantes (hasta a hermanos) a lo largo del ciclo? ¿No se pierde la esencia del aislamiento?

– No se establece un tiempo exacto, no se calcula que tiene que durar 100, 110 o 108 días. Eso es una cuestión de programación, la cual la decide el canal.

En cuanto a la pregunta sobre los participantes, no deja de ser un programa de televisión, entonces cada versión va sumando cosas distintas. En ésta entraron los hermanos de dos participantes en un momento del juego en donde podían ingresar, ingresaron y no pasó nada. Los chicos ya están aislados, y cuando entra gente nueva, al principio parece que se pierde ese aislamiento pero después, vuelven a estar aislados todos juntos de nuevo porque están todos dentro de la casa y pierden la percepción del afuera enseguida.

– ¿Cree que esta fue la emisión con más contacto con la realidad? ¿Por qué el formato fue mutando tanto a lo largo de las emisiones en ese sentido?

– No creo que haya sido la que más contacto tuvo. No lo veo como algo malo de hecho. Ésta versión se dio así y le fue muy bien.

– ¿Por qué se elige al público como la figura decisoria del rumbo del reality?

– La verdad es que eso está establecido desde el principio. Es un formato que siempre fue así, donde los participantes conviven las 24 horas dentro de la casa, se nominan y el que decide quién debe irse es siempre el público. Cuando se definió el formato se impuso que la gente debía ser la que toma la decisión durante todas las emisiones hasta la final, que es en la cual se elige quien es el ganador.

– ¿Cree que haya una identificación entre la audiencia y los integrantes de la casa?

– Puede ser que si, que se de esa identificación. Hacer un grupo que está compuesto por muchas personalidades distintas, gente con distintas clases sociales, que procede de distintos lugares, distintas edades, distintas educaciones, eso puede generar que haya gente que se sienta identificado con ciertos participantes.

-¿Hay un cierto criterio para formar al grupo de los integrantes de la casa? En cuanto a sus características tanto físicas como de personalidad.

– No es excluyente, no hay alguna característica física que tenga que haber en el formato. Como te decía recién, se genera un grupo de chicos de distintas personalidades, que tengan una educación distinta, que representen a distintos sectores de la sociedad. Pero no hay una regla que diga "A+B+C da un buen casting". Se trabaja para que haya un buen casting, no dejamos todo para que lo decida el azar, pero no hay una regla ni una fórmula exacta. Sí se trata de generar un grupo que represente a la realidad en la que vivimos, y que por lo tanto, no tenga una composición homogénea. También se tienen en cuenta las experiencias anteriores, por supuesto, pero no hay una regla a cumplir.

-¿Cuánto afecta a la reputación o legitimidad del reality el conocido mito de que "son armados"? ¿Existen ciertas pautas que deben cumplirse a lo largo del ciclo o solo se deja librado al azar?

– No afecta en nada, porque nosotros sabemos que no hay nada armado. Los chicos adentro son libres de hacer lo que quieran siempre y cuando cumplan con las reglas de la casa, no agresiones físicas, el uso permanente de los micrófonos, entre otras cosas que tienen que cumplir. Pero armado no hay nada, ellos pueden formar los grupos que quieren dentro de la casa, hablan de lo que quieren y hacen lo que quieren. Nosotros lo que les proponemos todas las semanas son las llamadas "pruebas semanales", pero también forman parte del reglamento. Una vez que se plantea la prueba en la casa, los chicos la resuelven como quieren. En cierta manera se ven obligados a realizarla porque está en riesgo su presupuesto semanal para hacer las compras. Pero las pruebas, también están pensadas, para que ellos trabajen en equipo y comiencen a surgir ciertos dilemas o circunstancias que den lugar a otras y así sucesivamente. Son un condimento para la convivencia, como también los tópicos que a medianoche se proponen para que ellos se vayan conociendo aún más en cada charla, pero ellos pueden decir, opinar y contar lo que quieran.

