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Factores generadores de violencia en estudiantes (página 2)



Partes: 1, 2, 3, 4

En otro orden de ideas, las instituciones educativas
públicas se enfrentan también con bastante
frecuencia a otros problemas, tales como:

Es cierto que el orientar debe contribuir con su aporte
profesional al abordaje de este tipo de problemas típicos
que se están dando con muchas frecuencias en los planteles
educacionales, mediante campañas y actividades de
concientización y solidaridad que se implementan en las
escuelas y liceos. Pero no se debe responsabilizar
únicamente al orientador como figura profesional
competente para el abordaje de este tipo de problemas sociales
que se reflejan en las instituciones educativas. La lucha contra
estos males es tarea de todos los adultos significantes que
están involucrados con la escuela.

Cada uno debe aportar su granito de arena para la
solución de los mismos, sin dejar de tomar en cuenta que
son problemas originados por las desigualdades sociales, la
descomposición social generada y la perdida de valores
auténticamente humanos por la que atraviesa la sociedad
venezolana actual. Es de suma importancia que el personal docente
que desempeña funciones directivas, facilitadotas de
aprendizaje y orientación, asuma su rol profesional en el
seno de la complejidad organizacional de la institución
donde presta servicios, tomando en consideración los
factores organizacionales que le otorgan especificidad
situacional a cada plantel, en aras de contribuir, en lo posible,
al logro de las grandes metas educacionales que se han
establecido para las escuelas públicas
venezolanas.

Violencia Escolar como síntoma
social

Aún cuando la elaboración de una
definición de violencia ha sido muy discutida y no se ha
logrado llegar a un acuerdo generalizado e internacional sobre la
misma, es importante señalar que la violencia no puede
equipararse con la palabra agresión y que no todos los
actos de agresión son violentos. La violencia se refiere
más a la severidad de una agresión y a una
intencionalidad específica de
destrucción.

Al respecto Planella, J. (2006) plantea que, es esencial
reconocer que las nociones de daño son diferentes de
acuerdo con la cultura y que los códigos morales y las
normas sociales varían en cada comunidad, también
es imperativo reconocer algunos de estos componentes que permiten
su utilización y clasificación. Puede decirse que:
La violencia es un comportamiento deliberado que resulta en
daños físicos o psicológicos a otros seres
humanos, o más comúnmente a animales y se le
asocia, aunque no necesariamente, con la agresión, ya que
también puede ser psicológica o emocional, a
través de amenazas u ofensas.

Desde el punto de vista de la psicobiología: El
concepto de violencia correspondería a una
representación subjetiva y cultural de los
fenómenos vinculados a la agresión. El problema
individual y social principal es que debido a la gran plasticidad
de los procesos cognoscitivos casi todo comportamiento, actitud o
situación puede percibirse subjetivamente como
"violencia", bastante a menudo errónea, muy teniendo en
efecto negativo real sobre el psiquismo y la dinámica
social. Entonces para definir qué se entiende por
violencia, es muy importante diferenciar de otros conceptos,
tales como:

El conflicto aparece al encontrarse intereses
opuestos y suele tener una connotación negativa, debido a
que se le suele confundir con violencia. Sin embargo, se
resolución puede darse en forma no violenta. Se diferencia
de la violencia en que esta no es innata, sino aprendida,
mientras que el conflicto es consustancial a la vida humana,
natural y, por otro tanto, inevitable.

Por otra parte, la agresividad es la tendencia o
disposición cuyo fin consiste en lesionar a otro organismo
o al propio con intención de producir daño,
destruir o humillar. Finalmente, el acoso, intimidación o
victimación corresponde a toda situación en la que
alguien es agredido o se convierte en víctima, por estar
expuesto en forma repetida y durante un tiempo a acciones
negativas: verbales, físicas y
psicológicas.

Planella, J., (op cit) define la violencia como la
situación o situaciones en que dos o más individuos
se enfrentan y una o más de las personas implicadas sale
perjudicadas, siendo agredida física o
psicológicamente. (p. 249). Por eso, es importante
destacar que la violencia no implica sólo la agresividad
física, incluye también las formas verbales y,
junto a ellas, gran cantidad de conductas que, solapadas, pueden
no ser identificadas como violentas, pero resultan igualmente
contundentes o peores que un golpe. Si antes la violencia directa
–principalmente la guerra– aparecía, y
aún lo hace, como una violencia visible, otros tipos de
violencia, como la estructural, han estado por mucho tiempo
encubiertos.

Olweus dan citado por Tettner, A. (2005) define la
violencia escolar explicando que una persona es victimizada
cuando es expuesta repetidamente a acciones negativas,
proveniente de otras personas (P 84). Esta definición
realizada por el doctor Olweus, ha sido plenamente aceptada en la
actualidad ya que incluye los dos elementos más
significativos del hostigamiento: la repetición y el
carácter negativo. Sus descubrimientos constituyen el
punto de partida de un proceso globalizado de estudios del
fenómeno que aquí nos ocupa. Sin embargo, se debe
tomar en cuenta las características políticas,
económicas y sociales de cada comunidad o sociedad al
abordar este tipo de investigación.

Tettner A (2003) define la violencia escolar como "toda
aquella acción de un estudiante que produzca dolor a otro
estudiante. Esta actividad ha sido llamada también acoso,
hostigamiento o victimizacion. Según Tettner el
término que mejor la describe proviene del idioma ingles.
Bullying – derivado del bul (toro) – porque le da una
dimensión casi gráfica a la forma como algunos
jóvenes andan por la vida agrediendo lo que se les ponga
por delante.

Acoso físico

Caloroso, B. citada por Tettner A. (2005) explica que el
acoso o bullying puede presentarse de maneras diferentes:
físico, verbal y relacional. El acoso físico se da
cuando se hace un daño a otra persona o a su propiedad, el
acoso emocional, cuando se daña a su autoestima y el acoso
social cuando se daña la aceptación social que
necesita la persona.

El acoso físico es el mas fácil de
detectar, porque las huellas son mas visibles. En esta
categoría se incluye: pegar, dar cachetadas, coquitos,
torcer un brazo, destruir la propiedad personal, artículos
deportivos o ropa de la víctima.

En la actualidad en las instituciones educativas
publicas del estado Monagas, se observan casos de acoso
físico entre estudiantes.

Pero el más utilizado por todos es el verbal. Tal
vez porque no deja huellas y es fácil parecer inocente. De
hecho, se puede insultar en voz baja, incluso en presencia de los
adultos, para que solo escuche la víctima, la que no se
puede hacer con la agresión física, que es tanto
mas evidente. En el liceo Bolivariano Simón
Bolívar, de Boquerón es frecuente que los "toros"
empujen a los mas débiles, que a veces son los mas
inteligentes, aunque ingenuos, diciéndoles "mujercitas" o
"gallinetas". Las observaciones realizadas por la autora durante
la investigación confirman que el acoso verbal entre
estudiantes también incluye calumniar, hablar mal de la
gente, esparcir rumores o chismes que generan ostracismo y
rechazo, hacer comentarios racistas o sexistas, criticar a la
ente que es o luce diferente, asustarlos, humillarlos o herir sus
sentimientos de cualquier forma. Y hoy en día los
estudiantes haciendo uso de la tecnología llegan a acosar
verbalmente a otros estudiantes a través del
teléfono celular o también por e-mail.

En estos casos esta nueva modalidad de acoso es menos
reportada a padres o profesores y/o profesores porque los
jóvenes tienen miedo de que les sea prohibido el acceso a
la red. Es importante destacar que lamentablemente, muchos
docentes utilizan la técnica del acoso como recurso cuando
la situación disciplinaria se les pone complicada.
Entonces hacen críticas impropias, utilizando
términos despectivos y humillantes delante de la clase. En
este caso, cuando se enteran del hecho, es labor de los padres
exigir responsabilidad al maestro y a la escuela por este tipo de
mala praxis docente.

Otro tipo de acoso observado en el liceo Bolivariano
Simón Bolívar, de Boquerón es el acoso
racional, este es muy fácil de detectar, ya que es
utilizado con frecuencia por los jóvenes estudiantes. Este
basado en dos pilares: la exclusión y el rumor. Comprende
muchos gestos codificados entre compañeros de estudio,
como voltear los ojos, suspirar, fruncir las cejas y cualquier
variedad de lenguaje corporal hostil.

Excluir de forma internacional a un miembro de los
equipos de trabajo, de las investigaciones a ir de paseo en
grupo, de las fiestas de cumpleaños y de los juegos
durante el receso escolar, son algunos aspectos de este tipo de
acoso observado en la población objeto de
estudio.

La autora considera importante que todos los docentes
tanto de instituciones educativas públicos y privados
presten especial atención al problema de la violencia
escolar y al acoso, porque la victimizacion y el bullying es un
intento deliberado de dañar, producir miedo y crear
terror. La violencia escolar en instituciones educativas es un
problema que decidimos ignorar, a pesar de que la vida de los
involucrados puede llegar a peligrar.

O tal vez nos dejamos segar porque preferimos las
soluciones simples a los problemas, para la realidad en que miles
de jóvenes van a clases todos los días con miedo.
Sin embargo, la mayoría logra sobrevivir invirtiendo casi
toda su energía en ello. Y con el resto de la fuerza y
voluntad que les queda, apenas pueden aprender algo en clase.
Esta es, en muchos casos la causa del bajo rendimiento
académico.

