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La locución en la radio y televisión



Partes: 1, 2

  1. Roles del locutor o
    locutora
  2. Características específicas de la
    locución
  3. Impresiones o
    características sonoras
  4. La
    dicción
  5. Tipos o estilos de
    narración
  6. La
    animación
  7. Tipos o clases de
    locutores
  8. Ejercicios de
    respiración y vocalización
  9. Los
    trabalenguas
  10. Sugerencias para
    los locutores y locutoras
  11. Consideraciones
    finales

A través de los medios radioeléctricos
(radio y televisión) se definen situaciones humanas
posibles y normales que permiten establecer un proceso de
comunicación (EMISOR – MENSAJE – RECEPTOR – EMISOR). Esto
se logra porque la radio y la televisión tienen
características específicas (VENTAJAS –
DESVENTAJAS) que la diferencian de otros medios de
comunicación y de allí que el lenguaje oral y la
manera de transmitirlo deben tener normas y técnicas
propias de cada medio en particular. Es decir, que el profesional
de la radio y televisión debe conocerlas para saber
difundir o proyectar su voz de manera tal que transmita al
auditorio un rico y persuasivo lenguaje. Por lo tanto, el
comunicador social, en este caso el locutor(a) es el principal
responsable en la conducción del mensaje oral
radioeléctrico.

La locución regulada por las leyes venezolanas
antes que la profesionalización del periodismo es una de
las facetas más importantes del quehacer
radiofónico, desde la década del cuarenta y luego
en la televisión en los años cincuenta. Más
allá del cumplimiento de requisitos técnicos y de
habilidades, destrezas, actitudes y aptitudes, hablar a
través de un micrófono implica un compromiso
social, responsabilidad personal y profesional para el
locutor(a).

El locutor(a) representa el primer contacto entre la
emisora (empresa) y el público (usuario). Es el
profesional que marca el ritmo, la melodía, el estilo, la
dinámica y la personalidad de la estación, de
allí que sea el actor principal en el proceso de
conducción del mensaje. El locutor(a) es el encargado de
planificar, diseñar, organizar, producir y difundir
profesionalmente el mensaje radiofónico y televisivo. Vale
la pena destacar que aun cuando exista una política por
parte de los directivos de las emisoras de radio y
televisión y todo un equipo de personas que trabajan en el
área de producción, el locutor o locutora es la
persona que se enfrenta al público y por consiguiente pasa
a ser un miembro más de la familia, un huésped que
en muchas oportunidades entra desapercibido pero que influye
directamente en nuestros hogares, porque su voz se convierte en
huella imborrable en la mente de los
radio-tele-receptores.

Al profesional del micrófono se le ha considerado
como un canal de comunicación personal, muy íntimo.
El locutor(a) sin nuestro permiso llega a la habitación y
nos habla como si estuviese frente a nosotros; se convierte en
compañero de viaje en el automóvil, autobús,
ferrocarril, crucero, etc. Se introduce por todos los rincones de
nuestra casa, vive todo el tiempo en nuestra cocina
hogareña y sin conocernos personalmente nos sigue a todas
partes a través de una bocina traductora de
imágenes acústicas. Es el profesional quien a
través de su voz, imprime su sello personal a todo lo que
describe, narra o comunica.

Por esa virtud y otras tantas que posee la voz, el
locutor(a) sabe imprimirle vida a su paralingüística
particular (intensidad, tonalidad, timbre: ritmo, melodía
y dinámica), y permite al usuario de la radio elaborarse
una imagen de su aspecto físico, personalidad, conducta,
confiabilidad en lo que dice y expresa, en su espontaneidad y
talento. Lo hace, según lo señala en la
introducción de este texto, el profesor Ángel
Fereira, "su confidente, amigo, protector, guardián,
promotor, divulgador, cultivador de la cultura, costumbres y las
tradiciones de la región, de la nación y del
mundo". Por lo tanto, debe convertirse en el interlocutor o
interlocutora que encauce las inquietudes y deseos de su
auditorio o audiencia.

La dinámica que en la actualidad cumplen los
medios de comunicación social audiovisual al compás
de la llamada globalización, hace imprescindible el avance
técnico y artístico que los profesionales de la
locución necesitan para participar en ese escenario tan
competitivo. De allí que hoy, los prestadores de servicio
(concesionarios), directores y productores de emisoras de radio y
televisoras, se desvivan por contratar locutoras y locutores con
un perfil profesional y cualidades específicas acordes con
las exigencias de la empresa, pero sobre todo que llenen las
expectativas de lo usuarios que día a día siguen la
programación radiofónica.

Si se toma en cuenta este papel protagónico que
representa el locutor (a), en cuanto ser la persona que en un
primer momento se enfrenta a los usuarios y usuarias de los
medios radioeléctricos, éste debe ser un individuo
con capacidad intelectual y con ciertas habilidades y destrezas
en el manejo del micrófono para la radio y además
la postura física para la televisión.

