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La Paz con el Imperio de Brasil y el nacimiento de la República Oriental del Uruguay




Enviado por Alberto Pereira Rios



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Rechazo mayoritario de las provincias interiores a la política centralista de Buenos Aires
  3. Jeorge Canning (Primer ministro británico) nombra a lord Ponsomby para mediar entre las partes en defensa de intereses comerciales de la "Unión Yack"
  4. Sensatas palabras de Pueyrredón. Misión de García a Río
  5. Dorrego, gobernador de la provincia de Buenos Aires, lucha en sostén de la dignidad y el honor del país, en puja con los intereses británicos, y con la cerrada y torva oposición del partido unitario
  6. Ponsomby cambia de opinión sobre Dorrego
  7. El Foreign Office presiona en resguardo de sus intereses comerciales
  8. Agónico estado financiero de los beligerantes
  9. Manuel Dorrego y Manuel J. García
  10. La independencia de la Banda Oriental la solución impuesta por el Foreig Office
  11. Ponsomby se saca la careta
  12. Afirmaciones y Premoniciones
  13. Epílogo
  14. Obras consultadas

Introducción

Algún tiempo antes de la guerra, un periodista inglés (1) radicado en Buenos Aires, vislumbraba las graves implicancias que tendría un conflicto armado con el Brasil. Su aguda percepción se basaba en lo sensible y amarga que resultaba en ese entonces, para el pueblo de las Provincias Unidas, la incorporación de la Banda Oriental al imperio. Afirmaba que no iba a ser tarea fácil reconquistarla (2) Otro de los datos de interés que surge de sus comentarios, se refiere a que, gran parte de los habitantes de la Banda Oriental (3) simpatizaban con el país que detentaba el poder (4) satisfechos de la forma en que ejercía la autoridad, en el orden interno, posibilitando de tal manera, la paz social tan necesaria para un armónico desarrollo. Ya en plena guerra, las intimidades de las negociaciones de paz, han trascendido a través de la correspondencia entre lord Ponsomby (mediador en el conflicto) y el Foreign Office. Otro dato que seguramente será de interés para el lector, son las agudas e intencionadas opiniones de aquel, acerca de algunos de sus interlocutores nativos, (Rivadavia, Dorrego, García, con los cuales mantuvo, en la intimidad de los despachos oficiales, una relación plena de alternativas. Asimismo se destinan algunas páginas, a las consecuencias que trajo al país, la imposición a las provincias de la constitución de 1826, tanto como las súbitas instauraciónes de la capitalización de Buenos Aires, y la aventura presidencialista. Instrumentos institucionales, a través de los cuales, se trató de imponer su programa de gobierno, afín a su directriz centralista y unitaria. El resultado de tales delirios, desató la guerra civil, cuyo beneficiario directo, fué el enemigo exterior. Todo este delirio, estaba en abierto contraste con la paz interior que país reclamaba más que nunca, para enfrentar exitosamente la guerra en la cual estaba involucrado. Tales fatales equívocos, obligaron al gobierno de Rivadavia, a afrontar en soledad sus consecuencias. La misión diplomática de Manuel García ante el emperador, es una muestra de su obsecada y equívoca visión de la realidad. La cual tuvo el propósito de lograr la paz a "a cualquier precio". si ello fuera necesario ¿Para qué?, para unificar al país en base a su orientación política, contando para ello con el ejército una vez liberado del la guerra exterior.

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Vistas de Buenos Aires, y Río de Janeiro, em los primeros años del siglo XIX

Afortunadamente las prioridades de Manuel Dorrego que asumió la gobernación de Buenos Aires algún tiempo después (5) del fracaso del regimen unitario. Fueron tan opuestas, dinámicas y sensatas que el reconocimiento a sus patrióticos afanes supera lo imaginable. Su obra de gobierno consistió: 1°) Pacificar el páís. 2°) Lograr que las provincias enviaran sus contingentes para remontar al ejército en operaciones. 3°) Ordenar en lo posible las finanzas en estado de colapso y, continuar la guerra sin claudicaciones. No resultaron vanos tales intentos, se consiguieron sustaciales avances en el logro de los mismos, con vistas a negociar la paz en condiciones de igualdad con el emperador. Su gestión en el plano local, (Ciudad de Buenos Aires) afrontó una agresiva y tenaz oposición de la camarilla "pelucona" (6) En el plano externo, consiguió mejorar la posición del país con miras a lograr los mejores resultados posibles en la mesa de negociaciones, pese a no lograr todos lo que hubiera deseado, pues llegó a comprender, durante el curso de su intento, que sus mejores aspiraciones (7) se enfrentaban con poderosos intereses de terceros. (8)

Esta historia culmina en agosto de 1828, con la firma del protocolo de paz, el cual, entre otros considerandos, las partes involucradas aprobaban como tema excluyente, la creación del Estado de Uruguay.

