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La revolución que falta: la revolución integral de las conciencias (página 3)



Partes: 1, 2, 3, 4

La convergencia científico-espiritual, imposible en el marco de la Ciencia clásica, encuentra espacio, sin embargo, a través de la Neo-Ciencia, representada por la Física moderna, así como por las tendencias más avanzadas de otras disciplinas. En particular, los impactantes descubrimientos de la Física subatómica ocurridos en el primer tercio del siglo XX, acabaron considerando el Universo como un "padrón dinámico en eterno flujo", una red cósmica que es el Todo y en el cual están contenidas las partes (galaxias, sistemas solares, planetas, seres humanos…) separables en ciertos niveles densos, propios de la tercera dimensión, pero inseparables en niveles más elevados.

La teoría cuántica revela un estado de interconexión esencial del Universo, demostrando científicamente que no es posible descomponer el mundo en las partículas menores capaces de existir materialmente, por ejemplo electrones. De modo que cuanto más se penetra en la materia, las partículas respectivas más se diferencian de los "ladrillos" imaginados por Newton.

"Para decirlo con las propias palabras de Böhr(*): las partículas aisladas (a nivel subatómico) son abstracciones (!!!). Sus propiedades solo pueden ser observadas y definidas a través de sus interacciones con otros sistemas". (Capra, 29)

David Bohm (30) complementa: "invertimos la noción clásica de que las partes elementales del mundo ("ladrillos") constituyen la realidad fundamental y que los organismos y sistemas son apenas formas particulares de ellas ("paredes"). Ahora comprobamos que el estado unitario del Universo es lo fundamental y que las partes, capaces de comportamiento relativamente independiente, son formas contingentes del Todo". De ese modo, la imagen de una gran red cósmica estrechamente ligada, la Unidad de los grandes descubrimientos de la Física moderna es convergente con el misticismo auténtico.

Otro nuevo y fundamental parentesco entre la Neo-Ciencia y el Misticismo es la comprensión por parte de la Física moderna de que el observador no es necesario apenas para observar y sí para definir las propiedades de un objeto o fenómeno, ya que éste no las posee como tal.

Según la expresión de Capra (29): "la concepción cuántica destruye el concepto de que el mundo es algo que existe allá afuera, por lo que el observador deja de ser neutral". O sea lo que se observa es una integración entre la naturaleza del objeto o fenómeno y la comprensión que el observador tiene del mundo. Este descubrimiento hiere el corazón de la filosofía básica del método científico tradicional, en particular el axioma (o dogma) que dice: "Los hechos observados son independientes del observador".

Esta idea de que el observador es participante y no apenas espectador del proceso específico es cara al misticismo auténtico, para el cual el conocimiento no puede ser obtenido apenas por la "observación" y sí a través de la participación en la experiencia con todos los recursos posibles (incluyendo los de la naturaleza interior).

Otro aspecto fundamental en el cual la Física moderna
y el misticismo auténtico convergen es en relación a los opuestos,
que en un nivel más profundo, son complementarios. La ciencia convencional
consideró esta dualidad, estableciendo varios pares de opuestos, tales
como calor-frío, espíritu-materia, ciencia-espiritualidad, masculino-femenino,
etc., no percibiendo el aspecto complementario. Debido al énfasis en
un polo de cada par: materia, ciencia, masculino, competitividad, raciocinio,
la sociedad humana se volvió demasiado opresora a través del polo
Yang(*) prevaleciente(**) y el consiguiente aplastamiento de su complementario,
el polo Yin (*). A partir de este hecho, los componentes éticos, espirituales,
místicos e intuitivos fueron excluidos. Las consecuencias de esta amputación
de la completitud humana, la estamos viviendo intensamente hoy día.

La Física moderna reconcilia los opuestos complementarios, gracias a los brillantes trabajos de Böhr, consolidados en el principio de la complementariedad que le valió el Premio Nobel de Física en la década de 1920. Por ejemplo: la luz puede aparecer como partículas continuas (o concentradas) o como un campo continuo (ondas), la energía y la materia son aspectos diferentes de un mismo fenómeno, etc. El problema – incomprensible para la ciencia clásica – es que esta reconciliación se opera en un mundo extra-tridimensional, por lo tanto no-sensorial.

Así, la Física moderna es capaz de percibir este mundo "irreal" y "subjetivo", a través de complejísimas ecuaciones matemáticas; ya el místico lo hace a través del recurso de la meditación, que le permite tener variadas experiencias interiores no limitadas por el tiempo y el espacio newtonianos. La dificultad de transmitir estos conceptos, estas vivencias y éstas experiencias es una limitación, tanto para los místicos como para los físicos cuánticos, debido a la incapacidad del lenguaje común para expresar significados para los cuales no fue creado. Las matemáticas superiores y los símbolos místicos son los mejores recursos de los cuales aquellos disponen. Es claro que ellos solo pueden ser comprendidos por los "iniciados" en los respectivos campos.

Nos parece que ahora quedan definitivamente claras las limitaciones del método científico clásico y de su base filosófica, apta para épocas pasadas, pero no para el presente y menos aún para el futuro, comenzando con el nuevo milenio. Esa base filosófica radica en la suposición implícita de que el mundo es apenas tridimensional. Sólo si este punto de vista es aceptado por conveniencia práctica, relativa al mundo sensorial tridimensional, el método científico tradicional puede rendir aún excelentes frutos, pues él fue creado para trabajar con las "partes", con las cuales es – generalmente – muy eficiente.

Pero si se hace un abordaje más amplio y profundo, como hizo la Física Moderna que ya reconoció la cuarta dimensión (y nada impide que más adelante pueda llegar a otras dimensiones), es obvio que nuevos principios deberán ser establecidos. La Neo-Ciencia, holística por naturaleza está, actualmente, elaborando esas bases.

Es interesante mencionar una anécdota en la vida de Böhr, que realza la convergencia científico-espiritual. En 1937, cuando la teoría de la relatividad, de la complementariedad y la cuántica estaban bien consolidadas y él pudo descansar un poco de su inmenso esfuerzo, tuvo la oportunidad de visitar la China.

En aquella oportunidad, Böhr quedó fuertemente impresionado por el hecho de que la noción de "opuestos complementarios" tan trabajosamente elaborada por él durante muchos años de perplejidad y nuevas tentativas, era conocida – en su esencia, no en sus detalles científicos – hasta por campesinos analfabetos. Esto lo llevó a interesarse profundamente como lo había hecho Einstein, en el misticismo, en su caso específicamente en el de origen oriental, especialmente el taoísmo. De modo que, cuando en 1947 fue nombrado caballero por el Rey de Dinamarca (su patria), eligió para su escudo de armas, el símbolo chino de "tai-chi", que representa la relación complementaria entre los arquetipos opuestos del taoísmo: Yang y Yin. La inscripción elegida fue: "los opuestos son complementarios".

Según las explicaciones de Capra (29), la Física clásica consideraba como opuestos los conceptos de materia y de espacio vacío. Pero en la teoría de la Relatividad, materia y espacio son encarados como partes inseparables e interdependientes de un único Todo, aún a un nivel macroscópico, de modo que las propiedades de los cuerpos sólo podrán ser correctamente comprendidas si relacionadas con el mundo y – según el principio de Mach(***) – este mundo es: ¡el Universo todo!

De esta forma, la nueva visión científica del mundo pasa a ser la de campo cuantizado, o sea "un medio continuo que está en todas partes del espacio, siendo que las partículas no son otra cosa que condensaciones locales del campo. Por lo tanto, la materia no existe como cosa independiente. Lo que existe es un campo más o menos concentrado". (Capra, 29)

Es esclarecedor informar que Buda (¡hace 2500 años!) utilizaba una imagen para hacer comprender aquel concepto ultramoderno a sus atónitos discípulos, que no podían comprender que lo que vemos en el mundo material no es la realidad completa y si sólo puntos dentro de algo mucho más vasto: un océano cósmico. Buda tomó un pañuelo e hizo varios nudos en él. Comparó el pañuelo con lo que ahora llamamos "campo cuantizado", y mostró los nudos como manifestaciones específicas, perceptibles por nuestros órganos sensoriales.

Todos los grandes maestros espirituales conocían, desde tiempos inmemoriales este "campo cuantizado" o "red cósmica", que ellos llamaban Brahman, Tao, Dios o de otras maneras, pero cuyo significado era bien diferente al dios antropomórfico que se nos presenta, por ejemplo, en el Antiguo Testamento, utilizando buena parte de su tiempo en castigar los hombres desobedientes.

En este enfoque, lo que se debe resaltar es la gran contribución de la Física cuántica en desviar nuestra mirada de lo que es visible (los puntos, las partículas, la materia) para lo que es subyacente (el campo cuantizado, la energía). Como consecuencia, la materia sería apenas una manifestación en el campo; los místicos siempre afirmaron que en el caso del ser humano, la existencia material era apenas una transitoriedad (es claro que no aleatoria), dentro de la Vida Infinita, de naturaleza espiritual.

Apenas una aplicación práctica de esta idea, abre un campo inmenso de desarrollo y progreso. Por ejemplo, si en la Medicina las enfermedades fueran estudiadas, comprendidas y diagnosticadas dentro del campo y no en la materia, se abriría una nueva era de incalculable utilidad para la reconstrucción de la salud humana, que derivaría en una sociedad bien superior a la actual.

