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Por una psicología socialmente sensible (página 2)



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Los paradigmas emergentes surgen cuando los vigentes ya no permiten ver la realidad contemporánea, se habilitan para ver la realidad, los paradigmas se van construyendo colectivamente sin que se le perciba. Los paradigmas deben ser holísticos y contar con una visión integradora.

http://www.psicolatina.org/Cero/horizontes.html

Los cambios sociales que estamos experimentando están contribuyendo en la construcción de nuevos paradigmas sociales. La nueva realidad social nos obliga a dejar atrás los paradigmas que hemos estado usando anteriormente porque ya no nos permiten comprender la situación actual.

En nuestra realidad vemos que la riqueza social se produce y distribuye en forma cada vez más desigual, provocando con ello que aumente inusitadamente la desigualdad social en el mundo entero, aumentando con ello el sufrimiento de millones de personas que viven en condiciones de pobreza.

Estas contradicciones sociales provocan que se plantee con urgencia la necesidad de un cambio social. Millones de personas comparten este anhelo de cambiar esta sociedad injusta, corrupta y desigual por otra y expresan su malestar y enfado con esta situación con sus vecinos, colegas, en redes sociales, etc.

Pero la inmensa mayoría de personas vive su vida su vida cotidiana con la idea preconcebida de que sus condiciones de vida son algo "normal" y que sufren carencias por "mala fortuna", por ser "perdedores" o simplemente porque "así es la vida" y en consecuencia no ven alternativa de cambio alguno.

A pesar de estar conscientes de que forman parte de una inmensa mayoría de marginados y de que el planeta entero está al borde de una catástrofe ecológica, de que un pequeño puñado de personas acaparan inmensas riquezas, mientras que millones viven en condiciones de pobreza, para millones de personas parece más sencillo aceptar y aceptable imaginar el fin del mundo que plantearse la posibilidad de un cambio social en el sistema de producción y consumo que nos tiene atrapados en el régimen de propiedad privada de los medios de producción.

Para millones de personas el capitalismo neoliberal es lo único real y el único sistema de organización posible y en consecuencia no se plantean la posibilidad de formar parte de algún cambio social.

No contemplan o no consideran que las sociedades que reproduce este sistema social basado en la propiedad privada sobre los medios de producción y el culto al mercado de nuestros días, se caracterizan por una creciente desigualdad social y estructural que hacen posible que una pequeña minoría de personas sean las que controlen y posean la mayoría de los recursos que produce la sociedad en su conjunto, mientras que una inmensa mayoría de la población pasa a vivir en condiciones de pobreza, marginación y exclusión de todo tipo.

Influyen muchos factores para presentar esta resistencia al cambio, algunos de los cuales intenté explicar en mi artículo Psicología, influencia y cambio social, mismo que a estas alturas del camino reconozco que el título más acertado sería Psicología, obediencia y cambio social. (Yescas, Oscar. 2,015)

http://www.monografias.com/trabajos105/psicologia-influencia-y-cambio-social/psicologia-influencia-y-cambio-social

Sin embargo, podemos ver por otro lado a miles de personas que intentan ir más allá de la simple queja y actúan por su cuenta tratando de lograr ese cambio, pero lo hacen en la forma que Eduardo Galeano describe en su libro de los abrazos, cuando dice que desde el espacio la vida humana se ve como la presencia de "muchos fueguitos" que están dispersos, hay partes donde se concentran fuegos sin juntarse unos a otros y otros espacios donde prevalece la oscuridad.

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Es decir, muchas personas tratamos de cambiar el mundo pero lo hacemos en forma espontánea, partiendo de una perspectiva individual, sin organización y mucho menos sin construir una unidad con otras personas y organizaciones que desean lo mismo que nosotros.

Lo cierto es que en estos momentos ya no basta ni es suficiente con aceptar la presencia constante de cambios sociales y la búsqueda de formas para adaptarnos a estos cambios, hoy lo que se requiere es la transformación social de nuestra sociedad y la unión de todas aquellas personas, organizaciones, agrupaciones y movimientos colectivos emergentes que luchan por la transformación social.

Esa es una tarea que tenemos enfrente, la necesidad de pasar de la teoría y la palabra a la acción directa y la construcción conjunta de una tarea transformadora, sobre todo aquellos que hemos tenido el privilegio de acceder al conocimiento científico que nos permite comprender de manera objetiva la dinámica de nuestra sociedad.

Por otro lado, debemos tomar consciencia de que en tiempos de cambios sociales, sobre todo en el actual donde predomina la privatización, la experiencia social de estos cambios está generando la construcción de una nueva ideología, de un nuevo paradigma donde la palabra "social" adquiere un significado con connotación negativa, en tanto que se le asocia con valores tales como solidaridad, igualdad, justicia, etc.