  • Rafael Albero Arrieta, afirma que se trata de Thomas Geoge Love, fundador del periódico The British Packet and Argentine News

  • "Si Buenos Aires tuviese la Banda Oriental constituiría un poderoso estado, lo cual es mirado con malos ojos en Río de Janeiro. Sus fortalezas, su agradable clima y hermosa campiña, el aumento de población, la llegada de inmigrantes y un gobierno fuerte, despertarían los recelos del imperio del Brasil. Sin embargo, tal acontecimiento parece lejano, y todo me inclina a pensar que la Banda Oriental seguirá en manos de sus actuales dueños por largo tiempo". Cinco años en Buenos Aires, 1820-1825 por Un Inglés", P. 190 Solar Hachette, Bs. As. 1962

  • Seguramente alude a las poblaciones urbanas.

  • Se refiere al imperio.

  • Luego de la renuncia de Rivadavia asumió interinamente la presidencia Don Vivente López y Planes.

  • O de "fraque", según los dichos de la gente común del pueblo.

Rechazo mayoritario de las provincias interiores a la política centralista de Buenos Aires

La destitución encubierta del gobernador Las Heras, la abrupta instauración de la presidencia, y la imposición a las provincias de una constitución hecha a su medida por el unitarismo, y rechazada por aquellas, trajo aparejado graves consecuencias para el país..

"La implementación de tales políticas transformó la autoridad presidencial en una sombra, las provincias negaron su contribución al esfuerzo de guerra (salvo muy pocas excepciones) La autoridad, del gobierno estaba solo circunscripta a los límites de la ciudad de Buenos Aires. En suma, la impotencia presidencial era completa, no solo para imponer la paz por las armas al Imperio, (su ejército había quedado totalmente huérfano de recursos (1) por ende inmovilizado para emprender una nueva ofensiva sobre la provincia de Río Grande. Impidió con sus desaciertos, unificar al país en estado de convulsión. Finalmente sucumbió tal como era de esperar. Importa dejar en claro que las razones que pusieron al país al borde del colapso, no existian antes de que el señor Rivadavia y su círculo las hubiesen creado con su arbitrario proceder. Y si tales males, provenían de los caudillos provinciales, lo sensato, lo patriótico, hubiera sido seguir recibiendo su cooperación epontánea y ardorosa que ellos habían aportado desde el principio de la guerra, y, postergar la reforma institucional, si es que ello pudiera haber sido factible, para después que la victoria nos hubiera dado la paz.

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Jeorge Canning (Primer ministro británico) nombra a lord Ponsomby para mediar entre las partes en defensa de intereses comerciales de la "Unión Yack"

"El buen diplomático debe aguardar pacientemente su oportunidad, llegada la cual, debe ofrecer a las partes algo a cambio, que atempere el orgullo de sus dirigentes, y el decoro de sus pueblos"

Su arribo a Buenos Aires se produce el 16 de septiembre de 1926. Se convertirá en el protagonista principal en las actuaciones tendientes a lograr la paz entre las partes. Sus intentos, fueron finalmente coronados por el éxito, los cuales no tenían otro fin, que el establecimiento sobre sólidas bases de los intereses comerciales británicos en el Río de la Plata. Al llegar a la ciudad, Rivadavia se hizo cargo inmediatamente de la ventaja política que podía obtener del hecho de que se hubiera nombrado, como ministro británico (embajador) a un personaje tan distinguido como un "par" de la corte de St. James. A horas de su arribo Ponsomby tuvo ya, el primer choque con Rivadavia, ya que no tardó en descubrir que aquel, "tenía tantas mañas como un vendedor de bazar" (1) y que estaba resuelto a hacer que Gran Bretaña apoyara las pretensiones de Buenos Aires, y convencido de que si conseguía que Ponsomby cometiera algún desliz, podría obtener ese apoyo. En la primera entrevista Ponsomby presentó a Rivadavia las proposiciones brasileñas. Rivadavia las leyó atentamente y declaró que ni valía la pena discutirlas. Ponsomby no hizo ningún comentario y pidió permiso para retirarse. Era característico de Ponsomby, tener su propia visión de las cosas, ignorar a quienquiera que pudiera ponerse en su camino y cultivar la amistad de aquellas personas que pudieran contribuir al logro de sus empeños, consecuente con tal actitud, apenas dejó a Rivadavia llamó a Parish (2) y a García.(3) Este último tenía la ventaja de ser un hombre que coincidía con Ponsomby en creer que la paz era una necesidad inmediata y que se establecería sin dificultad, si se consultaban las realidades de La Banda Oriental y no las aspiraciones de Rivadavia y del emperador del Brasil. García alentó a Ponsomby para que creyera que los puntos de vista de Rivadavia eran cambiantes y que un arreglo basado en la independencia de la Banda Oriental, tenía ciertas posibilidades de ser aceptado. Ponsomby declaró enseguida que expondría esta idea a Rivadavia.(4) éste le pidió que Gran Bretaña garantizara la propuesta. Le dije que, Gran Bretaña nunca consentiría en prestar tal garantía, y que al manifestárselo, yo hablaba con perfecto conocimiento de los hechos, y que no estaba dispuesto a proponer tal cosa a mi gobierno" (5)

