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30 años conviviendo con extraterrestres en las sierras de Córdoba (página 2)



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En plena primavera alfonsinista, cuando la democracia daba su primeros y timoratos pasos tras ocho años de dictadura feroz, los extraterrestres parecieron interesarse por aquel rincón de Córdoba al punto de aterrizar en sus sierras, desencadenando un fenómeno de carácter social sumamente interesante y que dura hasta hoy.

Casi de inmediato, y a instancias de los medios masivos de comunicación, la marca o huella ovalada que se perfilaba en el cerro fue interpretado como el resultado del descenso de un ovni en el valle de Punilla.

Como en tantas otras ocasiones, la televisión y los periódicos sensacionalistas se sumaron al fraude y lo popularizaron de tal modo que nadie quedó ajeno al asunto. De todas las notas publicadas o emitidas, las del Canal 9 de Buenos Aires fueron las más famosas y de mayor repercusión. De la mano de su reportero estrella y su camarógrafo, Nuevediario alcanzó topes de rating insospechados (47 puntos) y todas las noches el país entero se convocó frente a las pantallas de TV para ser testigo de las bizarras aventuras del periodista José de Zer y su inefable escudero, el camarógrafo Chango, persiguiendo aliens en las serranías cordobesas.[35]

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La huella del Pajarillo

Esta porción de terreno quemado fue la que dio origen al turismo esotérico en Capilla del Monte

Nadie imaginó por entonces las perdurables consecuencias de aquellos informes de periodismo-ficción. Ni siquiera los habitantes de Capilla del Monte que, al principio y según consignara muchos años después Carlos "el Chango" Torres, no tomaron el tema con buen ánimo. Que la localidad empezara a ser famosa por cuestiones tan poco convencionales no cayó nada simpático. El país entero comentaba el tema con una sonrisa irónica e incrédula. Se estaba a un paso del ridículo y, según se dice, del ridículo no se regresa jamás. A 30 años de aquellos bizarros sucesos muchos los seguimos recordando con la misma ironía e suspicacia de entonces. Pero en el proceso, el status de toda la localidad cambió y Capilla del Monte se convirtió en un polo turístico alternativo, esotérico, de fama mundial. Miles de visitantes dejaron el ridículo a un lado. Lo reformularon. Lo cargaron de historias rimbombantes, teorías conspirativas, espiritualismo y delirios New Age, transformando esas serranías en el escenario ideal de sucesos extraordinarios, en donde todo era posible: desde el avistaje programado de ovnis (entendiendo el término como "naves de otros planetas") hasta el contacto con entidades energéticas (luces inteligentes) que protegen secretos inconfesables y auguran un Apocalipsis del que saldrán con vida sólo unos pocos iluminados. No faltaron, incluso, los que sostuvieron que en la región estaba el Santo Grial y que desde allí la humanidad se regeneraría al entrar en una nueva época de luz. Y así, lo que al principio fue visto con despecho se terminó convirtiendo en un filón de oro cuya veta inagotable llega hasta hoy.

Capilla del Monte se hizo famosa y no se tardó mucho para que legiones de alucinados acudieran a ella tratando de develar y seguir alimentando sus misterios. En poco tiempo, el negocio floreció y los ventajeros de siempre tomaron parte en la ganancias convirtiendo al cerro Uritorco en un centro energético desde donde la humanidad iba a regenerarse espiritualmente, en contacto con "nuestros Hermanos Superiores del espacio exterior" (e interior), como hemos visto.

Alguna vez se dijo que cuanto más grande es la mentira más fácil de creer es. Éste es un buen ejemplo de ello. Cuanto más incongruentes e irracionales son las historias que circulan por la zona, mayor es el número de adeptos.

Ejércitos de personas acuden anualmente a la ciudad en busca de experiencias paranormales. Y las encuentran al módico precio que fijan los guías turísticos y baqueanos locales. Hay que reconocer que al menos con José de Zer el asunto era gratis. Bastaba con prender la TV. Pero, ¿quién era José de Zer? Las nuevas generaciones no lo conocieron. Y aunque el sensacionalismo no murió con él, sí perdió el aire lúdico que supo imprimirle con verdadera maestría.

De Zer, con su voz ronca y agitada ha pasado a la historia de la televisión argentina. Es sin duda un capítulo interesante y revelador de cómo algunos hacen periodismo sin que la verdad importe, o cómo esa profesión puede ser la gran catalizadora de rumores y leyendas, tan perdurables como entrañables.

El Uritorco y sus misteriosas entidades le deben mucho al tipo de periodismo practicado por José de Zer. Aunque hoy día la mayoría lo oculte y no quieran ver en sus intervenciones gran parte del origen del éxito esotérico del pueblo.

"Sin él es muy probable que la huella del cerro se hubiera perdido en las primeras semanas de febrero de 1986 entre noticias de accidentes automovilísticos, algún ahogado de la costa atlántica o la separación de una pareja del ambiente televisivo".[36]

El Uritorco, Erks y todos sus espejismos derivados, no son más que productos (mercancías) que se venden a un colectivo de personas que creen cualquier cosa aduciendo tener la "mente abierta" y una visión espiritualista (absolutamente acrítica).

De todo eso se alimenta la mitología de Capilla del Monte.

También de ocultar información

Dentro del gremio de los investigadores de ovnis sobrevuela la idea, asumida como cierta por la mayoría, de que existe una conspiración mundial que busca ocultar los datos que confirmarían la presencia de extraterrestre entre nosotros. La leyenda de los Hombres de Negro (que como vimos se exportó también al tema Erks, al punto de sugerir que Acoglanis había sido asesinado por ellos) es la que mejor resume el asunto.

Pero el encubrimiento no se detiene en esos hombres de oscuro. Lo que se omite es que los creyentes y defensores de la existencia de hombrecitos verdes también hacen lo mismo. Y lo peor de todo es que de eso sí hay evidencias.

Desde el momento mismo en que se asumió que un ovni era el responsable de dejar una marca o huella en las laderas del cerro El Pajarillo (la quemazón tenía unos 110 metros de largo por 57 de ancho), hubieron voces e investigadores que criticaron y desmintieron los hechos. Pero de ello no se habla hoy en Capilla del Monte. Hacerlo sería transformarse en un hereje; en un traidor a los intereses turísticos del pueblo o, en última instancia, en un agente secreto de alguna potencia mundial interesado en mantener todo en secreto.

Es difícil ir en contra de una creencia.

Aún quienes en apariencia parecen ser personas racionales (y me refiero a periodistas e indagadores del tema), el esoterismo de honda raíz mágico-delirante lo invade todo. Bajo el rótulo de investigadores o especialistas, una legión de diabólicos (como llama a los creyentes Umberto Eco, en su novela El Péndulo de Foucault)[37] pululan por todos los medios masivos (radio, televisión y diarios) difundiendo la palabra que le da de comer a Capilla del Monte, desde enero de 1986.

Incluso, a partir de los primeros años de la década de 2010, la municipalidad de la ciudad, cooptada por políticos que adhieren a estas creencias, pretende darle al tema ovni y a las energías del Uritorco, un cariz oficial que buscó (y busca) ejercer un mayor control sobre la razón de ser del turismo esotérico.

No hay en el fondo una intensión sincera por conocer la verdad, sino el deseo de explotar, aprovechar y sacar ventajas económicas de los dislates, errores y exageraciones que hacen de Capilla del Monte una verdadera Jerusalén del delirio.

Tardó poco más de veinte años el municipio en reconocer la importancia que el Uritorco cósmico tiene en el desarrollo de la ciudad. Más vale tarde que nunca, dirán los investigadores, que reconocen los beneficios adquiridos cuando el Estado municipal tomó parte en el asunto, inclinándose del lado de ellos.

Era la autoridad que faltaba en el currículum vitae.[38]

Una vez oficializado el disparate éste cambia su estatus ontológico y "por decreto" adquiere una seriedad nunca antes reconocida. Suficiente para seguir alimentando la leyenda.

En el fondo está el capital. El único Santo Grial que mantiene el circo en marcha.

Pero a pesar de todo esto, las voces e investigaciones disidentes existieron desde el principio.

Que las taparan y omitieran es arena de otro costal.

Encubrimientos

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Cartel del CIO en Capilla del Monte.

El Uritorco (al fondo), alimentado por la mitología contemporánea de la New Age y el esoterismo, ha adquirido un rol central en el Turismo local desde 1986.

En 1996, a diez años de la supuesta aparición del ovni en las laderas de El Pajarillo, Alejandro Agostinelli, reconocido periodista e impulsor del ya desaparecido CAIRP (Centro Argentino para la Investigación y Refutación de la Pseudociencia) volvió a publicar un artículo que, con agregados interesantes, reproducía las conclusiones a las que había llegado en 1986, tras realizar un viaje exploratorio a Capilla del Monte, a pocos meses de producirse el extraño fenómeno.

Esos dos trabajos bien podrían haber puesto fin a toda la historia de los extraterrestres en la zona del Uritorco. Pero no fue así. El producto de esa investigación (resultado de entrevistas a testigos, autoridades municipales, vecinos y una incursión a la huella misma) tuvo una muy corta difusión. El paso del tiempo y los intereses creados en el norte de Córdoba la opacaron. Dejó de ser citada por los guías turísticos que usufructúan del misterio, y las hipótesis descabelladas terminaron imponiéndose en el imaginario local (y más allá). Tampoco los libros sobre el tema, publicados en los últimos años (citados en este artículo), hacen referencia a las terrenales conclusiones de Agostinelli; quien para muchos debe haber sido la encarnación del hereje más peligroso que se pueda uno imaginar. Un fundamentalista de la razón que venía a negar un hecho, para ellos, contundente. Una amenaza que ponía en peligro el aparato turístico desplegado desde mediados de la década de 1980.

No era (ni es) conveniente difundir esas ideas. Por ende, los partidarios de la hipótesis extraterrestre encubrieron esos trabajos con la esperanza de que la gente los olvidara.

Fue lo que ocurrió.

Hoy en Capilla del Monte (y por mas que la oferta turística esté un tanto más orientada hacia los paradigmas de la New Age, ecologismo, misticismo y espiritualismo) los escritos de Agostinelli parecerían estar incluidos en el Index de los libros prohibidos. Ya sea por convencimiento o intereses de otro tipo (materiales, por supuesto), los refractarios a sus ideas (y pruebas) consideran más "lógico" creer que seres de luz, ociosos hermanos superiores o extraterrestres oriundos del otro lado de la galaxia viniendo a dejar huellas sin sentido en las laderas de los cerros, que a pensar en un mero fraude. O, siendo más benevolentes, en un error.

