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Maltrato infantil en el Ecuador: Aproximaciòn de conceptos teòricos a la realidad (página 2)




Enviado por Jhon Ponce Alencastro



Partes: 1, 2

Las formas más comunes de abuso sexual son: el incesto, la violación, la vejación y la explotación sexual. También incluye la solicitud indecente sin contacto físico o seducción verbal explícita, la realización de acto sexual o masturbación en presencia de un niño y la exposición de órganos sexuales a un niño. (Nieves, 2012)

La clínica del abuso sexual muestra que la parte activa de abuso la asume, habitualmente un hombre, que puede ser el padre, padrastro, otro familiar, compañero sentimental de la madre u otro varón conocido de la familia. Raramente es la madre, cuidadora u otra mujer conocida por el niño, que más bien actúa en un rol deficitario en el cuidado del niño, por lo tiende a inducir al abuso. (Zelcer, 2011)

Al menos 75% de las víctimas son niñas y hasta 50% tiene entre seis y 12 años. La mayoría de los causantes del abuso son varones conocidos del menor, el padre está implicado en 25% de los casos. Aproximadamente 5-10% de los niños que sufren abuso sexual adquieren una enfermedad por transmisión sexual. (Guerrero & Delgado, 2012)

Indicadores físicos:

  • Secreciones en la vagina o el pene

  • Dilatación de la abertura vaginal (desfloración del himen) o anal

  • Mal control de esfínteres

  • Manchas de sangre en la ropa interior

  • Dificultad para caminar o sentarse

  • Síntomas y signos de embarazo

  • Enfermedades de trasmisión sexual

Indicadores de comportamiento:

  • Miedo a la oscuridad

  • Intentos de suicidio o autolesiones

  • Fugas de casa

  • Conductas regresivas

  • Incapacidad para desvestirse

  • Conductas destructivas

  • Vómitos

  • Encopresis

  • Enuresis

  • Parpadeo excesivo

Indicadores psicológicos:

  • Pesadillas y sobresaltos en el sueño

  • Tristeza y llanto frecuentes

  • Irritabilidad y enojo constante

  • Baja el rendimiento y adaptación escolar

  • Sexualidad Precoz

  • Negación de los hechos

En escolares, además de los indicadores anteriores es común encontrar:

  • Estados de pánico

  • Episodios de obsesiones o fobias

  • Aparición de tics

  • Trastornos severos del desarrollo psicosexual

  • Confusión frente a figuras representativas (incesto)

  • Suicidio

  • Adicción al consumo de drogas

  • Fugas

  • Conductas polarizadas frente a la sexualidad y a la relación con personas del mismo sexo o el sexo opuesto.

Dentro de este tipo de maltrato podemos mencionar al Síndrome de Acomodación al Abuso Sexual Infantil, el mismo que incluye cinco etapas: el secreto, el desamparo, el entrampamiento y la acomodación, la revelación tardía y no convincente y por último la retracción. En aquellos casos de desconfianza y negación por parte de la figura materna u otros miembros significativos del grupo familiar ante la develación del abuso, se observa el desarrollo de los trastornos de la alimentación como anorexia nerviosa o bulimia. (Losada & Saboya, 2013)

  • d. Síndrome de Munchausen por poderes

Se lo considera como un trastorno cuyo espectro va desde el reporte falso de síntomas por parte de los cuidadores del niño hasta la causalidad de daño físico severo a través de la administración de venenos o infusión de materia fecal en líneas venosas. (Forsyth, 2002)

Los cuidadores exponen a continuas exploraciones médicas, suministro de medicamentos o ingresos hospitalarios, alegando síntomas ficticios o generando de manera activa por el adulto.

Además, el niño presenta síntomas y signos recurrentes que desaparecen al separarse de su familia o cuidadores y reaparecen al volver con ellos. (Prado, 2012)

El síndrome de Munchausen por poder ha sido caracterizado como un estado disociativo con pseudología fantástica y mentiras patológicas, ya que el perpetrador inicialmente sabe que está fabricando los síntomas, pero después cree que el niño en realidad tiene una enfermedad primaria en lugar de una fasticia. (Meadow, 1982)

Indicadores en el niño

  • Síntomas de difícil encasillamiento en un cuadro clínico específico.

  • Síntomas de inexplicada persistencia y versatilidad que conducen a elaboración diagnóstica desordenada, compleja e inconsistente.

  • Antecedentes familiares de muerte infantil no aclarada o miembros que alegan tener diferentes enfermedades graves.

  • Exámenes complementarios no concordantes con el estado de salud del niño.

  • Tratamientos ineficaces o mal tolerados.

  • Ausencia de casos similares.

Indicadores en el perpetrador

  • Habitualmente la madre.

  • Los signos y síntomas no ocurren en su ausencia.

  • Madre solicita; menos preocupada que los propios sanitarios.

  • Rehúye dejar solo al niño en el hospital.

  • Trata de establecer estrechas relaciones con médico y enfermería.

  • Suele tener conocimientos o antecedentes de profesión sanitaria usualmente frustrado.

  • Presencia trastornos psiquiátricos y/o de la conducta

  • Padecedora del síndrome de Munchausen.

4.5.2. Maltrato infantil pasivo

  • a. Maltrato Institucional

Cualquier legislación, programa o procedimiento, ya sea por acción u omisión, procedente de los poderes públicos o privados, por profesionales al amparo de la institución, que vulnere los derechos básicos del menor, con o sin contacto directo con el niño. Incluye la falta de agilidad en la toma de medidas de protección o recursos. (Aranda, s.f)

Se pueden presentar las siguientes manifestaciones (APRODEME, 2011):

  • Sentimientos de abandono y soledad: Ambos de gran impacto en la confianza básica y autoimagen del niño.

  • Apatía y desmotivación: La pérdida de seguridad afectiva, de figuras referentes deja al niño sin energía y desmotivado, sin ganas de participar en un entorno ajeno que no responde a sus necesidades individuales.