El locutor(a) debe situarse plenamente en su contexto
poblacional y valorar las dimensiones de su profesión,
abordando temas que incidan en la educación y cultura de
las comunidades ubicadas en su zona de influencia y más
específicamente, cuando este locutor (a) es un profesional
de la comunicación oral, que reconoce su misión y
visión como educador y conductor de procesos que redunden
en un mejoramiento del nivel intelectual y cultural de la
población.

Tanto la radio como la televisión definen
situaciones humanas posibles y reales que permiten establecer un
proceso de comunicación. Sin embargo, la radio y la
televisión tienen características
específicas, de allí que el lenguaje y la forma de
difundir el mensaje debe ser diferente para ambos medios. En el
caso de la televisión, la voz al ser apoyada por la imagen
visual no requiere de un énfasis verbal especial,
sencillamente porque la voz se mantiene en un segundo plano con
respecto a la imagen. No obstante, el profesional que se
desempeña en la radio conduciendo la programación,
sí requiere proyectar más la voz para obtener la
atención de la audiencia.

El mundo de las comunicaciones y de la
información suele catalogarse como un campo complicado,
competitivo, profesional, hasta un poco riesgoso. En la vida
cotidiana, para la radio, lo local es fundamental, pero se hace
imposible estar fuera de la aldea global; en este sentido, por
sus características específicas, entre el resto de
los medios de comunicación social, la radio se constituye
como la única capaz de abrazar las vidas de todas las
familias y sus integrantes en general.

Las exigencias modernas de "estar informados y
entretenidos" se convierten en una norma o regla para la radio y
la televisión. Por ello, la gerencia actual de las
empresas radioeléctricas siente la necesidad de contar con
excelentes profesionales de la locución, porque reconocen
que si su programación es conducida o moderada por
locutores de calidad, el resultado comercial y económico
es positivo. Por eso, la locución debe ser concebida como
una profesión holística, que reúna:
ética, responsabilidad social, comunicación
informativa y sano entretenimiento. Deben formarse profesionales
de la locución con carácter emprendedor,
profesionalismo y deontología, de tal modo que la radio y
televisión se conviertan día a día en los
medios masivos por excelencia. En el mundo moderno de hoy, la
locución más que la retórica en movimiento,
es el arte de conmover, convencer, orientar, entretener e
informar al público.

Roles del locutor o
locutora

Durante muchas décadas los teóricos de los
medios radioeléctricos han analizado el rol que
desempeña o debe desempeñar el profesional de la
locución en el proceso de la comunicación
radiofónica y televisiva. He aquí algunas de las
diversas facetas o roles que debe desempeñar un locutor(a)
en una emisora radiofónica: presentar música
grabada, anunciar los comerciales en todos sus formatos, grabar
los jingles de identificación de las estaciones,
transmitir anuncios de servicios públicos, grabar
promociones, animar o conducir competencias o concursos, anunciar
los reportes específicos del tiempo o clima en general,
transmitir los eventos deportivos, narrar los programas
informativos, animar los programas de entretenimiento, difundir
programas educativos y culturales y grabar micros
especiales.

Dentro de una empresa radioeléctrica el locutor o
locutora cumple muchas veces diversidad de funciones, entre
éstas las de ser director, programador, productor,
operador, musicalizador, disc-jockey y publicista entre otras
más. De allí que sea un profesional relevante por
las múltiples facetas que debe cumplir en cada una de las
emisoras radiofónicas o televisivas donde preste sus
servicios.

Al analizar lo anterior se comprende cuál debe
ser el verdadero rol del locutor o locutora, su razón
principal como profesional es ser una persona que debe
constantemente renovar su capacidad tanto cultural como
técnica en cuanto al dominio del medio radial y
televisivo. Significa esto que el profesional del
micrófono se convierte ante el auditorio en una especie de
modelo o estereotipo a seguir, gracias a la excelente
utilización de la voz. Una buena voz, además de
proyectar una imagen favorable del emisor o locutor(a) contribuye
a que éste pueda presentar sus palabras en forma
más interesante y significativa. Este personaje hace que
la palabra hablada se cargue de emotividad y cercanía
frente al distanciamiento de la palabra escrita.

La palabra hablada es el principal recurso del medio
radial, por eso el locutor(a) debe usarla con el propósito
de responder a los fines de este importante medio de
comunicación social el cual debe estar al servicio
permanente de la comunidad. A todo esto hay que agregar la
función de educar siendo este elemento propio de cualquier
medio de comunicación social y es el locutor(a) quien debe
utilizar sus conocimientos, habilidades y destrezas para poder
aplicar la palabra en su profesión y así los
radioescuchas tengan en él un ejemplo a seguir.

Lo que se expone en este ensayo obliga a considerar que
quien asume la decisión comprometida de ser locutor(a)
debe procurar disponer de un fundamento educativo – cultural y
conocimiento pleno de que acepta un compromiso profesional que
colinda con el de los docentes en su aula de clases; ser perfecto
en su dicción, sobrio, reposado. Le es imperativo el
conocimiento de los componentes básicos del soporte
técnico de todo estudio o investigación; una
presencia que dé a su labor encomiable el justo valor de
un privilegio ante el medio social al cual sirve.