-¿Qué medidas se deben tomar a la hora de volver a emitir un formato tan visto en la Argentina como lo es Gran Hermano para evitar el fracaso? ¿Por qué se vuelve a apostar a él?

– Se vuelve a apostar a una nueva emisión, gracias al éxito del de este año. Ya es un hecho que el año que viene, alrededor de marzo se volverá a emitir la nueva emisión, la del 2016. De todas maneras, siempre esa es una decisión del canal.

Uno nunca sabe qué es lo que va a pasar con los programas de televisión. Éste fue muy exitoso y hay que trabajar para que el próximo también lo sea, tan o más exitoso que éste. Con cosas nuevas, el equipo de producción debe trabajar y lograr un mayor éxito, pero los resultados se ven cuando se termina el programa.

– ¿Qué hay de cierto en admitir que ésta fue la emisión más intensa de todos los Gran Hermano en la Argentina?

– Todos los Gran Hermano son intensos con respecto al momento en el que se está viviendo en la sociedad. Éste es un momento donde, por ejemplo, la violencia repercute más y es muy probable que se haya visto reflejado en la casa. El trabajo de producción es el mismo, que se cumplan las reglas, que no haya violencia física dentro de la casa. Es por esto que cuando notamos que la situación se generó, tomamos las medidas que se debían tomar y se llegó a la expulsión de un participante.

– ¿Cuál de todos los formatos de Gran Hermano resultó más exitoso? ¿Por qué? Y ¿Por qué los demás no? ¿Gran Hermano 2015 resultó una emisión exitosa?

– En cuanto al éxito, éste fue muy éxitoso, pero todo depende a qué apuntes. Los últimos dos, por ejemplo, no lograron un buen resultado en cuanto a rating, pero el de Marianela (1era emisión de Gran Hermano 2007) creo que fue el que más número hizo.

El de este año, con los números de ahora fue muy exitoso y para ésta pantalla, la de América, fue muy visto. Hubo muchas repercusiones acerca de todo lo que pasó dentro de la casa, nosotros consideramos que fue hiper-exitoso. El del 2007, fue hace muchos años, y había otro rating. Compará el rating que hacían los programas en esa época con un programa que esté ahora al aire y si no hace la mitad, hace menos匯 que ocurre ahora es que la gente consume entretenimiento de muchas otras plataformas, que en el 2007 no existía. La televisión digital fue un gran cambio e influencia a la hora de medir el rating actualmente.

El equipo de producción no siempre fue el mismo en todas las emisiones que hubo en la Argentina. No es mi primer Gran Hermano, pero para mí, éste estuvo buenísimo. Siempre el último, si resultó bueno, va a ser el mejor. Pero bueno, es real que algunos te van a decir otro, el del 2011, el del 2007, u otros te pueden decir 2001. Cada uno va a tener su favorito, para mí este fue uno de los mejores, fue un regreso muy exitoso del reality y al mismo tiempo, una exitosa apuesta para el canal América.

Entrevista a Romina Malaspina: ex participante de Gran Hermano 2015 (octava y última emisión). Tiene 21 años y fue la décima en abandonar la casa, participó aproximadamente la mitad del ciclo.

La entrevista fue realizada el día viernes 2/10/15. El reality había terminado hacía dos días, y El Debate continuaba una semana más.

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Foto con Romina, en la puerta de Endemol Argentina

– ¿Qué significó para vos "vivir la experiencia Gran Hermano"?

-Es una experiencia única. Toda la vida esperé entrar. Desde chiquita mi mamá miraba el programa y fue mi sueño estar ahí, y se me cumplió. Igualmente es raro, el primer día entrás con mucha adrenalina pero después vas cayendo en que te la tenés que bancar cada día, las 24 horas para poder tener una convivencia "normal". A pesar de eso, es algo que solo se vive una vez, y me llevo varios amigos.

– ¿Cuáles fueron tus expectativas antes de entrar a la casa?

