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Aprendizaje, alimentación y educación para el tratamiento de la obesidad




Enviado por sandra



Partes: 1, 2

  1. Los
    dos principios de la función mental
  2. La
    terapia común de la obesidad
  3. La
    razón instintiva, el caso de Freddy
  4. ¿Cuáles son las
    características propias de este grupo biológico
    en relación a la nutrición?
  5. Decálogo de la nutrición
    saludable
  6. Exclusión de comida
    principal
  7. Bibliografía

Los dos
principios de la función mental

Freud distinguió dos módulos fundamentales
que gobiernan nuestras actividades emocionales: el principio del
placer y el principio de la realidad. El primero supone una
pulsión innata de la búsqueda de lo agradable y, de
modo paralelo, una huida del dolor, lo que nos orienta a procurar
aquello que nos hace sentir bien.

En contraposición a éste, el principio de
realidad subordina el placer al deber. La subordinación
del principio del placer al principio de la realidad se lleva a
cabo a través de un proceso psíquico denominado
sublimación, en el que los objetivos frustrados
reconvierten su energía en algo aceptable, útil o
productivo.

Tomando como ejemplo el instinto sexual, su descarga
indiscriminada supondría el abandono imprudente de otras
actividades indispensables, a veces, arriesgando valores
morales.

El hombre civilizado, dotado de elementos éticos
encumbra sus ansias y utiliza su energía para la
realización de otras acciones sin conflictos. Sin la
sublimación de los instintos.

Freud, la civilización, como la conocemos, no
existiría. Cimentados en esos dos conceptos básicos
se puede concluir fácilmente que algunos individuos
funcionan guiados en sus vidas por el placer, mientras que otros
lo hacen guiados por un afianzamiento sólido en la
realidad. Suena bien. Pero, si es así cómo pensamos
respecto al sobrepeso, capitulamos en la posición de
considerar la gordura un defecto moral, como si fuese algo que se
elige por acto de voluntad — que categóricamente no lo
es.

La obesidad no es resultado directo del acto de comer.
Todos comen y no todos son gordos. Tampoco es resultado de comer
en exceso. No todos los comilones son gordos.

La obesidad es un enigma complejo que aun permanece
lejos de su entendimiento. Por ello es que, tildarla de fallo
moral, no hace justicia a quienes la sobrellevan. Sin embargo,
nos parece acertado aquí, que prestemos atención a
los principios de la función mental ya que poseen
aplicación a su entendimiento y, en algunos casos, a su
tratamiento exitoso. El paciente que desea poner fin a su
corpulencia confronta un dilema de la mayor magnitud. La comida
es ambas cosas: su Némesis y su remedio. La necesita para
vivir y la necesita para tolerar la vida, aunque
discordantemente, a menudo, lo engorda.

La terapia
común de la obesidad

La terapia de la obesidad se conduce, en la
mayoría de los casos, como una cosa irreflexiva. Se
prescribe una dieta y se aconseja al individuo que pase hambre,
camine, haga ejercicios o vaya al gimnasio.

La evidencia acumulada es que, al cabo de un tiempo
breve, el programa así propuesto fallará. Cuando,
inevitablemente falla: culpable es la víctima. Ya que
nunca se admite que las estrategias basadas en el hambre
están condenadas al fracaso — Lo es porque nuestro
organismo está estructurado a oponer con intransigencia la
angustia que es la privación de alimentos particularmente
si se vive en un mar de abundancia.

LA TERAPIA EFECTIVA

La terapia efectiva comienza, como toda terapia,
motivando a quien la necesita.

Por virtud del fenómeno ubicuo de la resistencia,
el paciente nunca llega dispuesto. No todos los que
buscan terapia la desean, o ansían cambiar, aunque lo
digan.

A menudo, lo que esperan es que el pretender
estar en terapia les arreglará la vida, como por arte de
magia. Pero, la terapia no es juego de niños, la terapia
es un proceso formal que empieza enseñando al paciente sus
mecanismos precisos y estableciendo sus reglas. Este aspecto
inicial e imprescindible toma tiempo, ya que es un aprendizaje
riguroso basado en la fe básica, producto de la
transferencia.

Para el tratamiento del sobrepeso, el primer paso a
tomar es la reducción de los efectos residuales de los
elementos de previas experiencias frustradas. Algo que muy pocos
logran, porque no conocen a lo que aquí se
alude.

Pensemos. Si uno es médico, es gordo y fuma. Con
todos los conocimientos científicos que posee sería
asunto fácil dejar el tabaco y perder de peso,
especialmente, si se es hipertenso y diabético.

Lo que sabemos, paradójicamente sucede, es que el
hecho de tan solo pensar en perder de peso y dejar de
fumar, resulta en un incremento del hambre y en un consumo mayor
de cigarrillos la Opción de Hobson.

Responsables por esta situación son
módulos natos sitos en el cerebro que el hambre es
actividad instintiva y pulsión adaptadora ¡con el
hambre no se juega!

