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El gran Mao Tse-Tung (página 8)



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  [1] La ciencia militar china está constituida por la estrategia, la ciencia de las campañas y la táctica. La primera trata de las leyes de la dirección de la guerra en su conjunto; la segunda, de las leyes que rigen las campañas y que se aplican en la dirección de las mismas; y la tercera, de las leyes que rigen los combates y que se aplican en la dirección de éstos.    [pág. 198]

  [2] Conocido también como Sun Wu, es un famoso teórico militar chino del siglo Va. n. e. y autor de la obra Sun Tsi, que consta de trece capítulos. La frase citada en este trabajo aparece en el tercer capítulo, titulado "Plan de ataque".    [pág. 205]

  [3] Habían transcurrido justamente quince años desde la fundación del Partido Comunista de China, en julio de 1921, hasta el momento en que el camarada Mao Tse-tung escribió la presente obra en 1936.    [pág. 208]

  [4] Por algún tiempo profesor de la Universidad de Pekín, se hizo famoso como redactor en jefe de la revista Nueva juventud. Fue uno de los fundadores del Partido Comunista de China y, debido a su renombre en la época del Movimiento del 4 de Mayo y a la inmadurez del Partido en sus primeros años, llegó a ser su Secretario General. En el último período de la revolución de 1924-1927, las ideas de derecha dentro del Partido, representadas por Chen Tu-siu, se convirtieron en línea capitulacionista. Los capitulacionistas de ese tiempo "renunciaron voluntariamente a la dirección de las masas campesinas, de la pequeña burguesía urbana y la burguesía media y, en particular, de las fuerzas armadas, causando así la derrota de la revolución" ("La situación actual y nuestras tareas", Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. IV). Después de la derrota de la revolución en 1927, Chen Tu-siu y un puñado de otros capitulacionistas se volvieron pesimistas, perdieron la fe en el futuro de la revolución y cayeron en el liquidacionismo. Adoptaron la posición reaccionaria de los trotskistas y, junto con ellos, formaron un pequeño grupo antipartido. En consecuencia, Chen Tu-siu fue expulsado del Partido en noviembre de 1929. Murió en 1942. Con referencia al oportunismo de derecha de Chen Tu-siu, véanse las notas preliminares a "Análisis de las clases de la sociedad china" e "Informe sobre una investigación del movimiento campesino en Junán", en el presente tomo, y el artículo "Con motivo de la aparición de El Comunista ", Obras Escogidas de Mao Tse-tung, t. II.    [pág. 208]

  [5] Comúnmente llamado "línea de Li Li-san", se refiere a la línea oportunista de "izquierda" que imperó en el Partido aproximadamente durante cuatro meses,

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a partir de junio de 1930, y que era representada por el camarada Li Li-san el principal dirigente en ese entonces del Comité Central del Partido Comunista de China. Esta línea tuvo las siguientes características: violaba la política establecida por el VI Congreso Nacional del Partido; rechazaba la necesidad de preparar a las masas para la revolución y negaba el desarrollo desigual de ésta; consideraba como "localismo y conservatismo sumamente erróneos, característicos de la mentalidad campesina" las ideas del camarada Mao Tse-tung que consistían en prestar la principal atención, durante un largo período, a la creación de bases de apoyo en las zonas rurales, utilizar el campo para rodear las ciudades y servirse de esas bases para acelerar el auge de la revolución en todo el país; y sostenía que debían hacerse preparativos para levantamientos inmediatos en todo el país. Sobre la base de esta línea errónea, el camarada Li Li-san trazó un plan aventurero para organizar inmediatamente levantamientos armados en las ciudades principales de China. Al mismo tiempo, esta línea no reconocía el desarrollo desigual de la revolución mundial, sosteniendo que el estallido general de la revolución china conduciría inevitablemente al de la revolución mundial, y que sólo con el estallido general de la revolución mundial podría triunfar la revolución china; tampoco reconocía el carácter prolongado de la revolución democrático-burguesa en China, sosteniendo que las primeras victorias de la revolución en una o varias provincias señalarían el comienzo de la transición al socialismo. Por lo tanto, formuló una serie de medidas políticas extemporáneas, aventureras e "izquierdistas". El camarada Mao Tse-tung se opuso a esta línea errónea, y las grandes masas de cuadros y militantes del Partido también exigieron su rectificación. En septiembre de 1930, en la III Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido, el camarada Li Li-san reconoció los errores que se le señalaron y abandonó su posición dirigente en el Comité Central. Habiendo corregido en el curso de un largo período sus puntos de vista erróneos, fue reelegido miembro del Comité Central en el VII Congreso Nacional del Partido.    [pág. 208]

  [6] La III Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso Nacional del Partido, celebrada en septiembre de 1930, y el Comité Central, después de la Sesión, adoptaron muchas medidas positivas para poner fin a la línea de Li Li-san. Pero luego de dicha Sesión Plenaria, un grupo de camaradas que carecían de experiencia práctica en la lucha revolucionaria, encabezados por Chen Shao-yu (Wang Ming) y Chin Pang-sien (Po Ku), se manifestaron en contra de las medidas del Comité Central. En un folleto publicado entonces y titulado Dos líneas o Lucha por la ulterior bolchevización del Partido Comunista de China, declararon en la forma más enfática que el principal peligro existente entonces en el Partido no era el oportunismo de "izquierda", sino el "oportunismo de derecha" y, para justificar sus propias actividades, "criticaron" la línea de Li Li-san calificándola de "derechista". Presentaron un nuevo programa político que continuaba, restablecía o desarrollaba, bajo nuevas formas, la línea de Li Li-san y otros puntos de vista y medidas políticas "izquierdistas", contraponiéndolo a la correcta línea del camarada Mao Tse-tung. La presente obra fue escrita principalmente para criticar los errores cometidos en el terreno militar por los partidarios de esta nueva línea oportunista de "izquierda". Esta línea errónea dominó en el Partido desde la IV Sesión Plenaria del Comité Central elegido en el VI Congreso, celebrada en enero de 1931, hasta la reunión del Buró Político del Comité Central efectuada en Tsunyi, provincia de Kuichou, en enero de 1935, reunión que puso término al dominio de esta línea errónea y estableció una nueva dirección del Comité Central, con el camarada Mao Tse-tung a la cabeza. Esta línea errónea de "izquierda" dominó en el Partido durante un período particularmente largo (cuatro años), ocasionando daños extremadamente graves al Partido y a la revolución. Sus desastrosas consecuencias fueron: se perdió aproximadamente

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un 90 por ciento de los militantes del Partido Comunista de China de los efectivos del Ejército Rojo de China y del territorio de las bases de apoyo del Ejército Rojo; decenas de millones de personas de las bases de apoyo revolucionarias fueron sometidas a la cruel represión del Kuomintang, y el progreso de la revolución china se retardó. La gran mayoría de los camaradas que se habían desviado hacia esa errónea línea de "izquierda", a través de una larga experiencia personal, comprendieron y corrigieron sus errores, y trabajaron mucho en beneficio del Partido y del pueblo. Sobre la base de una comprensión política común, estos camaradas se unieron con todos los demás militantes del Partido bajo la dirección del camarada Mao Tse-tung.    [pág. 208]

  [7] Véase "Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés", notas 22 y 23, en el presente tomo.    [pág. 208]

  [8] Organización que Chiang Kai-shek estableció en julio de 1933 en la montaña Lushan, distrito de Chiuchiang, provincia de Chiangsí, para formar cuadros militares anticomunistas. Los oficiales del ejército de Chiang Kai-shek eran enviados allí por turno para recibir preparación política y militar fascista de instructores alemanes, italianos y norteamericanos.    [pág. 210]

  [9] Se refiere principalmente a los principios de la "guerra de blocaos" aplicados por la pandilla de Chiang Kai-shek, de acuerdo con los cuales el enemigo empujaba sus blocaos y consolidaba cada paso a medida que avanzaba.    [pág. 210]

  [10] Véase V. I. Lenin, "Comunismo" (Obras Completas, t. XXXI), en el que, al criticar al comunista húngaro Bela Kun, Lenin dice que éste "olvida lo que es la esencia misma, el alma viva del marxismo: el análisis concreto de la situación concreta".    [pág. 211]

  [11] El I Congreso de la Organización del Partido en la Región Fronteriza de Junán-Chiangsí fue celebrado el 20 de mayo de 1928 en Maoping, distrito de Ningkang.    [pág. 211]