– Yo moría por entrar, siempre lo quise y estaba muy emocionada con la idea. Ver que iba pasando los castings me hizo dar cuenta que cada vez estaba más cerca y que sí podía. Las noches previas no podía dormir bien porque estaba muy ansiosa. Mis expectativas eran altísimas, entré con mucha energía y me costaba creerlo.

No me considero una de las que más entró para ganar el premio. Obvio que hubiera estado genial haberlo ganado pero yo tenía ganas que se me reconociera más como modelo y tener varias propuestas de trabajo dentro del medio. A eso apuntaba, además de cumplir mi sueño de entrar.

– Ventajas y desventajas de haber participado de "la casa más famosa del país".

– Como ventaja, me llevo la de haber conocido a mis compañeros principalmente. Y en cuanto a lo material, es una gran oportunidad. Yo salí hace aproximadamente un mes y medio y estoy de programa en programa. Es mucha la exposición pero de alguna manera era lo que yo quería y agradezco que así sea. Se que puede que no dure mucho más, pero depende de cada uno y yo ya tuve ciertas ofertas de trabajo que me llevo como ganancia. En cuanto a las desventajas, el vivir dentro de la casa también tiene sus "contra", es complicado y te afecta todo mucho más. Yo personalmente, sufrí una especie de "bullying" por parte de algunos de mis compañeros por comer demás. Y sí, lo admito, pero era por ansiedad. Aumenté 7 kilos y en esos momentos me reía, pero era una forma de tapar lo que sentía por dentro. También tuve varios cruces en donde se vio mi lado más "agresivo" o confrontador pero es porque también pasa que todo el tiempo estás encerrado con las mismas personas y la histeria es inevitable. Cosas como éstas, que se hayan visto tanto en la tele, puede que me hayan perjudicado, pero de todas maneras lo bueno lo supera.

-¿Cómo describirías el proceso de cambio entre pasar de ser una persona "común y corriente" para luego vivir aislada, salir y ser conocida por miles de personas?

– Yo ya había trabajado en el medio, porque era promotora para TC y también lo fui para ciertas publicidades, hasta llegué a aparecer en el programa de Marcelo Tinelli, Showmatch. Pero siempre como promotora o modelo no muy conocida. Por lo tanto yo tenía algunos conocimientos de lo que era estar un poco en el medio pero nunca manejé tanta exposición y fue muy loco. Dentro de la casa vos escuchas a tu público que te banca y tu autoestima empieza a subir, pero nunca caes del todo. A veces te juega en contra, ojo. Pero otras te hace sentir acompañado. Y cuando salí fue impresionante ver como pasas a ser "fan" o "ídola" de gente que nunca pensaste. Que te pidan fotos, que te hagan regalos, que le manden saludos a tu familia. Es increíble el cariño y, personalmente yo trato de agradecerlo siempre. No me escondo ni los evito, porque sin mis "fanes" no hubiera llegado hasta donde llegué o hasta donde quiero llegar. También trato siempre de mantener una relación vía redes sociales porque de alguna manera es el único contacto más directo que tengo con ellos. En fin, es una sensación muy shockeante al principio porque no crees que haya gente que se identifique con tu forma de ser, pero después cuando lo asimilás es súper reconfortante.

– ¿Qué pensás sobre los participantes que este reality que tuvieron fama a base de escándalos? ¿Crees que la fama de Gran Hermano dura poco?

– Puntualmente yo, tuve varias peleas o discusiones dentro de la casa. Pero cuando salí me encargué de hacer las pases porque considero que lo que se vive adentro tiene mucha influencia del juego en sí, y afuera volvemos a ser personas, no participantes. Ya no competimos. Pero de todas maneras, hay cosas que son difíciles de entender, que sentís que no tienen nada que ver con el juego, como la situación que viví con Marian y eso sí creo que me va a dificultar la relación acá afuera. No creo que haya sido necesario llegar a ese extremo. Entiendo que tal vez hacer revuelo o querer llamar la atención te juegue a favor para hacerte más conocido pero esto no tenía sentido y a pesar de que me haya ganado en la placa, no creo que le beneficie a su imagen.