  • Desesperanza: Cuando el niño percibe que nada de lo que haga modifica su situación, deja de tener esperanza en que él pueda controlar algo de lo que sucede y entonces no intenta más. Llega un período en el que ya no lucha, tolera todo y no por adaptación, sino por resignación.

  • Dificultades para mantener emociones. El niño experimenta intensas emociones, como angustia, temor, rabia, y la institución posee mecanismos de control externo para estas expresiones, de manera que el niño no desarrolla su propia capacidad de manejar su vida afectiva.

  • Baja tolerancia a la frustración. Un niño que no expresa sus necesidades individuales puede desarrollar un estilo de demanda de necesidades siempre urgente, porque no posee experiencias positivas previas o internas que le permitan esperar y postergar una necesidad sentida en el momento.

Todo esto puede dar origen a conductas marginales como:

  • Dificultades para autorregular la conducta: el niño aprende a depender de la rutina y los controles externos y pierde autonomía ganando dependencia.

  • Falta de iniciativa: el sentimiento de desesperanza y la sensación de no tener mucho control sobre los hechos, más la falta de experiencias variadas, los hace enfrentar las situaciones con limitaciones propias. Se mueven hasta donde les enseñaron, hacen lo permitido, repiten más y prueban menos.

  • Conductas de supervivencia: pelear para conseguir espacio; patalear para conseguir atención; movimientos auto estimulatorios para gratificarse en un medio no gratificante y para evadir la insatisfacción; usan en forma limitada los objetos; los niños restringen y empobrecen su accionar debido a la falta de oportunidades y modelos. Acumulan los objetos, lo cual tiene un trasfondo en la necesidad de contener algo que sea propio y en relación a la necesidad general que se siente.

  • Al final del camino: una gravísima dificultad de amar y ser amado.

Es importante mencionar el Bullying, el cual consiste en el acoso y agresión que sufre un niño dentro de una institución educativa por parte de sus compañeros, la responsabilidad de notificar e intervenir aquí recae en los profesores y responsables de la institución.

Se puede describir cómo el comportamiento agresivo o querer "hacer daño" intencionadamente llevado a término de forma repetitiva e incluso fuera del horario escolar en una relación interpersonal que se caracteriza por un desequilibrio real o superficial de poder o fuerza.

  • b. Negligencia

Es aquella situación de desprotección donde las necesidades físicas básicas del niño no son atendidas temporal o permanentemente por ningún miembro de la unidad familiar. (Arruabarrena y de Paúl, 1994)

Hay que diferenciar el maltrato por negligencia y por abandono físico, en donde el primero se debe a una atención deficiente por parte de los adultos responsables de las necesidades básicas de los menores; mientras que el segundo se consideró una situación de negligencia grave. (Martínez y Paúl, 2006)

Este tipo de maltrato puede ser de dos tipos:

Negligencia en el cuidado físico

Negligencia en el cuidado psico – afectivo

Indicadores físicos

Retraso no orgánico del crecimiento: Hambre permanente, apariencia física desaliñada, falta de higiene, vestidos inapropiados, carencia de supervisión consistente, apariencia física demacrada, estómago distendido, problemas físicos desatendidos o necesidades médicas ignoradas, abandono.

Retrasos en áreas madurativas.

Indicadores comportamentales

Frecuentemente fatigado, apático, sueño o somnolencia en clases, hurtar o pedir comida, inasistencia o llegada tarde a la escuela, abuso de drogas o alcohol, abandono escolar, fugas de casa frecuentes, habilidades verbales y cognitivas inferiores al promedio, conducta agresiva excesiva o extremada pasividad, manifestaciones afectivas extremas, pesimismo, falta de confianza, depresión, incapacidad de mantener relaciones duraderas, aparece frecuentemente preocupado o soñando despierto.

Es la situación en que los padres o cuidadores asignan al niño, con carácter obligatorio, la realización continuada de trabajos (domésticos o no) que exceden los límites de lo habitual, que deberían ser realizadas por los adultos, interfieren con las actividades y necesidades sociales y/o escolares del niño, y son asignadas al niño con el objetivo de un beneficio económico o similar para los padres. (UNICEF, 2007)

  • d. Maltrato prenatal:

Son todas aquellas condiciones de vida de la madre en etapa gestante que se pueden evitar, pero que se mantienen y tienen consecuencias negativas para el feto como el consumo de drogas (cocaína, heroína, etc.) que pueda provocar que el bebé nazca con un crecimiento anormal, patrones neurológicos anormales, o con síntomas de dependencia física a las drogas. (Ver imagen 2)

También puede darse por omisión, cuando no se atiende a las necesidades y cuidados propios del embarazo, que tienen repercusiones en el feto, como puede ser un embarazo sin seguimiento médico, alimentación deficiente, exceso de trabajo corporal. No se incluye en esta categoría la interrupción voluntaria del embarazo. (Bringiotti, 2002)

  • e. Explotación laboral:

Es definida como aquella situación en que "los padres o tutores asignan al niño/a con carácter obligatorio la realización continuada de trabajos sean domésticos o no, que exceden los límites de lo habitual; los mismos que deberían ser realizados por adultos. (Millán & García & Hurtado & Morilla & Sepúlveda, 2006)

Estos tipos de trabajos interfieren de manera clara en las actividades y necesidades sociales y/o escolares del niño/a; siendo asignados con el objeto fundamental de obtener un beneficio económico similar para los padres o la estructura familiar.

Una de las formas de explotación laboral es la práctica de la:

Mendicidad infantil. Que es aquella actividad o acción consistente en pedir dinero en la vía pública, bien sea realizada por un menor/es solos o acompañados de adultos, generalmente sus padres. Estos suelen utilizar al menor como reclamo para obtener sus ingresos. (Pedreira, 2010) (Ver imagen 3)

4.5. EFECTOS Y CONSECUENCIAS

Para la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria, la severidad de las secuelas físicas o psicológicas depende de la intensidad y frecuencia del maltrato, las características del niño, la relación más o menos directa con el maltratador, del apoyo o no de otros miembros de la familia y del acceso o no a los servicios de ayuda médica, social y psicológica.

