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El gran Mao Tse-Tung (página 18)



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    * Parte de las conclusiones presentadas por d camarada Mao Tse-tung en la VI Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido Comunista de China. En sus obras "Problemas estratégicos de la guerra de guerrillas contra el Japón" y "Sobre la guerra prolongada", el camarada Mao Tse-tung ya había solucionado el problema de la línea del Partido para dirigir la Guerra de Resistencia contra el Japón. Los camaradas que incurrieron en errores oportunistas de derecha negaban que el Partido debiera mantener el principio de independencia y autodecisión dentro del frente único y, por ello, ponían en duda e impugnaban la línea del Partido en los problemas de la guerra y de la estrategia. A fin de superar [cont. en p. 226. — DJR] ese oportunismo de derecha en el Partido, hacer comprender con mayor claridad a todos los militantes la importancia primordial de los problemas de la guerra y de la estrategia en la revolución china y movilizar a todo el Partido para que trabajase a conciencia en este sentido, el camarada Mao Tse-tung volvió a subrayar esta cuestión en dicha Sesión, enfocándola desde el ángulo de la historia de las luchas políticas de China y, al mismo tiempo, analizó el proceso del desarrollo de nuestro trabajo militar y de los cambios concretos en nuestra línea estratégica. Gracias a ello se alcanzó la unanimidad de todo el Partido en cuanto a la orientación directriz y al trabajo práctico.

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tribuna, recurrir a las huelgas económicas y políticas, organizar sindicatos y educar a los obreros. Allí las formas de organización son legales, y las formas de lucha, incruentas (no de guerra). En lo que se refiere a la cuestión de la guerra, los Partidos Comunistas de los países capitalistas se oponen a las guerras imperialistas de sus propios países; si se producen tales guerras, su política se orienta a la derrota de los gobiernos reaccionarios de sus propios países. La guerra que quieren emprender dichos Partidos no es otra que la guerra civil para la cual se están preparando[1]. Pero mientras la burguesía no esté realmente reducida a la impotencia, mientras la mayoría del proletariado no esté decidida a emprender el levantamiento armado y la guerra civil, y mientras las masas campesinas no estén dispuestas a ayudar voluntariamente al proletariado, este levantamiento y esta guerra no deben realizarse. Además, llegado el momento de iniciar tales acciones, el primer paso será ocupar las ciudades y después avanzar sobre el campo, y no al revés. Todo esto es la manera como han actuado los Partidos Comunistas de los países capitalistas, y la Revolución de Octubre en Rusia ha confirmado su justeza.

    El caso de China es diferente. La particularidad de China es que no es un país independiente y democrático, sino semicolonial y semifeudal, donde no hay democracia, sino opresión feudal, y que en sus relaciones exteriores no goza de independencia nacional, sino que sufre la opresión imperialista. Por lo tanto, no tenemos parlamento que utilizar, ni derecho legal de organizar a los obreros para realizar huelgas. Aquí la tarea fundamental del Partido Comunista no consiste en pasar por un largo período de lucha legal antes de emprender el levantamiento y la guerra, ni en apoderarse primero de las ciudades y luego ocupar el campo, sino en todo lo contrario.

    Cuando los imperialistas no realizan ataques armados contra nuestro país, el Partido Comunista de China, o bien sostiene junto con la burguesía una guerra civil contra los caudillos militares (lacayos

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del imperialismo), como las guerras en Kuangtung[2] y la Expedición al Norte ocurridas entre 1924 y 1927, o bien se une con los campesinos y la pequeña burguesía urbana para sostener una guerra civil contra la clase terrateniente y la burguesía compradora (también lacayos del imperialismo) como la Guerra Revolucionaria Agraria de 1927-1936. Pero cuando los imperialistas lanzan ataques armados contra China, el Partido se une entonces con todas las clases y capas sociales del país que se oponen a los agresores extranjeros, para emprender una guerra nacional contra el enemigo exterior, como la actual Guerra de Resistencia contra el Japón.

    Todo esto muestra la diferencia entre China y los países capitalistas. En China, la forma principal de lucha es la guerra, y la forma principal de organización, el ejército. Todas las demás formas, como las organizaciones y luchas de las masas populares, son también muy importantes y absolutamente indispensables, y de ningún modo deben ser dejadas de lado, pero el objetivo de todas ellas es servir a la guerra. Antes del estallido de una guerra, todas las organizaciones y luchas tienen por finalidad prepararla, como en el período que va del Movimiento del 4 de Mayo (1919) al Movimiento del 30 de Mayo (1925). Después del estallido de una guerra, todas las organizaciones y luchas se coordinan de modo directo o indirecto con la guerra. Por ejemplo, en el período de la Expedición al Norte, todas las organizaciones y luchas en la retaguardia del ejército revolucionario se coordinan en forma directa con la guerra, en tanto que aquéllas en las regiones dominadas por los caudillos militares del Norte se coordinaron con ella en forma indirecta. Asimismo, en el período de la Guerra Revolucionaria Agraria, todas las organizaciones y luchas dentro de las zonas rojas estuvieron coordinadas en forma directa con la guerra, mientras que las de otras zonas lo estuvieron de manera indirecta. Y finalmente, en la actual Guerra de Resistencia contra el Japón, todas las organizaciones y luchas en la retaguardia de las fuerzas armadas antijaponesas y en las zonas ocupadas por el enemigo también están coordinadas de manera directa o indirecta con la guerra.

    "En China, la revolución armada combate a la contrarrevolución armada. Tal es una de las peculiaridades y una de las ventajas de la revolución china."[3] Esta tesis del camarada Stalin es enteramente correcta y válida por igual para la Expedición al Norte, para la Guerra Revolucionaria Agraria y para la actual Guerra de Resistencia contra el Japón: Todas éstas son guerras revolucionarias, dirigidas a

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combatir a la contrarrevolución, y en ellas participa principalmente el pueblo revolucionario. Las únicas diferencias entre ellas son las mismas que existen entre una guerra civil y una guerra nacional, entre una guerra sostenida por el Partido Comunista solo y una guerra realizada conjuntamente por el Kuomintang y el Partido Comunista. Está claro que estas diferencias son importantes, pues indican la amplitud de la fuerza principal de la guerra (si es una alianza de los obreros y los campesinos o una afianza de los obreros, los campesinos y la burguesía) y el blanco al que está dirigida la guerra (si contra un enemigo interno o un enemigo exterior, y en el primer caso, si contra los caudillos militares del Norte o contra el Kuomintang); también indican que la guerra revolucionaria de China presenta un contenido diferente en las distintas etapas de su desarrollo histórico. Pero todas estas guerras representan la lucha de la revolución armada frente a la contrarrevolución armada, todas son guerras revolucionarias, y todas muestran las peculiaridades y ventajas de la revolución china. La tesis de que la guerra revolucionaria "es una de las peculiaridades y una de las ventajas de la revolución china" concuerda perfectamente con las condiciones de China. La tarea principal del partido del proletariado chino. tarea que tiene ante sí casi desde el comienzo mismo de su existencia, es la de unirse con el mayor número posible de aliados y organizar la lucha armada para combatir, de acuerdo con las circunstancias, a la contrarrevolución armada interna o externa, y para lograr la liberación nacional y social. En China, sin lucha armada no habría lugar para el proletariado y el Partido Comunista, ni podrían éstos realizar ninguna tarea revolucionaria.

    Nuestro Partido no comprendió plenamente esta verdad en los cinco o seis años transcurridos desde su fundación en 1921 hasta su participación en la Expedición al Norte en 1926. En esa época no entendió la extrema importancia de la lucha armada en China, ni se ocupó con seriedad de la preparación para la guerra ni de la organización de un ejército, ni confirió la debida importancia al estudio de la estrategia y la táctica militares. En el curso de la Expedición al Norte, no se esforzó por ganarse a las fuerzas armadas y concentró unilateralmente su atención en el movimiento de masas;; como resultado de ello, todo este movimiento se derrumbó en cuanto el Kuomintang se volvió reaccionario. Aun después de 1927 y durante largo tiempo, muchos camaradas continuaron tomando como tarea central del Partido la preparación para el levantamiento en las ciudades y el trabajo en las zonas blancas. Sólo después de nuestra victoria sobre

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la tercera campaña enemiga de "cerco y aniquilamiento" en 1931, algunos camaradas cambiaron radicalmente su actitud al respecto. El cambio, sin embargo, no se produjo en todo el Partido y todavía quedaban camaradas que seguían pensando en forma diferente a lo que más arriba queda expuesto.

