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Teorías de la mitología (página 2)



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Pero en definitiva, el método de Max Müller
resultaba demasiado reduccionista, enfocado exclusivamente desde
el Análisis Etimológico en busca de los
fenómenos naturales que representaban los mitos.
M.Müller encontró su más ferviente seguidor en
el folklorista G.W.Cox. Max Müller representó la
primera etapa de la mitología comparada referida a las
religiones indoeuropeas, partiendo de una base
lingüística y filológica.

La escuela rival la constituyó El evolucionismo.
Los partidarios de la explicación por la evolución
a partir del salvajismo primitivo, como E.Tylor, L.Henry
Morgan, H.Spencer
y A.Lang ofrecieron una
teoría alternativa a la de los comparacionistas. La tesis
evolucionista sustituye el fetichismo por el animismo, o bien
recurriendo a un primer estadio mental dominado por la creencia
en la magia (como sostendrá J.Frazer de quien lo
tomará Sigmund Freud) o imaginando una mentalidad
primitiva prelógica y fabulosamente crédula (como
sostendrá L.Lévy-Bruhl). Freud remitirá a
los siguientes estadios evolutivos: animismo, totemismo,
politeismo, monoteísmo y, finalmente, la era ciencia, en
la que se superarían los anteriores.

Un lugar de honor entre los estudiosos evolucionistas de la
Mitología ocupa Sir James Frazer. Su gran obra se titula
The Golden Bough, y fue escrita en doce gruesos
volúmenes. El nombre de La Rama Dorada alude al
ramo de áureo muérdago que Eneas lleva en su viaje
al más allá en la Eneida de Virgilio. La
versión resumida por la mano del mismo Frazer, está
traducida al castellano. Frazer realizó asimismo, una ya
célebre traducción inglesa con notas de la
Biblioteca de Apolodoro, uno de los compendios
mitológicos más completos y famosos de la
antigüedad. Entre sus obras destacan, además de la
citada, Totem and Exogamy, 4 vols, 1910 (en la que se
basará Freud al escribir Totem y tabú en
1913); y  Folk-Lore in the Old Testament, 3 vols,
1908 (hay traducción castellana).

Con Frazer y la escuela evolucionista nos vemos ante el
surgimiento de la moderna antropología cultural que
va a ser decisiva para el progreso del estudio de las religiones
y, por consiguiente, para las teorías de la
Mitología. Además de la antropología
evolucionista
derivada de la teoría y obras de Darwin,
importante resulta también la antropologia
historicista
de Boas.

Un antropólogo de origen alemán, que
desarrolló su actividad en los Estados Unidos y se
convirtió en la figura más influyente de la
antropología norteamericana de las primeras décadas
del s.XX, Franz Boas, fue también el primero y
más contundente crítico del evolucionismo.
Estudió física en Alemania y sus primeras
investigaciones tuvieron que ver con la geografía. Muy
joven todavía, conoció directamente la cultura
esquimal y antes de final de siglo ya había presentado un
trabajo que constituía un ataque directo al evolucionismo
todavía imperante. No aceptaba el determinismo
geográfico para explicarse la diversidad de las culturas.
Se mostró escéptico ante los grandes esquemas
evolucionistas y sus leyes universales, que el estudio de
culturas individuales iban progresivamente debilitando, y
defendió enconadamente la importancia del trabajo de
campo.

Uno de sus postulados fundamentales era el conocimiento de la
lengua del grupo estudiado. Boas propone llevar a cabo el estudio
particular de una cultura y la busqueda de explicaciones a partir
de sus circunstancias históricas y no de la influencia del
medio (que para Boas sólo era limitativa no determinante).
Estos procedimientos le llevaron hasta un enfoque que ha sido
denominado como historicismo o particularismo
histórico
.

Boas supo sintetizar su interés por la
reconstrucción histórica de culturas concretas con
su obsesión por el trabajo de campo, uniendo así
las influencias de su formación alemana con el
interés etnográfico-empírico de la
antropología norteamericana. De hecho, F.Boas no
mostró prisa ninguna por formular leyes generales sobre la
cultura e insistía en la necesidad de estudiar muchas
culturas particulares y reunir una importante información
etnográfica antes de aventurar ninguna ley universal.