  [12] Servicio de retaguardia grande se refiere a organismos hipertrofiados que no se ajustaban a las circunstancias de la guerra en aquel tiempo, por los cuales se pronunciaba la dirección de la línea de "izquierda" durante el período de la Segunda Guerra Civil Revolucionaria. Servicio de retaguardia reducido se refiere a pequeños organismos simplificados, eficaces y combativos.    [pág. 215]

  [13] Véase "Sobre la rectificación de las ideas erróneas en el Partido", notas 2 y 3, en el presente tomo.    [pág. 215]

  [14] Actos de rapiña, cometidos por falta de disciplina, de organización y de un objetivo político claro.    [pág. 215]

  [15] Se refiere a la Gran Marcha de veinticinco mil li, efectuada por el Ejército Rojo desde la provincia de Chiangsí hasta el Norte de la provincia de Shensí. Véase "Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés", nota 21, en el presente tomo.    [pág. 218]

  [16] Se refiere al período que sigue a la derrota de la insurrección de diciembre de 1905, en el que la revolución rusa iba en descenso gradual. Véase Compendio de Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, cap. III, 5 y 6.    [pág. 220]

  [17] Tratado de paz firmado entre Rusia soviética y Alemania en marzo de 1918. Fue un retroceso temporal de las fuerzas revolucionarias, enfrentadas a fuerzas enemigas evidentemente superiores, con el fin de impedir que los imperialistas alemanes atacasen a la recién nacida República Soviética, que aún no tenía un ejército propio. Gracias a la conclusión de este Tratado, la República Soviética ganó tiempo para consolidar el Poder del proletariado, reorganizar su economía y crear el Ejército Rojo; el proletariado pudo así mantener su dirección sobre los campesinos

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y acumular fuerzas suficientes para derrotar, en 1918-1920, a los guardias blancos y la intervención armada de Inglaterra, los Estados Unidos, Francia, el Japón, Polonia y otros países.    [pág. 220]

  [18] El 30 de octubre de 1927, los campesinos de la región de Jaifeng y Lufeng, provincia de Kuangtung, realizaron su tercera insurrección bajo la dirección del Partido Comunista de China, ocuparon Jaifeng y Lufeng, así como sus alrededores, organizaron unidades del Ejército Rojo y establecieron el Poder democrático obrero-campesino. Fueron derrotados más tarde porque cometieron el error de subestimar al enemigo.    [pág. 222]

  [19] En el otoño de 1936, después de unir sus fuerzas, los Ejércitos de los IV y II Frentes del Ejército Rojo se desplazaron hacia el Norte desde el Nordeste de Sikang. En ese tiempo, Chang Kuo-tao seguía persistiendo en su posición antipartido y se obstinaba en su política de retirada y liquidacionismo. En octubre del mismo año, cuando los Ejércitos de los II y IV Frentes llegaron a la provincia de Kansú; Chang Kuo-tao ordenó á las unidades de avanzada del Ejército del IV Frente, con más de veinte mil hombres, que organizaran la Columna Occidental para cruzar el río Amarillo y avanzar hacia el Oeste, en dirección a la provincia de Chingjai. Esta Columna fue virtualmente derrotada después de sufrir golpes en las batallas de diciembre de 1936, y definitivamente aplastada en marzo de 1937.    [pág. 223]

  [20] Véase la carta del 12 de abril de 1871 de C. Marx a L. Kugelmann sobre la Comuna de París.    [pág. 224]

  [21] Famosa novela china que describe una guerra campesina, es atribuida a Shi Nai-an, quien vivió en el siglo XIV, a fines de la dinastía Yuan y comienzos de la dinastía Ming. Lin Chung y Chai Chin son héroes de la novela. Jung es maestro de armas de la casa de Chai Chin.    [pág. 228]

  [22] Lu y Chi fueron dos Estados feudales de la Era de Primavera y Otoñó (722-481 a. n. e.), situados en la parte sur y central, respectivamente, de la actual provincia de Shantung. Chi era un Estado grande y Lu, uno pequeño. El príncipe Chuangkung reinó en el Estado de Lu del 693 al 662 a. n. e.    [pág. 228]

  [23] Autor de Tsuo Chuan, famosa crónica de la dinastía Chou. El pasaje citado corresponde a "El décimo año del reinado del príncipe Chuangkung".    [pág. 228]

  [24] La antigua ciudad de Chengkao, situada en la parte noroeste del actual distrito de Chengkao, provincia de Jonán, era en tiempos antiguos un punto estratégico de gran importancia. En e1 año 203 a. n. e., fue escenario de varias batallas entre Liu Pang, rey de Jan, y Siang Yu, rey de Chu. En un principio, Siang Yu tomó sucesivamente Singyang y Chengkao, y las tropas de Liu Pang fueron casi derrotadas. Pero más tarde, éste, aprovechando el momento en que las tropas de Siang Yu llegaban al centro del río Sishui, les asestó un golpe demoledor y reconquistó Chengkao.    [pág. 229]

  [25] La antigua ciudad de Kunyang, situada en el actual distrito de Yesien, provincia de Jonán, fue el lugar en que, en el año 23, Liu Siu (emperador Kuangwu, fundador de la dinastía Jan del Este) derrotó a las tropas de Wang Mang, emperador de la dinastía Sin. En esa batalla, la disparidad numérica entre los dos ejércitos era extraordinaria: el ejército de Liu Siu tenía de ocho a nueve mil hombres, y el de Wang Mang, más de cuatrocientos mil. Aprovechando la negligencia de Wang S¸n y Wang Yi, generales de Wang Mang, quienes subestimaban al enemigo, Liu Siu derrotó con sólo tres mil hombres escogidos a las fuerzas principales de Wang Mang. Explotando la victoria, Liu Siu atacó al resto de las tropas de Wang Mang y las aplastó por completo.    [pág. 229]

  [26] Kuantu se encontraba en el Nordeste del actual distrito de Chungmou, provincia de Jonán. Allí tuvo lugar la batalla entre las tropas de Tsao Tsao y las de

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Yuan Shao en el año 200. El ejército de Yuan Shao contaba con cien mil hombres, en tanto que Tsao Tsao tenía pocas tropas y escasos víveres. Sin embargo, Tsao Tsao, aprovechando la negligencia de Yuan Shao, que subestimaba a las fuerzas enemigas lanzó a sus tropas de infantería ligera en un ataque por sorpresa y prendió fuego al bagaje del ejército de Yuan Shao. En éste cundió el pánico y las tropas de Tsao Tsao lanzaron un ataque general, aniquilando las fuerzas principales de Yuan Shao.    [pág. 229]

  [27] El Estado de Wu era regido por Sun Ch¸an, y el de Wei, por Tsao Tsao. Chipi, en el Nordeste del distrito de Chiayu, provincia de Jupei, se encuentra en la ribera meridional del río Yangtsé. En el año 208, Tsao Tsao dirigió un ejército de más de quinientos mil hombres — él afirmaba que era de ochocientos mil — para atacar a Sun Ch¸an. Este, en alianza con Liu Pei, otro enemigo de Tsao Tsao, reunió una fuerza de treinta mil hombres y, aprovechando que el ejército de Tsao Tsao se hallaba infestado por una epidemia y no estaba acostumbrado a los combates navales, prendió fuego a la flota de Tsao Tsao y destrozó su ejército.    [pág. 229]

  [28] Yiling se encontraba en el Este del actual distrito de Yichang, provincia de Jupei. En el año 222, Lu S¸n, general del Estado de Wu, infligió allí una severa derrota a las tropas del Estado de Shu, al mando de Liu Pei, que al comienzo habían logrado sucesivas victorias y penetrado quinientos o seiscientos li en el territorio de Wu, hasta Yiling. Lu S¸n eludió el combate durante más de siete meses, hasta que Liu Pei "se halló sin saber qué hacer, y con sus tropas agotadas y desmoralizadas". Entonces infligió una derrota aplastante a las tropas de Liu Pei, aprovechando el viento para prender fuego a sus tiendas.    [pág. 229]