    La experiencia nos enseña que los problemas de China no pueden solucionarse sin la lucha armada. Comprender esta verdad nos ayudará a sostener con éxito, de ahora en adelante, la Guerra de Resistencia contra el Japón. El hecho concreto de que en esta Guerra todo el pueblo se esté levantando para hacer la resistencia armada, enseñará a todo el Partido a comprender aún mejor la importancia del problema. Cada uno de sus militantes debe estar dispuesto a tomar las armas y a marchar al frente en cualquier momento. Además, la presente Sesión ha decidido que las principales esferas de trabajo del Partido estén en las zonas de guerra y en la retaguardia enemiga, dando así una orientación más precisa a este respecto. Esto será un excelente antídoto contra la tendencia de algunos militantes que están dispuestos sólo a hacer trabajo de organización del Partido o a trabajar en el movimiento de masas, pero no quieren estudiar la guerra ni participar en ella así como contra la actitud de algunos centros docentes que no estimulan a los estudiantes a ir al frente, y otros fenómenos parecidos. En la mayor parte del territorio chino, el trabajo de organización del Partido y el trabajo en el movimiento de masas están directamente vinculados con la lucha armada; no hay ni puede haber labor del Partido ni movimiento de masas independientes o aislados. Incluso en algunas regiones de la retaguardia relativamente alejadas de las zonas de guerra (como Yunnán, Kuichou y Sechuán) y en lugares dominados por el enemigo (como Peiping, Tientsín, Nankín y Shanghai), el trabajo de organización del Partido y el movimiento de masas también están coordinados con la guerra, y sólo pueden y deben someterse a las exigencias del frente. En una palabra, el Partido entero debe prestar seria atención a la guerra, estudiar los asuntos militares y prepararse para combatir.

II. LA HISTORIA MILITAR DEL KUOMINTANG

    Es útil que echemos una ojeada a la historia del Kuomintang para ver qué atención ha prestado a la guerra.

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    Desde el momento en que organizó un pequeño grupo revolucionario, Sun Yat-sen realizó varias insurrecciones armadas contra la dinastía Ching[4]. El período de la Tungmengjui (Liga Revolucionaria) fue aún más rico en insurrecciones armadas[5], que se sucedieron sin cesar hasta que la dinastía Ching fue derrocada por la fuerza de las armas en la Revolución de 1911. Durante el período del Chungjua Kemingtang (Partido Revolucionario Chino), se efectuó una campaña militar contra Yuan Shi-kai[6]. Los acontecimientos posteriores tales como el traslado de la flota al Sur[7], la marcha al Norte desde Kuilin[8] y la fundación de la Academia Militar de Juangpu[9] fueron también actividades militares de Sun Yat-sen.

    A Sun Yat-sen sucedió Chiang Kai-shek, quien llevó el poderío militar del Kuomintang a su apogeo. Para Chiang Kai-shek, el ejército es su vida. Ha vivido con él la Expedición al Norte, la Guerra Civil, y continúa con él en la Guerra de Resistencia. En los últimos diez años, Chiang Kai-shek no ha dejado de combatir a la revolución. Para combatirla, ha creado un gigantesco "Ejército Central". Quien tiene ejército tiene poder, y la guerra lo decide todo; a este punto vital él se ha atenido firmemente. En este aspecto debemos aprender de él. Tanto Sun Yat-sen como Chiang Kai-shek son en eso nuestros maestros.

    Después de la Revolución de 1911, todos los caudillos militares se han aferrado a sus tropas como a su propia vida, y han dado siempre gran importancia a este principio: "Quien tiene ejército tiene poder "

    Tan Yen-kai[10] fue un burócrata inteligente. Ocupó en varias ocasiones el cargo de gobernador de la provincia de Junán; nunca quiso ser pura y simplemente gobernador civil, e insistió siempre en ser gobernador militar y civil a la vez. Incluso cuando más tarde llegó a ser Presidente del Gobierno Nacional, primero en Cantón y luego en Wuján, fue al mismo tiempo jefe del 2.ƒ Cuerpo de Ejército. En China hay muchos caudillos militares así, que entienden esta característica de nuestro país.

    En China ha habido también algunos partidos que no han intentado tener un ejército; entre ellos el principal es el Partido Progresista[11]. Pero aun éste comprendió que no podía conseguir posiciones en el gobierno sin el respaldo de algún caudillo militar. Y así buscó sucesivamente la protección de Yuan Shi-kai, Tuan Chi-yui[12] y Chiang Kai-shek (a quien se ha adherido el Grupo de Ciencias Políticas[13], formado por una fracción del Partido Progresista).

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    Algunos partidos pequeños creados no hace mucho, como el Partido de la Juventud[14], no tienen ejército y, por consiguiente, no han podido llegar a ninguna parte.

    En otros países, los partidos burgueses no necesitan disponer cada cual de fuerzas armadas bajo su mando directo. Pero el caso de China es distinto. Debido a la división feudal del país, cualquier bloque o partido de terratenientes o burgueses que posea fusiles posee también poder, y el que tenga más fusiles tiene mayor poder. Hallándose en estas condiciones, el partido del proletariado debe ver con claridad el fondo de la cuestión.

    Los comunistas no luchan por un poder militar personal (jamás deben hacerlo y que nadie siga el ejemplo de Chang Kuo-tao), sino que deben luchar por el poder militar para el Partido, por el poder militar para el pueblo. Como ahora se desarrolla una guerra nacional de resistencia, también deben luchar por el poder militar para la nación. Sin lugar a duda, la ingenuidad respeto al poder militar no puede conducir a ningún resultado. Como el pueblo trabajador ha sido, durante miles de años, víctima del engaño y la intimidación por parte de las clases gobernantes reaccionarias, muy difícilmente puede darse cuenta de la importancia de tener fusiles en sus propias manos. Ahora que la opresión del imperialismo japonés y la resistencia armada a escala nacional han empujado al pueblo trabajador a la arena de la guerra, los comunistas deben convertirse en los dirigentes políticamente más conscientes de esta guerra. Todos los comunistas tienen que comprender esta verdad "El Poder nace del fusil." Nuestro principio es: el Partido manda al fusil, y jamás permitiremos que el fusil mande al Partido Pero también es cierto que, teniendo fusiles, podemos crear organizaciones del Partido tal como el VIII Ejército ha creado una poderosa organización del Partido en el Norte de China. De la misma manera, podemos formar cuadros, crear escuelas, desarrollar la cultura y organizar movimientos de masas. En Yenán los fusiles lo han creado todo. Todo nace del fusil. según la teoría marxista del Estado, el ejército es el principal componente del Poder estatal. Quienquiera que desee tomar el Poder estatal y retenerlo, tiene que contar con un poderoso ejército. Hay quienes se ríen de nosotros como partidarios de la "teoría de la omnipotencia de la guerra Sí somos partidarios de la teoría de la omnipotencia de la guerra revolucionaria; eso no es malo; es bueno, es marxista Los fusiles de los comunistas rusos crearon el socialismo. Nosotros creare-

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mos una república democrática La experiencia de la lucha de clases en la época del imperialismo nos enseña que sólo mediante la fuerza del fusil, la clase obrera y las demás masas trabajadoras pueden derrotar a la burguesía y la clase terrateniente armadas; en este sentido cabe afirmar que sólo con el fusil se puede transformar el mundo entero. Somos partidarios de la eliminación de la guerra; no deseamos la. guerra. Pero sólo mediante la guerra se puede eliminar la guerra. Para acabar con los fusiles, hay que empuñar el fusil.

III. LA HISTORIA MILITAR DEL PARTIDO

COMUNISTA DE CHINA

    Durante un período de tres o cuatro años, desde 1921 (en que fue fundado el Partido Comunista de China) hasta 1924 (en que se celebró el I Congreso Nacional del Kuomintang), nuestro Partido no comprendió la importancia de ocuparse directamente de los preparativos para la guerra y de la organización de un ejército, y en el período de 1924-1927 e incluso durante algún tiempo más, siguió careciendo de una comprensión suficiente al respecto; sin embargo, con su participación en 1924 en la fundación y el trabajo de la Academia Militar de Juangpu, entró en una nueva etapa y comenzó a comprender la importancia de los asuntos militares. Ayudando al Kuomintang en las guerras en Kuangtung y participando en la Expedición al Norte, consiguió controlar una parte del ejército[15]. Habiendo sacado una amarga lección del fracaso de la revolución, organizó el Levantamiento de Nanchang, el Levantamiento de la Cosecha de Otoño y el Levantamiento de Cantón, con lo cual entró en el nuevo período de creación del Ejército Rojo. Ese fue el período crucial en que nuestro Partido llegó a comprender a fondo la importancia del ejército. Si no hubiera existido en aquella época el Ejército Rojo, ni hubiera éste sostenido ninguna guerra, es decir, si el Partido Comunista hubiese adoptado la línea liquidacionista de Chen Tu-siu, serían inconcebibles la actual Guerra de Resistencia contra el Japón y su prosecución durante largo tiempo.