En cuanto a la fama, sí, lamentablemente nada es para siempre y depende de cada uno hasta donde puede llegar su fama. Yo voy a aprovechar esta oportunidad que me dio la vida y desarrollar mi lado artístico para poder actuar en el futuro, pero si te dejás estar, no durás nada en el medio porque todo el tiempo se renueva y hay mucha gente que quiere formar parte de él para reemplazarte.

– ¿Qué opinas sobre la salida y vuelta a entrar de participantes tanto originales como de las nuevas incorporaciones?

– Al principio me pareció copado porque la estadía en la casa se estaba haciendo pesada y que llegue alguien con aire renovador estaba bueno, pero más al final de mi juego cuando se fue incorporando nueva gente, no parecía tan justo. Pero siempre es decisión de la producción y si es bueno para el reality hay que aceptarlo, además cada uno tenía las herramientas y actitudes necesarias para usar a ese nuevo participante a tu favor o no.

– ¿Crees que hay una identificación entre el público y los participantes de la casa? ¿Por qué?

– Nunca lo había pensado así, hasta que me tocó salir y vivir la experiencia desde afuera. La gente es muy cariñosa y me banca mucho frente a la otra gente que te puede basurear. Nunca vas a dejar conformes a todos y siempre va a haber favoritos que se sientan identificados con vos. Está buenísimo porque sentís apoyo.

Yo creo que la identificación se puede dar porque cada participante entra con una personalidad que lo destaca, y una forma de jugar que puede gustarle o no a la gente. En eso se basa la elección del público, en los gustos e intereses que comparten con nosotros y a partir de ese se genera el favoritismo, porque es el más lindo, o porque es el más bueno, el más estratega, el más divertido.

– ¿Por qué pensás que la gente elige ver este tipo de realities?

– A la gente le gusta el quilombo ja ja ja. Yo creo que el público tiene ese morbo a partir del cual le atrae lo que puede traer consecuencias, y puede ser una pelea, como un debate, como una pareja. Lo que tiene Gran Hermano, encima, es que es algo puramente en vivo, que la gente tiene la posibilidad de ver todo el tiempo, y sabe que depende de ellos quien se queda y quien se va. Para mi se genera como un compromiso con el programa, en donde ellos esperan algo de nosotros todo el tiempo y nosotros necesitamos de ellos para seguir. Eso logra que el reality tenga un público tan grande.

– ¿Cuál es tu pensamiento sobre el formato? ¿Es el reflejo claro de la sociedad o es "solo un juego"?

– La idea general es que es solo un juego, y siempre es la excusa para todo. La mayoría de las cosas que pasaron en mi estadía, si hubieran pasado acá afuera se hubieran tomado completamente distintas. Pero adentro es un juego y se vale casi todo. Por eso es que también puede ser que se viva como un reflejo, porque no se prohíbe casi ninguna actitud, salvo la violencia física. Entonces es fácil verlo como algo de todos los días, porque es la "vida misma" como todos dicen, pero con la diferencia que es filmada y vista por todo el país. Eso también puede ser que influya en la sociedad, solo por ser transmitido por la televisión.

Entrevista a Hugo Di Guglielmo: un importante director de programación tanto para la Radio Mitre, como luego lo fue por casi 12 años, para Canal 13. Actualmente es Consultor Internacional de Medios, brindando asesoría en Programación Televisiva, Co-Producciones, Producciones, Estrategia, Promociones y Contenidos en General. Autor del libro "La programación televisiva en guerra", entre otros.

La entrevista fue realizada el día 5/11/15. El reality terminó el 30/9/15.

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Foto junto a Hugo, en el Café del Lector (lugar de la entrevista).

– ¿Qué significó para usted trabajar como gerente de programación de un canal como Canal 13?