La integración de la Ciencia con la Espiritualidad

Wilber (31) publicó un libro admirable sobre "integración entre Ciencia y Religión" que será discutido con bastante amplitud en este subítem. Antes de todo, debemos mencionar que el sentido que ese autor da a la palabra "Religión" es muy cercano al que en este texto llamamos de "Espiritualidad Auténtica", "Misticismo" o "Sabiduría Eterna". O sea, Wilber entiende por "Religión" el conjunto de enseñanzas de un maestro espiritual en su estado original y no las versiones generalmente corrompidas que después ocurrieron cuando, a la sombra de aquellas enseñanzas, se creó una religión institucionalizada.

Una afirmación básica de Wilber es: "La Ciencia puede proporcionarnos la verdad(*), pero siempre se calló acerca de cómo usarla sabiamente"…"El campo de la ciencia es la verdad, y no la sabiduría, el significado o el valor". Y el campo del significado, del valor, de la sabiduría es la dimensión espiritual.

En otras palabras, la Ciencia nos dice como alguna cosa es o como funciona, pero no si ella es "buena", positiva o constructiva. Entonces ella no pasa de un "esqueleto sin valores" por más eficaz que pueda ser en términos prácticos. Si fuéramos robots ella sería suficiente; pero como seres humanos precisamos integrarla con valores y criterios.

Wilber (31) dice: "si no conseguimos encontrar una esencia común a todas las grandes religiones de la Humanidad, jamás conseguiremos la integración entre ciencia y religión". Ahora queda clara la concordancia de su trabajo con el raciocinio aquí presentado: no son los rituales, dogmas ni libros sagrados específicos, los que caracterizan esa esencia común; esos son los distintivos externos. Esa esencia es lo que denominamos "dimensión espiritual".

La dimensión espiritual (o sea la esencia común a todas las grandes religiones) tiene como médula la convicción de que, en lenguaje moderno(**), hay una escalera de frecuencias vibratorias en el Universo que podríamos llamar de materiales, mentales, afectivas y espirituales, que se inicia con la materia bruta y se extiende hasta una gloriosa Inteligencia Superior, el Creador, que recibe los nombres más variados (Tao, Jehová, Alá, Brahma, Quetzalcoatl, etc).

Es interesante percibir que hay en esta escala un consenso universal, de la misma manera que los científicos han llegado a un consenso sobre la ley de gravitación universal, la velocidad de la luz etc.

Los pensadores materialistas dicen que el consenso científico puede ser probado por la experimentación, lo que es cierto. Pero también es cierto que hay un consenso espiritual (diferente de alucinaciones individuales), relatando las mismas experiencias(*) por personas que vivieron milenios antes de Cristo hasta hoy y esparcidos por los lugares mas lejanos de la Tierra, sin ninguna comunicación en la época (India, Egipto, América Central, China, Japón, Hawai, etc).

Con el surgimiento de la pragmática modernidad occidental, interesada apenas en lo material, desapareció la visión de la esencia común y pasamos a la fase de las superfluidades en todos los niveles, incluyendo las religiones, donde en gran parte los dogmas y rituales son simples cosméticos para mentes incapaces de comprender, aunque sea en grado mínimo, la grandiosidad del Universo. Por otra parte, esa esencia común, que llamamos de dimensión espiritual es lo que Einstein (17) bautizó como "religiosidad cósmica".

Wilber (31) presenta en forma bien comprensible, las características básicas de esa modernidad:

1. La Ciencia niega cualquier validez a la religión, a través de su enfoque pragmático y positivista (Comte, Marx, Bertrand Russell y mismo Freud). Para ellos la dimensión espiritual es un residuo que quedó en el ser humano de su infancia como tal; algo así como un cuento de hadas; bonito pero ficticio. El argumento básico es que la Ciencia registra todo lo que es real o verdadero y por lo menos hasta ahora, ningún microscopio o telescopio registró ningún fenómeno espiritual (Véase que en este raciocinio se parte de una "creencia", por lo tanto no científica: sólo la Ciencia puede conocer la verdad y la realidad).

2. Las religiones fundamentalistas niegan la Ciencia, no las clásicas. Aquí es necesario colocar textualmente la afirmación de Wilber (22): "Se afirma, por ejemplo, que el extremismo de los fundamentalistas islámicos no es un aspecto inherente al Islam (que produjo algunas civilizaciones realmente gloriosas) y sí el producto de una reacción salvaje a la tentativa de la modernidad de aterrorizar y aniquilar la espiritualidad en general. En su pánico irracional, los fundamentalistas se volvieron contra-terroristas".

3. El concepto que las religiones clásicas de la antigüedad tenían, en general, es que la ciencia material era apenas una de las diversas modalidades básicas de conocimiento y por lo tanto su coexistencia con las modalidades espirituales era pacífica. Esa percepción es conocida generalmente como pluralismo epistemológico. Cuando la modernidad rechazó la "esencia común", la dimensión espiritual, también rechazó aquella percepción.

Sin embargo, aquel pluralismo no murió; él sobrevive en las contraculturas y en las tentativas auténticamente transdisciplinarias. En otras palabras, esto significa un equilibrio entre lo empírico (ciencia), lo racional (filosofía), lo afectivo (arte) y lo espiritual.

4. La modernidad, evolucionando para "post-modernidad" está retomando la visión del pluralismo epistemológico, ahora integrador. En efecto, en la medida que la Ciencia más avanzada (Física Subatómica, Neurofisiología, Ecología Profunda), descubre nuevos hechos, éstos involucran la existencia de un tipo de Inteligencia Superior, claramente no material (Ver Einstein, 21).

5. El "post-modernismo" puede, también, adoptar otro camino, ya que el anterior – extremamente simplista – en la expresión de Wilber (31) "sería usar el ojo de la mente para ver aquello que sólo puede ser visto por el ojo de la contemplación".

El otro camino sería, según Wilber "reconocer que la Ciencia no es el conocimiento del mundo y sí apenas una interpretación y por lo tanto tendría la misma validez que la poesía y las artes". O sea, la Ciencia no ofrece "la verdad" y sí una de las muchas interpretaciones sobre ella.

La base epistemológica de esta nueva visión – realmente transdisciplinaria – es que la ciencia no es gobernada por hechos y sí por paradigmas(**), que no son más que construcciones específicas basadas en la creencia de que son la mejor y tal vez única interpretación de la realidad. Una vez que un paradigma científico es establecido (igual que un dogma religioso), los hechos pueden ser interpretados coherentemente dentro de esa armadura.

Este nuevo enfoque epistemológico, a pesar de tener una base extremamente interesante, tiene que ser tratado con mucha parsimonia, pues puede llevar a prescindir de la Ciencia, lo que sería tan negativo como lo es aquella de prescindir de la dimensión espiritual y otros atributos humanos. Es lo que ocurre con la difusión exagerada de la "Nueva Era", donde la comercialización del espíritu, alegremente compartido con nuevas sectas religiosas, nos puede llevar a caminos muy peligrosos.

El asunto básico es integrar la Ciencia, con las dimensiones espirituales y artísticas. Este es el verdadero sentido de la Transdisciplinaridad.

Una contribución importante de Wilber (31) es el esclarecimiento de que en el ser humano se dan, por lo menos, tres maneras de ver las cosas.

  • Mirada "monológica", o sea basada en monólogos. Es el enfoque científico: podemos estudiar una piedra, un río, un ave o una flor sin hablar con ellos.

  • Mirada "dialógica". Significa comunicarse con otro ser humano, donde por lo menos dos personas intercambian sus experiencias, propias del mundo mental. Ahí tenemos la filosofía y la ética, así como la racionalidad matemática que no tiene una contrapartida empírica, apenas una representación simbólica.

  • Mirada "translógica". Ella transciende lo empírico y lo mental y se concentra en lo afectivo (arte) y en lo espiritual.

Wilber (31) afirma con brillantez que el problema real de la fragmentación(*) de la modernidad es que "todas las elevadas modalidades de conocimiento desaguaron brutalmente para una ciencia monológica y empírica"…"es eso que constituye la desgracia de la modernidad".

Los sabios griegos consideraban tres esferas de valores que hoy podríamos denominar: el Bien (Espiritualidad)(**); la Verdad (Ciencia) y lo Bello (Arte), representado por las corrientes estéticas de cada yo subjetivo.

Así la Ciencia tiene que ver con experiencias objetivas, el Arte con experiencias subjetivas y la Espiritualidad con experiencias transcendentes. Aquí están involucrados algunos conceptos-llave, tales como diferenciación, integración y disociación.

Según Wilber "todos los procesos saludables y naturales de crecimiento, actúan por diferenciación e integración" como ocurre con el cuerpo humano, que oriundo de la célula original, se diferencia en tejidos y órganos específicos que – finalmente – se integran en un ser único. Ya la disociación es diferente, como si el cuerpo continuara a diferenciarse en forma ilimitada, lo que llevaría, probablemente, al desarrollo de órganos independientes, que no permitirían la supervivencia de aquel cuerpo.

Se trata del principio holístico auto-afirmativo (diferenciación o creación de la biodiversidad) y del integrativo (integración). En este caso, la predominancia brutal del principio auto-afirmativo, conduce a la disociación social, manifestada a través de la avaricia, del egoísmo y del individualismo, que hoy prevalecen.