Para el estudio detallado de una cultura intentó operar
con unidades aislables (rasgos) capaces de agruparse en complejos
y patrones culturales. La distribución de estos elementos
sobre un espacio geográfico daría lugar a la
delimitación de áreas culturales y al estudio de
las relaciones de los grupos dentro de un área, lo que ya
implicaba el concepto de difusión.

Por influjo de Boas, entre otros, se desarrolló por
ésta época otro episodio importante de la historia
de la antropología: el difusionismo. Es un hecho
abundantemente comprobado que las culturas de diferentes
sociedades o grupos humanos se ponen de alguna manera en contacto
y los elementos de una pueden difundirse y ser aceptados por la
otra. Sin embargo, no nos referimos aquí a este
fenómeno de difusión sino a un intento que tuvo su
auge especialmente en Europa alrededor de las primeras dos
décadas del s.XX, para explicar el orígen y
desarrollo de la cultura. Si los evolucionistas del s.XIX
habían elaborado un esquema organizado en estadios, los
difusionistas partían de la idea básica de que la
humanidad es muy poco inventiva y que la mayor o menor
distribución de los rasgos culturales se debían a
su difusión desde unos centros determinados.

La posición más extrema, fue la de un
pequeño grupo de antropólogos británicos
asociados con la Universidad de Manchester
(Elliott Smith y W.J.Perry, principalmente), que
defendieron la hipótesis de que la civilización
había surgido en Egipto y desde allí se
había difundido por el viejo mundo y América.

Los que afirman la tesis de que la civilización se
irradió por todo el mundo a partir de la primitiva cultura
de Mesopotamia como foco primigenio, son los
panbabilonistas propiamente dichos, aunque se suele
designar con ese término a todo aquél que sostiene
la idea de pangénesis vinculada a un determinado lugar
como punto de partida; como quienes afirman que la India es ese
principio de la civilización irradiado hacia todas
partes.

En la antropología física y
especialmente, en el neoevolucionismo actual,
todavía se discute si el hombre surgió en Africa y
a partir de ahí se extendió por el resto del
planeta o si habrían existido varios brotes o focos
geográficos en los que los primates evolucionaron hacia la
especie homo, un sólo foco de difusión o la
multidifusión; inclinándose los investigadores,
mayoritariamente, hacia la teoría de la
multidifusión
, pese a que los restos más
antiguos se hayan encontrado en el continente africano. Puntos
aplicables tanto a la religión como al mito.

También en Europa se dió una escuela
difusionista representada por autores alemanes y austriacos y
generalmente conocida como la Escuela
historico-cultural de Viena, cuya figura más
prominente fue el padre Wilhelm Schmidt. Concepto
fundamental para estos difusionistas fue el de círculo
cultural
como foco o complejo desde donde se difunden los
elementos de la cultura, los cuales pueden encontrarse con otros
procedentes de otros círculos, produciendo así una
serie de posibilidades de rechazo, aceptación o mezcla en
distinto grado.

émile Durkheim es uno de los padres de la
Sociología y como sociólogo se definía, pero
también contribuyó notablemente al desarrollo de la
antropología y al estudio de las mitologías, junto
a su discípulo Marcel Mauss. Entre sus trabajos de
investigación propiamente antropológica destaca su
libro sobre las religiones primitivas, titulado: Las formas
elementales de la vida religiosa
(1912), que trata sobre el
sistema totémico australiano. 

El texto de Durkheim trata sobre las ideas y prácticas
religiosas de las tribus australianas del s.XIX que, pensaban los
antropólogos de entonces, tendrían bastantes
analogías con las primeras formas religiosas practicadas
por los occidentales y los demás pueblos, al vivir en
condiciones presumiblemente muy semejantes.

Durkheim se había ocupado durante sus años de
investigación principalmente de las sociedades del
Occidente contemporáneo, es decir, fue fundamentalmente
sociólogo, ocupándose esporádicamente de
temas propios de la antropología, hasta que, en su
madurez, realizó su libro sobre el totemismo, con la
intención de retrotraerse a los orígenes de las
prácticas religiosas. Concebía este estudio como
fruto de la adquisición de una forma sociológica de
estudiar la religión, a la que había llegado por
influencia recibida desde 1895 por Robertson Smith.