No hay que olvidar que ante la imposibilidad de un
contacto directo visual entre el locutor(a) y el oyente, la
oralidad en la radio es palabra imaginada, que permite al
auditorio la evocación de una experiencia sensorial
más compleja. En la televisión la voz del
locutor(a) es más atenuante porque la imagen visual lo
releva de muchas situaciones fonéticas que puedan surgir
de imprevisto. En la radio el locutor(a) está obligado a
describir, narrar y animar todo lo que acontezca, en la
televisión no es necesario hacerlo en su totalidad porque
la escena plasmada en la pantalla puede decir el resto del
mensaje.

Características específicas de la
locución

LA RESPIRACIÓN: El ser humano posee un
aparato complejo, una "emisora humana", constituida
básicamente por los pulmones, la glotis, la cavidad bucal
y las fosas nasales como resonadores-amplificadores. La caja
torácica, cavidad formada por las vértebras, las
costillas y el esternón, limitada en la parte inferior por
el diafragma, contiene el corazón y los pulmones. Los
músculos hacen que las costillas se eleven y se ensanchen
cuando efectuamos la inspiración; cuando espiramos, las
costillas descienden y se contraen, elevándose el
diafragma y sale el aire. Es así como sólo durante
la espiración se emite el sonido que luego de un proceso
fonatorio se transforma en la palabra.

En toda expresión vocal si se quiere lograr un
fuerte impacto en el eficiente manejo del aire y por ende el de
la voz, para conseguir el éxito al proyectarla, es
necesario cultivarla o educarla. Debe saber que gracias a la
constancia y disciplina puede lograr el triunfo. Por lo tanto,
los locutores y locutoras aunque tengan el don de la voz, si no
se someten a una buena disciplina de ejercicios para mejorar la
emisión vocal, nunca podrán proyectarla con
eficiencia.

LA ARTICULACIÓN: Las cuerdas vocales por
sí solas no emiten sonidos, por lo que necesitan de
cavidades de resonancia, así como los instrumentos de
cuerda necesitan una caja para emitir el sonido. Ese sonido muy
débil producido en la laringe por la vibración de
las cuerdas vocales, pasa por unas cámaras de aire
situadas en la garganta y en la cabeza, que actúan como
resonadores; estas cavidades de resonancia son la parte superior
de la laringe, la garganta o faringe, la boca y las fosas
nasales. Dichos resonadores amplifican el sonido y modifican el
timbre, haciéndolo melodioso o chillón.

En cada uno de los resonadores ciertos sonidos producen
los armónicos y de la interacción de estos sonidos
surgen los diferentes timbres de las vocales. Entonces, por
definición, las vocales son los sonidos producidos por la
vibración de las cuerdas vocales, amplificados por los
resonadores: faringe, boca y nariz. La lengua, los labios, los
dientes, el paladar, el velo paladar y los maxilares,
actúan como agentes capaces de modificar el sonido
producido por la emisión de la voz, conocido como el
proceso de la articulación. La lengua, en particular es el
órgano más importante que contribuye a la claridad
de los sonidos de las palabras, así como los labios para
una pronunciación clara; si se dejan muy relajados el
resultado será un murmullo confuso, sobre todo en los
sonidos de las consonantes -p, b, m, f- que exigen una
enérgica acción labial. Es así como el
articular bien permite hacerse comprender claramente, incluso
cuando se habla en voz baja, casi llegando al susurro. La buena
articulación proporciona la comprensión del mensaje
lo que constituye la manera de mantener y desarrollar el
interés del público o receptor.

Hablar no es solamente emitir sonidos y mover la lengua.
Cuando hablamos y cantamos interviene todo nuestro cuerpo.
Nuestra voz es el final de un proceso en el que cuenta desde la
manera de pararse o sentarse hasta la posición de la
cabeza. En la correcta emisión sonora, con nuestras
cuerdas vocales vibra todo el cuerpo, se proyecta nuestra
personalidad. Sin embargo, de manera especial actúa el
mecanismo de fonación: sistema respiratorio, diafragma,
cuerdas vocales, garganta, lengua, maxilares superior e inferior;
dentadura y labios.

Claridad en la articulación: Es la
transparencia y nitidez que se logra mediante la acción
del maxilar inferior, de la lengua y de los labios. Sólo
con el uso diestro y enérgico de los músculos que
mueven estos miembros obtendremos una dicción bien
definida. Se necesita dejar el tiempo suficiente para que cada
sonido pueda ser percibido con claridad en lugar de "amontonar"
los sonidos que se sobreponen. Hablar despacio al principio y
luego que el maxilar, la lengua y los labios tengan mayor
flexibilidad y precisión se podrá aumentar la
velocidad.

Según el lugar o punto de articulación de
las consonantes se obtienen los diferentes fonemas detallados a
continuación: Bilabiales -oposición de ambos
labios- (p,b,v,w,m); Labiodentales -oposición de los
dientes superiores con el labio inferior (f); Linguodentales
-oposición de la punta de la lengua con los dientes
superiores- (z,d); Alveolares -oposición de la punta de la
lengua con la región alveolar- (t,d,s,y,ch,l,r,rr,n);
Palatales -oposición de la lengua con el paladar duro –
(y,ch,ll,i,ñ); Velares -oposición de la parte
posterior de la lengua con el paladar blando- (k,g,j); Glotales
-articulación en la propia glotis- (h).