  [29] El año 383, Sie S¸an, general del Estado de Tsin del Este, derrotó a Fu Chien, monarca del Estado de Chin, a las orillas del río Feishui, provincia de Anjui. Fu Chien tenía una infantería de más de 600.000 hombres, una caballería de 270.000 y un cuerpo de guardias de más de 30.000, en tanto que las fuerzas terrestres y fluviales de Tsin del Este sólo sumaban 80.000 hombres. Los dos ejércitos se encontraban separados por el río Feishui. Sie S¸an, aprovechando el engreimiento y la presunción de su enemigo, le pidió que dejara un espacio en la orilla septentrional, donde se encontraban las tropas de Chin, a fin de que las de Tsin del Este pudiesen cruzar el río y sostener una batalla decisiva. Fu Chien así lo hizo, pero una vez que sus tropas empezaron la retirada, no pudieron ser contenidas. Sin dejar escapar esa oportunidad, las tropas de Sie S¸an atravesaron el río, se lanzaron al ataque y derrotaron al ejército de Fu Chien.    [pág. 229]

  [30] El 1.ƒ de agosto de 1927, el Partido Comunista de China dirigió este famoso Levantamiento en Nanchang, capital de la provincia de Chiangsí, para combatir la contrarrevolución de Chiang Kai-shek y Wang Ching-wei y para continuar la revolución de 1924-1927. Participó en el Levantamiento una fuerza armada de más de treinta mil hombres, dirigida por los camaradas Chou En-lai, Chu Te, Je Lung, Ye Ting y otros. El ejército insurgente se retiró de Nanchang el 5 de agosto, de acuerdo con un plan previo, pero sufrió una derrota cuando se acercaba a Chaochou y Shantou, en la provincia de Kuangtung. Una parte del ejército insurrecto, dirigida por los camaradas Chu Te, Chen Yi, Lin Piao y otros, se abrió paso combatiendo hasta las montañas Chingkang y unió sus fuerzas a la 1.a División del 1.er Cuerpo de Ejército del Ejército Revolucionario de Obreros y Campesinos dirigida por el camarada Mao Tse-tung.    [pág. 229]

  [31] Véase "¿Por qué puede existir el Poder rojo en China?", nota 8, en el presente tomo.    [pág. 229]

  [32] En septiembre de 1927, las fuerzas armadas populares de los distritos de Siushui, Pingsiang, Pingchiang y Liuyang, en los límites entre Junán y Chiangsí,

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realizaron este famoso Levantamiento bajo la dirección del camarada Mao Tse-tung y se organizaron en la 1.a División del 1.er Cuerpo de Ejército del Ejército Revolucionario de Obreros y Campesinos. El camarada Mao Tse-tung condujo estas fuerzas hasta las montañas Chingkang, donde creó la base de apoyo revolucionaria de la Región Fronteriza de Junán-Chiangsí.    [pág. 229]

  [33] Organización contrarrevolucionaria del servicio secreto del Kuomintang, que actuaba clandestinamente en las zonas rojas. Las letras A-B corresponden a las iniciales de la palabra inglesa "Anti-Bolshevik".    [pág. 236]

  [34] Véanse V. I. Lenin, "Tesis sobre el problema de la inmediata concertación de una paz por separado y anexionista", "Peregrino y monstruoso", "Una seria lección y una seria responsabilidad" e "Informe sobre la guerra y la paz pronunciado el 7 de marzo", y también Compendio de Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, cap. VII, 7.    [pág. 238]

  [35] Se refiere a los tibetanos que viven en la zona oeste de la provincia de Sechuán y a los juis que habitan en las provincias de Kansú, Chingjai y Sinchiang.    [pág. 240]

  [36] Era la forma prescrita para los exámenes imperiales de competencia en la China feudal, del siglo XV al XIX. Se componía de: introducción, exposición preliminar del tema, tesis generales de la disertación, preámbulo, párrafo inicial, párrafo intermedio, párrafo final y conclusión. De los últimos cuatro párrafos, cada uno contenía una tesis y una antítesis, lo que daba, en total, ocho partes. Por eso, este tipo de ensayo se llamaba "ensayo en ocho partes". El camarada Mao Tse-tung se refiere aquí a la exposición de un tema en este tipo de ensayo para mostrar metafóricamente el desarrollo de las diferentes etapas de la revolución. Sin embargo, el camarada Mao Tse-tung generalmente emplea la expresión "ensayo en ocho partes" para ridiculizar el dogmatismo.    [pág. 264]

  [37] En noviembre de 1933, bajo la influencia del ascenso del movimiento popular antijaponés en todo el país, los dirigentes del XIX Ejército del Kuomintang, en alianza con parte de las fuerzas kuomintanistas de Li Chi-shen, declararon públicamente su ruptura con Chiang Kai-shek, establecieron en la provincia de Fuchién el Gobierno Revolucionario Popular de la República China y concluyeron un acuerdo con el Ejército Rojo para resistir al Japón y atacar a Chiang Kai-shek. Esto es lo que se llamó Incidente de Fuchién. Más tarde, el XIX Ejército y el Gobierno Popular de Fuchién se derrumbaron ante los ataques de las tropas de Chiang Kai-shek.    [pág. 267]

  [38] Personaje de la mitología china, dueño de mares y océanos, poseedor de incontables tesoros.    [pág. 268]

Luchemos por incorporar a millones de integrantes de las masas al Frente Único Nacional Anti japonés

[*]

7 de mayo de 1937

    °Camaradas! Durante la discusión realizada en estos últimos días sobre mi informe "Las tareas del Partido Comunista de China en el período de la resistencia al Japón", todos han manifestado su acuerdo con él, salvo algunos camaradas que han expresado opiniones diferentes. Como estas opiniones son bastante importantes, las examinaré primero en estas conclusiones, antes de pasar a otros problemas.

EL PROBLEMA DE LA PAZ

    Por espacio de casi dos años, nuestro Partido ha luchado por la paz en el país. Después de la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, hemos dicho que la paz ha sido alcanzada, que ha pasado la etapa de "lucha por la paz", y que nuestra nueva tarea es la "consolidación de la paz". Hemos señalado, además, que esta nueva tarea está ligada con la "lucha por la democracia", es decir debernos consolidar la paz mediante la lucha por la democracia. Pero, según algunos camaradas, nuestro punto de vista carece de fundamento. Indudablemente sus conclusiones son opuestas a las nuestras, u oscilan entre dos posiciones, pues afirman: "El Japón está retrocediendo[1], Nankín se muestra más vacilante que nunca, y las contradicciones entre las dos naciones se atenúan mientras que las existentes en el interior del país se agravan." Naturalmente, de acuerdo con esta apreciación,

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    * Conclusiones presentadas por el camarada Mao Tse-tung en la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China celebrada en mayo de 1937.

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la cuestión de una nueva etapa y de una nueva tarea no existe, y la situación ha vuelto a su etapa anterior o se ha deteriorado aún más. Considero incorrecta esta apreciación.

    Cuando decimos que la paz ha sido alcanzada, no queremos decir que esté consolidada; por el contrario, decimos que no lo está. Establecer la paz es una cosa y consolidarla es otra. Es posible que la historia vuelva atrás temporalmente y que la paz experimente vicisitudes, debido a la existencia del imperialismo japonés, de los traidores a la patria y del grupo projaponés. Pero el hecho es que se ha logrado la paz interna después del Incidente de Sían; esta situación es producto de una serie de factores (política fundamental japonesa de agresión; actitud de la Unión Soviética y también de Inglaterra, los Estados Unidos y Francia en favor de la paz interna de China; presión ejercida por el pueblo chino; política de paz del Partido Comunista de China durante el Incidente de Sían y su política de poner fin al enfrentamiento del Poder rojo con el del Kuomintang; división de la burguesía y del Kuomintang, etc.), y Chiang Kai-shek es impotente para establecer o romper por sí solo la paz interna. Para romperla, tendría que luchar contra múltiples fuerzas y aproximarse a los imperialistas japoneses y al grupo projaponés. Indudablemente, el imperialismo japonés y el grupo projaponés tratan aún de hacer que continúe la guerra civil en China. Precisamente por eso la paz no está consolidada. En estas circunstancias, nuestra conclusión es que no debernos retroceder a las viejas consignas de "Poner fin a la guerra civil" y "Luchar por la paz", sino dar un paso adelante lanzando la nueva consigna de "Luchar por la democracia". Sólo así podremos consolidar la paz interna y hacer realidad la resistencia armada al Japón. ¿Por qué lanzamos la triple consigna de "Consolidar la paz", "Luchar por la democracia" y "Resistir al Japón"? Porque queremos, y la situación actual nos lo permite, impulsar hacia adelante la rueda de la revolución. Si se niega la existencia de una nueva etapa y de una nueva tarea, si se niega el hecho de que el Kuomintang "ha comenzado a cambiar" y, lógicamente, se niegan también los éxitos obtenidos por las distintas fuerzas que luchan desde hace año y medio por la paz interna, se permanecerá en el mismo sitio, sin avanzar un solo paso.

