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Mi hipótesis sobre el tiempo




Enviado por alejandro_alv



Partes: 1, 2

  1. A modo
    de Introducción
  2. El
    tiempo desde la filosofía
  3. El
    tiempo en la Ciencia Física
  4. Breve
    reseña desde la Psicología y la
    Neurociencia
  5. Una
    revisión del tiempo

En este artículo se realiza una amplia
exposición de mi obra "El tiempo (una revisión)",
haciendo hincapié explícitamente en los apartados
que están más íntimamente relacionados con
la elaboración de mi hipótesis sobre el
tiempo.

A modo de
Introducción

La obra se refiere, en consonancia con su nombre, al
tiempo. Ese tiempo en su amplio concepto que incluye
connotaciones tanto filosóficas, como psicológicas
y el aspecto básico de medida física
fundamental.

En el desarrollo del ensayo se parte de la
evolución que ha tenido el concepto de tiempo desde sus
orígenes míticos y filosóficos, expuesta en
el primer capítulo, se sigue con el significado o el papel
que ha tenido tal concepto en la Ciencia, en particular la
Física y que ocupa el capítulo dos y se termina, en
el capítulo tercero con lo que ha representado tal
concepto en Psicología y en Neurociencia.

Se ha reservado todo un capítulo, el cuarto y
último, al objeto principal de todo el trabajo que es la
emisión de una hipótesis que supone una verdadera
revisión del concepto de tiempo, apuntando hacia un tiempo
"creativo" al que se califica de "sustancial", al estar adornado
de la característica base de su inseparabilidad del propio
fenómeno vital, y en particular de la criatura humana,
dotada ya de una conciencia de ese tiempo, y con ello de la
finitud de su propia vida, ergo de su propia muerte.

No es una obra extensa, más bien breve, pero esta
brevedad no trasluce o refleja, en modo alguno, la
hipotética poca importancia o escaso significado que diese
este autor a la misma, todo lo contrario, la considero una de mis
obras más logradas en cuanto a la importancia de las ideas
aportadas en la misma, sobre todo en relación a la
trastocación de algo tan trascendental en nuestras vidas
como es el tiempo, y también el espacio, igualmente
objeto, en su día, de la revolución copernicana que
supuso la emisión de la teoría de la relatividad
restringida por el genio Albert Einstein. Ésta es una
vuelta de tuerca más que, en cierto modo en la
línea aportada por Peter Lynds, promete una nueva
revolución de ambos conceptos. ¿Quién sabe
si la seguirán otras?

Cap. I.

El tiempo desde
la filosofía

  • 1. En la antigüedad

  • 2. En la Edad Media y en el
    Renacimiento

(…)

"Para San Agustín, Dios es tanto el tiempo como
el creador de todo lo que existe en ese tiempo. Para él,
el tiempo consiste en "pasar desde un pasado, que ya no existe, a
un presente cuyo ser consiste en pasar al futuro, que
todavía no es". "El tiempo se da en el espíritu
o alma humana en cuanto capacidad de enlazar el pasado retenido
en la memoria con la expectativa del futuro en el presente, lo
que es posible por la permanencia de la identidad subjetiva del
alma".
(Carácter subjetivo del tiempo).

(…)

  • 3. En el siglo XIX y XX

Destaca la aportación de Schelling con su obra
"Las edades del mundo". Basándose en su método
antropomorfista (autoconocimiento) y a partir del Antiguo
Testamento, concluye que el verdadero pasado es el pasado
anterior a la creación del mundo y el verdadero futuro el
postmundano. "Defiende un concepto orgánico del tiempo,
donde cada ser posee su propio tiempo interno", criticando
una concepción objetivista de la temporalidad.

(…)

Bergson trató de llamar la atención sobre
los límites del conocimiento científico. Para
Bergson el tiempo escapa al dominio de las matemáticas y
la física, marcando una clara diferencia entre el tiempo
"especializado" o tiempo que contempla la ciencia (en su
acepción "falsificado") y el tiempo auténtico,
la duración de la vida interior de la conciencia, el puro
movimiento en el que no pueden diferenciarse los momentos como
estados distintos.

El tiempo de la ciencia es homogéneo,
isotrópico y reversible (delante del signo t puede ponerse
un + o un -, y la ecuación física sigue siendo la
misma), sin embargo, el tiempo que "capta" la intuición
es heterogéneo e irreversible, es pura novedad, el
auténtico tiempo.

Dilthey concibe el tiempo como historia. Para Dilthey la
vida es una realidad que no cabe escindir de la historia, y es
desde esta misma, en su fluir continuo, en su realización
fáctico-histórica que debe
interpretarse.

La concepción que Dilthey reclama de la vida
como comprensible desde sí misma implica postular un
tiempo que emerge con la vida misma en su acontecer
histórico, en su realización
concreta.

(…)

Erich Fromm distingue entre el modo de ser y el modo de
tener. En el modo de ser sólo existe aquí y ahora,
mientras el modo de tener sólo existe en el tiempo (en el
pasado, en el presente y en el futuro).