Distintos tipos de violencia

Las violencias invisibles o encubiertas son cotidianas
y, al estar ocultas, no se denuncian ni sancionan. Entre ellas
existe el maltrato psicológico, la exclusión de una
persona, de un grupo o el desarrollo de actitudes para
menospreciarla, difamarla, humillarla, discriminarla o ignorarla.
Hay sanciones legales para estas agresiones, pero estas son
difíciles de demostrar. Según Planella, J (op cit).
La violencia invisible puede ejercerse en dos escalas:
microsocial y macrosocial.

La Escala microsocial: esta referida a
interacciones sociales conflictivas. En ella la violencia es una
forma de relación. En esta escala se distinguen tres tipos
de agresiones:

a-) Agresión relacional: Es dañar a
alguien usando como arma la relación que con ella se
mantiene. Por ejemplo: cuando se vulneran sentimientos de
amistad.

b-) Agresión indirecta: El agresor
aparenta dañar sin intención, se escuda en otra
persona.

c-) Agresión social: Es dañar la
autoestima o el estatus social de alguien en un grupo.

La Escala macrosocial: alcanza estructuras
sociales de mayor alcance, pues se ejerce desde una
posición de poder. Tiene diferentes categorías; a
saber:

a-) Violencia estructural: Se da cuando una
estructura social no igualitaria provoca exclusión social
de parte de la población.

b-) Violencia institucional: Se manifiesta cuando
el sistema jurídico–político vulnera derechos
de los habitantes.

c-) Violencia represiva: Cuando el Estado reprime
toda oposición.

d-) Violencia simbólica: Es la violencia
ejercida desde el poder dominante con el consentimiento de
aquellos que son dominados.

A lo largo de la historia, diferentes sistemas de
dominación, no sólo han ejercido su fuerza por
decisión propia, sino también a partir de la
aceptación del mismo grupo oprimido. Estas situaciones
suelen entonces mantenerse a lo largo del tiempo,
transmitiéndose de generación en generación.
Un caso sencillo que podemos citar, es por ejemplo el de un
docente que, amparado por la desigual relación que lo
distingue del alumno, le impone a éste, medidas
inobjetables. Una evaluación sin previo aviso, con el fin
de prevenir situaciones conflictivas o de indisciplina en el
aula.

Pero no sólo en la escuela existe la "violencia
simbólica", está presente también en los
hogares, en los lugares de trabajo y se manifiesta también
en las políticas sociales que no dan respuesta a las
necesidades básicas insatisfechas de miles de personas.
Cuando se amenaza la subsistencia, se genera una violencia que se
transmite a los jóvenes; la familia corre el riesgo de
desintegrarse y los adultos no pueden proteger, cuidar y educar
afectivamente a los integrantes menores en forma adecuada. Por
otra parte, la violencia simbólica, aparece en los medios
de comunicación cada vez que transmiten un estereotipo,
por ejemplo de belleza, distorsionando la realidad, se expresan
de modo incorrecto o propician la violencia a través de la
ficción. En tal sentido, Tettner, A. (2005) señala
que:

Si en algún sector se observa claramente la
violencia es en la industria del entretenimiento. A diario se
observa que la violencia penetra en todos los estratos de la
industria de la diversión, no sólo en los videos,
juegos y películas también en los deportes. (p.
69)

En concordancia con lo planteado por Tettner, se puede
tomar como ejemplo a aquellos individuos que gritan en un partido
deportivo al árbitro (como frecuentemente suele suceder en
el futbol) o que no se perturban ante la pantalla de
televisión al mirar como espectadores escenas de extrema
violencia, esos mismos sujetos pueden ser quienes justifiquen el
hecho de que un adulto le grite a un niño en el caso de
que éste no se haya comportado de la manera
esperada.

También se observan manifestaciones de esta
violencia en programas infantiles de humor, novelas,
películas, lo que genera una mayor concentración de
programas violentos. Razón por la cual la violencia de
estos programas ha dejado de ser un tema aislado para convertirse
en el lenguaje con el cual se llega a captar la atención
de los televidentes.

La violencia permanente en los medios de
comunicación produce un efecto sensibilizador
sistemático y al desactivarse estos reflejos es el
televidente, éste se insensibiliza a la violencia y se
hace más propenso a la misma. Estos efectos que ejerce la
programación violenta en los jóvenes en edad
escolar, puede ir en dos direcciones, o los insensibiliza o los
incita a la violencia, de allí la importancia de que los
padres o representantes controlen la programación que ven
sus hijos.

Existen innumerables actos violentos que se desencadenan
en el ámbito cotidiano, y algunos incluyen a la
educación misma. Ésta consiste en un acto violento
en el sentido de que fuerza de voluntad de los niños y
jóvenes, a quienes es preciso enseñarles cuales son
las normas y los valores que están socialmente aceptados.
La escuela del pasado, específicamente, era violenta
cuando sostenía que "la letra con sangre entra".
También las familias, por su parte, ejercían
violencia cuando se aceptaba que la autoridad paterna
podía "educar" a través de una bofetada que
estuviera "bien aplicada a tiempo".

En algunas ocasiones, se hace uso de la expresión
"violencia gratuita" para hacer referencia a aquellos
casos en los que no existen motivos que se correspondan con esa
manera de actuar. Esto podría dar lugar a suponer que se
justifican otros casos en que la violencia no es gratuita, y por
lo tanto, podría estar persiguiendo algún objetivo
lícito o algún Beneficio para quien la ejerciera o
la sufriera. Una frase que puede reflejar este concepto es:
"Quien te hace llorar es quien te ama".

La sociedad contemporánea se caracteriza porque
en ella se han desarrollado formas legitimadas de agresividad que
pueden reconocerse en espectáculos deportivos o, a
través del cine y de la televisión. Estas formas
actúan de manera catártica, debido a que permiten
expresar emociones o comportamientos no permitidos en otros
ámbitos.

La conducta antisocial

Los jóvenes de hoy se ven a menudo inmerso en un
problema grave: la violencia. Es sabido que para este
fenómeno, de amplio alcance en las sociedades
industrializadas, sobre todo bajo el amparo del anonimato y la
despersonalización de las grandes urbes, cabe encontrar
una explicación que tiene en cuenta razones de tipo
sociocultural (y, a la postre, razones políticas e
ideológicas) de análisis
psicológicos.

Sin ninguna duda, la amplitud y la extensión
actual de la violencia guardan directa relación con la
estructura social de las sociedades industrializadas. Las
desigualdades en la distribución de la riqueza, el
inmovilismo ideológico, el alto nivel de desempleo y, en
fin, la crisis económica por factores potenciales
generadores de conductas antisociales entre las clases menos
favorecidas. No obstante, numerosos especialistas se han ocupado
con profusión de los factores psicológicos que
inciden en la violencia juvenil. La mayoría de ellos,
hacen hincapié en dos conceptos centrales del desarrollo
psicológico que si tiene marcada influencia en la
aparición de conductas antisociales: las carencias
afectivas y la interiorización del concepto de
ley.

Por lo antes expuesto, la autora de esta
investigación considera conveniente que, al hablar de
violencia escolar debe hacerse mención a otro tipo de
conductas perturbadoras, que es preciso identificar y que pueden
ser englobadas dentro del término comportamiento
antisocial
. Entre ellas, se citan las señaladas por
Planella, J (2006):

  • Disrupción en las aulas. Situaciones
    en las que tres o cuatro alumnos impiden, con su
    comportamiento, el desarrollo normal de la clase, obligando
    al profesor a emplear cada vez más tiempo en controlar
    la disciplina y el orden. Por presentarse con frecuencia,
    preocupa a los docentes, ya que interfiere en el
    aprendizaje.

  • Problemas de disciplina. Conflictos de
    relación entre los profesores y algunos de los
    alumnos. Desestabilizan la vida del aula. Son conductas
    reconocidas como resistencia, desafío o
    insulto.

  • Maltrato entre compañeros (bullying).
    Procesos de intimidación y de victimización
    entre iguales, compañeros de aula o de la misma
    institución. Uno o más alumnos acosan e
    intimidan a otro, que se convierte en víctima, por
    medio de insultos, rumores, vejaciones, aislamiento, motes.
    Aunque no suele incluir violencia física, sus
    consecuencias son muy graves para la víctima si se
    prolonga el tiempo.

  • Vandalismo y daños materiales. Es una
    agresión contra los objetos de la escuela, ya sea a
    través de robos o causando desperfectos en las
    instalaciones.

  • Violencia física. Es la
    agresión contra la integridad física de otra
    persona. Incluye extorsiones o presencia de armas. Tiene un
    gran impacto sobre las comunidades escolares y sobre la
    opinión pública.

  • Acoso sexual. Es el fenómeno
    más oculto del comportamiento antisocial. Es una forma
    extrema y particular del "bullying" con suficiente relevancia
    en sí misma. (p. 260)

También es importante destacar que en las
escuelas, liceos y universidades existe como problema el fraude
en educación realizado por los estudiantes, que consiste
en la copia en los exámenes, el apropiarse de trabajos
ajenos o el uso de recomendaciones e influencias para intentar
aprobar sus materias y pasar al siguiente nivel.