Esto se refleja en las ciencias sociales donde se observa que se ha perdido un interés emancipatorio, ha declinado el interés o el deseo de transformar esta sociedad y lo podemos comprobar al ver la disminución del uso de la crítica social y el predominio en el apoyo a los análisis cuantitativos en el estudio de los sociales .

Cabe mencionar que "un paradigma es una manera de pensar, de ver la realidad y de construir un conjunto de valores que orientan nuestra construcción de la realidad social".

En ese sentido un paradigma es una manera de ver la realidad, por lo cual podemos encontrar que dos científicos que se sitúan en paradigmas distintos, ven la realidad de dos maneras distintas.

Motivo por el cual podemos afirmar que no existe una verdad objetiva y reconocer que los paradigmas a veces nos permiten ver la realidad y a veces no.

Las teorías y los paradigmas deben adaptarse a la realidad y no a la inversa, como tratan de hacer algunos que se llaman a sí mismo científicos que intentan reducir la realidad a paradigmas ya superados por la realidad misma.

En cambio los paradigmas emergentes, los que van surgiendo a través de la práctica social, estos sí habilitan para ver la realidad de manera más objetiva y debemos tomar en cuenta que los paradigmas no los construye un solo individuo, sino que se construyen en forma colectiva.

Esto es lo que está sucediendo en el campo de la Psicología en Latinoamérica y de la Psicología comunitaria en particular, se está construyendo un nuevo paradigma social, a partir de una práctica social, de una nueva forma de ver la realidad.

Hoy estamos en un momento en el que frente a una sociedad en crisis estamos construyendo un nuevo paradigma social en forma colectiva pero dispersa y debemos tomar en cuenta que la teoría nos ayuda, pero lo que más nos ayuda es el análisis de las practicas con un fundamento teórico, ya que ésta forma de hacerlo tiene una riqueza enorme.

En la construcción de este nuevo paradigma debemos tomar consciencia de que los grandes problemas sociales se agudizan por la implementación de políticas neoliberales. Debido a esto debemos tener claro que el neoliberalismo no sólo es una concepción económica, sino que es al mismo tiempo es una ideología que pretende cambiar el imaginario social, la forma de pensar de la gente, para generar un nuevo sentido común.

El neoliberalismo abarca todos los terrenos, quiere construir un nuevo imaginario social, tiene un conjunto de valores, una visión de la democracia, una visión económica, una visión de la cultura.

Es un modelo que reduce todo a la hegemonía del mercado. En ese sentido, el neoliberalismo destierra, intenta desaparecer en la mente de millones de personas el valor de la igualdad social.

La existencia de la humanidad se da bajo modelos económicos, sociales y culturales. El modelo actual bajo el que vivimos le ha apostado a una idea de crecimiento en la que se destruye la vida, tanto la vida humana, como la vida animal y la vida de la naturaleza.

La vida contemporánea bajo la hegemonía liberal contempla la adopción de valores que tienen signo contrario a la vida misma.

El mercado debe consolidarse acentuando la desigualdad social, el mercado funciona solo si existe la desigualdad social, necesita que exista competencia sin límites, requiere que esté asegurado el valor de la desigualdad social. Es fácil comprobar como nuestros gobernantes están favoreciendo al mercado cambiando leyes y constituciones para asegurar que el mercado esté libre de cualquier control.

Por eso es que existe tanta aversión hacia lo social, es una palabra que intenta desterrarse del lenguaje social, del uso cotidiano y de la retórica oficial. Esto sucede porque lo social lo asociamos a valores tales como justicia, igualdad, democracia, etc.

Este modelo económico neoliberal atenta contra la naturaleza al destruirla para beneficio privado, contra la existencia misma de la humanidad al provocar el sufrimiento y muerte de millones de personas, destruye la capacidad de opciones de futuro al destruir derechos y prestaciones para las nuevas generaciones.

Este modelo actual niega la vida, para crecer necesita excluir nuestra vida misma. Millones de personas no pueden desarrollar sus capacidades porque no tienen la oportunidad de hacerlo.

En este contexto social necesitamos desarrollar nuestra autonomía, nuestra confianza en nosotros mismos y fortalecer nuestra identidad.

Necesitamos fortalecer la crítica social para enfrentar las diversas fuentes de control social a la que nos intentan someter. Necesitamos empoderarnos nosotros mismos para generar este cambio social, iniciando con cambios en nuestra forma de pensar, sentir y actuar.

El trabajo en las comunidades nos permite desarrollar la capacidad de construir saberes junto con otros. Debemos tomar consciencia que con nuestra acción cotidiana estamos construyendo un nuevo paradigma social y al mismo tiempo estamos combatiendo la construcción de otro paradigma que apuesta a la desigualdad social. Necesitamos construir alternativas de pensamiento autónomo y colectivo que incluyan el fortalecimiento de valores, poderes y capacidades de los actores sociales.