    La reunión de emergencia del Comité Central del Partido celebrada el 7 de agosto de 1927 combatió el oportunismo de derecha en el terreno político, lo cual permitió al Partido dar un gran paso ade-

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lante. En enero de 1931, la IV Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional, si bien nominalmente combatió el oportunismo de "izquierda" en el terreno político, en realidad volvió a incurrir en ese error. Estas dos reuniones fueron diferentes en cuanto a su contenido y su valor histórico, pero ninguna abordó seriamente los problemas de la guerra y de la estrategia. Este hecho mostró que, en aquel entonces; el Partido no había hecho todavía del problema de la guerra el centro de gravedad de su trabajo. Después que la dirección central se trasladó a las zonas rojas en 1933, la situación experimentó un cambio radical, pero en el problema de la guerra (y en los demás problemas de importancia) se volvieron a cometer errores de principio, que ocasionaron graves pérdidas a la guerra revolucionacia[16]. La Reunión de Tsunyi de 1935 combatió principalmente el oportunismo en la conducción de la guerra y colocó el problema de la guerra en el primer plano, lo que fue reflejo de la situación de guerra. Hoy podemos decir con seguridad que, en las luchas de los últimos diecisiete años, el Partido Comunista de China ha forjado no solamente una firme línea política marxista, sino también una firme línea militar marxista. Hemos aprendido a emplear el marxismo para solucionar tanto los problemas políticos como los de la guerra. Hemos preparado, como fuerte columna vertebral, no sólo un gran número de cuadros capaces de dirigir el Partido y el Estado, sino también un gran número de cuadros capaces de dirigir el ejército. Estos logros son la flor de la revolución, regada con la sangre generosa de innumerables mártires, gloria que no sólo pertenece al Partido Comunista de China y al pueblo chino, sino también a los Partidos Comunistas y a los pueblos del mundo entero. Hasta hoy, en el mundo sólo hay tres ejércitos que pertenecen al proletariado y al pueblo trabajador: los dirigidos, respectivamente, por los Partidos Comunistas de la Unión Soviética, China y España; los Partidos Comunistas de los demás países no tienen aún experiencia militar. Por lo tanto, nuestro ejército y nuestra experiencia militar tienen un valor especial.

    A fin de conducir victoriosamente la actual Guerra de Resistencia contra el Japón, es de suma importancia ampliar y consolidar el VIII Ejército, el Nuevo 4.ƒ Cuerpo de Ejército y todas las fuerzas guerrilleras dirigidas por nuestro Partido. Conforme a esto, el Partido debe enviar al frente en número suficiente, a sus mejores militantes y cuadros. Todo debe servir a la victoria en el frente, y la tarea de organización debe estar subordinada a la tarea política.

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IV. LOS CAMBIOS DE ESTRATEGIA MILITAR DEL

PARTIDO DURANTE LA GUERRA CIVIL Y

LA GUERRA NACIONAL

    Vale la pena estudiar los cambios de estrategia militar de nuestro Partido. Vamos a examinarlos separadamente en los dos procesos: la guerra civil y la guerra nacional.

    El curso de la guerra civil puede dividirse, a grandes rasgos, en dos períodos estratégicos. En el primer período, lo principal fue la guerra de guerrillas, y en el segundo, la guerra regular. Pero la guerra regular aquí mencionada era de tipo chino, regular tan sólo por la concentración de las fuerzas para hacer una guerra de movimientos y por cierto grado de centralización y planificación en el mando y en la organización. En los demás aspectos, conservaba aún el carácter guerrillero, constituía un tipo inferior y no podía equipararse con la de los ejércitos extranjeros; también presentaba alguna diferencia con la del ejército del Kuomintang. Así, en cierto sentido, este tipo de guerra regular representaba sólo una guerra de guerrillas elevada a un nivel superior.

    El curso de la Guerra de Resistencia contra el Japón, en lo que concierne a las tareas militares de nuestro Partido, también puede dividirse, a grandes rasgos, en dos períodos estratégicos. En el primer período (que comprende las etapas de defensiva estratégica y de equilibrio estratégico), la guerra de guerrillas ocupa el lugar principal, en tanto que en el segundo (la etapa de contraofensiva estratégica), ese lugar lo ocupará la guerra regular. Pero la guerra de guerrillas del primer período de la Guerra de Resistencia difiere considerablemente, en su contenido, de la del primer período de la guerra civil, porque ahora empleamos al VIII Ejército regular (regular en cierta medida) para realizar en orden disperso las tareas guerrilleras. Igualmente, la guerra regular del segundo período de la Guerra de Resistencia será distinta de la del segundo período de la guerra civil, ya que podemos suponer que, una vez pertrechado de armamento moderno, tanto el ejército como sus operaciones experimentarán un gran cambio. El ejército alcanzará entonces un alto grado de centralización y organización; sus operaciones adquirirán un elevado nivel de regularidad y perderán mucho de su carácter guerrillero; lo inferior se transformará en superior, y la guerra regular de tipo chino pasará a ser de tipo universal. Esta será nuestra tarea en la etapa de contraofensiva estratégica.

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    De esta manera vemos que a lo largo de los cuatro períodos estratégicos de las dos guerras — la guerra civil y la Guerra de Resistencia contra el Japón –, se producen tres cambios de estrategia. El primero fue el paso de la guerra de guerrillas a la guerra regular en la guerra civil. El segundo fue el paso de la guerra regular en la guerra civil a la guerra de guerrillas en la Guerra de Resistencia. Y el tercero será el paso de la guerra de guerrillas a la guerra regular en la Guerra de Resistencia.

    En el primero de los tres cambios tropezamos con grandes dificultades. Nos vimos enfrentados a una doble tarea. Por una parte, tuvimos que combatir la tendencia derechista al localismo y al guerrillerismo que consistía en aferrarse a lo guerrillero y negarse a pasar a la regularidad, tendencia que surgió debido a que algunos cuadros subestimaron los cambios producidos en la situación del enemigo y en nuestras propias tareas. En la Zona Roja Central, por ejemplo, esta tendencia fue corregida gradualmente sólo después de un duro trabajo de educación. Por otra parte, también tuvimos que combatir la tendencia "izquierdista" que acentuaba en demasía la regularización y se manifestaba en la centralización excesiva y el aventurerismo, tendencia nacida a causa de que parte de los cuadros dirigentes sobrestimaron los cambios en la situación del enemigo, se plantearon tareas demasiado amplias y aplicaron mecánicamente las experiencias extranjeras sin tener en cuenta las condiciones reales. Durante tres largos años (hasta la Reunión de Tsunyi), esta tendencia costó enormes sacrificios en la Zona Roja Central, y sólo se corrigió a través de lecciones pagadas con sangre. Su rectificación fue un logro de la Reunión de Tsunyi.

