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El origen del hombre




Enviado por Jesús Castro



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Isla Darwin
  3. Darwin y sus elucubraciones
  4. Teoría de Darwin
  5. Darwinismo
  6. El origen de las especies
  7. El origen del hombre
  8. Conclusión

Esta monografía, cuyo autor es Jscf, o más abreviadamente Jc (léase "Jotacé"), presenta el fruto individual de un estudio e investigación profundos acerca del tema que se expone, citando frecuentemente de diversas fuentes informativas consideradas fidedignas (al menos por el autor, Jotacé). Y como toda obra de investigación que se precie de serlo, la presente no puede eludir ser sometida a revisión futura, al objeto de eliminar eventuales errores y refinar las ideas manifestadas. Además, es intelectualmente libre, en el sentido de no estar vinculada oficialmente a ninguna organización académica, benéfica, política, religiosa y así por el estilo (siendo el objetivo fundamental de dicha "desvinculación" el deseo de descargar a las entidades aludidas o citadas de cualquier responsabilidad por las erratas y errores que pudieran detectarse en la susodicha monografía).

Introducción

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Las islas Galápagos (también denominadas "Islas de
los Galápagos", y oficialmente "Archipiélago de Colón
o Archipiélago de Galápagos") constituyen un archipiélago
del océano Pacífico ubicado a 972 km de la costa de Ecuador. Está
formado por 13 islas grandes con una superficie mayor a 10 km²,
6 islas medianas con una superficie de 1 km²a 10 km² y otros 215 islotes de
tamaño más pequeño, además de promontorios rocosos
de pocos metros cuadrados, distribuidos alrededor de la línea del ecuador
terrestre.

Las islas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad en 1978 por la Unesco. El archipiélago tiene como mayor fuente de ingresos el turismo y recibe 200 000 turistas al año. También se ha desarrollado el turismo ecológico, con el fin de preservar las especies. La región fue el hábitat del último espécimen de la Tortuga gigante de Pinta, extinta el 24 de junio del 2012. Las islas también son hábitat de especies como tortugas marinas, iguanas, lagartos, cormoranes, albatros, leones marinos y pingüinos.

Al igual que la masa continental de Ecuador, el archipiélago es atravesado por la línea ecuatorial, en su mayor parte por el norte de la Isla Isabela. Galápagos es conocida por sus numerosas especies endémi- cas y por los estudios de Charles Darwin que le llevaron a establecer su "teoría de la evolución" por medio de la "selección natural". Son llamadas, turísticamente, Las Islas Encantadas, denominación que se ganó el archipiélago en el siglo XVI por su grandiosa biodiversidad de flora y fauna, heredando el nombre por generaciones. Administrativamente, Galápagos constituye una provincia de Ecuador, conformada por tres Cantones que a su vez son islas, las cuales son San Cristóbal, Santa Cruz e Isabela. El 12 de febrero de 1832, bajo la presidencia de Juan José Flores, las islas Galápagos fueron anexadas a Ecuador. Desde el 18 de febrero de 1973 constituyen una provincia de este país.

Las islas Galápagos fueron descubiertas por casualidad el 10 de marzo de 1535, cuando el barco del obispo de Panamá Fray Tomás de Berlanga se desvió de su destino a Perú, donde cumpliría un encargo del rey español Carlos V para arbitrar en una disputa entre Francisco Pizarro y sus subordinados tras la conquista del imperio Inca. Las Galápagos fueron utilizadas por piratas ingleses como escondite en sus viajes de pillaje a los galeones españoles que llevaban oro y plata de América hacia España. El primer pirata registrado que visitó las islas fue el inglés Richard Hawkins, en 1593. Desde entonces y hasta 1816 muchos piratas llegaron al archipiélago.

Recién descubiertas, las islas se encontraban deshabitadas y los barcos que pasaban junto a su ubicación coincidían cuando el archipiélago era tapado por la niebla. Diversos acontecimientos las llevaron a ser conocidas como las islas Encantadas e incluso algunos navegantes españoles afirmaban que no existían y sólo eran espejismos.

La primera misión científica que visitó las Galápagos fue la expedición Malaspina, una expedición española dirigida por Alejandro Malaspina que llegó en 1790. Sin embargo, los registros de la expedición nunca llegaron a ser publicados. En el siglo XVII se empieza a poblar la zona cuando el navegante James Colnett describe al lugar como unas islas ricas en flora y fauna. Esto atrajo a los primeros colonos, en su mayoría ingleses, con interés por las ballenas, cachalotes, leones marinos y principalmente por los galápagos. El descubrimiento de la grasa de los cachalotes también atrajo a muchos balleneros lo que condujo a que se creara una oficina de correos improvisada, donde los barcos dejaban y recogían cartas. Colnett también dibujó las primeras cartas de navegación de las Galápagos. El 20 de enero de 1832 salió una expedición a las Galápagos al mando del Coronel Ignacio Hernández y el Ecuador las anexó el 12 de febrero de 1832 bajo el gobierno del General Juan José Flores, bautizándolas como archipiélago de Colón.