Rivadavia insistió en exponer ante el congreso la iniciativa del diplomático inglés y obtener de esta manera apoyo. Ponsomby no pensó igual, ya que, ninguna otra cosa, podría alentar más al partido belicista, y enfurecer más al emperador del Brasil.

Los Diplomáticos británicos en el Río de la Plata

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1)H.S.Ferns, Gran Bretaña y Argentina en el siglo XIX, Solar Hacette, Bs. As. 1974

2)Woodbinie Parish, Cónsul general y luego Encargado de Negocios de SMB en Buenos Aires durante el período comprendido entre 1824-1832

3)Eran quienes estaban mejor posicionados en Buenos Aires para brindarle la información necesaria, a fin de actuar con pleno conocimiento del cuadro social, político y económico del país y en particular, de la naturaleza de sus hombres prominentes.

4)Rivadavia no desechó la idea de la independencia de la Banda Oriental, aunque puso como condición que Gran Bretaña lo garantizara, proposición que Ponsomby rechazó de plano; como aquel insistiera, le contestó que era inútil seguir hablando, … "solo me cuesta arrojar al fuego este papel (las proposiciones del emperador) e informar a mi gobierno del fracaso de mis esfuerzos para obtener algún progreso hacia la paz"

5)Ferns. Ob. Cit.

"Es fácil entender porque los hombres obligados a tratar con Rivadavia, llegarona a odiarlo cordialmente. Siempre aprovechaba cualquier actitud de amabilidad o condescendencia para burlar ó hacer caer en una trampa a un hombre que pudiera servirle a sus propios fines" Ferns, ob, cit ,p.187

Sensatas palabras de Pueyrredón. Misión de García a Río

Fue entonces que Rivadavia, persuadido por su ministro de gobierno Agüero (1) y sus amigos, quienes lo inclinaban a la paz con el imperio, promovió antes de decidirse, a enviar una misión de paz, una reunión privada de notables, a los que expuso la situación, explorando sus opiniones al respecto.

Estas se inclinaron a la paz inmediata con el emperador, "siempre que no se comprometiera el decoro del país".

Solo Pueyrredón, (Juan Martín), se puso enérgicamente al envío de un comisionado a Río, aduciendo que, sabedor el emperador de las complicaciones políticas y financieras de la República, y herido en sus sentimientos patrióticos y en su orgullo por la derrota de Ituzaingó, y los rudos contrastes de su escuadra en el Plata, exigiría condiciones humillantes, como el reconocimiento definitivo de sus derechos sobre la provincia Oriental. Sostuvo que lo más acertado sería arribar a un acuerdo cualquiera con los caudillos del interior, y proseguir la guerra exterior con toda energía. Pueyrredón buscaba la paz en la guerra.

Sabia opinión; ya que el imperio, a pesar de su población y sus recursos, había demostrado y seguiría demostrándolo, que carecía del nervio y de la potencia militar, para imponerse por las armas. Pueyrredón, sostenía: "fortaleza en la guerra, para asegurar la paz" Se optó por lo contrario, ya que la decisión estuvo en manos de un gobierno, que solo quería asegurar la vigencia de su espacio político en el poder, a fin de imponer su sistema político a las provincias interiores, aúnque fuera con la fuerza de las armas. No lo lograron; la misión a Río, culminó en un rotundo fracaso.

La reunión se disolvió reservándose el presidente resolver el caso solo con sus ministros: Sebastián S. de Agüero, Fernández de la Cruz y Salvador María del Carril. A partir de lo cual, el gobierno acordó negociar la paz, (con gran beneplácito de Ponsomy) nombrando un comisionado para tal fin, recayendo tal nombramiento en la persona de Manuel J. García (Designación muy de acuerdo al pensamiento del doctor Agüero, que fue el impulsor de esta misión (2) y que según afirma el historiador López, (Vicente), buscaba la paz a todo trance, aún a costa del sacrificio de los legítimos derechos argentinos a la provincia Oriental, (3) alentado la esperanza de que el emperador, se contentase con dejarla independiente, solución que ya había insinuado, lord Ponsomby, que ya intervenía con gran determinación en la solución del conflicto.