– Fue una experiencia extraordinaria. Yo venía de la radio, había sido director de programación de radio Mitre y FM 100, y el mundo de la televisión era prácticamente ajeno. Si bien trabajar con público puede tener alguna referencia en la radio, en la televisión es completamente distinto, es mucho más complejo, involucra mucha más gente porque involucra productores independientes de afuera, los de adentro del canal堅s un doble trabajo que se basa, primero elegir qué es lo que se va a programar, y después cómo lo vas a programar, cuándo, con qué promociones, etcétera. Es un trabajo riquísimo. En los noventa, fueron momentos muy buenos para la televisión argentina porque se salía de la privatización, había un dólar uno a uno, lo cual permitió renovar totalmente el equipamiento, la técnica, todo. A partir de eso fue cambiando el cómo programar. Si bien yo no tenía mucha experiencia cuando llegué, tampoco me hubiera servido de mucho porque en esa época cambió todo en la televisión. Fue realmente una experiencia muy rica y muy valiosa.

– Teniendo en cuenta el papel que jugó el rating en su carrera, ¿que reflexión u opinión tiene acerca de él actualmente?

– El rating es un arma muy, muy importante para un director de programación y para cualquiera que produzca televisión, porque en definitiva es la opinión del público: si aprueba, no aprueba, si le gusta, no le gusta, si lo sigue o no lo sigue. Es un chequeo permanente con el gusto del público, o sea que es fundamental.

Es fundamental también que este rating sea confiable. En la etapa en que yo estuve, en los primeros años de los noventa no fue muy confiable porque había 3 medidoras que discrepaban entre sí, era muy caótico. Cuando apareció la Comisión de Control de Medición de Audiencia se pusieron de acuerdo cada canal, el anunciante, etcétera, etcétera, se aprobó Ibope que está vigente y aprobado por la industria y fue una herramienta muy importante para nosotros y sigue siéndolo. Creo de todos modos, que hay que diferenciar el rating que se consume en los programas de espectáculos, que es una especie de quién gana por un gol, o dos goles, o un punto de diferencia, lo cual estadísticamente es irrelevante porque está dentro del margen de error. Cuando uno lo ve con calma y estudia las planillas, sobre todo su desarrollo y sus tendencias en el tiempo (no el minuto a minuto) si es un programa que está todo el tiempo subiendo y bajando, subiendo y bajando, en qué momento se hace, contra qué competencia, te das cuenta que es una herramienta fundamental para manejarse. Además, es necesario porque los anunciantes van detrás de él.

– ¿Qué opina sobre los realities shows en la televisión argentina? ¿Son exitosos?

– Han tenido épocas. El reality clásico, Gran Hermano, Survival, o Expedición Robinson, son del tipo de reality de encierro o convivencia. El cual tiene una tipología, que en Argentina fue decayendo. De hecho Gran Hermano tuvo algunas muy buenas primeras ediciones, después fue bajando, y terminó ahora en América, que es un canal que tal vez le sea más propio en este momento, porque no hace un rating tan grande como tenía, pero tiene más que ver con el perfil de ese canal. El cual, es más de intriga, suspicacia, quién se pelea con quién, el vivo con gente no conocida, el chisme. Yo creo que encontró un lugar ahí. El resto de lo que se llama reality, que no siempre son realities, por ejemplo Showmatch, o Elegidos, no son tan reality, son un concurso de talentos.

Lo que se llamó reality de entrada, es con gente desconocida. En realidad, después del primer Gran Hermano, después del primer Expedición Robinson, el "público virgen" (el que lo podemos llamar gente común) de alguna manera fue desapareciendo porque después de que vieron uno o dos realities dijeron "ah, tenemos que hacer esto" o "aliarnos con tal". De todos modos, son gente que no era famosa. Pero los otros, los realities de talento, los cuales en esta etapa me parecen más positivos, aunque a veces no es que den a luz grandes figuras, por lo menos se basan en el desarrollo de una habilidad, de una capacidad, de un talento. Creo que esa es la corriente que hoy está más vigente en la Argentina. Lo otro tiene su lugarcito, nunca se sabe en la televisión si en algún momento se reflota, pero en general el mundo está tendiendo más al reality de talentos, a concursos con participación del público, esa es la línea hoy.