    ¿Por qué esos camaradas hacen una apreciación tan inadecuada? Porque, al examinar la actual situación, no parten de lo fundamental, sino de un cierto número de fenómenos parciales y transitorios (la diplomacia de Sato, el proceso de Suchou[2], la represión de huelgas, el traslado al Este del Ejército del Nordeste[3], la partida del general

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Yang Ju-cheng al extranjero[4], etc.), y de este modo forman un cuadro sombrío. Decimos que el Kuomintang ha comenzado a cambiar, pero al mismo tiempo afirmamos que aún no ha efectuado un cambio completo. Es inconcebible que la política reaccionaria seguida por el Kuomintang en los últimos diez años pueda cambiar radicalmente sin nuevos esfuerzos, sin más y mayores esfuerzos de nuestra parte y del pueblo. No pocas personas, que se proclaman hombres de "izquierda" que solían condenar violentamente al Kuomintang y en los momentos del Incidente de Sían abogaban por dar muerte a Chiang Kai-shek y por "forzar el paso de Tungkuan"[5], se asombran de que, apenas establecida la paz, se produzcan acontecimientos como el proceso de Suchou, y preguntan: "¿Por qué Chiang Kai-shek aún hace estas cosas?" Esas personas deben comprender que ni los comunistas, ni Chiang Kai-shek son seres sobrenaturales, ni individuos aislados, sino miembros de un partido y elementos de una clase. El Partido Comunista es capaz de hacer avanzar la revolución paso a paso, pero es impotente para barrer, de la noche a la mañana, todos los males que padece el país. Chiang Kai-shek y el Kuomintang han comenzado a cambiar; pero sin mayores esfuerzos de parte de todo el pueblo, no podrá limpiarse en un solo día la suciedad acumulada en los últimos diez años. Decimos que el desarrollo de los acontecimientos conduce hacia la paz, la democracia y la resistencia armada al Japón, pero esto no quiere decir que sin esforzarse sea posible suprimir definitivamente antiguos males como la guerra civil, la dictadura y la no resistencia. Sólo con lucha y esfuerzos, que han de hacerse durante largo tiempo, podremos terminar con esos males inveterados, con esa suciedad, superar las vicisitudes en el curso de la revolución e incluso prevenir el posible retroceso de la misma.

    "Sólo piensan en destruirnos." Es verdad, ellos siempre buscan nuestra destrucción. Admito plenamente la justeza de esta apreciación, y no tener eso en cuenta sería como estar dormidos. Pero el problema consiste en si han cambiado los métodos con que quieren destruirnos. Pienso que sí. La política de guerra y matanza ha dejado lugar a la de reformas y engaños, la política dura a la blanda, y la táctica militar a la táctica política. ¿Por qué tales cambios? Frente al imperialismo japonés, la burguesía y el Kuomintang están obligados a buscar momentáneamente un aliado en el proletariado, así como nosotros lo buscamos en la burguesía. A1 examinar el problema, hay que partir de este punto. Y si, en el plano internacional, el Gobierno francés ha pasado de la hostilidad hacia la Unión Soviética a la alianza con ella[6],

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lo ha hecho por el mismo motivo. Nuestras tareas internas han pasado también del terreno militar al político. No necesitamos de complots ni intrigas; nuestro objetivo es vencer al imperialismo japonés mediante un esfuerzo común, uniéndonos con todos aquellos elementos de la burguesía y del Kuomintang que estén en favor de la resistencia al Japón.

EL PROBLEMA DE LA DEMOCRACIA

    "Insistir en la democracia es erróneo, hay que hacer hincapié únicamente en la resistencia al Japón; sin una acción directa contra el Japón, no puede haber movimiento por la democracia; la mayoría de la gente sólo exige la resistencia al Japón y no la democracia, y vendría bien otro Movimiento del g de Diciembre."

    Permítanme ante todo hacer algunas preguntas: ¿Se puede decir que en la anterior etapa (del Movimiento del 9 de Diciembre de 1935 a la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang realizada en febrero de 1937) la mayoría exigía solamente la resistencia al Japón y no la paz interna? ¿Era erróneo poner el acento sobre esta paz? ¿Era acaso imposible que existiera un movimiento por la paz interna sin que hubiera acciones directas contra el Japón? (El Incidente de Sían y la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang tuvieron lugar precisamente después del término de la resistencia armada en Suiyuán y hoy no hay todavía nada semejante a dicha resistencia ni al Movimiento del 9 de Diciembre.) Todo el mundo sabe que para resistir al Japón hace falta la paz interna, que sin ella no puede haber resistencia al Japón, y que esta paz es una condición para la resistencia. En la etapa precedente, todas las actividades antijaponesas, directas o indirectas (del Movimiento del 9 de Diciembre a la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang), se realizaron en torno a la lucha por la paz interna, que en aquel tiempo era el eslabón central, el elemento esencial del movimiento antijaponés.

    De la misma manera, en la nueva etapa, la democracia es esencial para resistir al Japón, y luchar por la democracia es luchar por la resistencia. La resistencia y la democracia se condicionan mutuamente, tal como la resistencia y la paz interna, o la democracia y la paz interna. La democracia es la garantía de la resistencia, y ésta puede crear condiciones favorables al desarrollo del movimiento por la democracia.

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    Esperamos tener, e indudablemente tendremos, numerosas luchas directas e indirectas contra el Japón en esta nueva etapa; estas luchas impulsarán la resistencia armada al Japón y ayudarán considerablemente al movimiento por la democracia. Pero, en la tarea que nos asigna la historia, la lucha por la democracia es lo principal, lo esencial. ¿Es pues erróneo insistir en la democracia? Pienso que no.

    "El Japón está retrocediendo, Inglaterra y el Japón tienden a un compromiso y Nankín se muestra más vacilante que nunca." Estas son inquietudes infundadas que provienen de la ignorancia de las leyes del desarrollo histórico. Si, a causa de una revolución en el Japón, éste se retirara realmente de nuestro país, eso ayudaría a la revolución china, respondería a lo que esperamos y marcaría el comienzo del derrumbe del frente mundial de la agresión. ¿Qué razón habría para inquietarse entonces? Pero, la verdad sea dicha, las cosas todavía no son así. Las gestiones diplomáticas de Sato son preparativos para una guerra de gran envergadura, y esa guerra está ahí, delante de nosotros. La vacilante política inglesa no conducirá a nada, pues el choque de intereses entre Inglaterra y el Japón así lo determina. Si Nankín continúa con sus vacilaciones durante mucho tiempo, se convertirá en enemigo de todo el pueblo; además, no se lo permitirán sus propios intereses. Un retroceso temporal no puede cambiar las leyes generales de la historia. Por lo tanto, no se puede negar la existencia de una nueva etapa, ni la necesidad de plantear como tarea la lucha por la democracia. Por otra parte, la consigna por la democracia es apropiada en todas las circunstancias, pues como todos saben, no es mucha sino demasiado poca la democracia de que goza el pueblo chino. Además, los hechos nos han mostrado que al definir la nueva etapa y formular la tarea de lucha por la democracia, damos un paso hacia la resistencia armada al Japón. Los acontecimientos están en marcha, °no los hagamos retroceder!

    "¿Por qué insistir tanto en una asamblea nacional?" Porque ésta podrá influir sobre todos los aspectos de la vida del país, porque será el puente que permita pasar de la dictadura reaccionaria a la democracia, porque tendrá carácter de defensa nacional, porque será una institución legal. Nuestros camaradas tienen perfecta razón cuando proponen recobrar el Este de Jopei y el Norte de Chajar, combatir el contrabando[7], luchar contra la "colaboración económica"[8], etc., pero todo esto y la lucha por la democracia y por una asamblea nacional, lejos de entrar en contradicción, más bien se complementan. Lo esencial es, sin embargo, la asamblea nacional y las libertades para el pueblo.

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    La lucha diaria contra el Japón y la lucha por el mejoramiento de las condiciones de vida del pueblo deben estar ligadas al movimiento por la democracia; esto es totalmente justo y nadie lo discute. Sin embargo, en la etapa actual, la tarea central y esencial es la lucha por la democracia y la libertad.