Causas del Comportamiento Antisocial

Las principales causas que estan en el trasfondo de
comportamiento antisocial y otras situaciones de indisciplina van
desde el desinterés de los alumnos, que no se encuentran
motivados por el estudio, hasta el consumo de drogas (destacando
el alcohol), los problemas familiares y presencia en el aula de
alumnos repetidores o de grupos de alumnos intolerantes. Existen
diversas situaciones en las que niños, niñas y
adolescentes son participes de violencia y de agresión,
tanto física como psíquica. Entre la amplitud de
situaciones que se pueden calificar como aptos antisociales, la
autora de esta investigación considera importante destacar
las siguientes:

  • Los jóvenes estudiantes están
    habituados a ver la violencia como algo cercano que no les
    afecta. La ven como normal, inevitable, sin
    consecuencia.

  • No tiene modelos sociales positivos frente a los
    modelos sociales negativos que gozan de impunidad.

  • Se les educa de una manera demasiado permisiva o
    altamente restrictiva.

  • Tienen problemas de personalidad.

  • Tienen problemas de relación grupal (amigos /
    pandillas).

  • Imitan costumbres violentas que ven en la
    sociedad.

  • No siempre tienen autoridades que entienden
    positivamente su rol y lo ejerzan correctamente.

  • Confunden libertad con libertinaje.

  • No registra la pérdida de valores.

  • Requieren límites para poder comprender sus
    derechos y sus deberes.

  • No asumen la frustración.

  • Sufren de pobreza y marginalidad.

Factores generadores de la violencia

Los factores generadores de violencia que cobran mayor
relevancia al momento de evidenciar la aparición de
conductas violentas se pueden agrupar en: factores
biológicos, cognitivos, sociales, personales, familiares y
ambientales:

Los Factores biológicos. Revisten gran
relevancia en la existencia de tendencias agresivas.

Los Factores Cognitivos. Pueden generar problemas
de conducta, debido a experiencias tempranas vividas como; la
privación social o aislamiento social. En este caso el
docente debe tener en cuenta los distintos niveles de
comprensión y razonamiento de los alumnos, para poder
mantener el control del aula.

Los Factores sociales. Especialmente los
relativos a los roles asociados a cada individuo dentro del
grupo. Una de las primeras teorías que relaciono el
comportamiento agresivo a factores sociales fue la del
psicólogo francés Tarde, G. Citado por Tiniacos, C.
(2004) Desde cuyas vertientes se entiende la conducta agresiva
como resultado de una inadaptación debida a problemas en
las codificación de la información, lo cual hace
que tenga dificultades para pensar y actuar ante los problemas
interpersonales y dificultad de elaboración de respuestas
alternativas.

Los Factores de personalidad. Tienen influencia
en el desarrollo de la agresividad, puesto que el joven agresor
suele mostrar una tendencia significativa hacia el psicotismo. Le
gusta el riesgo y el peligro y posee una alta extraversión
que se traduce en el gusto por los contactos sociales, aunque en
ellos habitualmente tiende a ser agresivo, se enfada
fácilmente y sus sentimientos son variables. Todo esto
hace que el niño o adolescente tienda a tener "trastornos
de conductas" que le lleven a meterse en problemas con sus
iguales e incluso con adultos.

Los factores Familiares. Estan relacionados con
los patrones de crianza y los modelos de interacción
familiar. El modelo de familia puede ser predictor de la
delincuencia de niños y jóvenes, puesto que el
clima socio-familiar interviene en la formación y
desarrollo de las conductas agresivas. Los niños y
jóvenes agresivos generalmente perciben en su ambiente
familiar cierto grado de conflicto.

Los Factores Ambientales. Juegan un papel
especialmente importante en la explicación del rol de la
familia puesto que la agresividad como forma de resolver
problemas suelen tener su origen al principio en la infancia, en
el propio ambiente familiar. Así como también la
exposición repetida a la violencia en los medios de
comunicación y en juegos electrónicos.

Es probable que los factores que presentan una mayor
incidencia en el desarrollo de conductas violentas en los
niños y jóvenes sean los relativos a las
prácticas de crianza infantil. Algunas veces se piensa que
padres agresivos forman hijos agresivos, pero las influencias de
los padres no son tan simples. Pocos padres educan concientemente
a sus hijos para ser agresivos e incluso la mayoría cree
que lo están haciendo "bien". Entre estas
prácticas, destaca el empleo de castigos físicos o
verbales. En tal sentido, Feshbach, citado por Cerezo, F. (2004)
afirma que:

No hay ninguna otra variable tan fuerte relacionada con
el desarrollo de la conducta agresiva como el uso de castigos. Su
incidencia está estrechamente relacionada con el tipo de
castigo; en primer lugar destaca el castigo físico,
seguido del castigo verbal. (p. 31)

En concordancia con lo planteado por Feshbasch en la
cita anterior, se deduce que el castigo en forma de Maltrato
Verbal puede provocar una respuesta agresiva más fuerte
que cuando se frustra a un sujeto interfiriendo en una tarea que
está realizando. De manera que el castigo o maltrato, en
cualquiera de sus diferentes formas, supone la forma más
segura de conformar conductas agresivas en el futuro, incluso con
mayor probabilidad que las experiencias frustrantes. Al respecto
Banduras, citado por De La Torre, J. (05/01/2005)
señala:

El aprendizaje por modelado y por observación
como un factor que también precipita la violencia. Afirma
que si un modelo es castigado por su conducta agresiva o
violenta, el observador sentirá temor al agredir, aunque
haya aprendido correctamente la conducta, pero si el modelo es
reforzado por su conducta, el observador considerará
apropiado este comportamiento. (p. 12)

De lo expuesto anteriormente se deduce que la misma
sociedad propicia y crea las condiciones para la violencia, la
cual va a encontrar en la escuela el lugar ideal para reflejar
las contradicciones y realidades vivenciales en el medio que la
circunda. En las actividades cotidianas de la escuela, la
violencia estudiantil es un elemento permanente presente, en la
medida en que está inscrito en los códigos de
formación y de la relación social y es
constantemente reforzado por los mismos.

En la actualidad en los liceos públicos del
Municipio Maturín Estado Monagas, específicamente
en la U. E. "Simón Bolívar", la violencia se ve
reflejada desde dos vertientes: La primera desde los estudiantes,
la segunda desde los docentes que las conforman. En el caso de
los estudiantes los comportamientos violentos son productos de un
aprendizaje a lo largo de toda la vida. En cuanto a los
educadores se muestra los actos de violencia en las
interrelaciones personales docente-docente, y docente-alumno,
mediante el uso de descalificativos y de medidas hacia los
mismos. Esta situación puede ser extrapolada como un
factor común presente en todo el ámbito educativo,
y que se hace más notoria en los planteles donde convergen
los sectores más necesitados, se conjugan tres elementos
más que generan un clima organizacional
negativo:

  • La no pertinencia del proceso educativo.

  • El carácter represivo representado por el
    hecho educativo para los estudiantes.

  • La falta de un personal especializado en gerencia
    educativa.

Es posible que estos aspectos incidan en el
desenvolvimiento de las actividades de la escuela pública
venezolana, que cada día se muestra más violenta.
Por tal motivo se hace necesario caracterizar los factores
generadores de la violencia estudiantil, que no es más que
el conjunto de acciones emprendidas por los estudiantes en contra
del aparataje educativo y todo lo relacionado con él,
presentando variaciones dependientes del nivel educativo y de los
actores participantes.

Relaciones entre Violencia, Agresión y
Frustración

Se considera conveniente analizar si existe alguna
relación entre la violencia estudiantil, la
agresión y la frustración. En tal sentido los
expertos en la materia consideran que la violencia pertenece a
conductas desajustadas, provocadas por otros desajustes. Al
respecto Dupaquier, citado por Tiniacos, C. (op cit),
expresa:

A partir de su investigación sobre la violencia
estudiantil tanto entre alumnos, como hacia sus profesores, o
hacia la propia institución, se presenta las siguientes
formas de violencia:

  • Saboteo en clase para reírse de la autoridad
    del profesor.

  • Peleas en el aula.

  • Chantajes y amenazas.

  • Insolencia y provocación.

  • Vandalismo contra la institución, violencia
    física contra bienes materiales, tanto en lo que
    respecta al material escolar como al propio
    plantel.

  • Violencia física contra personas: alumnos,
    profesores, directores y otros. (p. 34)

En tal sentido, puede decirse que en las ciencias
sociales existen dos teorías para el estudio de la
violencia y de la conducta delictiva, las que se presentan en
diversas combinaciones, la teoría de la ruptura o de la
anomia y la teoría de las formas de socialización.
Estas se constituyen como factores explicativos de las
dimensiones estructurales y sociales.

Además, encontramos elementos innatos y elementos
adquiridos que configuran formas habituales de conducta, tan
arraigados que, en ocasiones, responden casi como un reflejo
estereotipado. Desde el punto de vista del individuo, puede
plantearse la agresividad como un rasgo de personalidad. Hay
muchas clases de conducta agresiva, y en consecuencia, no puede
haber una definición univoca que sea satisfactoria. Pero
en la actualidad parece haber un acuerdo difusamente compartido
sobre una clasificación genérica de las formas
diferentes de agresión, según su fin último
o motivación.