Los efectos del maltrato infantil no solamente tienen una repercusión inmediata en el físico del menor, sino también en su psique y estos efectos pueden extenderse a lo largo de toda su vida. Influyendo en su futuro psicológico, físico, familiar y social.

Estos se clasifican en base al tipo de maltrato. Entre ellos están:

Consecuencias físicas: ante un maltrato físico existen todo tipo de lesiones ya sea por negligencia o abandono, en los cuales está la desnutrición, bajo peso y talla, enfermedades infecciosas, etc.

Si ha existido abuso sexual las consecuencias son que pueden producirse alteraciones en la alimentación, problemas de conducta y lesiones físicas en las áreas íntimas. Puede existir también contagio de enfermedades de transmisión sexual. A largo plazo esta es una de las principales causas de suicidio y trastorno de personalidad en menores.

Consecuencias psicológicas: Ante el maltrato físico se produce el afecto inseguro, baja autoestima, aislamiento, dificultades en la atención, ansiedad, retraso del lenguaje, agresividad, problemas de conducta, miedos, depresión; ante el abandono y el maltrato emocional las consecuencias son similares, pero ante el abuso sexual, además de todo lo anterior, pueden darse dificultades sexuales como exhibicionismo, problemas con la identidad sexual, etc. A largo plazo se pueden producir alteraciones del sueño y de la alimentación, adicción a sustancias, personalidad múltiple, fobias específicas de contenido sexual, etc.

El maltrato infantil es una causa de sufrimiento para los niños y las familias, y puede tener consecuencias a largo plazo. El maltrato causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano. Los casos extremos de estrés pueden alterar el desarrollo de los sistemas nervioso e inmunitario. En consecuencia, los adultos que han sufrido maltrato en la infancia corren mayor riesgo de sufrir problemas conductuales, físicos y mentales, tales como:

  • actos de violencia (como víctimas o perpetradores);

  • depresión;

  • consumo de tabaco;

  • obesidad;

  • comportamientos sexuales de alto riesgo;

  • embarazos no deseados;

  • consumo indebido de alcohol y drogas.

Debido a estas consecuencias en la conducta del niño, el maltrato puede ser A través de estas consecuencias en la conducta y la salud mental, el maltrato puede favorecer a las enfermedades al corazón, cáncer, suicidio, enfermedades de transmisión sexual.

Los malos tratos que se llevan a cabo sobre los niños pueden provocar daño o consecuencias negativas a dos niveles: somático y psicológico (Martínez, Roig y De Paúl, 1993; Querol, 1991 cit. en Pino y Herruzo, 2000).

Consecuencias somáticas.

Abandono físico: retraso pondoestatural, cronificación de problemas por falta de tratamiento físico, vitaminopatías, eritemas de pañal, aplanamiento del occipucio, aparición de ciertas enfermedades prevenibles mediante vacunación y producción de quemaduras y otras lesiones por accidentes familiares debidas a una falta de supervisión.

Maltrato físico: lesiones cutáneas, quemaduras, lesiones bucales (que pueden afectar a la posición de los dientes), lesiones óseas (que pueden afectar el crecimiento y la movilidad articular), lesiones internas (traumatismos craneales y oculares) entre las que destacan aquellas que producen edemas cerebrales puesto que pueden tener secuelas neurológicas.

En cuanto a las anteriores consecuencias, sin restar importancia, no nos compete abordarlas ampliamente, pues la mayoría de este tipo de casos caen en manos del médico, entonces en este caso, interesa abordar las consecuencias psicológicas.

Según Pino y Herruzo (2000), al hablar de consecuencias psicológicas se refieren a la variedad de comportamientos que pueden aparecer, sean alterados o como ellos los llaman "excesos conductuales" y también los retrasos o "déficits" en ciertos repertorios que se esperarían en los niños en función de sus edades respectivas. Estas consecuencias pueden manifestarse a corto, a mediano y largo plazo, es decir, en la infancia, adolescencia y edad adulta. Las consecuencias que estos autores plantean serían las siguientes:

Consecuencias durante la infancia.

A corto plazo: Incluye los efectos que estos pueden tener sobre el desarrollo físico del niño en el periodo comprendido entre los cero y los ocho años de edad, esto debido a que, según el autor este es el periodo en donde los cambios más rápidos y drásticos se producen en el periodo de cero a seis/ocho años.

La principal y secuela que los malos tratos producen en el desarrollo de los niños es precisamente su retraso que se nota alrededor de la edad de un año, y ya es muy claro a los veinticuatro meses.

Las áreas comportamentales que se encuentran más afectadas en este periodo son las siguientes:

  • Área cognitiva: presentan un menor desarrollo cognitivo, se muestran más impulsivos, menos creativos, más distraibles y su persistencia en las tareas de enseñanza aprendizaje es menor. Son menos habilidosos resolviendo problemas y cuando llegan a la edad escolar muestran peores resultados en las pruebas de CI y tienen malas ejecuciones académicas. Los niños maltratados funcionan cognitivamente por debajo del nivel esperado para su edad, ya que sus puntuaciones en escalas de desarrollo y tests de inteligencia son menores que en los niños no maltratados, sus habilidades de resolución de problemas son menores y hay déficit de atención que comprometen el rendimiento en las tareas académicas.