La terapia en el sobrepeso, comienza asimismo, con la
motivación del paciente. Algo que, a muchos terapeutas les
resulta difícil, ya que no todos saben cómo lograr,
despertar en otros, el deseo de cambio. Para perder de peso,
entonces el paciente tiene que estar motivado. Tiene que
desearlo. Y para desearlo debe existir una razón
instintiva
para hacerlo.

Recuerden lo último: una razón
instintiva para hacerlo
. Y, para que el peso perdido no
retorne, la misma razón instintiva debe de
prevalecer.

La razón
instintiva, el caso de Freddy

Freddy era un preadolescente buen mozo, dotado de
inclinaciones artísticas y de inteligencia excepcional. Su
único problema era ostensible: Freddy era gordo, demasiado
gordo, a lo que él afectaba indiferencia.

Cuando su pubertad se activó (tempranamente, como
acaece a los humanos robustos), Freddy ya era campeón de
ajedrez, había leído más libros, en varios
idiomas, que sus propios maestros y sentía que vivir en el
esplendor de su aislamiento total era toda la felicidad que
anhelaba.

Pero, llegan los andrógenos y la testosterona y
con su presencia le subvierten la vida. Ahora Freddy, se pierde
en su mirada cuando la hija de la cocinera, muchacha de apenas
quince años, le sirve sus refrigerios. El olor del
jabón barato con que ella se asea lo perturba de manera
extraña, su sonrisa lo excita, sus poluciones nocturnas lo
atormentan…

Freddy ¡Despierta de tu hibernación
intelectual! La Naturaleza te llama. Es la hora de convertir tu
libido alimenticia e intelectual en tu libido sexual — ya que
aún, la visión fugaz de tu hermana semidesnuda, a
quien vieras sin pensarlo, te produjo sensaciones
eróticas.

Freddy, te sientes mal. Te sientes mal, porque nadie te
había dicho que el poder arrollador de los instintos te
iba a afectar de esta manera. Tus ejercicios intelectuales no te
ayudaron en el entendimiento de este dilema que
confrontas.

¿Qué hacer? Comer más, por
supuesto. Comer más, la solución favorita y la
solución viciada. Mélida, la hija de la cocinera te
da un consejo que no habías pedido, un consejo que te
dolería y algo que nunca olvidarías por toda la
duración de tu vida. Te dijo: "Freddy, tú eres muy
buen mozo y me gustaría que fueras mi pollo, pero
estás bien gordo…"

¿Pollo? ¡Gordo! ¿Quién?
¿Yo? Yo me veo bien. Le pregunto a mi hermana. "Manito, en
el colegio, todos te quieren como amigo, pero ninguna de las
hembras te quieren de "pollo", porque eres panzudo…"
Responde la hermana despiadadamente.

Eran entonces, los años de la Segunda Guerra
Mundial en la ciudad de La Vega. No correos, no Internet, no
Atkins, no Jenny C., sólo Freddy y su gordura abominable y
repulsiva. Once años y el destino asestaba a su autoestima
su primer golpe despiadado.

¡Gordo! ¿Freddy? No puede ser.

El doctor Camilo al rescate… Pero, no este
doctor, ya que su esposa y sus dos hijos eran tan gordos como
Freddy, si no más. Hay que evitarlo. Entra el doctor
Ceara, este es quieto, taciturno y mordaz. Pero parece que,
aunque no sea tan exitoso en su profesión como Camilo, de
este asunto sabrá más, ya que en su casa, aun los
gatos son fideos.

"Carne asada y ensalada con limón y sal", decreta
Ceara. "No grasas, no pan, no leche, no refrescos, no huevos, no
azúcar". "Carne asada y ensalada con limón, con sal
y sin aceite, repito… Rollizo, perdón,
Freddy".

"Rollizo" "iMe llamó 'Rollizo'!" Solloza Freddy,
camino a su hogar.

El catorce de agosto del 1945, la guerra termina y
Freddy es delgado, por la primera vez en su vida — pero hay un
precio que pagar. De esto hablaremos más adelante.
Mélida lo seduce y Freddy abandona sus inclinaciones
intelectuales por otras más mundanas.

En este caso Freddy supeditó sus pulsiones orales
a las de la realidad de la especie. La alimentación
cedió a la reproducción. La Naturaleza, siempre
egoísta.

Resumen:

La alimentación, por ser un bien social, resulta
un tema atractivo para los medios de comunicación, que
pueden contribuir a la creación de expectativas y
conocimientos falsos sobre el tema, y en ocasiones se centran
exclusivamente en la enfermedad, siendo lo verdaderamente
importante la educación en salud nutricional.

Hoy en día, la comunicación en salud entre
el sanitario y el paciente está cada vez la cuestionada.
La adquisición de conductas positivas en relación
con la nutrición se puede conseguir gracias a la labor del
educador, complementada y apoyada por la de los profesionales
sanitarios y otros.

La educación nutricional debe ser continua y no
sólo referida a aumentar los conocimientos en la materia,
sino que también debe contribuir a crear un estado de
opinión crítica sobre la "salud nutricional". En
este artículo se comenta también un modelo de
educación nutricional, propuesto por el Consejo Europeo de
Información sobre Alimentación, en
colaboración con la Federación Europea de
Asociaciones de Dietistas: el "Decálogo de
nutrición saludable".