Impresiones o
características sonoras

LA INTENSIDAD O VOLUMEN: Es equivalente a la
energía con que se expulsa el aire acumulado en los
pulmones; la acción en si misma hay que encontrarla en la
determinación del cerebro, de ejecutar dicho impulso
neuromotriz a través del llamado nervio recurrente que
tiene incidencia en el diafragma y las cuerdas
vocales.

La intensidad es el nivel sonoro de las palabras y por
supuesto es variable, cada ser humano puede variar su volumen
según el contexto donde se encuentre. Una voz llega
más lejos cuanto más intensa y más aguda es,
gracias a la frecuencia de las vibraciones. Se puede de tal
forma, graduar con pequeños matices diferenciales, la
intensidad o volumen de la voz. Si queremos dar una
impresión de alegría, aumentaremos la fuerza de la
voz; si hablamos en voz baja denotaremos inseguridad, temor. El
mayor o menor grado de intensidad al emitir los sonidos,
contribuye a mantener el interés del oyente y permitir una
modulación acorde con el tema difundido. Cada discurso
emitido debe reflejar una carga emocional que le permita
impresionar con los acontecimientos narrados a la masa receptora
del mensaje radiofónico.

La intensidad, por supuesto, influye en el estado de
ánimo o el contexto social que se presente en el momento.
Las variaciones en la intensidad son muy adecuadas para expresar
actitudes emocionales y representar aspectos relativos y
variables de la personalidad o carácter de un
individuo.

EL TONO: Varía según el
número de vibraciones; este número depende del
diámetro y de la longitud de las cuerdas vocales,
así como el material de dicha cuerda y de su grado de
tensión y puede ser grave o agudo, a mayor longitud de las
cuerdas vocales se produce un sonido agudo, por el contrario el
tono grave se debe a menor longitud en dichas cuerdas. El tono o
la entonación al igual que la intensidad es variable, es
decir, puede elevarse, bajar o mantenerse igual. Todo
dependerá del estilo de programación de cada
emisora radiofónica.

La entonación hacia arriba sugiere
interrogación, indecisión, incertidumbre, duda o
suspenso; la descendente sugiere firmeza, determinación,
certeza, decisión y confianza; puede darse el caso de
subir y bajar rápidamente, como ocurre en nuestras
conversaciones cotidianas. En el acontecer diario decimos muchas
veces, -no me gustó el tono como me habló-. Por eso
el tono es la peculiar manera de decir las cosas, allí se
refleja la expresividad de la palabra, el sentimiento
íntimo del emisor, funge como un regulador entre el
sentimiento y la expresión entre lo que sentimos y lo que
decimos.

Las distintas inflexiones que hacemos al leer o hablar y
las variantes en la altura o intensidad del tono de la voz, que
hacen agradable y ameno al oído el lenguaje hablado, es lo
que se conoce como entonación. Tiene tanta importancia el
entonar correctamente, que sin ese elemento utilizado en forma
racional, prácticamente no existe la
interpretación, y si no se interpreta, la lectura no tiene
valor y por ende la locución es incorrecta y el mensaje no
llega al receptor.

Según la investigación física el
tono tiene diferencias entre lo agudo y lo grave, todo
dependerá del número de vibraciones por segundo o
hertzio (Hz). Los tonos graves tienen una frecuencia entre 100 y
150 por Hz, los agudos vibran entre 200 y 400 Hz. En el hombre
las voces vibran en una frecuencia entre 80 y 200 Hz. En las
mujeres el registro de las vibraciones se ubica entre las
frecuencias de 150 a 350 Hz..

EL TIMBRE: Está formado por el tono fundamental
más la combinación de sonidos acordes y se
relaciona directamente con las condiciones específicas de
cada individuo. La mayor parte de las personas puede ser
reconocida por su voz. Sus cuerdas vocales, su aparato resonador,
su constitución anatómica, su situación
anímica, en determinado momento van a darle
carácter único al sonido de cada persona y
distingue a una de otra. Es invariable por ser la
identificación sonora de cada persona, es decir, es la
tarjeta de presentación oral de cada individuo, o dicho de
otro modo, su cédula sonora de
identificación.

Es la representación sonora, particular, propia
de cada sujeto en particular; a través de tal
impresión sonora se puede identificar cualquier personaje,
sin necesidad de observarlo directamente. Al escucharse un sonido
sabemos de inmediato de qué o de quién se trata. El
timbre es la identificación particular de cada sonido en
propiedad de las personas o cosas materiales. Es decir, que el
timbre nos permite distinguir la voz de un ser humano de otro,
así como poder diferenciar el sonido entre un
violín y una trompeta. Cada uno en su contexto
físico da origen a sonidos distintos.

Depende de la frecuencia de las vibraciones sonoras y de
la existencia de sonidos accesorios llamados armónicos que
al mezclarse determinan el timbre con su ritmo, melodía y
dinámica. El timbre hace que la voz de cada individuo
pueda percibirse como: acogedora, dulce, seria, natural, directa,
suave, resonante, brillante, clara, inteligible, limpia, delicada
y con mucha presencia personalista.