  • Área social: Pino y Herruzo (2000) mencionan que estos niños, a los 18 y 24 meses sufren un apego ansioso y presentan más rabia, frustración y conductas agresivas ante las dificultades que los niños no maltratados. Entre los 3 y 6 años tienen mayores problemas expresando y reconociendo afectos que los controles. También expresan más emociones negativas y no saben animarse unos a otros a vencer las dificultades que se presentan en una tarea. Por último, presentan patrones distorsionados de interacción tanto con sus cuidadores como con sus compañeros. Según Gaensbauer et al. (1979; 1980) citados por Pino y Herruzo (2000) identificaron seis patrones distorsionados de comunicación afectiva entre los niños maltratados y sus cuidadores: eran retraídos o distantes afectivamente, mostraban falta de placer o bienestar, eran inconsistentes en la interacción, presentaban ambigüedad, frivolidad y una comunicación afectiva negativa. Estos niños se acercan menos a los cuidadores, evitan más a los adultos y a los compañeros y son más agresivos con los adultos. También otros autores como Hoffman-Plotkin y Twentyman (1984) citados por pino y Herruzo (2000), descubrieron que los niños maltratados físicamente eran más agresivos que los controles y que los que padecían abandono interaccionaban menos de lo normal estos mismos autores, pero en el año de 1988 indican que los niños maltratados han mostrado falta de empatía. Son niños que entre 1-3 años de edad no mostraban interés por escapar a las situaciones molestas de la guardería y cuando lo hacían eran violentos, reaccionaban con ataques físicos, cólera o miedo (Main y Georges, 1985) citados por Pino y Herruzo (2000), también se ha visto que los niños maltratados son menos recíprocos en las interacciones con sus iguales y Elmer y Martin (1987) citados Pino y Herruzo (2000) mencionan que estas dificultades en habilidades de empatía perduran hasta la edad adulta.

  • Área del lenguaje: Pino y Herruzo (2000) ha revisado varios estudios al respecto y ha encontrado lo siguiente. Beeghly, Carlon y Cicchetti (1986) descubrieron que los niños que padecen de maltrato físico, a los 30 meses, no se diferencian de los niños control en cuanto a lenguaje comprensivo pero si en el productivo, en lo que se refiere a sensaciones, sentimientos y necesidades y los niños que padecen abandono y maltrato físico presentan un déficit en la expresión de este tipo de verbalizaciones referentes a estados internos. Coster, Gersten, Beeghl y Cicchetti (1989) estudiaron la interacción verbal madre e hijo en niños de 31 meses. Observaron que los niños maltratados físicamente utilizan un lenguaje menos complejo sintácticamente, tienen menos vocabulario expresivo y conocen menos palabras que los normales. Burguess y Conger (1978), observaron que las madres de los niños que padecen abandono y maltrato físico hablan menos con sus hijos que las controles, en los casos de abandono físico las madres dan menos recompensas verbales y aprobación a sus hijos, y se muestran más propensas a criticarlos. En los casos de maltrato físico se ha visto que utilizan menos instrucciones verbales para ayudar a sus hijos a superar las dificultades normales de su ambiente. Inician menos interacciones de juego e ignoran más a sus hijos. Estas dificultades de lenguaje no desaparecen a lo largo del tiempo, sino que perduran hasta la edad escolar. Los niños maltratados, tal como lo señala Blager y Mártin (1976), los niños maltratados presentan dificultades de comunicación y de habilidades de expresión.

  • Área de autonomía funcional: Puede haber conductas de cuidado personal, que en condiciones normales deben ser aprendidas en el seno familiar y, por otro lado, están las habilidades de la vida en comunidad, es decir, la capacidad que el sujeto tiene de funcionar de forma independiente a sus progenitores o cuidadores y señalan que los resultados de Egeland et al. (1981, 1983) muestran que los niños que padecían diferentes formas de maltrato presentaban un apego ansioso, en especial los que sufrían abandono emocional. Estos niños tendían a ser menos obedientes a sus padres y educadores que los controles y presentaban menor repertorio de autocontrol. El grupo de abandono físico resultó especialmente dependiente del educador para aquellas tareas propias de la nutrición que se llevan a cabo en el colegio. Sin embargo en cuanto a los comportamientos de funcionamiento independiente con respecto a los padres en su medio, estos niños llegan a estar al nivel o por encima de los controles (Pino, 1995). Esto podría ser consecuencia directa del número de horas que estos pasan solos, muchas veces en la calle, desde edades muy tempranas.

  • Área Motora: Esta es el área que se encuentra menos afectada (Pino, 1995). En el estudio de Egeland et al. (1981, 1983) los niños maltratados se mostraron menos hábiles que los controles, en el uso de herramientas a los 24 meses de edad. En Pino y Herruzo (1993) los niños que padecían abandono físico se mostraban más tardíos en adquirir la locomoción y se apreciaban también déficits en motricidad fina.

  • Problemas de Conducta. Se refiere a los problemas de comportamiento en general (conductas agresivas, hiperactivas y disruptivas). Como ya se ha mencionado, los problemas de conducta agresiva se presentan principalmente en los niños maltratados físicamente. Kazdin, Moser, Colbus y Bell (1985) y Allen y Tarnowski (1989) citados en Pino y Herruzo (2000) hallaron en estos niños más síntomas depresivos, como mayor externalidad en la atribución de control, más baja autoestima y desesperanza en cuanto al futuro. Así mismo observaron en niños que padecían abandono, una inusual aparición de comportamientos sexuales precoces como frotes y masturbaciones con una alta frecuencia, en presencia de otros niños.

Consecuencias durante la edad escolar y la adolescencia.