– A pesar de que nunca tuvo relación directa, en su carrera, con el reality Gran Hermano, ¿qué piensa sobre este programa?

– Te voy a hacer una confesión, a mí el formato de Gran Hermano nunca me gustó mucho. No por su efectividad o no, porque de hecho fue súper efectivo en muchos lados. No me gustaba la idea de encerrar gente y someterla a experiencias tipo conejillos de indias con diversas tareas o incentivar sus conflictos, sus relaciones, etcétera. No es una cosa que me parecía buena para la pantalla. No me parece sano, básicamente. Después es siempre como lo tratás al tema. El reality como formato es una herramienta y después vos decidís con qué lo cargás o cómo lo hacés. Cuando hicimos Expedición Robinson, sí tenía mucho de competencia, no de talentos, pero sí de habilidades porque tenían que sobrevivir en una isla, estaban sometidos a una esfuerzo físico fuera de lo común, a un habitat fuera de lo común. Había algo más profundo, más rico. Incluso hubo otros realities, por ejemplo en uno en Chile que se llamó La Granja, que tenía el tema de convivencia, pero la variante era que era justamente una granja. Los participantes tenían que ordeñar la vaca, plantar el tomate; había un montón de cosas que tenían que aprender que para la gente tal vez era más interesante. Ese perfil me gusta un poco más.

Como efectivo sí, obviamente es una programación efectiva, a la gente le gusta "chusmear" en la vida de los otros, es así. Y también tiene un poco el destape de algo, que ahora es más común, sobretodo a través de las redes sociales, que es que al público le gusta participar de algún modo de lo que está en la pantalla. Eso es lo que está floreciendo hoy. En Elegidos, por ejemplo, la gente que vota y sale su foto en la pantalla. Es pequeñísima, lo más probable es que no la vea nadie pero la gente siente que está y que participa y genera todo un movimiento que es una realidad del presente de la gente más involucrada en la pantalla.

– ¿Es correcto afirmar que el contenido de un reality show como Gran Hermano corresponde a la "telebasura"?

– Bueno te contesto un poco con algo que dije antes: depende de cómo se lo trate. Vos lo podés transformar en telebasura si buscas lo más bajo de esas relaciones humanas, o generás que haya ese tipo de conflictos. Lo que sí es cierto y no se puede negar es que un formato especialmente como "Gran Hermano" favorece eso. Vive de eso: de quién se pelea con quién, quién se enamora de quién, si tal se baña desnudo en la ducha y si lo toma la cámara o no lo toma, si tal fue subiendo de color y de audacia porque se le van poniendo cosas nuevas, el tema de si tienen relaciones sexuales o no; o sea ya entran a revolver en una cosa que tendría que ver más, para mí, con la intimidad y no me parece tan bueno pero no puedo negar que funciona. Funciona el programa de chismes y los programas en general "basura". En realidad Gran Hermano tiende más a eso, favorece más a eso y no tanto otros realities. Los de talentos menos, a veces recurren al golpe bajo, la emoción, etcétera; pero me parece más espontáneo porque de última, ese personaje que está cantando, y su familia que se emociona porque está cantando y si gana o no, me parece más noble y además es más comprensible, es lógico que ocurra.

– ¿En qué considera usted que se basa la audiencia a la hora de elegir ver Gran Hermano? ¿Hay una posible identificación entre el público y los integrantes de la casa?