Duración o ritmo…Es la relación
entre los acentos y las pausas y crea la cadencia o
pulsación y está relacionado con la velocidad del
habla. Los contrastes en el ritmo tienen gran importancia para
dar expresividad y sentido a las palabras y retener la
atención del escucha. Una persona de excitable
temperamento habla siempre a un ritmo apresurado y una tranquila
lo hace más lento; el entusiasta pero reflexivo a la vez,
puede variar su ritmo para demostrar la intensidad de sus
convicciones o la profundidad de sus sentimientos.

El ritmo es el tiempo que se emplea en emitir los
sonidos, es decir, la velocidad en el desarrollo del discurso, el
cual debe contener agilidad y alternancia con el objetivo
primordial de despertar el interés y el disfrute del
oyente.

Flexibilidad en el ritmo… Son los matices
significativos y emocionales de los que depende una
pronunciación exacta y agradable, donde tiene que ver
necesariamente la velocidad. Los que hablan con mucha velocidad
fatigan o cansan al radioescucha y aquellos que lo hacen muy
lento también, así que la velocidad deberá
ajustarse al tipo de mensaje que el locutor (a) desee
transmitir.

La rapidez en general es un obstáculo para la
buena dicción. La velocidad entonces, debe adecuarse al
tema, al estilo del programa, al auditorio y al valor de las
ideas que quieran destacarse. La pausa, que sirve para puntuar
los pensamientos, así como la coma, el punto y coma y el
punto seguido o final sirven para separar las palabras escritas
en grupos de pensamientos e ideas; las pausas de distinta
duración fonética nos ayudan a separar las palabras
habladas en unidades que al final, en conjunto, tienen un
significado.

Melodía… Son los acordes musicales
implícitos en la voz de cada ser humano, es decir, la
tonalidad musical que emitimos naturalmente al hablar. No puede
confundirse con la sonoridad expresa del dialecto, porque
sólo se trata de la particularidad sonora de cada
individuo. A través de tal musicalidad, nos escuchan de
manera agradable o no, de allí, se origina la
expresión del oyente o escucha cuando señala que
esa persona "habla agradablemente" o por el contrario su timbre
molesta o perturba al oído.

La melodía no puede ser lineal, su variabilidad
va a depender del aparato fonatorio de cada uno de los emisores,
lo importante es que esa musicalidad debe ser percibida como una
sola entidad, aunque incluya cambios en sus acordes o tiempo en
su ritmo. La melodía, es muy compleja, porque se requiere
colocar en las palabras, lo que de manera descriptiva
sería más simple y comprensible, por lo tanto, la
melodía en su música es lo que la oración es
a la comunicación verbal.

La melodía, no emite palabras, sino a cada una de
ellas les imprime una musicalidad que refleja plenamente la
personalidad de cada individuo. La melodía describe la
sonoridad musical de cada locutor o locutora y debe transmitir
sensaciones de credibilidad, seguridad, tranquilidad y
veracidad.

Dinámica…Es el aspecto que
engloba la paralingüística de la voz humana, es
decir: la intensidad, la tonalidad y el timbre con su ritmo y
melodía. La dinámica es un efecto exterior de
sí misma que debe ser percibido fácilmente por los
demás. Por consiguiente, en ella influye interiormente el
funcionamiento de la mente y cuerpo como un todo o una unidad. La
conducta y el pensamiento son características de cada
locutor o locutora que debe saber proyectarlas a través de
su voz.

IMPORTANCIA DE LA RESPIRACIÓN EN LA
EMISIÓN DE LA VOZ.

La voz depende, sin lugar a duda, en gran medida de que
el emisor pueda respirar bien, lo cual ayudará no
sólo a atenuar o suprimir su tensión nerviosa, sino
que le permitirá además disciplinar su voz y poder
variarla a su antojo en intensidad, expresión y
entonación, así como graduar los ritmos y pausas de
los que ya hemos hablado con anterioridad, y que son aspectos
necesarios en la comunicación oral. Una buena voz,
además de proyectar una imagen favorable del emisor o
locutor(a) en este caso particular, contribuye a que éste
pueda presentar sus palabras en forma más interesante y
significativa.

Cuando hablamos para un público es necesario
aprender a respirar, inspirando el aire rápidamente y sin
ruido y ser capaz de espirarlo durante 20 segundos o más.
El hombre actualmente ha perdido la pausa, el ritmo; habla
rápido y no articula bien; respira poco para poder hablar
mucho y tartamudea gracias a los estados de tensión que se
pueden calmar mediante una buena respiración y fluida y
correcta dicción.

Recuerde que, para realizar una respiración
adecuada, la inspiración (inhalación) debe
efectuarse por las vías nasales y la espiración
(exhalación) por la vía oral. Esto evita la
resequedad de las cuerdas vocales puesto que las fosas nasales
tienen la propiedad de humedecer el aire. El locutor(a) debe
saber hacer uso de la respiración diafragmática.
Esto significa una inhalación profunda con
dilatación del diafragma y una exhalación lenta
acompañada de una contracción del diafragma. Este
músculo abdominal debe actuar como un fuelle que aspira y
empuja el aire.