La intervención psicológica en comunidades, es decir la psicología comunitaria constituye un aporte fundamental a la construcción de nuevas alternativas desarrollando el protagonismo de los sujetos, de los grupos y de las comunidades en el análisis de sus condiciones sociales, de la identificación de sus problemáticas y de la implementación de soluciones a las mismas.

Este protagonismo debe partir de la concepción de que existe una construcción social de la realidad, es decir, que la realidad no se construye sola, sino que la construimos con nuestra actividad cotidiana. Si aceptamos este compromiso social debemos combatir la idea de que el capitalismo es el fin de la historia de la humanidad, que la historia no ha terminado, que está en nuestras manos lograr un sentido liberador a nuestras acciones y construir una historia mejor que la que vivimos en estos días.

La situación actual de la Psicología

Cuando tenía 17 años elegí estudiar Psicología motivado por las lecturas que realicé en aquellos tiempos y por un incipiente compromiso social que se desarrollaba en mi interior. En el primer semestre de estudios en la Facultad de Psicología, como parte de las actividades de la materia de Metodología de la investigación, realice un estudio con mis compañeros de clase cuyo objetivo era identificar los motivos por los cuales habían elegido estudiar Psicología. Diseñé un cuestionario y lo apliqué encontrando un consenso en las respuestas que coincidían en "ayudar a las personas" como motivo principal de su elección.

Nuestra percepción era que la Psicología era una ciencia al servicio del bienestar de las personas. Después de más de 40 años, esta percepción no ha cambiado en mi caso, ya que parto de la premisa de que la Psicología es una disciplina perteneciente a las ciencias sociales, que comparte con otras disciplinas el estudio del comportamiento humano y su finalidad es procurar "el bienestar de las personas, de grupos, de organizaciones, de instituciones y de comunidades." (Amalio Blanco, 2007).

La pertenencia de la Psicología a un conjunto de ciencias sociales nos lleva a reconocer que el estudio de la conducta humana no es una propiedad exclusiva de la Psicología, que el comportamiento humano es social, que no responde solamente a las variables psicológicas, motivo por el cual debemos retomar las aportaciones de otras disciplinas en el estudio del comportamiento humano.

Si bien es necesario reconocer que la Psicología es la disciplina social que reúne la mayor cantidad de teorías, métodos y técnicas que nos ayudan a entender el comportamiento social en sus diferentes expresiones: individual, grupal, organizacional y comunitario.

Pero el desarrollo de las ciencias sociales nos ha aportado la teoría de sistemas que nos ayuda a comprender en forma integral al ser humano y permite reconocer que el comportamiento humano responde a un sinnúmero de variables y no sólo a fuerzas psicológicas.

Bajo estas consideraciones concibo a la Psicología como una profesión de ayuda, es decir, una disciplina que ayuda al desarrollo integral las personas, a los grupos, a las organizaciones y a las comunidades, a implementar cambios que les permitan mejorar su interacción e integración social, terminar con aquello que le provoca sufrimiento y a mejorar sus posibilidades de elevar su calidad de vida tomando el control de la misma.

Pero en nuestro intento de lograr estos objetivos enfrentamos un doble problema al interior de nuestra comunidad de Psicólogos, por un lado, se observa la tendencia a caer en el error del reduccionismo científico al concebir nuestra práctica profesional con la finalidad exclusiva de identificar sólo la "problemática psicológica" en nuestras intervenciones, es decir, es frecuente que sólo se atiendan los factores psicológicos del comportamiento humano y descuidemos que el ser humano es integral, dejamos de lado que el comportamiento humano responde a diversas variables sociales tales como los factores económicos, políticos, culturales, antropológicos, tecnológicos, etc.

En este tipo de error corremos el riesgo de utilizar a la Psicología como instrumento de adaptación social, ayudando al control social de la población al individualizar los problemas sociales, encubrir las verdaderas causas de los mismos, en lugar de usar la Psicología como instrumento de liberación individual y social.

Por otro lado nos encontramos con el corrientismo psicológico que consiste en el hecho de casarnos con una corriente de la Psicología y rechazar las aportaciones de otras corrientes a nombre de que "no son científicas", olvidando el hecho de que en la realidad, en nuestra práctica profesional enfrentamos problemas que nos obligan a utilizar diversas técnicas psicológicas sin importar de qué corriente provengan.

Debido a la presencia de estos reduccionismos científicos, la función de ayuda que tiene como misión la Psicología, se pone en riesgo de no lograrse o desaparecer al partir de una Psicología que se basa en una epistemología que se recrea a sí misma sin evolucionar de acuerdo a la dinámica social porque le tiene pánico a la complejidad teórica o ve en el eclecticismo un riesgo para la pureza de la Psicología.