Aún corriendo el riesgo de ser incluidos en ese herético Index, resumiremos las conclusiones a las que Agostinelli llegó hace ya casi 30 años.

En enero de 1986 el municipio de Capilla del Monte estaba gobernado por la Unión Cívica Radical (UCR) y tanto su intendente, Diego Sez, como el Secretario de Gobierno, Jorge Suárez, contribuyeron mucho (conciente o inconcientemente, según distintas versiones) en la instalación del tema extraterrestre en la región. Ellos fueron los responsables del comunicado oficial que daba cuenta de la presencia de un ovni en El Pajarillo, tras una incursión al sitio de la "huella" y entrevistar a los supuestos testigos que, en la noche anterior a que la marca apareciera, dijeron haber visto una luz roja y poderosa en las inmediaciones del cerro.

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Jorge Suárez

Uno de los principales defensores de la creencia en OVNIS en Capilla del Monte

Con fecha 27 de enero de 1986 la conclusión oficial de la Municipalidad fue la siguiente:

"Ya que no encontramos explicación válida para esta quemazón tan atípica, esto nos confirmaría que se podría haber producido el descenso de una nave ovni."[39]

Si bien los verbos estaban en condicional, la confirmación (proveniente de un órgano de gubernativo) fue impactante para los creyentes. Al menos un gobierno municipal, "oficializaba" a los ovnis.

Pero esta conclusión apresurada se basó, inicialmente, en los testimonios de un niño de 11 años (Gabriel Gómez), quien fuera el único responsable de dar los detalles de un avistaje que, con el paso del tiempo y de acuerdo a las indagaciones de Agostinelli y periodistas del diario La Voz del Interior, cambiaron.[40]

Todo indica que el muchacho fue inducido por los ovniólogos aficionados a decir lo que dijo. Sus primeras declaraciones no coinciden con las posteriores, a las que agregó desplazamientos por el cielo, luces blancas y "ventanitas". Por otro lado, Gabriel Gómez no le dio trascendencia a la luz hasta que fue visitado por el intendente, el secretario y un diputado provincial.[41]

Otro punto importante a consignar es que el chico y su abuela (propietaria de la casa de campo en la estaban la noche del 9 de enero de 1986) vieron la luz a la altura del cerro Aspero (así lo indicó la investigación in situ) que se ubica a unos 15 kilómetros de El Pajarillo; por lo que la "huella" y la inicial luz roja (estática en la primer versión) no guardan relación alguna.[42]

Pero eso no importó. La prensa sensacionalista y los ovniólogos hicieron que coincidieran. Y todavía hoy se sigue repitiendo la historia.

¿Hubo intencionalidad en inventar todo?

Agostinelli publicó en varias ocasiones lo que Jorge Suárez (Secretario de Gobierno) le reveló en una entrevista.

""Por mi olfato no se me escapaba que manejábamos un detonante tremendo para la captación del turismo, y había que reafirmarlo responsablemente… ¿Qué hubiera sido de nosotros si no hubiera aparecido la huella? Creo que Capilla del Monte no tendría la pujanza que tiene ahora. Todo lo de ahora se lo debemos a la huella de El Pajarillo…".[43]

Tiempo después, y fuera de la función pública, Suárez se volcó de lleno a investigar la presencia de extra e intraterrestres en la región. Fundó el CIO (Centro de Investigación Ovni) y se convirtió en un cruzado de la causa. Organizó congresos de ovnilogía en Capilla del Monte y se convirtió, sin duda, en uno de los principales promotores del misterio del Uritorco, colocando a la ciudad en el mapa mundial. Mucho le debe Capilla a ese vecino.

Su participación en todo el asunto llevó a que fuera considerado por algunos como el perpetrador de todo el fraude (y después creerse sus propias mentiras).

Otro grupo que alimentó la leyenda fue el IPEC (Instituto Planificador de Encuentros Cercanos), cuyos excéntricos miembros estaban en la zona cercana a El Pajarillo unos días antes de que apareciera la huella de pasto quemado.[44]

¿Qué buscaban? Según sus líderes: la puerta de entrada a la ciudad subterránea; y para ello habían organizado una expedición a la que bautizaron con el rimbombante nombre de Operación Erks. Como era de esperar, diarios y revistas sensacionalistas se hicieron eco de ese singular proyecto y el IPEC tuvo su cuarto de hora en los medios, incluso antes de que la huella apareciera.

De acuerdo a lo que más tarde testimoniaron, los expedicionarios fueron los primeros en llegar al sitio y con voz firme sentenciaron que la marca no podía haber sido producida por un incendio ya que, in situ, ellos habían encontrado dentro de de la marca animalitos e insectos deshidratados.

Como bien señala Agostinelli, jamás presentaron los resultados de laboratorio que prometieron dar a la opinión pública. Por ende, no hay pruebas de que ello haya sido cierto.[45]

De todos modos, el hallazgo de bichos en un extraño estado de conservación en el sitio, se lo disputa al IPEC el ya nombrado periodista José de Zer.

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José de Zer (periodista) y el "Chango" Torres (camarógrafo)

Fueron los primeros impulsores mediáticos de los supuestos misterios del Uritorco.

En un reportaje del año 2002, su camarógrafo y cómplice (el Chango Torres) confesó:

"Una mañana, mientras tomaba un café en el centro de Carlos Paz, De Zer descubrió en el diario local una noticia: "Uia… mirá: una mancha", le dijo al Chango. Era una foto de unos pastizales quemados que parecían la huella de un plato volador. "Podemos ir a verlo, ¿no?", dijo. Era la punta del iceberg que no terminaría de derretirse hasta hoy. "Fuimos al lugar, encontramos la marca y José dijo: "¿Cómo la podemos encarar?". Nos sentamos y armamos un pequeño libreto para pensar lo que teníamos que hacer."–¿Inventaron todo?–La mancha era real. Pero todo lo demás era pura ficción. Una mancha es una mancha, pero no se encuentra una mancha así todos los días. Así que nos fuimos al camino. Como era verano, había un montón de cascarudos muertos y secos. Agarramos algunos y los tiramos en la ruta. Entonces me dijo: "Voy a entrar y decir "Hay bichos disecados"".Esa semana los televisores estallaron. "Nuevediario" midió 45 puntos de rating anunciando posible vida extraterrestre en un cerro cordobés hasta entonces ignoto: el Uritorco."[46]

Pero si, como dijo el Chango Torres, la mancha era real: ¿cómo
se produjo?

Los ufólogos de turno y el gobierno municipal no dudaron demasiado: la huella/marca se había producido por un intenso calor proveniente desde arriba (lógicamente, desde una nave extraterrestre) dejando en el suelo del cerro una forma elipsoidal, de contornos perfectamente definidos.

Pero los hechos verificados por Agostinelli desmienten los dichos.

En primer lugar, los contornos no eran para nada definidos, sino difusos. Tampoco su forma era la de un óvalo perfecto y la mancha se diluida con dirección Norte, es decir hacia la cima del cerro. Por otro lado, dentro de la huella había un rastro muy sugestivo: una marca con forma de "V" (de unos 40 metros) que indicaría el sitio exacto donde podría haber impactado el rayo que originó la fogata.[47]

Por otra parte, el análisis hecho sobre las cañas y paja brava que crecían en el interior de la huella demostró que el calor no vino desde arriba, sino que la vegetación se encontraba calcinada sólo en una de sus caras (la que se orientaba hacia el sur del cerro), no afectando el calor la cara contraria. En pocas palabras: el incendio había venido desde uno de los costados. El fuego se originó en la parte sur y propagó hacia la cima. Por la madrugada, una llovizna (confirmada por lugareños) lo apagó.

La teoría del incendio producto de un rayo suena bien. Es posible y probable.

Pero el asunto no terminó ahí.

En el artículo publicado en 1996, Agostinelli entrevistó a un vecino de Capilla del Monte quien, bajo el pseudónimo O.O., aseguró ser el artífice y responsable de la huella. Confesó que él, junto con tres peones y el apoyo de tres comerciantes de la ciudad, habían hecho la marca de El Pajarillo con un soplete de acetileno, durante la noche del 9 de enero; y que lo que perseguían era lo mismo que Jorge Suárez: recuperar el turismo perdido.[48]

El problema, en este caso, es que la única prueba que hay al respecto es el testimonio que diera O.O.; desconociéndose quiénes eran los peones y los empresarios que colaboraron en el fraude. Claro que, como ningún secreto se guarda por mucho tiempo, en noviembre de 2011 Agostinelli reveló finalmente la identidad del supuesto perpetrador. Su nombre era Roberto Basso, un dirigente del Partido Justicialista (PJ), ya fallecido.[49]

Como era obvio, los creyentes en ovnis (tanto los moderados como los más fanatizados) le saltaron al periodista a la yugular, negando que Basso haya podido hacer lo que dijo que hizo. Los más ortodoxos continuaron afirmando que esa noche de enero un plato volador extraterrestre se había acercado al cerro lo suficiente como para dejar la marca en el pasto quemado. Los más heterodoxos (muchos actualmente inclinados hacia cuestiones místicas y espirituales, no tanto a los ovnis) formularon hipótesis que iban desde un spot poderosísimo de luz, perteneciente a una productora que filmaba en el lugar, pasando por el derrame de líquidos incendiarios desde un helicóptero, hasta la instalación de una mallado de alambre con un pequeño pararrayos (que, como es de prever, al recibir el impacto de la centella, fulminó el alambre y dejó todo el pasto quemado).

Pero tampoco hay evidencias de todo esto.

Finalmente, los dichos de Luis Bartolli, Jefe de Bomberos de Capilla del Monte por aquellos ochentosos días, dejan entreabierta la posibilidad de un fraude al declarar que lo que más le extrañaba era que, cuando apareció la marca, nadie (del municipio, se entiende) lo convocó a investigar las causas del incendio (como lo hacían en todos los demás casos).[50] Y el asunto se archivó rápidamente.

Frente a toda esta batería de explicaciones posibles y probables, los defensores del discurso ovni sacaron (y siguen sacando) de la manga dos sucesos con los cuales pretendieron zanjar la discusión, inclinando a balanza hacía el lado misterioso de la cuestión.

El primero de ellos tiene que ver con un segundo incendio natural desencadenado en El Pajarillo un año después (1987) y que afectó a todo el cerro. Claro que, en esta oportunidad, la única zona que no se vio afectada por el fuego fue (¡Oh, misterio!) la huella que apareciera en el "86. Este hecho desató la cadena una vez más y los teóricos de turno quisieron ver en ello la prueba "irrefutable" de que una extraña energía/ radiación residual estaba enquistada en "la marca".