Sin embargo, por contundentes que que hubiesen sido los golpes de Ituzaingó y Juncal, no habían desarmado ni postrado al imperio; más bien lo habían ofendido, comprometiendo su orgullo a buscar una reparación. Ya que la guerra civil, ponía al vencedor en el extremo de ir a pedir la paz, para concederla, el emperador (muy ensoberbecido) exigía categóricas reparaciónes (entre otras indemnizaciónes de guerra, neutralizar a la isla Martín García llave del el sistema fluvial del Plata) y no había otra alternativa que reconocerle su derecho a la posesión de la Banda Oriental ó resignarse a continuar la guerra. Tal fué el estrecho margen de negociación con que se encontró García en la corte de Río de Janeiro, fueron, pues, vanos sus esfuerzos, para lograr mejores términos. Si bien, sus instrucciones no le autorizaban para aceptarlas, en el momento de embarcarse, el mismo Dr. Aguero, que lo había acompañado con otros amigos íntimos hasta el bote, le dijo: -"En fin García, ya usted sabe lo que nos va en esto a todos los hombres de 1823; sáquenos usted a todo trance de este pantano. -¿A todo trance, señor don Julián? – De otro modo caeremos en la demagogia y en la barbarie, salvar nuestro país es lo primero. – Usted sabe que esa misma es mi opinión (4) lópez, Ob. Cit.

Se había elegido como comisionado ante el emperador a la persona más inadecuada, ya ésta, tenía más que ningún otro funcionario de la época, una clara visión de la intencionalidad de los orientales, (Estos se "argentinizaban cuando les convenía, pero en todos ellos subyacía el deseo y aún más que eso, la convicción, de lograr un Uruguay independiente, tanto de Brasil como de Argentina) (5) los de su campaña, como los del círculo ligado a los intereses del comercio portuario de Montevideo. Y mucho más, estos últimos, quienes observaron desde mucho antes de la Revolución de Mayo, una actitud contestaria e independiente, y con no pocos períodos de confrontación con Buenos Aires. Renuentes desde siempre a aceptar la hegemonía porteña, (su centralismo) (6) aplicadoa la política y al comercio. Sus caudillos populares llevaban subyacente en su interior, el deseo de ser independientes de Buenos Aires. El comercio montevideano fué siempre proclive aceptar de buen grado la tutela portuguesa. Razones por las cuales, a nuestro hombre, le resultara no solo indiferente la conservación de la provincia Oriental, sino que, advertía que todo esfuerzo en lograr su incorporación al país, sería un esfuerzo vano, doloroso y costoso.

Contaba además con base racional, para respaldar su teoría, ya que en el último tramo del gobierno de Rivadavia, a causa de sus errores políticos, la Argentina estaba exhausta, Poco podía hacer ya en beneficio, de la causa oriental. En realidad, según su visión, nunca tuvo nada para ganar, y sí, mucho para perder. Siempre fue contrario a involucrar al país en la guerra con el Brasil, de la cual sospechaba, iba a traer muchos males al país. (7)

"Mientras el barco que conducía a García, se hallaba aún en el mar, llegaron a Buenos Ares noticias que equivalían a la guerra civil, ó al fin del gobierno de Rivadavia. Por un decreto fechado el 5 de abril de 1827 La Junta de San Juan repudió la autoridad presidencial, y una a una, otras nueve Juntas provinciales, publicaron análogos decretos. Cuando García desembarcó el 20 de junio de 1827, Rivadavia estaba politicamente agonizante, pero no muerto. Vió en el tratado de García una última esperanza de salvarse, apelando a la pasión patriótica y presentándose él mismo como salvador. Sin embargo no pudo evitar el costo polítici de la cuestionada misión y tuvo que renunciar. Otro de los afectados por el resultado de la misión, fue lord Ponsomby, en principio quedó decepcionado por la actuación de García, pues esta lo colocaba en la posición bien desagradable de que se lo acusara con razón de haber dado una falsa información sobre el punto de vista del Emperador. Aún así, estaba dispuesto a luchar para que se aceptara el Tratado. Inmediatamente se hizo presente ante el ministro de Relaciones Exteriores y le formuló una única pregunta "Cree usted con su mejor juicio que la Republica dispone de los medios para continuar la guerra, sin correr el máximo peligro y sin acarrearse los más graves males, sino, ya su ruina? (8) El general Fernández de la Cruz se negó responder, y en cambio pidió a Ponsomby su opinión sobre lo que había que hacer. Ponsomby a su vez, pidió algo de tiempo para reflexionar" López,Ob. Cit.

Ponsomby había jugado su última carta presionando al ministro. Sin embargo, nadie en el gobierno estuvo en condiciones de aceptar algo que la sociedad habría de repudiar unanimemente. Entre los contrariados se hallaba el lord, a quien no le quedó más alternativa que aguardar pacientemente mejor oportunidad. Rivadavia tuvo que denunciar el proyecto de paz ante el congreso, y ante la indiferencia de sus propios allegados, se alejó definitivamente de la política.