Aquel autor agrega: "la desgracia es que la Ciencia en sí misma, empírica, monológica e instrumental, invadió las otras esferas de valores, incluyendo la percepción interior, la psiquis, el alma, el espíritu, los valores, la ética, la moral y el arte, reduciendo todo a una colonia propia(***) y que tendría el poder de decidir lo que fuese y lo que no fuese real".

Aún más: "Lo real sería cualquier entidad o proceso comprobable que pudiese ser descrito en forma de procesos empíricos, monológicos y destituidos de valor"… En efecto "no podemos colocar las manos en la honra, en los valores, en el amor, en la justicia"…"pues esas dimensiones existen en espacios interiores y no exteriores" Por eso, no podemos tocarlas.

El colapso producido por la modernidad, en resumen, se puede condensar en una idea: fue quebrado el verdadero vínculo entre las realidades interiores y las exteriores. Solo las exteriores son reconocidas; el resto es considerado subjetividad, ilusión, fantasía o hasta, quien sabe, locura.

La naturaleza de la integración entre ciencia y espiritualidad, así como con el arte, es generalmente mal comprendida. En efecto, ellas deben ser integradas en su esencia y no después de pasar por una nivelación monológica, que elimina las diferencias inherentes a cada una de ellas. Sería un equivalente de la globalización económica que hoy nos asola: en este caso el más fuerte (la Ciencia), globalizaría los otros dos (Arte y Espiritualidad), eliminando los componentes de éstos que no se encuadren dentro de su ángulo de visión (objetiva). Es por eso que se puede hablar de "imperialismo científico".

No es suficiente con tentar reintroducir el tema Espiritualidad en la Ciencia, ni mostrar que hay una convergencia entre ambos. Estos son enfoques necesarios, pero no suficientes.

El enfoque suficiente involucra consensar en que la Ciencia es insuperable en su estudio de lo externo, pero se precisa del Arte y de la Espiritualidad para estudiar y vivenciar lo interior.

La Ciencia empírica rechaza esta integración apoyándose en dos ideas básicas:

1. Los "dominios interiores" no tienen realidad propia, siendo que experiencias en esa área son modalidades del cerebro biomaterial, que tal vez no sean bien explicadas hoy, por falta de conocimientos en Neurofisiología y disciplinas anexas. Como el cerebro es un instrumento extremamente complejo, se precisaría más tiempo para dilucidar sus secretos.

2. Aunque existiesen otros modos de conocimiento mas allá de lo empírico, no habría forma de validarlos, por lo que no pasarían de meras especulaciones subjetivas.

Wilber (31) responde con brillantez, a estas objeciones:

En el ítem 1: "Si la Ciencia empírica rechaza la validez del conocimiento interior, entonces también rechaza su propia validez, gran parte de la cual se basa en estructuras y percepciones interiores, que no son confirmadas por los sentidos, como la lógica y la matemática para citar apenas dos".

Esta colocación desarma el correspondiente argumento científico y es absolutamente clara. Por ejemplo ¿alguien "vio" o sea tuvo experiencia sensorial con logaritmos, cálculo diferencial, números complejos y números… ¡imaginarios!? Lo más que operamos sensorialmente son sus símbolos, pero nunca sus significados. Sin embargo, ¡la Ciencia empírica no podría sobrevivir sin las Matemáticas!

En el ítem 2: "El método científico, en general, consiste en tres líneas básicas de conocimiento (inyunción, aprensión y confirmación o rechazo). Si pudiéramos probar que los modos de conocimiento genuinamente interiores siguen también esas tres líneas"…"la segunda objeción sería refutada".

Esta colocación precisa ser comentada ampliamente (lo que se hará un poco más adelante), porque si se consiguiera probar lo que Wilber sugiere, sería derribada la última barrera que hasta hoy impide la mencionada integración. Por otro lado, en todo este análisis debe recordarse que el último cimiento de la Ciencia no está en los datos empíricos medidos por instrumentos, generalmente muy sofisticados y sí por axiomas (algunos de los cuales fueron derribados por ella misma como el que dice que "el observador no influye en lo observado" y otros que precisan serlo, como "la única fuente de conocimiento es la experimentación empírica"). Estos axiomas son, en verdad, creencias, que pueden estar hasta bien fundamentadas, pero tienen mucho en común con las verdades reveladas de las religiones.

Esos axiomas pueden ser necesarios para el raciocinio científico, que precisa bases de apoyo en las que se puedan fundamentar sus conclusiones; pero eso es diferente de colocarlos como verdades absolutas, incluso porque ¡ellos no son demostrables empíricamente!

Wilber (31) remata el análisis de la primera objeción, afirmando: "Los espacios interiores no apenas estructuran el conocimiento empírico, como también contienen una gran cantidad de estructuras, padrones, conocimientos, valores y contenidos, que van desde la lógica y la matemática a la ética y la lingüística(*). La Ciencia no puede investigar esos dominios con sus instrumentos exteriores, pero solamente un tonto podría negar su existencia, o que otras modalidades de investigación puedan dar acceso a esos dominios extraordinarios".

Precisamente, estas modalidades interiores, como la espiritualidad, podrían ser rechazadas válidamente por la Ciencia, recurriendo a la segunda objeción, o sea: la espiritualidad (u otro modo interior) no posee medios válidos de verificación. Pasamos entonces, a discutir la última barrera que la Ciencia opone a la Espiritualidad (Auténtica).

La primera cosa a clarificar es que el propio método científico, aunque lleve a observaciones y aplicaciones empíricas, no se resume a ellas. Como ya vimos la lógica, los sistemas lingüísticos y las matemáticas, entre otros elementos, no son empíricos. Y sin ellos no habría Ciencia.

Entonces, la ecuación: científico = empírico o sensorial está destruida. Tal vez la confusión se debe a que la palabra empírico tiene dos significados, uno de "experiencia sensorial", la cual es apenas una de las varias experiencias, como ya vimos, en que la Ciencia se basa.

El otro sentido de "empírico" es próximo de lo experimental. O sea, ese significado, exige evidencias para confirmar lo que se dice y no apenas fe o confianza en ello.

Y esas evidencias no se limitan a lo sensorial; ellas pueden ser procuradas en otros dominios como el mental (Matemática), el emocional (Arte) y en el espiritual (Misticismo). Por lo tanto, habrá evidencias observables por el "ojo de la carne", por el "ojo de la mente", "por el ojo del corazón" y "por el ojo del alma".

Si queremos hablar de Ciencia, entonces, precisamos esclarecer a que tipo de "empirismo" se refiere. Dentro del análisis realizado, parece obvio que en lo experimental se incluyen más cosas que lo meramente sensorial; pues si esto no fuera aceptado, la Ciencia debería comenzar por excluir las Matemáticas (fuera de otros instrumentos conceptuales), lo que conduciría al derrumbe inmediato de todo el edificio científico.

Pero aún no fue respondida la segunda objeción al conocimiento interior, especialmente la espiritualidad. Para tratar este asunto, es necesario identificar la esencia del método científico. Si esa esencia puede ser aplicada a los dominios internos, se podría legitimar el conocimiento interior, de modo que la Ciencia lo debería aceptar como contribución complementaria válida. Es en ese momento que el concepto de Transdisciplinaridad adquiere su plenitud.

Wilber (31) hace una propuesta decisiva como base de análisis, que ya fue mencionada en forma preliminar. Ahora es necesario profundizarla. Ese autor afirma que los aspectos esenciales del método científico, pueden ser llamados las "tres líneas válidas del conocimiento" a saber:

1. Inyunción instrumental. Involucra la práctica necesaria para cualquier cosa: si queremos manejar un auto, tenemos que aprender a dirigir; si queremos ver Júpiter, precisamos aprender a manejar un telescopio; si queremos estudiar microbios, precisamos estudiar Microbiología.

Pero esto no es solo aplicable a las experiencias sensoriales (manejar un auto, ver Júpiter en el telescopio o distinguir las bacterias coliformes de los hongos Penicillum) y sí a las "ciencias mentales" como la Matemática; así si queremos resolver ecuaciones simples precisamos estudiar álgebra; si fueran mas complicadas podemos precisar cálculo diferencial o álgebra matricial; si queremos establecer probabilidades de ocurrencia de ciertos fenómenos, tenemos que estudiar Estadística. De la misma manera, si queremos tener creatividad artística o comprensión espiritual, precisamos prepararnos en esas áreas específicas.

2. Aprehensión directa. Es una experiencia inmediata, directa, del dominio producido por la inyunción. Así si salimos para el jardín de la casa para saber que ropa vamos a usar, miramos si está nublado, hace sol o llueve, así como también sentimos la temperatura ambiente; ese mirar y ese sentir representan la inyunción. Al hacerlos, surge la experiencia directa de aprehensión de la situación (está nublado, pero hace un poco de calor, por ejemplo).

3. Verificación (confirmación o rechazo) compartida. Es una verificación de las observaciones, de los datos, de la experiencia, en consenso con otras personas que recorrieron con suceso los pasos anteriores. Si mi idea original era colocarme una ropa de media estación, los datos (sensoriales en este caso), la experiencia lo confirma; pero si mi idea era abrigarme bien con sobretodo etc., ella es rechazada por la evidencia(*).

O sea, un aspecto fundamental es la tercera línea, que exige prueba sobre lo propuesto, que así puede ser confirmado o rechazado. Si no se cumple esta condición, estaremos en presencia de un dogma (disfrazado o no).