Pensamos en el pasado, y lo experimentamos recordando
los sentimientos del pasado. (Somos el pasado. "Yo soy lo que
fui").

El futuro es una anticipación de lo que se
convertirá en el pasado.

(…)

"En este tema, el predecesor de Hegel es Plotino, y
tanto para él como para Hegel, "el tiempo es generado
por la innata inquietud del espíritu, por su desplegarse
hacia el futuro, por sus proyectos y su negación del
"estado presente". "Y en ambos casos la verdadera
realización del tiempo es la eternidad o, en
términos seculares, hablando existencialmente, el
desplazamiento del espíritu desde la voluntad hacia el
pensamiento".

(De la obra de Ana Arendt titulada "La vida del
espíritu").

Popper critica el positivismo que consideraba la ciencia
experimental como el único conocimiento válido de
la realidad. En su lugar Popper introduce su teoría
propensivista de la probabilidad
que está a mitad de
camino entre la interpretación "estadística" de la
probabilidad y la "subjetivista", propia de la
interpretación de Copenhague de la mecánica
cuántica. Abandona conceptos como el de partícula
singular o trayectoria definida, y la indeterminación que
proporcionan las magnitudes probabilísticas se trasladan a
la naturaleza misma de los objetos reales. "La existencia real
queda difuminada en una superestructura dominada por la dualidad
onda-corpúsculo".

(…)

La probabilidad, según esta interpretación
propensivista, supone que podemos interpretar la probabilidad
como una medida de posibilidades, a la que se añade una
interpretación física de estas posibilidades, las
cuales no resultan ser meras abstracciones sino tendencias
físicas (…); "la tendencia o la
propensión a que tenga lugar aquello que es
posible".

(…)

Pero, así como en física clásica el
valor del campo puede ser determinable por el comportamiento de
una sola partícula, la "determinación del valor
de una propensión sólo se puede llevar a cabo
frecuencialmente".

(…)

(…)

El tercer punto de vista se refiere al "modo de las
cosas": ¡las cosas son "tempóreas"! Y es que la
línea temporal, o línea de transcurso temporal se
funda en que las cosas mismas son "tempóreas". El tiempo
no es ya "línea de transcurso", sino "modo de las cosas".
Y no es un modo de realidad, la temporeidad es un modo de ser,
un modo de estar en el mundo. "El ser no se funda en el tiempo,
sino que el tiempo se funda en el ser". El "carácter
gerundial" del ser no es transcurrencia lineal, sino algo
puramente modal, previo, por tanto, a toda transcurrencia: el ser
en cuanto tal es tempóreo.

Por ello, Zubiri "afirma que el ser en cuanto tal tiene
estructura", no es "huero" ser, y su "estructura es
temporeidad".

(…)

Cap. II.

El tiempo en la
Ciencia Física

  • 6. La naturaleza del tiempo

  • 7. El tiempo en la
    Cuántica

  • 8. Poincaré

  • 9. Relatividad Restringida y
    General

  • 10. Gödel

El matemático austriaco Kurl Gödel,
basándose en la relatividad de Einstein, en el año
1949 y a través de nuevas modificaciones de las ecuaciones
de campo del mismo, hace desaparecer el tiempo.

Para él había una incongruencia entre
la teoría de Einstein y la creencia cotidiana de que el
tiempo, a diferencia del espacio, "pasa" o
"transcurre".

Nos dice: "Cada observador tiene un conjunto de
"ahoras", y ninguno de estos sistemas diversos de capas puede
reclamar la prerrogativa de representar el lapso objetivo del
tiempo", de lo que deriva que la relatividad especial es
inconsistente con la realidad del tiempo intuitivo, o tiempo
experimentado como "real".

(…)

  • 11. Gravedad cuántica

  • 12. Dirección y flujo del
    tiempo

  • 13. Ilya Prigogine

(…)

En contra de la opinión de muchos de sus colegas,
Prigogine opina que "el tiempo, como la entropía, tiene
una función creadora". "No se puede hablar de un
nacimiento del tiempo, pero sí de un nacimiento de nuestro
tiempo, así como de un nacimiento de nuestro
Universo".

(…)

La termodinámica nos propone, en fin, "un
universo en el que el tiempo no es ni ilusión, ni
disipación, sino creación".

  • 14. Hawking y los agujeros
    negros

  • 15. ¿Existe el tiempo?

Ya comenté que el tiempo simplemente desaparece
de la ecuación de la función de onda global del
universo de Wheeler-de Witt. Para Carlos Rovelli (físico
de la Universidad del Mediterráneo en Marsella): "Es un
tema que ha desconcertado a muchos teóricos. Puede que la
mejor forma de pensar en la realidad cuántica sea
abandonando la noción de tiempo –que la
descripción fundamental del universo debe ser
atemporal."