    El segundo cambio se produjo en el otoño de 1937 (después del Incidente de Lukouchiao), en la coyuntura entre dos guerras diferentes. En aquel entonces enfrentábamos a un nuevo enemigo, el imperialismo japonés, y teníamos como aliado a nuestro anterior enemigo, el Kuomintang (que seguía siéndonos hostil), y el campo de batalla era la vasta extensión del Norte de China (que, luego de haber sido temporalmente nuestro frente, se convertiría en retaguardia enemiga para serlo durante largo tiempo . El cambio de nuestra estrategia, efectuado en esas circunstancias especiales, fue sumamente serio. En tales circunstancias especiales, tuvimos que transformar el ejército regular del pasado en ejército guerrillero (en cuanto a su utilización en orden disperso, no a su sentido de organización y disciplina) y transformar la guerra de movimientos del pasado en guerra de guerrillas, ya que

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sólo esto respondía a la situación del enemigo y a nuestras tareas. Pero este cambio, según todas las apariencias, significaba un paso atrás y, por ende, fue necesariamente muy difícil. En ese momento, podían aparecer tendencias como la subestimación del enemigo por una parte, y el temor enfermizo al Japón por la otra; una y otro se produjeron efectivamente en el Kuomintang. Cuando éste pasó del teatro de la guerra civil al de la guerra nacional, sufrió muchas pérdidas innecesarias, debido principalmente a su subestimación del enemigo y, al mismo tiempo, a su temor enfermizo al Japón (por ejemplo, los casos de Jan Fu-ch¸ y Liu Chi[17]). En cuanto a nosotros, hemos efectuado de manera bastante feliz el cambio y, en vez de sufrir pérdidas, hemos alcanzado grandes victorias. Esto se debe a que la gran mayoría de nuestros cuadros aceptaron a tiempo las correctas instrucciones del Comité Central e hicieron una apreciación flexible de la situación, no obstante haber surgido serias controversias entre el Comité Central y una parte de los cuadros dirigentes del ejército. Este cambio tiene gran importancia para el mantenimiento, desarrollo y triunfo de la Guerra de Resistencia en su conjunto, así como para el futuro del Partido Comunista de China; esto se comprende fácilmente si pensamos en la importancia histórica que la guerra de guerrillas antijaponesa tiene para el destino de la lucha por la liberación nacional de China. Por su extraordinaria amplitud y duración, la guerra de guerrillas antijaponesa de China carece de precedentes no sólo en Oriente, sino probablemente en toda la historia de la humanidad.

    En cuanto al tercer cambio, el paso de la guerra de guerrillas a la guerra regular en la Guerra de Resistencia, pertenece al desarrollo futuro de la guerra. Como es de presumir que surgirán entonces nuevas circunstancias y nuevas dificultades, no hablaremos de ello por el momento.

V. EL PAPEL ESTRATEGICO DE LA GUERRA DE

GUERRILLAS ANTIJAPONESA

    En lo que respecta a la Guerra de Resistencia en su conjunto, la guerra regular juega el papel principal, y la guerra de guerrillas, el auxiliar, porque únicamente la guerra regular puede decidir el desenlace de la Guerra de Resistencia. En lo que respecta al país en su conjunto, de las tres etapas estratégicas de todo el proceso de la

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Guerra de Resistencia (la defensiva, el equilibrio y la contraofensiva), la primera y la última son etapas en las que la guerra regular juega el papel principal, y la de guerrillas el auxiliar. En la segunda etapa, como el enemigo tratará de consolidar el territorio que haya ocupado, y nosotros todavía no nos encontraremos en condiciones de lanzar la contraofensiva aunque nos estaremos preparando para ella, la guerra de guerrillas pasará a ser la forma principal, y la guerra regular, la auxiliar. Pero ésta constituirá sólo una de las tres etapas de toda la guerra, aunque puede ser la más prolongada. Por lo tanto, en lo tocante a la guerra en su conjunto, la guerra regular jugará el papel principal, y la guerra de guerrillas, el auxiliar. Si no entendemos esto, si no comprendemos que la guerra regular es la clave para decidir el desenlace de la guerra, y si no prestamos atención a la construcción de un ejército regular ni al estudio y a la dirección de la guerra regular, no podremos derrotar al Japón. Este es un aspecto de la cuestión.

    Sin embargo, la guerra de guerrillas desempeña un importante papel estratégico en toda la guerra. Si no hacemos la guerra de guerrillas, si no nos preocupamos de la organización de unidades y ejércitos guerrilleros, así como del estudio y la dirección de la guerra de guerrillas, tampoco podremos derrotar al Japón. La razón es que, como la mayor parte de China se convertirá en retaguardia del enemigo, si no se desarrolla la más amplia y tenaz guerra de guerrillas y se permite que el enemigo se atrinchere tranquilamente sin temor a un ataque desde su retaguardia, nuestras fuerzas principales que luchan en el frente sufrirán inevitablemente grandes pérdidas y el enemigo lanzará sin duda ofensivas aún más violentas; será entonces difícil lograr un equilibrio, y la continuación de la resistencia armada podrá verse en peligro. Incluso si las cosas no ocurren de este modo, surgirán condiciones desfavorables tales como la insuficiente preparación de fuerzas para nuestra contraofensiva, la ausencia de acciones de apoyo en la retaguardia enemiga cuando lancemos la contraofensiva, y la posibilidad de que el enemigo se recupere de sus pérdidas. Si se presentan tales condiciones y no desarrollamos a tiempo una amplia y tenaz guerra de guerrillas para superarlas, nos será asimismo imposible derrotar al Japón. Por lo tanto, si bien la guerra de guerrillas representa sólo un papel auxiliar en la guerra en su conjunto, tiene de hecho una considerable importancia estratégica. Es sin duda un grave error descuidar la guerra de guerrillas en la Guerra de Resistencia contra el Japón. Este es el otro aspecto de la cuestión.

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    Para que la guerra de guerrillas sea posible, basta una sola condición: un país extenso. De ahí que en los tiempos antiguos también hubiera guerra de guerrillas. Pero ésta no puede llevarse hasta el fin sino bajo la dirección del Partido Comunista. Por eso, las guerras de guerrillas de los tiempos antiguos terminaron generalmente en la derrota. La victoria de la guerra de guerrillas sólo es posible en los grandes países de los tiempos modernos donde existen Partidos Comunistas, como en la Unión Soviética durante la guerra civil y en la China actual. En la Guerra de Resistencia, desde el punto de vista de las condiciones actuales y de las generales, es necesaria y conveniente la división del trabajo entre el Kuomintang y el Partido Comunista en lo que respecta a las operaciones militares: el Kuomintang efectúa frontalmente la guerra regular, y el Partido Comunista, la guerra de guerrillas en la retaguardia enemiga. Es una cuestión de necesidad para ambos, de coordinación y ayuda mutuas.

    De este modo, puede comprenderse cuán importante y necesario era que nuestro Partido cambiara su línea estratégica militar, pasando de la guerra regular del segundo período de la guerra civil a la guerra de guerrillas del primer período de la Guerra de Resistencia contra el Japón. Los efectos favorables de este cambio pueden resumirse en los dieciocho puntos siguientes:

    1) reducción del territorio ocupado por las fuerzas enemigas;

    2) expansión de las bases de apoyo de nuestras fuerzas;

    3) en la etapa de defensiva, distracción de las fuerzas enemigas en coordinación con las operaciones frontales;

    4) en la etapa de equilibrio, firme mantenimiento de las bases de apoyo en la retaguardia del enemigo, a fin de facilitar el adiestramiento y la reorganización de las tropas regulares que operan en el frente;

    5) en la etapa de contraofensiva, coordinación con las operaciones del frente para recuperar el territorio perdido;

    6) engrosamiento de nuestras fuerzas del modo más rápido y eficaz;

    7) desarrollo máximo de las organizaciones del Partido Comunista, de manera que se pueda establecer una célula del Partido en cada aldea;

    8) desarrollo del movimiento de masas en el mayor grado posible, de modo que se pueda organizar a todos los habitantes de

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la retaguardia del enemigo, excepto a aquellos que viven en sus puntos de apoyo;

    9) creación de órganos del Poder democrático antijaponés en la escala más amplia posible;

    10) desarrollo máximo del trabajo cultural y educacional antijaponés;

    11) mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo en la mayor extensión posible;

    12) creación de las condiciones más favorables para desintegrar las tropas enemigas;

    13) impacto sobre los sentimientos de todo el pueblo y estímulo a la moral de todos los ejércitos del país con los efectos más amplios y duraderos;

    14) impulso al progreso de los ejércitos y partidos amigos en la escala más amplia posible;

    15) adaptación a las condiciones en que el enemigo es fuerte y nosotros débiles, a fin de sufrir menos pérdidas y alcanzar más victorias;

    16) adaptación al hecho de que el país enemigo es pequeño y el nuestro, grande, a fin de que el adversario sufra más pérdidas y obtenga menos victorias;

    17) preparación de gran número de cuadros dirigentes de la manera más rápida y eficaz, y

    18) creación de las condiciones más favorables para solucionar el problema del avituallamiento.

    No cabe duda alguna de que, en el largo transcurso de la lucha, las unidades guerrilleras y la guerra de guerrillas no deben estancarse en su estado inicial sino desarrollarse para pasar a una fase superior, convirtiéndose gradualmente en un ejército regular y en una guerra regular. Por medio de la guerra de guerrillas, acumularemos fuerzas nos convertiremos en uno de los factores decisivos para el aplastamiento del imperialismo japonés.