¿Por qué no se quemó también ella en el "87? ¿Ante que misterioso fenómeno estaban? ¿Qué habían dejado los extraterrestres el año anterior?

Estas preguntas tuvieron oportunamente una respuesta del jefe de bomberos de Capilla del Monte. Pero también fue encubierta.

Según el funcionario de entonces, el fuego no entró en la huella por dos motivos: (1) porque ya estaba quemado y/o (2) porque toda la superficie estaba tapizada por brotes de pasto verde, poco propicio para acoger el calor y las llamas.[51]

El otro suceso extraño tiene que ver con un sauce ubicado en el predio de la casa de los Gómez, testigos de "la luz" aquella noche del 9 de enero del "86. La tradición local cuenta que el árbol se secó a poco de haber ocurrido el fenómeno. ¿Disecado por los ET y sus radiaciones?

Considerar como prueba de la presencia de seres de otras galaxias un simple árbol seco es demasiado.[52]

Como bien adujo una bióloga, "No sería la primera vez que un sauce se enferma repentinamente".[53]

Como puede verse, en la góndola de las ofertas hay más de una explicación a la hora de elegir respuesta respecto de qué pudo haber pasado ese 9 de enero de 1986 en El Pajarillo; y todas sin tener que recurrir a la presencia de hombrecitos verdes o pirómanos Hermanos Superiores del centro de la Tierra.

Lo más interesante de todo esto fueron las elecciones que se tomaron y los motivos las guiaron.

Es claro que eso habla más de nosotros, los terrícolas, que de los marcianos.

Emil Cioran dijo una vez: "La ironía es lo que me salva de la Iglesia".

Tenía razón.

Tal vez por eso los "diabólicos" la detestan tanto.

Los caballeros arios del Uritorco

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Wotan

Dios principal de la mitología nórdica.

Ciertos grupos esotéricos argentinos lo responsabilizan de haber entregado

El Bastón de Mando a los Comechingones de la zona del Uritorco.

Los mitos crecen ante la falta de datos. Como dijo el historiador Hugh Trevor-Roper, "son el triunfo de la credulidad sobre la evidencia". Efectivamente, se alimentan del vacío que dejan los archivos incompletos, agigantándose y perdurando en el tiempo gracias a los enormes agujeros negros que tiene el conocimiento histórico.

Los mitos[54]y la deshonestidad intelectual se hermanan en la construcción de historias que devienen en realidades cuando se las repite una y otra vez. En tanto la crítica no tenga el mismo espacio que tienen las fantasías y los delirios (mucho más redituables, por cierto), la mitología anclará en la opinión pública. He ahí la fuerza de las falacias y su perdurabilidad.

Pero cuando esas falacias se dicen con lenguaje académico, mechando datos ciertos con inventos, construyendo un jerigonza que nadie entiende pero aparentemente está muy bien dicha, y se mezcla la Biblia con el calefón en una mélange sin sentido, frente a una audiencia que sólo se ha formado leyendo El Libro Gordo de Petete, la cosa se vuelve más complicada e interesante al mismo tiempo.

La misteriosa ciudad de Erks tiene, por supuesto, a sus sabios. Hombres preparados que, a través de sus escritos esotéricos, pretendieron darle a la temática un tono académico rozando lo antropológico, lo sociológico, lo histórico, pero llenando los huecos de conocimiento con invenciones y una carga ideológica bastante pesada (y peligrosa), que terminó acercándolos al discurso a-científico de los "diabólicos" más imaginativos.

Desde mediados de la década de 1980, coincidentemente con el retorno de la democracia y la llegada al poder de un radicalismo (UCR) que por entonces tenía claras intenciones progresistas, ciertos grupos esotéricos de ultraderecha, guiados por el convencimiento de ser la vanguardia iluminada de la Patria, empezaron a publicar libritos de limitada circulación (generalmente editados por el propio autor o su grupo cercano), que reflejaban la idea, la necesidad según ellos, de "reestablecer el equilibrio y la justicia en la Tierra".

No es casual que esta interpretación orgánica de la sociedad, casi de corte medieval, jerárquica y católica, autoritaria, militarista, no igualitarista y antidemocrática, floreciera en el seno de agrupaciones explícitamente filo-nazis que, como esotéricos que decían ser, trajeron a colación leyendas originadas en la Alta Edad Media, como es el caso concreto del Santo Grial. Uno de los símbolos más claros de la añorada restauración conservadora en Argentina.

No era para menos.

Concomitante con la democratización de la cultura política argentina en transición, los poderosos de antaño sintieron miedo. Sus viejos privilegios empezaban a ser cuestionados y sus crímenes (eufemísticamente llamados excesos) enjuiciados en tribunales civiles. Nunca había ocurrido una cosa así. Ya no se sentían seguros ni cómodos, por lo que no faltaron los que se pintaron las caras para detener el proceso. El equilibrio de antaño se corroía. El orden, la religión, la familia. Habían perdido efectivamente el poder y, aunque una porción del mismo lo conservó durante un tiempo (mucho más largo que el deseado), no iban a resignarse fácilmente. Presentaron batalla. Y en ese enfrentamiento todas las armas fueron válidas, incluso las místico-esotéricas. Los llamados objetos de poder. Los bastones de mando. Las reliquias del pasado que venían en auxilio de los privilegios perdidos. Y si para ello había que tergiversar el pasado histórico con mentiras y delirios, bienvenidas sean las falacias y los dislates teóricos.

Entonces, una vez más, tal como había acontecido en la Alemania del NSDAP, acá en Argentina, de manera desprolija y sin la participación del Estado, empezaron a pulular teorías difusionistas que hablaban de una Raza Superior Antiquísima, blanca (aria), justa y sabia, que había poblado, controlado y enseñado las bases de la civilización a los pueblos precolombinos.

Racismo, xenofobia, antisemitismo y delirios arianistas, disfrazados
de misterios y enigmas del universo, iniciaron una lenta pero efectiva
colonización de conciencias. Y las sociedades originarias, subestimadas,
disminuidas a meras tribus de salvajes ignorantes, se convirtieron en conglomerados
inútiles que, por sí mismos, habían sido incapaces de desarrollar
el avance tecnológico, cultural y espiritual, sin el apoyo (directo o
indirecto) de esos hombre blancos, venidos de allende los mares, varios
siglos antes que Colón.

Ignoradas intencionalmente por una ciencia oficial, conspirativa y mentirosa según el discurso esotérico en ciernes, todas y cada una de esas antiguas migraciones habían sido ocultadas al común de los mortales. Sólo ellos, la crema y nata de la intelectualidad vernácula, guiados en principio por la intuición, la canalización telepática de información y una desinteresada búsqueda de la Verdad (para ellos siempre con mayúsculas) eran los únicos capaces de revelar a las minorías preparadas ese mensaje.

El grado de manifiesta hipocresía era alarmante. Algunos mintieron concientemente, a sabiendas de estar rescribiendo la historia a partir de falsos presupuestos e interpretaciones que no se apoyaban en ninguna prueba, sino en fantasías de cuño propio. Otros en cambio, verdaderos mitómanos patológicos, terminaron creyéndose sus propios delirios y, aprovechando la ignorancia de mucha gente en la materia, levantaron una andamiaje de relaciones y "hechos" que nunca habían ocurrido.

Viejas mentiras nacidas en cenáculos místicos del siglo XIX, especialmente aquellas que venían de las entrañas mismas de la Escuela Teosófica, pasaron por el tamiz de ese "nacionalismo esotérico" que tan bien describe en su libro Hernán Brienza.[55]

El refrito tuvo éxito dentro de grupos cerrados (casi sectarios); y, retroalimentado sin crítica alguna en esas pequeñas células de elegidos, creció y terminó instalándose en la sociedad hasta el día de hoy.

El atractivo de esa rebeldía intelectual se confundió con la estupidez. Pero no importó. Los argumentos más increíbles les resultaron plausibles y así, fantasía y realidad se confundieron de tal modo, que fue posible imaginar la llegada de vikingos a Bolivia, a Paraguay y Brasil, o templarios a Capilla del Monte y la Patagonia, buscando el mítico Santo Grial.[56]

Como era de esperar, aparecieron nuevos héroes y mártires intelectuales. Hombres incomprendidos que a fuerza de tensón buscaron despabilar a la humanidad, sacrificando su vida al anonimato. Acoglanis puede ser considerado uno de ellos.

Pero en este desfile de sabios y autoridades ocultas no fue el único. Hubo otros. Uno en particular, nombrado en páginas anteriores, cuya vida también estuvo llena de sucesos improbables y se hizo pública en la década de 1980 a través de un libro de esoterismo.

Su nombre era Orfelio Ulises Herrera.

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Orfelio Ulises portando el Bastón de Mando de los Comechingones

Ilustración. No hay fotos de este particular personaje nacido en Bolívar (Pcia de Buenos Aires) y formado, según el discurso esotérico argentino, en la mítica ciudad de Shambalá.

Es sintomático advertir cómo en determinados ámbitos surge siempre la necesidad de inventar sabios para justificar dichos y hechos que carecen de fundamento lógico o son falsos. La falacia del experto funciona a la perfección. Sus voces bastan para sentenciar lapidariamente Verdades universales aún sin tener ninguna prueba en la que apoyarse. El testimonio basta. La palabra revelada es suficiente. De ahí la inclinación de exhibir títulos, curriculum vitae o habilidades como señal de sapiencia, sin importar si lo que "los sabios" esgrimen son o no disparates. Es notable el tiempo que los "diabólicos" invierten en estos menesteres.

Es lo que, de alguna manera, ocurrió con Ángel Acoglanis.

También con el mencionado Orfelio Ulises.

Son casos parecidos, aunque con una diferencia clara: de Orfelio Ulises sólo tenemos referencias a partir de un texto esotérico escrito por el abogado Guillermo Alfredo Terrera que, en pocas palabras, fue quien lo lanzó a la palestra. Sólo por su testimonio sabemos de la existencia y extraordinarias cualidades que ese "Gran Maestro Hermético". [57]

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Guillermo Alfredo Terrera

Vehemente abogado nacionalista y místico. Sus escritos son otros de los grandes responsables de las fantásticas historias que se cuentan sobre el Cerro Uritorco, la ciudad intraterrena de ERKS y la búsqueda del Santo Grial en tierras cordobesas.