Esta posibilidad de que no pueda existir el tiempo se
conoce entre los físicos como "el problema del tiempo". Y
otra cuestión importante e igualmente extraña, es
que el tiempo nunca se invierte, aunque parece que ninguna ley se
lo impide.

(…)

Ciertamente, nos dice Rovelli, "¿el tiempo es una
propiedad de la realidad o sólo una apariencia
macroscópica de las cosas?". "La pregunta es,
¿el tiempo es una propiedad de la realidad o sólo
una apariencia macroscópica de las cosas? Yo diría
que es sólo un efecto macroscópico. Es algo que
surge sólo para las cosas grandes."

(…)

  • 16. Entrelazamiento cuántico y tiempo
    de los relojes

(…)

Otro reciente experimento realizado por Xiao- song Ma,
del Instituto de Óptica Cuántica de la Universidad
de Viena, concluye que ha conseguido demostrar que acciones
llevadas a cabo en el futuro, pueden ejercer influencia en
eventos del pasado, y se añade que generando nuevas
líneas de tiempo que no afectan a la línea del
presente,
en el ámbito de las realidades
supersimétricas.

(…)

  • 17. Realidad y Teorema Fundamental de
    inteligibilidad

(…)

Supongamos que un sistema se mueve entre dos instantes,
tA y tB. Cada movimiento matemáticamente posible entre los
estados A y B está representado por una de las infinitas
trayectorias que pasan por A y también por B, pero no todo
movimiento matemáticamente posible es físicamente
posible. Lo que nos dice el principio de acción
estacionaria es que "¡sólo es (son) posible(s)
aquella(s) trayectoria(s) que haga(n) que la acción S es
estacionaria!". "Las otras trayectorias no corresponden a
movimientos de la realidad de este mundo".

(…)

Cap. III.

Breve
reseña desde la Psicología y la
Neurociencia

  • 18. Tiempo antropológico y la
    visión de Jung

Historicidad y libertad son dos características
del hombre, su modo de vivir. Aparte del tiempo como medida,
el tiempo es el medio en el que se despliega la
vida.

(…)

  • 19. El tiempo en la mente

  • 20. La neurofenomenología de
    Varela

(…)

El estudio fenomenológico de la conciencia o
de los actos conscientes tiene que ver con un análisis
vivencial de la conciencia
, en otras palabras, una
descripción en primera persona del carácter
"consciente" de los actos vividos. Lo que quiere decir que es
inaccesible en forma "inmediata" a cualquier agente externo, o
sea, en tercera persona que desee percibir tal
descripción.

(…)

Y el tercer "momento" de la neurofenomenología
de Varela se refiere a la "unidad" del momento
"fenomenológico" de primera persona y el momento
neurobiológico de tercera persona.

(…)

Husserl llamó a la "serie de ahoras",
representación tradicional del tiempo (según
Heidegger –en su obra "Ser y tiempo"- la
"comprensión vulgar del tiempo"), "tiempo objetivo", al
que contrapuso su noción de "conciencia interna del
tiempo" (también "presente viviente") como la
descripción de la vivencia del tiempo objetivo en primera
persona.

(…)

  • 21. El tiempo en la
    Neurociencia

Cap. IV.

Una
revisión del tiempo

22. Vida y tiempo creativo

¿Habrá algo más omnipresente que el
tiempo?… El repaso sobre los aspectos filosóficos,
físicos o psicológicos del tiempo indica claramente
que estamos ante uno de los ejes más importantes sobre los
que gira la propia civilización humana. Como sabemos, son
innumerables los distintos puntos de vista desde los que se puede
abordar el tema, y por supuesto, yo mismo no he sido capaz de
sustraerme al análisis de un concepto tan
sustancial.

El empeño en tratar de no emponzoñar un
asunto ya de por sí complejo me ha llevado a intentar
exponer mis razonamientos con simplicidad y claridad, siendo
consecuente con sus resultados. Eso no insta para que el enfoque,
desde mi modesta opinión, sirva de punta de lanza para la
apertura de nuevas vías que traten de acercarse más
a la realidad.

Pues bien, sin más rodeos, parto de un
símil que tiene que ver con lo más sustancial de
nosotros mismos, cual es el propio desarrollo humano.

Piaget estudia en profundidad el tema, pero para lo que
nos ocupa sólo es preciso partir de una cuestión
básica: ¿Qué hay más inocente que la
visión del niño?… Y como si de niños se
tratase, adoptemos la intuición del
niño.

El niño, en su apertura al mundo, a semejanza de
otras criaturas vivas, experimenta su vivencia en el presente, no
se pregunta sobre el tiempo, simplemente lo vive. Un desarrollo
presencial en el presente, al que van "adosándose" retazos
del pasado inmediato, y del futuro en el deseo…
Así, y evidentemente, acelerando etapas, empieza a vivir
en un presente "transcurrente", definido oportunamente en el
primer capítulo de este trabajo ("El tiempo desde la
filosofía").

