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Valoración de la Unidad morfoedafológica I. "Canalete". Sección I – I



  1. Introducción
  2. Unidad morfoedafológica I. "Canalete". Sección I – I
  3. Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físicas

  • 4. Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físico – químicas y químicas

  • Introducción

    Las interacciones del hombre con la tierra han creado desequilibrios
    en los ecosistemas y es la degradación de suelos la principal causa de
    los problemas biofísicos y socioeconómicos que se generan, de
    similar trascendencia que las del calentamiento global y pérdida de biodiversidad,
    estando los tres procesos íntimamente relacionados (Plá, 2001).

    Cambios en el uso y manejo (deforestaciones, labranza excesiva o inadecuada,
    quemas, descenso de la materia orgánica del suelo), que provoquen degradación
    del suelo, pueden acelerar la emisión de CO2, el principal de los llamados
    gases invernadero a la atmósfera. Controlar esos procesos de degradación,
    y aún más, recuperar suelos degradados, puede ayudar a mantener
    o incrementar el C "secuestrado" en la vegetación y en el suelo,
    contribuyendo a reducir o mitigar los efectos invernadero y con ello los cambios
    climáticos globales derivados de la combustión de combustibles
    fósiles (Lal, 2000). Las prácticas para lograrlo son específicas
    para cada sitio, y deben ser evaluadas y adaptadas a las particulares condiciones
    edafoclimáticas y sistema de uso. En algunos casos pueden presentarse
    limitaciones económicas, ambientales y socio – culturales para aplicarlas
    (Batjes, 1999).

    En todas las zonas tropicales del mundo se están buscando nuevas
    alternativas para preparar los suelos pues ha quedado confirmado que no es el
    clima lo que impide una producción adecuada de las tierras sino el manejo
    equivocado de los suelos (Primavesi, 1990; FAO, 1996).

    Un número considerable de países de las regiones tropicales de América Latina poseen una proporción no menor al 50 % de sus territorios en zonas de laderas. En este ambiente, se localiza de acuerdo al país, entre el 20 % y el 40 % de la producción agrícola total, entre el 20 y el 50 % de la tierra agrícola con cultivos anuales y entre el 20 % y el 60 % de la población agrícola (Posner y Mac. Pherson, 2001).

    En el Programa Cubano de Mejoramiento y Conservación de Suelos
    (Instituto de Suelos, 2001), se señala que de los 6,6 millones de hectáreas
    que conforman la superficie agrícola del país, se cultivan 3,6
    millones y de ellas, el 70% está afectada por procesos de degradación
    reconociéndose a la erosión, como uno de los factores limitantes
    de mayor relevancia, lo cual se traduce en que 2,9 millones de hectáreas
    están afectadas por este proceso.

    La degradación de los suelos, y en particular la erosión, es uno de los problemas más importantes que enfrenta la agricultura cubana en la actualidad. Una serie de fenómenos naturales combinados con la acción descuidada del hombre han hecho posible que en Cuba el 40 % de los suelos presentan en la actualidad afectaciones por erosión (Pérez Jiménez et.al ,1990).

    En muchas localidades, el uso del suelo es distinto al recomendado según
    sus condiciones agroecológicas. Este desajuste que contribuye al deterioro
    del suelo, se intensifica por la aplicación de tecnologías o prácticas
    tradicionales no sustentables (Febles, 2001), a través de la aradura
    profunda del suelo trazada frecuentemente en surcos en sentido de la pendiente,
    la práctica sistemática de deshierbes y de rotaciones cortas,
    entre otros factores.

    En términos generales las regiones de laderas en Cuba, aún
    mantienen una privilegiada dotación de recursos naturales en calidad
    y cantidad, particularmente en su diversidad biológica y recursos genéticos,
    sin embargo existe la necesidad de enfrentar el desafío tecnológico
    a partir de una estrategia agropecuaria que contribuya a la equidad y sostenibilidad
    haciendo buen uso de la tierra, mano de obra y recursos naturales irremplazables
    que cada vez son más escasos (Renda, 1981).

