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Los delitos sexuales en adultos y en menores (página 2)



Partes: 1, 2

B) La fase represiva. Se ha logrado
constatar en muchos casos de abuso sexual intrafamiliar, en
algunos miembros de la familia, así como en miembros del
entorno incluyendo a los profesionales, el desencadenamiento de
un conjunto de comportamientos y discursos que tienden a
neutralizar los efectos de la divulgación, que expresan un
esfuerzo desesperado de la familia para recuperar su
equilibrio, tratando de eliminar a través de
todos los medios a su alcance los efectos provocados por la
denuncia de los hechos incestuosos. La descalificación del
discurso y de la persona de la víctima, las acusaciones
que tienden a señalar a la víctima como culpable
9º la negación de la evidencia de los hechos, son
sólo algunos de los medios empleados. En esta estrategia
se implican activamente no sólo el abusador, sino
también la esposa, los hermanos y hermanas y,
desgraciadamente, policías, jueces, médicos, etc.,
demasiado comprometidos e identificados con los adultos de la
familia y/o sin la formación necesaria para manejar la
situación. Estas presiones y amenazas explican el hecho de
que muchas víctimas de incesto se retracten posteriormente
de lo divulgado.

2.2.3.-El papel de la madre: cómplice o
inocente de incesto.
Muchas veces cuando se conoce de un
caso de incesto se culpa a la madre por lo ocurrido, sin embargo,
la experiencia clínica muestra que si bien muchas madres
subordinan sus necesidades a las de su marido, muchas
también actúan correctamente una vez que se enteran
de los abusos, haciendo todo lo posible por ayudar a la
víctima. La dinámica de la madre en las familias
incestuosas se caracteriza por la elección prioritaria, y
a veces rígida, que hacen de su pertenencia al subsistema
conyugal. Son principal y prioritariamente, la mujer de sus
maridos
y a veces también, su madre. El papel de
madre de sus hijos es secundario y dependiente de este. Varias de
estas mujeres son además víctimas de violencia de
su cónyuge. Esta posición de víctimas es la
continuación del proceso de victimización infantil
que se denomina como la "carrera moral del niño
maltratado". Habiendo ya vivido experiencias de abuso sexual,
maltrato físico y abuso psicológico, estas mujeres
confirman, en su relación con su cónyuge
maltratador, sus sentimientos de impotencia, sumisión, e
incompetencia. Paradójicamente, estas mujeres se sienten
culpables por no dar a su cónyuge lo que necesita; por
este motivo soportan y justifican también sus agresiones,
disculpando a su hombre. Muchas de estas mujeres además
fueron víctimas de abuso durante su infancia. Generalmente
se califica a estas mujeres de irresponsables, frágiles y
pasivas, sin embargo esto sólo corresponde a prejuicios y
mitos que conducen a los profesionales a una desconfianza extrema
hacia ellas, reforzando el proceso de cosificación que
siempre han conocido. Un porcentaje considerable de estas madres
se presentan como dominantes, fuertes y controladoras, pero su
historia infantil nos revela antecedentes de abandono y
negligencia.

Según la reacción de las madres al momento
de la denuncia por abusos hacia sus hijos se puede
distinguir:

2.2.3.1.-La madre de tipo A: Qué
corresponde a una esposa que se encontraba en el momento de la
denuncia en el mundo de la violencia impensable. Esta madre no
puede ni siquiera imaginar la posibilidad, de que su
cónyuge pudiera hacer algo parecido con sus hijos.
Además estos abusadores se presentan como hombres normales
y respetables, buenos esposos y padres, y a menudo son
manipuladores y borran todas las pistas que pudieran delatarle.
Los niños tratan muchas veces de decirle a la madre lo que
está pasando, pero a las madres les resulta extremadamente
difícil decodificar las señales, y junto a esto se
suma el hecho de que para ellas el tema es inconcebible. Cuando
este tipo de madres obtiene la prueba irrefutable del incesto,
para ella es un verdadero cataclismo. La mujer se siente culpable
y al dolor se suma el apoyo a la víctima aún cuando
esta puede ser ambigua por algunos momentos.