Por eso, en algunos casos se habla de agresividad
reactiva, hostil y afectiva, caracterizada por el predominio de
componentes afectivos y emotivos, y por otro lado, de una forma
preactiva o instrumental, caracterizada por el predominio de
comportamientos cognitivos e intencionales. Entonces, la conducta
agresiva, según Cerezo, F. (op cit), viene a ser el
resultado de una compleja secuencia asociativa que puede
resumirse en el siguiente esquema:

Ideas + Sentimientos +
Tendencias del comportamiento

El comportamiento agresivo aparece como resultado de una
elaboración afectivo – cognitiva de la
situación, donde están en juego procesos
intencionales, de atribución de significados y de
anticipación de consecuencias, capaz de activar conductas
y sentimientos de ira. Además, se trata de un tipo de
actuación que una vez activada, alimenta y sostiene la
conducta, incluso más allá del control voluntario.
Algunas de las conductas más frecuentes que pueden ser
indicadores de tendencias agresivas son: derivar en peleas los
juegos con los iguales, llorar o enfadarse mucho casi por nada,
dificultades a la hora de las comidas, desgano por estar con sus
compañeros de clase, hablar frecuentemente de peleas en
las que se encuentra implicado como agresor, utilización
de insultos y descalificaciones, accesos de ira incontrolados en
los que llega a romper cosas, escasa tolerancia a la
frustración, de manera que pretende conseguir siempre sus
caprichos o de lo contrario irrumpir violentamente y por un
tiempo mantenido.

El componente agresivo de la conducta humana es
generalizable a toda la especie, cabría situarla en el
plano de los instintos. Las teorías biológicas,
tales como la teoría etológica de Lorenzo o la
teoría psicoanalítica de Freud, se inclinan hacia
concepciones ambientalistas, es así como surge la tesis de
la agresividad como respuesta a la frustración de manera
que es descontable la idea del hombre como ser agresivo por
naturaleza y se acepta que llega a ser agresivo como consecuencia
de experiencias frustrantes. Esta concepción viene a
concluir que el niño es potencialmente agresivo desde el
momento, que existe una agresividad innata y que la
frustración, provocada por el entorno, es capaz de
activarla.

La frustración es el estado de decepción
creado emocionalmente cuando alguien espera realizar su deseo se
ve impedido de hacerlo. Cuando una persona no logra realizar un
deseo, puede elaborar su frustración de formas diversas.
Unas veces caerá en estado de tristeza o depresión,
cuya intensidad, dependerá de la intensidad de la
frustración; otras reaccionarán agrediendo
activamente a la persona a situación causantes de su
frustración.

Una frustración crea un estado vivencial de
fijación a la situación frustrante. La persona
frustrada será sumamente sensible a todo planteamiento que
le recuerde su frustración; sentirá angustia al
ponerse en las mismas circunstancias, las cuales fracasó y
pensará ver repetida por doquier la misma situación
frustrante, lo cual la conducirá, en último
término, a llevar una existencia introvertida y poco
arriesgada, con objeto de no repetir la vivencia decepcionante.
En otros términos, la violencia y los aspectos
relacionados como la agresión y la frustración
obedecen a un complejo conjunto de elementos psicológicos,
sociales y culturales.

Aspectos relevantes del sujeto
agresivo versus el sujeto victima

No todos los sujetos reaccionan de la misma manera ante
situaciones adversas. Aun así, es importante destacar
algunas dimensiones que se revelan claramente diferenciadoras
para cada uno de los sujetos implicados en una dinámica de
agresión y victimizacion. Las personas mas proclives a la
violencia, además de ser irritables y "rumiar" mas sus
pensamientos son también mas proclives a atribuir al
exterior la responsabilidad de los eventos en los cuales se
hallan implicados, mas preocupados por defender la propia
reputación y el propio honor, relativamente indiferentes
respecto a las necesidades y derechos de los mas desfavorecidos
genéricamente hostiles a las instituciones y a sus
representantes.

Mientras que las personas que han sufrido maltrato con
cierta frecuencia pueden actuar en dos sentidos: o bien
reaccionar con una alta tasa de violencia o por el contrario con
una gran sumisión, son más depresivas y muestran
elevados índices de ansiedad.

Llegan a dudar de su propia valía y estima con
cierta frecuencia, son dadas a atribuirse a si mismas la causa
ultima de su situación y, en ocasiones, a su mala
suerte.

Los sujetos con mayor índice de agresividad en un
colectivo son aquellos que muestran una menor
consideración hacia los problemas de aquellos que les
rodean. Además algunas dimensiones de su personalidad y de
sociabilidad son especialmente especificas para cada "lado de la
moneda", llegando, en ocasiones, a presentar diferencias
significativas, lo que permite esbozar un pequeño perfil
asociado a los sujetos agresivos frente a las víctimas que
puede ayudar a entender como, donde y porque.

Al respecto Cerezo F. (op cit) expresa que:
investigaciones con adolescentes han revelado algunos elementos
del perfil de los agresores, en cuanto a la percepción del
clima social, encuentra en su clima familiar un elevado grado de
anatomía y una importante organización de roles,
unido a un escaso control sobre sus miembros. Como resultado,
viven las relaciones familiares en grado de conflicto elevado.
Desde una perspectiva social, muestran escaso autocontrol en sus
relaciones sociales. (p. 28)

Según el autor, estos jóvenes establecen
una dinámica relacional agresiva y generalmente violenta
con aquellos que consideran débiles y cobardes. Presentan
aspectos relativos a su autovaloración relevantes: se
consideran líderes y sinceros, muestran una alta
autoestima y considerable asertividad, rayando, en ocasiones, con
la provocación. Suelen presentar algunas dimensiones de
personalidad especificas: elevado nivel de psicotismo,
extroversión y sinceridad junto a un nivel medio de
neuroticismo lo que puede traducirse en una marcada tendencia
antisocial que vendría a manifestarse en
despreocupación por los sentimientos de los demás y
falta de capacidad de empatía; actitud marcadamente
irresponsable y escaso interés por las normas, reglas y
obligaciones sociales. Un nivel muy bajo de tolerancia a la
frustración y bajo umbral para las descargas de
agresividad, asociado a un escaso sentimiento de culpa y
dificultad para aprender de la experiencia, especialmente del
castigo.

Las víctimas, los que pueden ser el blanco de los
ataques hostiles sin mediar provocación, por el contrario,
muestran rasgos específicos significativamente diferentes,
incluyendo un aspecto físico destacable; su
complexión débil, acompañada, en ocasiones,
de algún tipo de handicap. En cuanto a la
percepción del clima social familiar, encuentran sus
relaciones familiares algo mejores que los agresores, pero no
llegan a ser "buenas". Se sienten sobre protegidos y con escasa
independencia, existe una alta organización de funciones y
la figura paterna ejerce un estricto control.

Desde el punto de vista de las relaciones sociales,
destaca una escasa asertividad, que se traduce en dejarse llevar
con facilidad por las opiniones y demandas de los demás.
Viven sus relaciones personales con un alto grado de timidez que
en ocasiones, les llevan al retraimiento y aislamiento social. Se
auto evalúan poco sinceros es decir, muestran una
considerable tendencia al disimulo, y tratan de aparentar ser
"mejores" de cómo son. En ocasiones, tratan de reaccionar
agresivamente e incluso llegan a provocar la ira de sus
compañeros, como forma de autoafirmación,
estrategia que generalmente les reporta resultados
negativos.

Es de suma importancia que los docentes tomen
conciencia, de estas situaciones y traten de frenar el avance de
la influencia del alumno agresor en las actitudes del grupo y
especialmente prestar la ayuda precisa al alumno víctima.
Para poder aplicar estrategias de detección precoz de las
situaciones de agresión y victimizacion entre escolares
las cuales pueden situarse en tres colectivos claramente
definidos y a la vez complementarios: los profesores, los alumnos
y los padres.

Posibles Indicadores para Identificar al Alumno
Bully

  • Agradecen, intimidan, ponen motes, ridiculizan,
    golpean, empujan, dañan las pertenencias de otros
    estudiantes… Dirigen sus agresiones a estudiantes
    débiles e indefensos. Pueden tener seguidores que
    realizan "el trabajo sucio" mientras ellos
    organizan.

  • El bullying entre las chicas es menos visible y mas
    rebuscado; se dedican a expandir rumores y a manipular las
    relaciones entre amigos en la clase (por ejemplo dejar a una
    chica sin su mejor amiga).

Características del Alumno
Bully

  • Físicamente fuertes; mas mayores o de igual
    edad.

  • Necesitan dominar, tener poder y sentirse
    superiores.

  • Con fuerte temperamento, fácilmente
    enojables, impulsivos y con una baja tolerancia a la
    frustración.

  • Generalmente opuestos, desafiantes y agresivos hacia
    los adultos.

  • Son vistos como si fueran malvados, duros y como si
    mostrasen poca simpatía hacia sus
    víctimas.