En resumen, para el niño, su desarrollo personal
le hace adquirir una intuición en forma de
sensación, de los aspectos temporales de la vida, lo que
conduce a una "extracción" casi primordial, sustancial, de
la temporalidad, de que todos los fenómenos que le rodean
y que va comprendiendo están inmersos en esa especie de
"sustancia" que lo empapa todo, que se mimetiza con el movimiento
y de la que es imposible sustraerse… Y es una
intuición de vida, no una abstracción racional de
algo que, por supuesto, aún no comprende. Como
intuición de vida, vivencial, si en sí pudiera ser
que ese tiempo no estuviese dotado de tal sustancialidad, para el
niño está encarnado ya en su propio ser:
¡"siente" esa sustancial temporalidad, sin adivinar de
donde procede!… Para él, esa "sensación" se
enmarca en su propia evolución, en su desarrollo hacia el
ser adulto que será en el futuro…
¿Habrá algo "más sustancial" para ese
niño, que eso que le va a acompañar toda su vida, y
que marcará los "hitos" de su propia historia?… Pocas
cosas serán más sustanciales, más
básicas para la criatura en crecimiento que esa
sensación de temporalidad. Es más, precisamente el
humano se caracteriza (como he expuesto con claridad
anteriormente), él sí (entre los animales), por
saber de su finitud, del tiempo, de su propia muerte…
Otras cosas serán importantes en su vida, pero pocas
tendrán esa trascendencia, que le supondrá, ni
más ni menos que un proyecto de vida, su proyecto
vital.

Pues bien, este trabajo se refiere o está
enfocado desde tal punto de vista, el propio tiempo de la vida,
asumido intuitivamente por su protagonista: el hombre. Y en
particular, no el hombre en general, sino como "tú
hombre".

Claro que ese "tú hombre" tiene connotaciones que
se refieren a lo que denominamos "observador" en las ciencias
físicas, pero no adelantaré
acontecimientos.

El enfoque defendido en este ensayo es, por supuesto,
uno más de los posibles, pero, en mi modesta
opinión, crucial.

Dada la preeminencia del tiempo de la física en
nuestra época, no puedo dejar de hacer referencia especial
a tal hecho. Ciertamente es un campo enorme, que para algunos se
presenta como el único digno de un estudio
científico serio… Y yo no voy a quitar relevancia a
tal planteamiento, máxime después de las
aportaciones de la teoría relativista tras la
irrupción del genial físico Albert
Einstein.

No obstante, este campo inmenso, no exento de sus
correspondientes connotaciones negativas ("problema del tiempo"),
no es el objeto de este estudio, yo diría que ¡queda
un tanto al margen!… ¿Un tanto al margen, una cosa de
tal importancia?

Pero, si se prescinde de ese tiempo físico, tan
omnipresente en los tiempos actuales, ¿qué queda?
¿Una parte mínima de todo el amplio "concepto" de
tiempo?

No, ¡queda el "resto"! Contra el paradigma actual,
afirmo: ¡El tiempo trascendental para el hombre y desde el
hombre, es el "tiempo creativo" al que se refiere esta
obra!

Y es que, en verdad, el tiempo "mecánico" de la
física sólo es un "tiempo de relaciones"
(relacional), que simplemente "conecta" los diversos tiempos
"sustantivos", "creativos" de cada viviente.

Así que toda la "parafernalia" temporal, las
precisas y exquisitas medidas que nos proporcionan nuestros
complejos aparatos técnicos se refieren a las
interrelaciones entre los verdaderos "tiempos propios",
"creativos" que todos poseemos en nuestro interior. De la vivida
intuición de temporalidad que nos es tan propia, tan
familiar, parten unas "conexiones", un lenguaje común
preciso para la construcción, para la elaboración
del mundo que nos rodea, y una de esas conexiones se viste con el
carácter de tiempo como medida que nos presenta la
física, o más ampliamente, con el marco
espaciotemporal relativista tanto especial como general. Y en
él se encuadra el tiempo mecánico, el reversible
que participa en las leyes físicas, ese tiempo ya no
absoluto de Newton, y que no es más que una
dimensión dentro de las coordenadas generalizadas dentro
del invariante línea del universo, o línea del
mundo.

El tiempo de la física es, pues, una
dimensión de "engarce" entre otros tiempos mejor
representados por la "durée" de Bergson, mucho más
sustanciales para la evolución de la vida, más
acordes con nuestra sensación o conciencia de
temporalidad. Y para mí, que este tiempo es el que
más nos interesa, pues es el que va unido al desarrollo de
todas nuestras potencialidades, en cierto sentido "a nuestra
propia creación", de aquí la acepción de
"tiempo creativo".

Lo más cercano al "tiempo creativo" desde la
física sería el llamado "tiempo propio" que
acompaña a toda partícula con validez incluso en
relatividad general. La diferencia mas sutil entre ambos es que
el tiempo creativo es también el "tiempo propio" del
observador y sólo del observador, lo que conlleva otras
importantes características lo suficientemente "mollares"
para poder construir sobre ellas toda la argumentación de
la teoría defendida en este trabajo.