Creo que estos problemas pueden ser superados en la medida de que mejoremos nuestra comunicación y pongamos por delante las necesidades sociales en lugar de nuestro prestigio e imagen como profesionales de la Psicología. Para ello debemos estar dispuestos a realizar un debate epistemológico sobre la función social de la Psicología y responder a la pregunta ¿Cuál es la función social de la Psicología?

¿Qué es la Psicología?

En la mayoría de los textos de Psicología, ésta no es definida o es definida ambiguamente, de forma breve, imprecisa partiendo de la premisa de que todo mundo sabe más o menos qué es la Psicología. Lo que sí se argumenta es que es una ciencia y se intenta justificar su existencia por sus logros técnicos.

Por esta razón debemos tomar en cuenta que para responder a esta pregunta debe tomarse en cuenta que no existe un consenso sobre su respuesta ya que la mayoría de los psicólogos no se ponen de acuerdo sobre que es realmente la Psicología y esto sucede por lo siguiente:

Creo importante retomar el planteamiento de Ian Parker cuando nos habla de que la Psicología como disciplina científica es algo similar a una gran familia, donde coexisten diferentes concepciones de la misma, que utilizan diferentes modelos de análisis y diferentes métodos y técnicas. Utilizan paradigmas particulares con marcos teóricos y conceptos diferentes así como técnicas distintas. Pero todas en general existen y practican sus métodos y técnicas. (Ian Parker, 2,010)

Tenemos por un lado a los psicólogos cognoscitivistas (especializados en el procesamiento mental de la información y de la memoria) que pretenden conocer la conducta social, ubicando ésta en el interior de las mentes individuales.

Tenemos por otro lado a los psicólogos del desarrollo (centrados en cómo y cuándo los menores aprenden a pensar como adultos) que intentan explicar la relación que existe entre la cognición y la acción social, otorgando una gran importancia a las experiencias infantiles.

Tenemos también a los psicólogos conductistas que intentan explicar el comportamiento humano desde una perspectiva que solo toma en cuenta la "conducta medible observable y verificable, porque en eso consiste el conocimiento científico". Aun cuando este implique reducir el estudio del ser humano al análisis de las variables psicológicas, descuidando otras variables que determinan e influyen en el comportamiento humano como las económicas, políticas, sociológicas, tecnológicas, etc.

Podemos mencionar a aquellos psicólogos sociales quienes intentan explicar las diferencias en el desarrollo individual tomando en cuenta patrones de la conducta colectiva, aun cuando muchos de ellos solo contemplan factores sociales en pequeña escala, al considerar solo la influencia de los grupos sociales sobre el comportamiento individual.

Pero tenemos también a la Psicología comunitaria latinoamericana que ubica el comportamiento individual dentro de un contexto social y un momento histórico determinado.

Esta heterogeneidad de posturas al interior de nuestra disciplina es parte del problema que nos dificulta dar una definición de lo que es la Psicología porque veremos que los psicólogos se definieron defendiéndose en contra de otros y forjaron una percepción de su disciplina asignándole funciones a partir de su concepción particular de la misma.

En ese sentido enfrentamos el hecho irrefutable de que toda explicación de la Psicología es parcial, por lo que de acuerdo a Ian Parker: "no resulta recomendable creer a ningún psicólogo que afirme con certeza que hay algo en lo que todos estén de acuerdo".

https://mega.co.nz/#!oVRXxCJI!BINC0Vsb1_Z_mr5EabWb4-ZuvZCUNVwotUqLALpCW2c

Pero creo que todas estas expresiones de la Psicología deben partir sin excepción de una premisa fundamental: la Psicología es una ciencia al servicio del bienestar de las personas, de grupos, de organizaciones y de comunidades. En ese sentido, los psicólogos debemos enfocar nuestros esfuerzos de intervención en proporcionar a las personas herramientas que les permitan confrontar sus problemas, en ayudarles a desarrollar competencias y habilidades para que puedan retomar el control de sus vidas, en convencerles de que pueden llegar a ser protagonistas de su propio proceso de cambio."

(Amalio Blanco, 2,007).

Partimos de la premisa de que hoy en día la característica principal de nuestra sociedad contemporánea es la presencia de una gran desigualdad social que provoca que millones de personas vivan en condiciones de pobreza, miseria y experimentan un gran sufrimiento. Estas condiciones de exclusión, marginación de millones de personas nos obligan a replantear la función social de la Psicología para contemplar la necesidad de transformar la realidad social en favor de la mayoría en la búsqueda del bienestar social.