Este enfoque nos lleva a un punto crucial, en el cual las pruebas no sólo podrán llevar a la Transdisciplinaridad Auténtica como base para la Gran Utopía (Ver Bonilla, 6), o sea unión entre Ciencia, Filosofía, Arte y Espiritualidad y sí mas allá: el recurso seguro para identificar adulteraciones que pueden ocurrir en cualquiera de esos campos, pero que son particularmente peligrosas en el campo espiritual.

En la procura por la integración, la Ciencia y la Espiritualidad en particular, podrán llegar a un consenso si cada una modificara un poco, no su esencia y sí su forma de ver las cosas. Así, por un lado, la Ciencia debería abandonar el concepto de "empirismo sensorial", sustituyéndolo por el "empirismo experimental" (que de cualquier forma ya practica, a partir de las Matemáticas, la lógica etc.). Por otro, la Espiritualidad debería abrir sus reivindicaciones de verdad a la verificación directa, utilizando – igual que la Ciencia – las evidencias experimentales.

Wilber (31) espera que de esta manera (a través de datos experimentales) se demuestre la existencia, tanto de rocas, como de las Matemáticas, o… ¡del Espíritu!

¿Cómo la espiritualidad podría responder a este desafío?

En términos de religiosidad, existen una serie de mitos, como la separación de las aguas del Mar Rojo, un Dios que castiga (sobre todo en relación con "pecados" sexuales) y también premia cuando es obedecido, el Infierno, el Paraíso, el Purgatorio, etc. Estos mitos pueden ser considerados como metáforas.

Sin embargo, existe otro nivel de experiencias profundas, de naturaleza espiritual, verdaderas experiencias directas (como oír, ver, escribir o hacer un cálculo matemático); se trata de la identificación del Yo exterior con algo Superior, capaz de dar al individuo una gran libertad interior, un renacimiento, una iluminación, una integración con la Conciencia Cósmica.

A partir de esas experiencias, los iluminados maestros espirituales (Jesús, Buda, Zoroastro, Hermes, Lao-Tsé, etc) no tentaron dogmatizar sus discípulos, imponiendo ellas. Jesús, por ejemplo, a través de sus inmortales parábolas, del sermón de la montaña y de otras formas, divulgó una serie de prácticas o "inyunciones" (en el lenguaje de Wilber). Esas enseñanzas podrían ser así resumidas: "si quieres tener esa experiencia de iluminación, se precisa hacer esto", de la misma manera que un profesor de Física diría "si quieres comprobar la ley de la gravitación universal, haz esto".

Esa experiencia de iluminación, obtenible a través del proceso de contemplación, es la esencia de la espiritualidad y no ninguna demostración sensorial o matemática de la misma.

De esto se deduce que tanto la ciencia (auténtica) como la espiritualidad (auténtica) precisan ser aliadas contra aquello que no sea verificable (ciencia espuria, pseudo espiritualidad).

Esto significa, ni más ni menos, que inicialmente debe ser realizada la "inyunción" (meditación, contemplación) hasta sentir una experiencia especial, una aprehensión de una realidad no tridimensional; el próximo paso es comparar las experiencias obtenidas con los resultados de una comunidad adecuada.

Agrega Wilber (31): "No podemos dar, teórica, verbal, filosófica, racional o mentalmente, una respuesta satisfactoria acerca de la existencia del Espíritu, excepto diciendo: "Haga la inyunción (meditación). Si quiere saber eso, haga así".

Exactamente como le diríamos a un alumno: si quiere confirmar la validez del teorema de Pitágoras haga así; si quiere saber por qué el agua tiene un átomo de oxígeno y dos de hidrógeno haga así; si quiere saber cual es la temperatura normal de un ser humano, haga así, etc.

Por lo tanto, practicando y desarrollando la herramienta cognitiva de la meditación (inyunción), hasta que tengamos vivencia del contexto espiritual (aprehensión), solo faltan comparar las observaciones registradas con las de otros que lo tengan hecho anteriormente (sabios y maestros espirituales), de la misma manera que lo hacen los científicos con sus estudios e investigaciones.

Al final, la existencia del Espíritu se volverá tan evidente como es la existencia de las piedras, las montañas y el mar para el mirar objetivo, como lo es la solución de una ecuación matemática para los científicos. De lo anteriormente expuesto, se deduce que la espiritualidad tiene su propia garantía, diferente de la científica o de otras, porque ella no es sensorial, ni mental ni mítica. Lo que los Maestros espirituales han enseñado, en todas las épocas, es que a través de la meditación y de la contemplación, lo espiritual puede ser percibido.

De esta forma, la Espiritualidad (auténtica) está pronta para el desafío. Sin embargo, ella lo hará con sus propios instrumentos y no con las armas del contrincante (que en el caso del cientificismo son experiencias sensoriales, en gran parte).

De la misma manera que los teoremas matemáticos y las leyes físicas no pueden ser probados por la experiencia espiritual, éstas no pueden ser probadas usando los axiomas científicos. Es tan ridículo exigir que la existencia del mundo espiritual sea demostrada con herramientas racionales, como pretender que alguien demuestre el Teorema de Pitágoras usando logaritmos. Como esto no es posible ¿será que ese Teorema es falso?

La clave de la integración entre ambas está en la esencia de la Ciencia y de la dimensión espiritual. Como Wilber probó, esa esencia puede ser expuesta en la forma de las "tres líneas del conocimiento", designadas por aquel autor como: inyunción, aprehensión y verificación, presentadas en el ítem anterior.

En general, los científicos piensan que esas tres líneas son patrimonio de la Ciencia (lo que es verdadero), pero también que ese patrimonio es exclusivo (lo que es falso).

Exactamente esas tres líneas son las que permiten separar experiencias interiores, capaces de transmitir conocimiento y contenido cognitivo genuino (espiritualidad), de otras, falsificadas, alucinatorias, dogmáticas o simples interpretaciones personales (psuedo espiritualidad).

Las bases de las religiones contienen una mezcla de mitos y dogmas, pero también de inyunciones. Descartando aquellos, pasando las inyunciones por la aprehensión (experiencia directa) y posterior verificación, puedan dar a luz conocimientos tan genuinos como los oriundos de la Ciencia.

En consecuencia, la integración entre Ciencia y Espiritualidad, solo podrá ser hecha con la esencia de ésta, contenida en todas las religiones avanzadas, pero camuflada por interpretaciones específicas. La esencia de la Espiritualidad auténtica no puede ser enseñada, a no ser en términos de orientación. Ella se vive y para tanto precisa ser experimentada.

Los caminos para esa experiencia son variados, tales como la oración contemplativa, el yoga o la meditación transcendental. Ellas podrán ser más o menos significativas, según el grado de madurez y empeño del experimentador.

Esto sucede exactamente igual en la Ciencia. No es cualquiera que es capaz de determinar la velocidad de la luz, las distancias estelares o el genoma. Sólo lo pueden hacer los que fueron exhaustivamente preparados para eso. Igualmente ocurre con la Espiritualidad; la preparación antigua (Iniciación) era hecha por las Escuelas de Misterios, como las que existían en Egipto, localizadas en las Pirámides, en los tiempos del faraón Aquenaton.

Wilber (31) menciona como ejemplos modernos de la práctica de la "ciencia de los interiores", la oración contemplativa de Santa Teresa de Ávila, el yoga de Patanjali, el "Zikr" de Rumi (poeta musulmán), la auto-inquirición de Sri Ramana Maharishi y otros. También se puede incluir la Antigua y Mística Orden Rosacruz (AMORC), creada – con otro nombre – por Aquenaton, más o menos 1350 años de Cristo.

Todo esto implica en que la esencia de las religiones, teniendo un origen común (El Creador), si despojadas de sus adornos míticos y de sus interpretaciones dogmáticas, es la misma en todas ellas: es el aspecto místico, que procura el contacto, la comprensión y la integración con las Energías Superiores, con el Creador, con lo que las religiones llaman de Dios, cada una con un nombre diferente. Todo esto, a partir de la experimentación directa, no la ofrecida por "intérpretes" interesados. (El lector interesado en el tema puede consultar Schuré (32).

Esta esencia espiritual, captada por experiencia directa, podrá ser sometida, posteriormente, a la prueba de la verificación: ¿ella se sintoniza con las que han tenido a lo largo de los siglos y milenios los individuos más reconocidos en el asunto, y cuyas experiencias están registradas, en diferentes alfabetos, incluso jeroglíficos, piedras, pergaminos, papiros o papeles?

Esto es exactamente igual a como actúa la Ciencia. La ley de gravitación universal no es verdadera porque "creemos" en el genio de Galileo y sí porque fue experimentada millares de veces, dando siempre el mismo resultado. La única diferencia es la naturaleza del objeto observado: la Ciencia observa lo exterior con su propia metodología; la Espiritualidad observa lo interior también con su metodología específica.

Sería absurdo, tentar forzar el uso de una de ellas donde no corresponde (por ejemplo, la metodología científica para estudiar la Espiritualidad). Pero encima de las metodologías de las diferentes áreas, se levanta la metodología de la Transdisciplinaridad, que Wilber define como "las tres líneas del conocimiento" (inyunción, aprehensión o experimentación y verificación).