El Dr. García dió al público una exposición en la cual manifestaba que creía haber cumplido con su deber trayendo un tratado de paz a un gobierno que no podía salvarse según su visión. Textualmente afirma que: "El presidente de la República, y sus ministros me dijeron antes de mi partida: "La paz es el único punto de partida para todo; si la guerra sigue, la anarquía es inevitable; si no puede obtenerse la paz, será preciso resignarnos al vandalaje. En definitiva diré que: Después que la República ha convenido en que la Banda Oriental se separe y forme un Estado independiente., La guerra no tiene objeto"

"En la corte de Brasil encontré que las dificultades anteriores se habían acrecebtado enormemente. Tres días antes de mi arribo, el emperador había pronunciado solemnemente ante las Cámaras su resolución de no dejar las armas hasta que la provincia de Montevideo fuese reconocida como parte integrante del imperio (8/9) Las probabilidades que se habían anunciado en el gobierno eran de que se trataría sobre la base de de la independencia de la Banda Oriental, estaban pues, devanecidas. No tenía yo tampoco margen para negociar ; ya por los peligros que la demora creaba en la sitación interna de la República, ya porque el emperador, lanzado vigorosamente en la guerra, no quería sufrir incertidumbres que neutralizacen las medidas que ponía en ejecución. No me restaba sino despedirme o negociar. Si hacía lo primero faltaba al objeto primordial de mi encargo y podía comprometer la existencia nacional. Si negociaba era preciso que faltase a la letra de mis instrucciones, para obtener el objeto mayor, que era la existencia del Estado"

Esta misión tal como ya fuera insinuado, no debió concretarse. Más alla de las instrucciones formales de lograr la paz en base a la independencia de la Banda Oriental, resultaron aún más determinantes las transmitidas "of the record" por el Dr. Aguero ministro de gobierno al diplomático, poco antes de partir éste para Río, consistentes en lograrla a "cualquier precio", palabras que habrán sonado gloria, en alguien como García al que poco le costaría aplicarlas. Cuando retornó, y dió a conocer el resultado de sus gestiones, los más, no vieron nada en él, que contemplara el decoro nacional, de suerte que su divulgación, impactó de tal manera en el pueblo, que éste estalló de indignación, obligando al congreso a rechazarla unanimemente.

1) "La eminencia gris" de ese espacio político, uno de los autores intelectuales del drama que se avecinaba.

2) Daremos nuestra opinión acerca de su verdadero propósito cual era su verdadero propósito.

3)Sospecho que don Julián Segundo de Aguero tenía la intención que una vez hecha la paz con Brasil, (para lo cual había encontrado a la persona adecuada) era utilizar el ejercito nacional, para imponer por la fuerza la constiución unitaria. El resultado de sus maniobras fué dramático para el país.

4) Sin embargo,las instrucciones formales,no autorizaban a renunciar a la Banda Oriental la Banda. "Para tener por cierto este episodio, (las intencionadas palabras de Aguero) me apoyo en la relación que me han hecho de él, el mismo García, y mi padre que estaba presente, con los doctores don Manuel Antonio Castro y don Francisco Acosta. Historia Argentina, V. López" .

5)En Buenos Aires nadie ignoraba tal intención; en tal sentido, don Vicente López y Planes a cargo de presidencia interina luego de la renuncia de Rivadavia, opinaba que:"Es de todo punto indispensable que la República Argentina comenzase a eximirse de compromisos directos, y que traslade poco a poco el peso de las responsabilidades directas, ya en el éxito (de su independencia) ya por los contratiempos (sus costos) a los orientales (Sic) Historia Argentina T.V, Pgs. 523 de Viecente Lóez (h) Ed. Sopena. 1973 "

6) Sin dudas las políticas aplicadas por el centralismo porteño (contribuyeron a la segregación de Paraguay y Uruguay. A esa altura de los acontecimietos 1826, ya resultaba muy complicado recuperarlas

7)"Lo importante en lo inmediato, era para él, la organización al occidente del Uruguay. Estos antecedentes sobre el personaje y sus opiniones darán la clave del espíritu de su desgraciada negociación, que tampoco es obra enteramente suya, justicia, que le debe la historia diplomática y política del país.

8) F.O. 6/8, Ponsomby a Canning, 15 de julio de 1827. Ferns, Ob. Cit.

9) El despecho de Ituzaingó y del Juncal había hecho incurrir al emperador en esas fanfarronadas, para atemperar la decepción del pueblo de Río de Janeiro.