  • No son ansiosos ni inseguros. Suelen tener la
    autoestima alta.

  • Participan tempranamente en otros comportamientos
    antisociales (robo, vandalismo, alcohol…)

  • Pueden presentar mucha o poca popularidad entre sus
    compañeros, pero solo les soportan unos pocos; son
    más populares en primera que en secundaria.

  • Cuando llegan a cursos elevados, suelen mostrar una
    actitud negativa hacia la escuela.

Posibles Indicadores para Identificar al Alumno
Víctima

  • Están, a menudo, solos y excluidos del
    grupo.

  • Son los peores en los juegos o trabajos de
    grupo.

  • Tienen dificultad para hablar en clase y dan la
    impresión de ser inseguros.

  • Aparece depresión, infelicidad,
    distracción.

  • Muestran un gradual deterioro del interés por
    el trabajo del escolar

Características de las Posibles
Víctimas

  • Físicamente débiles

  • Son sensibles, callados, pasivos, sumisos y
    tímidos, lloran con facilidad

  • Prestan dificultades de asertividad

  • Se relacionan mejor con quienes son menores que
    ellos

  • Normalmente tienen un nivel académico
    bajo

La autora considera importante señalar que en las
Instituciones Educativas hay víctimas provocativas
fácilmente reconocibles, ya que normalmente son chicos con
patrones agresivos de respuestas:

  • Presentan un temperamento fuerte y puede responder
    violentamente cuando son atacados o insultados

  • Suelen ser hiperactivos y tienen dificultades de
    atención y concentración

  • Con frecuencia provocan situaciones
    tensas

  • Suelen ser despreciados por los adultos, incluido el
    profesor

  • A veces intentan agredir a los estudiantes
    débiles

Violencia Estudiantil y la Pérdida de
Valores

Frenar la creciente violencia en las instituciones
educativas, obliga a poner en marcha programas, que eviten que
esa tendencia vaya a más. Para lograr esto se necesita del
apoyo de expertos en materias como Psicología. En la
actualidad se manifiesta gran preocupación por las
conductas agresivas de algunos adolescentes respecto de sus
compañeros, profesores o hacia su mismo plantel. Estas
actitudes a menudo son atribuidas a la falta de valores y a la
carencia de disciplina. En muchos casos estas actitudes se
originan porque los padres no comparten actividades con sus hijos
por motivos laborales.

Los niños agresivos no solo se forman cuando se
les educa con rudeza, sino también cuando se hace sin
objetivos claros, pues "una excesiva laxitud" la entiende como
que los padres aprueban la conducta agresiva. De acuerdo con lo
planteado, queda claro que es de suma importancia la
transmisión de valores de padres a hijos, ya que es el
núcleo familiar donde se inicia el proceso de
formación de valores y se atienden las necesidades
básicas del ser humano.

Violencia en el medio escolar

La sociedad enfrenta conflictos de violencia que se ven
trasladados a las aulas, y estas repiten como un espejo la
problemática exterior. Dentro de las escuelas, no se
podría hablar de enfrentamiento entre adultos y
niños, sino de aislamiento y de ruptura de
vínculos. Muchos educadores sostienen que "nadie escucha",
que los jóvenes "no leen", "no aprenden" y, soberbios,
desacreditan a los estudiantes que no responden a los modelos que
ellos vivenciaron en su niñez. Esto hace que los alumnos
no encuentren canales para expresarse, lo que genera
incomunicación quizás, más que suponer que
los educandos atacan las estructuras establecidas, se
podría entender que lo que hacen es ignorarla.

Tal como lo registran los medios de comunicación
del mundo, la violencia escolar se ha puesto de manifiesto en
todas las latitudes. Sus manifestaciones físicas y
simbólicas son múltiples, dejando de ser simples
amenazas entre estudiantes para pasar a ser agresiones
físicas entre púberes y niños, y de ellos
para con los docentes, llegando incluso a registrarse actos de
vandalismo.

Es claro que todo esto es más que el reflejo de
las tensiones generadas por crisis sociales complejas, que
involucran problemas económicos, alineación
cultural y exclusión social. La violencia en las aulas
reproduce, en gran parte, las desigualdades estructurales de la
sociedad y, así, estudiantes de las minorías,
inmigrantes o pertenecientes a grupos desposeídos se
sienten excluidos de una escuela con modelos que no le pertenecen
y que no hacen intentos por acercarse y adaptarse a los cambios
del contexto. Por esta causa, dentro de la escuela, los
niños y las niñas y los y las púberes
resuelven sus problemas recurriendo a la agresión, ya sea
verbal o física, por un lado, o bien a la
inhibición y a la retirada, por otros.

En la actualidad en escuelas, liceos y universidades se
presentan, en mayor o menor medida, diferentes formas de
violencia, de igual manera que en otros ámbitos de las
relaciones humanas. Siempre que hay que compartir espacios o
tiempo con otros (como la propiedad del territorio, el uso o las
normas de uso de ese territorio), se generan conflictos que
pueden devenir en violencia, entendida como agresión hacia
los demás. En este caso, la escuela resulta,
paradójicamente, a la vez un reflejo de la sociedad, un
ámbito donde se puede contener a los estudiantes en
conflicto y encontrar estrategias que los ayuden a mejorar sus
relaciones con los demás, al brindarles la posibilidad de
recuperar la palabra para resolver los conflictos por el
diálogo y la medición.

La violencia escolar debe estudiarse desde una
perspectiva multicausal, pues implica analizar y relacionar
variables vinculadas al individuo, a la sociedad y a la escuela
misma. Y aunque muchos nieguen la existencia de la violencia en
las aulas y sólo reconozcan, cuando mucho, actos que
implican problemas disciplinarios que consideran normales dentro
de una convivencia diaria. Y digan que no se trata de un
fenómeno que ha aumentado en esta época, sino que,
por el contrario, ha existido desde siempre.

Es cierto que no todos los casos revisten similares
características y que algunos episodios, que se presentan
como de violencia escolar, podrían encuadrarse en los
desbordes más o menos normales de indisciplina
estudiantil. Pero, al mismo tiempo, se puede advertir en muchas
situaciones, de manera reiterada, la incorporación de un
agregado de violencia que no puede ser tomado con naturalidad, y
sin prestarle la debida atención.

De este modo, mientras que para algunos la escuela es un
campo de batalla en el que profesores y alumnos pelean por
conseguir convertirla en lo que creen que debe ser, otros
sostienen una postura totalmente distinta. Ya que los actos
violentos están sujetos a un gran sistema de relaciones
interpersonales en el que las emociones, los sentimientos y los
aspectos cognitivos están presentes y configuran parte del
ámbito educativo. A todo esto se suma que estas relaciones
están ligadas a las situaciones familiares de los alumnos
y al ámbito social de la institución.

Patrones Culturales de la Violencia en los Sistemas
Educativos Formales

Es importante analizar el impacto que tienen los
patrones o normativas escolares en la manera como el niño
o el adolescente adoptan la violencia como una forma de
relacionarse con los demás, enfrentar situaciones y
resolver problemas. Es necesario comprender como el incide el
contexto escolar en la reproducción de la violencia e
identificar cómo el contexto transmite valores y normas
que privilegian el ejercicio de la violencia a otras alternativas
más constructivas.

Sería triste constatar que la escuela pueda ser
un espacio de socialización de valores, actitudes y
comportamientos violentos. Por eso es necesario tomar conciencia
de cómo, a veces, la escuela puede contribuir a esto, ya
que es el punto de partida para estructurar un plan de
acción que contrarreste esta socialización de
patrones de comportamientos negativos y que evite esos "otros
aprendizajes" no planificados ni buscados, que se transmiten al
estudiante desde la misma escuela. Al respecto Santa Cruz y
Portillo, citado por Fernández, A. (2004) manifiesta
que:

Si a la cuota de agresividad expresada, en ocasiones,
por los docentes se les añade la que los estudiantes
presencian, en forma directa, dentro de la misma
institución por parte de sus propios compañeros, se
tiene un contexto situacional dentro del cual la agresión
y la violencia son promocionadas como formas de relacionarse con
los demás. (p. 3)

Con relación a lo señalado anteriormente,
la escuela, más como contexto inmediato que como
institución, más por las conductas agresivas que se
generan en su interior que por los valores que trasmite,
posibilitará a los estudiantes un medio en el cual
expresiones de violencia o agresión sean usuales e incluso
justificables.

Banduras, citado por Fernández, (ibid), explica
porque la escuela puede promover la violencia como medio para
obtener resultados y resolver problemas. Afirma que la escuela
puede transmitir como instancia socializadora, patrones, normas,
valores, actitudes y prácticas culturales a sus alumnos
relacionadas con la violencia. En tal sentido es importante que
se reflexione sobre esos patrones de violencia que, con
frecuencia, se presencian en las instituciones y que contribuyen
en esos "otros aprendizajes" que junto a los conocimientos
planificados e intencionalmente buscados, se adquieren, muchas
veces, de forma inconsciente y pueden consolidarse en el
patrón de conducta violenta de los estudiantes.