En el libro de Terrera, Wolfram Eschenbach, Parsifal, Orfelio Ulises-Leyenda y Metafísica, y en una síntesis del mismo realizada por otro conspicuo miembro del esoterismo nacionalista argentino, Fernando Fluguerto Martí[58]se consignan los siguientes datos sobre el personaje, que resumimos seguidamente (en condicional, como podrá observarse).

Orfelio Ulises Herrera habría nacido en una estancia cercana a la ciudad de San Carlos de Bolívar, provincia de Buenos Aires, en 1887. A sus 26 años (de los cuales no hemos encontrado absolutamente ni un solo dato) viaja a Shambhala, en el corazón de Tíbet, donde permanecerá ocho años (entre 1913 y 1923 aproximadamente) recibiendo el "Conocimiento Hermético" de parte de los sabios monjes de la región. Cumplido el curso, habría sido enviado a misionar a nuestro continente, recalando primero en México y, desde allí, tras siete años de peregrinaje, recaló en Chile ("para estudiar –dice Martíel conocimiento de los proto-arios". Del país trasandino habría pasado a nuestra provincia de Córdoba con una nueva orden (que le dieran telepáticamente): encontrar el sagrado Bastón de Mando de los comechingones. Objeto de poder que habría hallado finalmente en 1934 y que conservaría hasta 1948, año en el que se lo traspasara al abogado Guillermo Terrera, último depositario conocido del tan importante objeto.[59]

Convengamos que de este poderoso maestro poco más es lo que se sabe. Pero lo que se dice saber de él es en verdad inverosímil.

En primer lugar, la ciudad de Shambhala jamás existió. Ni en el Tíbet, ni el desierto de Gobi, ni en ningún lado. Es una urbe imaginaria que los esoteristas creen es la sede en donde se puede conocer la voluntad Dios y en la que reside el Rey del Mundo, un supuesto monarca que, adelantándose al actual proceso de globalización, gobernaría el planeta entero desde las sombras, desarrollando arduos trabajos en pos de la evolución espiritual de la humanidad. No cualquiera puede entrar a ese lugar. Hay que tener un nivel "vibracional" especial. Tan especial como el que se requiere para entrar en Erks, ciudad con la que comparte otro aspecto: ambas son urbes subterráneas (intraterrenas, suena mejor).[60]

"Allí se encuentra un mundo ocultoAllí se encuentra un mundo oculto, misterioso, desconocido y prohibido. Donde habitan entidades con tecnologías más allá de nuestra comprensión, Y el conocimiento se mantuvo oculto para nosotros en esta otra dimensión. ¿Será revelada alguna vez la verdad? Las fuerzas terrestres de poder y codicia deben ser para siempre selladas, El conocimiento prohibido para ejercer la guerra. Cuando la humanidad aprenda, A utilizar los conocimientos adquiridos en estas tierras extrañas. Para el beneficio de la humanidad, entonces encontraremos la entrada a es mundo."[61]

Convengamos que estas referencias vuelven el viaje de Orfelio a Shambhala
extremadamente dudoso e improbable (por no decir imposible, evitando
así que los "mente-amplias" nos critiquen).

Es un dislate que no merece ningún otro comentario (al menos en este trabajo).

Pero no es todo.

Tenemos también que referirnos al objeto sagrado que el bolivarense nativo encontrara al pie del cerro Uritorco: el Bastón de Mando de los comechingones.

¿Qué nos dice el místico abogado Terrera y sus discípulos al respecto?

En este punto el salto fuera de la realidad es descomunal; pero muy interesante por las conexiones que podemos hallar con otros dislates; no tan inocentes como la de esa simple piedra.

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El Bastón de Mando de los Comechingones

Objeto místico esotérico al que se le atribuyen poderes especiales capaces de iniciar un Nuevo Orden en el planeta y muy especialmente en América Latina.

Todos los "diabólicos" coinciden en afirmar que el Bastón de Mando de los Comechingones era (es) un cetro sacrosanto de enorme poder, no sólo simbólico sino bien concreto y real. Un objeto con el cual era posible actuar directamente sobre la realidad.

"Una antena para comunicarse con la divinidad", dicen unos. "Un canal directo con los Hermanos Superiores", sostienen otros. "La llave definitiva para entrar en los reinos subterráneos", afirman los creyentes de Erks. Y como si todo eso fuera poco, el bastón le daría, a quien lo poseyera, el poder necesario para liberar y dominar el mundo.

¿Megalomanía? ¿Delirios de grandeza? ¿Fantasías milenaristas?

¿Cabe alguna duda al respecto?

Así todo, decenas de personas con formación académica creyeron (y creen) en todo esto, compitiendo incluso por poseer el bastón. Claro indicio de que un titulo universitario no significa nada, o muy poco, cuando las quimeras invaden la forma que se tiene de ver el mundo. Una forma muy particular, por cierto.

Sin más referencias documentales que el libro de Guillermo Terrera, la tradición cuenta (¡Oh grandiosa tradición!) que el bastón había sido buscado por distintas potencias extranjeras, aunque sin éxito alguno. Sólo el bueno de Orfelio Ulises lo habría conseguido "desenterrándolo (…) del escondite en el cual había permanecido oculto durante siglos: el cerro Uritorco."[62]

Pero el cetro lítico no venía solo: "Apareció junto a otros dos objetos, una piedra circular parecida a un moledor (conana) y un tercero (un trono de piedra) que el descubridor quiso se quedara en el lugar."[63]

Cuenta Terrera que "El Bastón auténtico [porque hay que aclarar que se hicieron copias para proteger el verdadero (¡?)] fue encontrado (…) partido en tres trozos de 43, 40 y 28 centímetros y que mide 1,11 metros de longitud y 4 centímetros de diámetro. Pesa algo más de 4,5 kilogramos. Esculpido en basalto negro, el pulido de la piedra fue datado en más de 8000 años, lo que desconcierta a historiadores y arqueólogo."[64]

Y claro que desconcierta. Aunque a esta altura del partido, los exagerados 8000 años de antigüedad, es lo de menos. Lo que perturba realmente es el nivel de credulidad que gira en torno de semejante falacia, en especial cuando leemos respecto del origen de tremenda reliquia.

De acuerdo con lo expuesto por Terrera, los comechingones, aborígenes que se ubicaban en la región de la actual provincia de Córdoba antes de la llegada de los europeos en el siglo XVI, eran sus poseedores originales. No es mucho lo que se sabe de este pueblo. Las crónicas españolas son escasas y, cuando hacen referencia a ellos, destacan una característica física: eran indios que usaban barba. Cosa rara en el mundo precolombino, en el que las caras lampiñas eran la regla. De estos rasgos, y de la ausencia de información, se agarrará Terrera para imaginar una historia paralela en la que los comechingones devinieron en un pueblo de origen nórdico, de una altura por encima de lo normal, barbados, de piel clara y rubia.

¡Por fin llegamos a los indios blancos!

Toda persona que haya estado alguna vez en las selvas sudamericanas podrá reconocer que decenas de leyendas referidas a tribus misteriosas, tienen clara vigencia aún hoy. En las selvas de Perú, Bolivia o Brasil se comenta a diario sobre la aparición (siempre esporádica) de "indios blancos, rubios y con ojos claros", miembros de una perdida tribu no catalogada, que buscan constantemente mantenerse aislados de la civilización. Los rumores se acumulan, se difunden en las tertulias celebradas alrededor de las cervezas nocturnas y, en esas condiciones, los "indios blancos" cobran una realidad muy difícil de ser negada. Se les adjudican poderes fuera de lo común; vestimentas que no concuerdan con el estereotipo del silvícola tradicional y, últimamente, un elevadísimo grado de espiritualidad que los acerca más a los iluminados gurús de la New Age, que los degenerados politeístas de las crónicas españolas del siglo XVII.[65]

Cuando los europeos se desplazaron por el mundo, en momentos de la última gran expansión imperialista (fines del siglo pasado y principios del XX), creando colonias y explorando regiones hasta entonces intransitadas por occidentales, supieron recopilar extraños informes sobre aborígenes de piel muy clara, habitando rincones que el sentido común jamás hubiera considerado propicios para el desarrollo de comunidades blancas. El mito del indio rubio se propagó como una mancha de aceite por los cinco continentes y no tardaron en ser considerados los responsables de las más magníficas obras arquitectónicas de la antigüedad. Ya sea en África, Asia o América, la raza blanca se endosó todo aquel pasado que, a ojos de un explorador europeo, resultaba admirable.

Este argumento posee una dosis peligrosamente oculta de racismo. Expliquemos, brevemente, porqué.

Cuando, en el siglo XIX, el auge de la arqueología, y el interés por las antiguas civilizaciones orientales o precolombinas, empujaron a los estudiosos europeos a abandonar sus ciudades y trasladarse a los rincones más extraños del planeta para practicar in situ sus investigaciones, se llevaron la gran sorpresa de toparse con testimonios culturales que jamás habían imaginado. El régimen colonial les abría las puertas a nuevos mercados, a más y variadas materias primas, pero también a un pasado totalmente ignorado y que no encajaba con los prejuicios del hombre culto, burgués y europeo de entonces.

Las ruinas egipcias, mayas e incaicas que salían a la superficie, tras siglos de olvido, no parecían concordar con la situación social de los países en las que se levantaban. Regiones pobres, dependientes, con un sistema educativo deficiente o inexistente, como así también una tecnología por completo importada de Europa, habían poseído en el pasado antecesores maravillosamente creativos y con una disposición técnica que sus descendientes contemporáneos habían perdido u olvidado. ¿Cómo era posible que "simples indios o negros" pudieran haber construido obras de arquitectura e ingeniería tan fabulosas? ¿Cómo adjudicarles a sociedades semisalvajes logros tan magníficos en el campo de las artes? No cabía otra explicación que ésta: sus constructores eran miembros de una raza desaparecida, superior y, por supuesto, blanca.

Así, pues, fenicios y romanos, cartagineses y griegos, vikingos o atlantes, habrían difundido sus legados culturales por todo el mundo, enseñando, a los pobres salvajes, métodos y técnicas que luego éstos olvidarían para siempre. Estas teorías difusionistas fueron muy convenientes para los colonizadores europeos de los siglos XIX y XX, puesto que con ellas creaban un precedente histórico para la ocupación y explotación imperialista. Si se fijaba un origen extranjero ("blanco") a los monumentos arqueológicos que se encontraban, se legitimaba y justificaba la apropiación de ricas regiones del planeta. "Nosotros, los blancos, hemos estado primero aquí. Les hemos enseñado todo y ustedes lo perdieron. Aquí estamos, nuevamente, para civilizarlos". Ninguna sociedad cobriza o negra era considerada capaz, por sí misma, de alcanzar un nivel de civilización y progreso propio del hombre blanco. Racismo puro.