La Nave Beagle trajo a bordo la expedición británica bajo el mando del capitán Robert Fitz Roy a Galápagos el 15 de septiembre de 1835, para investigar lugares aislados difícilmente visitados por navegantes. Esta lista de lugares incluyó Valparaíso, Callao, islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia y Cabo Buena Esperanza, y regreso a Falmouth, el 2 de octubre de 1836. El capitán y otros a bordo, incluyendo el joven naturalista Charles Darwin, realizaron un estudio científico de la geología y biología en cuatro de las islas antes de continuar su expedición alrededor del mundo. La nave se mantuvo a flote durante 5 semanas dentro de las islas, pero Darwin estuvo en tierra sólo dos semanas. Investigó a los animales y plantas propios de la región; y junto con todos los estudios de su viaje, Darwin formuló su teoría sobre el "origen de las especies".

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La Isla Darwin, llamada así en honor a Charles Darwin, quien hiciera famosas las islas a nivel mundial, tiene una superficie de 1'1 km² y una altura máxima de 168 metros. Esta isla no está abierta para visitas en tierra. Los únicos visitantes son los que vienen a bucear. La vida marina en Darwin es diversa. Las aguas de la isla atraen tiburones ballena de junio a noviembre, así como también a tiburones martillo, tiburones de Galá- pagos, tiburones sedosos y tiburones punta negra. Además, se pueden encontrar focas peleteras, lobos mari- nos, delfines y ballenas. En la isla existe una gran población de aves, que incluye fragatas, piqueros de patas rojas, gaviotas de cola bifurcada y el pinzón vampiro.

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Isla Darwin

La isla Darwin se llama así en honor del naturalista inglés
Charles Darwin, y no porque haya jugado un papel clave en la recogida de datos
que llevaron al británico al desarrollo ulterior de su teoría
evolucionista. La superficie de esta isla, que es la ubicada más al norte
de las Galápagos, abarca, como se ha dicho, 1'1 kilómetros cuadrados,
y su altitud máxima es de 168 m. El lugar más icónico de
esta isla es el "arco de Darwin", una formación rocosa en forma
de arco que se encuentra a pocos metros de una pequeña orilla que lo
circunda y a casi un kilómetro de la isla principal.

Sin lugares de desembarque seco, las principales atracciones de la isla
Darwin se encuentran en su costa del océano Pacífico, que está
llena de una espectacular variedad de vida marina. La Isla Darwin y la Isla
Wolf (a 40 km de distancia) a veces se conocen como Darwin y Wolf o Darwin Wolf.
La isla Darwin son los restos de un volcán extinto que alcanza 165 metros
sobre el nivel del mar y está situado al noroeste del principal grupo
de las Islas Galápagos.

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El Arco de Darwin es un arco de piedra natural que en algún momento habría sido parte de esa gran estructura que se encuentra a menos de un kilómetro: la isla principal de Darwin. Es un lugar conocido por los pocos visitantes a la isla.

Isla Darwin no está abierta a las visitas por tierra. Como resultado, los únicos visitantes son los que vienen a bucear, e incluso en este caso debido a la distancia de la isla principal sólo un número limitado de buques de crucero viene aquí. La vida marina en Darwin es diversa, con grandes cardúmenes de peces. Las a- guas de la isla atraen a los tiburones ballena de junio a noviembre, y a tiburones punta negra. Además se pueden encontrar tortugas verdes, mantarrayas y delfines.

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El personaje del que toma nombre esta isla, Charles Darwin, visitó
las Islas Galápagos en 1835. Llegó a bordo del buque británico
Beagle, en calidad de joven científico. Buscó y clasificó
animales, y lo que aquí descubrió le fascinó. El material
recopilado en este viaje le condujo a conclusiones que confundieron y sorprendieron
a sus contemporáneos. Las publicó en 1859, en un libro que alcanzó
resonancia mundial: "El origen de las especies". En él revolucionó
la explicación tradicional acerca del origen del ser humano, una osadía
que al principio le valió críticas y sarcasmos. Si bien en los
comienzos abundaron contra él las caricaturas con la alusión de
que el hombre desciende del mono, en relativamente poco tiempo su tesis fue
ganan- do terrero y alcanzó un enorme protagonismo en el mundo académico,
las ciencias y la cultura en general. No obstante, siempre han existido resistidores
que han cuestionado la teoría evolucionista darwiniana y actualmente
la polémica todavía no ha cesado.