VI. PRESTAR ATENCION AL ESTUDIO DE LOS

PROBLEMAS MILITARES

    La solución de todos los problemas que hacen enfrentarse a dos ejércitos depende de la guerra, y la misma existencia de China, del

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desenlace de la guerra actual. Por lo tanto, nuestro estudio de la teoría militar, de la estrategia y la táctica y del trabajo político en el ejército no admite ninguna demora. Si bien nuestro estudio de la táctica es insuficiente, los camaradas dedicados al trabajo militar han logrado muchos éxitos en los últimos diez años y, sobre la base de las condiciones de China, han aportado muchas cosas nuevas; el defecto reside en que no se ha hecho una síntesis de las experiencias. El estudio de los problemas de la estrategia y la teoría de la guerra ha estado limitado hasta ahora a muy pocas personas. En el estudio del trabajo político, hemos alcanzado éxitos de primer orden y, tanto por la riqueza de experiencias como por la cantidad y calidad de las innovaciones en este dominio, ocupamos en el mundo un lugar sólo inferior al de la Unión Soviética; aquí también nuestro defecto reside en la insuficiencia de sintetización y sistematización. Para satisfacer las necesidades de todo el Partido y el país entero. la popularización de los conocimientos militares es una tarea urgente. De ahora en adelante, debemos prestar atención a todas estas cosas, y la teoría de la guerra y de la estrategia en la base de todo estudio militar. Estimo necesario despertar el interés por el estudio de la teoría militar y llamar a todos los militantes del Partido a prestar atención al estudio de los problemas militares.

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NOTAS

  [1] Véanse V. I. Lenin, "La guerra y la socialdemocracia de Rusia", "la Conferencia de las Secciones del P.O.S.D.R. en el Extranjero", "Sobre la derrota del propio gobierno en la guerra imperialista" y "la derrota de Rusia y la crisis revolucionaria '. Estas obras, escritas durante los años 1914 y 1915, tratan específicamente de la guerra imperialista que se desarrollaba entonces. Véase también Compendio de Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, cap. VI, 3, "Teoría y táctica del Partido bolchevique sobre las cuestiones de la guerra, de la paz y de la revolución".    [pág. 226]

  [2] En 1924, Sun Yat-sen, en alianza con el Partido Comunista y con los obreros y campesinos revolucionarios, derrotó a los "Cuerpos de Comerciantes", una fuerza armada de la burguesía compradora y de los déspotas locales y shenshi malvados que, en confabulación con los imperialistas ingleses, realizaba actividades contrarrevolucionarias en Cantón. A principios de 1925, el ejército revolucionario, formado sobre la base de la cooperación entre el Kuomintang y el Partido Comunista, partió de Cantón en una expedición al Este y, con la ayuda de los campesinos, derrotó a las tropas del caudillo militar Chen Chiung-ming. Regresó luego a Cantón y aniquiló a las fuerzas de los caudillos militares de Yunnán y Kuangsí que se habían atrin-

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cherado allí. En el otoño del mismo año, inició su segunda expedición al Este y aniquiló definitivamente a las fuerzas de Chen Chiung-ming. Estas campañas, en las que lucharon heroicamente en primera línea militantes del Partido Comunista y de la Liga de la Juventud Comunista, permitieron que se hiciera la unificación política de la provincia de Kuangtung y se echaron las bases para la Expedición al Norte.    [pág. 227]

  [3] J. V. Stalin: "Las perspectivas de la revolución en China".    [pág. 227]

  [4] En 1894, Sun Yat-sen formó en Honolulú una pequeña organización revolucionaria llamada Singchungjui (Sociedad para la Regeneración de China). Después de la derrota sufrida en 1895 por el Gobierno de la dinastía Ching en la Guerra Chino-Japonesa, Sun Yat-sen, con el apoyo de las sociedades secretas que existían entre el pueblo. efectuó en la provincia de Kuangtung dos insurrecciones armadas contra dicha dinastía: una en Cantón, en 1895, y la otra en Juichou, en 1900.    [pág. 230]

  [5] En 1905, la Singchungjui (Sociedad para la Regeneración de China) se unió con otras dos organizaciones opuestas a la dinastía Ching: la Juasingjui (Sociedad para el Renacimiento de China) y la Kuangfujui (Sociedad para el Restablecimiento de China),y así se creó la Tungmengjui (liga Revolucionaria), organización de frente unido de la burguesía, la pequeña burguesía y un sector de terratenientes contrarios a la dinastía Ching. Esta organización formuló un programa de revolución burguesa, que abogaba por "la expulsión de los tártaros (los manchúes). la reconstitución de China, el establecimiento de una república y el igualamiento del derecho a la propiedad de la tierra". En el período de la Tungmengjui, Sun Yat-sen en alianza con las sociedades secretas y con una parte del Nuevo Ejército del Gobierno Ching, realizó una serie de insurrecciones armadas contra el régimen Ching. Las más importantes fueron la de Pingsiang (provincia de Chiangsí), Liuyang y Liling (provincia de Junán) en 1906; la de Chaochou y Juangkang, la de Chinchou (provincia de Kuangtung) y la de Cbennankuan (actualmente Youyikuan, provincia de Kuangsí), en 1907; la de Jekou (provincia de Yunnán), en 1908, y la de Cantón y el Levantamiento de Wuchang, en 1911.    [pág. 230]

  [6] En 1912, la Tungmengjui fue reorganizada como Kuomintang y entró en compromiso con el régimen de los caudillos militares del Norte encabezado Por Yuan Shi-kai. En 1913, cuando las tropas de Yuan Shi-kai marchaban hacia el Sur para reprimir a las fuerzas que se habían levantado durante la Revolución de 1911 en lasa provincias de Chiangsí. Anjui y Kuangtung, Sun Yat-sen organizó una resistencia armada, que fracasó poco después. En 1914. comprendiendo que era errónea la política de compromiso del Kuomintang, Sun Yat-sen formó en Tokio d Chungjua Kemingtang (Partido Revolucionario Chino), nombre que adoptó a fin de distinguirlo del Kuomintang de entonces. Este nuevo partido fue en realidad una alianza de los representantes políticos: de un sector de la pequeña burguesía y un sector de la burguesía contra Yuan Shi-kai. Apoyándose en esta alianza, Sun Yat-sen efectuó en 1914 una insurrección de pequeña escala en Shanghai. El año 1915, cuando Yuan Shi-kai se proclamó emperador, Tsai E y otros iniciaron en Yunnán una expedición contra él; en esa lucha armada contra Yuan Shi-kai, Sun Yat-sen fue también un activo agitador y participante.    [pág. 230]

  [7] En 1917, Sun Yat-sen llegó a Cantón desde Shanghai a la cabeza de una fuerza naval bajo su influencia. Con la provincia de Kuangtung como base y aliándose con los caudillos militares del Sudoeste que se oponían a Tuan Chi-yui, caudillo militar del Norte. organizó un gobierno militar contra éste.    [pág. 230]

  [8] En 1921, Sun Yat-sen preparó en la ciudad de Kuilin, provincia de Kuangsí, una marcha hacia el Norte. Pero sus esfuerzos se vieron frustrados por la traición

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de su subordinado Chen Chiung-ming. quien estaba confabulado con los caudillos militares del Norte.    [pág. 230]

  [9] En 1924, después de la reorganización del Kuomintang, Sun Yat-sen, con la ayuda del Partido Comunista de China y de la Unión Soviética, estableció en Juangpu. cerca de Cantón, una escuela militar conocida con el nombre de Academia Militar de Juangpu. Antes de que Chiang Kai-shek traicionara a la revolución en 1927, la Academia fue dirigida conjuntamente por el Kuomintang y el Partido Comunista. Los comunistas Chou En-lai, Ye Chien-ying, Yun Tai-ying, Siao Chu-n¸ y muchos otros camaradas ocuparon en distintas ocasiones puestos de responsabilidad en dicha Academia. Entre los cadetes había también muchos miembros del Partido Comunista y de la Liga de la Juventud Comunista. Estos y aquellos constituían el núcleo revolucionario de la Academia.    [pág. 230]

  [10] Nativo de Junán; había sido un janlin (miembro de la Academia Imperial) de la dinastía Ching. Preconizó primero la monarquía constitucional y luego especuló con la Revolución de 1911. Su posterior alineamiento en el campo del Kuomintang fue un reflejo de la contradicción entre los terratenientes de Junán y los caudillos militares del Norte.    [pág. 230]