Por lo tanto, los rumores sobre "indios rubios" venían a confirmar los postulados del imaginario racista que analizamos (por más que los mismos exploradores o arqueólogos no fueran conscientes del arraigado prejuicio que cargaban).

Misioneros y censistas; cazadores y exploradores; aventureros y contrabandistas, sean del grupo étnico que sean (indios, blancos, mestizos, mulatos, negros), continúan (actualmente) denunciando avistamientos de indios rubios que, como las sombras de la selva, pasan y desaparecen, sin saberse nunca a dónde van.

Pero no es todo.

Volviendo al Bastón de Mando de los comechingones, y teniendo en cuenta las consideraciones anteriores, es lógico que dentro de ese esquema ideológico se afirmara, como lo aseveró el abogado Guillermo Terrera, que no habían sido esos "indios" los verdaderos fabricantes del bastón, sino un dios.

El dios de dioses: Vultán o Wotan, deidad de origen nórdico asociado a Odín.

¿Indios blancos al pie del Uritorco? ¿Dioses nórdicos
recorriendo América, trayendo los fundamentos de la civilización?
¿Milenarias culturas, altamente tecnificadas y con un elevado conocimiento
espiritual, en los orígenes mismos de nuestro continente? ¿Simbología
germánica en las antiquísimas ruinas precolombinas? ¿Textos
medievales que anuncian una primigenia expansión de arios por todos lados?

Éstos y otros delirios racistas son los que sobrevuelan, conciente o inconcientemente, muchas de las afirmaciones y "teorías" que se siguen repitiendo con relación a la historia del Uritorco.

No hay nada inocente en todo ello.

La ideología se filtra con ponzoña por las grietas abiertas de la historia. La ignorancia y escasez de datos ha abierto, y siguen abriendo posibilidades infinitas a la hora de imaginar e inventar el relleno con el que esos huecos son tapados.

Fantasías peligrosas.

Delirios que persiguen objetivos claros.

Credulidad y locuras que terminan siendo creídas e instaladas en el imaginario de millones.

Romanticismo y aventuras filo-nazis que pasan inadvertidas, mezcladas con el emergente discurso neoconservador de espiritualismo New Age.

Esto es lo que ocurre cuando las quiméricas especulaciones terminan convirtiéndose en "hechos comprobados" y nadie cuestiona nada, dejando que la "estúpida importancia" de los discursos, expresados con seriedad y voz grave, impere sin más.

Pero los dichos del esoterismo argentino, y el de otros tantos que lo imitaron, no son nada originales. Hay antecedentes, como ya hemos visto, en el pensamiento e imaginario imperialista europeo del siglo XIX; ambos fortalecidos y justificados académicamente a partir del brote de nacionalismo autoritario que se dio en Alemania, durante los años del nazismo. Y un acontecimiento es el que marca el "momento fuerte" de todo esto: la creación, a mediados de la década de 1930, de una organización conocida con el extenso nombre de Deutsche Ahnenerbe, Studiengesellschaft für Geistesurgeschchte (Herencia Ancestral Alemana, Sociedad para el estudio de la Historia de las Ideas Primitivas) o simplemente "Ahnenerbe".

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Símbolo de la Ahnenerbe

Herencia Ancestral

Sociedad para el estudio de la Historia de las Ideas Primitivas

Cuando el 1 de julio de 1935, Heinrich Himmler, jefe de las temibles SS, inauguró este instituto, lo que perseguía era fundar un espacio de prestigio dedicado a crear mitos, distorsionar la verdad y generar evidencias falsas, tergiversando la historia y la arqueología, para respaldar las ideas expansionistas y raciales de su Führer, Adolf Hitler.[66]

La Ahnenerbe se convirtió de ese modo en un reducto de mentirosos bien pagados cuya meta sería transmitir a la opinión pública, a través de libros, revistas, congresos, exposiciones y filmes, los resultados de esos hallazgos tan reveladores. Para ello, Himmler reunió a estudiosos y académicos de prestigio dentro de Alemania, generalmente profesionales ambiciosos y sin escrúpulos que buscaban escalar posición dentro de la sociedad y del Partido, sin importarles la verdad. Eran nazis oportunistas. Aunque, claro está, también estaban aquellos convencidos de las falsedades que transmitían. Ambos grupos, eran concientes de una frase que, tiempo después, en 1948, George Orwell escribió: "Quien controla el pasado, domina el presenta". Es lo que Himmler, la Ahnenerbe y todo su ejército de místicos, historiadores, arqueólogos, folcloristas y biólogos pretendieron hacer, con un lamentable éxito.

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Karl-María Wiligut

Karl-María Wiligut. Este austríaco, nacido en 1866, hijo de un ex combatiente de la Primera Guerra Mundial y heredero del odio hacia la republica de Weimar, el Tratado de Versalles y la democracia, se enroló en un grupo paramilitar de ultraderecha siendo muy joven. Tras un matrimonio frustrado y una denuncia por incesto fue internado en un manicomio. En 1927 lo dieron de alta y empezó frecuentar ámbitos esotéricos donde hizo público sus supuestas capacidades para canalizar lo que denominaba el antiguo conocimiento de los antepasados. Siendo una persona de gran verborragia y carisma, se rodeó de mediocres que llegaron a considerarlo un sabio y en 1933 conoció personalmente a Himmler, quien quedó impresionado por sus ideas y le pidió ayuda para encontrar un lugar apropiado donde instalar el cuartel general de las SS. Según cuentan, Wiligut le recomendó (tras una canalización) un sitio en particular; según él, en donde se había librado, en épocas del decadente imperio romano, una batalla en la que un caudillo germano había vencido a las legiones romanas. Ello bastó para que Himmler (admirador de lo germánico y de la raza nórdica) comprara en ese lugar (Westfalia) el castillo de Wewelsburg, construido en el siglo XIII, e incorporara a las SS a su consultor místico quien desde ese instante se hizo llamar Weisthor (Weis es sabio, Thor es el dios del martillo). Wiligut decía que su familia remontaba el linaje al esa mítica deidad (hijo de Odín/Wotan).

Pero no le basó un asesor como Wiligut.

El primer presidente de la Ahnenerbe fue un especialista en prehistoria cuya capacidad de comunicación era más que amplia. Se llamaba Hermann Wirth. Un tipo encantador, convincente y elocuente, que estaba convencidísimo de haber descubierto una antigua escritura sagrada, según él la más antigua del mundo, con la que (sostenía) iba a descubrir y comprender a la ancestral religión aria practicada por una civilización nórdica perdida en el Atlántico Norte, que Himmler y otros delirantes peligrosos estaban buscando.

Estas ideas le cayeron muy bien al jefe de las SS, aunque no por mucho tiempo. En 1937 (dos años después de su nombramiento) Himmler le pidió la renuncia. El motivo: Hitler no era muy afecto a las leyendas germánica sino a las griegas y romanas, y Wirth lo que buscaba era desplazar al catolicismo y al protestantismo para instalar (a futuro) esa religión que supuestamente había hallado. Políticamente eso no era conveniente. El Führer no podía ponerse en contra de esas dos instituciones y presionó a Himmler para que lo echara.

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Hermann Wirth

Es sintomático notar que, el pensamiento de Wirth, entronca con los delirios místico-esotéricos de los que hemos venido hablando respecto del Uritorco.

Wirth era un convencido de que la vida urbana prostituía el alma
de la gente, creía que el nuevo hombre debía volver
al campo y recuperar el pasado, abrevando en las tradiciones populares las cuales
eran la entrada al conocimiento verdadero. El tema es que, para cuando
Wirth lanzó su teoría sobre la escritura aria más antigua
del mundo,
ya se sabía a ciencia cierta que la egipcia y la mesopotámica
(con 4000 años de antigüedad) eran efectivamente las más
viejas y que no existían evidencias que probaran la teoría del
presidente de la Ahnenerbe. Como si eso fuera poco, afirmaba que esa raza nórdica
había evolucionado en el ártico y que era descendiente de los
antiguos habitantes de la Atlántida; y en lo personal, perjuraba
que poseía capacidades telepáticas y era clarividente.

Como puede observarse, la cabeza de la Ahnenerbe comulgaba con toda una
serie de ideas imposibles, cercanas a los delirios teóricos de Acoglanis
y Terrera.

La falta de originalidad de los esotéricos vernáculos también
se advierte al hacer un punteo de las creencias sostenidas por el Dr. Walter
Wüst
, quien desde febrero de 1937 se convirtió en el nuevo
presidente de la institución.

Wüst no era un nazi convencido. Se hizo nazi por conveniencia. Su puesto le dio poder e influencias. Fue un difusionista acérrimo, interesado también es la mítica raza nórdica en la que creía se había originado toda la civilización. Sostenía con vehemencia que desde Europa, esto arios blancos, valeroso, inteligentes, bien formados, habían emigrado primero a Irán, después Afganistán y finalmente la India; y que el libro sagrado hindú, escrito en sánscrito, el Rig-Veda, era un documento de la raza nórdica.

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Walter Wüst

Los eruditos reunidos en la Ahnenerbe también comulgaban con estas fantasías.

Uno de ellos, el arquitecto Edmund Kiss, afirmaba haber localizado una antiquísima colonia nórdica en el actual territorio de Bolivia. Concretamente en las ruinas de Tiahuanaco.

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Edmund Kiss

Para él, el yacimiento tenía una antigüedad de más de un millón de años [¡?], y para sostener esa locura partía de una teoría cataclísmica que hablaba de cinco lunas anteriores a la nuestra estrellándose contra la Tierra y borrando todas evidencias de esa primigenia civilización aria en la que soñaba. Sólo dos lugares habían resultado a salvo: el Tíbet y los Andes bolivianos. Por ende, las ruinas de Tiahuanaco, con su Puerta del Sol y demás esculturas decorando sus edificios, eran para Kiss pruebas de la existencia de arios en el altiplano hacía miles y miles de años.

Así pues, guiada por estas ideas locas, la Ahnenerbe organizó ocho expediciones documentadas y probadas históricamente. Tal vez la mas famosa sea la practicada en 1938 al Tíbet y de la cual hay profusa evidencia desde que (en 1970) de encontraron los archivos y filmaciones oficiales.[67]

Las teorías difusionistas, que explican el origen ario de todas las civilizaciones del mundo, tuvieron éxito en muchos ámbitos, incluso en personas que llegaron a creer que los comechingones eran de origen nórdico. Después, sí, vinieron sus epígonos menos despiertos, repitiendo los mismos prejuicios, levantando las mismas banderas raciales, pero mezclando todo con ovnis, extraterrestres, intraterrestres, hermandades blancas y energías misteriosas.