2.2.3.2.-Las madres tipo B:
Corresponde a madres que son cómplices indirectas del
abuso, aquí las madres saben lo que pasa, pero prefiere
callarse. Se trata de mujeres dependientes del abusador y/o
comparten el mismo sistema de creencias respecto a que los
adultos tienen todos los derechos sobre los niños. Por
esto son incapaces de brindarle protección.

2.2.3.3.-Las madres tipo C: Son
cómplices directas. Conforman un grupo minoritario y
participan activamente del abuso junto a su cónyuge y en
casos extremos pueden ser las verdaderas instigadoras.

2.3.-La triangulación de las
víctimas en las dinámicas
conyugales.

Se pueden observar tres dinámicas que permiten la
triangulación de la víctima y su abuso
sexual:

1) Padre abusador dominante, esposa sumisa
dominada, hija adultificada y protectora.
Estas mujeres
aparentemente sumisas le proporcionan al abusador la
ilusión de poder esto refuerza en el hombre la
sensación de abandono y los padres se vuelcan a sus hijas
en busca de protección y amor incondicional.

2) Padre abusador sumiso, esposa dominante, hija
dominada.
Estas mujeres aparentemente dominantes
proporcionan al varón abusador la ilusión de estar
protegido, pero al mismo tiempo un sentimiento de impotencia y de
insatisfacción en lo que se refiere al ejercicio del poder
y del control de la relación conyugal. En estas
condiciones el abusador seducirá a una o varias de sus
hijas. Al abusar sexualmente de ellas se le ofrecerá la
ilusión de poder y de control que existe en una
relación.

3) Padre abusador dominante, esposa dominante,
hija abusada y utilizada como reguladora de la
relación.
Ambos esposos pelean por el poder en la
relación. En esta dinámica simétrica, la
hija, víctima potencial de una relación incestuosa,
se implica o es arrastrada a jugar el papel de enlace entre sus
padres. De esta forma se ve obligada a aliarse una vez con el
padre otra vez con la madre.

2.4.-CONSECUENCIAS DE LOS ABUSOS SEXUALES PARA
LOS NIÑOS.

Para hablar de ello parece pertinente abordar la familia
incestuosamente abusiva como un sistema o una institución
totalitaria, controlando y vigilando la totalidad de las
actividades de sus miembros. El grado de totalitarismo familiar
es diferente en cada situación, pero es pertinente para
describir la relación que el abusador impone a su
víctima. El agresor ejerce un control sobre su
víctima,
a través de la sugestión, de
mentiras, chantaje afectivo, intimidación y/o utilizando
la violencia. En el abuso intrafamiliar, la víctima
depende de manera vital de su abusador, está en
situación de dependencia extrema, y si es muy joven, sin
distancia afectiva y social que le permita defenderse de su
abusador. En el abuso sexual, las experiencias extremas son el
goce sexual, la manipulación de los lazos afectivos, un
discurso culpabilizante, la obligación del silencio y del
secreto. Las consecuencias de ello son la aparición de
efectos traumáticos (angustia, miedo) y también el
proceso llamado "alienación sacrificial", que es
la adaptación de la niña y niño a la
situación, teniendo en cuenta su dependencia del abusador
y el proceso de sumisión y manipulación que
éste le impone. Se ha llamado "proceso de
vampirización
" a este caso, y se compara con el
proceso de "lavado de cerebro", para lograr la sumisión
incondicional de sujetos rebeldes, sin utilizar violencia
física. Los efectos de la traumatización se
manifiestan rápidamente una vez comenzado el abuso, pero
la víctima, a pesar del sufrimiento, mantiene una
distancia con respecto a su abusador. Tiene aún el
sentimiento de su víctima, aún cuando no le permita
hablar de lo que le sucede. Las manifestaciones que genera la
alienación sacrificial son efectos a largo plazo.
Aquí el grado de manipulación afectiva y las
prescripciones del abusador hacen desaparecer la distancia con su
víctima, que ya no tiene posibilidad de reconocerse como
tal y cambia la imagen de sí misma, considerándose
la "sinvergüenza" o "mala" que ha inducido la
situación. Se instala así el proceso de
vampirización. El carácter traumático del
abuso sexual es porque el actuar del adulto se sitúa fuera
del cuadro habitual del niño. Ello altera la
percepción y emociones respecto a su entorno, crea una
distorsión de la imagen que tiene de sí mismo, de
su visión de mundo y de sus capacidades afectivas. Las
agresiones se dan en el tiempo, por ello hay que distinguir los
signos de la fase inicial de la interacción abusiva, de
aquellos que corresponden a la fase intermedia o de equilibrio,
donde la víctima acepta bajo presión la
situación como única posible; y los signos de una
tercera fase, la desestabilización, provocada por
fluctuaciones introducidas por la víctima, o cambios en el
cuadro familiar, o rebelión activa contra el abusador, lo
que suele conducir a una revelación de los
hechos.