EL PAPEL DEL OBSERVADOR

De la unión entre "tiempo propio" y "observador",
en particular el "observador cuántico", nace el concepto
del sustancial "tiempo creativo".

En esta teoría se produce una nueva
revalorización del papel del observador, escalando a un
nivel superior en el camino que empezó antaño con
la hipótesis relativista de la equivalencia entre todos
los observadores situados en sistemas inerciales y que supuso,
nada menos, que la indisoluble conexión espaciotemporal,
de acuerdo con las ecuaciones de Lorentz, y que siguió con
la singular y básica influencia del observador en la
medida de cualquier magnitud física ("observables") con la
subsiguiente "decantación" (decoherencia) de un cierto
estado físico del sistema.

Pues bien, ahora ese observador también "escribe"
el tiempo, entendiendo esa "escritura" como una
congelación del mismo, a resultas de otra
"decantación"… Aquel tiempo, t, evanescente, sin
sustancialidad física, tan reversible en su indiferencia a
caminar hacia adelante (pasado-presente-futuro), como hacia
atrás (futuro-presente-pasado), al igual que en una
película proyectada al revés, queda, entonces,
"adornado" de una dirección, del sentido que apunta
siempre hacia el futuro, en la dirección que supone un
crecimiento de la entropía universal. Así que,
¡es el observador quien dirige la entropía hacia su
maximización!

Es, pues, el observador el que dota de "sustancia" al
tiempo, a partir de su propia sustancialidad, su ser propio. En
este punto se unen teoría física, filosofía
y hasta una metafísica. Y esas tres visiones requieren su
propio análisis, que no obviaré.

Primero abordaré el tema desde un plano
más cercano a la física habitual; desde allí
me implicaré en las subsiguientes connotaciones
filosóficas de mayor o menor calado.

LA LINGÜÍSTICA DEL "HACER"

Llegado aquí y sin más dilación,
expondré la idea clave que, en mi opinión, me
llevó felizmente a concebir el concepto de "tiempo
creativo".

Sorprendentemente, dicha idea clave no vino del campo de
la ciencia como habría de suponerse, sino de otro
más prosaico, el de la
lingüística…

Hay un verbo clave en español, que aúna
tanto el movimiento como la acción; se diría creado
precisamente en relación o sobre tal unión, y
éste es el verbo HACER.

HACER tiene connotaciones puramente temporales, acerca
de un tiempo "activo", de un tiempo de la acción. Y sus
tres tiempos verbales de pasado (HECHO), presente (HACIENDO) y
futuro (POR HACER –o la intencionalidad "haré"), en
ingles, DONE-DOING-BY TO DO, se constituyen en la verdadera clave
del "tiempo creativo".

A partir de aquí ya estamos en disposición
de abordar la parte más física de la
hipótesis sobre el tiempo creativo. Para ello debemos
establecer un sistema de coordenadas, ahora sí,
"privilegiado", con origen en el punto O representado por el
observador. El "clasicismo" temporal se identifica, obviamente,
con el tiempo propio del observador, sobre su propio
acontecimiento personal (su localización y su
momento)…Pero, ¡es que ese observador soy yo mismo,
tú mismo! ¡El mundo se radicaliza sobre tu
persona!

El sistema de coordenadas al que he llamado
"privilegiado", precisamente bautizado así por ser el
mismo en que coinciden el sistema de coordenadas definido en la
teoría relativista –para estos menesteres
"equivalente" al clásico- y el mecánico
cuántico (ver al respecto mi artículo
"Prevalecencia cuántica", publicado en el Blog
Simbiotica), es único y en ningún modo fijo, pues
acompaña en todo momento al observador O. (En realidad, es
una especie de coordenadas comóviles, propias del
observador).

Pues bien, sólo allí tiene sentido el
presente-gerundio "HACIENDO", y sólo desde allí el
tiempo se configura en los "espectros": HECHO, HACIENDO y POR
HACER.

Ahora viene la pregunta: ¿Desde ese punto O
privilegiado, con qué se mimetizan "físicamente"
esos tres espectros?

Y la respuesta: el espectro temporal HECHO se mimetiza
prácticamente con el pasado de O, que en primera
aproximación corresponde al pasado configurado en la
representación de Minkowski (ver Apéndice II y la
siguiente figura).

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Y como pasado ("realizado") está totalmente
configurado, es en realidad "Historia" (no únicamente la
historia de O, sino todos los acontecimientos "ya sucedidos", es
decir, "hechos", se interrelacionen o no con ese pasado de O, y
me estoy refiriendo a la posible influencia del futuro sobre
eventos del pasado, cuando se generan nuevas líneas de
tiempo que no afectan a la línea del presente, de acuerdo
con las últimas experiencias cuánticas –ver
al respecto el Capítulo II de esta misma obra).

Dentro de este espectro, sí tiene plena validez
la clásica secuencia: pasado-presente-futuro. Me
explicaré.