Hay pocas cosas nuevas bajo el sol.

Todo se recicla.

Aún los dislates.

Palabras finales

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Cartel de ingreso a la ciudad de Capilla del Monte

Desde un primer momento se estimula a creer que los alienígenas nos vigilan.

Como hemos podido ver, la historia de Capilla del Monte tiene un antes y un después del mes de enero de 1986. Las enseñanzas de Acoglanis, sus mensajes místicos y crípticos en torno a la ciudad de Erks y, posteriormente, la aparición de la "huella" en el cerro El Pajarillo, cambiaron todo. No sólo la manera de concebir la oferta turística y sus atractivos locales (antes El Zapato, hoy el Uritorco), sino también la composición social y el imaginario del pueblo. Actualmente, Capilla del Monte tiene una población no originaria mayor en un 50 % (o más) a los nacidos y criados (NYC) en el lugar. Las migraciones internas hacia Capilla, desde mediados de la década 1980 generó el surgimiento de los "nuevos capillenses", en su mayoría instalados en el pueblo en busca de tranquilidad, seguridad y revelaciones espirituales y esotéricas (ya sea que éstas vengan de Erks o del espacio exterior).[68]

Este fenómeno sociológico terminó por cooptar no sólo al conglomerado comercial (restaurantes, hoteles, hosterías, etc., que viven y explotan el misterio) sino también a las autoridades municipales.

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Cartel promocional de Capilla del Monte. Secretaría de Turismo de la ciudad

La cultura extraterrestre oficializada por el gobierno comunal.

Hoy Capilla del Monte, Meca místico-esotérica de la Argentina, tiene de sí misma una mirada muy diferente a la de antes. Ha reinventado el significado simbólico de su atractivos y el imaginario imperante. Tal es el caso del cerro Uritorco (Cerro de los loros), ignorado hasta la década de 1980 y convertido hoy en el principal polo de atracción de la región.[69]

Ya han pasado 30 años y todo augura que aún le queda mucho tiempo por delante.

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Toda Capilla del Monte preparada para la conmemoración

Enero de 2016

Capilla del Monte, Córdoba

FJSR

Bibliografía

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  • Agostinelli, Alejandro, "…Y los ET nunca vinieron", en Revista Descubrir, año 6, N° 63, octubre de 1996.

Agostinelli, Alejandro, "La mancha de El Pajarillo: con pecado concebida". 2011. Disponible en Web: HTTP://FACTORELBLOG.COM/2011/11/14/LA-HUELLA-DEL-CERRO-PAJARILLO-CON-PECADO-CONCEBIDA/

  • Barreto. Margarita (editora), Turismo, reflexividad y procesos de hibridación cultural en América del Sur austral, Pasos revista de Turismo y Patrimonio Cultural, Número 4, España, 2010.

  • Brienza, Hernán, "Bienvenidos a Martelandia" en En el campo las espinas. Crónicas de un país fantasmal, Ediciones, recovecos, Buenos Aires, 2013.

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  • Dangel, Guillermo J., Todo sobre el cerro Uritorco y la ciudad de Erks, Libros de La Tortuga, Buenos Aires, 2012.

  • Eco, Umberto, El péndulo de Foucault, Editorial Lumen, España, 1989.

  • Escardó, Florencio, El Niño y los Ovnis. Disponible en Web: http://www.angelfire.com/scifi/etdelsol/archivos/Merkabah/florencioescardo.htm

  • González, Ricardo y Villamil, Roberto, Las Luces de ERKs y las Ciudades Subterráneas, Publicaciones Ecis, Buenos Aires.

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  • Markic, Mario, "En busca de la ciudad perdida del Uritorco", capítulo 9, en Cuadernos del camino. De Tierra del Fuego al cometa Halley, Editorial Marea, Buenos Aires, 2005.

  • Nisco Jorge y San Honorio, Ramiro, El Séptimo Bastón de Dios, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2012.

  • Oliva, Gustavo, El misterio del Uritorco y la ciudad de Erks, Colección Enigmas, Sol Rojo Editora, Córdoba, 2004.

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  • Villamil, Roberto y Cairo, Gustavo, Ángel Cristo Acoglanis, el portero de Erks, 3R Ediciones, Buenos Aires, 2015.

  • Zerpa, Fabio, Ovnis(s) y ciudades intraterrenas. Investigación y verdad, Editorial Sirio, Buenos Aires, 2012.

 

 

Autor:

Fernando Jorge Soto Roland*

 

[1] V?ase todo lo referido a Fawcett y sus expediciones delirantes en http://lasvocesdebabel.blogspot.com.ar/2013/04/percy-harrison-fawcett.html

[2] V?ase al respecto: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/soto_fernando/percy_harrison_fawcett_y_su_delirio.htm

[3] V?ase al respeto: http://www.akasico.wanadoo.es/akasico/html/carticulos/67618_3.html

[4] Como puede verse tampoco su periplo en el ?exilio? es claro. En tanto que Guillermo Dangel nombra Albania, Gonz?lez y Villamil ni siquiera indican esa escala previa al T?bet.

[5] Gonz?lez, Ricardo y Villamil, Roberto, Las Luces de ERKs y las Ciudades Subterr?neas, Publicaciones Ecis, Buenos Aires, 2012, pp.35-36.

[6] Dangel, Guillermo J., Todo sobre el cerro Uritorco y la ciudad de Erks, Libros de La Tortuga, Buenos Aires, 2012, P?g. 15.

[7] Todos estos datos fueron recogidos por Roberto Villamil, amigo personal y fot?grafo de Acoglanis, pero de los cuales el mismo Villamil dice no tener confirmaci?n alguna. Todo indica que las mudanzas y el ir y venir de un lugar a otro fueron un componente permanente en la neblinosa vida de Acoglanis. V?ase: Villamil, Roberto y Cairo, Gustavo, ?ngel Cristo Acoglanis, el portero de Erks, 3R Ediciones, Buenos Aires, 2015.

[8] Dangel, G. op.cit. P?g.16.

[9] V?ase: Escard?, Florencio, El Ni?o y los Ovnis. Disponible en Web: http://www.angelfire.com/scifi/etdelsol/archivos/Merkabah/florencioescardo.htm

[10] Nota: En el universo de la ovnilog?a, un ?contactado? es aquella persona que dice haber tenido (y tener) contacto con entidades extraterrestres, seres de luz o intraterrestres, seg?n los casos. La mitolog?a sostiene que esas comunicaciones pueden ser tanto f?sicas como telep?ticas (?).

[11] Gonz?les. R. y Villamil, R., op.cit, P?g. 168.

[12] V?ase: Dangel, op.cit., P?g. 33.

[13] Nota: M?s all? de toda suspicacia, aquellas personas que fueron atendidas por Acoglanis todav?a recuerdan el modo en que sanaron sus dolencias tras pasar, literalmente, por sus manos o seguir sus consejos terap?uticos. En enero de 2015, en el pueblo cordob?s de San Marcos Sierras (a muy pocos kil?metros de Capilla del Monte), tuvimos oportunidad de conversar con una remisera local de nombre Mabel que asegur? haber conocido a Acoglanis (?Mi maestro?, dijo) y haber sanado de una dolencia ?terminal? de ri??n (?que se me hab?an ca?do de hacer tanto esfuerzo?) despu?s de varias consultas con el controvertido ?m?dico?. As? todo, dijo desconocer la veta m?stica de Acoglanis y los extra?os rituales que practicaba en la zona de Los Terrones. S?lo despu?s de su muerte y del revuelo que se desat? en Capilla del Monte, se enter? de lo que parece haber sido un aspecto no demasiado publicitado de sus actividades (a no ser si se era una persona de confianza).

[14] Dangel, G., op.cit., P?g. 84.

[15] La muerte de Acoglanis es parte de una trama de ficci?n muy entretenida en la novela El S?ptimo Bast?n de Dios. V?ase: Nico, Jorge y San Honorio, Ramiro, El S?ptimo Bast?n de Dios, Editorial Planeta, Buenos Aires, 2012.

[16] Nota: Sobre el asesinato de Acoglanis v?ase en cap?tulo 5 del libro de Guillermo Dangel, op cit. pp.43-49.

[17] Pareidolia?(derivada etimol?gicamente del?griego?eidolon (e?d????):??figura? o ?imagen? y el?prefijo?para (pa??):??junto a? o ?adjunta?) es un fen?meno?psicol?gico?donde un est?mulo vago y aleatorio (habitualmente una imagen) es percibido err?neamente como una forma reconocible.?

[18] V?ase: Makic, Mario, ?En busca de la ciudad perdida del Uritorco?, cap?tulo 9, en Cuadernos del camino. De Tierra del Fuego al cometa Halley, Editorial Marea, Buenos Aires, 2005.

[19] Gonz?lez, Ricardo, op.cit., p?g. 42.

[20] La invocaci?n, que fuera grabada oportunamente dec?a lo siguiente: Guama Imanuak/ Guana Igikuna/ Guana Cuatil/ Manuana Iku/ Naguana y Mu/ Eneguna Iuk/ Guana Iguaikuana/ Guana Guanta. ?Qu? significa esto? S?lo Acoglanis lo sab?a. S?lo ?l entend?a el idioma Ird?n. Un desatino de principio a fin.

[21] Gonz?les R. y Villamil R., op.cit, p?g. 43

[22] Ib?dem, p?g. 165.

[23] Ib?dem, p?g. 43.

[24] V?ase: Los Diarios de Erks, autor Sarumah. Disponible en Web: http://www.erks.org/diarioerks1.htm

[25] Ib?dem. Disponible en Web http://www.erks.org/diarioerks1.htm

[26] Ib?dem. Disponible en Webhttp://www.erks.org/diarioerks1.htm

[27] Ib?dem. Disponible en Web: http://www.erks.org/diarioerks1.htm

[28] Aquellos que decidan conocer en detalle la delirante cosmovisi?n imaginada por Acoglanis no tiene m?s que consultar los ?Diarios? arriba citados.