Esta toma de consciencia social debe formar parte de los contenidos y objetivos pedagógicos utilizados en la educación universitaria. En ese sentido acostumbro iniciar mis seminarios llamándoles la atención acerca de la necesidad de tomar consciencia de que estamos viviendo un momento histórico caracterizado por la existencia de una dinámica social cambiante, que vivimos tiempos de cambios impredecibles que se presentan en forma discontinua e intermitente, de tal forma que nos generan un ambiente social de incertidumbre en el cual todo está cambiando, lo único que no cambia es la premisa de que todo está cambiando y que esta dinámica de cambios sociales nos obliga a desarrollar nuevos comportamientos para enfrentar los nuevos retos que estamos presenciando.

Pero al mismo tiempo intento enseñarles que no basta con tomar consciencia de la existencia de esta vorágine de cambios sociales, que debemos actuar de tal forma que en nuestra práctica profesional logremos una transformación de nuestra realidad social. Que debemos asumir un rol de agentes de cambio social para lograr la implementación de cambios planeados en el comportamiento individual, grupal y organizacional.

Pero también debemos tener presente que esta dinámica de cambios sociales afecta también a nuestra disciplina psicológica, de tal forma que debemos tomar en cuenta que si la realidad ha cambiado, los paradigmas teóricos que hemos utilizado durante años ya no funcionan ni son efectivos en nuestra práctica profesional.

Debemos partir de la consideración de que los paradigmas teóricos deben ajustarse a la realidad cambiante y no seguir intentando ajustar la realidad cambiante a paradigmas estáticos. Recordemos que un paradigma es una interpretación de la realidad, una forma sistematizada de percibir una realidad.

Nuestra realidad ha cambiado radicalmente en los últimos años pero nuestra práctica académica profesional sigue siendo la misma, se sigue enseñando la intervención individual como método principal para la implementación de cambios, en nuestra forma de enseñanza sigue predominando la técnica expositiva como herramienta principal de aprendizaje y en nuestra práctica profesional está ausente la enseñanza de una descripción crítica de la realidad en que nos encontramos en este momento histórico. La realidad nos obliga a cambiar y uno de los cambios que tenemos que desarrollar es cambiar nuestros paradigmas.

Considero que en este momento histórico que nos tocó vivir, estamos en condiciones similares a las que existían en la década de los setentas cuando surgió la Psicología comunitaria latinoamericana por los siguientes motivos: (Yescas, Oscar, 2,016)

http://www.monografias.com/docs110/introduccion-psicologia-comunitaria-latinoamericana/introduccion-psicologia-comunitaria-latinoamericana

a) La Psicología Social no estaba produciendo un conocimiento que pudiera ser aplicado para resolver los graves problemas sociales que padecía la población en esa época. A esto se le llamó falta de relevancia social (MartinBaro, Ignacio, 1980).

b) Los estudios que se realizaban en psicología social, estaban basados en poblaciones pequeñas, con escenarios artificiales, utilizando estudiantes de licenciatura principalmente en experimentos formales. Sin embargo, a los descubrimientos localistas obtenidos se les pretendía dar validez universal, afirmando que eran aplicables a cualquier ser humano en cualquier contexto, sin importar las condiciones económicas, políticas o culturales prevalecientes.

c) Se presentó e incrementó un sentimiento de insatisfacción entre los psicólogos sociales de esa época, principalmente por la falta de utilidad y función social de su quehacer profesional en un contexto social convulsionado. Los psicólogos sociales de aquella época empezaron a experimentar malestar e insatisfacción porque el bagaje teórico práctico disponible les era insuficiente para enfrentar la problemática social imperante en diversos países latinoamericanos.

La pregunta de la cual partieron los psicólogos sociales de los setentas para cuestionar su propia existencia fue la siguiente: ¿Qué tipo de psicología social es incapaz de ocuparse de los problemas psicosociales existentes que afectan a los individuos y a la sociedad?

Algo parecido es lo que estamos sintiendo los psicólogos en este siglo XXI en el sentido de que estamos padeciendo problemas sociales a los cuales nuestra disciplina no está dando una respuesta concreta.

Dentro de los grandes problemas sociales de nuestra época pueden mencionarse la enorme corrupción de nuestros gobernantes, la desigualdad social que crece cada día, el crecimiento de la pobreza en grandes capas de la población, el incremento de la delincuencia común, inseguridad social, narcotráfico, violencia intrafamiliar, intolerancia a la diversidad sexual, predominio de estilos de vida individualistas, un exacerbado consumo, un incremento en las adicciones de todo tipo (drogas, sexo, ludopatía, inadaptación social, tabaquismo, alcohol, etc.), fracasos escolares, aumento de la marginación social, desempleo, subempleo, salarios precarios, autoritarismo, impunidad, predominio de los intereses del mercado, eliminación de prestaciones sociales, crisis de las instituciones sociales, etc.

