- Introducción
- Desempleo y crecimiento
- Argentina
- Entre el Fisco y la Moneda
- La Política Fiscal
- Subdesarrollo precolombino
- Los Incas
- La dolarización y el peso latino
- Equidad económica y desarrollo
- Aquí y ahora
- Conclusiones
- Bibliografía
Introducción
En los capítulos se reflejan las debilidades que a través de los años se han cometido y que hasta el día de hoy seguimos acarreando. Así como también la gran trayectoria que ha tenido el dinero como parte de la economía y la evolución del mismo, desde la piedra hasta el billete que es lo que conocemos en la actualidad. Por otra parte, en este escrito Vergara demuestra que el pensamiento de Adam Smith, el fundador de la economía como ciencia social, tiene plena vigencia en la convulsionada América Latina del Siglo XXI, logrando así, elaborar una propuesta que permitiera alcanzar el desarrollo a través del fortalecimiento de la clase media; de la creación del Peso Latino como moneda común; y la implementación de la equidad económica como política del estado, mostrando la larga historia de nuestras raíces, las teorías y las fallas que al pasar del tiempo han repercutido de forma positiva como negativa.
Desempleo y crecimiento
Adam Smith afirma que la riqueza de un país se alimenta desde tres fuentes:
1. De la suma del producto rudo del campo, más la producción manufacturada, más las utilidades del comercio y de las negociaciones del hombre.
2. De las rentas y ganancias de los fondos con relación a la estabilidad del signo monetario o a su decadencia
3. De la distribución de los fondos entre los gastos del Soberano, la obra pública y el trabajo del hombre.
El desarrollo se engendra por la unión de tres condiciones económicas: el crecimiento, la estabilidad y la equidad.
CRECIMIENTO
El crecimiento económico de un país se considera importante, porque está relacionado con el PIB per cápita de los individuos de un país. Puesto que uno de los factores estadísticamente correlacionados con el bienestar socio-económico de un país es la relativa abundancia de bienes económicos materiales y de otro tipo disponibles para los ciudadanos de un país, el crecimiento económico ha sido usado como una medida de la mejora de las condiciones socio-económicas de un país; sin embargo, existen muchos otros factores correlacionados estadísticamente con el bienestar de un país, siendo el PIB per cápita sólo uno de estos factores.
El valor aritmético para definir el crecimiento de un país, se calcula al dividir la producción total de un año « el famoso PIB » para el PIB del año anterior, donde la fracción que exceda a uno representa la tasa de crecimiento. Ese método de cálculo se difundió en Latinoamérica a raíz de que Juscelino Kubitschek, presidente del Brasil entre 1956 y 1960, aplicó con relativo éxito por lo menos en los primeros años, su teoría económica del »desenvolvimentismo », la cual se conoce en español con el nombre de « desarrollismo ».
El desarrollismo económico cuestiona la teoría clásica del comercio internacional, apoyada en el principio de las ventajas comparativas, para destacar el fenómeno del deterioro de los términos de intercambio y las transferencias de valor entre países que ello implica, a favor de los países industrializados y en perjuicio de los países con economías primario-exportadoras.
El desarrollismo también se basa en la creencia de que primero se debe lograr que el nivel de producción crezca, para después poder dividir los bienes. Esto requería descubrir un barómetro que mida el crecimiento de la produccion y el PIB parecía ser ese barómetro. No obstante, también se requería definir el tamaño que debía alcanzar la producción antes de repartirlo.
El desarrollismo simplemente asumía que si los países de América Latina lograban crecer a una tasa superior a la del primer mundo, eventualmente alcanzarían un nivel y calidad de vida similar o quizás superior al de los países industrializados. Esa elemental lógica se complementaba con el hecho cierto que varios países de América Latina en aquella época e incluso hoy-podían lograr superar el crecimiento del primer mundo.
Por ejemplo : En el año 2001, el PIB de Estados Unidos creció 1.7 %, tasa superior a la del 0.2 % obtenido por Perú y a la del 1.4 correspondiente a Colombia; pero inferior a la del 1.8 de Brasil, 2.7 de Venezuela, 2.8 de Panamá, 3.3 de Chile, 3.5 de Nicaragua, 3.6 de Costa Rica, 3.9 de Guatemala, 5,2 de Ecuador y el 5.4 % del PIB de Honduras.
Esas tasas también pueden compararse con las de otros países representativos del primer mundo, como las obtenidas por Japón 1.2 %, Alemania 2.1%, Inglaterra y Suecia 2.5%, Francia 2.7% e Irlanda 7.5 %. La tasa de Irlanda constituyó la mayor tasa de crecimiento registrada en el mundo occidental.
Comparando las anteriores cifras, claramente se visualizan cinco(5) hechos :
1. La tasa de crecimiento no tiene una relación directa con el tamaño de la economía: países chicos, medianos o grandes, pueden alcanzar indistintamente tasas grandes, medianas o chicas.