Dorrego, gobernador de la provincia de Buenos Aires, lucha en sostén de la dignidad y el honor del país, en puja con los intereses británicos, y con la cerrada y torva oposición del partido unitario

A partir del ruidoso fracaso de la Convención de Paz firmada por García, el coronel Dorrego asumió, algún tiempo después, como gobernador de la provincia de Buenos Aires un 13 de agosto de 1827. Su gestiónde gobierno se asentaría en la solución de tres grandes problemas, era estos: la creación de recursos para el Estado, la remonta del ejército, y la negociación de una paz honrosa con el Brasil; paz que no era posible alcanzar mientras no se resolviesen con acierto los dos primeros puntos. La situación política interna de la República fué mejorando merced a su realista y dinámica actividad. El constante contraste de las armas brasileñas en tierra y en mar, sus enérgicas declaraciones de continuar la guerra, y el estado de la opinión pública argentina que la reclamaba, tan significativamente. Prueba de lo cual, fue la respuesta con que el pueblo de Buenos Aires, había respondido a un llamado del almirante Brown, generando los fodos necesarios, para la adquisición de cuatro buques para la escuadra. La renovada actividad de los corsarios argentinos, que asolaban a los navíos mercantes brasileños, provocando pérdidas considerables a su economía, lo cual, se convirtió en un problema insoluble para la escuadra brasileña, la cual, pese a sus esfuerzos, nunca pudo neutralizar su actividad. Las provincias, antes enfrentadas con el gobierno de Rivadavia, comenzaron a enviar sus contingentes para reforzar al ejército. La exitosa invasión de las "Misiones Brasileñas" a cargo de Fructuoso Rivera. Las maniobras de Dorrego, tendientes a provocar la deserción generalizada de las tropas alemanas (1) que revistaban al servicio de del emperador. Todo lo cual, hicieron ver a éste, antes tan orgulloso, que sus intenciones de retener La Banda Oriental se alejaban paulativamente sin poder evitarlo, en la medida en que se prolongaba el conflicto.

Las circunstancias expuestas determinaron una disminución de la influencia británica en el curso de los acontecimientos, y, para peor, en momentos en que los intereses comerciales de su majestad británica en el país, estaban ya sumamente dañados.

Ponsomby cambia de opinión sobre Dorrego

Por tales razones, no es nada extraño que Ponsomby haya cambiado pronto su opinión de Dorrego, convencido de que el gobernador se proponía continuar la guerra indefinidamente. Abandonó la buena opinión que tenía de su honestidad, y en sus informes al Foreign Office lo describió como hombre corrompido y animado por intereses personales y pecuniarios que lo llevaban a prolongar la guerra. (1) Cuando Manuel Moreno (su ministro de gobierno) manifestó a Ponsomby que habían ciertos sectores intrigando para deponer a Dorrego, y remplazarlo por el general Rosas; Ponsomby llegó a decir "No estoy autorizado a poner en guardia a Dorrego. Veré su caída, si se produce, con placer" (2)

De la consideración de los hechos puede inferirse que Ponsomby llegó a odiar a Dorrego porque éste, y su gobierno, amagaron con ofrecer la mediación a Colombia (Bolívar) como medio de hallar otros caminos para lograr la paz con el Brasil.

El gobierno estaba considerando negociar la paz en base a la independencia de la Banda Oriental, en cuya conveniencia Ponsomby siempre habría creído, pero según la opinión del lord, el emperador del Brasil nunca accedería, a esta altura de los acontecimientos (ocubre-noviembre de 1827) Ponsomby se mantuvo en extremo desalentado, y declaró que "estaba casi seguro de que, abandonados a´si mismos, su Majestad Imperial, y la República ó mejor dicho Buenos Aires, nunca llegarían a un entendimiento (3) En ese punto, los hombres de negocios británicos, se mostraban muy alarmados por el riesgo que sufrirían los productos que habían estado acumulando con destino a la exportación, y presionaron a Ponsomby, quien admitió entonces, su incapacidad y su escepticismo para influir en los acontecimientos al consentir que que éstos, por sí, elevaran al emperador una solicitud en la que pedían se les permitiera pasar sus cargamentos a través del bloqueo.Obviamente no lo consiguieron.

  • Le pasaban revista tres veces al día para que no desertaran.

  • Tal vez para justificar su impotencia ante sus mandantes.

  • F.O. 6/19, Ponsomby a Dudley y Ward, 27 de diciembre de 1827.