Es necesario comentar que la voz tiene la mayor
capacidad para impactar mucho más que la palabra impresa.
La vitalidad de la radio reside en las características
generales de la voz y en la diversidad de esas voces que utiliza
para difundir su programación.

La
dicción

La unión acertada y adecuada de todos los
elementos que hemos analizado hasta ahora (respiración,
articulación e impresiones sonoras) dan como resultado una
buena dicción, elemento básico e imprescindible
para dirigirse al público y más si es a
través del micrófono que, recordemos, no es un mero
reproductor de los sonidos, sino más bien un amplificador,
una especie de lente de aumento; si hablamos mal cotidianamente
imagínense lo que puede pasar a la hora de utilizar este
importante invento, que por muy pequeño que sea no perdona
los errores fonéticos.

El locutor(a) debe ser muy cuidadoso al pronunciar cada
una de las palabras. Debe evitar emitir palabras incompletas. Por
eso es conveniente que quien esté dispuesto a dirigirse al
público practique diariamente su dicción hasta
conseguir una articulación nítida, en cada letra,
que se escuche claramente, la vocalización debe ser
cuidadosa, abrir bien la boca al hablar sin dejar caer la voz al
final de la frase.

Tipos o estilos de
narración

Se tratará de explicar a continuación
algunos tipos, estilos o características que pueden poseer
los profesionales del micrófono.

LA NARRACIÓN DE LA
NOTICIA

El locutor o locutora debe saber que la voz humana se
convierte en protagonista de la información
radiofónica y televisiva tanto como la información
que difunde. En los medios audiovisuales se percibe la voz en
primer plano mientras que el resto del sonido queda en el fondo,
por lo tanto, un narrador o narradora de noticias debe entre
otras cosas, disponer de una cultura especializada, tener
conocimiento de la realidad nacional e internacional, de la
geografía e historia contemporánea. No puede estar
sin conocer el desarrollo de la política en el panorama
mundial. Se ha de disponer del conocimiento de la correcta
pronunciación del idioma extranjero. Ha de ser un
especialista, culto en su profesión, polivalente en su
ejercicio actoral. Tiene que ser claro en su mensaje, objetivo,
preciso. Le es prudente evitar inflexiones violentas que den pie
a confusiones, y evitar toda tentación a la
gritería y estridencia. El narrador(a) debe tener presente
que saber matizar puede darle emotividad a su mensaje para ser
aprehendido por el auditorio.

La narración de la noticia es el género
objetivo por excelencia tanto en la radio como en la
televisión. Tomando en cuenta el sesgo que de por
sí impone la escogencia de lo que es o no es noticia, se
habla de entender que dentro de lo objetivo hay que ser lo
más veraz posible. Sin embargo, hay una subjetividad
permitida que es la necesidad del locutor de auto promocionarse,
resaltando diferentes atributos como el de tener mayor seguridad
o ser más sobrio al narrar, el de estar mejor informado o
el que está siempre antes con la verdad.

Al locutor(a) en ejercicio le es un deber ineludible
conocer en profundidad su país y el lugar donde se produce
la noticia; por qué se produce y qué causas la
origina. Por ello debe dar un repaso previo al hecho noticioso
que ha de leer a su auditorio. Asimismo procurar estar consciente
de lo que ha leído y jamás emocionarse por la
trascendencia de su contenido. No basta con leer excelentemente
una cuartilla informativa o un guión de producción
radial o televisiva si no ha sentido internamente lo
difundido.

La noticia cuando es noticia es la expresión
más próxima a la condicionante de inmediatez e
instantaneidad en la radio, si la radio no lanza al aire la
noticia con toda la rapidez no vale la pena que las obtenga, es
por ello que el locutor a través de los medios
radioeléctricos debe proponerse en ofrecer los detalles
más resaltantes de los acontecimientos de nuestra
sociedad, de una manera real, sencilla con la crudeza y la fuerza
de la realidad.

La información depende siempre de la personalidad
del individuo que va a transmitir el mensaje; aquí surge
la figura del locutor(a). Es de hacer notar que en la radio y
televisión se redacta para otra persona quien en la
mayoría de los casos tiene a su cargo la difusión
del mensaje. Los locutores(as) vienen a ser los instrumentos de
transmisión; los redactores utilizan un metalenguaje y
esperan que el perifoneador le dé el énfasis
necesario a lo escrito, por lo tanto, depende del profesional del
micrófono la buena o aceptable difusión del
contenido del mensaje.

Si el locutor(a) no está compenetrado con el
estilo redaccional y no vive o siente cada información
independientemente, se pierde el esfuerzo comunicacional porque
el oyente o televidente no recibe el mensaje. Los locutores (as)
deben poseer condiciones histriónicas para transmitir lo
informativo, cultural, comercial, deportivo, humorístico y
musical, sin atropellar el contenido fonético de lo que
expresan. Lo importante es transmitir un mensaje de la forma
más sencilla y por ende cuando se lee un texto a
través del medio radioeléctrico, debe hacerse de
tal manera que el receptor no capte que se está
leyendo.