Algunos de esos patrones y prácticas educativas
que se hace necesario desvelar, identificar y tomar conciencia de
ellos, a fin de trabajar por su erradicación en la
educación media diversificada y profesional, se nombran a
continuación:

  • a. Enfoques disciplinarios de tipo
    coercitivos:
    Aplicación de una disciplina centrada
    en el centro de la conducta. Es decir, se continúa
    aplicando la expulsión del plantel como medida de
    control de los alumnos indisciplinados.

  • b. Prácticas educativas
    autoritarias:
    Manifiestas en una organización
    jerárquica y vertical, donde no se promueve la
    participación de los alumnos a través de
    instancias de toma de decisiones; donde las autoridades
    escolares poseen la verdad y siempre tienen la razón;
    donde la posesión de esta verdad es prerrogativa de
    quienes ostentan el poder; donde se abusa de este poder
    conferido institucionalmente, y donde se practica la
    pedagogía de la repetición y el mimetismo,
    impidiendo, de forma violenta, la construcción del
    saber, la oportunidad de crear y de ser uno mismo.

  • c. Impunidad del docente:
    Tradicionalmente el "culpable" de todo lo que ocurre en las
    instituciones educativas es el alumno y, culturalmente, se ha
    sostenido y definido el principio de autoridad por encima de
    todo. Por eso, es que el maestro ha sido intocable, siempre
    ha tenido la razón y ha estado autorizado a imponerse
    sobre el alumno. Algunos profesores abusan
    sistemáticamente de su poder y manipulan al estudiante
    de forma antiética. Esta situación va
    acompañada a muchas arbitrariedad e injusticias hacia
    el alumno, lo que provoca en éste sentimientos de
    frustración, ira y deseos de venganza, que al no poder
    controlar y manejar de forma constructiva, muchas veces
    genera actos de violencia hacia la "autoridad"
    escolar.

  • d. El currículo oculto: A
    través de éste, sin pretenderlo, las
    instituciones educativas facilitan "otros aprendizajes",
    entre los que suelen estar incorporados algunos relacionados
    con patrones violentos. Así, en algunos planteles se
    continúa organizando el quehacer educativo desde
    esquemas rígidos e inflexibles; se institucionaliza un
    verticalismo que lleva a la adopción impuesta de
    reglas, valores y conocimientos; se discrimina al alumno, se
    jerarquiza, se margina y se comparan unos alumnos con otros,
    favoreciendo y estimulando la competencia entre
    ellos.

A veces, se ejerce la violencia de la intolerancia y la
falta de respeto hacia las opiniones de los estudiantes, al
imponer ideologías y obligar a éstos a repetir el
discurso institucional o del docente. Cuando se combinan todos
estos elementos en los planteles educativos, se practica una
violencia intelectual y emocional que despersonaliza y aliena al
estudiante y que se refleja en actos de violencia
escolar.

  • e. Desconocimiento real del niño y
    del adolescente:
    Al no poseer los conocimientos
    necesarios de la psicología evolutiva en el grado y la
    profundidad que todo docente debería tener, se
    violentan a niños y adolescentes al exigírseles
    operaciones mentales para las cuales no están maduros
    y trabajos para los cuales no están preparados. Por
    consiguiente, el estudiante asume este tipo de situaciones
    como rebeldía, oposición o agresión al
    docente o la institución, lo que no es más que
    una manifestación normal de comportamientos propios de
    la etapa evolutiva en la que se hallan.

Muchos docentes perciben como amenaza al hecho de que un
estudiante adolescente haga uso de su habilidad de pensamiento
abstracto para plantear hipótesis diferentes a las suyas,
para generalizar o predecir resultados y se les impide pensar o
pinar. El hecho es que se violenta al alumno y se le predispone a
actuar violentamente.

  • f. Sistemas de evaluación injustos y
    represivos:
    Algunos docentes siguen evaluando de forma
    arbitraria y sin apegarse a los objetivos planteados. Se
    hace, a veces, un uso inadecuado de los resultados del
    proceso evaluativo: Se emplean para controlar la conducta del
    estudiante y para disciplinarlos; hay quienes los utilizan
    para "etiquetar" y descalificar, para infravalorar y para
    castigar. La retroalimentación, cuando se da, se hace
    basada en lo que el alumno falló o no pudo contestar,
    sin reforzar los logros alcanzados.

Estas prácticas recurrentes generan mucho
descontento entre los alumnos y se perciben como abuso de poder;
abuso ante el cual no pueden protestar y deben asumir con
humildad y resignación, esperando la oportunidad de poder
manifestar sus sentimientos sin salir más
perjudicados.

  • g. Infraestructura inadecuada y condiciones
    de estudio inapropiadas:
    La falta de recursos, el
    hacinamiento de alumnos en espacios reducidos, el calor y la
    falta de iluminación, las ventanas sin vidrios, las
    paredes sucias, los baños hediondos son factores
    percibidos como una falta de respeto hacia quienes deben
    trabajar y estudiar en ese centro escolar, como una forma de
    infravaloración, que frustra y enoja.

Estos ambientes no estimulan al trabajo y no favorecen
llegar a clases relajados y tranquilos. Muchas instituciones
educativas no poseen los espacios necesarios para el
esparcimiento y el deporte, como medios para canalizar su exceso
de energía juvenil, sus frustraciones, temores e
inquietudes.

  • h. El estrés del docente: Que
    trabaja dos y tres turnos, impide a éste desarrollar
    con sus alumnos un tipo de relación positiva y
    empática, distendida y flexible, que posibilite un
    acercamiento en profundidad con cada alumno, que facilite el
    desahogo y catarsis que a veces el joven necesita. Un docente
    estresado, malhumorado y contrariado es fuente, normalmente,
    de violencia, de poca tolerancia y de falta del respeto que
    el alumno se merece.

La autora de este trabajo considera que si se desea que
la escuela facilite aprendizajes de patrones conductuales no
violentos, habrá que intervenir de forma directa, tomando
en cuenta cada uno de los aspectos señalados
anteriormente, a fin de revertir de forma positiva, con toda la
fuerza socializadora que tiene la escuela, los aprendizajes no
deseados, buscando la ayuda necesaria para controlar la violencia
y la agresividad del joven y canalizarlos hacia metas
constructivas para él y la sociedad.

Se debe reflexionar con detenimiento sobre lo expuesto
anteriormente si se desea que la escuela facilite aprendizajes de
patrones conductuales no violentos, para ello habrá que
intervenir de forma directa en las instituciones educativas
públicas, a fin de revertir de forma positiva, con la
fuerza socializadora que tiene la escuela, dichos aprendizajes.
Por tal motivo es importante hacerse las siguientes
interrogantes: ¿Cómo hacerlo?, ¿Qué
puede hacer la escuela para ayudar a controlar la violencia y la
agresividad del joven y canalizarlas hacia metas constructivas
para él y la sociedad?, ¿Cómo puede la
escuela ayudar a controlar la violencia estudiantil?

En la actualidad es necesario poner en práctica
algunas estrategias que ayuden a revertir esos aprendizajes
negativos y así poder controlar este flagelo que afecta a
las instituciones educativas públicas y la sociedad, tales
como:

  • Organizar la escuela y el currículo en
    función no solo de lo académico, sino ante todo
    y prioritariamente de objetivos formativos.

  • Implementar programas de educación
    emocional.

  • Fortalecimiento de los mecanismos
    democráticos en la escuela.

  • Mejorar los sistemas de disciplina en la
    escuela.

  • Institucionalizar en las escuelas actividades
    extracurriculares que sirvan al adolescente y el niño
    para desahogarse y canalizar su abundante energía
    vital.

  • Creación en las escuelas de espacio de
    intercambio y desarrollo humano de los padres de
    familia.

  • Ofrecer una formación particular sobre el uso
    de los recursos y el manejo de la presión
    grupal.

  • Erradicar del ámbito escolar algunos factores
    asociados a la violencia juvenil.

En función de estos planteamientos se considera
que la escuela como lugar y agente de socialización debe
tomar conciencia de que es lo que el alumno que asiste a sus
aulas está aprendiendo contra lo que se pretende que
aprenda; debe asumirse la responsabilidad por la cuota de la
violencia que el joven está manifestando hoy, tanto en el
interior de su institución como en la sociedad en general,
y comprometerse en cambiar aquellas estructuras,
organización o prácticas educativas, que pueden
estar estimulando la violencia en el joven.

Es importante saber si otras instancias sociales
están haciendo lo que les corresponde. No se puede seguir
pensado que la causa de la violencia estudiantil está
sólo en él o fuera de la escuela, la escuela puede
y debe hacer mucho en este sentido. La construcción de una
cultura de paz, como eje transversal, que promueva la reforma
curricular, no puede quedarse en letra muerta, sino
operacionalizarse en acciones concretas, que ayuden, a desvelar
que es lo que está favoreciendo las actitudes y los
valores violentos en los jóvenes en edad escolar, y
además facilitar el desarrollo de un joven con valores y
actitudes eminentemente prosociales, constructor de una sociedad
nueva y diferente.