  • F.O. Ponsomby a Dudley y Ward, 27 de diciembre de 1827

El Foreign Office presiona en resguardo de sus intereses comerciales

Durante la última parte de 1827, y durante todo el invierno de 1828, la presión de los intereses comerciales e industriales de Gran Bretaña para llegar a un rápido arreglo se intensificó. En enero de 1828, La Cámara de Comercio y Manufactureros de Glasgow, se presentaron ante el secretario de Relaciones Exteriores para quejarse del bloqueo (1) Frente a esta creciente impaciencia, el Foreign Office, comenzó a tomar medidas tendientes a confirmar las amenazas que Ponsomby había formulado en Río de Janeiro en agosto de 1826. En enero Gordon (2) sugirió al emperador una nueva base para negociar (3) El Foreign Office le ordenó que apoyara a los comerciantes de Glasgow en sus esfuerzos para pasar a través del bloqueo brasileño con barcos que llevarían lastre, y volverían cargados con productos del país (4) Al propio tiempo, fue puesta a consideración del abogado del rey la legalidad del bloqueo brasileño, cuando este entregó su informe a fines de marzo de 1828, Gordon recibió instrucciones de llevar a cabo la amenaza de Ponsomby, "Dará usted a conocer (al gobierno brasileño) la firme determinación de su majestad de no tolerar ya, que sus súbditos sufran a causa de tal restricción (bloqueo) (5) El almirante de su majestad recibirá órdenes de proteger el comercio inglés" (6) Por último, para subrayar la amenaza, y darle una vívida voz, el Foreig Office, remplazó al blando y ceremonioso Gordon, por el hombre que no vacilaba en ofender a un rey o en seducir a su amante -Lord Ponsomby-

  • F.O. 6/25

  • Encargado de negocios británico en Rio.

  • F.O. 13/74 Gordon a Dudley y Ward, 17 de enero de 1828

  • No olvidar que Inglaterra estaba en plena Revolución Industrial y le urgía imperiosamente proveerse de materias primas; es dable suponer que los industriales británicos estarían desesperados y ansiosos de que el bloqueo fuera levantado. Por lo demás, no eran ellos solo los afectados, sino también, el comercio de exportación local, monopolizado también por los connocionales, cuyo clamor era ya insostenible.

  • Máxime cuando veían que los barcos norteamericanos pasaban sin problemas a través del bloqueo.

  • F.O. 13/46, Dudley y Ward a Gordon, 5 de abril de 1828.

Agónico estado financiero de los beligerantes

Había llegado para el Lord la tan ansiada oportunidad.

"El estado que había quedado la hacienda pública en Buenos Aires era tan afligente como apremiante; urgía pues, la necesidad de remediar las penurias y la extrema miseria en que se hallaban el ejército y la escuadra. Este estado de las finanzas, podrá compararse sin exageración, al hato de escombros que queda en una ciudad conmovida y derrumbada por un terremoto; a términos que, muchos pensaban con razón, que no habían sido la causa de los descalbros de la guerra civil el factor principal de la renuncia de Rivadavia, sino las condiciones desesperadas del erario" "El gobierno había quedado insolvente; y como la composición y la existencia de la nueva presidencia (a cargo interinamente de Vicente López y Planes) y de su gabinete, eran de suyo precarias, faltaba todo medio verdadero y eficaz de entrar a reedificar un plan sustentable de las finanzas; tanto más, cuanto que, entre los prestamistas de la capital, lo mismo que en el público, dominaba una profunda desconfianza, al ver que la fortuna pública se había prodigado con holgura, esto es, se habían "apurado" hasta extremos, imprudentes, los recursos del país. Hasta la casa de gobierno había quedado desmantelada y sin menaje; sus piezas estaban reducidas a paredes desnudas y deterioradas; pues resultaba que todo el moblaje, hasta el del despacho presidencial traído de Europa, era de propiedad del señor Rivadavia; y que, antes de dejar el poder, conociendo la insolvencia del nuevo gabinete para abonarle su valor, habíalo trasladado todo a su domicilio particular" En igual rubro, el imperio, adolecía de un problema similar, y era otro de los factores que pesaban en el ánimo de Don Pedro, el cual estaba atravesando también, una situación muy dificil, tal como lo reveló el ministro de finanzas marqués de Quelúz, quien manifestó ante el Parlamento, que la cobranza de la renta se realizaba con toda serie de tropiezos; además, ya no era posible apelar a nuevas emisiones de notas innconvertibles (emisión de dinero fiduciario papel) ya que se había emitido en demasía, y el país estaba ya inundado de ese mecanismo financiero artificial. El déficit de las importaciones y exportaciones era enorme, en detrimento de esta última. Además, agregaba, que no había que pensar en negociar un nuevo empréstito para sufragar los gastos de guerra en condiciones relativamente favorables". Ob.Cit. López, P.526

"Al analizar el testimonio oficial de las angustias y de la impotencia en que se hallaba Brasil, le viene a uno el amarguísimo recuerdo de todo lo mal que le hizo al país, la aventura presidencial del señor Rivadavia, entre otros, la guerra civil, y sus consecuencias. Si el general Las Heras (1) no hubiera sido destituído como lo fué, las provincias todas, hubieran cooperado confiadas en la primera campaña, y por lo que se hizo en ella, se puede ver bien, lo que se habría hecho bajo un gobierno que las tenía reunidas a todas, en un mismo entusiasmo y en un mismo impulso" López, P.556 "Para paliar la situación lo único que se pudo conseguir fué que ocho capitalistas de buena voluntad prestasen 1000.000. pesos al dos y medio por ciento mensual y a 90 días. Esta suma era insignificante; pues para llenar tan solo una pequeña parte de los servicios urgentes , habría sido muy poca cosa todavía, un millón de pesos" Ídem, López.