En esto reside la grandeza de la Transdisciplinaridad: ella proporciona la estructura de integración para todas las áreas del conocimiento humano.

En resumen, la Gran Utopía (Ver Bonilla, 15), precisa ser hecha en una base transdisciplinaria, donde tanto la ciencia, como la filosofía, la ética, el arte y sobre todo la Espiritualidad (la gran Cenicienta) despreciada por los representantes de la Ciencia objetiva(*), convivan armoniosamente, cada una contribuyendo con su parcela específica.

== SOCIALISMO HOLÍSTICO: COMENTARIOS INICIALES

A lo largo de las páginas anteriores, algunos asuntos fueron abordados en procura de una nueva visión, capaz de fundamentar una reorientación del socialismo, a la que llamamos de Socialismo Holístico. Las principales conclusiones, colocadas en forma resumida son las siguientes:

  • El socialismo nació en otra época (hace más de 150 años), en la cual la situación era bastante diferente a la actual, no apenas en lo relativo a los conocimientos técnico-científicos disponibles y sí en relación al hecho de que originalmente eran solo ideas, las que pasando el tiempo (por lo menos 70 años) se fueron aplicando en la práctica y cuyos resultados nos dejaron valiosas experiencias que los pioneros no tenían.

  • Si caracterizamos el socialismo a partir de la idea básica de justicia social, se percibe que la respuesta práctica a ese objetivo tenía dos orientaciones diferentes: el socialismo "autoritario" (Marx, Engels, Lenin), que propugnaba un gobierno central fuerte apoyado en un Partido político específico, y el socialismo "libertario" (Proudhom, Bakunin, Kropotkin), cuya bandera era la descentralización, como base de la autodeterminación.

La historia muestra que en los movimientos populares más importantes del siglo XX, esas corrientes lucharon juntas en procura de aquel ideal de justicia social, primero en Rusia(*) (contra el gobierno imperial y la intervención extranjera), después en España(**), en defensa del estado democrático contra la derecha, sostenida por las fuerzas de Franco, apoyadas por Alemania e Italia.

En ambos casos, los resultados fueron opuestos: en Rusia triunfó el marxismo-leninismo, pero una vez en el poder acabaron con los libertarios. En España, aunque lucharon juntos hasta el final, hubo serias disensiones internas, que mucho tuvieron que ver con la derrota, a pesar de la heroica resistencia ofrecida.

En función de esos elementos históricos, el socialismo holístico, tendrá que elegir entre el socialismo autoritario y el libertario, o quien sabe, hacer una síntesis de los dos.

  • Otro punto significativo, es el rechazo de la religión por parte de ambas orientaciones, lo que acabó negando la existencia de un Creador, de la espiritualidad (auténtica), reduciéndose a un materialismo bastante rígido (lo que combinaba con la visión filosófica prevaleciente en la época (cartesianismo).

Es evidente que la actitud de la religión predominante en aquella oportunidad (Iglesia Católica), proporcionaba elementos más que suficientes para rechazarla en función del nuevo valor defendido: la justicia social. El problema, sin embargo no fue ese y sí el hecho que confundieron dogmas e intereses religiosos con un aspecto de la esencia humana: la espiritualidad (auténtica).

Con todo, algunos socialistas reconocieron la existencia de algo místico en los procesos revolucionarios, entre ellos Mariátegui (23,27), y eso, hace más de 75 años. En época un poco posterior otro socialista, Read (16) reconoció el valor de la espiritualidad.

  • Ya iniciado el Tercer Milenio y reducidos a polvo gran parte de los movimientos revolucionarios del siglo XX, se precisa reelaborar un nuevo sentido del socialismo, lo que involucra profundizar lo que hace 2500 años Sócrates preconizaba: "Hombre, conócete a ti mismo".

¿Quién somos entonces? Según la comprensión que surge de la Teoría Cuántica y de la visión holística, se puede entender el ser humano compuesto por cuatro aspectos que deben ser desarrollados en forma bien equilibrada: el cuerpo físico, la mente, la afectividad y la espiritualidad.

Las dos primeras componen el principio auto-afirmativo, hoy prevaleciente a partir de una visión cartesiana ya obsoleta en el siglo XX(***). En el siglo XXI ya es pasada la hora en que el principio integrativo (compuesto por los dos últimos elementos) sea valorizado hasta equilibrar el auto-afirmativo, también necesario.

Por lo tanto el enfoque del socialismo holístico, sin desconsiderar los aspectos materiales y racionales del ser humano, debe incluir en su seno, el corazón y el alma de los seres humanos, sin los cuales no creemos se pueda renacer del sopor en que se encuentran las viejas banderas de la justicia social.

  • Lo anterior, significa en forma resumida: precisamos dar atención al mundo exterior sí, pero también al mundo interior. ¿Qué es lo que vive en nosotros? ¿Apenas las necesidades físicas y los procesos mentales? Como fue señalado en el Capítulo 2, en unos de los últimos activismos (la revolución estudiantil en Francia, 1968), sus principales líderes tuvieron un cambio de percepción notable: la lucha política y social aunque necesaria, no era suficiente, porque ella representaba solo un fragmento de una revolución integral de las conciencias.

  • En efecto, en varias revoluciones contra el capitalismo, especialmente en la Revolución Rusa, la necesidad de cambiar la realidad política y social pareció triunfante en 1917 y consolidada en 1921, pero luego una nueva camada de individuos, sustituyó a la nobleza, parapetándose en el poder y repitiendo la conducta de los depuestos. La triste y cruel tiranía de Stalin, inclusive deplorada por los "nuevos" comunistas, demuestra con claridad, que cambios institucionales no cambian el fondo de las cosas. Simplemente porque se tratan de cambios exteriores, en lo material y en lo racional (principio auto-afirmativo).

Recientemente, en Brasil hubo actos continuados de corrupción oriundos del nuevo gobierno. Casi todo el mundo los condenó. Pero, hay una pregunta perturbadora a hacer: ¿Cuántos de esos críticos hubieran hecho igual a ellos o aún peor? Golpearse el pecho y proclamar una idea – cualquier que sea – puede ser necesario, pero nunca suficiente.

Lo suficiente es nuestro cambio interior. Si queremos justicia social, tenemos que sentir, pensar y actuar a favor de ella, desarrollando conciencia en forma integral, usando todas las potencialidades inherentes al ser humano, sin descartar ninguna. De lo contrario, eliminadas las castas de la nobleza, de la burguesía, del capitalismo, surgirá una nueva casta, detentora del poder, por ejemplo la burocracia, comandada por los líderes del Partido. O sea: el aristócrata, el burgués, el capitalista está apenas allá fuera, ¿o también puede estar dentro de nosotros?

Y la respuesta aquí precisa ser honesta. ¿Cuántos que han coqueteado con la idea de justicia social, la han dejado por el camino como novia abandonada, cuando tuvieron la oportunidad de llegar al poder o apenas a algunas de sus migajas?

Cuando los israelitas quisieron apedrear a María Magdalena por sus "pecados", el Maestro dijo "El que nunca pecó, tire la primera piedra"… Y todos huyeron.

En resumen, esto significa que no alcanza con criticar a los responsables visibles de la injusticia social, antes precisamos colocar una lupa en nuestro corazón y nuestra alma, y allí ver si no estamos contribuyendo (probablemente sin intención).

En este sentido, el socialismo "libertario" por su propio entendimiento del hombre y de la vida, parece ser bien más adecuado que el "autoritario", centralizado, dogmático e inhibidor de las potencialidades humanas. De esta forma, el socialismo holístico tiene dos vertientes: la primera, el socialismo "libertario", ahora enriquecido con una segunda vertiente: la visión holística, que rescata todas aquellas potencialidades y que las envuelve en una comprensión bien actualizada del hombre y del Universo todo, del cual es – simultáneamente – una partícula minúscula a cierto nivel y en otro una chispa viva insertada en el corazón de aquel.

Este proceso transformador de la sociedad (que ya se inició) significará un cambio en el foco actual: nivel de vida, para otro, centrado en la calidad de vida. Los pasos de aquel proceso pueden ser así resumidos.

1. En la primera etapa, el hombre aprende a preguntarse en beneficio de que o de quien está organizada la sociedad. Actualmente, un número cada vez mayor de personas está ingresando en esta etapa.

2. El hombre reconoce que es un prisionero de la sociedad como ella está organizada, siendo que esta organización fue hecha en beneficio de ciertos grupos poderosos que no le pidieron ninguna opinión.

3. El hombre comprende que es necesario cambiar la sociedad, porque esta no satisface las verdaderas necesidades humanas.

4. El hombre percibe que los bienes materiales, así como la tecnología actualmente disponible, son más que suficientes para vivir una vida plena con un mínimo de trabajo alienado. Esto no significa paralizar el progreso técnico-científico, pero sí acabar con el círculo vicioso implícito en "trabajar duro para comprar más mercaderías, las que necesariamente debe ser vendidas, independientes de su calidad, funcionalidad y necesidad".

5. A seguir, el hombre decide actuar, después de decir basta a siglos (y milenios) de miseria material, afectiva y espiritual, de hecatombes y de represión. Esta es la etapa que precisamos abordar ahora. Pero no podemos errar en la metodología. La evolución procesada en el ser humano le permite tener una concientización más lúcida. En efecto, no es suficiente con derribar los opresores, como se tentó, apenas con sucesos temporarios, desde la rebelión de Espartaco hasta las Revoluciones del Siglo XX.