2. Las tasas de crecimiento altas no son en modo alguno exclusivas de los países ricos, ni a la inversa.
3. Las tasas de crecimiento de un mismo país a lo largo de un mismo periodo, se debe concluir que el PIB logra mantener la misma dirección solo por un par de años.
4. La composición de las exportaciones básicas de América Latina « productos agrícolas, materias primas o minerales »y su crucial incidencia sobre el nivel de ingresos, determina que el crecimiento del PIB dependa más bien de las fuerzas de la naturaleza y de acontecimientos externos, que de la prudencia de las políticas internas.
5. Después de las copiosas remesas de dólares que Latinoamérica ha transferido al primer mundo desde 1983, la actual diferencia entre los ingresos de los acreedores y de los deudores es tan amplia, que las fluctuaciones en el PIB ya no tienen relevancia.
Esas cinco realidades matemáticas invalidan la utilización de la tasa de variación del PIB como sinónimo del crecimiento de un país. El nivel de empleo es esa variable que podemos utilizar para medir el crecimiento economico en latino america debido a que los países latinoamericanos que han tenido un relativo grado de progreso económico, no han sido los que han alcanzado una mayor tasa de crecimiento del PIB, sino los que han logrado una menor tasa de desempleo, se puede citar el caso de Costa Rica, Chile y Honduras, como los países que en las últimas décadas han logrado el mayor índice relativo en el nivel de empleo.
Argentina
En Latinoamérica, Argentina es el país que ofrece él ejemplo más claro y contundente de la discordancia que puede existir entre el crecimiento del PIB y el desempleo. Argentina se convirtió en la vedette de América Latina en los primeros años de la década de los 90, a raíz de que fue el primer país en cumplir a cabalidad todas las recetas de política económica recomendadas por los organismos internacionales, cuya matriz o representación se encuentra en Washington.
El « Consenso », de acuerdo al propio Williamson, se resume en las siguientes 10 propuestas:
disciplina fiscal
redistribución del gasto público
reforma impositiva
liberación de intereses
tasas de cambio competitivas
liberación del comercio externo e interno
liberación de los flujos de fondos
privatizaciones; desregulaciones
Grzegorz Kolodko logró resumir el « Consenso de Washington » dentro de una sola receta: « Privatice tan rápido como pueda, liberalice tanto como sea posible y sea inflexible en los ajustes monetarios y fiscales ». Esa receta fue puesta en práctica por el presidente argentino Carlos Menem y su ministro Domingo Cavallo, quienes habían llegado al poder el 6 de julio de 1989.
A lo largo de los años noventas, la mayoría de los seminarios y conferencias económicas que deseaban alcanzar éxito, tenían que contratar como orador central a algún economista o consultor argentino, quienes ya podían rivalizar con los consultores de Washington en la experiencia y el conocimiento necesarios para explicar la correcta aplicación de las recetas del « Consenso de Washington ».
América latina se relaciono con las reformas legales que argentina implanto para lograr así privatizar la gran empresa petrolera estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) la cual en 1993 fue transferida en 3 mil millones de dólares; la cifra más alta obtenida hasta entonces por una oferta pública en la Bolsa de Valores de Nueva York y, quizás por coincidencia, la misma cifra del superávit fiscal obtenido por Argentina ese año.
La privatización de la empresa YPF, continuó con la venta de las empresas estatales de electricidad, de gas natural, de agua potable, de teléfonos y telecomunicaciones, del transporte aéreo, del transporte urbano y del subterráneo, del transporte ferroviario y de las redes del ferrocarril, del agua de riego, del sistema y oficinas de correo, de los aeropuertos y de los puertos fluviales, de las carreteras y de los peajes, y de todas las demás empresas en las que el Estado tuviera algún tipo de inversión o participación.
Por medio de esa ley, se le prohibió al banco central imprimir dinero de su propia voluntad, así como lo hace casi todos los países del mundo, y para garantizar que la prohibición se cumpla, se escondió la máquina de hacer billetes y en su lugar se coloco la caja de conversión. La manera cómo funcionaba la caja era muy simple pero a la vez muy efectivo. Dentro de ella se debía mantener un determinado número de billetes sin que importe si eran pesos o eran dólares. Pero, por cada dólar que en ella se depositase de ella se debía extraer un peso y, a la inversa, si se quería extraer un dólar había que depositar un peso: la caja automáticamente transformaba los dólares en pesos y los pesos en dólares
Pero a pesar del éxito logrado, algunos pesimistas continuaban lanzando al aire varias incógnitas: indagaban si los encargados de administrar la caja eran lo suficientemente inocentes como para no hacer trampa; dudaban de la capacidad del exportador para depositar en la caja todos los dólares que quería sacar el importador; les preocupaba que el fabricante de su país no pueda producir con menos dólares lo que sí podía el fabricante del país vecino; sospechaban que, ante la primera necesidad fiscal, el gobierno metería mano en la caja solo para sacar y no para depositar ; y les afligía pensar que sembrar en la pampa pudiera tornarse más caro que cosechar en otras praderas. Las dudas desaparecían ante la certeza de que los acreedores acudirían con más préstamos si la Argentina (el país que con mayor entusiasmo había ingerido las recetas del « Consenso de Washington »)- así lo solicitaba.