Conclusión

Después de un examen exhaustivo sobre Los delitos
sexual. Estos delitos de violación sexual por la
ampliación en forma y contenido deben denominarse a
nuestro entender como delitos de acceso carnal. En esta parte,
algunos autores solo consideran como tal a la violación
sexual vaginal y anal, más no al bucal, porque consideran
que son actos libidinosos y no corresponde al acceso carnal.
Cambiar la terminología que emplea actualmente nuestro
Código Penal referida a las conductas sexuales, por no
estar enfocadas teleológicamente y no considerar en su
verdadero sentido la motivación que determina su
realización.

Por ello deben ser suprimidas las locuciones "acto
sexual" y "acto sexual análogo", por el concepto amplio de
acciones sexuales. Generalmente las personas creen que el abuso
sexual es cometido por adultos desconocidos por el menor, sin
embargo, en la realidad podemos observar que la mayoría de
los abusos son realizados por personas conocidas por la
víctima e incluso pueden ser los propios padres del
niño quienes sean los abusadores, esto se daría
porque en ciertas condiciones el sistema familiar, cuya finalidad
consiste en asegurar la vida y la socialización de todos
sus miembros, funciona de tal modo que los intereses de los
adultos se dan como prioritarios y urgentes en desmedro de los
intereses de los menores.

El abuso sexual recién sale a luz pública,
aunque haya estado siempre presente. Y eso tiene que ver con la
falta de huellas que posee. Además, es una de las formas
de violencia que más nos cuesta incorporar. El hecho de
que un padre tenga relaciones sexuales con su hijo o hija es algo
que nos cuesta comprender. Nos rompe todo el modelo de familia,
destruye todo lo que pensamos del padre o de la madre, a nivel
social. Afortunadamente, los psicólogos, en la manera en
que nos vamos sensibilizando con el tema, nos preparamos para
escucharlo.

El abuso sexual puede distorsionar las futuras
relaciones con el niño, con adultos o pares,
llevándolos a representar factores anormales de
interacción social.

A la vista queda entonces, el fundamental papel que,
como profesionales, jugamos en este fenómeno, y la
responsabilidad de toda la sociedad en reconocer tal
flagelo.

Finalmente, queda la satisfacción de haber
realizado un trabajo conciso que nos arrojó luz sobre la
base teórica y la aclaración de varios aspectos
prácticos relacionado con dicho tema.

Recomendaciones

Al final de la investigación, después de
tratar los diferentes tópicos concernientes a los delitos
sexual. Estos están tipificados en nuestros Código
Penal y el Código del Menor, lo cual ha sido reformado
ahora último incrementado las penas a quienes infrinjan
con éste bien jurídico, castigando aquellas
conductas que tienen por finalidad lograr el acceso o trato
carnal con otra persona sin su consentimiento o viciando
éste. A nuestro criterio se debe tomar en cuenta que no
solo Estado sino la colectividad, debe intervenir en la
formación de las personas, brindándoles valores
éticos y morales, y una buena educación. Elevar la
pena o aplicar la pena de muerte, no soluciona el problema de la
violencia sexual que día a día va en aumento.
Debería estudiarse a fondo el por qué de los hechos
u actos delictivos, y una vez identificados, encontrar las
alternativas de solución, aplicar con reformas, y de esta
manera poder informar y explicar, a fin de llegar a una
solución integral del problema y para ello requiere de que
las políticas públicas claras con apoyo de las
organizaciones de civiles, iglesia, municipalidades y comunidad
en su conjunto.