Darwin y sus elucubraciones

Charles Robert Darwin nació en Shrewsbury, Shropshire, Inglaterra, el 12 de febrero de 1809, en el hogar familiar llamado "The mount" ('El monte'). Fue el quinto de seis de los hijos habidos entre Robert Darwin, un médico y hombre de negocios acomodado, y Susannah Darwin (apellidada Wedgwood de soltera). Era nieto de Erasmus Darwin por parte de padre y de Josiah Wedgwood por parte de madre. Ambas familias eran de antigua tradición unitarista, aunque los Wedgwoods adoptaron el anglicanismo. El mismo Robert Darwin, siendo un discreto librepensador, bautizó a su hijo Charles en la Iglesia Anglicana, aunque tanto él como sus hermanos asistían a los oficios unitaristas con su madre. A los ocho años Charles ya mostraba predilección por la Historia natural y por el coleccionismo de ejemplares, cuando en 1817 se incorporó a la "escuela diurna", regida por el predicador de la capilla donde asistía a los cultos. En julio de ese mismo año falleció su madre. En septiembre de 1818 se incorporó, con su hermano Erasmus, a la cercana escuela anglicana de Shrewsbury como pupilo.

Darwin pasó el verano de 1825 como aprendiz de médico, ayudando a su padre a asistir a las personas necesitadas de Shropshire. Con apenas 16 años ingresó en la Universidad de Edimburgo para estudiar medi- cina, aunque paulatinamente fue dejando de lado sus estudios médicos para dedicarse a la investigación de invertebrados marinos. Durante sus estudios de medicina, asistió dos veces a una sala de operaciones en el hospital de Edimburgo, y huyó de ambas quedando con una profunda impresión negativa. Posteriormente, la Universidad de Cambridge dio alas a su pasión por las ciencias naturales.

La falta de atención a sus estudios de medicina disgustó a su padre, quien lo envió al Christ"s College de Cambridge para obtener un grado en letras como primer paso de cara a ordenarse como pastor anglicano. Darwin llegó en enero de 1828, pero prefería la equitación y el tiro al estudio. Su primo William Fox le introdujo en la moda popular de coleccionar escarabajos, a la que se dedicó con entusiasmo, consiguiendo publicar algunos de sus hallazgos en el manual "Illustrations of British entomology" de James Francis Stephens. Se convirtió en un amigo íntimo y seguidor del profesor de botánica John Stevens Henslow y conoció a otros importantes naturalistas que contemplaban su trabajo científico como una teología natural.

Durante el período que estuvo en Cambridge leyó tres obras que ejercerían una influencia fundamental en su pensamiento naturalista: "Teología natural" de Paley, uno de los tratados clásicos en defensa de la adaptación biológica como evidencia del diseño divino a través de las leyes naturales (enfoque que chocaba contra el paradigma imperante de la época, el "fijismo", doctrina que sostenía la inmutabilidad de las especies biológicas y que por lo tanto no tomaba en cuenta la capacidad adaptativa de los organismos vivientes, a ve- ces sorprendentemente variopinta y versátil); "Un discurso preliminar en el estudio de la filosofía natural", de John Herschel y de reciente publicación para entonces, que describía la última meta de la filosofía natural como la comprensión de las leyes físicas a través del razonamiento inductivo basado en la observación; y el "Viaje a las regiones equinocciales del Nuevo Continente", de Alexander von Humboldt.

Inspirado, pues, por un ardiente afán de contribuir, Darwin planeó visitar Tenerife con algunos compañeros de clase tras la graduación en Cambridge para estudiar la historia natural de los trópicos. Y mientras preparaba el viaje se inscribió en el curso de geología de Adam Sedgwick, y posteriormente le acompañó durante el verano a trazar mapas de es- tratos en Gales. Tras una quincena con otros amigos estudiantes en Barmouth, volvió a su hogar, encontrándose con una carta de Henslow que le proponía un puesto como naturalista (sin retribución dineraria) para el capitán Robert Fitzroy, más como un acompañante que como mero recolector de materiales de interés científico o técnico, en el buque "HMS Beagle", que zarparía en cuatro semanas para una expedición con el objetivo fundamental de cartografiar la costa de América del Sur. Su padre se opuso en principio al viaje, que se planeaba para dos años de duración, aduciendo que era una pérdida de tiempo; pero el cuñado de éste, Josiah Wedgwood, lo persuadió y él aceptó finalmente la participación de su hijo en dicho periplo.