Las múltiples privatizaciones, la hermética caja de convertibilidad, la generosidad de la pampa argentina, el vigor de su gente, el fiel acatamiento del gobierno a las recetas del Consenso y los abundantes préstamos externos, habían engendrado un sólido balance en los índices productivos y financieros, logrando una tasa de inflación igual a cero y una de las más altas tasas de crecimiento del PIB.
DESEMPLEO
Pero en todo el éxito ilustrado habia algo que no encajaba y era el nivel de desempleo que se estaba generando, a nivel de la década de 1991 la tasa de desempleo en argentina era de 6.5%, una de las tasas mas baja de América Latina y en los principales países del primer mundo.
Lamentablemente, en el transcurso de la década de los años 90 y en forma paralela a la digestión de las recetas del Consenso, la capacidad de la economía argentina para crear fuentes de trabajo se había hundido de manera vertical y constante. Para el 2001 la tasa de desempleo ya superaba el 25 por ciento. Ningún país del primero, segundo o tercer mundo, podría mantener desempleados a la cuarta parte de sus trabajadores sin entrar en una profunda crisis económica. Y así lo comprobó Argentina en el último mes del año 2001.
Milton Friedman, Premio Nobel de Economía, prominente y reconocido profesor universitario, autor de influyentes libros de política económica y asesor de varios gobiernos de los Estados Unidos, sobre la crisis de los años 30 escribió lo siguiente:
« La depresión que empezó a mediados de 1929 fue una catástrofe de dimensiones sin precedentes para los Estados Unidos, el desempleo alcanzó la cifra del 25 por ciento de la población activa. Para el resto del mundo la recesión no fue más suave. A medida que se extendía a otros países, la producción bajaba, el desempleo aumentaba, y el hambre y la miseria llegaban a todas partes. En Alemania, ayudó a Adolf Hitler a alcanzar el poder, allanando el camino de la Segunda Guerra Mundial. En el Japón reforzó la camarilla militar que se esforzaba en la creación de una zona de prosperidad en toda el Asia Oriental. En China condujo a cambios monetarios que aceleraron la última hiperinflación que sentenció la caída del régimen de Chiang Kai-shek e iba a conducir a los comunistas al poder ».
EMIGRANTES
La evidencia estadística y la experiencia histórica de Estados Unidos y Argentina, indican que un agudo nivel de desempleo puede destruir cualquier economía. Y el emigrante latino logra probar algo más: las estadísticas del PIB, paradójicamente, pueden crecer gracias al mayor desempleo.
El típico emigrante latinoamericano cuando emprende el viaje lo hace solo por huir del desempleo y consigo lleva el firme deseo de retornar, porque sabe y siente que todos los suyos quedan atrás. Esta característica determina que una importante porción de su recién conquistado salario, sea devuelta mensualmente a su país y a su familia.
Una investigación dirigida por Donald Terry, Gerente del Fondo Multilateral de Inversiones del BID, revela que las remesas que envían los emigrantes superan al total de transferencias externas que recibe Latinoamérica. Es decir, el dinero remitido por los emigrantes constituye una gran porción del PIB de varios países
El mayor desempleo genera una mayor migración; la mayor migración genera mayores remesas; las mayores remesas agradan al PIB. Así, en el escenario latinoamericano la contabilidad del PIB se incrementa gracias al desempleo; paradoja que una vez más invalida el uso de la tasa de variación del PIB como sinónimo de crecimiento económico.
Adam Smith dijo :
« Sea cual fuere el suelo, el clima o la extensión de territorio de cualquiera nación, la abundancia o la escasez de su surtido o abastecimiento anual, no puede menos de depender de dos circunstancias: la primera por la pericia, destreza y juicio con que se aplique su trabajo; y la segunda por la proporción que se guarde en el número de los que se emplean… »
En otras palabras y según Smith, el crecimiento económico de un país (de cualquier país) no depende de sus circunstancias históricas, geográficas o climáticas, sino del número de la gente que trabaja y de su pericia, experiencia y educación. Desde la perspectiva de Smith, entonces, la política económica no debería tener como brújula el caminar « hacia adentro » o « hacia fuera », ni tampoco tratar de favorecer el lado de la oferta o el lado de la demanda, sino el priorizar la creación de fuentes de trabajo y la educación de la gente.