EL PROBLEMA DEL PORVENIR DE LA REVOLUCION

    Algunos camaradas han planteado este problema. Aquí sólo puedo responderles brevemente.

    Cuando uno escribe un artículo, debe terminar la primera parte antes de comenzar la segunda. Dirigir resueltamente la revolución democrática es la condición para la victoria del socialismo. Luchamos por el socialismo, y esto es lo que nos distingue de los simples partidarios de los Tres Principios del Pueblo revolucionarios. Nuestros actuales esfuerzos se orientan hacia ese gran objetivo del porvenir; si lo perdemos de vista, dejaremos de ser comunistas. Pero también dejaremos de serlo si disminuimos nuestros esfuerzos de hoy.

    Somos partidarios de la teoría de la transformación de la revolución[9], estamos por la transformación de la revolución democrática en revolución socialista. La revolución democrática pasará por varias etapas de desarrollo, todas bajo la consigna de una república democrática. El paso de la preponderancia de la burguesía a la del proletariado es un largo proceso de lucha, de lucha por la hegemonía, cuyo éxito dependerá de los esfuerzos del Partido Comunista por elevar el nivel de conciencia política y de organización tanto del proletariado como de los campesinos y la pequeña burguesía urbana.

    Elfirme aliado del proletariado es el campesinado, y en segundo término, la pequeña burguesía urbana. Es la burguesía la que se enfrenta con nosotros por la hegemonía.

    Para superar la vacilación y la inconsecuencia de la burguesía, debemos apoyarnos en la fuerza de las masas y en una política correcta; de lo contrario, la burguesía se impondrá al proletariado.

    Esperamos que la transformación sea incruenta, y debemos esforzarnos por lograrlo, pero eso dependerá de la fuerza que posean las masas.

    Somos partidarios de la teoría de la transformación de la revolución y no de la teoría trotskista de la "revolución permanente"[10]. Nos pro-

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nunciamos por llegar al socialismo pasando por todas las etapas necesarias del desarrollo de la república democrática. Nos oponemos al seguidismo, pero también al aventurerismo y a la precipitación.

    Rechazar, con el pretexto de que sólo será temporal, la participación de la burguesía en la revolución, y calificar de capitulación la alianza con los sectores antijaponeses de la burguesía (en un país semicolonial) es un punto de vista trotskista, con el que no podemos estar de acuerdo. Actualmente, esta alianza constituye, en realidad, un puente que hay que atravesar en nuestra marcha hacia el socialismo.

EL PROBLEMA DE LOS CUADROS

    Para dirigir una gran revolución, se requiere un gran partido y muchos y magníficos cuadros. En China, cuya población asciende a 450 millones, sería imposible llevar a cabo una gran revolución, una revolución sin precedentes en la historia, si sólo hubiera, para dirigirla, un estrecho y pequeño grupo de gente, o si en el Partido no hubiese más que dirigentes y cuadros incompetentes, miopes y con ideas mezquinas. El Partido Comunista de China es desde hace mucho tiempo un partido grande y lo sigue siendo a pesar de las pérdidas sufridas durante el período de la reacción; cuenta con muchos buenos dirigentes y cuadros, pero éstos aún no son suficientes. Nuestro Partido debe extender sus organizaciones a todo el país, formar conscientemente a decenas de miles de cuadros y disponer de centenares de excelentes dirigentes de masas. Deben ser cuadros y dirigentes versados en marxismo-leninismo, perspicaces en lo político, competentes en el trabajo, impregnados de espíritu de sacrificio, capaces de resolver independientemente los problemas, indoblegables ante las dificultades y fieles en su servicio a la nación, a la clase y al Partido. Apoyándose en estos cuadros y dirigentes, el Partido asegurará su ligazón con la militancia y con las masas, y apoyándose en la firme dirección de ellos sobre las masas, el Partido logrará vencer al enemigo. Ser ajenos al egoísmo, al heroísmo individualista y la ostentación, a la indolencia y la pasividad, al sectarismo altanero, y ser desinteresados héroes de la nación y de la clase: he aquí las cualidades y el estilo de trabajo que deben tener los militantes, cuadros y dirigentes de nuestro Partido. Esta es la herencia espiritual que nos han legado las decenas de miles

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de miembros del Partido, los millares de cuadros y las decenas de excelentes dirigentes que han dado su vida por nuestra causa. Sin lugar a duda; debemos adquirir esas cualidades, para formarnos mejor y elevarnos a un nivel revolucionario más alto. Pero esto no es suficiente; tenemos todavía otra tarea: descubrir un gran número de nuevos cuadros y dirigentes en el Partido y en el país. Nuestra revolución depende de los cuadros. Como dijo Stalin, "los cuadros lo deciden todo"[11].

EL PROBLEMA DE LA DEMOCRACIA DENTRO

DEL PARTIDO

    Para alcanzar esos objetivos, es necesaria la democracia dentro del Partido. Si se desea que el Partido sea fuerte, hay que aplicar el centralismo democrático para desplegar la iniciativa de todos sus miembros. En el período de la reacción y de la guerra civil, el centralismo fue más pronunciado. En el nuevo período, debe estar estrechamente ligado a la democracia. Mediante la práctica de la democracia, desarrollaremos la iniciativa de toda la militancia. Mediante el desarrollo de esta iniciativa, formaremos una gran cantidad de nuevos cuadros, liquidaremos las supervivencias del sectarismo y daremos al Partido una unidad tan fuerte como el acero.

UNIDAD DE LA CONFERENCIA Y DE TODO EL PARTIDO

    Después de dar algunas explicaciones, las diferencias de opinión que se manifestaron en el curso de la Conferencia sobre problemas políticos han dejado lugar a un acuerdo, y las divergencias que existieron entre la línea del Comité Central y la línea de retirada encabezada por ciertos camaradas, también han sido resueltas[12], lo cual demuestra que nuestro Partido está sólidamente unido. Esta unidad constituye la base más importante de la actual revolución nacional y democrática, porque solamente con la unidad del Partido Comunista se podrá alcanzar la unidad de toda la clase y de toda la nación; solamente con la unidad de toda la clase y de toda la nación se podrá vencer al enemigo y dar cima a la revolución nacional y democrática.

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LUCHEMOS POR INCORPORAR A MILLONES

DE INTEGRANTES DE LAS MASAS AL FRENTE UNICO

NACIONAL ANTIJAPONES

    Nuestra justa orientación política y nuestra sólida unidad tienen por objetivo incorporar a millones de integrantes de las masas al frente único nacional antijaponés. Las grandes masas del proletariado, de los campesinos y de la pequeña burguesía urbana necesitan nuestro trabajo de propaganda, agitación y organización. Se requieren mayores esfuerzos de nuestra parte para establecer una alianza con los sectores antijaponeses de la burguesía. Para que las masas hagan suya la política del Partido, aún debernos realizar esfuerzos prolongados y continuos, inflexibles y enérgicos, arduos y tenaces, pacientes y perseverantes. Sin tales esfuerzos, no conseguiremos nada. La formación y consolidación del frente único nacional antijaponés, el cumplimiento de las tareas de este frente y el establecimiento de una república democrática en China son absolutamente inseparables de esos esfuerzos por ganar a las masas. Si, gracias a esos esfuerzos, logramos reunir bajo nuestra dirección a millones de integrantes de las masas, podremos cumplir pronto nuestra tarea revolucionaria. Con nuestros esfuerzos aplastaremos sin duda alguna al imperialismo japonés y lograremos la completa emancipación nacional y social.