[29] Nota personal: En enero de 2015, mientras recopilaba informaci?n para la presente investigaci?n en Capilla del Monte, tuve la oportunidad de contratar, en una conocida oficina de servicios tur?sticos del centro de la ciudad (y a precio bastante elevado por tratarse de una incursi?n espiritual), un tour nocturno a lo que llamaban ?Las Puertas del Cielo?, un cerro de casi 1500 m.s.n.m. cercano a Los Terrones. El objetivo de la excursi?n era participar en una ceremonia de ?sanaci?n ?lmica?, en el coraz?n mismo del lugar en donde Acoglanis hab?a dado origen a toda esta historia. El especialista que comandaba al grupo (de unas trece personas aproximadamente) se present? como un ?contactado? y disc?pulo de Trigueirinho. No bien hicimos cumbre (jam?s olvidar? ese cielo maravilloso tachonado de estrellas titilantes) tendi? una gran lona en la que todos nos sentamos en c?rculo. Acto seguido solicit? que apag?ramos todas las linternas y la oscuridad (noche sin luna) nos trag?. Tardamos unos minutos en adaptarnos las tinieblas. Pero nada deb?amos temer: el maestro sanador nos guiaba. Entonces, tras tocar lo que supuse era un xilof?n (era un cuenco de bronce), y bajo la reververancia del sonido que sali? del instrumento, dijo: ?Pedimos a los maestros de Erks, nuestros ?ngeles custodios, que se hagan presentes aqu? y ahora. Que descienda una campana de luz de bendici?n y ampliaci?n de la conciencia para este grupo. Tomamos aire y vamos llenando de luz el coraz?n?. Acto seguido hizo que nos present?ramos. Me sorprendi? que muchos dijeran que hab?an recibido un mensaje para concurrir a ese lugar. Evidentemente ?quer?an creer?. No pude m?s que recordar el viejo film Encuentros Cercanos del Tercer Tipo. Entonces el gur? continu?: ?Todos saben lo que es Erks. Encuentro de Remanentes K?smicos Siderales. Ellos son como nosotros, pero sin cuerpos f?sicos, en otro estado de vibraci?n evolutiva. Estamos ahora en el valle de Erks. Yo podr?a ahora convocarlos para que aparecieran, pero no lo voy a hacer. No s?lo por el susto que se llevar?an, sino porque vibratoriamente hay que tener un trabajo previo. Hay que estar preparado. Hay que tener una adecuaci?n vibratoria para que uno se pueda entregar a ese tipo de experiencia.? En la siguiente hora y media habl? sobre las experiencias de encarnaci?n de las almas provenientes de ?Ori?n! y de c?mo cada uno antes nacer elige la familia en la que va a vivir. Obviamente no dej? de referirse a la reencarnaci?n y las vidas anteriores como origen de los traumas. Toda una parafernalia pseudo-psicol?gica en la todo se mezcla con todo.
Como puede observarse, parte de las experiencias iniciadas por Acoglanis hace ya varias d?cadas (en lo que nuestro gur? llam? ?El Portal de la Transformaci?n?) siguen en pie. Vivas y redituables. (Archivo del autor).

[30] La teosof?a o ?Sabidur?a e los Dioses? fue una sociedad m?stica fundada (entre otros) por la carism?tica y desquiciada Helena Petrovna Blavatsky. Madame Blavatsky, como era popularmente conocida, representa uno de los escalones m?s elevados del delirio esot?rico del siglo XIX. Sus m?ltiples escritos, herm?ticos y misteriosos, dieron con el tiempo insospechados frutos en el ?rbol del irracionalismo occidental. Frutos que a?n hoy siguen madurando en decenas de sectas, cofrad?as y grupos, extendidos a lo largo de todo el mundo, cuyas teor?as explotan y difunden los iluminados obispos de la New Age. Rusa de origen, esta mujer obesa y de profunda mirada, transit? por cuanta actividad mist?rica pueda uno imaginarse. Desde el espiritismo con base en la doctrina de Allan Kardec, hasta la supuesta canalizaci?n de informaci?n procedente de hermanos superiores que viv?an en lo alto del T?bet, en lo profundo de las selvas e, incluso, en subterr?neas ciudades secretas, donde se conservar?a el legado sapiencial de los antiguos atlantes (raza, seg?n la iluminada rusa, de hombres superiores que habr?an dado origen a todas las altas culturas de la antig?edad, a un lado y otro del oc?ano Atl?ntico). Con base en estas ideas fund? en 1875 la Sociedad Teos?fica, en la que se nuclearon importantes personalidades en torno a teor?as de difusionismo cultural y de profunda raigambre racista. Todos ellos contribuyeron a reescribir (sin pruebas y con un estilo libre sorprendente) la historia completa de la humanidad (como lo hicieron, var?as d?cadas m?s tarde, algunos miembros del partido nazi de Alemania).

[31] Respecto de la continuaci?n de las ense?anzas esot?ricas de Acoglanis, muchos cree que sus seguidores, tras el asesinato del gur?, dejaron las cosas en stand by por temor a las mismas supuestas represalias que debi? sufrir el m?dico griego. Aducen que se instaur? un ?pacto de silencio? muy dif?cil de romper y que ninguno de sus ac?litos (incluso su viuda) da informaci?n de ning?n tipo y menos que menos entrevistas (Di Prinzio ser?a la excepci?n). En nuestra opini?n todo esto es parte del esp?ritu conspirativo que gu?a a los creyentes del tema.

[32] Dangel, op.cit. p?g.92

[33] Nota: Ahora, si usted quiere tener millones de dudas irrazonables, la podr? encontrar por todos lados y de todos los colores.

[34] Nota: La famosa ?huella? o ?marca? en El Pajarillo (de la que se ha hablado tanto en los ?ltimos 30 a?os) era un espacio quemado, de forma ovoide, que fue visto el 10 de enero de 1986, por la ma?ana y que habr?a sido hecho por una nave extraterrestre durante la noche anterior, al sobrevolar la zona. Casi de inmediato surgieron tres testigos de ese sobrevuelo misterioso: una abuela, su nieto de 11 a?os y la madre del mismo. Los ?investigadores? locales los interrogaron, siendo el ni?o la ?principal fuente de informaci?n?. De sus dichos se derivaron todas las hip?tesis que siguen circulando hasta hoy. V?ase en Web googleando ?El Pajarillo?.

[35] V?ase: Art?culo El equipo de Jos?. Disponible en Web: HTTP://WWW.PAGINA12.COM.AR/DIARIO/SUPLEMENTOS/RADAR/9-291-2002-07-28.HTML

[36] Dangel, G., op.cit., P?g. 27.

[37] V?ase: Eco, Umberto, El p?ndulo de Foucault, Editorial Lumen, Espa?a, 1989.

[38] Pero a no sorprenderse. Algo similar ocurri? en otras partes del mundo. En Escocia, por ejemplo, los ?rganos gubernativos municipales han votado leyes/ordenanzas que protegen de cazadores inescrupulosos al mismismo monstruo del Lago Ness (un supuesto plesiosauro, remanente del per?odo jur?sico, que todav?a nada en sus oscuras aguas); o en algunos territorios de Estados Unidos, que han hecho lo mismo con respecto al famoso Bigfoot (Pie Grande).Leyes que protegen quimeras. No porque la quimera exista objetivamente (ser?a un desprop?sito), sino por la cuantiosa suma de dinero que ?sta le genera a esas regiones.

[39] V?ase: Agostinelli, Alejandro, ??Y los ET nunca vinieron?, en Revista Descubrir, a?o 6, N? 63, octubre de 1996, p?g.87.

[40] V?ase el excelente art?culo de A. Agostinelli publicado en julio de 1986. Disponible en Web: https://es.scribd.com/doc/169291735/Ufo-Press-23-Julio-1986

[41] Ib?dem, p?g.8: https://es.scribd.com/doc/169291735/Ufo-Press-23-Julio-1986

[42] Ib?dem, p?g.7 : https://es.scribd.com/doc/169291735/Ufo-Press-23-Julio-1986

[43] V?ase: Agostinelli, Alejandro, ?La mancha de El Pajarillo: con pecado concebida?. Disponible en Web: HTTP://FACTORELBLOG.COM/2011/11/14/LA-HUELLA-DEL-CERRO-PAJARILLO-CON-PECADO-CONCEBIDA/

[44] Sus miembros afirmaron haber recibido mensajes telep?ticos de naves extraterrestre un d?a antes de que apareciera la huella (??). Entre otras cosas sostienen que en 1907 hubo un combate entre seres extraterrestres en el cruce la ruta 38 y la ruta 17 (camino a Los Terrones y Ongamira) (?!). L?gicamente eran (?son?) partidarios de creer que los pueblos originarios ?tuvieron relaciones directas con los extraterrestres?.

[45] Ib?dem, p?g.9 : https://es.scribd.com/doc/169291735/Ufo-Press-23-Julio-1986

[46] V?ase reportaje completo. Disponible en Web: HTTP://WWW.PAGINA12.COM.AR/DIARIO/SUPLEMENTOS/RADAR/9-291-2002-07-28.HTML

[47] V?ase el excelente art?culo de A. Agostinelli publicado en julio de 1986, P?g.9. Disponible en Web: https://es.scribd.com/doc/169291735/Ufo-Press-23-Julio-1986

[48] Agostinelli, Alejandro, ??Y los ET nunca vinieron?, en Revista Descubrir, a?o 6, N?63, octubre de 1996, pp. 87-88.

[49] V?ase en Web art?culo: HTTP://FACTORELBLOG.COM/2011/11/14/LA-HUELLA-DEL-CERRO-PAJARILLO-CON-PECADO-CONCEBIDA/

[50] Ib?dem.

[51] Llama la atenci?n lo siguiente. En el a?o 2012, en un reportaje que Alejandro Agostinelli le hiciera al intendente de Capilla del Monte (Gustavo Sez, creyente en los ovnis e hijo del jefe comunal en los d?as en que apareci? la huella), ?ste asegur? no conocer la hip?tesis planteada por el bombero. V?ase en Web reportaje: http://factorelblog.com/2013/02/07/festival-alien-2013-el-uritorco-tira-los-platillos-por-la-ventana/

[52] Es de notar que e intendente Gustavo Sez, en la entrevista antes citada, se agarr? de la historia del sauce para rebatirle al periodista ciertos comentarios esc?ptico al respecto.

[53] Agostinelli, op.cit p?g. 9. Disponible en Web: https://es.scribd.com/doc/169291735/Ufo-Press-23-Julio-1986

[54] Entendidos en el sentido que le dieron los fil?sofos griegos a partir del siglo V a.C., es decir, como sin?nimo de ?mentira?, ?falacia?, y no bajo la acepci?n que tiene dentro de la historia de las religiones, ?relato sagrado que explica el origen de las cosas?.