Así que antes de tomar cualquier decisión económica en el país se debería tratar de prever ante todo si es que esas decisiones favorecerán o no la generación de empleos. el crecimiento de un país no depende del valor contable que alcance el PIB, sino del número de sus trabajadores que se encuentren trabajando.
Y no es necesario « primero lograr que el pastel crezca, para después repartirlo », porque todos y cada uno de los latinoamericanos pueden producir su propio pastel, sino aquí entonces allá. Por lo tanto, entre los tres principales objetivos que tiene el desarrollo económico -crecimiento, estabilidad y equidad- es el crecimiento el que más fácilmente puede ser contabilizado: basta contar el número de sus habitantes que tienen empleo. El próximo capítulo se concentra en el segundo objetivo que debería perseguir el desarrollo latinoamericano: la estabilidad de sus economías.
Entre el Fisco y la Moneda
En los endeudados países latinoamericanos (gobernados todos por buenos padres de familia, no tenemos por qué dudarlo) se ha tratado de usar la política fiscal para ganar un poco más y la política monetaria para comer un poco menos.
Joseph Clement Juglar concluía en base a su libro « Las Crisis Comerciales » que las crisis económicas son inevitables porque responden a la naturaleza misma del ser humano, que gasta en exceso en épocas de bonanza y ahorra demasiado en épocas de infortunio. Así, periódicamente el miedo reemplaza a la euforia y juntos forman los llamados « Ciclos Económicos ».
La teoría de los Ciclos comenzó a ser revisada en el Siglo XX por varios economistas que acogieron la conclusión de que los Ciclos son inevitables. Sin embargo, la mayoría creía que era factible evitar que los Ciclos se transformen en Crisis, siempre y cuando se lograse obtener un equilibrio dinámico entre lo fiscal y lo monetario.
Gran parte de la literatura economica se ha enfocado en descubir en que consiste ese equilibrio dinamico. La feracidad del mundo académico ha procreado una amplia gama de potenciales respuestas. Entre las más populares se encuentran las siguientes:
La utilización prioritaria de la política fiscal a la cual debe subordinarse la política monetaria, como lo propuso la escuela Keynesiana
El « fine tuning » entre las dos políticas, tal como lo preconizó el presidente Richard Nixon.
La fusión entre el acelerador fiscal y el multiplicador monetario, que pregonaba Paúl Samuelson.
La supremacía absoluta que otorga Milton Friedman a la política monetaria, cuya potencia y efectividad la convierte en un arma tan poderosa, que resulta peligroso dejarla en manos de los gobiernos.
Dichas recomendaciones realizadas por países desarrollados han sido en su momento utilizadas con relativo éxito en el primer mundo, si bien soportar ciclos de inestabilidad y recesión, ha logrado evitar que en sus países se repita una crisis igual a la de los años 30. Pero no es satisfactorio aplicar estas recomendaciones hoy en Latinoamérica, ya que esas políticas resultan igual de estériles al tener ambas que subordinarse íntegramente a la necesidad de generar divisas para pagar la deuda.
La Política Fiscal
En economía, la política fiscal se puede definir como el uso del gasto público y la recaudación de impuestos para influir en la economía. La política fiscal, se reduce a tratar de igualar gastos e ingresos dentro de un mismo periodo. Pero su versión moderna se ubica en el otro extremo: intenta unir presente con futuro al financiar los gastos de hoy con los ingresos de mañana.
Hasta la Segunda Guerra Mundial, latinoamericana se caracterizó por gastar solo el dinero ya ahorrado. En los años 50 hasta mediados de la década de los 70, se trató de invertir hoy con la ilusión de ahorrar mañana, y que se inicia con le ya mencionada « Batalla del Yom Kipur » y que llega hasta 1982, se consumió hoy para pagar mañana; y en la última años que avanza hasta nuestros días, se debe pagar hoy y mañana lo que nunca se invirtió ayer.
Sí un gobierno (cualquier gobierno) tiene que sacrificar alrededor de la mitad de sus ingresos únicamente para pagar deudas, significa que la planificación, gestión y dirección de la política fiscal, ya no están bajo su control.
Al final de cada período fiscal se agudiza este descontrol, cuando los recursos para pagar la deuda tienen que dividirse en dos montones:
Pagar la deuda interna este puede ser apilado si asi se desea con billetes fabricados en la maquina del banco central.
Pagar la deuda externa este debe ser necesariamente cubierto únicamente con dólares.
La literatura económica denomina superávit comercial cuando el valor exportado supera al valor importado, la situación inversa a este se le denomina deficit comercial. El objetico de la política fiscal impuesta en Latinoamérica ha sido alcanzar un superávit comercial, lo cual se ha logrado efectivamente en casi todos los años, pero a pesar del esfuerzo que han realizado muchas personas de consumir menos las cifras de superávit ha sido patéticamente minúsculas.