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NOTAS

  [1] Después del Incidente de Sían, por un momento los imperialistas japoneses hicieron gestos conciliatorios para incitar a las autoridades del Kuomintang a que socavaran la paz interna que comenzaba a instaurarse en China, y a que rompieran el frente único nacional antijaponés que se estaba constituyendo. Indujeron al Gobierno Autónomo títere de Mongolia Interior a que enviara al gobierno del Kuomintang en Nankín dos mensajes manifestándole su lealtad, uno en diciembre de 1936 y otro en marzo de 1937. El propio ministro de Relaciones Exteriores del Japón, Sato, halagó públicamente a Chiang Kai-shek, declarando astutamente que el Japón deseaba mejorar sus relaciones con China y ayudarla en su unificación política y recuperación económica. Por otra parte, el Japón envió a China un llamado Grupo de Estudios Económicos dirigido por el magnate de las finanzas Kenji Kodama, para "ayudar" a China a "organizarse en un Estado moderno". Estas intrigas agresivas del Japón eran lo que se conocía como la "diplomacia de Sato" y que ciertas personas engañadas por las estratagemas de los imperialistas japoneses llamaban "retroceso del Japón".    [pág. 305]

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  [2] En noviembre de 1936, el gobierno del Kuomintang arrestó en Shanghai a siete dirigentes del movimiento por la resistencia al Japón y la salvación nacional, entre los que se encontraba Shen Ch¸n-yu. En abril de 1937, la Alta Corte del Kuomintang en Suchou los sometió a proceso, inculpándolos de "atentado contra la República", acusación arbitraria que utilizaban habitualmente las autoridades reaccionarias del Kuomintang contra todo movimiento patriótico.    [pág. 306]

  [3] Antes del Incidente de Sían, el Ejército del Nordeste estaba acantonado en los límites entre Shensí y Kansú, en contacto directo con el Ejército Rojo del Norte de Shensí. Grandemente influenciado por éste, realizó el Incidente de Sían. En marzo de 1937, los reaccionarios del Kuomintang, con el propósito de romper los lazos que lo unían con el Ejército Rojo y sembrar discordia en sus filas, lo obligaron a dirigirse hacia el Este para ir a Jonán y Anjui.    [pág. 306]

  [4] El general Yang Ju-cheng, uno de los jefes militares del Noroeste, realizó junto con Chang S¸e-liang el Incidente de Sían. Por ese motivo, se hicieron populares y eran llamados "Chang-Yang". Después que Chiang Kai-shek fue puesto en libertad, Chang S¸e-liang lo acompañó a Nankín, donde fue detenido en seguida. En abril de 1937, Yang Ju-cheng Fue destituido por la pandilla reaccionaria del Kuomintang y obligado a expatriarse. Cuando comenzó la Guerra de Resistencia, Yang volvió a China, dispuesto a tomar parte en la lucha contra el Japón, pero fue detenido por Chiang Kai-shek y permaneció encarcelado hasta septiembre de 1949, fecha en que fue asesinado en un campo de concentración cuando el Ejército Popular de Liberación se aproximaba a Chungching.    [pág. 307]

  [5] Importante paso estratégico en el punto de unión entre Shensí, Jonán y Shansí. Durante el Incidente de Sían, las tropas del Kuomintang estaban acantonadas principalmente al Este de dicho paso. Algunas personas que se proclamaban hombres de "izquierda", entre ellas Chang Kuo-tao, insistían en que el Ejército Rojo "forzara el paso de Tungkuan", es decir, que pasara a la ofensiva contra las tropas del Kuomintang. Esta propuesta iba contra la política del Comité Central del Partido que buscaba un arreglo pacífico del Incidente de Sían.    [pág. 307]

  [6] Después de la Revolución de Octubre, el imperialismo francés mantuvo durante mucho tiempo una política hostil hacia la Unión Soviética. Desde 1918 hasta 1920, el Gobierno francés tomó parte activa en la intervención armada de catorce potencias contra la Unión Soviética y siguió su reaccionaria política de aislar a este país aun después del fracaso de la intervención. Solamente en mayo de 1935, gracias a la influencia entre el pueblo francés de la política exterior soviética de paz y debido también a la amenaza de la Alemania fascista, Francia concluyó con la Unión Soviética un pacto de asistencia recíproca. Pero el reaccionario Gobierno francés no cumplió fielmente dicho pacto.    [pág. 307]

  [7] Se refiere al contrabando de mercancías japonesas en China.    [pág. 309]

  [8] Consigna del imperialismo japonés tendiente al saqueo y la agresión económica contra China.    [pág. 309]

  [9] Véanse C. Marx y F. Engels, Manifiesto del Partido Comunista, IV; V. I. Lenin, Dos tácticas de la socialdemocracia en la revolución democrática, 12 y 13; Compendio de Historia del Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, cap. III, 3.    [pág. 310]

  [10] Véanse J. V. Stalin, "Los fundamentos del leninismo", III; "La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos", II; "Cuestiones del leninismo", III.    [pág. 310]

  [11] Véase el "Discurso pronunciado en el Palacio del Kremlin, ante la promoción de mandos salidos de las academias del Ejército Rojo" (mayo de 1935), en el que

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Stalin dijo: "[. . .] de todos los valiosos capitales que existen en el mundo, el capital más precioso y decisivo lo constituyen los hombres, los cuadros. Es necesario que se comprenda que, en nuestras actuales condiciones, 'los cuadros lo deciden todo'."    [pág. 312]

  [12] Se hace referencia aquí a las divergencias existentes de 1935 a 1936 entre la línea del Comité Central del Partido y la línea de retirada de Chang Kuo-tao. Véase "Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés", nota 23, en el presente tomo. Al decir que "las divergencias [. . .] han sido resueltas", el camarada Mao Tse-tung se refería a la reunión de las fuerzas del Ejército del IV Frente con el Ejército Rojo Central. En cuanto a la traición abierta de Chang Kuo-tao al Partido y su degeneración en contrarrevolucionario, hecho que se produjo posteriormente, ya no fue una cuestión de divergencias sobre la línea del Partido, sino un acto de traición individual.    [pág. 312]

 

A PROPOSITO DE UNA DECLARACION

DE CHIANG KAI-SHEK

28 de diciembre de 1936

    En Sían, Chiang Kai-shek aceptó la demanda de resistencia al Japón, formulada por los generales Chang S¸e-liang y Yang Ju-cheng y por el pueblo del Noroeste, y, como primera medida, ordenó a sus tropas empeñadas en la guerra civil que se retirasen de las provincias de Shensí y Kansú. Esto marca el comienzo de un cambio en su errónea política de los últimos diez años[1]. Es un golpe asestado a las intrigas urdidas por los imperialistas japoneses y el grupo chino de la expedición punitiva"[2]para manipular la guerra civil, provocar escisiones y matar a Chiang en el Incidente de Sían. Ya es evidente la desilusión de los imperialistas japoneses y del grupo chino de la "expedición punitiva". Este síntoma de un despertar en Chiang puede ser considerado como signo de que el Kuomintang está dispuesto a poner fin a la política errónea que ha venido aplicando durante los últimos diez años.

    El 26 de diciembre, Chiang Kai-shek emitió en Luoyang, bajo el título de "Amonestación a Chang S¸e-liang y Yang Ju-cheng", una declaración tan ambigua y evasiva que constituye una interesante pieza entre los documentos políticos de China. Si Chiang deseara realmente extraer una seria lección de este Incidente y esforzarse por dar nueva vida al Kuomintang, y si quisiera poner término a su tradicional y errónea política de compromiso en relaciones exteriores, de guerra civil y de opresión al pueblo, a fin de conducir al Kuomintang por un camino que no vaya en contra de las aspiraciones del pueblo, entonces, en señal de su buena fe, debería haber presentado un documento mejor, en el cual mostrase arrepentimiento por su pasado político y estableciese un nuevo rumbo para el futuro. La declaración del 26 de diciembre no puede satisfacer las exigencias de las clases populares de China.

    Sin embargo, contiene un pasaje digno de elogio, en el cual Chiang afirma ser "fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción". Ello

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significa que, si bien no ha firmado en Sían las condiciones presentadas por Chang y Yang, está dispuesto a aceptar las demandas que benefician al país y a la nación, y no faltará a su palabra con el pretexto de que no ha puesto su firma. Ya veremos si después de retirar sus tropas, Chiang mantiene esta palabra y cumple las condiciones que ha aceptado. Estas condiciones son:

    1. Reorganizar el Kuomintang y el Gobierno Nacional, expulsando al grupo projaponés y admitiendo a elementos antijaponeses;

    2. Poner en libertad a los dirigentes patriotas de Shanghai[3] ya los demás presos políticos, y garantizar las libertades y derechos del pueblo;

    3. Poner fin a la política de "exterminio de los comunistas" y entrar en alianza con el Ejército Rojo para resistir al Japón;

    4. Convocar a una conferencia de salvación nacional con la participación de representantes de todos los partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y de todas las fuerzas armadas, a fin de determinar la política de resistencia al Japón y de salvación nacional;

    5. Entrar en cooperación con aquellos países que simpatizan con la resistencia de China al Japón, y

    6. Adoptar otras medidas concretas para la salvación nacional.

Para cumplir estas condiciones, es indispensable, antes que nada, permanecer fiel a la palabra empeñada y también mostrar cierta valentía. Ya juzgaremos a Chiang por sus acciones futuras.