¿Cuáles son las
características propias de este
grupo biológico en
relación a la nutrición?

La adolescencia se considera un proceso físico
social que comienza entre los diez y quince años de edad,
con la aparición de los caracteres sexuales secundarios, y
termina alrededor de los veinte, cuando cesa el crecimiento
somático y la maduración psicosocial (Academia
Americana de Pediatría).

Durante este periodo se producen importantes
modificaciones en el organismo, pues aumenta su tamaño y
varían su morfología y composición. Los
requerimientos nutricionales en esta etapa dependen del gasto
necesario para mantener el ritmo de crecimiento, de las
variaciones en la composición corporal y del consumo
energético. A lo largo de este período coexisten un
elevado ritmo de crecimiento y fenómenos madurativos
importantes, que afectan al tamaño, forma y
composición del organismo. La nutrición juega un
papel crítico en el desarrollo del adolescente y el
consumo de una dieta inadecuada puede influir desfavorablemente
sobre el crecimiento somático y la maduración
sexual.

Los tres hechos que tienen influencia sobre el
equilibrio nutritivo son:

  • ?La aceleración del crecimiento en longitud y
    el aumento de la masa corporal (estirón
    puberal).

  • ?La modificación de la composición del
    organismo.

  • Las variaciones individuales en la actividad
    física y en el comienzo de los cambios
    puberales.

El "estirón" puberal:

Es un cambio brusco de la velocidad de crecimiento, que
muestra diferencias en uno y otro sexo, tanto en su
cronología como en su intensidad. El estirón de la
adolescencia es importante para la talla final, ya que durante
este período tiene lugar aproximadamente el 20% del
crecimiento total. Sin embargo, la responsabilidad en la
diferencia de tallas entre uno y otro sexo es escasa (3-4,5 cm.).
Esta se debe al comienzo más tardío del
estirón puberal y al crecimiento más prolongado
durante el período prepuberal en los varones, lo que hace
que en el momento de iniciarse el estirón de la
adolescencia los niños tengan ya una talla superior en 8
cm. a la de las niñas.

Más importante aún que el crecimiento en
longitud es el incremento de la masa corporal, que casi se
duplica durante este período, puesto que los
requerimientos nutritivos están estrechamente relacionados
con el aumento de masa, el pico máximo de las necesidades
nutritivas coincidirá con el momento de máxima
velocidad de crecimiento.

La modificación de la composición del
organismo:

Estos cambios afectan sobre todo a la proporción
de los tejidos libres de grasa y de la grasa. Existen grandes
diferencias en ambos sexos. En los varones, el incremento de los
tejidos no grasos, esqueleto y músculo principalmente, es
mucho más importante. Entre la edad de 10 y 20 años
el varón aumenta su masa libre de grasa de 27 a 62 kg. (35
kg.), mientras que el aumento en las chicas durante el mismo
período es aproximadamente la mitad (18 kg.), pasando de
25 a 43 kg. Por el contrario las niñas acumulan mayor
cantidad de grasa. Teniendo en cuenta que los tejidos libres de
grasa representan la parte metabolitamente activa, las
diferencias sexuales durante el brote de crecimiento tienen una
repercusión muy importante sobre los requerimientos
nutritivos en la adolescencia.

Variaciones individuales en la actividad
física:

Este factor también influye decisivamente sobre
los requerimientos nutritivos y es importante su
valoración para evitar errores por exceso, que conducen no
sólo a acumulo de grasa y obesidad, sino a un incremento
excesivo de los tejidos no grasos que maduran tardíamente
y alcanzan tardíamente el pico de crecimiento
máximo.

La nutrición adecuada de la población
adolescente, Educación:

Todas las características y factores expuestos
anteriormente han de ser tenidos en cuenta por el Educador
Nutricional para formar e informar sobre cuál debe ser una
dieta adecuada para los adolescentes ya que aunque éstos
han adquirido ya su plena madurez de los órganos que
interviene en la digestión, absorción y metabolismo
de los alimentos, la adolescencia es una época de riesgo
nutricional, debido a las ya indicadas especiales
características fisiológicas de este período
de la vida.

Los principios esenciales que hay que tener presentes al
establecer esas pautas educativas son los siguientes:

  • El importante incremento de los tejidos libres de
    grasa, que casi se duplican durante el brote de crecimiento
    puberal, conlleva una elevación de las necesidades
    energéticas, proteicas y de algún
    micronutriente, que superan a las de cualquier otra
    época de la vida.

  • Este exagerado anabolismo hace al adolescente muy
    sensible a las restricciones calóricos y a las
    carencias en proteínas, algunas vitaminas y
    oligoelementos.

  • La importancia relativa del aumento de los tejidos
    metabólicamente activos obliga a incrementar el aporte
    proteico, que debe representar aproximadamente del 12 al 15%
    de las calorías de la dieta y no debe ser inferior al
    10%. Las cantidades deberán ajustarse individualmente
    de acuerdo con la talla, el estado de nutrición, la
    velocidad de crecimiento, la calidad de la proteína,
    el aporte energético y el equilibrio de los distintos
    nutrientes.