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El viaje del Beagle duró casi 5 años, zarpando de la bahía
de Plymouth el 27 de diciembre de 1831 y arribando a Falmouth el 2 de octubre
de 1836. Tal como Fitzroy le había propuesto, el joven Darwin dedicó
la mayor parte de su tiempo a investigaciones geológicas en tierra firme
y a recopilar ejemplares, mientras el Beagle realizaba su misión científica
de medir corrientes oceánicas y cartografiar la costa. Darwin tomó
notas escrupulosamente durante todo el viaje, y enviaba regularmente sus hallazgos
a Cambridge, junto con una larga correspondencia para su familia que se convertiría
en el diario de su viaje. Tenía nociones de geología, entomología
y disección de invertebrados marinos – aunque se sabía inexperto
en otras disciplinas científicas; de modo que reunió hábilmente
gran número de especímenes para que los especialistas en la materia
pudieran llevar a cabo una evaluación exhaustiva. A pesar de sufrir frecuentes
mareos – que ya había acusado la primera vez que embarcó su equipaje
a bordo— la mayoría de sus notas zoológicas versa sobre
in- vertebrados marinos, comenzando por una notable colección de plancton
que reunió en una temporada con viento en calma.

En su primera escala, en Santiago de Cabo Verde, Darwin descubrió que uno de los estratos blanquecinos elevados en la roca volcánica contenía restos de conchas. Como Fitzroy le había prestado poco antes la obra "Principios de Geología" de Charles Lyell, que establecía los fundamentos uniformistas según los cuales el relieve se formaba mediante surgimientos o hundimientos de capas de terreno a lo largo de inmensos períodos de tiempo, Darwin comprendió ese fenómeno desde el punto de vista de Lyell e incluso se planteó escribir en el futuro una obra sobre geología. Sin embargo, la noción de largos periodos de tiempo geológico propuesta por Lyell da la impresión de que Darwin supo aprovecharla para poder justificar sus ideas relativas a la aparición progresiva de nuevos especímenes vivientes a partir de otros más primitivos.

En Punta Alta y en los barrancos de la costa de Monte Hermoso, cerca de Bahía Blanca, Argentina, realizó un hallazgo de primer orden al localizar en una colina fósiles de enormes mamíferos extintos junto a restos modernos de bivalvos, extintos más recientemente de manera natural. Identificó, por un diente, al poco conocido megaterio –que en principio asoció con el caparazón de una versión gigante (gliptodonte) de la armadura de los armadillos locales–. Estos hallazgos, ocurridos el 24 de septiembre de 1832, constituyeron para él la primera evidencia fósil sobre la mutabilidad de las especies y marcaron el inicio de la posterior elaboración de su famosa teoría.

En Tierra del Fuego se produjo el retorno de tres nativos yagán
que habían sido embarcados durante la primera expedición del Beagle,
con objeto de recibir una educación que les permitiera actuar de misioneros
ante sus semejantes. Darwin los encontró amables y civilizados, aunque
los otros nativos le parecieron "salvajes miserables y degradados",
según sus propias palabras, tan distintos de los que iban a bordo como
lo pudieran ser los animales salvajes de los domésticos, si bien, para
Darwin, esa distinción estribaba en cuestiones culturales y no raciales.
No obstante, al contrario que sus colegas científicos, empezó
a sospechar que no existía una diferencia insalvable entre los animales
y las personas. Por lo tanto, en su mente ya se estaba fraguando la idea de
que tal vez el hombre pudiera proceder de simios a través de un proceso
de evolución transformista muy dilatado en el tiempo.

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Poco después desembarcó en las islas Galápagos, geológicamente jóvenes, y se dedicó a buscar indicios de un antiguo "centro de creación", encontrando variedades de pinzones que estaban emparentadas con la variedad continental, pero que variaban de isla a isla. También recibió informes de que los caparazones de tortugas variaban ligeramente entre unas islas y otras, permitiendo así su identificación.

En Australia, la rata marsupial y el ornitorrinco le parecieron tan extraños e incomprensibles que pensó que esto era como si "dos creadores" hubiesen obrado a la vez, cada u- no con un criterio diferente al del otro.

En Ciudad de El Cabo, una de las últimas escalas de su vuelta al mundo, Darwin y Fitzroy conocieron a John Herschel, quien había escrito recientemente a Lyell alabando su teoría uniformista por plantear una especulación sobre "ese misterio

de misterios: la sustitución de especies extintas por otras [como] un proceso natural en oposición a uno milagroso". Ordenando sus notas rumbo hacia Plymouth, Darwin escribía que de probarse sus crecientes sospechas sobre los pinzones, las tortugas y el zorro de las islas Malvinas, "estos hechos desbaratan la teoría de la estabilidad de las especies" (más tarde, reescribió prudentemente "podrían desbaratar"). Posteriormente confesó que, en aquel momento, los hechos observados le hacían pensar que "arrojaban alguna luz sobre el o- rigen de las especies".