Todos estos problemas son hechos concretos de nuestra vida cotidiana que generan un sufrimiento colectivo y representan verdaderas demandas de ayuda que presentan nuestras comunidades y que requieren con carácter de urgencia respuestas concretas que contribuyan a clarificar las formas en cómo se puede detener el sufrimiento colectivo e incrementar el bienestar social.

Los problemas sociales que hoy padecemos son parte de nuestra realidad histórica y por lo mismo representan un reto imposible de ignorar para los académicos, científicos sociales y trabajadores de la educación, ya que nuestra vida cotidiana está inmersa en el conflicto entre los problemas que padecemos y la búsqueda de soluciones a los mismos.

Ante esta problemática social me atrevo a preguntar: ¿Cuáles son los conocimientos científicos que produce la Psicología académica contemporánea que contribuyen a resolver los actuales problemas sociales y generar un bienestar social?

En otras palabras ¿cuál es la función social de una Psicología en el contexto de una sociedad en crisis?

Creo que estas preguntas debemos responderla en forma colectiva no solamente con nuestros escritos y participación verbal, sino con la implementación de cambios en nuestra práctica profesional que surjan de eventos de este tipo y que realmente nos permitan articular la teoría con la práctica

La toma de consciencia de la existencia de una enorme desigualdad social y sus efectos sociales, debe normar las nuevas concepciones sobre el quehacer psicológico de tal forma que retomemos el ejemplo y las aportaciones de la Psicología comunitaria latinoamericana que creó una ola neoparadigmática que arrasó con los paradigmas vigentes en los cuales se fundamentaba la Psicología con enfoque en el individuo y que todavía persisten. Esta revolución paradigmática efectuada a fines del siglo pasado consistió en los siguientes cambios:

Se observó que el énfasis que tenía la Psicología de aquel entonces en el individuo como objeto de estudio e intervención psicológica, con una visión de un sujeto pasivo, que se limitaba a ser receptor de las acciones del investigador para dar respuestas dirigidas, predeterminadas, impedía que desde esta Psicología se diera un aporte efectivo a la solución de los problemas sociales que reclamaban de manera urgente una respuesta.

Esos movimientos afectaron al conjunto de las ciencias sociales, pero en el caso particular de la Psicología estas ideas provocaron una ruptura epistemológica que llevó a la construcción de una nueva concepción de la Psicología que rebasó la intervención individual como método central y único del quehacer psicológico, para centrar su atención en los grupos sociales y en la dinámica interna de los individuos que los conformaban.

Se empezó a construir una nueva visión del ser humano, se le percibió como un individuo miembro de varios grupos en forma simultánea y parte integrante y activa de la comunidad a la que pertenecía, lo que le daba un carácter eminentemente social, se le vio como un ser activo, constructor de la realidad y por ello, capaz de transformar su propia realidad, una realidad que se presentaba excluyente, en la cual prevalecía la injusticia y la antidemocracia, afectando a grandes capas de la población.

En consecuencia, la Psicología comunitaria surgió como un movimiento de las ciencias sociales en América latina que se dirigía fundamentalmente a los sectores sociales excluidos, a los oprimidos, a aquellos marginados dentro de una sociedad cada vez más excluyente.

La nueva Psicología comunitaria percibe al sujeto humano como un ser activo, dinámico, constructor de su propia realidad con necesidades y expectativas propias, pero en estrecha interrelación y con gran interinfluencia con los miembros de su comunidad. Una nueva concepción psicológica del ser humano que necesariamente presentaba la necesidad de crear nuevas formas de aproximación diferentes a las del pasado que lo veían solo como sujeto de intervención de parte de un experto en Psicología.

De esta forma, de una manera progresiva, la Psicología social fue perdiendo cada vez más su sesgo individualista y al acercarse a las ciencias sociales encontró nuevos enfoques teóricos y metodológicos, cuya aplicación le daban la relevancia social de la cual carecía. El desarrollo de la Psicología Social en Latinoamérica fue dándose en la medida de que buscaba un nuevo paradigma apoyándose en las premisas siguientes:

a) Una apertura metodológica

b) Reconocer el carácter histórico de los fenómenos a estudiar

c) Prioridad por estudiar contextos naturales y no de laboratorio

d) Rechazo a la hegemonía del modelo que se quería imponer desde las ciencias naturales

e) Reconociendo un carácter activo a los sujetos de investigación como productores del conocimiento que asumen un papel político y social

f) Reconocer el carácter dinámico, dialéctico y simbólico de la realidad social

De las grandes aportaciones de la Psicología comunitaria fue el interés en abordar el análisis del ámbito social desde la perspectiva de la Psicología, manteniendo una resistencia que rayaba en la oposición a los enfoques individualistas que prevalecían en el campo de la Psicología en ese entonces y que continúan observándose en pleno siglo XXI.