    Hoy en día, se conocen cualitativamente las principales causas de la degradación de los suelos, pero aún así se requieren investigaciones para obtener la información cuantitativa que permita predecir los procesos potenciales de degradación, y para desarrollar o seleccionar alternativas de manejo (El-Swaify et.al., 1982). Frecuentemente, los estudios se han dirigido a encontrar soluciones sencillas a los problemas sin buscar sus causas, lo que hace que dichas soluciones no sean aplicables en forma sostenible, o sean poco efectivas (Torri, 2000). Solo con la integración de métodos e índices de diagnóstico armonizados (cualitativos y cuantitativos), en los ambientes geológicos de formación y condiciones de uso considerados, será posible obtener resultados desde una perspectiva verdaderamente genética. De esta forma se podrá precisar en cada caso, los agentes principales que intervienen como causas, los componentes del medio geográfico (naturales y socioeconómicos), que participan como factores y que provocan el surgimiento y diferenciación espacial de los procesos y formas erosivas presentes en las ya extensas áreas de suelos erosionados del país (Febles, 2006).

    Unidad morfoedafológica I. "Canalete". Sección I – I

    Se identifica como una región de contrastes, donde la distribución
    zonal – espacial de los procesos erosivos está básicamente condicionada
    por las diversas formas del relieve, así como por la condiciones de uso
    a la cual ha estado sometida en los últimos años, fundamentalmente
    destinada al cultivo del tabaco donde las labores fitotécnicas han estado
    generalmente carentes de medidas de conservación de suelos (Fig.3.4.)

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    Fig.3.4. Efectos de la erosión en la UME I. "Canalete". Sección I – I

    Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físicas

    Con 2 990 m de longitud está espacialmente orientada hacia las
    formas del microrelieve más representativas, que de acuerdo con la variabilidad
    de los rasgos geomorfológicos y valores energéticos que la caracteriza
    (H = 134 – 175,5 m y ? = 12 – 15 %), representa una de las superficies más
    elevadas de toda la unidad, donde se localizan varios relictos de carso desnudo
    a parcialmente desnudo (Fig.3.5.), cuya dinámica en lo fundamental corresponde
    a la superficie erosivo – denudativa, por lo que representa la fuente primordial
    de los materiales carbonatados presentes hoy día en gran parte de este
    complejo territorial cársico, los cuales han sido secuencialmente redistribuidos
    en virtud a su tamaño, peso y forma por la acción conjunta y simultánea
    de tres procesos principales: erosión hídrica, cársico
    – erosivos y erosivo – gravitacionales, con funciones definidas e interrelacionadas.

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    Fig. 3.5. Relictos cársicos en la unidad morfoedafológica I. "Canalete".

    Asimismo en el flanco meridional de esta unidad (Sección I – I.
    "Canalete"), se aprecia la presencia de dos cañadas cársicas
    con sendos valles en forma de "U" que representan las dos primeras
    barreras geomorfológicas presentes en la macroladera. Ellas se disponen
    en sentido transversal al declive general que muestran las vertientes, interceptando
    el escurrimiento, así como los productos de la erosión (suelos
    y rocas), los cuales por esta vía resultan redistribuidos por toda la
    región. Este efecto "regulador" sobre la erosión, resulta
    con frecuencia uno de los elementos básicos que permiten distinguir en
    ocasiones, diferentes asociaciones o fenómenos de miniaturización
    en el propio complejo territorial natural, lo cual coincide con las descripciones
    de Febles (1988), Gonou (1997); Jaimez et. al. (2005), en regiones similares.

    Precisamente en atención a ciertas características geomorfológicas
    y morfométricas, así como la distinción de diferentes grados
    de intensidad en los procesos erosivos, se estimó conveniente subdividir
    este sector de la macro ladera en dos segmentos principales, los cuales corresponden
    a los espacios ínter fluviales 1 y 2 respectivamente.

    El espacio ínter fluvial No. 1 se inicia con la presencia de una
    gran cañada de 5 m. de profundidad por 6,20 m. de ancho, con taludes
    asimétricos casi verticales y franqueada por una franja de pastos y arbustos,
    que a manera de barrera viva la oculta parcialmente, definiendo la existencia
    de la barrera geomorfológica de mayor influencia en la diferenciación
    espacial de los fenómenos de erosión, así como las de sus
    productos en el territorio, especialmente cuando el trazado de su recorrido
    muestra una dirección transversal al declive general de las vertientes,
    tal y como ocurre en este interfluvio, resultado que coincide con los estudios
    realizados por Andrieux (1986), en regiones similares.