Ahora está claro, que el suceso, depende de una visión más amplia, de naturaleza holística: debemos trabajar, simultáneamente, el cambio exterior (material y mental) con el cambio interior (afectivo y espiritual). De lo contrario, los opresores serán apenas derribados físicamente (como ya ocurrió) pero volverán a manifestarse de otra forma. O sea junto con el opresor externo, debe ser combatido el opresor interno, que fue introyectado dentro de cada uno de nosotros, durante el largo período de la evolución humana.

6. En la sexta etapa, el hombre realmente comienza a construir una nueva sociedad, en la cual los incentivos para el trabajo no se darán dados apenas por la necesidad de ganar la vida, como ocurre actualmente y sí como Marcuse (24) dice magníficamente: "Los incentivos serían inherentes a la estructura instintiva del hombre; la sensibilidad de éste, registraría como reacciones biológicas, la diferencia entre la calma y el barullo, entre la ternura y la brutalidad, entre la inteligencia (constructiva) y la estupidez, y correlacionaría estas distinciones con aquellas existentes entre libertad y servidumbre".

Esta es una etapa evolutiva que el género humano deberá enfrentar en el siglo XXI, o sea ya.

7. En la última etapa, el hombre ya construyó la nueva sociedad o sea la Gran Utopía. En ese momento el cambio de verdad será real, tangible, perceptible por los sentidos tanto externos como internos.

Queremos dejar bien claro que en el análisis hecho a lo largo de todo el texto, no hay ningún espíritu de radicalismo o de venganza en relación a los grupos económicamente poderosos. Ellos producen resultados negativos y antihumanos, pero su sustentabilidad histórica es debida no apenas a su fuerza y sí a la inmadurez espiritual del ser humano, que muchas veces odia los poderosos, pero en el fondo, los envidia.

Precisamos, por lo tanto, acabar con la absurda idea de que la culpa por todo lo errado es apenas de los otros. Que los otros erran, generalmente en beneficio propio, es verdad. Pero ¿cual es nuestra responsabilidad por el estado del planeta? La omisión acaba siendo más peligrosa que la acción (negativa). En verdad, ésta no podría manifestarse si la omisión no le diese cobertura.

Esto es lo que precisamos comprender y que con su modo simple y popular, el Ministro Mujica, citado anteriormente expresó: "Si no cambiás vos (el individuo), no cambia nada… ¡Esa es nuestra Luz!".

Para abordar esta profunda temática (cambio interior), no es posible excluir la dimensión espiritual (diferente de religiosa); es por eso que a pesar de las resistencias e incredulidades de los materialistas, ese asunto fue incorporado y discutido en este texto, con cierto detalle, incluyendo algunos que las mentes estrechas pueden considerar como francamente fantásticos.

SOCIALISMO Y RELIGIÓN

En la Parte I de esta Monografía, fue discutida detalladamente la ideología socialista, a través de sus dos corrientes principales: autoritaria y libertaria. Ahora apenas haremos algunos comentarios complementarios, relativos a la relación de aquellas con la religión.

Como ya fue expuesto, tanto la corriente autoritaria como la libertaria, especialmente en su época inicial (segunda mitad del siglo XIX), fueron radicalmente contra la religión. La que prevalecía en Europa(*) era la Iglesia Católica, que por su vez también se posicionaba radicalmente contra el socialismo, especialmente a través de las Encíclicas de los Papas Pío IX y León XIII que durante más de 50 años (1846-1903) comandaron el Vaticano, como expuesto en esta Monohgrafía.. Del lado socialista, una frase de Marx es terminante: "La religión es el opio de los pueblos".

Ahora vamos a resumir los principales acontecimientos relativos a la transformación del cristianismo primitivo en una poderosa institución que no sólo pretendía imponer su religión y sí que había comprendido que para eso precisaba el poder y no vaciló en usarlo de una forma tal que recientemente el Papa Juan Pablo II acabó pidiendo perdón a la Humanidad por las atrocidades cometidas.

La historia del cristianismo nació con Jesús el Cristo, crucificado en el año 33 y según dicen, resucitó tres días después (Otros autores dicen que él realmente no murió en la cruz y que fue sacado vivo de ella, pero esa discrepancia no afectará nuestro análisis). De cualquier manera, su nombre como persona viva, no aparece en los registros conocidos después de ese año 33.

En los años siguientes, sus seguidores – especialmente los apóstoles – comenzaron a pregonar en las sinagogas, identificando Jesús con el Mesías tan esperado por el pueblo israelita. Está registrado que el término "cristiano" fue usado por primera vez en Antioquia (actual Turquía) en el año 45.

Un año después, ocurre un hecho fundamental: un ciudadano romano, Saulo de Tarso, perseguidor de los cristianos, tiene una visión en la que ve a Jesús el Cristo en todo su esplendor y ese deslumbramiento lo hace convertirse a la nueva fe.

Saulo de Tarso, ahora convertido en Pablo, viajó durante 15 años (45 a 60) por todo el Mediterráneo, divulgando la existencia del Maestro, siendo su influencia fundamental en lo que tiene que ver con la expansión que el cristianismo tendría en los próximos siglos.

Pablo tuvo la decisiva habilidad de cortar el cordón umbilical entre la religión judaica y el cristianismo, hecho que lo tornó más aceptable para los otros pueblos de la región, especialmente de los romanos. De lo contrario, opinan algunos autores, el cristianismo sería apenas otra de las sectas judaicas.

El trabajo de Pablo, realmente brillante para la expansión cristiana, adoleció – sin embargo – de algunas fallas que luego se repetirían y ampliarían en la medida que los siglos fueron pasando y la religión se iba volviendo cada vez más fuerte e institucionalizada.

En verdad, Pablo reinterpretó, a su modo, las palabras de Cristo, limitando su sentido verdaderamente holístico, proporcionando bases para la creación de una religión específica, que talvez, sería mejor denominada con el neologismo "pabliana"(*). En efecto, Cristo nos trae un mensaje espiritual muy elevado, el mayor, al cual el ser humano tuvo acceso hasta ahora.

Él está basando en el Amor (modernamente podemos llamarlo de principio integrativo) y no en amenazas, castigos o venganzas divinas; el pecado original (concupiscencia de Adán cuando Eva le ofreció la manzana) no es ni mencionado.

Ya Pablo agregó varios conceptos inexistentes en los mensajes originales, tales como:

  • "Porque el que en el Señor fue llamado, siendo esclavo, liberto es del Señor; así mismo el que fue llamado siendo libre o esclavo, es de Cristo" (I Corintios 7:22). También dice: "Siervos, obedeced a vuestros amos terrenales con temblor y temor" (Efesios 6:3). Aquí se expresa claramente una filosofía ampliamente utilizada por la Iglesia, donde la esclavitud y la servidumbre eran apenas experiencias terrenales fácilmente disueltas en las burbujas de la fe. Además Cristo nunca dijo que todos, esclavos y libres, si "llamados", deberían ser sus esclavos. Si lo hubiera dicho no sería un Avatar, un Gran Maestro Espiritual y sí un cruel rey persa (o de otra nacionalidad).

  • Otro asunto crucial es que Pablo coloca el "pecado" como componente principal de la naturaleza humana y de la doctrina cristiana (ver varios versículos de Romanos: 5-7). "Por lo tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre (Adán)"… "Al final todos, como somos sus descendientes, heredamos la carga ahora universal del "pecado" y precisamos alguien que nos ayude a librarnos de él" (aquí hay un paso apenas para la implantación de la religión institucionalizada, intermediada por los representantes del "Señor": los sacerdotes).

El "pecado" es básicamente sexual: "Huid de la fornicación(**). Cualquier otro pecado que el hombre cometa está fuera del cuerpo, pero el que fornica, contra su propio cuerpo fornica" (1 Corintios 7:18).

¿Cómo, la propia religión no enseña que lo fundamental es el alma y no el cuerpo? ¿Y "la fornicación" de la mente, del corazón y del alma, presente en las personas crueles, destructivas, codiciosas, mentirosas, calumniadoras etc.? Esta historia del "pecado" sexual(***) va a empobrecer la vida de las personas varios siglos más adelante, produciendo enormes dosis de dolor, conflicto y sufrimiento.

En cambio, Jesús cuando le presentaron una adúltera, que según la ley de Moisés debería ser apedreada (¿Y el adúltero masculino, quedó libre?), dijo: "El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra contra ella" (San Juan 8:7).

  • En lo que tiene que ver con la relación hombre-mujer, Pablo dice:

"Cristo es la cabeza de todo varón y el varón es la cabeza de la mujer" (1 Corintios 11:3). "El varón no precisa cubrir la cabeza, pues él es la imagen y gloria de Dios, ya la mujer la debe cubrir… porque el varón no procede de la mujer, y sí la mujer del varón" (1 Corintios 11:7-8). "Así como la Iglesia está sujeta a Cristo, así también las casadas lo están a sus maridos, en todo" (Efesios 5-24).

Aquí caben dos comentarios: respecto al primero, no voy a hacerlo, la palabra la tienen las mujeres; con relación al segundo: "la Iglesia está sujeta a Cristo" ya comenzó a ser desvirtuado por las interpretaciones de Pablo, lo que acabó llevando, con el pasar de los siglos a las antípodas de las enseñanzas del Maestro, especialmente con la "Santa" Inquisición que mataba los "herejes"(*) ¡en su nombre!