Los peligros de la violencia en
televisión

Son muchas las consecuencias de que los niños y
jóvenes se vean sometidos a imágenes violentas que
no persiguen sino recrearse en su propia crueldad. A
continuación se presentan algunos peligros de estas
emisiones:

  • Aprendizaje de conductas agresivas: El menor
    observa el comportamiento de los personajes que aparecen en
    televisión y decide imitarlo. A menudo, es el actor
    principal el que ejecuta la violencia y su aspecto atractivo
    y el hecho de que reciba una recompensa por su
    actuación facilitan que el niño siga su
    ejemplo.

  • Desensibilización: Es tal el
    número de actos violentos que se emiten a
    través de la televisión que llega un momento en
    el que no hay entretenimiento.

  • Temor injustificado: Si se atiende, a los
    informativos y películas que a diario son vistos en
    televisión podría llegarse a pensar que se vive
    en una sociedad insegura donde nadie está a salvo.
    Este sentimiento se incrementa cuando la violencia se ejerce
    de forma injustificada, sobre todo si la victima es una
    persona agradable y si el agresor queda sin castigo.
    Consecuencia, en algunos casos, puede ser la de una
    reacción violenta ante los demás por miedo a lo
    que pueda sucedernos en ese mundo que los medios nos han
    presentado como inseguros.

  • Justificación de la violencia: Si se
    atiende a una agresividad gratuita y normalizada podemos
    llegar a justificar los propios actos de violencia reforzando
    la idea de que obramos correctamente.

  • Excitación: Las imágenes
    agresivas aumentan nuestra excitación. Eso explica que
    determinadas personas reaccionan de forma cruel tras haber
    contemplado comportamientos semejantes en los personajes de
    ficción. Entre el tipo de agresión que se
    observa se puede mencionar: física, normalmente
    gratuita y, también es frecuente la violencia que
    vanagloria al actor y deja en ridículo a la victima.
    Este tipo de violencia es el más asimilable y que
    genera mayor número de respuestas agresivas por parte
    de los espectadores.

Luchar contra la televisión no es tarea
fácil, pero lejos de plantear la guerra a la
televisión, lo que los profesionales proponen es un uso
adecuado de la misma. Para ello, es fundamental que los padres
asuman su papel activo e inculquen a sus hijos el hábito
de no centrar sus vidas alrededor de la pequeña pantalla.
No obstante, se vive en la cultura de la televisión; por
eso también es importante que los padres sepan qué
es lo que ven sus hijos y los ayuden a interpretarlo.

El Rol del Gerente como Orientador y
Pacificador

Uno de los elementos que el gerente escolar tiene a su
alcance para lograr la afectividad del proceso
enseñanza–aprendizaje es la orientación,
tradicionalmente, ésta ha sido concebida como un proceso
que incumbía exclusivamente a un especialista, quien se
ocupaba de atender a los estudiantes con dificultades. Por lo
tanto la función de Orientación se ejercía
aislada del proceso enseñanza- aprendizaje.

En educación la función orientadora se
concibe, de una manera más amplia como un proceso
continuo, integrado a la actividad ordinaria de enseñanza-
aprendizaje, por medio de la cual el docente atiende las
necesidades de todos los alumnos, toma en cuenta las diferencias
individuales y requiere de la labor cooperativa de todos los
integrantes de la comunidad educativa. Esta concepción
está plasmada en el Normativo de Educación
Básica (1985), donde se establece que:

La orientación integral es el esfuerzo organizado
de la escuela dirigida a personalizar y humanizar el proceso
educativo para todos los estudiantes a quienes puede
ayudárseles indirectamente a través de los adultos
significantes (directores, docentes, padres y representantes), y
directamente a través del asesoramiento individual y
grupal. (p. 45)

En el desarrollo del proceso enseñanza-
aprendizaje, el docente al estar en contacto directo con el
educando, se encuentra en una posición privilegiada para
asesorarlo y orientarlo, de manera que este utilice su
aprendizaje como vía para su desarrollo integral. El
docente, no debe ser solamente un transmisor de contenidos, sino
que debe propiciar en los educandos el conocimiento de si mismo,
de los demás y del ambiente que lo rodea, a fin de
alcanzar los fines establecidos en la Ley Orgánica de
Educación (1980) señala "Artículo 3.
… el pleno desarrollo de la personalidad y el logro de un
hombre sano, culto, crítico y apto para convivir en una
sociedad democrática, justa y libre basada en la
familia… y en la valorización del
trabajo…"

Bajo esta concepción la Orientación es
inherente al proceso enseñanza- aprendizaje y abarca, de
una manera integral, todos los aspectos relacionados con el
educando, es decir, no hay una orientación personal, otra
educativa, social o vocacional. Sin embargo, dependiendo de las
necesidades e intereses de los educandos, el énfasis puede
recaer en uno u otro aspecto.

En tal sentido el gerente escolar para el cumplimiento
de la función de Orientación debe identificar y
utilizar al máximo los recursos de que dispone, tales
como: el equipo docente, el orientador del plantel, los padres y
representantes, los servicios estudiantiles, los medios de
comunicación de masas y los docentes que tengan a su cargo
la realización de la hora guía.

El enfoque histórico cultural de L. S. Vigotsky,
enfatiza el carácter desarrollador de la enseñanza
y la función orientadora del profesor en el diseño
de situaciones sociales de aprendizaje que conducen al estudiante
a su crecimiento como ser humano. Esta tendencia, entre otras,
intenta la búsqueda de una explicación
científica de la educación del hombre que permita
comprender su formación y desarrollo como sujeto de la
vida social.

El discurso del pensamiento pedagógico en el
siglo XX se caracteriza por la lucha contra el dogmatismo en la
enseñanza y el aprendizaje memorístico, y se dirige
al rescate del alumno como sujeto de aprendizaje y al
reconocimiento de sus potencialidades creativas desarrollables en
un proceso de enseñanza–aprendizaje basado en la
aceptación, el reconocimiento y el respeto mutuo en las
relaciones profesor–alumno.

El aprendizaje ha de concebirse como el proceso de
constitución, por parte del sujeto que aprende, de
conocimientos, habilidades y motivos de actuación que se
produce en condiciones de interacción social, en un medio
socio histórico concreto sobre la base de la experiencia
individual y grupal y que lo conduce a su desarrollo personal.
Esta concepción del aprendizaje plantea ante todo el
reconocimiento del carácter activo del estudiante en el
proceso de construcción del conocimiento, su desarrollo en
condiciones de interacción social, así como el
hecho de que se aprende no solo conocimientos, habilidades, sino
también valores y sentimientos que se expresan en la
conducta del hombre como modo de actuación.

La enseñanza ha de ser concebida como el proceso
de orientación del aprendizaje del estudiante por parte
del profesor que propicia las condiciones y crea las situaciones
de aprendizaje en las que el estudiante se apropia de los
conocimientos y forma las habilidades y motivos que le permiten
una actuación responsable y creadora. Esta
concepción de enseñanza reconoce al profesor como
un orientador del estudiante en el proceso de
aprendizaje.

El profesor orientador del aprendizaje es un guía
que conduce al estudiante por el camino del saber sin
imposiciones, pero con la autoridad suficiente que emana de su
experiencia y sobre todo de la confianza que en el han depositado
sus alumnos, a partir del establecimiento de relaciones
afectivas, basadas en la aceptación, el respeto mutuo y
tal comprensión.

Elementos que deben conjugarse para prevenir la
violencia y lograr una escuela segura

Como aporte de la autora de esta investigación,
se presentan una serie de elementos que tanto directores como
docentes deben poner en práctica para prevenir la
violencia estudiantil para lograr escuelas y liceos más
seguros que favorezcan la tolerancia y la convivencia en el
contexto escolar:

  • La escuela debe estar focalizada en el logro
    académico de todos sus alumnos, y sus profesores
    convencidos de que todos los alumnos son capaces de
    superación en los estudios y convivencia, sin hacer
    distinciones, pero conociendo y respetando las
    diferencias.

  • Deben existir programas y recursos que apoyen a los
    estudiantes con debilidades en el logro de los objetivos
    académicos.

  • Fomentar, a través de múltiples
    vías, que las familias de los estudiantes se
    involucren en actividades escolares o para
    escolares.

  • Promover y facilitar relaciones con su comunidad. La
    escuela es una parte importante y determinante en el
    vecindario. Su presencia, proyección y relaciones con
    los otros integrantes de la comunidad deben
    multiplicarse.

  • El plantel debe promover relaciones proactivas y
    plenamente satisfactorias entre los alumnos y el personal
    académico y administrativo.

  • En el Liceo se debe tratar a todos los alumnos con
    el mismo respeto. Las desigualdades de raza, recursos
    económicos, sexo, habilidades y otras, pueden ser
    causa para sentirse discriminados, acosados o marginados, y
    por ende, tender hacia respuestas violentas, más si
    estas "etiquetas" son colocados por profesores.

  • El plantel debe promover vías para que los
    alumnos puedan exponer problemas, punto de vista o
    disidencias. Generalmente los compañeros conocen las
    situaciones que suceden o las ven venir, pero por la falta de
    confianza en los profesores y guías se abstienen de
    comentarlas.

  • El Liceo debe poseer un centro de apoyo para referir
    a aquellos niños que hayan sido o sean victimas de
    violencia o rechazo en sus hogares y reciban apoyo o el
    necesario tratamiento.