    Pero la declaración de Chiang contiene también la afirmación de que el Incidente de Sían se produjo bajo la presión de los "reaccionarios". Es una lástima que Chiang no haya explicado a quiénes califica de "reaccionarios", y no sabemos qué sentido tiene este término en su diccionario. Pero lo cierto es que el Incidente de Sían tuvo lugar bajo la influencia de las siguientes fuerzas:

    1. La creciente indignación contra el Japón entre las tropas de los generales Chang y Yang, y entre el pueblo revolucionario del Noroeste;

    2. La creciente indignación contra el Japón entre el pueblo de todo el país;

    3. El desarrollo de las fuerzas de izquierda en el seno del Kuomintang;

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    4. La demanda de los grupos con poder en diversas provincias de resistir al Japón y salvar a la nación;

    5. La posición del Partido Comunista por la formación de un frente único nacional antijaponés, y

    6. El desarrollo del frente mundial de la paz.

Todos éstos son hechos indiscutibles. Los "reaccionarios" de que habla Chiang no son sino estas fuerzas; sólo que, mientras otros las califican de revolucionarias, él las llama "reaccionarias". Habiendo declarado en Sían que luchará a conciencia contra el Japón, es de presumir que no va a reanudar sus desenfrenados ataques contra las fuerzas revolucionarias inmediatamente después de abandonar esa ciudad, porque no sólo su vida política y la de su grupo dependen de su fidelidad a la palabra empeñada, sino que, frente a él y a su grupo, obstaculizando su camino político, se encuentra una fuerza que se ha inflado en detrimento suyo, el grupo de la "expedición punitiva", que trató de llevarlo a la muerte durante el Incidente de Sían. Por consiguiente, aconsejamos a Chiang que revise su diccionario político y cambie la palabra "reaccionario" por revolucionario, pues es mejor llamar a las cosas por su nombre.

    Chiang debe recordar que si pudo abandonar Sían sano y salvo, esto se debió, aparte de los esfuerzos de los generales Chang y Yang, quienes dirigieron el Incidente de Sían, a la mediación del Partido Comunista. Durante el Incidente, el Partido Comunista se pronunció por un arreglo pacífico e hizo todos los esfuerzos posibles al efecto, únicamente en interés de la supervivencia nacional. Si la guerra civil se hubiese ampliado, y si Chang y Yang hubieran mantenido a Chiang bajo custodia por mucho tiempo, el Incidente se habría desarrollado sólo en beneficio de los imperialistas japoneses y del grupo chino de la "expedición punitiva". Teniendo en cuenta esas circunstancias, el Partido Comunista desenmascaró con decisión las intrigas de los imperialistas japoneses y de Wang Ching-wei[4], Je Ying-chin[5] y otros integrantes del grupo chino de la "expedición punitiva", y se pronunció resueltamente por un arreglo pacífico del Incidente, cosa que coincidía con los puntos de vista de los generales Chang S¸e-liang y Yang Ju-cheng y de miembros del Kuomintang como T. V. Soong[6]. Esto era precisamente lo que deseaba el pueblo de todo el país, que aborrece profundamente la actual guerra civil.

    Chiang fue puesto en libertad por haber aceptado las condiciones de Sían. De hoy en adelante, el problema es si cumplirá al pie de la

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letra su promesa de permanecer "fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción", si ejecutará estrictamente todas las condiciones para la salvación nacional. El pueblo de todo el país no le permitirá a Chiang ninguna otra vacilación ni regateo en la ejecución de estas condiciones. Si se muestra indeciso en la resistencia al Japón y demora el cumplimiento de su promesa, será barrido por la marejada revolucionaria de todo el pueblo. Chiang y su grupo deben tener bien presente el antiguo proverbio: "¿De qué puede servir un hombre que no cumple su palabra?"

    Si Chiang se decide a limpiar la suciedad de la política reaccionaria del Kuomintang seguida en los últimos diez años, si se decide a corregir por completo sus errores fundamentales de compromiso en relaciones exteriores, de guerra civil y de opresión al pueblo, si en seguida se integra a un frente antijaponés que agrupe a todos los partidos y grupos políticos, y si realmente toma medidas militares y políticas para la salvación nacional, por supuesto que el Partido Comunista le prestará apoyo. Ya en su carta del 25 de agosto al Kuomintang[7], el Partido Comunista prometió este apoyo a Chiang y al Kuomintang. Durante los últimos quince años, el pueblo de todo el país ha llegado a la convicción de que el Partido Comunista es "fiel a la palabra empeñada y resuelto en la acción". No cabe duda de que el pueblo tiene más confianza en las palabras y acciones del Partido Comunista que en las de ningún otro partido o grupo político de China.

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NOTAS

  [1] Bajo la influencia del Ejército Rojo de China y del movimiento popular antijaponés, el Ejército del Nordeste del Kuomintang al mando de Chang S¸e-liang y el XVII Ejército del Kuomintang al mando de Yang Ju-cheng apoyaron la iniciativa del Partido Comunista de China de establecer un frente único nacional antijaponés y exigieron a Chiang Kai-shek que se aliara con el Partido Comunista para resistir al Japón. Chiang Kai-shek no sólo rechazó esta exigencia, sino que, yendo contra la corriente, se mostró aún más activo en sus preparativos militares para el "exterminio de los comunistas" y masacró en Sían a jóvenes antijaponeses. Chang S¸e-liang y Yang Ju-cheng, actuando conjuntamente, arrestaron a Chiang Kai-shek. Este fue el famoso Incidente de Sían del 12 de diciembre de 1936. Chiang Kai-shek fue obligado a aceptar la exigencia de aliarse con el Partido Comunista para resistir al Japón, y entonces fue puesto en libertad y regresó a Nankín.    [pág. 275]

  [2] Se refiere a los elementos projaponeses que disputaban el Poder a Chiang Kai-shek en el seno del gobierno del Kuomintang en Nankín. Ese grupo, acaudillado

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por Wang Ching-wei y Je Ying-chin, preconizó una "expedición punitiva" contra Chang S¸e-liang y Yang Ju-cheng durante el Incidente de Sían. Aprovechándose del Incidente, se preparó para desencadenar una guerra civil de gran envergadura, con el fin de franquear el camino a los invasores japoneses y arrebatar el Poder a Chiang Kai-shek.    [pág. 275]

  [3] Se refiere a Shen Ch¸n-yu, Chang Nai-chi, Tsou Tao-fen, Li Kung-pu, Sha Chien-li, Shi Liang y Wang Tsao-shi, siete dirigentes del movimiento patriótico antijaponés de Shanghai, quienes fueron arrestados por el gobierno de Chiang Kai-shek en noviembre de 1936 y estuvieron presos hasta julio de 1937.    [pág. 276]

  [4] Jefe del grupo projaponés en el Kuomintang. Desde 1931, abogó invariablemente por la transigencia ante la invasión de los imperialistas japoneses. En diciembre de 1938, abandonó Chungching, se pasó abiertamente al lado de los invasores japoneses e instaló un gobierno títere en Nankín.    [pág. 277]

  [5] Caudillo militar del Kuomintang y uno de los dirigentes del grupo projaponés en ese partido. Durante el Incidente dé Sían, tramó activamente una guerra civil disponiendo que las tropas del Kuomintang avanzaran a lo largo del ferrocarril Lungjai para atacar Shensí. Planeó además bombardear Sían, a fin de matar a Chiang Kai-shek y ocupar su lugar.    [pág. 277]

  [6] Miembro proyanqui del Kuomintang. Debido a que entonces el imperialismo norteamericano se disputaba con el imperialismo japonés la hegemonía en el Extremo Oriente, abogó también, en defensa de los intereses norteamericanos, por un arreglo pacífico del Incidente de Sían.    [pág. 277]

  [7] Esta carta criticó severamente al régimen reaccionario del Kuomintang y a la II Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central; al mismo tiempo, expuso la política del Partido Comunista de China de formar un frente único nacional antijaponés y de reanudar la cooperación con el Kuomintang. Reproducimos a continuación la parte principal de esta carta:

    "Al hablar de 'centralización y unificación', la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido confunde realmente la causa con el efecto. Hay que destacar aquí que la guerra civil y la ausencia de unificación durante los últimos diez años no tienen otro origen que la desastrosa política de dependencia del imperialismo seguida por su partido y su gobierno y en particular, la política de no resistencia al Japón aplicada invariablemente desde el Incidente del 18 de Septiembre de 1931. Bajo la consigna de 'Pacificar el país antes de resistir a la agresión extranjera', su partido y su gobierno han mantenido una incesante guerra civil, han lanzado numerosas campañas de cerco contra el Ejército Rojo y no han escatimado ningún esfuerzo para reprimir los movimientos patriótico y democrático del pueblo en todo el país. Incluso hasta el momento, ustedes siguen indiferentes ante la suerte del Nordeste y el Norte del país y, olvidando que el imperialismo japonés es el mayor enemigo de China han dedicado todas sus energías a combatir al Ejército Rojo y llevar a cabo luchas fracciónales dentro de su propio partido; se han empeñado obstinadamente en cerrar el paso al Ejército Rojo en su marcha hacia el frente de la lucha antijaponesa y en hostigar su retaguardia; han pasado por alto la demanda de toda la nación de resistir al Japón, y han privado al pueblo de sus libertades y derechos. El patriotismo es hoy un crimen, y en todo el país las prisiones están llenas de inocentes; la traición a la patria es recompensada, y los traidores se felicitan por los nombramientos y honores que reciben del gobierno. Buscar la centralización y la unificación por medio de esa política errónea es como buscar peces en un árbol' y producirá exactamente los resultados contrarios.