América latina debe perseguir la política monetaria con la intension de forjar una moneda única y estable. Ese objetivo quizá suene lírico y simple. Sin embargo, esta sólidamente cimentado en la historia económica de América Latina, en sus condiciones actuales y en las perspectivas del Siglo XXI.
La arqueología ha permitido determinar que entre los siglos sextos y octavo antes de Cristo varias civilizaciones ubicadas entre las costas de Grecia y Turquía acuñaron las primeras monedas que llevaban el emblema de la nación que las usaba que mayormente eran simbolos de figuras de animales. China disputa el honor de haber sido una de las primeras naciones en acuñar monedas. Roma confisco mchas monedas de plata y el uso del oro para acuñar monedas comienza a practicarse nuevamente a fines del oscurantismo de la edad media, cuando a mediados del Siglo XIII de nuestra era, se acuña el fiorino de oro para ser utilizado en las principales transacciones de la renaciente ciudad de Florencia.
Subdesarrollo precolombino
En el subdesarrollo precolombino se sustituyo las monedas de oro por las de plata, debido al descubrimiento de minas en México y en Potosí, cuando Cristóbal colon descubre América, esta se encontraba dividida en 2 imperios
1. Imperio azteca: fue una entidad de control territorial, político y económico que existió en la zona central de Mesoamérica, durante el Posclásico Tardío, antes de la Conquista española. tenía alrededor de 10 millones de súbditos diseminados en lo que hoy es México y Centroamérica.
El comercio de los aztecas se basaba principalmente en el trueque. Además que posiblemente habrían existido ferias en el imperio al igual que en el imperio incaico. Normalmente los comerciantes mexicas (pochtecas) intercambiaban productos de Tenochtitlan y alrededores para conseguir productos de lujo de las otras ciudades y naciones. Por la cantidad de población y los datos indirectos se cree que Tenochtitlan en su época de esplendor era el mercado más grande del mundo, y se ubicaba en la plaza central de Tlatelolco comercializaban con esclavos, prisioneros de guerra, cacao, frutas exóticas, etc.
2. Imperio Inca: que con alrededor de 20 millones de habitantes
que cubría el sur de Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, el
norte de Chile y, según algunas crónicas, gran parte de la
pampa argentina.
Ambos imperios se encontraban en una avanzada etapa de organización
comunitaria que, en varios aspectos, superaba las estructuras sociales existentes
en la Europa de aquella época. El desarrollo urbanístico se
complementaba con una rica actividad comercial en las plazas de la ciudad,
que incluía el intercambio de piedras preciosas de jade, obsidiana
y ámbar
Los Incas
Se dice que el origen del imperio inca fue en el lago titicaca, donde
un grupo de familias organizadas a orilla de este lago arremetieron a la conquista
de los cuatros confines del mundo, es imprescindible decir que esta conquista
a principió se logro en occidente, puesto que oriente estaba custodiado
por la selva amazónica y por el desierto del chaco.
Manco capac y su esposa quien también era su hermana fueron
los anfitriones de la organización y conquista. Lograron apoderarse
de todo el anti plano boliviano y del centro del Perú. Poco antes de
morir Capac, entregó el mando total y absoluto al primero de sus descendientes,
inaugurando así la tradición de transferir el poder sin dividir
el imperio; ese sistema de transferencia de mando continuó sucesivamente
con los incas: Lloque Yupanqui, Mayta Capac, Capac Yupanqui, Inca Roca, Yahuar
Huacac, Viracocha, Pachacutec, Tupac Yupanqui y Huayna Capac. Este último
rompió la tradición al dividir el imperio entre sus dos hijos:
Huascar y Atahualpa que lucharon entre sí tratando de obtener el poder
total y que posteriormente fueron los dos últimos Incas del imperio.
Al llegar los españoles al Tahuantisuyo (el imperio de las cuatro partes
en idioma quichua), cada una de las partes estaban organizadas por provincias
y mas que un espacio territorial eran especies de unidades de administración
y control de las tareas productivas. Y el Inca continuaba con el poder de
mando en un entorno teocrático y familiar. Por tradición de
los Inca los jefes militares y la membrecía teocrática debían
pertenecer a las familias que se originaron a la orilla del Titicaca, es decir,
debían llevar esa sangre de tribu original
El sistema económico se basaba en la planificación colectiva
y dependía básicamente de la explotación agrícola,
pecuaria y minera que, a su vez, reposaban en la magnífica infraestructura
del imperio, así como en la existencia de nichos de producción
artesanal en el campo textil y en la orfebrería. Las obras públicas,
a cuya supervisión los incas dedicaban casi todo su tiempo, se construían
usando una especie de sorteo en el que se escogía los miembros de cada
ayllu que, obligatoriamente, debían trabajar en las minas, en el empedramiento
de caminos y calles, en la excavación y limpieza de canales, en la
edificación de palacios y templos, en el transporte de bienes y cosechas,
en el levantamiento de silos e, incluso, en la construcción de viviendas
para la burocracia militar y para los miembros de la teocracia. Cuando algún
ayllu o alguna tribu, se negaba a cumplir sus órdenes, el emperador
tenía un método poco sutil pero bastante eficaz para mantener
su autoridad: enviaba a todo el ayllu o a toda la tribu, a poblar el otro
extremo, a su lugar de origen en calidad de mitimaes. Es decir toda esa tribu
era expulsada por desobecer instrucciones.