  • Para finalizar, apenas dos versículos: "Conozcamos al que dijo: "Mía es la venganza, yo daré el pago, dice el Señor". Y otra vez: "El Señor juzgará a su pueblo. ¡Horrenda cosa es caer en las manos del Dios vivo!" Mi Dios, ¿qué Dios es ese, ávido de venganza y destilando horror? Con total seguridad, esa no fue la visión del Creador que Cristo ofreció a la Humanidad. También está infinitamente lejos del Creador del Universo, según la espiritualidad auténtica, hoy convergente con la Ciencia más avanzada (Ver Einstein, 17).

El otro versículo es: "Obedeced a vuestros pastores y sujetaos a ellos" (Hebreos 13:17). Fuera de la esclavitud y la servidumbre material en manos de los patrones, las personas deberán someterse a los "dueños" del saber espiritual: los sacerdotes. Con este panorama, no es de extrañar que el ser humano viviese en las tinieblas durante muchos siglos, alumbrado por una luz falsa.

Así, la religión "paviana" estimuló la servidumbre al poder temporal (los poderosos económicamente), al poder religioso y en el caso de la mujer, debe agregarse servidumbre al marido. Esas son bases colocadas hace casi 2000 años, bien diferentes a las enseñanzas del Maestro; con el agravante que, con el pasar del tiempo, la semilla inapropiada pasó a desarrollar frutos destructivos para el espíritu humano.

El espíritu verdaderamente cristiano sobrevivió en comunidades y grupos dispersos por varias regiones mediterráneas, siendo que en el año 100 alcanzaban a un total de 8000 personas, perseguidas, maltratadas y martirizadas por las fieras en los circos romanos. Surgió así la Iglesia Primitiva, con figuras destacadas como Orígenes, San Jerónimo, San Justino Mártir, San Clemente de Alejandría, San Gregorio y otros.

En el año 301, Armenia es la primera nación en el mundo a adoptar el cristianismo como religión oficial. Las cosas van mejorando para la nueva ideología. En el año 313 los emperadores romanos Constantino I (Occidente) y Licinio (Oriente), en forma conjunta, promulgan el Édito de Milán, por el cual se confiere libertad de culto a los cristianos. Finalmente, en el año 380, el emperador Teodosio es bautizado, declarando el cristianismo como la religión oficial del Imperio Romano; cinco años más tarde, el obispo de Roma pasa a ser denominado Papa.

Pero, los buenos tiempos de Roma se acercan a un final sin gloria: ella es conquistada por los germanos, comandados por Odoacro. La lucha por el testamento del imperio llevó a las diversas tribus bárbaras a luchas sangrientas; en ese contexto, la única institución unificada era la Iglesia. Jefes bárbaros la percibieron como una amenaza, ya otros (más inteligentes o más astutos) prefirieron unirse a ella, como Clovis (rey de los francos, año 500). Recaredo en España (587), Etelberto y Berta en la Gran Bretaña (589) hasta culminar con la coronación del Emperador del Sacro Imperio Romano – Germánico, Carlomagno en el año 800.

La primera gran división en el cristianismo ocurrió en 1054 debido a discrepancias ideológicas y litúrgicas entre la Iglesia de Occidente y la de Oriente. En ese año, el Papa occidental excomulgó al oriental, Miguel Cerulario, que acabó rompiendo con Roma y creó la Iglesia Ortodoxa; la reconciliación entre ambas ocurrió entre Juan Pablo II y el patriarca Atenágoras hace apenas dos décadas.

Al final del siglo XI (año 1096) fue realizada la Primera Cruzada, a la que se siguieron otras siete en los próximos 200 años, todas ellas impulsadas por los Papas con el argumento de libertar el Santo Sepulcro, donde el cuerpo de Jesús habría sido guardado. Este pretexto sirvió de cobertura para un terrible pillaje y carnicería de judíos y musulmanes. La Iglesia extrapoló así, largamente, su contenido espiritual y se transformó en una potencia política, social y económica.

Esa fuerza le dio sustentación para otra empresa, terriblemente nefasta y antihumana: la creación de la "Santa" Inquisición, en 1231 por el Papa Gregorio IX; su sucesor, el Papa Inocencio autorizó el uso de la tortura y de la hoguera para arrancar confesiones. La gran justificativa era que "es preferible salvar el cuerpo (la Iglesia) por la amputación de un miembro (el "hereje", que a veces eran comunidades enteras).

Probablemente esta es la mancha más negra de la Iglesia, en todos los tiempos. Con certeza que el Maestro se adelantó a esos tristes tiempos cuando dijo: "Guardaos de falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces… Por sus frutos les conoceréis (Mateo 7:15-20).

Junto con esas acciones horrorosas, se agregaban otros hechos negativos:

  • La Iglesia era riquísima dueña de tierras, mientras que gran parte de las personas vivía en medio del hambre y de las enfermedades. Esto es herencia de la semilla de Pablo, que recomendaba obedecer y obedecer (a los ricos, a la Iglesia etc.).

  • En lo relativo a la moral, o por lo menos la decencia, inclusive las enseñanzas de Pablo fueron eliminadas. El famoso "pecado" (sexual) reinaba en el Vaticano, donde el celibato había sido olvidado, cortesanas invadían la corte papal y las orgías estaban a la orden del día. Inclusive uno de los Papas, Giovanni Médici, coronado en 1513, se hizo famoso no por acciones constructivas o por lo menos piadosas y sí por mantener un harén de muchachitos(*) en el Vaticano. ¡Que perversión inaudita de las enseñanzas de Cristo e inclusive de la Iglesia primitiva, cuya pureza fue la fuerza que posibilitó su sobrevivencia!

  • El Vaticano practicaba negocios absolutamente inmorales, ofreciendo en venta indulgencias, o sea un documento que ¡perdonaba la persona de todos sus pecados! ¡Qué aberración!

Todos estos acontecimientos hicieron con que un grupo de personas se rebelara contra el Vaticano. El primero fue Lutero, Doctor en Teología y Profesor de la Universidad de Wittenburg, Alemania; después vino Calvino en Francia, la Iglesia Anglicana en Inglaterra y luego, numerosas y variadísimas ramas. La represión católica fue violentísima, con destaque para la Noche de San Bartolomé y la masacre de los cátaros y albigenses, que siguió a la destrucción de los Templarios, trescientos años antes.

Con el descubrimiento de América (1492) y el tráfico de negros esclavos, la brutal explotación fue llevada al nuevo continente. Presidiarios y asesinos fueron reclutados para llevar oro, plata y diamantes a las coronas de España y Portugal, siendo siempre bendecidos por la señal de la cruz. La sangre, el sudor y las lágrimas de indios y negros regaron nuestras tierras durante siglos. ¿Dónde estaban las enseñanzas del Maestro en esos tiempos? En ningún lado, excepto en unos pocos sacerdotes como Bartolomé de las Casas, que procuraban ayudar a aquellos infelices, impregnados de verdadero espíritu cristiano.

Al final del Siglo XVIII, aparece con mucha fuerza un oponente de la religión prevaleciente: el Iluminismo que acabó conduciendo a la Revolución Francesa (1789). Uno de los principales ideólogos iluministas, Voltaire, se refería al cristianismo(**) como "cosa infame".

Es en ese marco referencial que los socialistas revolucionarios, a partir de 1840, enfrentando la nueva dimensión de la explotación (el capitalismo emergente de la Revolución Industrial), comienzan a desvendar los variados aspectos antihumanos que la religión predominante había priorizado en los siete u ocho siglos anteriores. Por lo tanto, la religión fue considerada como enemiga de la justicia social.

¿Estarían ciertos o errados esos revolucionarios? Es claro que cada uno puede tener su opinión, muchas veces oscurecida por presiones subliminales, pero el autor opina que en el contexto que hemos detallado anteriormente, ellos estarían ciertos y la religión sería realmente "el opio del pueblo".

Pero – tal vez – ellos cometieron un error, que ahora (150 años después) percibimos como crucial: identificaron religión (deformada) con espiritualidad (auténtica). En efecto, el dogma prevaleciente (cartesiano) coloca el hombre como el ser más importante, la cumbre del Universo y no más, algún Ser Divino.

Esto parece un antropocentrismo inaceptable porque el hombre físico es apenas una partícula de polvo. Si somos "algo más" que una partícula de polvo, ello no proviene del cuerpo (ni de la mente, capaz de crear tanto remedios maravillosos como bombas atómicas) Ese "algo más" involucra el principio integrativo, en el cual la espiritualidad (auténtica) ocupa un lugar fundamental.

El asunto "religión" es extremadamente complejo. En las páginas anteriores fue hecha una revisión de asuntos (algunos espeluznantes) que pautan la deformación (a veces inaudita) a la que fueron sometidas las enseñanzas crísticas. Sin embargo, no todo es tan tétrico, para demostrar lo cual, están ahí San Francisco de Asís y modernamente la Teología de la Libertación. Inclusive el Papa Juan Pablo II desarrolló, junto con otras acciones negativas de naturaleza conservadora, otras realmente progresistas como el ecumenismo; también pidió perdón por los errores(*) cometidos por la Iglesia en el pasado, destacando las atrocidades de españoles y portugueses (¡en nombre de Dios!) contra los pueblos indo-americanos.