Primero observemos la siguiente figura, que es la
representación de Minkowski muy simplificada.

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Pues, dentro del espectro HECHO (lo que puede observarse
en la siguiente representación de Minkowski, un tanto
rectificada) puede definirse para cualquier proceso la
reversibilidad del tiempo, con su secuencia
pasado-presente-futuro, y la contraria (futuro-presente-pasado).
Como ejemplo paradigmático ya citado, el de una
película de cine. Al proyectar una película sobre
una pantalla, podemos decir que el presente serían las
imágenes instantáneas de la proyección, su
pasado (el pasado de la película –proceso
secuencial) el que transcurre desde el principio de la
película hasta el instante en el que estamos observando la
pantalla, y su futuro el que va desde este último
instante, al fin de la película. Indudablemente, la
película puede ser proyectada al revés.

Todo proceso localizado en el interior de ese espectro
(el pasado en la representación de Minkowski) tiene la
misma secuencia: tiene un origen, posee la "llama" del instante
presencial de la medida, y un final, que define plenamente un
pasado, un presente y un futuro.

Se observa claramente, en los ejemplos presentados, que
la característica básica del tiempo aquí
considerado y que corresponde al espectro HECHO, es la
reversibilidad, Como ya apunté es el tiempo de la
física, clásica o relativista (que incluiría
todo lo relacionado con los agujeros negros- ver el
Capítulo II al respecto- con las consecuencias sobre el
pasado y el futuro que supone la transposición de tiempo y
espacio). Y es que todo proceso físico no tiene definido
un sentido o una flecha del tiempo: las leyes físicas
pueden reescribirse tanto considerando el tiempo en sentido
positivo, de 0 a t, como en sentido negativo, de –t a 0. Es
decir, existe una completa reversibilidad de las leyes
físicas respecto al tiempo.

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Y esto es así porque en este espectro los
procesos están perfectamente "determinados"
–HECHOS-, hay un antes –la causa- y un después
–el efecto-, es decir, tiene plena vigencia el "principio
de causalidad". Esa estricta determinación hace posible la
reversibilidad de la secuencia temporal,
futuro-presente-pasado.

El espectro del pasado, pues, es "mecánico" como
sinónimo de "mecánico físico".

Sólo un apunte metafísico, aprovechando
que seguimos aún en este espectro: El espectro HECHO es la
"morada" del Ser-hecho, pues el Ser tiene historia, entidad,
esencia.

Pasando al siguiente espectro, al que corresponde al
HACIENDO por parte del observador, decir que
correspondería al clásico "presente" del
observador, con un papel bastante claro relativo a la
ACCIÓN, por lo que lo analizaré con
posterioridad.

Entonces, nos fijaremos en el tercer espectro del
tiempo, el "POR HACER", que en principio sería asimilable
al futuro de O.

Pues bien, para abordar el mismo es indispensable
introducirnos en otros campos de la física, los más
recientes, que supone aplicar decididamente la "lógica
cuántica". La razón es que el futuro (y,
quizás no sólo el futuro) se "enmarca" o tiene su
evolución dentro de la onda probabilística definida
por la función de onda de Schrödinger, a la que
aplicaremos la interpretación clásica de la
cuántica adoptada por el nobel Max Born.

El futuro de O no viene, en principio, determinado, sino
que sólo se dan ciertas "tendencias a existir" (ver las
consideraciones físicas del Capítulo II). Y es que
no existe un único resultado o "camino", sino tan solo la
probabilidad de cada uno de esos caminos, posibles resultados o
estados, es decir, estamos ante una "nube" de posibilidades (lo
que viene indicado en el esquema anterior, dentro del espectro
del futuro o el POR HACER). La integral de caminos elaborada por
Feynman (recordemos lo expuesto en el Cap. II sobre el "principio
de acción") es todo lo que podemos adivinar acerca del
"camino clásico" o del futuro posible de O: ¡Son
sólo posibilidades "decantadas" por decoherencia o
"colapso" de la función de ondas!

Una vez establecido el papel de cada una de los tres
"espectros" del tiempo de la hipótesis sobre el tiempo
creativo, estamos en condiciones de dar un paso más,
introduciéndonos en el mundo de la filosofía rayana
con la metafísica. Estamos ente un HACIENDO-presente que
"transforma" (a través de la medida o la simple
posibilidad de la misma) un "NO-existente" (la "aún" no
realidad del futuro) en "existente" (realidad) por medio de la
medida, transformándolo en un suceso o acontecimiento,
historia, un HECHO ya en el pasado. Desde este punto de vista,
podemos considerar al observador O, en su HACIENDO la fuerza
capaz de construir o crear desde el NO SER al SER.

Es sorprendente el hecho de la trastocación
temporal del tradicional sentido de la "creación".
Secularmente existía y existe el "mandala" de que en la
creación se pasaba de la nada-pasado al futuro-ser creado.
Pues bien, ahora, sorprendentemente acontece lo contrario: desde
la "posibilidad" del futuro (una nada), se "crea" (HACIENDO) la
esencialidad histórica del pasado.