Una de las primeras etnias mitimaes fueron los indios Saraguro, originarios
de la localidad de Pisac en el valle del Cuzco, de donde fueron expulsados
a la provincia de Loja, ubicada en el sur de lo que hoy es el Ecuador. En
Pisac, su hogar ancestral, los Saraguro habían practicado el trueque
de artesanías y cereales, en cuya labranza se habían especializado
a cambio de los textiles coloreados en lana de vicuña, llama, guanaco,
llamingo y alpaca, producidos por las etnias vecinas. En su nueva tierra,
los Saraguro ya en su condición de mitimaes, volvieron a sembrar rotativamente
la cebada, el maíz, el amaranto, la oca, la papa, el haba, el melloco,
la arveja, el chocho, la quinua y los otros cereales que hasta el día
de hoy constituyen su principal alimento diario.
Pero al carecer de dinero y sin poder conseguir a través del
mercado los textiles coloreados en lana hasta hoy tan característicos
de algunas etnias peruanas y bolivianas tuvieron que desarrollar la crianza
de una rarísima especie de oveja de pelaje negro, con la cual podrían
fabricar sus textiles sin necesidad del color, ni de la lana de la vicuña,
el guanaco. Así, los Saraguro y todas las demás etnias (sean
o no mitimaes) por la falta de un sistema monetario, tenían que adaptar
sus patrones de consumo y su modo de vida al estrecho entorno de su localidad.
El sistema tributario que permitía mantener en el imperio una economía
estable consistía en dividir la producción de cada ayllu en
tres partes: una parte se entregaba al Inca; otra se destinaba a la elite
teocrática y militar encargada de controlar la producción en
beneficio propio y del Inca; y la restante tercera parte, se distribuía
entre la gente del ayllu que correspondía.
El monto del tributo aplicable a cada ayllu era determinado por los
quipucamayos, quienes poseían un amplio conocimiento matemático
y contable.( eran los contadores y administradores de ese entonces) Los quipucamayos
eran los responsables de armar y descifrar quipus ( herramienta utilizada
para llevar registro y contabilidad). Los quipus, a su vez, eran unas piolas
de lana anudadas entre sí y teñidas en diversos colores. Sobre
la base del color, del número y de la posición de los nudos,
los quipus servían para guardar con gran detalle toda la información
referente a los cultivos y cosechas, a la producción agrícola
y pecuaria, a la explotación de minas y canteras, a la elaboración
de artesanías y orfebrería, así como a las características
de la población correspondiente a cada ayllu. En pocas palabras, era
el computador que almacenaba la información de al producción
de ese tiempo. En una sociedad que jamás conoció la escritura,
cuyos habitantes se comunicaban en más de 12 dialectos, con un extenso
territorio cruzado de caminos vírgenes a la rueda y al caballo, los
quipus en sus nudos y colores eran capaces de trasmitir toda la información
que el Inca solicitaba. Cuando en algún museo alguien logra encontrar
un quipu que ha aguardado sus mismos nudos y colores por más de 500
años, es difícil no sentir una profunda admiración. Sobre
la base de ese sencillo sistema tributario, la economía del Tahuantinsuyo
lograba funcionar sin desempleo, sin inflación, sin deuda, sin déficit,
sin recesión, sin contratos y sin costos ni precios. Es de admirar
el nivel de inteligencia que tenían los quipucamayos. Adicionalmente,
el sistema tenía la ventaja de que al carecer de un régimen
bancario la riqueza podía ser acumulada pero no podía ser dilapidada.
Se estima que los silos y bodegas del Inca hubiesen podido alimentar a todo
el imperio por más de tres años seguidos, sin que a lo largo
de ese periodo nadie tenga necesidad de producir, manufacturar, sembrar o
cosechar. Así, el sistema económico aparentemente ofrecía
un sólido apoyo para la estabilidad y crecimiento del régimen
incaico.
Sin embargo, en 1532, bastó que un puñado de 168 españoles
capturase en Cajamarca a Atahualpa, el último emperador inca, para
que todo un imperio de 20 millones de súbditos cayeran a tierra. para
tratar de explicar un casi increíble hecho, los historiadores imaginan
una amplia gama de potenciales incluyendo espadas, escudos, la pólvora,
el acero, los fusiles, los caballos, la viruela y las venganzas domésticas.