  [11] Partido político que Liang Chi-chao y otros organizaron bajo la protección de Yuan Shi-kai en los primeros años de la República de China.    [pág. 230]

  [12] Antiguo subordinado de Yuan Shi-kai y cabecilla de la camarilla de Anjui de los caudillos militares del Norte. Después de la muerte de Yuan Shi-kai, detentó en varias ocasiones el Poder del gobierno de Pekín.    [pág. 230]

  [13] Grupo político de extrema derecha formado en 1916 por un sector del Partido Progresista y otro del Kuomintang. A la caza de puestos gubernamentales, este grupo maniobraba entre los caudillos militares del Sur y los del Norte. En el período de la Expedición al Norte, de 1926 a 1927, una parte del Grupo de Ciencias Políticas, entre ellos los elementos projaponeses Juang Fu, Chang Ch¸n y Yang Yung-tai, comenzaron a colaborar con Chiang Kai-shek y, valiéndose de su experiencia política reaccionaria, le ayudaron a establecer el régimen contrarrevolucionario.    [pág. 230]

  [14] Nombre abreviado del Partido de la Juventud de China, llamado también Partido Estatista. Véase "Análisis de las clases de la sociedad china", nota 2, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I.    [pág. 231]

  [15] Se refiere aquí principalmente al regimiento independiente al mando de Ye Ting, miembro del Partido Comunista, durante el período de la Expedición al Norte. Véase "La lucha en las montañas Chingkang", nota 15, Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I.    [pág. 232]

  [16] Véase "Problemas estratégicos de la guerra revolucionaria de China", Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. I.    [pág. 233]

  [17] Jan Fu-ch¸ fue caudillo militar del Kuomintang en Shantung. Liu Chi. también caudillo militar, dirigía las tropas propias de Chiang Kai-shek en la provincia de Jonán. y después del estallido de la Guerra de Resistencia contra el Japón, tuvo bajo su responsabilidad la defensa de la zona de Paoting, provincia de Jopei. Uno y otro huyeron ante el ataque de los invasores japoneses sin disparar un solo tiro.    [pág. 236]

 

  El Movimiento del 4 de mayo

[*]

Mayo de 1939

    Hace veinte años, el Movimiento del 4 de Mayo señaló una nueva etapa de desarrollo en la revolución democrático-burguesa antiimperialista y antifeudal de China. Como movimiento de renovación cultural, el Movimiento del 4 de Mayo fue sólo una de las manifestaciones de esta revolución. Con el crecimiento y desarrollo de las nuevas fuerzas sociales en ese tiempo,. surgió en la revolución democrático-burguesa antiimperialista y antifeudal de China un poderoso campo formado por la clase obrera, las masas estudiantiles y la recién nacida burguesía nacional. A la cabeza del Movimiento del 4 de Mayo marcharon heroicamente centenares de miles de estudiantes. En este sentido, el Movimiento constituyó un paso adelante respecto a la Revolución de 1911.

    A contar desde su período preparatorio, la revolución democrático-burguesa de China ha pasado ya por varias fases en su desarrollo: la Guerra del Opio, la Guerra del Reino Celestial Taiping, la Guerra Chino-japonesa de 1894[1], el Movimiento Reformista de 1898, el Movimiento Yijetuan, la Revolución de 1911, el Movimiento del 4 de Mayo, la Expedición al Norte y la Guerra Revolucionaria Agraria. La actual Guerra de Resistencia contra el Japón es una nueva fase, la más grandiosa, vigorosa y dinámica de todas. No se podrá considerar victoriosa la revolución democrático-burguesa sino cuando hayan sido derrocadas en lo fundamental las fuerzas del imperialismo extranjero y del feudalismo interno y se haya establecido un Estado democrático independiente. A partir de la Guerra del Opio, cada fase del desarrollo de la revolución ha tenido sus propias características. Pero la diferencia más importante entre estas fases consiste en que unas son anteriores y otras posteriores al surgimiento del Partido Comunista.

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    * Artículo escrito por el camarada Mao Tse-tung para los periódicos de Yenán, con motivo del XX aniversario del Movimiento del 4 de Mayo.

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Sin embargo, consideradas en conjunto, todas ellas pertenecen, por su carácter, a la revolución democrático-burguesa. Esta revolución tiene como objetivo establecer un sistema social hasta ahora desconocido en la historia de China: un sistema social democrático; éste tiene por predecesora a la sociedad feudal (durante los últimos cien años una sociedad semicolonial y semifeudal) y tendrá por sucesora a la sociedad socialista. Si se nos pregunta por qué un comunista debe luchar por establecer primero una sociedad democrático-burguesa y sólo después una sociedad socialista, responderemos: seguimos el curso inevitable de la historia.

    La consumación de la revolución democrática de China depende de determinadas fuerzas sociales. Estas son la clase obrera, el campesinado, los intelectuales y el sector progresista de la burguesía, es decir, los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y hombres de negocios revolucionarios; de ellos, los obreros y campesinos constituyen las fuerzas revolucionarias básicas, y la clase obrera, la clase dirigente de la revolución. Sin estas fuerzas revolucionarias básicas y sin la dirección de la clase obrera, es imposible llevar a feliz término la revolución democrática antiimperialista y antifeudal. Hoy, los enemigos principales de la revolución son los imperialistas japoneses y los colaboracionistas chinos, y la política fundamental de la revolución es la de frente único nacional antijaponés, integrado por todos los obreros, campesinos, soldados, intelectuales y hombres de negocios que resistan al Japón. Cuando este frente único se haya consolidado y desarrollado considerablemente, será alcanzada la victoria final en la Guerra de Resistencia.

    En el movimiento revolucionario democrático de China, fueron los intelectuales los primeros en despertar. Esto se vio claramente tanto en la Revolución de 1911 como en el Movimiento del 4 de Mayo, siendo los intelectuales más numerosos y políticamente más conscientes durante este último que durante la primera. Sin embargo, los intelectuales nada podrán llevar a cabo si no se integran con las masas obreras y campesinas. En último término, el criterio para distinguir entre los intelectuales revolucionarios y los no revolucionarios o los contrarrevolucionarios es ver si están dispuestos o no a integrarse con las masas obreras y campesinas, y si realmente lo hacen. Sólo éste es el criterio para distinguir a unos de otros, y no el que hablen de los Tres Principios del Pueblo o del marxismo. Un verdadero revolucionario es aquel que desea integrarse con las masas obreras y campesinas y realmente lo hace.

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    Se cumplen ahora veinte años del Movimiento del 4 de Mayo y casi dos del estallido de la Guerra de Resistencia contra el Japón. La juventud y los círculos culturales de todo el país tienen una grave responsabilidad en la revolución democrática y en la Guerra de Resistencia. Espero que comprenderán cuál es el carácter de la revolución china y cuáles sus fuerzas motrices, pondrán su trabajo al servicio de las masas obreras y campesinas, irán a ellas y se convertirán en propagandistas y organizadores entre estas masas. Cuando todo el pueblo se levante, triunfará la Guerra de Resistencia. ¡Juventud de todo el país, a la acción!

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NOTAS

  [1] Esta Guerra se produjo a consecuencia de la agresión del Japón a Corea y de sus provocaciones contra las fuerzas terrestres y marítimas de China. En ella. las fuerzas armadas chinas combatieron con valentía, pero China fue derrotada a causa de la corrupción reinante en el Gobierno de la dinastía Ching y de la falta de preparación para una decidida resistencia a la agresión. Como resultado, el Gobierno de la dinastía Ching concluyó con el Japón el vergonzoso Tratado de Shimonoseki.    [pág. 243]

  La orientación del movimiento juvenil

[*]

4 de mayo de 1939

    Hoy se cumple el XX aniversario del Movimiento del 4 de Mayo, y la juventud de Yenán se ha congregado aquí para este mitin conmemorativo. Quiero aprovechar la ocasión para hablar de algunas cuestiones concernientes a la orientación del movimiento juvenil de China.