  • El general Las Heras le decía en Chile a Vicente López: "Si no me hubieran intrigado se refiere a la camarilla presidencialista, yo hubiera reunido 20.000 hombres; todos los caudillos, incluso Bustos, tenían confianza en mi palabra, y a la cabeza de ese ejército, no digo a Río Grande sino tambén en Río de Janeiro, habría puesto yo, en amargos aprietos a los "portugueses"

Manuel Dorrego y Manuel J. García

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Dentro de las cuatro protagonistas locales que asumieron papeles relevantes en esta historia, se destacan con luces propias Dorrego y García. Sus aportes, fueron por cierto complejos, intensos y controvertidos. Ambos fueron personajes singulares, con perfiles antagónicos en todos sus aspectos.

El coronel Dorrego: en el ejercicio de su gobierno, demostró temple y capacidad. En el transcurso del cual, sostuvo una dura lucha contra circunstancias adversas, en las cuales campearon sobre otras consideraciones, su acendrado patriotismo, inalterable vocación, que lo caracterizó a lo largo de toda su trayectoria. Militar de mérito. Líder político del partido federal.

Afirma Vicente López: (1) "Sus méritos eran incontrovertibles. Jefe del partido federal. El general San Martín había hecho gran caso de sus aptitudes. Pero por la poca mesura de sus formas exteriores, por la ubicuidad de su persona y por la inquieta locuacidad con que actuaba en el congreso, en las calles, en los lugares públicos y en la prensa, era tratado en los ámbitos adversos, como persona poco formal. Los rivadavianos le decían "el loco", Fácil es advertir que su personalidad contrastaba con el empaque de la época. Dorrego era locuaz y agil de mente. y rápido en la acción. No era agresivo ni agrio, era más bien cordial y generoso con sus amigos y con sus adversarios, como en ocasiones muy marcadas lo probó; pero era inclemente y audaz para devolver injuria por injuria, jamás calumniaba, cuando defendía su honra. Su temperamento era vivísimo, alegre, y de una espontaneidad peculiar. Aunque intachable como hombre de buenas costumbres. Viajaba, se movía, era un hombre super activo. Su período gubernativo comenzó y se prolongó ante una cerrada oposición que le tenía reservado un cruel destino. A pesar de ello, no hubo deportados, expatriados, ni encarcelados: a nadie se persiguió, ni hubo más represiones, que algunos días de arresto por desacatos notorios o por riñas personales.

Manuel José García: Jurisconsulto, administrador, diplomático, lazo de unión y negociador de los primeros gobiernos patrios argentinos. Entre 1814 y 1820 representante diplomático ante el gobierno portugués. Ministro de hacienda de Martín Rodriguez 1821-23 y de gobierno, durante el mandato del general Las Heras. Elegante, de buen porte un verdadero caballero a la inglesa. Hombre de razón fría y completamente sordo a la ingerencia del sentimiento puro y fantástico de la euforia militarista de la época. García era refractario a los arrebatos del entusiasmo popular. Admirador convencido de la escuela inglesa, creía que los alborotos de la opinión publica no debían entrar en el criterio de los buenos gobiernos libres, donde la efervecencia popular era tan calamitosa que daba alas a la infatuación de los déspotas. Idem López

Manuel Dorrego (Su imagen física) El pueblo lo consideraba propiedad pública, o sea, era de todos y andaba entre todos. Un verdadero líder popular. Humilde sencillo con gran capacidad para interpretar la realidad de su época. Su físico correspondía por entero a su entidad moral, bastaba verlo para comprenderlo: cara bien ovalada, antes redonda que aguda, cabello negro y sedoso ondulante sin ser rizado; tez fina. Sus ojos claros irradiaban una mirada simpática y confiada. Su cabeza registraba una marcada inclinación sobre el hombro izquierdo, a causa de un balazo recibido en el combate de Nazareno en el Alto Perú, Casi nunca vestía de militar, su traje habitual era un frac azul con botones dorados corbata blanca y chaleco del mismo color y un bastón común, tan solidamente tenido bajo el brazo izquierdo, que podría uno pensar que con él dormía y con él se levantaba.

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