No obstante, en la historia de los cinco continentes, antes y después
de Cristo, han existido imperios en auge e imperios en decadencia; armas de
acero y escudos de madera; ejércitos y masas; bandoleros aguerridos
y guerreros asustados. Pero solo en Cajamarca y en Tenochtitlan, bastó
con cortar una cabeza para que rodase por los suelos todo un imperio. Y es
que solo Cajamarca y Tenochtitlan carecían de esa arma llamada dinero.
En los textos de economía suele argumentarse que el dinero se usa porque
cumple tres funciones básicas: posibilita comprar y vender cosas; permite
comparar el valor de distintos bienes; y, provee un adecuado instrumento para
ahorrar e invertir. Pero como esas actividades no se realizaban dentro del
Imperio no se negociaba, no se valoraba y no se financiaba. la economía
había logrado funcionar bien por muchos siglos, sin necesidad de conocer
el valor, la utilidad, ni la importancia del dinero.
Lo que en los textos de economía rara vez se menciona y lo que
rara vez recordamos, es que la función más importante del dinero,
en cualquiera de sus formas, es la de ser el principal factor aglutinante
de una sociedad -función en la que compite con ventaja contra un himno,
un escudo, una bandera o incluso, un territorio- porque permite a toda la
gente consumir de todos y producir para todos; sentir que pertenecen a una
nación y que la nación les pertenece. Así, para los aztecas
y los incas -cuya economía nacional se limitaba al reducido mercado
de su comarca y al espacio en el cual podían intercambiar productos
en trueque al desconocer la existencia del dinero, el único factor
aglutinante del imperio era la cabeza autoritaria del emperador de turno.
Cortar esa cabeza significó defenestrar todo el Imperio. El nacimiento
de las grandes civilizaciones surgidas alrededor del mediterráneo coincidió
con la acuñación (fabricación) de una moneda. Los incas
y los aztecas completaron la otra cara de esa enseñanza al demostrar
lo frágiles que son las civilizaciones que no usen en cualquiera de
sus formas, ese instrumento denominado dinero. Y la América Latina
actual logra demostrarnos algo más: en el Siglo XXI ya no es suficiente
tener ese instrumento llamado dinero, también se requiere tener una
buena moneda.
La dolarización y el peso latino
Para hablar de dolarización y peso latino es importante resaltar
la diferencia entre dinero y moneda, ya que el dinero es la cantidad, es decir,
lo que puede poseer, adquirir y recibir una persona. El dinero puede ser un
instrumento de cambio, como medida de valor en el pago de bienes o servicios
y como instrumento de liberación de deudas y obligaciones. La moneda
es la que nos representa como nación, cada país posea su propia
moneda, esta nos da valor fuera de nuestras fronteras. La moneda se relaciona
con devaluación y el dinero con inflación.
Los países latinoamericanos actualmente emiten dinero bajo distintas
denominaciones: Bolívar, boliviano, Colón, Córdoba,
Guaraní, Lempira, Nuevo Sol, Quetzal, Real y Peso. Estas distintas
denominaciones se consideran monedas dentro de los límites de sus fronteras
pero fueras de ellas no es de la misma manera, para que eso ocurra se deben
cumplir unas consideraciones importantes como que los demás países
crean en el, de modo que puedan apostar a su moneda haciendo que la producción
del país cubra la totalidad del dinero emitidos por el mismo, que dos
o más países se asocien ya sea para recibir como pago la moneda
de uno de los dos o crear y compartir una misma moneda .La economía
de un país tiene que ser lo sufrientemente grande para respaldar su
moneda, algo que evidentemente no ocurre en Venezuela debido a que no se han
aprovechado la variedad de riquezas que posee nuestro país.
El Peso Latino
Al comenzar el Siglo XXI, en los 19 países de América
Latina el dinero circula con 11 nombres distintos: Peso en Argentina,
Chile, Colombia, Cuba, México, Republica Dominicana y Uruguay; Colón
en Costa Rica y El Salvador; Boliviano en Bolivia; Real
en Brasil; Quetzal en Guatemala; Lempira en Honduras;
Córdoba en Nicaragua; Guaraní en Paraguay;
Nuevo Sol en Perú; Bolívar en Venezuela; y,
Dólar en Ecuador y Panamá.
La coyuntura actual brinda a Latinoamérica la oportunidad histórica
de crear el Peso Latino, al ofrecernos las enseñanzas del
euro y el rol aglutinante que entre nosotros Podría desempeñar
el dólar.