La causa de los niños nunca ocupó el
primer lugar en la agenda de los gobiernos y políticos
Dominicanos. Es por tanto que:

  • En lo económico, lo político, lo
    social, tenemos que existe hoy en dia:

  • Pobreza e incremento de la desigualdad
    social.

  • Caída de la inversión social en
    aspectos que tienen que ver con la niñez (se expresa
    en la todavía alta tasa de mortalidad
    infantil).

  • Deterioro de políticas sociales
    básicas, que incide en el menosprecio de lo social y
    la eliminación de instituciones en ese
    ámbito.

  • Falta de rendición de cuentas desde el Estado
    hacia la sociedad civil, en lo que se relaciona con la
    inversión social: entrega tardía de fondos,
    incumplimiento del presupuesto asignado para los
    niños, utilización de recursos sociales para
    "proselitismo político".

  • Desprotección por parte del Estado de su
    población más joven, lo cual se expresa en la
    falta de continuidad de programas sociales.

  • El Estado no define políticas sociales a
    mediano y largo plazo. Las políticas dictadas son de
    carácter emergente, con sentido de inmediatez y
    pésima calidad. O bien, son aisladas, fragmentadas,
    segmentadas. Son programas "parches" que no son pensados para
    el mediano ni el largo plazo ni de manera estructural. Prima
    el sentido del "asistencialismo" y como un botín
    político del gobierno de turno.

  • No hay políticas de protección
    especial (maltrato, explotación sexual y laboral,
    tráfico, abandono, refugiados, etc.))y la
    inversión social en esta área es ínfima:
    no hay redes de protección de derechos.

  • Deterioro paulatino de la democracia en lo que se
    refiere al respeto a los derechos humanos, los de la
    niñez y adolescencia en particular, y en el ejercicio
    de los derechos.

  • Resistencias de la cultura ecuatoriana a introducir
    el concepto de derechos en la vida cotidiana y eliminar
    prácticas autoritarias desde el hogar.

  • Despreocupación del Estado por implementar
    mecanismos o formas que contribuyan a introducir el concepto
    de derechos en la ciudadanía.

  • Negligencia en cuanto a la difusión de los
    derechos de la niñez y adolescencia. No se han
    implementado mecanismos masivos para capacitar al respecto
    tanto a niños y niñas como a personas adultas.

  • Ausencia del tema de la niñez y adolescencia
    en la agenda política del Estado: gobierno nacional y
    gobiernos locales.

  • El hecho de no haber mejorado sustancialmente la
    situación de la niñez y adolescencia se
    manifiesta en la baja de la calidad de los servicios y en la
    escasa cobertura que existe en algunas áreas
    (protección especial, por ejemplo).

  • La institucionalidad, los programas y la
    inversión son fragmentados, segmentados con enfoque
    asistencial y clientelar.

  • Deterioro paulatino de la democracia en lo que se
    refiere al respeto y ejercicio a los derechos humanos, los de
    la infancia en particular.

  • Educación: Estancamiento y retroceso
    de indicadores básicos de educación,
    reducción de la matrícula, incremento de la
    deserción, bajas calificaciones de los estudiantes en
    logros académicos.

  • En lo institucional y
    jurídico:

  • No se implementa con energía el Código
    del menor ó Ley 136-03, ni el Sistema Nacional
    Descentralizado de Protección Integral.

  • Debilidad y colapso de la institucionalidad
    orientada a la niñez y adolescencia. Los Ministerios
    del área social viven una profunda crisis
    institucional.

  • Incapacidad tanto de las ONG como del Estado para
    enfrentar temas sensibles como el tráfico de
    niños/as, la prostitución infantil, trabajo
    infantil, la lucha contra la impunidad. De esta manera faltan
    a su obligación de preservar los derechos.
    Persistencia de la impunidad en caso de violación de
    derechos relacionados con los abusos sexuales que cometen
    maestros en escuelas y colegios y familiares

  • Incapacidad del Estado para enfrentar las adopciones
    ilegales y el trabajo infantil. Falta de voluntad
    política al respecto y corrupción en el manejo
    de las adopciones.

  • Incapacidad y resistencia de las instituciones para
    adecuarse a los cambios normativos. Hace falta modificar la
    institucionalidad en función de esos
    cambios.