– Se basa un poco en esto de mirar por detrás del ojo de la cerradura. Básicamente eso está claro y funciona, y cuando se expresan en las redes sociales eso está súper claro. En cuanto a la identificación yo creo que una parte del público sí lo sigue por eso, porque dice "bueno si éste está yo podría estar", "si aquel consiguió fama por estar en el reality en realidad a mi a lo mejor me vendría bien" o "soy modelo" o "quiero actuar y es un camino rápido como para llegar a ese lugar". En general la realidad te dice que acá o en cualquier lugar del mundo, la gente que se hizo famosa por Gran Hermano cuando terminó el ciclo desapareció del mapa. A algunos de ellos los jorobó psicológicamente eso, porque luego de una gran exposición, a partir de la cual te saludan en la calle, o le comentan a tu familia que te vieron, y que todo eso de golpe desaparezca para una persona que no está acostumbrada, es fuerte. Es fuerte para el que está acostumbrado, así que para el que no, es peor. O sea, que yo creo que eso está, y también esta la gente que "no me animo pero me gustaría imaginarme a ver ese rol" o "con quien me identifico de estos" o "señalo a aquel como malo porque está intrigando a un tercero que a lo mejor yo no me animaría, pero mirá que bien que lo hace", es decir, hay ese chip de chusma de barrio que funciona en gran escala en un medio masivo.

– En su libro "La Programación televisiva en guerra" se destaca un apartado en el que se pregunta si los medios forman o deforman, ¿cree que Gran Hermano ayudó a la sociedad argentina a sentirse más segura de mostrar ciertas actitudes o formas de pensar? ¿Puede que el reality genere un efecto "contagio" o "espejo" en la sociedad?

– Quizá los hizo más desenfadados, lo cual no quiere decir que eso sea positivo. Depende qué mostrás. Si me decís que a una persona con grandes valores artísticos o científicos, lo ayudó a mostrarse frente a otros y eso le sirvió a los otros, te diría que sí, pero no es el caso. En general, posiblemente los hizo más desenfadados pero no creo que haya sido específicamente para bien.

Si nos referimos a la homosexualidad, o transexualidad, creo que sí ayudó. Pero vuelvo a repetir, es depende de cómo se lo trate adentro de ese contexto. Tomemos como ejemplo el tema de la homosexualidad, que antes no se trataba en la ficción, y ahora sí se trata. Si lo tratás dentro de un marco de cuidado y razonabilidad, está perfecto. En Farsantes, ocurrió por el devenir de las cosas (porque no lo tenían planeado), que la gente tomó como pareja protagónica central a la pareja de dos hombres, que era la de Benjamín Vicuña y Julio Chavez. No alertó a nadie, no lo puso mal a nadie, no provocó nada malo, y es una forma un poco más lógica de mostrar "mirá, esto puede ser así también" y no es ni malo ni bueno, es parte de lo natural y de lo que puede ser. Si lo tratás desde el punto de vista de la espectacularidad o de explotar algo del morbo, ahí ya no. Porque esto es como cualquier tema, nos referimos a la homosexualidad porque es un tema que va entrando con más libertad hoy en la charla de cualquiera, pero si lo tratás bien, no hay problema. Y sí, en ese aspecto puede abrir más puertas a gente que se sienta más cómoda, o más preparada para mostrar una característica de su personalidad. Ese aspecto yo creo que sí es bueno. Por eso te digo, siempre caemos en el mismo punto, la televisión, los formatos, son buenos o malos depende quien los use. Son herramientas, el asunto es como las usás. Lo que pasa es que son herramientas muy poderosas, hoy, cada vez más, son más poderosas.

Por darte un ejemplo con Internet: en Internet, vos ves muchas veces notas periodísticas y después vienen los comentarios, que en general, son de una bajeza, unos insultos, que encima son desde el anonimato (lo cual es más cobarde todavía), sin ningún sustento de razonamiento, o algo muy escaso. Entonces te preguntas "¿qué es esto que surge acá?", porque eso sí que no te influye en nada, no te ayuda en nada, descarga una bronca cobarde. Realmente en ese aspecto hay que ser muy cuidadosos. Pero yo creo que la misma persona que lo lee y después, lee el comentario puede sacar la conclusión, siempre y cuando esté formado.