Pino y Herruzo (2000) han revisado varias investigaciones y deducen lo siguiente de cada uno de los siguientes autores:

Cichetti y Olsten (1990) afirman que el maltrato infantil tiene una serie de efectos en todas las áreas del desarrollo del niño, lo que le coloca en una situación de alto riesgo para desarrollar problemas de conducta y posteriores psicopatologías. Son diversas las alteraciones conductuales que se engloban bajo la etiqueta general de conducta antisocial las más relacionadas con el fenómeno de los malos tratos. Azar, Barnes y Twentiman (1982) han encontrado altos niveles de conducta violenta y delitos con uso de violencia entre delincuentes y jóvenes con alteraciones psiquiátricas que habían padecido malos tratos. Engfer y Schnewind (1982) mencionan que el maltrato físico está relacionado con la aparición de ansiedad e indefensión y estas reacciones se deben principalmente a las situaciones de rechazo (maltrato emocional/abandono emocional), estos niños presentan un comportamiento agresivo tal vez debido al mismo maltrato, lo cual crea un círculo vicioso en la relación padres-hijo. Mc Cord (1983) en un estudio retrospectivo encontró que el 20% de los niños que habían padecido abandono o maltrato físico, cuando llegaron a adolescentes cometieron delitos graves y una vez que estos cometen delitos ésta conducta suele cronificarse hasta la edad adulta. También se ha estudiado el Coeficiente Intelectual (CI) y su relación con los malos tratos y los niños con abandono aparecen con un CI inferior al normal y las niñas tienen CI infra normal ya sea que sufran maltrato físico o abandono. Otra consecuencia de los malos tratos es que los niños acaban adoptando una visión distorsionada de la realidad, los adolescentes maltratados tienen una idea distorsionada de la relación padre-hijo y ven a su padre como perfecto al lado del hijo despreciable, también suelen tener expectativas poco realistas sobre la conducta de otros niños y piensan que los niños deben saber hacer cosas que son poco adecuadas para la edad de estos.

Ecuador

5.1. Datos del Maltrato Infantil.

América Latina y el Caribe poseen los mayores índices de violencia en el mundo y el número de afectados es de 40 millones de mujeres y niños/as. 

En el Ecuador la violencia infantil está arraigada a la historia, no se puede desconocer que la violencia existe desde tiempos inmemorables, incluso se podría decir que es ineludible a la sociedad. (Ver figura 4)

Está en la cultura tomar la violencia y la agresividad en los actos como algo propio del poder, de ser superior a los demás miembros de la sociedad.

En ciertas partes del país, es común utilizar plantas y métodos arcaicos como métodos de castigo tanto a niños, adolescentes y adultos. En otras regiones se considera normal el utilizar el maltrato infantil como método de corrección de conducta y de disciplina.

Todo esto afecta de forma considerable a los individuos, pues se considera que el maltrato es un problema que va traspasando generaciones, y que quienes han sido maltratados, serán maltratadores en un futuro.

La población del Ecuador es de aproximadamente 16.320.179 habitantes, con la más alta densidad poblacional de América del Sur, teniendo 56.5 habitantes por km². De esta población aproximadamente el 33% tiene menos de 15 años, en Quito y Guayaquil, 27% de la población de 0 a 10 años (850.000 menores) son castigados al menos una vez por semana, y 1 de cada 3 es víctima de abuso sexual. (INEC, 2016)

En el 2010 el Observatorio de Derechos de la Niñez y la Adolescencia (ODNA) hizo un estudio que dio datos que para cuatro de cada diez niños y niñas del Ecuador "los golpes son el segundo de los tres comportamientos más frecuentes de sus padres cuando cometen faltas o desobedecen". En lo que se refiere a los lugares más frecuentes en los que se da el maltrato infantil, informes del ODNA (Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia) revelan que son el interior de los hogares, en las escuelas y en los espacios públicos.

Aproximadamente 150 mil niños/as viven sin sus padres, y están bajo el cuidado de familiares o amigos de la familia debido a la migración de más de 1 millón de personas entre 1999 y 2001 debido a la crisis económica de 1998 y al posterior feriado bancario.

En Ecuador el 51% de niños/as entre 6 y 11 años reporta haber sido víctima de maltrato. (EDNA, INEI, ENDES IV) estimándose que del 65 al 80% de las muertes infantiles provocadas por abuso no son reportadas como tales en el certificado de defunción. (Franco, 2012)

Las provincias que concentran la población infantil a nivel nacional corresponden a Guayas (25%), Pichincha (16%), Morona Santiago (12%), Orellana (11%), Napo (10.5%), Pastaza (10.2%), Manabí (9%), Los Ríos (6%), Azuay (5%) y Esmeraldas (4%). (MIES, 2013)

Las instituciones inscritas en el Ministerio de Bienestar Social reportan: 2.561 menores atendidos en instituciones de Acogimiento Institucional y 471 niños/as viviendo con sus padres privados de la libertad, cifra en aumento.

El 78% de las niñas dijo haber recibido algún tipo de maltrato en sus hogares y un 41%, en sus escuelas. Además, el 69% de los menores entre 10 y 15 años han sido víctimas de violencia de género, especialmente abuso sexual. (Infobae, 2013)

Un 34% de niños ecuatorianos sufren maltrato de sus padres, en diferentes maneras. Como castigos físicos a sus hijos "por su bien", para que aprendan a "portarse bien", a "estudiar". Pero también hay que recordar que hay profesores, empleadores, etc. que igualmente someten a maltrato físico, psicológico y sexual a niños y adolescentes. (Cusco & Déleg & Saeteros, 2014)

Datos del Consejo Metropolitano de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia (COMPINA) de Quito revelan que las formas más comunes de maltrato contra este sector de la población son el psicológico y físico, aunque se registran también datos por violencia sexual y maltrato institucional. Entre enero y junio del 2011, el COMPINA, a través de sus dos Juntas Metropolitanas de Protección de Derechos (JMPD) resolvió 906 casos de maltrato y se prevé que hasta finalizar este año la cifra pueda alcanzar los 1.900. Solo en el primer semestre las JMPD ubicadas en el centro histórico y la Delicia, en la capital, receptaron 715 denuncias por maltrato psicológico y 642 por maltrato físico.

En la provincia del Guayas según cifras del Instituto del Niño y la Familia (INFA) obtenidas en los centros de restitución de derechos que funcionan en Guayas, en el 2010 se reportaron 2.650 casos de abandono o negligencia de los padres o responsables del cuidado de los menores de edad. Ese es el principal tipo de maltrato; le siguen las agresiones físicas, con 980 hechos; psicológicas, con 837 denuncias; y abuso sexual, que dejó en un año 850 víctimas.