Teoría de Darwin

Siguiendo básicamente las explicaciones proporcionadas por la Wikipedia, tal y como hemos hecho hasta ahora en la presente monografía y continuaremos haciéndolo a lo largo de ella, la palabra "teoría" deriva de un vocablo griego que significa "contemplar" y suele referirse a un pensamiento especulativo. Al igual que la palabra "especular", tiene relación con "mirar" o "ver". Proviene de "theoros" (representante), forma- da por la fusión de "thea" (vista) y "horo" (ver). De acuerdo con algunas fuentes, "theorein" era frecuente- mente utilizado en el contexto de observar una escena teatral, lo que quizá explica por qué algunas veces la palabra "teoría" es utilizada para representar algo provisional o no completamente real. El término pronto adquirió un sentido intelectual y se aplicó a la capacidad de entendimiento, de "ver" más allá de la experiencia sensible, mediante la comprensión de las cosas y de las experiencias, abarcándolas bajo un concepto ex- presado en el lenguaje mediante las palabras. Esta forma de valorar el conocimiento intelectual corresponde a los griegos, al vislumbrar que las cosas suceden conforme a leyes o regularidades, esto es, por necesidad real (no ficticia). Las cosas son y suceden así porque son y tienen que ser así, independientemente de si la mente humana lo acepta o no. Por consiguiente, la "teoría" así concebida supera la visión eminentemente subjetiva de las tradiciones culturales o de las explicaciones míticas, mágicas y religiosas en general.

El término "teórico" o "en teoría" es utilizado para señalar la diferencia entre los datos obtenidos (objeto de estudio) y el modelo respecto a los fenómenos observables en la experiencia o experimento de la realidad. Frecuentemente, indica que un resultado particular ha sido predicho por la teoría pero no ha sido aún observado. Por ejemplo, hasta hace poco, los agujeros negros fueron considerados objetos teóricos. Igualmente, Percival Lowell conjeturó la existencia de Plutón en 1906, aunque no fue observado e identificado como nuevo planeta hasta 1930 por Clyde Tombaugh.

Una buena teoría ha de ser capaz de realizar predicciones confirmables mediante nuevos experimentos u observaciones. Una teoría es por tanto un buen modelo de su objeto de estudio, es decir, representa adecuadamente los hechos empíricos de dicho objeto de estudio. Una teoría corroborada amplía el campo explicativo y permite actualizar el conocimiento de los hechos que se tienen del mundo. Las teorías actúan como hipótesis complejas sobre conjuntos de leyes establecidas por las teorías anteriores. Las observaciones experimentales las convierten en teorías científicas aceptadas como epistemológicamente válidas por la comunidad científica. Hoy día las teorías científicas son producto de los "programas de investigación".

Una teoría científica es el planteamiento de un sistema hipotético-deductivo, que constituye una explicación o descripción científica para un conjunto relacionado de observaciones o experimentos. Así, una teoría científica está basada en hipótesis o supuestos verificados por grupos de científicos (en ocasiones un supuesto no resulta directamente verificable, pero sí la mayoría de sus consecuencias). Abarca en general varias leyes científicas verificadas y en ocasiones deducibles de la propia teoría. Estas leyes pasan a formar parte de los supuestos e hipótesis básicas de la teoría, que englobará los conocimientos aceptados por la comunidad científica del campo de investigación y que será aceptada por la mayoría de especialistas.

En ciencia, se llama "teoría" también a un modelo
que sirve para facilitar el entendimiento de un conjunto de hechos empíricos.
Para que un cuerpo teórico dado pase a ser considerado una parte del
conocimiento establecido, habitualmente se necesita que la teoría produzca
un experimento crítico, esto es, un resultado experimental que no pueda
ser predicho por ninguna otra teoría ya establecida.

De acuerdo con Stephen Hawking en su obra "Una breve historia del tiempo", "una teoría es buena si satisface dos requerimientos: debe describir con precisión una extensa clase de observaciones sobre la base de un modelo que contenga sólo unos cuantos elementos arbitrarios, y debe realizar predicciones concretas acerca de los resultados de futuras observaciones". Procede luego a afirmar: "Cualquier teoría física es siempre provisional, en el sentido que es sólo una hipótesis; nunca puede ser probada. No importa cuántas veces los resultados de los experimentos concuerden con alguna teoría, nunca se puede estar seguro de que la próxima vez el resultado no la contradirá. Por otro lado, se puede refutar una teoría con encontrar sólo una observación que esté en desacuerdo con las predicciones de la misma".

Hay dos categorías de ideas que pueden desembocar en teorías: si una suposición no es respaldada por observaciones se conoce como una "conjetura"; en cambio, si es respaldada, se dice que es una "hipótesis". Una hipótesis puede resultar ser falsa. Cuando esto ocurre, la hipótesis debe ser modificada para adaptarse a la observación, o ser descartada.

Las teorías pueden llegar a ser aceptadas si son capaces de realizar predicciones correctas (confirmadas por la observación). Las teorías simples y elegantes matemáticamente tienden a ser aceptadas preferentemente sobre aquéllas que son más complejas. El proceso de aceptar teorías, o de extender teorías existentes, es parte del "método científico".