Se da en este aspecto lo que en el medio de
comunicación social se conoce como RADIOGENIA (capacidad
del locutor(a) de entrar en sintonía con el propio medio y
por ende con el receptor) es decir, debe darse la empatía,
el carisma, la imagen, lo agradable. La empatía enlaza al
emisor con el radioescucha o televidente porque enriquece
bidireccionalmente lo expresado y lo captado. Significa esto que
pese a no poseer el locutor(a) una voz de radio, logra
comunicarse con el auditorio.

Existe también la RADIOFONÍA (locutor(a)
con los matices de una voz radiofónica, tal vez
impostada). Sin embargo, podría ocurrir que los
códigos lingüísticos emitidos no sean captados
en su totalidad por la audiencia radial o televisiva. Esta
situación debe conocerla el redactor del mensaje antes de
lanzar al aire su trabajo informativo, a veces una voz
sólo radiofónica no logra conseguir la
atención de la masa auditiva, como puede hacerlo quien
posea el atributo, la personalidad y la naturalidad de la voz
radiogénica proyectada.

Por supuesto, existen profesionales del micrófono
que poseen por naturalidad una voz radiofónica y
radiogénica, ambas condiciones son muy positivas para la
transmisión de mensajes a través de la radio y la
televisión. Sería lo ideal contar con ambas
cualidades sonoras.

Lo más importante en todo esto para el
comunicador que difunde el mensaje comunicacional, es tener
presente que lo transmitido debe vivirse y personalizarse
separadamente y recordar que su voz puede animar o no al
radioescucha o espectador del programa. El locutor(a) tiene el
poder de atraer al oyente e inyectarle la sensación de
hacerlo partícipe del suceso informativo, musical,
deportivo, cultural y educativo que promueva a través del
uso de las ondas electromagnéticas.

Igualmente ha de ser sereno para no inducir al
sensacionalismo y estimular el pánico. La
preocupación o pacificación provocada en el oyente
por la difusión de una noticia sobre un acontecimiento
grave, depende mucho más de la serenidad o nerviosismo de
quien la emita que de las palabras textuales que
pronuncie.

En la radio y la televisión la personalidad de
quien transmite el mensaje se materializa exclusivamente a
través de la intensidad, tonalidad y timbre de su voz. Es
la imagen acústica de quien habla la que recibe el
radioescucha o televidente. A través de su personalidad
sonora el receptor radial se imagina los rasgos humanos del
emisor sin importarle la realidad; por supuesto, en la pantalla
televisiva, esa imaginación desaparece porque el
espectador inmediatamente asocia la sonoridad con la imagen
física del locutor o locutora que aparece en la
pantalla.

En conclusión un buen locutor o locutora de
noticias revisará minuciosamente la información que
va a leer, para entenderla a la perfección. Cuando por
alguna circunstancia o urgencia deba improvisar, necesariamente
debe hablar con un ritmo pausado para evitar equivocaciones.
Otros estudiosos de la locución, sostienen que los textos
informativos, deben ser escritos por el mismo narrador que
presentará al auditorio los hechos registrados en el
entorno noticioso para darle mayor credibilidad al enunciado; sin
embargo, esa práctica no es muy común en la radio y
televisión venezolana.

Todo locutor o locutora debe tomar en cuenta el elemento
o valor de la objetividad, es decir, debe estar consciente de los
factores de claridad y precisión en la noticia narrada, ya
que si modifica algunos de estos aspectos podría diluirse
o esfumarse la credibilidad de la información difundida.
Además un locutor (a) puede especializarse en la
narración: dramática, deportiva,
humorística, comentarios, etc., o convertirse en animador.
Cada uno de estos roles se enmarca en características y
técnicas específicas que deben ser asumidas
según el interés individual del profesional y por
lo tanto deben ser estudiadas con mayor profundidad.

LA NARRACIÓN
DRAMÁTICA.

En esta especialidad el locutor(a) forma parte del
elenco y debe conocer las técnicas de la actuación
dramatizada para la radio y televisión porque su
participación es altamente valiosa. Su
participación se circunscribe a ser el eje central del
relato literario, romántico o de aventura, sea una obra
teatral o una radio-tele-novela. El narrador(a) debe estar
consciente de que a través de su voz se convierte en el
hilo conductor del programa radiofónico o televisivo
dramático.

Generalmente se cree que los actores de teatro pueden
también ser radio actores, cosa que no es verdad. El radio
actor se caracteriza por dominar su expresión oral en el
micrófono; pues no es lo mismo elevar su voz en el
escenario del teatro que hacerlo para un micrófono de
cabina radial. El radio actor debe sentir y vivir su personaje
con perfección y naturalidad, no solamente en el uso de la
voz sino en todas las características y rasgos de
expresión y de comportamiento, requiriendo para ello de un
profundo estudio, situación anímica, extraordinaria
sensibilidad y un eficiente entrenamiento que le permita variar
su voz para darle vida a cada una de sus actuaciones dentro del
programa radiado o televisado. De hecho, todas las voces
utilizadas en un radio drama deben diferenciarse para que la
audiencia no tenga dificultad en distinguir un personaje de
otro.