Las estadísticas del INFA demuestran que en las ciudades de Quito y Guayaquil el 27% de la población hasta 10 años es castigada al menos una vez por semana. La mayoría de los chicos que salen de provincias huyendo de sus casas por maltrato y llegan a la capital se juntan con chicos que les enseñan a beber, fumar e incluso a robar. Algunos hasta forman parte de pandillas en las que se sienten en parte protegidos pero que les obligan a hacer cosas por ellos.

Datos del INEC revelan que la talla baja para la edad (señal de desnutrición sostenida en el tiempo) bajó de 27% al 21% en el 2003. Entre los menores de 6 años, el 80% viven en la pobreza y tienen riesgo de desnutrición, mientras 1 de cada 10 es desnutrido y vive en pobreza extrema. Todo esto indica que la desnutrición crónica en provincias de la Sierra como Chimborazo e Imbabura va en aumento en relación al promedio nacional de hace 20 años.

El Programa Nuestros Niños (PNN) encontró que los menores pobres tienen serios retrasos motores, verbales y sociales. Cerca de la mitad tiene retraso en motricidad (en especial fina) y lenguaje. 3 de cada 4 no ha logrado el desarrollo adecuado.

El 0,26% de los niños maltratados muere. El 67% que muere antes de cumplir 5 años lo hace en el primer año de vida y el 35% antes de cumplir un mes. La zona de mayor riesgo es la Sierra, seguida por la Amazonia.

El 35.9% de mujeres vio maltratos físicos cuando tuvo menos de 15 años, y un 39.6 por ciento fue testigo de violencia psicológica. Las tasas más altas de violencia se encuentran entre mujeres indígenas y de baja escolaridad. Los causantes del maltrato físico y/o psicológico fueron en su mayoría las madres, padres, hermanos o hermanas.

En 7% de mujeres violadas, la primera vez ocurrió cuando tenía menos de diez años. La mayoría de agresores sexuales fueron personas conocidas por la víctima: 86% en violación y 81% en abuso sexual.

Aunque en Ecuador el maltrato físico es reconocido como forma de castigo, es aceptado en el 60% de familias con niños menores de 5 años, lo que no ha cambiado en los 4 últimos años

5.3. Marco Jurídico y Constitucional.

La creciente preocupación en todo el mundo por generar una sociedad más equitativa y respetuosa con los niños/as y adolescentes se han creado una serie de tratados y convenios para asegurar sus derechos. (Ver tabla 3)

El estado ecuatoriano, al suscribir la Convención sobre los Derechos del Niño, se comprometió a adoptar todas las medidas legislativas, administrativas, sociales y educativas apropiadas para proteger al niño/a contra toda forma de perjuicio o abuso físico o mental, descuido o trato negligente, malos tratos o explotación, incluido el abuso sexual, mientras se encuentre bajo la custodia de los padres, de un representante legal o de cualquier otra persona que lo tenga a su cargo.

Igualmente, el estado ecuatoriano, al suscribir la Convención de Belem do Pará, se comprometió a adoptar por todos los medios apropiados y sin dilaciones políticas orientadas a prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra la mujer, niñas y las adolescentes; así como a fomentar y apoyar programas de educación gubernamentales y del sector privado destinados a concienciar al público sobre los problemas relacionados con la violencia contra la mujer, los recursos legales y la reparación que corresponda.

La Constitución Política del Estado (Título Tercero) reconoce a la violencia en contra de la mujer y la familia como un problema social y adopta las medidas necesarias para que se garantice la integridad personal a través de la Ley 103, mediante la prevención y la sanción de la violencia intrafamiliar y demás atentados contra sus derechos y los de la familia.

El estado ecuatoriano se comprometió a proteger al niño/a contra todas las formas de explotación y abuso sexuales, al suscribir la Convención sobre los Derechos del/la niño/a. Igualmente, al suscribir la Convención de Belem do Pará, se compromete a adoptar medidas para prevenir y erradicar la violencia, incluida la violencia sexual contra la mujer, niñas y adolescentes, garantizando su integridad física, psíquica y moral. Para ello se comprometió a actuar con la debida diligencia para prevenir e investigar la violencia contra la mujer, niñas y adolescentes.

El Art. 50 de la Constitución Política del Ecuador señala
que: "El Estado adoptará las medidas que aseguren a los niños
y adolescentes las siguientes garantías: 4. Protección contra
el tráfico de menores, pornografía, prostitución, explotación
sexual, uso de estupefacientes, sustancias psicotrópicas y consumo de
bebidas alcohólicas."

La Constitución Ecuatoriana y el Código de la Niñez y Adolescencia prevén un marco de protección a la niñez y adolescencia; sin embargo, pese a cuatro proyectos de ley que, al momento, se han presentado para tipificar los delitos que atenten contra la integridad sexual de los y las menores, aún no se ha adecuado la legislación nacional a los estándares de los instrumentos internacionales ratificados por el Ecuador en cuanto al tráfico de menores de edad para someterlos a explotación laboral y/o sexual.

En el Art. 219 (inciso cuarto) dispone que el Ministerio Público velará por la protección de las víctimas, testigos y demás participantes en el proceso penal.

El Código de la Niñez y Adolescencia está orientado al cumplimiento de los derechos del niño/a y adolescente, y fija las respectivas sanciones en caso de incumplimiento, facultando a suspender la patria potestad si el caso lo requiere

Entre las instituciones creadas para velar por los derechos y protección del niño/a y familia están la ODMU (Oficina de Defensa de los Derechos de la Mujer y la Familia), DINAPEN (Policía Especializada en la Defensa de la Niñez y Adolescencia), COMPINA (Consejo Metropolitano de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia), Comisarías de la Mujer y la Familia, CEPAM (Centro Ecuatoriano para la Promoción y Acción de la Mujer), que reciben las denuncias. La Fiscalía se encarga del delito en sí. Junto con los servicios de salud forman la Red contra la Violencia Intra Familiar (VIF).