R.Smith había fundido las ideas de la escuela alemana y
holandesa de crítica bíblica, que sostenían
la existencia de rasgos en el Pentateuco de una religión
muy primitiva de la que habría surgido la judía,
con la tesis de McLennan sobre el totemismo como
religión originaria, escribiendo sus influyentes
Lectures on the Religion of the Semites (1889), que
además de Durkheim, manejarán hombres como J.Frazer
o S.Freud, constituyendo un clásico en su
época.

Después de ser combatido duramente por el difusionismo,
el evolucionismo antropológico volvió a ser tomado
en consideración desde 1930 en adelante, gracias al
neoevolucionismo, que crecerá influido por el
materialismo marxista de la mano de investigadores como
L.White (La ciencia de la cultura, 1949) quien
habla de una ley fundamental de la evolución basada
en la cantidad de energía de la que puede disponer una
sociedad; M.Sahlins (La sociología del
intercambio primitivo
, 1965); E.R.Service (La
organización social primitiva
, 1961); M.Fried
(La evolución de la sociedad política, 1967)
y, Marvin Harris (La naturaleza de las cosas
culturales
, 1964), quien acuñará el
término materialismo cultural para calificar a su
labor antropológica.

Cabe mencionar también a J.Steward dentro de los
neoevolucionistas, quien, sin embargo, propone un esquema de
desarrollo que responde a un evolucionismo multilineal,
distinguiendo entre procesos evolutivos culturales de
carácter universal (como la institución del
tabú del incesto) y, procesos evolutivos que afectan a una
sola área, e incluso, procesos evolutivos
específicos que afectan a una sola cultura o sociedad. En
la actualidad la idea de evolución cultural sigue
vigente entre los antropólogos pero corregida y matizada
por las objeciones de las últimas generaciones de
estudiosos.

La investigación del mito para una cultura racionalista
va asociada al estudio de las religiones. Las religiones se
estudian hoy desde disciplinas diversas y complementarias:
filosofía, psicología, sociología,
antropología, historia de las religiones,
lingüística y filología, etc…, que arrojan
luz sobre la oscuridad de las tradiciones dogmáticas e
ideológicas. No obstante, no faltan las investigaciones
interesadamente subjetivistas que proclaman su propósito
de adaptar los hechos a unos presupuestos teológicos como
punto de partida. Tal fue el camino seguido por Teilhard de
Chardin, jesuita que, tras aceptar el evolucionismo, lo
situó dentro de un plan cristológico
identificándolo con la escatología
judeocristiana.

Pronto surgirían más corrientes de
investigación propiamente mitológica como la de los
Helenistas de la Escuela de Cambridge como
Jane E.Harrison, F.Cornford (quien en 1912 publica
su From Religion to Philosophy); y G.Murray.
Cornford destacó que razón y mito no eran
términos radicalmente enfrentados, e hizo ver que la
filosofía griega entroncaba con la explicación
mitológica que ofrecía Hesíodo. Ya Nietzsche
y E.Rodhe habían sugerido, con otros acentos, algunos de
estos puntos.

Surge también la Escuela simbolista.
Corriente hermenéutica de análisis
simbólico, para la que el mito es, ante todo, una
intuición esencial del mundo de lo eterno, lo
divino y lo sagrado, y una forma de expresar y comprender el
mundo, distinta de la representación lógica.
Jung; Eliade; Cassirer; W.F.Otto; K.Kerényi; O.Rank;
J.Campbell y G.Durand,
son los máximos representantes
de esta tendencia, en la que está clara su perspectiva
religiosa, espiritualista y marcadamenete antiracionalista. La
escuela simbolista está ligada genéticamente con el
Romanticismo alemán, compartiendo con los
exponentes de este último movimiento, la idea de que en el
mito se nos habla de una original concepción del universo
de un modo figurado y profundo. Concepción muy apropiada
para el teísta.