  • La escuela debe promover y programar actividades
    extrahorario. Estas actividades culturales,
    artísticas, para realizar las tareas, deportivas, de
    integración con la comunidad, entre otros, pueden ser
    ideales para integrar a los niños, crear las
    necesarias interrelaciones con sus profesores o detectar
    posibles problemas.

  • El colegio debe alentar el comportamiento ciudadano,
    relaciones interpersonales y el buen carácter.
    Además de los objetivos académicos una
    misión primordial del colegio es la de forma buenos
    ciudadanos.

Fundamentos Filosóficos

La filosofía es el estudio racional del
pensamiento humano desde el punto de vista del conocimiento y de
la acción, hechos relevantes para esta
investigación. El hombre por esencia es un filósofo
que busca tener una visión de si mismo de sus miedos,
angustias, inquietudes. En este sentido, la filosofía se
orienta bajo una concepción humanística de la
persona para el logro pleno de su ser y con una valoración
crítica.

El Pragmatismo:

Dentro de los estudiosos de la filosofía se tiene
a Orellana, citado por Barreto (2002) quien
señala:

La actividad humana debe ser considerada en tres
dimensiones que están inseparablemente ligadas: lo
biológico, lo psicológico y lo ético. Cuando
el individuo actúa tiene una singular carga de
sentimientos, su vida diaria está acompaña por
sentimientos. De allí que la enseñanza de la
psicología es fundamental para la filosofía. Ambas
disciplinas tienen una influencia sobre la realidad. La
filosofía será la referencia teórica para la
resolución de los problemas sociales, educativos,
económicos, políticos o morales que posee toda
sociedad. (p. 48)

Lo planteado por el autor implica una filosofía
de la acción, la cual propone que muchos problemas
sociales se pueden solucionar mediante la utilización de
los métodos científicos de investigación
aplicados a la educación y a la ciencia, que deben buscar
interpretar y explicar la realidad. Así, el pragmatismo
como corriente filosófica aplicada al campo educativo
concibe al docente como el orientador de actividades promotoras
de la integración docente – alumno –
comunidad, a través de proyectos elaborados en base a las
necesidades de la institución, donde el docente es la
guía y orientador de las actividades de los alumnos, e
interpreta a éstos como un factor de cambio y
transformación en la convivencia con su comunidad, la
adaptación al entorno y aprovechamiento de
recursos.

En la actualidad el hombre, se ha entregado de lleno al
pragmatismo, sobre todo en lo que a moral y religión se
refiere, pero también en la actual filosofía de la
ciencia, de allí la importancia que tiene para el hombre
servirse tanto de lo moral y religioso, como de lo
científico, para dar a la vida un sentido de equilibrio y
así lograr un desarrollo integral. Estos elementos son
indispensables en cualquier proceso donde el individuo realice
sus actividades porque sus necesidades son múltiples y
necesita tener crecimiento espiritual, moral, personal, pero
también necesita de la ciencia y de la tecnología
para el manejo adecuado de todo lo que tiene a su alrededor, es
por ello que no se puede radicalizar en una sola
doctrina.

Humanismo:

Educar es de humanos, como proceso la educación
se enmarca en la dinámica social, donde la manera de ver
la vida entenderla y actuar en ella está acorde con la
naturaleza humana por lo que la actividad más importante
del quehacer humano es el de educar a sus miembros. La
formación de un ser humano será deficiente sino
incluye la adquisición funcional de las consideraciones
básicas humanísticas como lo es primeramente, el
que cada ser humano es una criatura única, que es tanto
naturaleza como formación y que la humanidad es como un
súper organismo del que es parte cada hombre, y la
relación y cooperación humanas plenas, son
requeridas para el mejor funcionamiento y el mayor bienestar en
su vivir. De lo contrario, dejar que su formación se
dé espontáneamente a merced de múltiples
influencias contradictorias lo llevaran a desarrollar actitudes,
conductas y valores ético–morales opuestos a lo que
demanda la sociedad actual.

La principal función de la escuela es
proporcionar las herramientas que le permitan a la persona ser el
arquitecto de su vida, lo que implicaría la necesidad de
redimensionar la enseñanza para que logre internalizar un
conjunto de condiciones y poder desarrollar su potencial
según su propio esfuerzo. Según lo planteado por
Rogers J, citado por Amaiz, E. (2005):

La formación permanente permite al hombre
ubicarse en el tiempo y en la sociedad que es el contexto de su
realización personal. La interioridad que contempla la
valoración de una actividad fundamentalmente humana: la
reflexión, que es la búsqueda de la verdad
personal. La autocrítica, que implica valorar un constante
proceso de cuestionamiento sobre si mismo y la creatividad que
implica la valoración de su potencial para su
autorrealización. La capacidad de crear, inventar e
imaginar. (p. 52)

En tal sentido, es la congruencia del docente lo que
facilita este proceso. Esto significa que es el maestro quien
debe humanizar sus acciones fundamentando el respeto, el afecto
para los niños, niñas y adolescentes capases de ser
altifises de sus conocimientos y de su propia vida. En el proceso
de enseñanza y aprendizaje redimensionado, ampliado que se
requiere para la escuela, inmersa en la sociedad del presente,
aprovechar toda ocasión en las que se usen y muestren
plenamente y con el mayor despliegue persisten los valores
humanos en el individuo, asimilen de manera ejemplar la
implicación de la unicidad del ser humano y su
relación inobjetable e imprescindible con el resto de sus
demás congéneres, tan fundamental, como lo son las
necesidades fisiológicas, en su desarrollo como ser
humano.

La familia y la escuela como entes forjadores y
formadores de los caracteres psicológicos y sociales del
hombre, están inmersos en una crisis evidentemente
circunstancial y peligrosa, ante esta ambivalencia de valores que
se ha hecho presente, donde los individuos constituyen la
realidad de los valores que viven, estructurados de una moral que
no es congruente con la ética que debe prevalecer en una
sociedad con valores establecidos, orientador hacia el obrar bien
y la buena vida.

Ante la disfunción sociocultural presente en el
mundo actual, urge la labor que en forma puntual e integral debe
ser accionada por la familia y la escuela. Los padres como
educadores principales tienen el deber de concientizar y reflejar
a través de sus actos la formación de un hogar sano
y feliz, estimulando positivamente a sus hijos y a sí
mismos, además la escuela a través de sus docentes
debe utilizar herramientas que puedan ser direccionadas u
orientadas destacando el gran valor de las habilidades y virtudes
más simples en atención a la belleza y las
capacidades afectivas (comparación y empatía) del
ser humano, propiciando la formación y el desarrollo del
niño, niña y adolescente. Es de suma importancia
que el docente como líder de la organización que
gestiona, esté en conocimiento de su misión
humanística, la cual debe ser compartida con el resto de
los que constituyen la organización, creer en el ser
humano y en la reivindicación de los valores.

Reconstruccionismo

Esta teoría surge como efecto de una crisis
dentro de un sistema político y un modelo económico
determinado donde el fin de la educación se hace
más operativo en el contexto de la sociedad, promotora de
cambios sociales. El hombre es visto con una visión
revolucionaria comparada con la idea de ciudadano del mundo, el
hombre es reubicado en una dimensión universal
comprometido con las transformaciones mundiales.

Al respecto Illich, I. citado por Ortiz, A. (2003)
afirma: "El reconstruccionismo entiende que la educación
tiene la responsabilidad de recoger la experiencia del educando
obtenida a través de su relación con el ambiente, y
convertirla en conocimiento. Bien sea que esa experiencia sea
agradable o desagradable". (p. 80). Para el reconstruccionismo no
basta con reflexionar sobre la sociedad, sino que hay que rehacer
la sociedad a través de la educación. El
reconstruccionismo es reconstruir la sociedad para satisfacer la
crisis cultural de nuestra época. La verdad como criterio
de la racionalidad y objetividad en el proceso de conocimiento
como transformación, determinado por la práctica
social.

Desde esta perspectiva, el educador y el educando
están llamados a trabajar sobre problemas concretos en lo
político, social y económico, busca una
reformulación de los valores en función de vivir
más cónsono con los ideales teóricos de la
humanidad. Para el reconstructivismo, lo fundamental es trabajar
sobre los problemas concretos y universales.

Teoría Social

La dimensión que enmarca al hombre como ser
biopsicosocial, además de individual, comunitario e
histórico son una realidad. La teoría social o
histórica cultural de Vigotski citado por Oliveros, M.
(2007) "ofrece una profunda explicación acerca de las
grandes posibilidades de la educabilidad del hombre,
constituyéndose así una teoría del
desarrollo psíquico íntimamente relacionado con el
proceso educativo y que se puede calificar como de optimista y
responsable" (p. 48). Lo expuesto anteriormente, concientiza al
docente sobre las grandes potencialidades que posee en incidir en
la formación del futuro hombre, en base a las exigencias
de la sociedad que constituye su entorno y en la que tiene que
contribuir a desarrollar.

Igualmente es responsable dicha teoría porque
concientizar también al individuo en que su
formación no es solo producto de la naturaleza ni de los
genes, sino que hay prevalescencia de la acción educativa
en el medio: familiar, escolar y en definitiva de este contexto
social al cual pertenece y le repercute de diversas
maneras.

Partes: 1, 2, 3, 4
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