  • El resto de las calorías debe ser aportado
    por los hidratos de carbono (50-55%) y las grasas (30-
    35%).

  • Otra característica fisiológica que
    influye decisivamente en los requerimientos nutritivos es el
    marcado dimorfismo sexual, debido a la diferente cantidad y
    composición del tejido sintetizado. Los varones ganan
    peso con mayor rapidez y lo hacen a expensas, sobre todo, del
    aumento de la masa muscular y del esqueleto, mientras que las
    chicas tienen tendencia a acumular grasa. Esto obliga a
    individualizar el régimen, teniendo en cuenta no
    sólo la edad cronológica, sino el sexo, la
    talla y la velocidad de crecimiento.

  • El comienzo del estirón puberal y el momento
    en que se alcanza el pico de la máxima velocidad de
    crecimiento sufre amplias variaciones individuales. Es
    importante valorar cuidadosamente este hecho para evitar
    sobrecargas calóricas en los casos de
    maduración lenta.

  • Además de las elevadas necesidades
    energéticas y proteicas, son altos los requerimientos
    en algunos minerales como hierro y calcio. La forma
    más adecuada de cubrir estas necesidades es mediante
    una dieta variada que incluya al menos medio litro de leche o
    derivados y en la que el 20- 25% de las calorías
    procedan de alimentos animales.

  • El zinc es indispensable para el crecimiento y la
    maduración sexual. Las dietas pobres en
    proteínas de origen animal difícilmente cubren
    las necesidades diarias, estimadas en 15 mgr. diarios. Los
    adolescentes que hacen dietas vegetarianas están
    expuestos a carencias en este oligoelemento, por lo que es
    aconsejable incorporar a la dieta alimentos ricos en zinc:
    cacahuetes, granos enteros de cereales y quesos.

  • Los requerimientos vitamínicos son
    también elevados, sobre todo en algunas vitaminas del
    complejo B que guardan relación con el aporte
    energético. La mejor forma de evitar déficit es
    consumir una dieta variada, que incluya varias raciones de
    cada uno de los cuatro grupos principales de alimentos:
    carnes, leche y derivados, cereales y legumbres, frutas,
    verduras y hortalizas, en cuyo caso es innecesario aportar
    preparados vitamínicos sintéticos.

Por todo lo expuesto, para abordar el tema de la
educación nutricional en la adolescencia es necesario
constatar una serie de premisas que se deberán desarrollar
y poner en práctica para optimizar esta tarea en la
población adolescente:

  • La adolescencia es el periodo donde se establecen
    muchos de los hábitos de vida que serán
    seguidos en la edad adulta.

  • Sería necesario plantear cambios de
    comportamiento en sujetos que comienzan a tener un grado
    elevado de autodeterminación tanto en su
    nutrición como en el tipo de actividades que
    realizan.

  • Es indispensable enseñar a la
    población unos contenidos con el objetivo de que
    desarrolle una serie de competencias.

  • Es preciso dar a conocer la función de los
    distintos grupos de alimentos en nuestro organismo

  • Es necesario informar sobre los peligros sanitarios
    de la nutrición actual que se aparta del equilibrio
    dietético (las dietas excesivamente ricas en
    calorías, grasas, dietas "milagro",…)
    así como de la combinación de algunas de ellas
    con el sedentarismo que son causa de las enfermedades mas
    frecuentes en el mundo desarrollado (enfermedades
    cardiovasculares).

  • Hay que desarrollar un modelo de comportamiento
    proactivo en busca de la prevención y el fomento de la
    salud.

  • Se deben dar a conocer aquellos hábitos y
    estilos de vida que se apartan del equilibrio
    dietético (por no producirse un suficiente gasto por
    actividad) y como han ido implantándose a
    través de diversos facilitadotes (el desarrollo
    tecnológico) y son una de las causas más o
    menos directas de las enfermedades más frecuentes en
    el mundo desarrollado. Hay que promover la realización
    de actividades físicas informando sobre sus
    importantes beneficios.

  • Es preciso desarrollar una visión
    sistémica de cómo ambos elementos
    (alimentación y actividad física) establecen
    una relación para conseguir un equilibrio
    energético y, en último término,
    cómo llevando a cabo los hábitos adecuados se
    puede obtener una mayor calidad de vida.

  • El Educador debe conocer los programas que definen,
    mediante investigaciones previas, qué conductas hay
    que cambiar en relación con los problemas de salud,
    las características de los grupo a quienes afectan, la
    metodología adecuada para su comprensión y
    puesta en práctica y, en definitiva, los
    obstáculos y barreras que tienen que salvar para
    llegar correctamente a las audiencias.

  • No debe olvidarse que el adolescente aprende,
    retiene y se interesa más cuando siente que lo que
    aprende es útil para su vida y tiene un
    significado.