Con respecto al efecto "contagio" o "espejo" coincido. En el libro yo digo una cosa que la he pensado mucho tiempo y sigo pensando que es así: no es tanto si forma o deforma porque ese es un ida y vuelta difícil de discernir; lo que sí hace la televisión al mostrar algo es que la gente lo vea y diga "ah, eso se podía hacer", "ah, alguien lo hizo", "y ¿qué consecuencias tuvo?" y "¿qué pasó? La televisión lo que hace es confirmar una realidad que me rodea y que a lo mejor no conozco del todo. Entonces ahí volvemos a la pregunta: ¿forma o deforma? Mirá, me lo muestra, y en el momento en que me lo mostró la gente puede actuar en consecuencia. Esto es como la moda: hasta que no sale la primera minifalda, la mayoría no se anima a ponerse minifalda. Cuando salió una o dos veces dice "ay, mira que descocada, mirá como se animó" y después se animan dos, tres, hay un desfile de moda en donde aparece, la vecina lo usa, chau, listo. Quedó confirmado, es posible. Tiene mucho que ver con el tema de la moda. Y esto es un ida y vuelta en el que de repente alguien descubre que la sociedad está como para un paso más hacia algún lado, no digo ni bueno ni malo eh, si no hacia algún lado, y de repente lo hace. Pero esto te pasa con cosas de la moda, que de última no serían tan graves, pero te pasa también, por ejemplo, con una tendencia que puede ser peligrosa (y depende de cómo se lo trate puede que lo sea) en la que todos los informativos tienen un especialista en policiales, por el tema de la inseguridad. Los especialistas en policiales, que antes a lo mejor te daban los datos básicos de lo que había ocurrido en el crimen, ahora lo transforman en una novela y ahí ya se empieza a tornar un poco más peligroso. Yo creo que un programa que fue, para mí, muy malo en ese aspecto, en el aspecto de lo que mostraba, fue Policías en Acción. Te mostraba situaciones muy desagradables, de violencia, de delito, sobre todo en niveles bajos, porque en los niveles altos no accedían, y te lo mostraban casi como un comic. De hecho a veces tenía una estética de comic, con personajes muy bizarros. Y yo creo que no todo el mundo está preparado para decodificar lo bueno, lo malo, se debe, no se debe, ¿cómo lo debo juzgar?

Una de las cosas que están como conclusión en mi libro es, que hace unos 15, 20 años, uno tenía como problema el ¿cómo accedo a la información?, ¿cómo me entero de las cosas?; hoy la información te lleva por delante, te llega por millones de lugares, por el teléfono, por la televisión, por Internet, en cantidades monumentales y uno tiene que tener la cabeza muy formada o muy educada para saber si esto me sirve o esto no me sirve, y eso es peligroso. Yo creo, en ese aspecto, que en los medios hay gente que tiene más ética que otros, o más cuidado que otra, pero es difícil controlar todo eso. Creo que cada vez es más importante el tema de la educación formal primaria, secundaria, universitaria, la educación dentro del seno de la familia, los ejemplos que para los chicos o los jóvenes que van creciendo, aprendan a discernir entre el cúmulo de información que se los lleva por delante sin mucho filtro, porque no hay mucho filtro. Vos metés en Google, cualquier palabra y te aparecen millones de cosas, inclusive en Wikipedia porque tiene cosas maravillosas que te enterás fácil, pero hay otras que las subió alguien sin mucho control y a lo mejor te está vendiendo algo que no es, muchas veces algo erróneo. Entonces, el tema que hacen los periodistas de chequear por dos fuentes, de escuchar o consultar con gente que les merezca confianza que otra, tiene que ver mucho con el tema de la formación y cómo te servís de los medios pero también te defendés de ellos. Yo creo que éste es uno de los grandes interrogantes del desarrollo, en la sociedad de hoy.

– Según su mirada, ¿vivimos en una sociedad narcisista que se desvive por ser el centro de las miradas? ¿Formar parte de la televisión pasó a ser el objetivo de muchos?

Partes: 1, 2, 3
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