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Señores, quisiéramos advertirles que si no cambian radicalmente su política errónea, si no dirigen su odio contra los imperialistas japoneses y, en cambio, continúan dirigiéndolo contra sus propios compatriotas, no podrán mantener siquiera sus posiciones actuales y todo lo que se dice sobre la centralización, la unificación y el pretendido 'Estado moderno' quedará en pura charlatanería. Lo que la nación entera exige es la centralización y la unificación para resistir al Japón y salvar a la nación, y no para halagar a los extranjeros y oprimir al pueblo. El pueblo reclama con vigor un gobierno que pueda asegurarle verdaderamente su salvación y la del país, una república verdaderamente democrática. Reclama un gobierno republicano y democrático que sirva a sus intereses. Ese gobierno debe tener un programa que asegure principalmente los siguientes puntos: primero, resistencia a la agresión extranjera; segundo, derechos democráticos para el pueblo, y tercero, desarrollo de la economía nacional para atenuar e incluso eliminar los sufrimientos del pueblo. Si se habla en serio de un Estado moderno', es éste el único programa que responde realmente a las necesidades de la China colonial y semicolonial de nuestros días. Con ardiente esperanza y firme determinación, el pueblo está luchando por la realización de esos objetivos. Pero el partido y cl gobierno que ustedes representan siguen una política contraria a las aspiraciones del pueblo, con la cual no ganarán nunca la confianza de éste. Por la presente, el Partido Comunista de China y el Ejército Rojo de China declaran solemnemente: Estamos por el establecimiento de una república democrática unificada que abarque a todo el país y por la institución de un parlamento elegido mediante sufragio universal; estamos por un congreso de resistencia al Japón y de salvación nacional con la participación de representantes de todo el pueblo y de todas las fuerzas armadas antijaponesas del país, así como por un gobierno unificado de defensa nacional para todo el país. Declaramos: Tan pronto como sea establecida una república democrática unificada que abarque a toda China, las zonas rojas pasarán a formar parte integrante de ella, los representantes del pueblo de estas zonas participarán en ese parlamento nacional y será instituido en ellas el mismo régimen democrático que en el resto del país. Consideramos que ni el consejo de defensa nacional que la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido ha decidido organizar, ni la asamblea nacional que su partido y su gobierno se preparan a instaurar, pueden hacer realidad la centralización y la unificación para resistir al Japón y salvar a la nación. De acuerdo con los reglamentos para el consejo de defensa nacional adoptados por la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido, ese consejo se compondrá exclusivamente de un pequeño número de funcionarios que manejan a su partido y su gobierno, y su única tarea será servir de organismo consultivo a ese gobierno. Está bien claro que ese consejo no podrá lograr éxito alguno ni conquistar en lo más mínimo la confianza del pueblo. A juzgar por el Proyecto de Constitución de la República de China y las Leyes Orgánica y Electoral de la Asamblea Nacional aprobados por su gobierno, esa asamblea, que ustedes se proponen instituir, tampoco podrá lograr éxito alguno ni merecer la confianza del pueblo, pues no será más que un órgano manipulado por unos cuantos funcionarios de su partido y su gobierno, y un apéndice o pieza de adorno de ellos. Tal consejo y tal asamblea no tienen nada en común ni con el congreso nacional de resistencia al Japón y de salvación nacional — consejo de defensa nacional –, ni con la república democrática china y su parlamento, que han sido propuestos por nuestro Partido. Sostenemos que un consejo de defensa nacional de resistencia al Japón y de salvación nacional debe incluir a los representantes de todos los

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partidos y grupos políticos, de todos los sectores sociales y de todas las fuerzas armadas, a fin de constituir un verdadero órgano de Poder capaz de determinar la política fundamental de resistencia al Japón y de salvación nacional, y que ese consejo debe formar un gobierno unificado de defensa nacional para todo el país. La asamblea nacional debe ser un parlamento elegido mediante sufragio universal y el órgano supremo del Poder de la república democrática china. Sólo semejante consejo de defensa nacional y semejante parlamento de toda China podrán contar con la aprobación, el respaldo y la participación de todo el pueblo, y colocar la gran causa de la salvación de la patria y del pueblo sobre una base sólida, inquebrantable. De lo contrario, las más bellas denominaciones no tendrán ningún valor real ni obtendrán la aprobación del pueblo. la mejor prueba de ello es el Fracaso de las diversas conferencias celebradas por su partido y su gobierno. La declaración de la II Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo central de su partido dice: 'Son de suponer peligros y obstáculos, pero nunca flaquearemos en el cumplimiento de nuestro deber por más dificultades y riesgos que atraviese la nación.' Y agrega: 'En cuanto a la salvación de la patria, naturalmente nuestro partido trabajará por ella con todas sus fuerzas y con perseverancia.' Ciertamente, siendo el suyo el partido que domina la mayor parte del país, debe asumir la responsabilidad política por todos los hechos pasados. En vista de que el gobierno del Kuomintang es la dictadura de un solo partido, éste jamás podrá escapar a su responsabilidad. En particular, no pueden ustedes echar sobre otros la culpa por la pérdida de casi la mitad del territorio chino, que es resultado de la política totalmente errónea que, en contra de la voluntad de todo el pueblo y de los intereses de toda la nación, ha venido aplicando su partido desde el Incidente del 18 de Septiembre. En nuestra opinión y en la de todo el pueblo, ya que la mitad del territorio chino ha sido abandonada por su partido, de ninguna manera puede éste sustraerse al deber de restablecer la soberanía de China sobre el territorio perdido. Por otra parte, incluso mucha gente honesta de su partido que está plenamente consciente de los horrores de la subyugación nacional y de que la voluntad del pueblo es inviolable, comienza a tomar un nuevo rumbo y a sentirse indignada y descontenta con aquellos correligionarios que han traído el desastre tanto a su propio partido como a la nación. El Partido Comunista de China ve con plena simpatía este reciente cambio y saluda calurosamente el noble espíritu y el despertar de esos miembros patriotas y honestos del Kuomintang, saluda su disposición a hacer sacrificios en la lucha y su coraje para introducir reformas en momentos en que la nación está en peligro. Sabemos que en la dirección entra y las direcciones provinciales del Kuomintang, en su gobierno a los niveles central y provincial, en los círculos educacionales, científicos, artísticos, periodísticos e industriales, entre las mujeres, en los círculos religiosos y médicos, en la policía, en las diferentes organizaciones populares y, en particular, en las extensas filas del ejército y entre los antiguos y nuevos miembros del Kuomintang, así como entre los dirigentes de éste a todos los niveles, hay realmente muchos hombres conscientes y patriotas, y su número aumenta día a día. Esto es muy alentador. El Partido Comunista de China está siempre dispuesto a cooperar con esos miembros del Kuomintang y a formar con ellos un sólido frente único nacional, a fin de luchar contra el mayor enemigo de nuestra nación: el imperialismo japonés. Esperamos que lleguen a ser rápidamente una fuerza dominante en el seno del Kuomintang y se impongan sobre los más perversos y desvergonzados miembros, que insultando la memoria del Dr. Sun Yat-sen, han desconocido los intereses de la nación y se han convertido de hecho en agentes y colabora-

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