  • Es preciso segmentar la población adolescente
    en grupos homogéneos de menor tamaño, valorando
    las actitudes , valores y creencias de los grupos. Hay que
    utilizar técnicas de marketing social para crear
    mensajes que sean importantes, justificables y
    atractivos.

  • Antes de implementar las acciones informativas y
    educativas es preciso evaluar su eficacia mediante una
    continuada supervisión.

  • Las campañas son más efectivas cuando
    no se utiliza el miedo como estrategia sino que se hace mayor
    énfasis en las conductas positivas y cuando los
    mensajes educativos se utilizan en contextos de
    entretenimiento.

Como se puede entender, si todas estas premisas fuesen
siempre "posibles" de implementar el educador no estaría
lejos de conseguir su objetivo: dar a conocer, transmitir y hacer
que cada adolescente acepte como suyas (apego psicoafectivo)
todas las enseñanzas en materia de Nutrición, cuya
integración personal le hiciesen un adulto más sano
en todos los aspectos. La realidad no es siempre esa, o mejor,
casi nunca es esa. Es complicado "llegar" a inculcar unos
principios conductuales cuando ya hay otros bienes arraigados.
Por ello, la Educación Nutricional siempre se
debería llevar a cabo desde las primeras etapas de la
vida, siendo en primer lugar los padres el vehículo
transmisor, a través de su conducta y ejemplo, para
posteriormente continuarla en las primeras etapas escolares y
acabar asentándola en la adolescencia.

Decálogo
de la nutrición saludable

  • 1. La alimentación debe ser
    variada

El organismo necesita 40 nutrientes diferentes para
mantenerse sano. Ningún alimento los contiene todos, de
modo que no conviene comer siempre lo mismo. Hay que inculcar a
los adolescentes la posibilidad de disfrutar de sus comidas en
compañía de familiares y amigos y observar lo que
comen los demás. Seguro que así descubren nuevos
alimentos para dar a su dieta mayor variedad.

  • 2. Se han de tomar frutas y
    verduras

Las frutas, verduras y hortalizas contienen nutrientes
que ayudan a prevenir enfermedades, de modo que no hay que
olvidar incluirlas cada día en la dieta. Estos alimentos
pueden ser un complemento ideal en cada una de las cinco comidas
que se deberían realizar durante el día (desayuno,
almuerzo, comida, merienda y cena).

  • 3. La higiene es esencial para su
    salud

No hay que tocar los alimentos sin haberse lavado las
manos antes. Deben cepillarse los dientes al menos dos veces al
día y tras el cepillado nocturno ya no se debe ingerir
alimento alguno ni otra bebida que no sea agua.

  • 4. Se ha de beber en cantidad
    suficiente

Es fundamental mantener el cuerpo bien hidratado, ya que
más de la mitad del peso es agua. Hay que recibir el
aporte necesario de líquido (al menos 5 vasos cada
día). Si hace mucho calor o se realiza una actividad
física intensa, se deberá incrementar el consumo de
líquidos para evitar la deshidratación.

  • 5. No hay que intentar cambiar los
    hábitos de alimentación y comportamiento de un
    día para otro.

Resultará mucho más fácil hacerlo
poco a poco, marcándose objetivos concretos cada
día. No es preciso prescindir de lo que gusta, pero es
precisa que la dieta, en conjunto, sea equilibrada.

  • 6. Es preciso consumir alimentos ricos en
    hidratos de carbono.

La mayoría de las personas consumen menos
hidratos de carbono de los que necesitan. Al menos la mitad de
las calorías de la dieta debería proceder de estos
nutrientes. Para aumentar el consumo de hidratos de carbono, hay
que comer pan -y en general, productos elaborados a base de trigo
y otros cereales tales como cereales de desayuno, galletas,
pasta, arroz, patatas y legumbres.

  • 7. Educar en la idea del mantenimiento de un
    peso adecuado para la edad

Para saber cuál es el peso correcto de un
adolescente se han de tener en cuenta muchos condicionantes:
edad, sexo, altura, constitución, factores hereditarios,
etc., pero siempre es preciso trabajar tanto en la
prevención de la Obesidad como de los Trastornos de la
Conducta Alimentaría.

8.-. Hay que comer regularmente

El cuerpo del adolescente necesita disponer de
energía en cada instante del mismo modo que los
vehículos precisan combustible para moverse. Es necesario
inculcar en nuestros jóvenes que al levantarse,
después de pasar toda la noche sin comer, su nivel de
energía está muy bajo de modo que conviene hacer un
buen desayuno. Durante el día, si sólo se realizan
ingesta a la hora de la comida y de la cena, su organismo
pasará también demasiadas horas sin recibir aportes
energéticos. Hay que aprovechar el recreo de media
mañana para comer algo (un pequeño bocadillo,
fruta, yogur…) y no dejar de merendar por la
tarde.

9.-. Es indispensable hacer ejercicio

Es necesario por parte del educador, inculcar la idea de
la "obligatoriedad" de realizar ejercicio cada día: subir
por las escaleras en lugar de utilizar el ascensor o ir caminando
al colegio o instituto ya es una buena forma de realizar
ejercicio físico. La hora del recreo también es un
buen momento para practicar alguna actividad física (jugar
a fútbol, saltar a la comba…). Naturalmente esta
"obligación" de realizar ejercicio tendrá sentido
siempre que se persiga un fin saludable.