En la televisión la obra dramática no
requiere tanto esfuerzo sonoro de los actores porque el
espectador identifica directamente a cada uno de los personajes
involucrados en el drama. Sin embargo, en la radio además
de sus aptitudes histriónicas, el actor y actriz, deben
hacer uso de su voz para proyectarse mejor. Existen muchos
"galanes y protagonistas en la radio" para realizar obras
dramáticas porque sólo se requiere la
proyección de sus voces; en otras palabras, el
físico no es importante, como casi siempre ocurre en la
televisión. Un buen narrador de programas
dramáticos debe transmitir sentimientos a la audiencia que
capta las diversas escenas que presenta a través de la
radio.

LA NARRACIÓN DE DOCUMENTALES.

El documental es uno de los géneros de la radio y
la televisión donde el narrador muestra las historias,
conflictos o situaciones apoyadas con entrevistas, testimonios o
documentos de archivos. Su narración se diferencia de los
programas netamente noticiosos. En un noticiero, la
locución es más rígida. En un documental, la
narración es más coloquial, amigable.

LA NARRACIÓN
DEPORTIVA.

Es una de las facetas o roles de mayor complejidad
dentro del medio radiofónico o televisivo, porque
además de poseer el locutor(a) la voz especial para ese
estilo narrativo debe conocer a profundidad el deporte a
transmitir. Puede decirse que la narración deportiva tiene
características específicas para cada uno de los
temas a desarrollar a través de la radio y la
televisión.

La narración deportiva es tan compleja que toma a
veces algunas técnicas de la descripción y la
animación. Un buen narrador(a) deportivo debe proyectar y
hacer sentir al auditorio la emoción y el entusiasmo que
se vive en la cancha, gimnasio, estadio y complejo deportivo. La
narración tiene como fundamento el movimiento; los
deportes, por lo general, tienen acciones consecutivas que se
desarrollan con gran velocidad. Sin embargo, es conveniente saber
que el mejor narrador(a) no es el que más rápido
habla, ni quién más grita sino aquél que con
un lenguaje claro y con una pronunciación ágil y
nítida, logra transportar al radioescucha o televidente al
escenario deportivo y hacerle partícipe del juego o de la
competencia sin más exageraciones subjetivas.

Los eventos deportivos ocupan un lugar privilegiado en
las pautas de programación de muchas emisoras de radio y
canales de televisión. Esta especialidad se ha convertido
en uno de los pilares en los que se asienta la audiencia de los
grandes circuitos deportivos (béisbol, básquetbol,
fútbol, hipismo etc). Esto por supuesto, reclama la
presencia en el medio de profesionales de la locución
especializados y adecuadamente preparados para asumir con
responsabilidad el reto de la comunicación
radioeléctrica. Al igual que los deportistas, el
locutor(a) precisa de un entrenamiento para completar su
preparación y poder desarrollar su labor en las mejores
condiciones.

Cada día la narración deportiva obtiene
mayor importancia en Venezuela. Muchos eventos deportivos de
interés regional, nacional e internacional, son
transmitidos por cadenas o circuitos de emisoras de radio y
canales televisivos. Centenares de locutores se especializan en
esta disciplina para convertirse en los grandes narradores y
comentaristas del deporte y tratar de emular a los siempre
recordados: Francisco José (Pancho Pepe) Croquer, Delio
Amado León, Eloy Pérez Alfonso (Mister Chip), Luis
Enrique Arias, Arturo Celestino Álvarez (El Premier),
Marco Antonio (Musiú) Lacavalerie, Carlos (Carlitos)
González, Felo Jiménez, Fosión Serrano,
Daniel Crespo Verona, Lisímaco Linares Rivas, Carlos Tovar
Bracho, Gerardo Quintero, Abelardo Raidi, Esteban
Ballesté, Alcides Delgado, Miguel Thoddé, Clemente
Segundo Díaz, Marco Aurelio Gámez y tantas otras
estrellas de la narración deportiva.

LA NARRACIÓN
HUMORÍSTICA.

En la radio y la televisión los programas de
entretenimiento son importantes para atraer la atención de
su auditorio y por supuesto, los locutores se convierten en los
personajes que se encargan de ser traductores de las emociones y
sentimientos que un simple texto escrito no refleja.

Además de los programas musicales,
películas, radio-tele-novelas, existen otras alternativas
que pueden diseñarse para la variedad del
espectáculo. Tal es el caso del humor, donde el locutor(a)
pueda hacer reír a través del chiste sano,
entretenido y familiar. El profesional dedicado a esta
especialidad debe poseer un carisma especial que se proyecte y
sea aprobado por los usuarios y usuarias de los medios
radioeléctricos. El abuso en este tipo de programa puede
producir antipatía y el humorista puede ser rechazado.
Hacer reír a la gente a través de la radio y
televisión, no es fácil.

LA NARRACIÓN DE COMENTARIOS.

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