[55] V?ase: Brienza, Hern?n, Los Buscadores del Grial en la Argentina, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2009.

[56] Coincidentemente con los renovados br?os de esos antiguos mitos difusionistas del siglo XIX, el mercado editorial de mediados de la d?cada de1980 empez? a poblar las mesas de novedades de las librer?as con un tipo de material bibliogr?fico que tambi?n reciclaba viejas mentiras, est? vez de las d?cadas de 1940 y 1950, referidas a la presencia de nazis en Sudam?rica, y m?s espec?ficamente en Argentina. A partir de entonces, se impuso una tendencia que el historiador Ignacio Klich denomina revisionista (atenci?n con no confuir este t?rmino con posturas reivindicativas del r?gimen nazi) [V?ASE: Klich, Ignacio y Buchricker, Cristian, Argentina y la Europa del Nazismo. Sus Secuelas, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2009]. Libros, art?culos, reportajes y documentales/ficci?n se encargaron de volver a instalar la idea de que Argentina hab?a sido, en los a?os posteriores al final de la Segunda Guerra Mundial, un nido de nazis en el que empollaron miles y miles de criminales de guerra, entre ellos los m?s altos jerarcas del ca?do r?gimen alem?n. Como no pod?a ser de otra manera, el mito m?s impactante se revitaliz? y no fueron pocos los que con seguridad obispal sentenciaron (y lo siguen haciendo) que el mism?simo Adolf Hitler se hab?a trasladado a nuestro pa?s, deambulando por diferentes rincones de Argentina (la costa patag?nica, Bariloche, Mar del Plata, La Falda y Miramar en C?rdoba, sin adentrarnos en aquellos que sostienen haberlo visto de tour por Espa?a, la Ant?rtida o el T?bet) [V?ase al respecto nuestro trabajo previo Hitler y los Misterios del Gran Hotel Viena. Disponible en Web: http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/soto_fernando/hitler_y_los_misterios_del_gran.htm]. Toda esta producci?n revisionista parti? de una serie de prejuicios, ideas y rumores que estuvieron presentes y circularon, como ya dijimos, hacia el final del conflicto, pero que en a?os posteriores se probaron completamente falsos. El primero de esos supuestos fue la fobia al peronismo. Todos los autores que se inscribieron en esta l?nea pretendieron denostar con denuncias al r?gimen de Juan D. Per?n, tild?ndolo casi de un IV Reich latinoamericano, abierto a recibir a cuanto asesino nazi tocara las puertas. Cualquier estudio hist?rico cierto (y el de Ignacio Klich lo es) relativiza y pone en tela de juicio esta generalizaci?n exagerada y falsa. En segundo lugar, los escritores, devenidos en tard?os cazadores de nazis, carecieron (todos) de formaci?n hist?rica. No eran (no son) historiadores profesionales (por m?s que se autotitulen de ese modo), sino periodistas; muchos de ellos proclives al sensacionalismo y a las conspiraciones pol?ticas, con una absoluta falta de cr?tica hist?rica y sustento documental (basta con hojear la mayor?a de ellos para observar la carencia de citas documentales y bibliogr?ficas) [Tal vez sea Uki Go?i el m?s serio y mejor documentado de todos ellos]. Lo que la mayor?a hizo, con mayor o menor ?xito, fue repetir falsedades instaladas en el imaginario de la gente. As? nacieron el perdido tesoro (oro) nazi, las deambulaciones ya citadas de Hitler y su secretario Bormann por el mundo, la llegada de submarinos a las costas de la Patagonia cargando jerarcas en fuga y, finalmente, la presencia de expediciones secretas de nazis en la zona de Capilla del Monte y el Uritorco en pos de objetos de poder. [Ya fuera del campo de este revisionismo period?stico, habr?a que considerar tambi?n esa tendencia que liga a los nazis con ovnis, experimentos parasicol?gicos, viajes en tiempo y contactos con entidades de otros planetas].

[57] V?ase: Terrera, Guillermo, Wolfram Eschenbach, Parsifal, Orfelio Ulises – Leyenda y Metaf?sica, Tercera edici?n. Del autor, Buenos Aires, 1991. Y Terrera, Guillermo; Antropolog?a Metaf?sica. El Bast?n de Mando y los Tri?ngulos de Fuerza, Editorial Kier, Buenos Aires, 1987.?

[58] V?ase. Disponible en Web: http://www.taringa.net/comunidades/literario/1141770/Vida-y-muerte-de-Orfelio-Ulises.html

[59] ?ltimamente, el periodista Jorge Camarasa, en su libro Historias secretas de C?rdoba, agreg? que Orfelio Ulises vivi? largo tiempo en el pueblo de Villa Bustos (C?rdoba) dando clases particulares de matem?tica y reuniendo a sus seguidores en torno a la Escuela Primordial de las Ant?podas, grupo esot?rico que ?l mismo fundara y en el que participaba el padre de Guillermo Terrera, desde 1939. De ah? el contacto que posteriormente tuvo con el a?n joven abogado devenido en maestro del hermetismo y portador del Bast?n de mando hasta el d?a de su muerte en 1998.

[60] Esta tan singular literatura habla de muchas ciudades intraterrenas desperdigadas por el mundo. El planeta, como dir?a el inefable Fabio Zerpa, es como un queso gruyere, repleto de cavernas y t?neles interconectados en los que parece viven seres un tanto diferentes a nosotros. Un listado de centros intraterrenos o accesos a ellos (seguramente incompleto) deber?a tener en cuenta a los siguientes: Erks (C?rdoba, Argentina), Shambhala (T?bet), Belukha (Siberia), Monte Horeb (Sina?), Monte Etna (Italia), Monte Perdido (Pirineos), Montserrat (Espa?a), Monte Shasta (California), Culiac?n (Mexico), Ciudad Blanca (Honduras), Laguna de Guatavita (Colombia), Roraima (Venezuela), Cueva de Los tayos (Ecuador), Cusco (Per?), Paititi (Selva amaz?nca peruana), Marcahuasi (Per?), Puerta de Amaru Muru (Bolivia), Sajama (Bolivia), Sierra do Roncador (Brasil), Talampaya (La Rioja, Argentina), Isidris (Mendoza, Argentina), Somuncur? (Patagonia, Argentina).

[61] En Busca de Shambhala. Disponible en Web: http://www.bibliotecapleyades.net/vida_alien/alien_races11.htm

[62] Gonz?lez, R. y Villamil, R., op.cit, p?g. 109

[63] Ib?dem, p?g. 109.

[64] Ib?dem, pp.-109-110.

[65] En un viaje al Per?, realizado en el a?o 1985, el autor pudo entrar en contacto con un joven cantor ambulante en la ciudad coste?a de Nazca (famosa por sus gigantescos geoglifos de la Pampa Colorada) que le refiri? una extra?a historia sobre "indios blancos" en las selvas cercanas a Iquitos. Relat? que "hac?a ya unos a?os" hab?a sufrido una enfermedad a la que ning?n m?dico de Lima le hab?a podido encontrar cura. Estaba perdiendo peso y su salud empeoraba d?a a d?a. Sabiendo que se mor?a, decidi? regresar a su pueblo natal, en plena selva. Hac?a tiempo que no lo visitaba y en ese viaje, que supon?a el ?ltimo, se encontr? con un viejo amigo de la infancia que sorprendido al verlo tan desmejorado, decidi? llevarlo a una comunidad aborigen, a varios d?as de caminata, en donde lo sanar?an. El cantor ( que contar?a con unos 35 a?os cuando transmiti? esta historia) describi? a los indios con unas caracter?sticas sorprendentes: altos, delgados, rubios y extremadamente blancos. Vest?an t?nicas que resaltaban la bondad que ten?an, y pose?an, dijo, la capacidad para comunicarse telep?ticamente. Permaneci? con ellos durante tres meses. Sus cuidados y atenciones, como as? tambi?n el uso de plantas medicinales desconocidas por los farmac?uticos de las ciudades costeras del Per?, le salvaron la vida. Tambi?n coment? que estos hombres "superiores" eran protectores de una ciudad perdida, conocida con el nombre de Paititi, y que escasa personas conoc?an la existencia de esa misteriosa tribu [FJSR].

[66] Sobre la Ahnenerbe no hay demasiados trabajos serios publicados en castellano a no ser la obra de Heather Pringle, El Plan Maestro. Arqueolog?a fant?stica al servicio del r?gimen nazi [Editorial Debate, Argentina, 2008] y su antecesor, el libro de Michael Kater, Das Ahnenerbe der SS 1935-1939, publicado en 1974. pero a lo largo de la d?cada de 1980 el tema fue cajoneado. Hab?a todav?a en actividad muchos ex miembros de la organizaci?n trabajado como acad?micos en universidades de Alemania Occidental y Oriental. Cuando en 1989 cay? el Muro de Berl?n, y dos a?os despu?s el Comunismo sovi?tico, el asunto se reactiv? lleg?ndose a organizar un congreso que versaba sobre los Nazis y la Prehistoria, a cuya cabeza estaba el Profesor Achim Leube (acad?mico del lado Este). Kater y Leube encontraron, pues, indicios de las operaciones realizadas por la Ahnenerbe en el exterior. Finalmente Pringle, desenterr? casi 1000 documentos originales que han permitido reconstruir parte de las tareas que all? se cumplieron y, a?n m?s interesante, aquellas que NO se hab?an realizado.

[67] V?ase: Soto Roland, Fernando Jorge, ?Fantas?as y mitos sobre las expediciones nazis al Uritorco? en Todo es Historia, N? 580, Buenos Aires, Noviembre de 2015.

[68] Para conocer en detalle este fen?meno sociol?gico v?ase: Otamendi, Alejandro, El turismo m?stico-esot?rico en la zona del Uritorco (C?rdoba, Argentina). S?ntesis de una perspectiva etnogr?fica. Disponible en Web: http://revistas.univerciencia.org/turismo/index.php/rbtur/rt/printerFriendly/101/140

[69] Muchos son los que se arrogan la potestad de este enorme cambio. Desde Fabio Zerpa, pasando por Guillermo Terrera, Gustavo Fern?ndez o el IPEC. En todo caso, de lo que no hay controversia, es en el rol fundamental que tuvieron los medios de comunicaci?n en la difusi?n del asunto. Para algunos el papel que jug? Jos? de Zer (Nuevediario) fue clave; para otros, el periodista Enrique Sdrech (diario Clar?n) fue el primigenio auspiciante del fen?meno.

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