10.-. Enseñar de forma "enérgica" que
no hay alimentos buenos ni malos y que tampoco existen las
"dietas milagro".

Es preciso "enseñar" que no hay que sentirse
culpable por comer determinados alimentos pero sí es
preciso evitar los excesos y asegurarse que la dieta que se
ingiere es lo bastante variada como para resultar equilibrada.
Equilibrio y variedad son las claves para que la
alimentación ayude a mantener una buena salud. Tras toda
la información aportada, es preciso indicar que la
educación nutricional del adolescente debería
comenzar desde los primeros día de vida o mejor, desde los
primeros días de gestación con una
alimentación saludable de la madre gestante, para
continuar con una lactancia materna adecuada en el tiempo (los
últimos estudios, especialmente el realizado por von Kries
-pediatra de la Universidad Ludwig Maximilian-, en Alemania,
durante 1999, con 9000 niños, confirman entre otros, el
efecto protector de la leche materna frente a la obesidad ) para
continuar con una correcta alimentación en el hogar (la
educación nutricional para padres sería un punto de
partida para conseguir, a través de su enseñanza y
ejemplo, que los hijos realicen una ingesta adecuada en todas las
etapas de la vida), así como en la escuela infantil y,
finalmente, proseguir en las siguientes etapas de la vida,
incluida la que nos ocupa.

Requerimientos energéticos son los necesarios
en esta etapa de la vida

Las raciones dietéticas recomendadas para la
energía se calculan tras la estimación de las
necesidades en reposo multiplicadas por un coeficiente
correspondiente a una actividad medianamente moderada que es de
1,6 a 1,7 para el varón y de 1,5 a 1,6 para la
mujer.

Requerimientos proteicos:

Las proteínas participan en la síntesis
tisular y en otras funciones metabólicas especiales,
estando en un continuo proceso de síntesis y
degradación, cuyo ritmo es superior al aporte
dietético, para el crecimiento y su mantenimiento. Es la
reutilización de los aminoácidos que entran en el
pool de degradación tisular lo que previene las
deficiencias. Durante el proceso metabólico se requiere un
consumo de energía que es suministrada por el ATP y el
GPT, por lo que debe existir una relación adecuada entre
el aporte de energía y el de proteínas, para evitar
que la utilización de estas como fuente energética
pueda comprometer el crecimiento. Por ello algunos autores
prefieren expresar las necesidades de proteínas en gramos
por 100 kcal. de energía aportada en lugar de g/kg. de
peso.

Los aminoácidos indispensables o esenciales son
aquellos que el organismo no puede sintetizar y por lo tanto han
de ser aportados a través de la dieta: leucina,
isoleucina, valina, triptófano, fenilalanina, metionina,
treonina, lisina e histidina. Existen otros que son
condicionalmente indispensables como la prolina, serina, arginina
tirosina, cisteina, taurina y glicina, lo cual sucede cuando se
produce alguna alteración en el aporte o
metabolización de sus precursores. Otros, por el
contrario, como glutamato, alanina, aspartato y glutamina en caso
de estar ausentes, pueden ser suplidos en la síntesis
proteica por los aminoácidos indispensables. No existen
datos sobre sus requerimientos en los adolescentes y se ha
realizado una extrapolación entre las cifras medias de los
niños de 10 a 12 años de edad y los
adultos.

Las raciones dietéticas recomendadas para las
proteínas se basan en pruebas de estudio de equilibrio
nitrogenado que determinan las necesidades, en varones
jóvenes, de proteínas usando como referencia 0.61
g/kg./día y añadiendo dos desviaciones
estándar. De este modo, se estimó que la RDA
(raciones dietéticas recomendadas) para el adulto es 0.75
g/kg./día. Se ha utilizado un método factorial para
el cálculo de las recomendaciones en adolescentes que
cubra sus necesidades con un coeficiente de variación de
un 12,5 %. Así, la recomendación es de 1g/kg. Desde
los 11 a los 14 años para ambos sexos y de 0,9 y 0,8 g/kg.
día para varones y mujeres respectivamente entre los 15 a
18. Su valor biológico está en función de la
calificación de sus aminoácidos y de su
digestibilidad.

Requerimientos de carbohidratos

La mayor parte de los carbohidratos de la dieta
provienen de los alimentos de origen vegetal a excepción
de la lactosa que se encuentra en la leche y sus derivados. Las
plantas son las principales fuentes de almidones y las frutas y
los vegetales contienen cantidades variables de mono y
disacáridos. No existe una ración dietética
recomendada para los carbohidratos, no obstante el National
Research Council recomienda que más de la mitad de los
requerimientos energéticos lo sean en forma de hidratos de
carbono complejos.