Otro elemento destacado en el inicio de la Psicología comunitaria era la promoción de la autogestión en las comunidades. La irrupción de la Psicología comunitaria en Latinoamérica consistió en una serie de cambios en las ciencias sociales, tanto en el ámbito teórico como práctico de la intervención social. Por eso mismo se considera que el surgimiento de la Psicología comunitaria constituyó por sí mismo, una revolución paradigmática, en la medida de que modificaba el paradigma vigente en la relación sujeto-objeto de investigación social.

Algo importante que debemos considerar es que los paradigmas se van construyendo colectivamente sin que los participantes lo perciban totalmente, no son creaciones individuales.

La revolución paradigmática en el caso de la Psicología comunitaria, consistió en que se presentó un cambio en la visión de nuestro objeto de estudio, de un sujeto pasivo en la relación sujeto-investigador que predominaba la investigación psicosocial en aquel entonces (todavía, si se me permite decirlo), a la construcción de un modelo de investigación en el cual el individuo estudiado es concebido como alguien participativo, con el cual el investigador puede y debe mantener una la relación de colaboración, que beneficiará a ambos al compartir el conocimiento teórico con el conocimiento práctico.

Este nuevo paradigma es el que debemos retomar en nuestra práctica profesional como psicólogos, dejar atrás la tendencia a centrarnos en el individuo, modificar su concepción de sujeto pasivo a un sujeto activo y sobre todo quitarnos el traje de especialistas, profesionales de una disciplina, es decir, dejar atrás el rol de "expertos".

Debemos actuar de tal forma que compartamos el conocimiento científico con las personas integrantes de los grupos, organizaciones y comunidades objetos de nuestra intervención, hacer accesible el conocimiento científico a través de la socialización del mismo utilizando un lenguaje accesible.

De igual forma debemos cambiar nuestra actitud de "enseñantes", desarrollar una actitud de aprendices en la que en nuestra intervención aprendamos de los integrantes de los grupos, organizaciones y comunidades parte del conocimiento popular, mezclemos este con el conocimiento científico y logremos en forma conjunta en el análisis y solución de los problemas que aquejan a los individuos que forman parte de nuestro objeto de intervención.

Al igual que la Psicología latinoamericana apostó por trabajar con las mayorías oprimidas, debemos considerar que la desigualdad social que hoy padece nuestra sociedad obliga a que nuestra práctica profesional se incline en favor de las masas de desposeídos, de los excluidos, de los marginados de este sistema social excluyente.

Debemos tener un mayor rigor al realizar nuestro trabajo cotidiano partiendo de un análisis científico de la realidad, un análisis en el cual utilicemos como herramienta principal la crítica social y la usemos como herramienta didáctica y de cambio social, de tal forma que no nos limitemos a la sola interpretación, sino más bien busquemos la transformación social, proponiendo soluciones a la problemática social que tiendan a disminuir el dolor social y se traduzcan en un verdadero beneficio social al reducir la desigualdad imperante.

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Les invito a que retomemos las aportaciones de diversos autores que nos hablan acerca de la importancia de que el acto educativo debe tomar como punto de partida la descripción de la sociedad en la cual tiene lugar. De la necesidad de considerar el momento histórico que nos tocó vivir para partir de un diagnóstico adecuado de la realidad social y ofrecer nuestros servicios como educadores en beneficio de nuestras comunidades.

¿Cuál es el contexto social que rodea nuestro trabajo como profesores de Psicología? No es otro más que el de una enorme y creciente desigualdad social, que ha producido que países como México de una población de 115 millones de mexicanos, más de 100 millones vivan en condiciones de pobreza.

Lo que nos lleva a preguntarnos: ¿Una nueva Psicología para qué? Parto de la premisa de que nuestro trabajo académico lo realizamos en instituciones de educación superior conocidas como universidades. Las universidades son por otro lado organizaciones formales, que están dentro del contexto de una sociedad organizacional, en la cual las organizaciones surgen para ofrecer un producto o un servicio a las comunidades.

Las universidades públicas enfrentan el impacto de la privatización que genera el neoliberalismo, al ser concebidas como universidades-empresas y al limitar los objetivos y su función social, al servicio de los intereses de las empresas, dejando de lado las necesidades y problemas sociales.

En ese sentido debemos construir una nueva Psicología que responda a los intereses colectivos, sobre todo a los intereses de una inmensa mayoría marginada, excluida y explotada que es la población que vive en condiciones de pobreza. En ese sentido, mi intervención en este evento es para invitarlos a construir en forma conjunta una Psicología socialmente sensible

Conclusiones

El momento histórico en el que nos tocó vivir presenta un cuadro de crisis en todos los niveles. Una crisis que genera un sufrimiento colectivo que afecta no solo a las personas que vemos en las calles mendigando, también un malestar social que tiene diversas fuentes en nuestra vida cotidiana.