    Primero. El 4 de mayo ha sido proclamado, con toda justicia Día de la Juventud China[1]. Han transcurrido veinte años desde el Movimiento del 4 de Mayo; sin embargo, sólo este año se ha designado esta fecha como Día de la Juventud para todo el país. Este es un hecho por demás significativo, ya que indica que la revolución democrática popular antiimperialista y antifeudal de China llegará pronto a un punto de viraje. Esta revolución ha experimentado repetidos fracasos en el curso de varias décadas, pero ahora ha de producirse un viraje; ya no se tratará de un nuevo fracaso, sino de un viraje hacia la victoria. La revolución china está avanzando, avanzando hacia la victoria. La situación del pasado, con sus numerosos fracasos, no puede continuar ni debe permitirse que continúe; hay que transformarla y pesar de los fracasos a la victoria. Pero, ¿ha ocurrido ya el cambio? No. No ha ocurrido, y no hemos logrado aún la victoria. Sin embargo, la victoria puede ser ganada. En la Guerra de Resistencia contra el Japón, nos esforzamos precisamente por alcanzar el punto de viraje que nos permita pasar de los fracasos a la victoria. El Movimiento del 4 de Mayo estuvo dirigido contra un gobierno vendepatria, un gobierno que se confabulaba con el imperialismo y traficaba con los intereses de la nación, un gobierno que oprimía al

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    * Discurso pronunciado por el camarada Mao Tse-tung en el mitin de la juventud de Yenán para conmemorar el XX aniversario del Movimiento del 4 de Mayo. En este discurso, el camarada Mao Tse-tung desarrolló sus ideas sobre la revolución china.

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pueblo. ¿Era o no necesario combatir a un gobierno de ese tipo? Si no lo hubiera sido, el Movimiento del 4 de Mayo habría sido un error. Resulta a todas luces obvio que a un gobierno de tal índole hay que combatirlo; a un gobierno vendepatria hay que derrocarlo. Veamos. Mucho antes del Movimiento del 4 de Mayo, el Dr. Sun Yat-sen fue ya rebelde al gobierno de aquel entonces; se opuso al Gobierno de la dinastía Ching y lo derrocó. ¿Tenía razón al actuar así? En mi opinión, tenía toda la razón, porque combatía a un gobierno que, en vez de resistir al imperialismo, se coludía con él, a un gobierno que no era revolucionario, sino que reprimía a la revolución. El Movimiento del 4 de Mayo Fue un movimiento revolucionario justamente porque se opuso a un gobierno vendepatria. Así es como la juventud de toda China debe considerar al Movimiento del 4 de Mayo. Hoy, cuando el pueblo entero se levanta heroicamente para resistir al Japón, todos estamos decididos a derrotar, cueste lo que cueste, al imperialismo japonés, y no dejaremos que surjan nuevos vendepatrias ni permitiremos que la revolución vuelva a fracasar, pues hemos aprendido la lección de los fracasos del pasado. A excepción de un pequeño sector, la juventud china ha despertado y está decidida a vencer; reflejo de esto es la proclamación del 4 de mayo como Día de la Juventud. Marchamos por el camino de la victoria, y, siempre que todo el pueblo aúne sus esfuerzos, la revolución china triunfará en la Guerra de Resistencia.

    Segundo. ¿Contra qué se dirige la revolución china? ¿Cuáles son sus blancos? Como todo el mundo sabe, uno es el imperialismo, y el otro, el feudalismo. ¿Cuáles son los blancos de la revolución en este momento? Uno es el imperialismo japonés, y el otro, los colaboracionistas chinos. Para llevar a cabo la revolución debemos derrocar al imperialismo japonés y a los colaboracionistas. ¿Quién hace la revolución? ¿Cuál es la fuerza principal de la revolución? El pueblo. Las fuerzas motrices de la revolución son el proletariado, el campesinado y los miembros de otras clases que estén dispuestos a luchar contra el imperialismo y el feudalismo. Estas son las fuerzas revolucionarias antiimperialistas y antifeudales. Pero, ¿cuáles de ellas son las fuerzas básicas, la espina dorsal de la revolución? Los obreros y campesinos, que constituyen el 90 por ciento de la población. ¿Cuál es el carácter de la revolución china? ¿Qué revolución estamos realizando ahora? Estamos llevando a cabo una revolución democrático-burguesa, y nada de lo que hacemos rebasa ese marco. Aún no es hora de eliminar la propiedad privada burguesa en general; lo que

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debemos destruir es el imperialismo y el feudalismo. Esto es lo que llamamos revolución democrático-burguesa. Pero la burguesía ya no es capaz de llevarla hasta el fin, y su cumplimiento será posible sólo con los esfuerzos del proletariado y las amplias masas populares. ¿Cuál es el objetivo de esta revolución? Derrocar al imperialismo y al feudalismo y establecer una república democrática popular. Esta república estará basada en los Tres Principios del Pueblo revolucionarios. Se diferenciará tanto del sistema semicolonial y semifeudal del presente como del sistema socialista del futuro. Los capitalistas no tendrán cabida en la sociedad socialista, pero bajo la democracia popular aún debe permitirse su existencia. ¿Habrá siempre lugar para los capitalistas en China? No, en el futuro no lo habrá en absoluto. Así será no sólo en China sino también en todo el mundo. En el futuro, en ningún país, sea Inglaterra, Estados Unidos, Francia, Japón Alemania o Italia, habrá lugar para los capitalistas, y China no puede ser una excepción. La Unión Soviética ha establecido ya el socialismo, y sin duda alguna el mundo entero seguirá su ejemplo. China, en su desarrollo, llegará necesariamente al socialismo; ésta es una ley ineluctable. Pero, en la etapa actual, nuestra tarea no es implantar el socialismo, sino destruir al imperialismo y al feudalismo, poner fin a la actual condición semicolonial y semifeudal de China y establecer un régimen de democracia popular. En esto debe empeñarse la juventud de todo el país.

    Tercero. ¿Cuáles son las lecciones de la revolución china? Esta es también una cuestión importante que debe comprender la juventud. En rigor, la revolución democrático-burguesa antiimperialista y antifeudal de China fue iniciada por el Dr. Sun Yat-sen, y dura ya más de cincuenta años. En cuanto a la agresión capitalista extranjera contra China, lleva ya cerca de cien años. Durante este siglo se produjo primero la Guerra del Opio en que se luchó contra la agresión inglesa, y luego la Guerra del Reino Celestial Taiping, la Guerra Chino-Japonesa de 1894, el Movimiento Reformista de 1898, el Movimiento Yijetuan, la Revolución de 1911, el Movimiento del 4 de Mayo, la Expedición al Norte y la guerra sostenida por el Ejército Rojo. Aunque estas luchas difirieron unas de otras, todas tuvieron como propósito repeler al enemigo extranjero o cambiar la situación existente. Sin embargo, sólo con el Dr. Sun Yat-sen comenzó una revolución democrático-burguesa más o menos claramente definida. Durante estos cincuenta años, la revolución iniciada por él ha tenido éxitos y fracasos. Veamos. ¿No fue acaso un éxito el que la Revolución

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de 1911 derribara al emperador? Sin embargo, decimos que esta Revolución fracasó porque se limitó a echar a un emperador y China siguió bajo la opresión imperialista y feudal, y la tarea revolucionaria antiimperialista y antifeudal quedó inconclusa. ¿Contra qué estuvo dirigido el Movimiento del 4 de Mayo? Igualmente contra el imperialismo y el feudalismo; pero también fracasó, pues China continuó bajo su dominación. Sucedió lo mismo con la Expedición al Norte; esta revolución, con todos sus éxitos, terminó también en el fracaso. Cuando el Kuomintang se volvió contra el Partido Comunista[2], en China se restauró el dominio total del imperialismo y del feudalismo. El resultado inevitable fue la guerra de diez años sostenida por el Ejército Rojo. Pero en estos diez años de lucha se cumplió la tarea de la revolución sólo en algunas partes de China, y no en todo el país. Si hacemos un balance de la revolución en las pasadas décadas, podremos ver que se han logrado únicamente victorias temporales y parciales, y no una victoria permanente y en escala nacional. Como dijo el Dr. Sun Yat-sen, "No se ha consumado aún la revolución; todos mis camaradas deben continuar luchando." Cabe preguntar ahora: ¿Por qué, después de varias décadas de lucha, la revolución china no ha alcanzado aún su meta? ¿En qué reside la causa? A mi entender, reside en que, primero, el enemigo ha sido demasiado poderoso, y segundo, nuestras fuerzas han sido demasiado débiles. Por ser una parte fuerte y la otra débil, la revolución no ha logrado la victoria. Al afirmar que el enemigo ha sido demasiado poderoso, queremos decir que han sido demasiado poderosas las fuerzas del imperialismo (el factor principal) y del feudalismo. Al decir que nuestras fuerzas han sido demasiado débiles, nos referimos a que lo han sido en los planos militar, político, económico y cultural; pero nuestra debilidad y el consiguiente fracaso en el cumplimiento de la tarea antiimperialista y antifeudal se deben principalmente a que no han sido aún movilizadas las masas trabajadoras, los obreros y campesinos, que constituyen el 90 por ciento de la población. Resumiendo la experiencia de la revolución en los últimos decenios, podemos decir que el pueblo de todo el país aún no ha sido plenamente movilizado, y que los reaccionarios, invariablemente, se han opuesto a dicha movilización y la han saboteado. Sólo cuando estén movilizados y organizados los obreros y campesinos, que constituyen el 90 por ciento de la población, será posible derrocar al imperialismo y al feudalismo. El Dr. Sun Yat-sen dijo en su Testamento:

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"Durante cuarenta años me he dedicado a la causa de la revolución nacional con el fin de alcanzar la libertad y la igualdad para China. Mi experiencia de estos cuarenta años me ha convencido profundamente de que, para lograr este objetivo, debemos despertar a las masas populares y unirnos en una lucha común con las naciones del mundo que nos traten en pie de igualdad."