Según el Código de la Niñez y Adolescencia:

Art. 20.- Derecho a la vida.- Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la vida desde su concepción.

Según el Plan Nacional Decenal de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia:

Política 02: Garantizar una vida saludable a los niños y niñas menores de 6 años.

Meta: Reducción en un tercio las tasas actuales de mortalidad infantil, neonatal y la de menores de 6 años

5.4. Sistema y Programas de Salud.

Unicef Ecuador presenta un programa de protección que está dirigido a los niños, niñas y adolescentes, que vivan en barrios peri – urbanos o en áreas rurales remotas.

Busca incidir positivamente en las causas y patrones socioculturales que generan violencia, abuso, maltrato, explotación y negligencia a lo largo del ciclo de vida de los niños, niñas y adolescentes.

Promueve el pleno desarrollo de los adolescentes, a través de la inclusión social, la igualdad de oportunidades y la prevención del embarazo adolescente.

El Ministerio de Salud Pública actualmente se encuentra haciendo campañas de promoción de la salud y prevención de la violencia de género, intrafamiliar y sexual en el Sistema Nacional de Salud, en el que está incluida también la violencia infantil. (Ver tabla 4)

En esta campaña las acciones integrales abarcan una amplia participación social y de la ciudadanía, donde todos tienen un rol protagónico que cumplir, la red de actores incluye gobiernos locales, organizaciones comunitarias, asociaciones, servicios de salud, justicia, educación, ONGs locales, entre otros.

Las niñas, los niños y los adolescentes que han sufrido o que han sido testigos de la violencia familiar tienen mayor riesgo de afecciones en el estado de salud general, como en la salud mental. Los programas más eficaces para este grupo de edad, son los que utilizan mensajes lúdicos y creativos relacionados con el teatro, la música e internet por lo que se recomienda su participación en la elaboración de material comunicativo sobre el tema.

Algunos programas recomendados para reducir los efectos de la violencia tanto en los grupos expuestos como en los testigos son:

  • Métodos de detección y programas de intervención precoz.

  • Programas de prevención a nivel de la población que permitan ver la relación entre la violencia intrafamiliar y los problemas de comportamiento de los NNA.

  • Programas de ayuda en la escuela y otros establecimientos educativos

5.4.1. Actividades de promoción de la salud:

Lo ideal a establecer como actividades encaminadas a la prevención y seguimiento del riesgo del MT son:

  • Capacitación específica de los profesionales de atención a la infancia y la familia, para la detección del MT.

  • Intervenir en las familias, desde la psicoprofilaxis

  • obstétrica con, medidas de educación para la paternidad responsable, y puericultura.

  • Desarrollar en el medio comunitario las "escuelas de padres" promoviendo valores de estima hacia la infancia, la mujer y la paternidad.

  • Prevenir el embarazo precoz no deseado, en las mujeres jóvenes mediante la educación psico-afectiva y el desarrollo de habilidades y valores para la vida.

  • Identificar las necesidades especiales en los controles de la consulta del niño sano encada etapa evolutiva, estableciendo, con la participación y aceptación de los padres, objetivos específicos.

  • Brindar orientación practica en cuanto al establecimiento de disciplina constructiva, promoviendo la capacitación de los padres para creación de habilidades para la estimulación del niño y el crecimiento emocional estable.

  • Visita domiciliaria de enfermería, a familias de alto riesgo, desde la etapa prenatal hasta los dos años de vida, con frecuencia mensual, duración de cada visita de 20 a 40 minutos y un protocolo definido previamente para cada familia.

A la par de esto es importante mencionar el rol que desempeña la estrategia de la atención primaria de la salud (APS) para intervenir en los factores de riesgo para MT, existiendo estudios que avalan su gestión. (Ver tabla 5)

5.5. Realidad del Maltrato Infantil en el Ecuador

Según datos recogidos por el Ministerio de Inclusión Social, señala que 7 de cada 10 niños y adolescentes en el Ecuador, afirmaron que han sido víctimas de abuso físico, sexual, explotación laboral o negligencia.

Organismos internacionales indicaron que en los últimos 10 años los índices de violencia infantil en el país han subido de un 34%, incluso pese a las diversas campañas de prevención y el incremento de los presupuestos fiscales destinados a esta causa.

La mayoría de las víctimas no piden ayuda ni tampoco denuncian las agresiones y es que el problema radica dentro del ámbito familiar y cercano a los niños que sufren maltrato ya que en su mayoría, pertenecen a familias con problemas económicos, con abandono paterno o con padres que arrastran un pasado conflictivo.

Algunos superaran el problema, otros serán resentidos, desadaptados, personas que en un futuro tratarán a sus semejantes y a sus hijos de la manera en que ellos fueron tratados. Esto es un círculo vicioso que tiene que ser interrumpido de alguna manera.

Datos del Consejo Metropolitano de Protección Integral a la Niñez y Adolescencia (Compina) de Quito revelan que las formas más comunes de maltrato contra este sector de la población son el psicológico y físico, aunque se registran también datos por violencia sexual y maltrato institucional. Entre enero y junio del 2011, el Compina, a través de sus dos Juntas Metropolitanas de Protección de Derechos (JMPD) resolvió 906 casos de maltrato y se prevé que hasta finalizar este año la cifra pueda alcanzar los 1.900. Solo en el primer semestre las JMPD ubicadas en el centro histórico y la Delicia, en la capital, receptaron 715 denuncias por maltrato psicológico y 642 por maltrato físico. (2011)

En la provincia del Guayas según cifras del Instituto del Niño y la Familia (INFA) obtenidas en los centros de restitución de derechos que funcionan en Guayas, en el 2010 se reportaron 2.650 casos de abandono o negligencia de los padres o responsables del cuidado de los menores de edad. Ese es el principal tipo de maltrato; le siguen las agresiones físicas, con 980 hechos; psicológicas, con 837 denuncias; y abuso sexual, que dejó en un año 850 víctimas.