Las fibras solubles, como pectinas, gomas,
mucílagos y ciertas hemicelulosas, poseen un efecto
significativo sobre los niveles de colesterol sérico, pero
las insolubles, como las celulosas y algunas semicelulosas,
carecen de dicho efecto. No se conoce con exactitud la cantidad
de fibra que debe tomar diariamente el adolescente.

Requerimientos de lípidos

Las grasas de la alimentación contribuyen en gran
manera a la digestibilidad y palatabilidad de los alimentos y son
fundamentalmente triglicéridos. Su principal
función es el aporte energético. Por su parte, los
ácidos grasos esenciales son un importante constituyente
de las membranas celulares. Se recomienda un límite
máximo de aporte de grasas de 3 a 3,5 g/kg./día y
no sobrepasar el 30 a 35% del aporte calórico total. Los
ácidos grasos saturados no deben ser más del 10% y
los monoinsaturados hasta un 15% aunque en nuestro medio se
podría admitir un 18%. En cuanto al colesterol se aconseja
no sobrepasar los 300 mgr al día. No existen RDA para los
ácidos grasos esenciales aunque se estima que la necesidad
de ácido linoléico es del 1 a 2% del total de la
energía ingerida y en su conjunto la familia omega 6 debe
aportar entre un 7 al 10 % de las calorías totales no
sobrepasando esta última cantidad.

Minerales y vitaminas

Durante los últimos años las RDA han sido
la referencia para las cantidades que era necesario aportar de
minerales y vitaminas y constituían las ingestas que
cubren las necesidades del 98% de los individuos de una
población sana. Desde 1.997 se han desarrollado las DRI
(Dietary Reference Intakes) que establecen unos márgenes
de seguridad a fin de evitar los riesgos de carencia y de
enfermedad crónica y unos límites superiores que
carezcan de efectos adversos para la salud.

En la adolescencia es necesario que exista un balance
positivo de calcio para poder alcanzar el pico
máximo de masa ósea, pues aunque finalice el
crecimiento el proceso de mineralización puede durar tres
o cuatro años más. Los valores de ingesta adecuada
(AI) se han calculado según las cantidades que
proporcionen la máxima retención y eviten el riesgo
de osteoporosis en la edad adulta y se han establecido en 1.300
mgr/día entre los 9 y 18 años. El nivel
máximo tolerable (UL) es de 2.500 mgr/día para los
menores de 18 años. Para el fósforo entre
los 9 y 18 años la AI es de 1.300 mgr/día, la RDA
1.250 y el nivel máximo tolerable (UL) de 4.000. El
requerimiento promedio estimado (EAR) de magnesio es entre los 9
a 12 años de 200 mgr/día para ambos sexos y entre
los 14 y 18 de 340 mgr para los varones y 300 mgr para las
mujeres. La RDA es de 240mg/día para el primer grupo y en
el segundo de 410 para los varones y 360 para las mujeres. El UL
es de 350 mgr/día para todos entre 9 a 18
años.

Para el flúor la AI se ha basado en las
cantidades con las que no se presentan caries dentales, 2
mgr/día entre 9 y 13 años y 3,2 mgr/día
entre los 14 y los 18 años. El UL se fija en 10 mgr para
ambos grupos de edad.

La RDA para el hierro es, entre los 11 a 18
años, de 12 mgr/ día para los varones y de 15 mgr
para las mujeres, y para el zinc de 15 y 12 mgr
respectivamente. Las RDA para el yodo, para el grupo de
edad comprendido entre 11 y 18 años, están fijadas
en 150 µg/día para ambos sexos y las de
selenio, entre los 11 y 14 años, de 40 µg
día para los varones y de 50 para las mujeres, y hasta los
18 años en 50 para ambos sexos.

Las vitaminas hidrosolubles desempeñan funciones
importantes en el metabolismo intermediario de los principios
inmediatos por lo que sus necesidades dependen, en parte, del
aporte en energético y de la actividad metabólica
para la formación de tejidos. Las liposolubles
desempeñan funciones específicas salvo la vitamina
E que actúa fundamentalmente como antioxidante.

Para las vitaminas liposolubles se mantienen las
RDA y para la vitamina D se establece la AI en 5
µg/día (200UI de vitamina D) para los grupos de
varones y mujeres entre 11 a 18 años. Las UL quedan
establecidas en 50 µg/día para ambos sexos entre los
9 a 18 años.

Para las vitaminas hidrosolubles se mantienen las
RDA, pero se establecen Ul para la Niacina de 20 mgr/día,
entre los 9 y 13 años, y de 30 entre los 14 y 18; para la
vitamina B6 de 60 y 80 mgr respectivamente, para el ácido
fólico de 600 µg/día, entre los 9 a 13
años, y de 800 entre los 14 a 18. Para la colina se
establece en 2 y 3 g/ día para cada uno de los
grupos.

Factores de riesgo nutricional

Entre los factores de riesgo nutricional de los
adolescentes hay que considerar el incremento de sus necesidades
producido por sus cambios biológicos. Por ello requieren
importantes cantidades de macro y micronutrientes, que
están en relación con su estadio de
desarrollo.