De las enseñanzas del euro se pueden extraer varias lecciones
relevantes para Latinoamérica: el euro se crea por la decisión
de 12 naciones de compartir una moneda única. Para crear el peso
latino, se requiere transitar por al menos uno de los siguientes tres
senderos alternativos: el primero, que es el más tradicional, requeriría
decretar una zona comercial en la cual la única moneda de pago sería
el peso latino; el segundo sendero demandaría que, como en
el caso del euro, los países participantes fijen ciertas metas económicas
a las que todos tendrían que someterse; y, el tercer sendero, consistiría
en encontrar un atajo que evite tener que recorrer los dos senderos anteriores.
Equidad económica y desarrollo
El crecimiento económico de un país se considera importante,
porque está relacionado con el PIB per cápita de los individuos
de un país. Puesto que uno de los factores estadísticamente
correlacionados con el bienestar socio-económico de un país
es la relativa abundancia de bienes económicos materiales y de otro
tipo disponibles para los ciudadanos de un país, el crecimiento económico
ha sido usado como una medida de la mejora de las condiciones socio-económicas
de un país; sin embargo, existen muchos otros factores correlacionados
estadísticamente con el bienestar de un país, siendo el PIB
per cápita sólo uno de estos factores. Lo que ha suscitado una
importante crítica hacia el PIB per cápita como medida del bienestar
socio-económico, incluso del bienestar puramente material (ya que el
PIB per cápita puede estar aumentando cuando el bienestar total materialmente
disfrutable se está reduciendo).
Cuando se habla de equidad lo que se quiere es satisfacer eficazmente
las necesidades materiales del ser humano. Es decir, según Adam Smith,
el ser humano no solo debería tener la libertad de escoger un trabajo
de acuerdo a su aptitud y a las oportunidades que se le presenten, sino también
sobre la base de las ventajas y desventajas que ese trabajo le ofrezca; ventajas
y desventajas que, en una economía libre, tenderían a ser más
o menos equitativas.
Esos conceptos de equidad, eficiencia y productividad tratan de ser
consolidados por el propio Smith, al afirmar que la política económica
debe proteger al ser humano no solo en su función de trabajador y productor,
sino especialmente en su condición de consumidor.
Smith expresa lo siguiente: El consumo es el único fin,
el objeto único de toda producción, en que interviene la industria
del hombre, y por tanto no existe otro medio de mirar por los intereses del
productor que atender a los del consumidor… No obstante, en el sistema mercantil
vemos constantemente que se sacrifica el interés del consumidor en
favor del productor.?
Aquí y ahora
En la América Latina actual, la primera plaga o lo ruinoso
que es formar fondos perpetuos para pagar intereses por deudas nacionales?,
se puede visualizar observando cualquiera de las cifras en dólares
destinadas al pago de la deuda externa. Pero, para abreviar, analicemos únicamente
las repercusiones que la deuda tiene sobre nuestra capacidad de ahorrar e
invertir.
En los primeros años del Siglo XXI, la deuda latinoamericana
supera los 852 mil millones de dólares, cantidad que genera un pago
anual por amortización e intereses que sobrepasa los 134 mil millones.121
Esto significa que más de la mitad del total que pagamos a los Gobiernos
-por impuestos a la renta, al consumo y al valor agregado; por las tarifas
de electricidad, agua potable, teléfono y demás servicios básicos;
así como por los aranceles al comercio y por todos los demás
gravámenes que ingresan a formar parte del presupuesto del Estado-
salen automática e incesantemente fuera del país, para pasar
a engrosar las altas tasas de rentabilidad que nuestros acreedores obtienen
con la tenencia de los pagarés de nuestra deuda.
La gravedad del estrangulamiento que sufren nuestros países
a causa de ese incesante desangre, puede ser visualizada incluso imaginando
el escenario más optimista posible.
Liberalismo
Antes de definir el alcance de la economía democrática,
las próximas líneas tratan de aclarar porque presentimos que
aún sigue brumoso- el significado que tienen el liberalismo y el neoliberalismo
en el escenario económico.
Hasta antes de 1776 era difícil establecer una línea
divisoria entre el liberalismo político y el liberalismo económico.
Pero en ese año se publica La riqueza de las naciones, con lo cual
la política y la economía empiezan a ser consideradas dos ciencias
sin dependientes.
Neoliberalismo
Es el otro concepto que aún permanece envuelto en tinieblas,
quizás porque hasta hoy nadie se ha tomado la molestia de tratar de
definirlo o defenderlo. "Neoliberalismo es el conjunto de políticas
que canalizan el dinero que controla el Estado, hacia los sectores que designe
el Gobierno de turno"
Economía Democrática
Wassily Leontief, el gran economista ruso, norteamericano por nacionalización
y ganador del Premio Nobel en 1973, definió el sistema capitalista
con la siguiente frase: "Bajo nuestro sistema de libre empresa, la ganancia
privada es el viento que impulsa la nave del Estado. Aunque para no quedar
a la deriva, el Gobierno debe sujetar el timón".
Página siguiente |