Los seres humanos construyen teorías para así explicar, predecir y dominar diferentes fenómenos (cosas inanimadas, eventos, o el comportamiento de los animales, etc.). En muchas circunstancias, la teoría es vista como un modelo de la realidad. Una teoría hace generalizaciones acerca de observaciones y consiste en un conjunto coherente e interrelacionado de ideas.

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Una teoría tiene que ser de alguna manera verificable o "falsable" (es decir, tiene que venir enunciada de tal manera que pueda ser juzgada como falsa o verdadera sin ambigüedades); por ejemplo, uno puede teorizar que una manzana caerá cuando se le suelta, y entonces soltar la manzana para ver qué pasa. Muchos científicos argumentan que las creencias religiosas no son verificables y, por lo tanto, no son teorías; son, más bien, materia de fe.

Darwin propuso la "teoría" de la evolución de los seres vivos, la cual, según él, consiste en una "selección natural" que favorece los cambios más sutiles para la supervivencia y facilita la adaptación al medio. La selección natural es, para Darwin, un proceso no aleatorio, determinista, capaz de engendrar orden a partir de estadios menos ordenados: las características adquiridas por los organismos a través de la evolución no son puramente fortuitas sino que están determinadas por su utilidad funcional. Todos los seres proceden, por fuerza, de organismos más sencillos que fueron aumentando progresivamente en complejidad, incluido el hombre.

Como ya se ha explicado anteriormente, el naturalista inglés Charles Darwin (1809-1882) participó entre los años 1831 y 1836 en una expedición científica que, a bordo del barco Beagle, dio la vuelta al mundo. Durante este tiempo, Darwin realizó muchas observaciones que le sirvieron de fundamento para desarrollar su teoría sobre la evolución de las especies. Varias décadas después, en 1859, Darwin publicó la obra titula- da "El origen de las especies", donde presentó sus conclusiones sobre la transformación de las especies. Lo hizo al enterarse de que otro naturalista, Alfred Russell Wallace (1823-1913), había llegado a la misma hipó- tesis.

En el archipiélago de las Galápagos, situado en el océano Pacífico, Darwin observó que aunque la distancia entre las islas no era muy grande, sus especies eran diferentes. Por ejemplo, observó catorce especies de pinzones, algunas de las cuales vivía solamente en una de las islas, que estaban adaptadas a distintos tipos de alimentación. También observó que en cada isla habitaba una subespecie diferente de tortuga terrestre. Entonces Darwin llegó a la conclusión de que la elevada biodiversidad de las islas Galápagos se debía a la adaptación y al aislamiento geográfico. Las adaptaciones a las condiciones ambientales peculiares de cada isla, adquiridas y transmitidas a los descendientes, sería la causa de la progresiva diferenciación de éstos. Al hallarse separados en las distintas islas, se facilitaría la diferenciación de los descendientes en distintas especies.

Darwin desarrolló su teoría teniendo en cuenta las ideas de Malthus y de Lyell. Para Malthus (1766- 1834), el crecimiento de la población humana es proporcionalmente superior al aumento de la producción de alimentos; esta situación obliga a los individuos a luchar entre sí para conseguir los alimentos, es decir, a la lucha por la existencia. Según Charles Lyell (1797-1875), los procesos geológicos del pasado debían ser parecidos a los que acontecen en la actualidad. Serían procesos muy lentos, sin grandes catástrofes y sin gran- des extinciones. Tales ideas se conocen como "teoría del actualismo".

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Según la teoría darwinista, el largo cuello de la jirafa se originó gracias a que, por alguna causa entonces desconocida, algunos individuos nacían con el cuello más largo que otros. Durante las épocas en las que escaseaban los recursos alimenticios, sólo sobrevivían las jirafas que con su largo cuello llegaban a alcanzar las hojas más elevadas. Al reproducirse transmitían el carácter del cuello más alargado a los descendientes. Este proceso se ha mantenido generación tras generación, hasta la actualidad.

Darwinismo

Hemos centrado la atención en Darwin (1809-1882) por- que actualmente, y de manera mayoritaria, se le considera el padre indiscutible del paradigma más creíble acerca de cómo ha llegado a existir en nuestro planeta la gran biodiversidad que se observa. Su teoría, el "darwinismo" o "evolución darwiniana", además, pretende explicar la aparición del hombre en la Tierra (antropogénesis), sostenida como un caso particular de la "evolución biológica" en el reino animal. Sin embargo, en el interés de la imparcialidad, tenemos que decir que en la historia de la ciencia ha habido suficientes episodios de aceptación general de teorías que luego resultaron parcial o totalmente erróneas. Por consiguiente, no podemos asentir alegre e incondicionalmente ante los argumentos darwinianos sin siquiera ponerlos a prueba; por eso, entre otras cosas, no sólo presenta- remos una visión de qué es lo que se entiende por "darwinismo" (abundando en lo que ya se ha dicho) sino también elaborare- mos un cuadro más o menos amplio de las dificultades y paradojas que la teoría darwiniana ha cosechado a lo largo de su historia y cuáles son las alternativas para salir de las mismas.