En cuanto a factores de riesgo de carácter
sociocultural, hay que destacar el aumento del poder adquisitivo,
la omisión de alguna comida generalmente el desayuno, la
proliferación de establecimientos de fast food
que repercute sobre el incremento de su consumo, el aumento del
consumo de snack y bebidas refrescantes, el consumo de alcohol
(calorías vacías), las dietas erráticas y
caprichosas, la dieta familiar inadecuada y la realización
de un mayor número de comidas fuera de la casa por motivos
de estudio o laborales.

Existen otras situaciones que también constituyen
un factor de riesgo nutricional como enfermedades
crónicas, embarazo, actividad deportiva, medicación
y abuso de drogas.

En el momento actual se aprecia, en este grupo de edad,
un aumento del consumo de proteínas, grasas saturadas,
colesterol, hidratos de carbonos refinados y sal. Por el
contrario este es bajo en hidratos de carbonos complejos, fibras,
frutas y vegetales. A la vista de todos los datos ya aportados,
la distribución adecuada de nutrientes que el educador
debería promover y "enseñar" a la población
adolescente, si no existen patologías ni problemas
médicos, podría esquematizarse de la manera
siguiente:

Hidratos de carbono (55- 60 %); fundamentalmente
complejos y por debajo del 8-10% los azúcares
refinados

Grasas (30 %); no sobrepasar el 10% de
ácidos grasos saturados

Proteínas (12 – 15 %); dos terceras
partes de origen animal y una tercera

Parte de origen vegetal; No hay que olvidar la
importancia que tiene la ingesta adecuada de agua, así
como evitar la ingesta de alcohol.

Exclusión
de comida principal

El 43,86 % (25 personas) no constata cuál es la
comida principal que no realizan. La comida principal que
mayoritariamente se excluye es el desayuno, comida indispensable
y necesaria. Es un hecho constatado, en la mayoría de los
centros escolares, que los profesores informan de algunos casos
de lipotimias a media mañana durante la jornada escolar en
alumnos que realizan habitualmente esta
práctica.

Por otro lado, hay un hecho significativo respecto a su
nutrición y es que admiten que deben comer "mal" porque
ellos "no se gustan" a sí mismos, pero curiosamente ese
comer mal lo atribuyen a que comen en exceso y no de manera
inadecuada o ineficaz. Así, por ejemplo, vemos:

El 19,83% de la población total ( 24 de 121
personas) refiere que no "se gusta"

Como es actualmente y diferenciando por sexos estos
datos, nos encontramos que en el caso del sexo femenino es un
25,76 % (17 de 66 personas) y del sexo masculino es el 12,73 % (
7 de 55 personas); es decir, en el caso de la población
femenina, sus datos en porcentaje, nos indican que existe el
doble de insatisfacción consigo mismas, respecto al sexo
masculino .

Todos los datos son reveladores por sí mismos
respecto a la realidad actual, que nos indica que
prácticamente la población adolescente femenina
duplica en número de personas a las del género
masculino en el seguimiento de pautas dietéticas
determinadas (dietas), aunque no hemos de olvidar que en el sexo
masculino existe un creciente aumento de las prácticas de
cuidado personal (un cuidado personal "mal entendido"), con
prácticas poco saludables no sólo por la ingesta de
dietas posiblemente perjudiciales sino porque éstas van
acompañadas de la toma de otro tipo de sustancias que con
poco o ningún control obtienen en gimnasios o a
través de Internet.

Es un hecho conocido que la implicación de
organismos oficiales o de otras entidades privadas interesadas y
preocupadas en un tema tan crucial como es la
Alimentación, permitiría ampliar el número
de personas objeto de estudio, hecho que así ha sido
realizado por la Comunidad Autónoma del País Vasco,
donde diferentes profesionales relacionados con la
Educación Nutricional desarrollaron un trabajo con 4657
adolescentes entre 12 y 18 años mediante una encuesta de
hábitos alimentarios dentro del programa .

Los datos obtenidos muestran que casi el 25% de la
población no realiza alguna de las 3 comidas principales y
prácticamente un 32% de la población femenina nunca
toma el desayuno.

Con todo lo expuesto hasta ahora, se puede afirmar que
la nutrición en la adolescencia obedece a formas "poco
convencionales" de alimentación, ya que comprende un
conjunto de "modos de alimentarse" diferentes a los
convencionales y bastante alejados de los nutricionalmente
óptimos para su desarrollo.

Podemos destacar algunas diferencias:

Irregularidades en el patrón de
comidas

Es la forma más frecuente de alteración de
los hábitos alimentarios. Consiste básicamente en
la tendencia a no hacer alguna de las comidas, generalmente el
desayuno, y tomar a lo largo del día refrescos, helados u
otro tipo de alimentos de escaso valor nutricional. Estos
hábitos forman parte de la conducta habitual de los
adolescentes en el momento actual y no tienen importancia
mientras la dieta sea suficiente desde el punto de vista
calórico y equilibrado en cuanto a las cantidades
mínimas y proporciones entre los distintos
nutrientes.

Abuso de las comidas de preparación
rápida (fast food)

Partes: 1, 2

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