Se me antoja que no está de más hacer
hincapié o resaltar este hecho, al menos llamativo, del
paso de una evolución original, o creación que
desde un origen (incierto y desconocido) se dirige hacia el
futuro (igualmente incierto y misterioso), a otra
"creación", u otra metafísica que desde la
seguridad de nuestro de nuestro propio yo –el HACIENDO
"creativo"- decanta las posibilidades potenciales del NO-SER, en
el SER-PASADO-HISTORIA.

Y lo trascendental entreverado: ¡Somos una
"potencia" creativa!… Cada observador es un creador: ¡No
necesitamos remontarnos a un pasado-origen en la nada,
indefinido, infinitamente lejano, ni imaginarnos un futuro
igualmente lejano y desconocido! El nuevo paradigma abandona el
tiempo absoluto, fuera de nuestra comprensión,
sustituyéndolo por una fuerza de la naturaleza capaz de
crear, pero limitada en el tiempo, llena de vida, y que
¡somos nosotros mismos!

Y esa fuerza está enmarcada en un tiempo avalado
por el hecho incontestable de nuestra propia vida, por un tiempo
de creación: el "tiempo creativo".

Yo diría que, con estos presupuestos, la
necesidad de un tiempo extendido entre dos infinitos, el del
origen y el del futuro, si no en un solo ciclo como el de nuestro
universo conocido o del Big Bang, sí en los posibles
innumerables universos que nos presenta la filosofía india
(eterno retorno, etc.), pasa a ser superflua ante la evidencia
del mundo finito en todos los órdenes que nos rodea: es
finita la vida de cualquier criatura viva, la edad o
duración de cualquier proceso físico estudiado por
la ciencia, etc. Y si todo es finito, choca con nuestra
inteligencia e intuición una cosa como un tiempo extendido
desde el -8 al +8. Para la filosofía cristiana y
bíblica se precisa un origen desde el que contar los
tiempos.

Mucho más fácil para nuestro entendimiento
es hacer partir, todo lo que se refiera a cualquier aspecto de la
temporalidad, de nuestro tiempo propio establecido como origen
desde el evento "autotransmitido" de nosotros mismos, de
mí mismo en cuanto observador (como dije, una especie de
coordenadas comóviles que acompañan a cada
observador). A partir de aquí y como seres limitados,
podemos establecer edades, tanto hacia el pasado como hacia la
especulación futura, tan unida a nuestra aspiración
de permanencia, a su esperanza. El concepto de duración, o
de edad de cualquier proceso físico o vital, desde esta
consideración, es totalmente natural, fácilmente
asumido por nuestro entendimiento.

De forma que aquellos orígenes del tiempo, en el
-8, y final del mismo, en el +8, dejan de presuponer ninguna
problemática desde el punto de vista científico,
pasando a integrarse con naturalidad en el campo
metafísico, es decir, en un terreno, fuera ya de la
especulación científica, de donde nunca debieron
salir.

Y qué puedo añadir, ahora, a la apuntada
"flecha del tiempo".

Se ha hecho uso del término físico
"entropía" para explicar esta flecha del tiempo dirigida
siempre hacia el futuro…, pero no sabemos por qué
nuestro universo siempre camina hacia el aumento de
entropía, que es a su vez la causa de la dirección
hacia el futuro de la flecha del tiempo. Pues bien, en la
hipótesis del tiempo creativo, no es preciso acudir a tal
ley de incremento de entropía, definidora de la flecha del
tiempo, puesto que nos encontramos en el caso contrario, ya que
es la dirección del tiempo creativo la que establece la
ley entrópica creciente. ¡Es el HACIENDO de nuestra
acción, en la transformación de las posibilidades
del POR HACER en la realidad del HECHO, quien "mueve" la flecha
del tiempo, quien da su direccionalidad!

En mi opinión, y volviendo a entrar en un terreno
más filosófico, es curioso el paralelismo que
podemos establecer entre los presupuestos del tiempo creativo y
el sistema hegeliano de la Historia con su clásico
método de tesis, antítesis y
síntesis.

Para Hegel, el hombre no es una criatura pasiva, mero
observador de la historia, sino un sujeto partícipe que
crea o co-crea la historia junto a la divinidad, historia que
avanza mediante tesis, antítesis y síntesis. Y es
que los tres movimientos típicos de la dialéctica
hegeliana son: afirmación, negación y
negación de la negación.

En el tiempo creativo también existen los tres
"movimientos": el del pasado-HECHO (haciendo las salvedades que
se apuntaron antes sobre el pasado); el que puede considerarse el
"No hecho" cual es el POR HACER y el enlace que supone la
"acción-HACIENDO" del observador (¡Hace de la
posibilidad Historia, del NO-SER –todavía- al
SER!).