    El efecto de esta barrera geomorfológica, aunado a la mayor pureza
    de las rocas (caliza dura) y un mantenimiento más estable de las pendientes
    (4 – 5 % como promedio), resultan factores influyentes en la variedad geográfica
    de los suelos, los cuales se clasificaron como Ferralíticos Rojo Lixiviados
    típico de acuerdo a la propuesta de Hernández et. al. (1999).

    Por otra parte, el espacio ínter fluvial No.2, a semejanza con
    el anterior presenta en su cabecera una cañada cársica, cuyos
    efectos en relación con las pérdidas por erosión resultan
    similares, aún cuando su forma sea diferente (en este caso en forma de
    "V").

    Asimismo resultó de especial importancia en el contexto de este
    ecosistema, los cursos de agua de carácter estacional de diferentes formas
    y magnitudes que se orientan transversalmente al declive de las vertientes,
    de forma tal que existe un desbalance en el control hídrico de los espacios
    ínterfluviales, dadas sus diferentes condiciones de uso, formas y dimensiones.

    En consecuencia el perfil C1 (Moderadamente erosionado) de la
    SC – I (Tabla 3.1.), denota una proporción de las fracciones menores
    a 0,002 mm de 49,55% al nivel de 0 – 10 cm., comportamiento que se mantiene
    hasta el nivel de los 30 cm. (promedio 54,07 %), pudiendo estar relacionado
    a los efectos de la erosión por impacto y de un enérgico escurrimiento
    areal favorecido por los sistemas tradicionales de preparación de suelos,
    que no han incorporado medidas de conservación para los cultivos principales:
    tabaco y maíz. Esta dinámica muestra un dominio básicamente
    superficial que progresivamente tiende estabilizarse al nivel de los horizontes
    diagnósticos A+B 0-50cm, al cesar la influencia que ejerce en el solum
    los sistemas de preparación, situación se corrobora con el aumento
    de la densidad aparente en los 30 cm.

    Tabla 3.1 Comportamiento de algunas propiedades físicas de los suelos por efecto de la erosión. Unidad morfoedafológica I "Canalete". Sección I – I

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    Por otra parte, en el sector del agroecosistema representado pedogenéticamente
    por el perfil C2 (Moderadamente erosionado) de la SC – I (Tabla 3.1.),
    el examen de la composición mecánica indica un discreto aumento
    de las arcillas con la profundidad, de manera que en las capas de 0 – 10 cm.
    y 0 – 20 cm. los contenidos son de 50,21 % y 51,64 %; mientras que al nivel
    de los horizontes de diagnósticos erosivos A+B 0-50cm, alcanza 56,92
    %, lo cual se asocia a la eluviación de estas fracciones a través
    del perfil en un ambiente de mayor estabilidad geomorfológica (flexuras
    cóncavas de las microladeras), simultáneamente en superficie quedan
    abandonadas selectivamente durante su descenso partículas de arenas y
    limo que en virtud de su diámetro y profundidad quedan de ordinario retenidas
    por los obstáculos y en los surcos, dinámica que corrobora los
    resultados de Lamouroux (1972) y Ascanio (1983).

    El espacio interfluvial representado por el perfil C3 (Sin erosión
    aparente)
    de la SC – I (Tabla 3.1.), localizado en la flexura cóncava
    o colectora del transepto, donde el valor energético del escurrimiento
    experimenta un significativo descenso, con el consecuente abandono de las partículas
    hasta ese momento erosionadas, incrementa notablemente el desarrollo vertical
    al nivel de los horizontes de diagnóstico erosivo A+B 0-50cm, , con un
    aumento en relación a C1 y C2 respecto a este mismo nivel de un 7,32
    % y de un 6,97 % respectivamente, evidenciándose con ello, que la remoción
    es esencialmente selectiva y con un dominio de acción primordialmente
    superficial.