    Han transcurrido más de diez años desde la muerte del Dr. Sun, y si los sumamos a los cuarenta años mencionados por él, tenemos en total más de cincuenta. ¿Cuál es la lección de estos años de revolución? Fundamentalmente, "despertar a las masas populares". Ustedes deben estudiar cuidadosamente esta lección; toda la juventud china debe hacerlo. Los jóvenes tienen que saber que, sólo movilizando a las amplias masas obreras y campesinas, que forman el 90 por ciento de la población, podremos derrotar al imperialismo y al feudalismo. Y hoy, a menos que movilicemos a los obreros y campesinos de todo el país, no lograremos vencer al Japón ni establecer una nueva China.

    Cuarto. Volvamos al movimiento juvenil. En este mismo día, hace veinte años, se produjo en China un importante acontecimiento, conocido en la historia como el Movimiento del 4 de Mayo, en el cual participaron los estudiantes; fue un movimiento de gran significación. ¿Qué papel ha desempeñado la juventud china a partir de entonces? En cierta medida, un papel de vanguardia, que, salvo los recalcitrantes, todo el país reconoce. ¿En qué consiste ese papel de vanguardia? En tomar la cabeza, en marchar al frente de las filas revolucionarias. En las filas antiimperialistas y antifeudales del pueblo chino milita un contingente de jóvenes intelectuales y estudiantes. Es un contingente de considerable magnitud que, a pesar de los muchos que han dado su vida, suma hoy varios millones. Forma un ejército, y muy importante, en la lucha contra el imperialismo y el feudalismo. Pero este ejército solo no es suficiente; no podemos derrotar al enemigo contando únicamente con él, ya que, pese a todo; no constituye la fuerza .principal. ¿Cuál es, entonces, la fuerza principal? Los obreros y campesinos. Nuestros jóvenes intelectuales y estudiantes deben ir a las masas obreras y campesinas, que representan el 90 por ciento de la población, y movilizarlas y organizarlas. Si no tuviéramos esta fuerza principal, los obreros y campesinos, si no contáramos más que con el contingente de jóvenes intelectuales y estudiantes, no podríamos vencer al imperialismo y al feudalismo. Por lo tanto, los jóvenes intelectuales y estudiantes de todo el país deben integrarse con las

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amplias masas obreras y campesinas y formar con ellas un solo cuerpo; únicamente así se podrá crear un ejército poderoso. ¡Un ejército de cientos de millones de hombres! Sólo con este inmenso ejército destruiremos las sólidas posiciones del enemigo y sus últimos baluartes. Al evaluar el movimiento juvenil del pasado desde este punto de vista, es preciso señalar una tendencia errónea: en el movimiento juvenil de las últimas décadas, un sector de los jóvenes se ha negado a unirse con las masas obreras y campesinas y se ha opuesto al movimiento obrero y campesino; esto constituye una contracorriente dentro del movimiento juvenil. En realidad, estos jóvenes son poco inteligentes, pues rechazan unirse con las masas obreras y campesinas, que abarcan al 90 por ciento de la población, e incluso se oponen radicalmente a ellas. ¿Es buena esta tendencia? Consideró que no, porque al oponerse a los obreros y campesinos, esos jóvenes están oponiéndose a la revolución; por eso decimos que es una contracorriente dentro del movimiento juvenil. Un movimiento juvenil que tuviese tal naturaleza no llegaría a nada bueno. Hace unos días escribí un breve artículo[3] en el cual señalaba:

    "En último término, el criterio para distinguir entre los intelectuales revolucionarios y los no revolucionarios o los contrarrevolucionarios es ver si están dispuestos o no a integrarse con las masas obreras y campesinas, y si realmente lo hacen "

Aquí planteo un criterio que considero como el único válido. ¿Cómo juzgar si un joven es revolucionario? ¿Cómo discernirlo? Sólo hay un criterio: ver si está dispuesto a integrarse, y se integra en la práctica, con las grandes masas obreras y campesinas. Es revolucionario si lo quiere hacer y lo hace; de otro modo es no revolucionario o contrarrevolucionario. Si se integra hoy con las masas obreras y campesinas, es hoy revolucionario; si mañana deja de hacerlo o pasa a oprimir a la gente sencilla, se transformará en no revolucionario o en contrarrevolucionario. Hay jóvenes que se limitan a perorar sobre su fe en los Tres Principios del Pueblo o en el marxismo, pero esto no prueba nada. Fíjense. ¿No habla Hitler de su fe en el "socialismo"? ¡También Mussolini era "socialista" hace veinte años! Y ¿qué es en el fondo su "socialismo"? ¡Fascismo! ¿No "creyó" en otro tiempo Chen Tu-siu en el marxismo? ¿Y qué hizo más tarde? Se pasó a la contrarrevolución. ¿No "creó "Chang Kuo-tao en el marxismo? ¿Qué ha sido de él? Ha desertado y se ha hundido en la ciénaga. Algunas personas se autodenominan "seguidores de los Tres Princi-

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pios del Pueblo" y hasta viejos partidarios de estos Principios; pero ¿qué hacen? Resulta que su Principio del Nacionalismo significa coludirse con el imperialismo; su Principio de la Democracia, oprimir a la gente sencilla, y su Principio de la Vida del Pueblo, chupar al pueblo hasta la última gota de sangre. Son partidarios de los Tres Principios del Pueblo sólo de dientes afuera. Por eso, cuando queremos juzgar a una persona y saber si es un verdadero o un falso partidario de los Tres Principios del Pueblo, o si es un verdadero o un falso marxista, basta con ver cuál es su relación con las amplias masas obreras y campesinas, y de este modo todo quedará claro inmediatamente. Este es el único criterio; no hay otro. Espero que la juventud de todo el país jamás se dejará arrastrar por esa siniestra contracorriente, sino que comprenderá bien que los obreros y campesinos son sus amigos y marchará hacia un luminoso futuro.

    Quinto. La presente Guerra de Resistencia contra el Japón es una nueva Fase, la más grandiosa, vigorosa y dinámica de la revolución china. En esta fase, a los jóvenes les incumbe una gran responsabilidad. En las últimas décadas nuestro movimiento revolucionario ha atravesado numerosas fases de lucha, pero en ninguna de ellas ha tenido tanta amplitud como en la actual Guerra de Resistencia. Al sostener que la revolución china tiene ahora características que la distinguen de lo que era, y que pasará de los fracasos a la victoria, estamos diciendo que las grandes masas populares de China han progresado, de lo cual es una clara prueba el progreso de la juventud. De ahí que la Guerra de Resistencia haya de triunfar, y así será ineluctablemente. Como todos saben, nuestra política básica en la Guerra de Resistencia es la de frente único nacional antijaponés, que tiene por objetivo derrocar al imperialismo japonés y a los colaboracionistas, transformar la vieja China en una nueva China y liberar a toda la nación de su condición semicolonial y semifeudal. La actual falta de unidad en el movimiento juvenil chino es una grave deficiencia. Ustedes deben continuar esforzándose por alcanzar la unidad, porque la unidad hace la fuerza. Deben ayudar a la juventud de todo el país a comprender la situación actual, a alcanzar la unidad y a llevar la Resistencia hasta el fin.

    Sexto y último. Me referiré ahora al movimiento juvenil de Yenán. Este es el modelo para el movimiento juvenil de todo el país. Su orientación es la orientación para el movimiento juvenil del país entero. ¿Por qué? Porque esta orientación es correcta. Veamos. La juventud de Yenán no sólo ha trabajado por la unidad, sino que lo

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