Lamentablemente, el Papa Juan Pablo II se olvidó de explicar el porqué de todos esos acontecimientos y que fue hecho para evitar que ellos se repitan en el futuro, de esa u otra forma. (Buena parte de la información histórica aquí presentada fue adaptada de Vasconcelos, 33).

== HOLÍSTICA COMO PRODUCTO DE UNA NUEVA VISIÓN CIENTÍFICA

En el amanecer del siglo XX, el modelo newtoniano formulado en 1685(**) en los famosos "Principia", después de haber dominado con autoridad indiscutible durante ese período, comenzó a ser percibido como insuficiente e incapaz de absorber nuevas informaciones científicas, las que se presentaban con complejidad cada vez mayor, en relación a las previstas en aquel abordaje anterior. Pero aún existía la convicción que la base del modelo newtoniano era sólida y correcta, admitiéndose, sin embargo, que él ya no era capaz de explicar todos los fenómenos, como era creencia generalizada durante todo el siglo XVIII y parte del XIX.

Ya en los primeros 30 años del siglo XX, nuevas teorías aparecieron con una fuerza arrasadora y quebraron para siempre antiguos conceptos, por lo menos en el área específica que estaba siendo estudiada: el mundo subatómico. En aquella oportunidad, se comprobaron experimentalmente cosas inimaginables hasta ese momento y que inclusive hieren el sentido común: la noción del espacio y del tiempo absoluto es inconsistente; las partículas subatómicas no son como bolitas; la descripción "objetiva" del mundo es imposible; no se puede localizar la materia (o quien la represente) en un lugar específico. O sea, se descubrió una nueva realidad, un nuevo mundo del "revés", bien diferente al hasta ese momento percibido por el enfoque científico prevaleciente, ahora simplista.

El principio del derrumbe ocurrió en 1905, debido a dos artículos de Einstein, absolutamente nuevos y revolucionarios, en el inicio de su rutilante carrera científica. En el primero desarrolló la Teoría de la Relatividad, casi completamente formulada por él, lo que le dio con total justicia el título de genio. El otro, tiene relación con la Teoría Cuántica, cuya elaboración total será acabada alrededor de 1930, con la participación del grupo de científicos más extraordinarios que la Humanidad produjo. En esa zafra, fuera de Einstein, debemos mencionar Planck, Böhr, Heisenberg, Schrödinger, Pauli, etc.

De acuerdo con la nueva visión, las partículas subatómicas no son cosas u objetos físicos como pequeñísimas esferas y sí "interconexiones entre cosas". De esta manera, se prueba científicamente que "todo está ligado" (como ya había dicho el cacique piel roja Seattle en 1854 y los místicos hace milenios). Por lo tanto, y por una vía totalmente inesperada, la Física Moderna revela la Unidad básica del Universo, pues él no puede ser descompuesto en partes independientes. Según esta percepción, el Universo se presenta como un inmenso telón, de urdimbre compleja, donde las diferentes "partes" no tienen vida propia. Ellas sólo tienen sentido formando la trama global.

Las consecuencias de este nuevo abordaje sobre la visión anterior fueron demoledoras. Así el mundo deja de ser como un auto o un televisor, constituido por gran número de piezas diferentes (aunque relacionadas) y pasa a ser una Unidad dinámica, indivisible e interrelacionada. En realidad, el nuevo modelo del Universo se asemeja mucho a lo que los místicos consideran como atributos del Creador.

O sea, el concepto de nivel pasa a ser fundamental para comprender las cosas. Por ejemplo, el Universo es una Unidad, como también lo es un organismo vivo. Este puede ser subdividido en niveles menores: sistemas, órganos, tejidos, células, moléculas, átomos y partículas subatómicas. Pero estas últimas ya no admiten subdivisión y son ellas que al "negarse" a ser fraccionadas prueban la naturaleza de la Unidad.

Lo inconmensurablemente grande (el Todo), se integra y se reintegra, a través de lo inconmensurablemente pequeño (las partículas subatómicas). Otra vez se nos presenta el fascinante juego de los opuestos complementarios.

Capra (29) esclarece estas ideas con sus propias palabras: "El hecho de que la masa de una partícula sea equivalente a una cierta cantidad de energía, significa que la partícula no puede ser más encarada como un objeto estático y sí que ella debe ser entendida como un modelo dinámico, un proceso, que involucra una energía que se manifiesta a sí misma como la masa de la partícula "(De la misma manera, los místicos, desde hace milenios, han descrito así el proceso de la Creación: una Energía de altísima frecuencia vibratoria(*) se manifiesta a si misma como masa, como materia física).

Sabemos que estamos apenas en el comienzo de un proceso largo, difícil y lleno de interrogaciones, pero la senda luminosa ya fue abierta. Lo que precisamos es preservar y difundir el mensaje. Las Inteligencias que se esconden atrás de los pacatos nombres de Naturaleza, sol, tierra, aire o agua, los Grandes Espíritus de los "atrasados" pieles rojas y de su poeta, el cacique Seattle, aguardan con paciencia que el hombre moderno descubra su grandiosa esencia (que vive en su interior) y comience, definitivamente, a actuar (que es su función primordial en el mundo manifiesto).

Esa acción precisa estar sustentada no sólo por la lucha por la justicia social, sino que tiene que ir a las raíces de la vida humana, para lo cual es necesaria la comprensión holística.

De la conjugación de estos dos elementos surgirá el socialismo holístico.

La visión holística reconoce dos principios básicos en el Universo: el auto-afirmativo (que cuida de las partes) y el integrativo (que cuida del Todo). Pues bien, hace 2000 años, el Maestro presentó las bases del principio integrativo para la Humanidad. Él lo llamó de Amor. Sus enseñanzas en gran parte fueron despreciadas y resbalaron por las aguas de los tiempos. Pero su semilla, largo tiempo mantenida bajo la tierra y olvidada por la mayoría (debajo de las máscaras de los modernos fariseos), está ahora pronta para brotar(**). Es que en estos veinte siglos, la Humanidad se preparó para dominar la materia y ahora sabe muy bien cómo trabajarla.

Sin embargo, la fase de auto-afirmación está acabando; ahora que dominamos las técnicas, tenemos que decidir muy bien lo que hacer con ellas y para qué y para quien dirigirlas. Y es aquí que el principio integrativo retorna: nuestros conocimientos técnico-científicos tienen que dejar de ser privilegios que sirven para unos pocos y transformarse en servicio exclusivo para la Humanidad tomada como conjunto. O sea, aplicar la justicia social, pero sin dogmas ni autoritarismo. Para conseguir esto, precisamos trabajar con el interior del ser humano, cada uno comenzando por el propio.

== FINALMENTE: ¿CÓMO PODEMOS CARACTERIZAR EL SOCIALISMO HOLÍSTICO?

Significados

Inicialmente, podemos entender el socialismo holístico como una combinación sólo posible en el siglo XXI, entre los conceptos básicos del socialismo libertario (cooperación, libre asociación, descentralización, autodisciplina voluntaria), creados por vuelta de 1850, enriquecidos con la visión holística (que modernamente resurge alrededor de 1970), así como por las experiencias sociales, políticas, económicas, éticas, culturales y ambientales que ocurrieron en los últimos 150 años.

Cuando eclosionó el socialismo (fin de la primera mitad del siglo XIX) contra la opresión del poder económico alineado con el poder religioso, hubo una revolución de conciencias, que llevaron a heroísmos y sacrificios de los más diversos tipos. Sin embargo, en el marco referencial de la época (cartesiana y positivista) se entendió que esa revolución involucraba apenas aspectos racionales, a pesar de que heroísmo, sacrificios y luchas por el bien común, van bien más allá de la racionalidad, ya que incluyen aspectos emocionales y también espirituales (generalmente diferentes de religiosos).

El rechazo del socialismo clásico a la religión, justificado en su contexto (y tal vez no en el de hoy), no llevó en cuenta – en una época en que se creía(*) que la razón era todopoderosa – la diferencia, que puede ser inmensa, entre las religiones dogmáticas y el concepto de espiritualidad auténtica – que queramos o no – subyace en nuestro ser interior.

No se trata entonces de creer en verdades reveladas, cuya interpretación acaba quedando a cargo de doctos sacerdotes, muchas veces más interesados en defender sus intereses institucionales (y personales), que en difundir – en su pureza original, los elevados mensajes del maestro espiritual, a quien dicen representar.

Al respecto, un poeta dice: "Hasta poco tiempo atrás podíamos cambiar el mundo, ¿Quién mató nuestro coraje?".

Varias e interesantes respuestas podrían ser ofrecidas, pero hay una que – en nuestro concepto – sobresale: el ciudadano actual, a pesar de su creciente concientización, continua idolatrando una omnipotente racionalidad, vestida con los atrayentes colores de una tecnología bastante ambigua, pues le proporciona ciertas comodidades, sólo que a un precio muy alto: continuar ignorando el corazón y el alma, en beneficio de los bienes materiales en sus incontables formas, tamaños, precios y calidades. Y esa tecnología es básicamente abastecedora del poder económico.

Esa situación lleva a una anestesia generalizada; sólo que para volver a sentirnos vivos (impregnados de "coraje"), precisamos utilizar aquellos instrumentos abandonados: la afectividad y la espiritualidad, porque, en realidad, ellos son la esencia de nuestro ser.

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