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Tomando como referencia la Wikipedia, "darwinismo" es un término con el que se describen las ideas de Charles Darwin, especialmente en relación a la evolución biológica por selección natural. El darwinismo no es sinónimo de "evolucionismo", pues este último es históricamente anterior a Charles Darwin. Así, las teorías darwinistas son evolucionistas, pero con la aportación clave del concepto de "selección natural" considerado determinante (por la mayoría de los teóricos) para poder explicar la causa de la evolución y de su posterior desarrollo; aunque, sin embargo, ha habido numerosas aportaciones y correcciones posteriores que han conducido a la formulación de la actual teoría evolutiva o "síntesis evolutiva moderna". Por tanto, es igualmente equivocado usar el término "darwinismo" para referirse a la actual teoría de la evolución, ya que ésta no se reduce sólo a las ideas postuladas por Charles Darwin.

Según esto, parecería poco lógico centrarse demasiado en la teoría darwiniana y dejar de lado la teoría moderna. Pero creemos tener buenas razones para examinar con relativo interés el darwinismo, puesto que una parte no despreciable del paradigma evolucionista actual se basa en argumentos darwinianos que están en conflicto con ciertas investigaciones serias poco difundidas y porque las consecuencias filosóficas que se derivan de la asunción de las premisas que son comunes a los dos evolucionismos (darwiniano y actual) conllevan una carga de peligroso efecto contraproducente sobre la conciencia colectiva, que pudiera tornar- se en trampa letal. Con ello no estamos defendiendo la idea de que conviene ocultar o silenciar la verdad científica cuando ésta se hace eventualmente indigesta o porque aparente ser perjudicial en sus consecuencias, sino más bien estamos apostando por asegurar con tesón si verdaderamente existen o no alternativas a un paradigma que promete desenlaces desfavorables en sus inevitables extrapolaciones.

Para el biólogo evolutivo Ernst Mayr el término "darwinismo" tiene a lo largo de la historia, y especial- mente desde 1859 (año de publicación de la obra de Darwin "El origen de las especies"), al menos nueve usos diferentes. Al principio, el darwinismo sólo significaba "anticreacionismo". Así, si alguien explicaba el cambio evolutivo acudiendo a causas naturales y no divinas era tachado de "darwinista" (por ejemplo, de este modo fueron considerados Thomas Henry Huxley y Charles Lyell).

También, el uso del término "darwinismo" varió con el transcurso de los años, conforme las diversas teorías y subteorías que contenían los postulados esenciales de éste fueron siendo aceptados unánimemente, para después ser matizados, corregidos y completados hasta la formulación, en la década de 1940 a 1950, de la "síntesis evolutiva moderna". Desde entonces puede decirse que el paradigma darwinista se resiste a claudicar frente a diversos ataques y el reduccionismo, manteniendo vigente su formulación básica y la perspectiva de no sólo poder durar sino incluso medrar: actualmente se piensa mayoritariamente que la evolución es el resultado de la variación genética y de su ordenamiento mediante la eliminación y la selección.

Las concepciones evolucionistas de Darwin constituyen un complejo sistema teórico, un conjunto de teorías relacionadas, más que una sola teoría singular. El núcleo de esas concepciones sigue conservando toda su validez para el grueso de los investigadores, a pesar de su natural insuficiencia y de algún error significativo, sobre todo en su explicación de la herencia a través de una supuesta "pangénesis" (teoría defendida por Anaxágoras, Demócrito y otros, según la cual cada órgano y estructura del cuerpo producía pequeños sedimentos llamados "gémulas", que podían alterarse bajo la acción de las condiciones ambientales y que recogerían los cambios que sufren las partes del organismo de las que proceden y finalmente por vía sanguínea llegarían a los gametos y modificarían la herencia genética, dando lugar a la aparición de nuevos rasgos fisiológicos y morfológicos en la descendencia).

En el darwinismo hay tres ejes teóricos que pretenden explicar distintos aspectos de la realidad biológica, a saber:

  • 1. El "transformismo", que es la noción de que las especies van cambiando sus características a lo largo del tiempo de una manera fundamentalmente gradual. Lo que ahora designa el término "evolucionismo" fue identificado durante mucho tiempo, hasta bien entrado el siglo XX, como "transformismo".