La globalización contemporánea ha profundizado la fragmentación social y con ello el derrumbamiento de las categorías sociales de análisis y de acción de tal forma que puede afirmarse que los cambios sociales son tan profundos que están construyendo un nuevo paradigma.

Los paradigmas anteriores ya sea que se basaban en lo político o en lo social están perdiendo vigencia y se muestran inoperantes ante los cambios sociales que presentan una nueva realidad.

Los recientes acontecimientos en México han dado a pauta para lograr el cambio social. El incremento de la participación social que se observó días después de los sismos de septiembre de este año, representa el inicio de un cambio social en México, un cambio manifestado en el comportamiento de miles de mexicanos que dieron muestras admirables de compromiso social, de solidaridad, de organización, de resistencia, de rebeldía, de hartazgo de la corrupción, impunidad y negligencias de las autoridades y las instituciones gubernamentales.

Al mismo tiempo, se evidenció la enorme crisis en la que está sumida el Estado mexicano, una crisis que involucra a todas las instituciones y que repercute en la calidad de vida y bienestar social de la población.

Esta nueva realidad social es el fundamento que nos obliga a la construcción de una nueva Psicología ya que la psicología actual se muestra insuficiente para responder de manera efectiva al nuevo escenario social. Necesitamos construir una Psicología que responda a las necesidades sociales que se observan hoy en día, necesitamos construir una Psicología sin adjetivos, una Psicología socialmente sensible a las diversas problemáticas sociales.

Debemos tener presente que el fundamento de toda intervención psicológica es la premisa de que la Psicología es una ciencia al servicio del bienestar de las personas, de los grupos, de las organizaciones, de las instituciones, de las comunidades, de la sociedad en su conjunto.

Necesitamos construir una Psicología sin adjetivos, que supere el reduccionismo científico del psicologismo y el corrientismo psicológico, para enfocarnos en la meta de ayudar a que la gente se sienta bien consigo misma, con sus vidas y con su entorno social.

Nuestras intervenciones deben proporcionar herramientas para afrontar situaciones que parecen imposibles, debemos empoderar a las personas potenciando sus competencias y habilidades para que sean capaces de retomar el control de sus vidas.

Nuestras intervenciones deben tener el objetivo de convencer a las personas de que pueden llegar a ser protagonistas de su propio cambio, de que pueden cambiar algunos elementos de su entorno social para poner freno a sus desventuras y enseñarles que los problemas individuales tienen un origen social y en consecuencia la participación social en acciones colectivas pueden generar cambios sociales que permitan un mayor bienestar social y una mejor calidad de vida.

La Psicología es una disciplina social y las ciencias sociales han compartido como una idea capital es el logro del bienestar social de la población. La intervención psicosocial debe estar enfocada a la solución de problemas sociales, partiendo de la premisa de que no se debe limitar a un frío análisis de las cosas tal y como son, sin contemplar cómo deberían ser. El objetivo central de toda intervención psicosocial es lograr el bienestar de las personas, de los grupos, de las organizaciones, de las instituciones y de las comunidades.

El logro de este bienestar social inevitablemente tiene connotaciones políticas en la medida de que el objetivo final de la intervención es el cambio social, un cambio social dirigido a terminar con la desigualdad social.

Por lo tanto la primer tarea que tenemos enfrente es terminar con el reduccionismo científico que es el psicologismo y con el corrientismo psicológico para construir una Psicología sin adjetivos que busque el bienestar social, que permita dar voz y protagonismo a las personas principalmente a las mayorías marginadas y excluidas y que nos comprometa a señalar y denunciar aquellas condiciones que impiden que la gente se sienta bien consigo misma, con sus vidas y con su entorno social.

Debemos tener presente que las ciencias sociales comparten el objetivo de que la gente se sienta bien consigo misma, con la necesidad de mirar a su alrededor para intentar localizar las causas de los problemas sociales.

La Psicología tiene como compromiso social el crear las condiciones para que las personas, grupos, organizaciones y comunidades se abran camino en la búsqueda del bienestar social.

Esto nos plantea que en el análisis científico de los problemas sociales no puede existir la neutralidad, la imparcialidad o la indiferencia. Por ello mismo en nuestras intervenciones psicológicas debemos replantear objetivos concretos y el objetivo general debe ser el cambio social.

Para lograrlo debemos construir una Psicología socialmente sensible a la problemática social, una Psicología con compromiso social con la amplia capa de marginados y excluidos en nuestra sociedad contemporánea.

Referencias bibliográficas

1.- Althousser, Louis Ideología y aparatos ideológicos de Estado

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Autor:

Óscar Yescas Domínguez

Partes: 1, 2
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