El tiempo creativo es el tiempo que se ciñe
especialmente al fenómeno vital, como un guante a la mano,
con su dirección entrópica del tiempo hacia el
futuro. (La entropía negativa que supone el aumento de
complejidad en el desarrollo y evolución del ser vivo en
su aspecto local como sistema abierto, como sabemos, no va en
contra el aumento entrópico de todo el universo como
sistema cerrado global).

Es innecesario citar las connotaciones de todo tipo que
supone la adopción de este tiempo creativo, cuyos
antecedente podríamos encontrar en obras como "Ser y
tiempo" de Heidegger, o en el concepto de la "durée" de
Henri Bergson.

Y como señalé, no es nada extraño
que el tiempo creativo vaya consustancialmente unido al
vocablo-palabra-verbo HACER, que encierra en sí tanto el
"tiempo", como el "movimiento" y especialmente la
"acción".

INTERSUBJETIVIDAD

No obstante, aparentemente, en contra de este tiempo
creativo podríamos alegar su buena dosis de subjetividad
(me recuerda, por cierto, las mismas descalificaciones que
recibían las ideas de Bergson sobre las mismas
cuestiones), lo que no ayudaría, precisamente, a su
"consideración científica". Pues es aquí
donde acude en su ayuda, de la forma más oportuna el
concepto de "intersubjetividad", intersubjetividad que para
muchos estudiosos es sinónimo de objetividad. He de decir
que en verdad, aquí la intersubjetividad sí es el
marco necesario que nos proporciona la imprescindible
objetividad, lugar común, engarce o lenguaje universal de
todos los observadores (de por sí subjetivos).

Dada la trascendencia de la cuestión para el
tiempo creativo, conviene analizar la fenomenología de la
intersubjetividad con cierto detalle.

Veamos el siguiente esquema. En el mundo clásico
tenemos:

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Si existe tal objetividad (realidad del mundo exterior)
la subjetividad de los distintos observadores –siempre y
cuando no existan errores de medida-, es decir, la
intersubjetividad de los distintos actores-observadores
será válida.

Pero, en general, en tal mundo clásico, lo que
sucede viene expresado en el siguiente esquema:

Monografias.com

Es decir, la intersubjetividad (pudiera haber distintas
intersubjetividades, según los distintos observadores) no
supone con certeza la existencia de esa objetividad, aún
cuando, como dije, algunos autores han tomado como principio tal
suposición.

Ahora bien, en el mundo cuántico, que en verdad
domina todo nuestro universo, y sobre el que está basado
especialmente el tiempo creativo, también se
tiene:

Monografias.com

Mas, en este mundo (véanse los razonamientos de
Max Born sobre la "invariancia" de la función de onda),
aquí sí, la intersubjetividad sí supone la
objetividad.

Y esto es clave en la cuestión que nos ocupa,
porque todos los observadores-actores tienen que ver o medir lo
mismo, y puesto que la "decantación" o "colapso de la
función de onda" sólo aparece en la
"realización" de una medida –o la simple posibilidad
de que pueda realizarse-, sólo uno de dichos observadores
es el "agente ejecutor" de tal medida, así que, en cierto
modo, podríamos decir que su mente-subjetiva "obtiene" una
medida que de alguna forma queda impuesta a los demás
observadores. Y no pueden hacer lo mismo dos observadores
distintos, sino que sólo uno de ellos tiene prioridad, tal
como ocurre, salvando la distancia, con el símil de la
dualidad onda-corpúsculo, donde uno de los aspectos
"revelado" anula el otro, aún cuando en este caso
intervengan más actores. Precisamente así se
salvaguarda la intersubjetividad, tal como lo expresa este
esquema:

Monografias.com

Y aquí no he expuesto el seguro papel del azar,
solapado en realidad con el desconocimiento del verdadero autor
de la "decantación" o decoherencia.

Por no dejar nada en el tintero, respecto al
símil de la llama que quema el papel, en alusiones a los
tres momentos temporales y que expresé cumplidamente en
varias de mis obras, procede cierta rectificación sobre lo
vertido con anterioridad: el presente sería la propia
llama, el pasado lo ya quemado y el futuro el papel por quemar.
Lo que cambia ahora, en lo que se refiere al tiempo creativo, es
que el observador (origen del sistema de coordenadas
"privilegiado") "iría a caballo" de la llama, algo en
apariencia banal, pero, sin embargo, básico en la
descripción del tiempo creativo.

Y si persistiese alguna confusión respecto al
espectro POR HACER, en cierto modo coincidente con el campo del
futuro en la representación de Minkowski, lo mejor
sería "dejar en blanco" tal campo como corresponde a la
representación de una inexistencia, la nada, sólo
con "aspiraciones" a existir, una esperanza o una "tendencia a
existir". (Un futuro "difuminado en humo", siempre, por supuesto,
desde el sistema de coordenadas "privilegiado" del observador, y
en ningún otro).

Respecto a lo que significa la nueva revisión del
tiempo que supone el tiempo creativo, no está de
más apreciar en su verdadera magnitud la trascendencia de
su impacto en el "hecho vital".

Partes: 1, 2

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