  • 2. La hipótesis de que las especies se diversifican, por adaptación a ambientes o modos de vida diferenciados, ramificándose; y el otro aspecto interpretativo del mismo fenómeno es la asunción de que todas las especies están emparentadas, aunque en grados distintos, donde en último término se esgrime la conjetura de que todas las especies tienen su origen en un remoto antepasado común único. De esta convicción o creencia deriva el criterio de que es obligado in- tentar clasificar las especies por su parentesco (filogenia), siendo ésta una premisa que debe pasar por encima de cualquier otra. No obstante, Darwin desconfiaba de que este ideal fuera alcanzable, aunque el desarrollo reciente del análisis filogenético parece que lo está aproximando; pero hay interpretaciones creacionistas que curiosamente contemplan también estas mismas expectativas (por ejemplo, las que postulan que la información genética proviene de un mismo "software biológico" y de que éste a su vez procede de un mismo prototipo de estrategia diseñadora insuperable en sapiencia).

  • 3. La adaptación al ambiente que supuestamente motiva el cambio evolutivo, según había sido ya propuesta con anterioridad por otros autores, como Lamarck, la cual debía tener su mecanismo en la "selección natural", concebida como resultado de dos factores. Éstos son, por un lado, la variabilidad natural hereditaria de los individuos de una especie y, por otro, la tasa diferencial de éxito reproductivo, dependiente también de la tasa de supervivencia, entre las distintas variantes genéticas presentes en la población.

La teoría propuesta por Darwin de la evolución de las especies, por medio de la selección natural de las variaciones genéticas, lleva implícita una visión de los seres vivos que se puede clasificar como "materia- lista" (doctrinamiento según el cual la única realidad es la materia, en tanto que lo sobrenatural es ficticio o subjetivo). Por tanto, desde ese prisma, el ser humano no ocupa ningún lugar privilegiado dentro del mundo viviente. Las causas finales (es decir, la creencia en un diseño y propósito para los seres vivos) no encuentran acomodo en el mecanicismo darwiniano. No hay lugar en la teoría evolutiva para la emergencia de una "mente" en el sentido dualista (por ejemplo, la mente en calidad de alma independiente del cuerpo, aunque transitoriamente ligada a éste, como sostenía Platón), pues la generación y supuesta evolución de los sistemas nerviosos son procesos estrictamente biológicos y, por ende, físicos.

Las formulaciones que Darwin hace de sus teorías fueron influidas en un alto grado por un lenguaje a- prendido de sociólogos o publicistas (politólogos), como Thomas Malthus y Herbert Spencer. Como el propio Alfred Russel Wallace reconoció, la lectura de Malthus fue decisiva para la formulación de la teoría de la selección natural. Las ideas malthusianas se conocían y discutían en los ambientes intelectuales de la época. Conceptos como competencia, lucha por la vida y sobrepoblación, que aparecen en el "Ensayo sobre el principio de la población", de Thomas Malthus, sirvieron tanto a Alfred Russel Wallace como a Darwin para dar forma a sus teorías.

En pleno auge de la teoría de la selección natural propuesta por Charles Darwin, y tras las controversias iniciales, el concepto de la selección natural y las relaciones interespecíficas fueron trasladadas a las relaciones sociales como era de esperar, puesto que al ser considerado el hombre dentro del conjunto de la fauna evolucionaria también era obligado aplicarle la parte que supuestamente le corresponde en el proceso de la lucha sin cuartel por preponderar en la biosfera. Sin embargo, no existe un método unánime para los teóricos en cuanto a aplicar la teoría darwiniana a la vida colectiva; y así, bajo el término peyorativo de "darwinismo social", se han calificado ideologías, muchas veces contrapuestas, que lo mismo podían defender el "laissez faire" que el socialismo de estado, el imperialismo o la eugenesia a escala local. Numerosas tendencias de este tipo tienen poco que ver con las ideas morales de Darwin, quien, por su parte, defendió la eugenesia voluntaria en su libro "La herencia del hombre y la selección en relación con el sexo", pues no estaba de acuerdo con la eugenesia por imposición.

El origen de las especies

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"El origen de las especies" -título original en inglés:
"On the Origin of Species" – es un libro de Charles Darwin publicado
el 24 de noviembre de 1859, considerado uno de los trabajos precursores de la
literatura científica y el fundamento de la teoría de la biología
evolutiva. El título completo de la primera edición fue "On
the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation of
Favoured Races in the Struggle for Life" (El origen de las especies por
medio de la se- lección natural, o la preservación de las razas
favorecidas en la lucha por la vida). En su sexta edición de 1872, el
título corto fue modificado a "The Origin of Species" (El origen
de las especies), tal como se muestra en la figura de la derecha.

El libro de Darwin introdujo la teoría científica de que las poblaciones de seres vivos evolucionan durante el transcurso de sus generaciones mediante un proceso conocido como "selección natural". Presentó

hipotéticas pruebas de que la diversidad de la vida surgió de la descendencia común a través de un patrón ramificado de evolución. Darwin incluyó las "pruebas" que reunió durante su expedición en el viaje del Beagle, en la década de 1830, y sus "descubrimientos" posteriores mediante investigación, correspondencia y experimentación.

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