Las estadísticas del INFA demuestran que en las ciudades de Quito y Guayaquil el 27% de la población hasta 10 años es castigada al menos una vez por semana. La mayoría de los chicos que salen de provincias huyendo de sus casas por maltrato y llegan a la capital se juntan con chicos que les enseñan a beber, fumar e incluso a robar. Algunos hasta forman parte de pandillas en las que se sienten en parte protegidos pero que les obligan a hacer cosas por ellos, según testimonios obtenidos por el INFA.

En el 2010 el Observatorio de Derechos de la Niñez y la Adolescencia (ODNA) hizo un estudio que dio datos que para cuatro de cada diez niños y niñas del Ecuador "los golpes son el segundo de los tres comportamientos más frecuentes de sus padres cuando cometen faltas o desobedecen". En lo que se refiere a los lugares más frecuentes en los que se da el maltrato infantil, informes del ODNA (Observatorio de los Derechos de la Niñez y la Adolescencia) revelan que son el interior de los hogares, en las escuelas y en los espacios públicos. Un estudio de la ODNA revela que el maltrato en las escuelas se ha incrementado en los últimos diez años. Mientras en el 2000, dos de cada diez niños de 5 a 17 años eran castigados, en el 2004 la cifra había ascendido el 27%, y para el 2010, tres de cada diez niños declararon haber recibido castigos.

Con los adolescentes el escenario es un poco más complejo, pues están en una edad en la que su mente está en pleno desarrollo y la violencia deja huellas imborrables. El dialogo familiar sería un método para de alguna manera paliar los graves efectos del maltrato.

Margarita Velasco, directora de la Fundación Observatorio Social de Ecuador afirma: "Los niños, niñas y adolescentes son una prioridad dentro de las políticas de Estado del Ecuador, ya que se están haciendo esfuerzos para disminuir la pobreza, factor determinante en el contexto familiar.

Desde hace algunos años el país tiene como política de Estado reducir la desnutrición crónica.

Conclusiones

  • El maltrato infantil es un fenómeno complejo y multifacético, en donde el hecho de ser un fenómeno multidimensional y multicausal, encontrándose muchas variables, que más allá de sus consecuencias sanitarias y sociales, tiene un impacto económico que abarca los costos de la hospitalización, de los tratamientos por motivos de salud mental, de los servicios sociales para la infancia y los costos sanitarios a largo plazo.

  • Aquellos niños maltratados, son los que se convertirán en los adultos problemáticos del mañana y estarán a cargo de la sociedad, llevando adelante grupos y comunidades. Es por esto que se debe fomentar campañas para que se denuncie el maltrato infantil, Haciendo que los adultos asuman sus responsabilidades en forma madura y con compromiso para evitar el círculo vicioso de la violencia.

  • Se debe dar prioridad a la prevención del maltrato infantil, como eslabón en la cadena de atención a la familia y sus actores principales: la mujer y el niño. Porque sus consecuencias son graves e irreversibles, afectando la estructura básica del niño, afectando su autoestima, su relación consigo mismo y su interrelación con sus semejantes.

  • Los miembros del equipo básico de salud, empezando en los centros de atención primaria donde receptan muchos de estos casos, desconocen u omiten, su obligación legal de realizar la denuncia ante la confirmación o sospecha de tal situación, perpetuando la violencia familiar.

  • En el Ecuador la capacitación a estimulado la rotura del silencio, tras la identificación de la agresión y de los protocolos disponibles para su denuncia. Por lo que a pesar que se han creado programas integrados por institucionales gubernamentales y no gubernamentales dirigidos a las causas que originan las distintas formas de malos tratos y las acciones a corto y largo plazo que permitan erradicarlas; aún el problema se sigue presentando por los nudos críticos en las actuales políticas de salud.

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Zelcer, Beatriz. (2011) Las formas del abuso. Editorial Lugar. Buenos Aires – Argentina. Página 45 – 46.

Anexos

FIGURA 1

Monografias.com

Modelo Sociológico Gil 1970 – Garbarino y Kostelny 1992

FIGURA 2

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FIGURA 3

Valores de la familia

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Modelo adaptado de Barudy y Dantagnan, 2010

FIGURA 4

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TABLA 1

Monografias.com

Factores de riesgo y de compensación en el maltrato infantil

TABLA 2

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Estudios realizados sobre maltrato infantil en Latinoamérica

TABLA 3

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Legislaciones de otros países, tomado de la OMS 2006

Monografias.com

TABLA 4

Niveles de Prevención del Maltrato Infantil tomado de Costa M, Morales JA, 1997

TABLA 5

Monografias.com

Efectividad de la Atención primaria tomado de MacMillan HL. Preventive health care, 2000 update prevention of child maltreatment. CMAJ. 2000; 163 (11): 1451-58

FIGURA 1

Monografias.com

FIGURA 2

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FIGURA 3

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FIGURA 4

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Autor:

Jhon Ponce Alencastro

Doctor en Medicina y Cirugía (UTM) 1

Magíster en Docencia e Investigación Educativa (UTM) 1

Médico Especialista en Atención Primaria de la Salud (USFQ) 2

Posgrado en Geriatrìa y Psicogerontologìa (UM) 3

Posgrado en Diabetologìa (UCUDAL) 4

Posgrado en Violencia Familiar (UMSA) 5

Posgrado en Psicopatología y Salud Mental (IUSAM – APdeBA) 6

Curso de Posgrado en Psicoanálisis y Psicosomática
(Fund. BA) 7

  • 1. Universidad Técnica de Manabí

  • 2. Universidad San Francisco de Quito

  • 3. Universidad Maimònides

  • 4. Universidad Católica del Uruguay

  • 5. Universidad del Museo Social Argentino

  • 6. Instituto de Salud Mental y Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires

  • 7. Fundación Buenos Aires

Año 2015 – 2016

Partes: 1, 2
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