    Influencia de la erosión en el comportamiento de las propiedades físico – químicas y químicas

    La porción correspondiente a los suelos representado por el perfil
    C1 (Moderadamente erosionado) de la SC – I (Tabla 3.2.), inscrito en
    una segmento predominantemente convexo de la microladera que desciende hacia
    las cañadas cársicas, muestra signos tangibles de los efectos
    de la erosión por escurrimiento areal; ha habido una pérdida de
    parte del horizonte A que se expresa en los contenidos de Ca2+ y Mg2+ netamente
    inferiores en todo el perfil desde 0,4 a 1,2 Cmol (+).Kg-1 para el Ca2+ y 1,26
    a 0,59 Cmol (+).Kg-1 para el segundo macroelemento secundario (Tabla 3.2.),
    ello pudiera estar asociado además al uso histórico que estos
    suelos han estado sometidos donde la sucesión tabaco – maíz ha
    sido casi una constante, unido a la ausencia de enmiendas químicas (encalado)
    y al propio dinamismo de estos elementos, a resultados similares arribaron Frómeta,
    (1983) y Tarawally et. al,. (2000).

    Tabla 3.2 Comportamiento de las propiedades físico – químicas de los suelos por efecto de la erosión Unidad morfoedafológica I "Canalete". Sección I – I

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    El potasio asimilable en la generalidad de los casos se evalúa
    de bajo a muy bajo. La variabilidad que presenta este elemento en la capa superficial
    en la mayoría de los casos tiene entre otras causas la política
    de aprovechamiento de la fertilización residual que deja el cultivo del
    tabaco, siempre que el cultivo sucesor sea maíz, deja el suelo empobrecido
    haciéndose necesaria la restitución de los nutrientes

    El comportamiento de la CCC muestra pocas variaciones manteniéndose
    estable y caracterizado con los valores más bajos de todo el transepto,
    mientras que la CCB tiene un comportamiento un tanto contradictorio, especialmente
    a partir de los 50 cm., donde se advierte un incremento, lo cual pudiera estar
    relacionado con el lavado de las bases, que se produce superficial y subsuperficialmente
    e influyendo asimismo en cierto aumento de los valores de CCC.

    La materia orgánica muestra valores muy bajos al nivel de profundidad
    de 30 cm. (Tabla 3.2.), como consecuencia del arrastre de partículas
    mecánicas coloidales producto del escurrimiento areal en los sectores
    ocupados por el perfil C1 (Moderadamente erosionado) complementariamente
    la ausencia de aportes por concepto de fertilización, restos de cosecha
    y la rotación de cultivos se hacen notar. En este sentido se reafirma
    el papel preponderante atribuido a la materia orgánica, en lo referente
    a estabilidad de los agregados y su erodabilidad, coincidiendo con los reportes
    de Sánchez (1981); Delgado (1987); Alfonso (1987) y Alfonso (et. al,
    2006).

    Respecto a los efectos de la erosión en la modificación
    de las propiedades en los perfiles C2 (Moderadamente erosionado) y C3
    (Sin erosión aparente) se aprecia un ligero aumento en los porcentajes
    de la materia orgánica debido entre otras causas, a una mayor estabilidad
    del relieve. En efecto, en ambos perfiles al nivel de la capa arable (0 – 20
    cm.), los contenidos promedios están comprendidos entre 1,45% y 1,85%
    respectivamente (Tabla 3.2.), con tendencia a decrecer a medida que aumenta
    la profundidad.

    Estos tenores en materia orgánica se evalúan de bajos para
    suelos dedicados a cultivos varios, coincidiendo estos resultados con los obtenidos
    por Frómeta (1983), Roldós (1986), Djegui et. al (1992). Estos
    bajos niveles de materia orgánica sin lugar a duda están relacionados
    con un uso del suelo, caracterizado por la sucesión de cultivos, poco
    aporte de los residuos de cosecha y a la rápida mineralización
    que experimenta la materia orgánica favorecida por la buena aireación
    que caracteriza a estos suelos.

    Por su parte la capacidad de intercambio de bases de estos perfiles ubicados en el tercio medio e inferior respecto al perfil C1 (Moderadamente erosionado), muestran variaciones, registrándose valores promedios al nivel de los horizontes A + B 0-50 cm. para C2 (Moderadamente erosionado) de 5,36 Cmol (+).Kg-1 y para C3 (Sin erosión aparente) de 10,24 Cmol (+).Kg-1. Este parámetro, como plantean algunos autores (Orellana et. al, 1995), está influenciado por el tenor en materia orgánica y el tipo de mineral arcilloso del suelo. La distribución de la CCB y la CCC por lo general es análoga (baja a muy baja), en todos los perfiles estudiados en la sección I-I "Canalete".

     

     

    Autor:

    José Reinaldo Díaz Rivera

     

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