  • Hay graves deficiencias en el funcionamiento de la
    Justicia especializada. El Consejo Nacional de la Judicatura
    no ha sido capaz de implementar una justicia seria,
    ágil y justa para los niños. La impunidad sigue
    en los casos de violencia en contra de la niñez y
    adolescencia. Si bien se dio el paso de la justicia para los
    niños de la Función Ejecutiva a la
    Función Judicial, ésta no ha mejorado como el
    país lo desea.

  • En el aspecto salud:

  • El incremento del embarazo en adolescentes en los
    últimos 10 años. En 2001, se detectó que
    18 de cada 100 partos eran en madres adolescentes que
    tenían entre 12 y 18 años. En el 2011, 27 de
    cada 100 madres son adolescentes y a edades más
    tempranas de 11 a 18 años.

  • El incremento de las muertes de adolescentes por
    causas violentas tales como accidentes de tránsito,
    homicidios y suicidios. Estas tres causas provocan el 45% de
    todas las causas por las que mueren los y las adolescentes en
    el país.

  • La falta de visibilidad de la magnitud del maltrato
    infantil fue superada en el año 2010 cuando se
    impulsó y ejecutó la primera encuesta de la
    situación de la niñez y allí se
    preguntó a los propios niños y niñas de
    5 a 17 años sobre el maltrato. En marzo del 2012 se
    efectuó una nueva encuesta para dimensionar el tema
    ((Datos obtenidos de CONANI, marzo 2012).

  • El maltrato por parte de los padres. Entre
    los niños y niñas de 6 a 11 años, el 52%
    afirma que sufre malos tratos por parte de sus padres. El 4%
    afirma tener padres indiferentes cuando ellos cometen un
    error o se meten en problemas, y un 44% señala que
    reciben buen trato de parte de sus padres. El maltrato
    disminuye a medida que los niños y niñas
    crecen. Entre los que tienen 12 a 17 años el maltrato
    es 32%, la indiferencia es el 7% y el buen trato asciende al
    60%.

  • El maltrato por parte de los profesores.
    Cuando un niño o una niña en edad escolar, es
    decir entre 6 a 11 años, tiene dificultades en el
    colegio, saca malas notas o se porta indisciplinado, estos
    problemas son resueltos por el 36% de los profesores con
    malos tratos que incluye castigo físico, dejarlos sin
    salir al recreo. El 16% de los profesores reacciona con
    indiferencia y para el 48% de los niños y
    niñas, sus maestros les tratan bien. El 16% de los y
    las adolescentes en edades comprendidas entre los 12 y 17,
    son maltratados. Una cifra similar los trata con
    indiferencia, el 16%, y el 70% reciben –en su propio
    criterio- buen trato.

  • La discriminación y la exclusión
    contra los niños negros e indígenas es muy
    fuerte. Es en las provincias con mayor población
    indígena en donde los índices sobre mortalidad,
    desnutrición y educación son los más
    graves.

Bibliografía

  • Acosta, Juan Pablo. "Código Penal
    de la República Dominicana
    ", Decima quinta
    Edición, Editora DALIS, Moca, República
    Dominicana. 2011.

  • Potentini, Trajano Vidal. "Código
    Penal de la República Dominicana
    ", 3ra.
    Edición, Editora Dalis, Moca, República
    Dominicana. 2010.

  • Ley 136-03 "Código del Menor de
    la República Dominicana
    ", Editora DALIS, Moca,
    República Dominicana. 2012.

  • Capitant, Henri. "Vocabulario
    Jurídico",
    Ediciones Depalma, Buenos Aires,
    Argentina. 1977.

  • Espasa-Calpe. "Vocabulario
    Jurídico".
    8ta. Edición, Editorial Depalma,
    Buenos Aires, Argentina, 2005.

  • Guillermo Cabanellas, "Diccionario
    Jurídico Elemental
    ". 3ra. Edición,
    Editorial Depalma, Buenos Aires, Argentina, 2005.

 

 

Autor:

Ing.+Lic. Yunior Andrés Castillo
S.

Santiago de los Caballeros,

República Dominicana

2014.

Monografias.com

Primera edición

2014

Título:

"Los Delitos Sexuales: En Adultos y En
Menores"

Partes: 1, 2
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