K.Kerényi en La religión antigua nos
ofrecerá la idea de los mitologemas, imagenes o
elementos narrativos que aparecen reiteradamente en la
composición mítica; una gran idea, adoptada por
variadas corrientes, que ha dado muchos frutos a la
investigación. El método de la búsqueda de
constantes míticas será llevada al delirio
arbitrario por los arquetipos de Jung, y resituada en sus
justos términos, como elementos constantes estructurales o
mitemas por Lévy-Strauss.

Frente a las teorías que ven en el mito una forma de
pensar y explicar el mundo a través de un simbolismo
irreductible a la concepción lógica y
científica del hombre moderno, surge el
Funcionalismo que no trata de buscar la
significación espiritual o intelectual de los relatos
tradicionales que configuran el corpus mitológico
de tal o cual pueblo, sino que insiste en la función
social que esa mitología desempeña en la vida
comunitaria
. Ese es el sentido del mito según el
funcionalismo: fundamentar los usos tradicionales y las normas de
convivencia, presentándoles una justificación
narrativa, avalada por la tradición y aceptada por todos.
Funcionalistas son los antropólogos B.Malinowsky;
Radcliffe-Brown y Evans-Pritchard
. De acuerdo con el primero:
"El mito, tal como existe en una comunidad salvaje, o sea, en su
vivida forma primitiva, no es únicamente una
narración que se cuente, sino una realidad que se vive. No
es de la naturaleza de la ficción, del modo como podemos
leer hoy una novela, sino que es una realidad viva que se cree
aconteció una vez en los tiempos más remotos y que
desde entonces ha venido influyendo en el mundo y los destinos
humanos. Así, el mito es para el salvaje lo que para un
cristiano de fe ciega es el relato bíblico de la
Creación, la Caída o la Redención de Cristo
en la Cruz. Del mismo modo que nuestra historia sagrada
está viva en el ritual y en nuestra moral, gobierna
nuestra fe y controla nuestra conducta, del mismo modo funciona,
para el salvaje, su mito[ii]".

También hay filologos de linea funcionalista,
como Cl.Kluckhohn; J.Fontenrose; T.Gaster o
W.Burkert, entre otros. Realmente funcionalismo y
simbolismo no se excluyen, sino que es posible una
combinación de ambos, como ha hecho Mircea Eliade
en numerosos ensayos.

Entre las teorías más difundidas en la
actualidad encontramos el Estructuralismo. Esta corriente
se asienta sobre la noción básica de estructura.
Los dioses no se ven como figuras sueltas e independientes, sino
que en su interrelación se definen en un sistema. La
mitología recoge y resume la ideología colectiva
que se expresa en un sistema estructurado
. Hay una impronta
de la historia sobre el mito que se puede rastrear.

Claude Lévi-Strauss fue el primero en extender
el análisis estructural procedente de la
lingüística (Saussure; Trubetzkoy y Jakobson) a un
campo no lingüístico: los productos culturales
(sistemas de parentesco, mitos, sistemas culturales), fundando
así la llamada Antropología estructural.

Siguiendo a Lévi-Strauss surgirán
filólogos estructuralistas como J.P.Vernant o
M.Dettienne. G.S.Kirk recoge criticamente el
estructuralismo combinándolo con el funcionalismo y el
enfoque de un historiador del mundo griego, siendo uno de los
investigadores que mayormente ha intentado recoger lo más
valioso de las distintas escuelas de investigación,
procedimiento ecléctico, desde luego, cada vez más
frecuente, puesto que la mayoría los citados grandes
especialistas de hoy en día, están al corriente de
las investigaciones de otros, procurando recoger en una
teoría consistente las aportaciones de las distintas
corrientes de investigación. El investigador mediocre,
simplemente, se adscribe a la teoría que mejor encaja con
sus propias opiniones y prejuicios, los verdaderos
investigadores, con honestidad intelectual, no transitan
solamente por las doctrinas que personalmente les satisfacen,
sino que llevando a cabo la paciente y laboriosa labor de
contrastación y deliberación racional, elaboran su
visión de los problemas a partir de todas las aportaciones
importantes sobre la materia. Procedimiento afortunadamente cada
vez más frecuente y que los especialistas que están
al corriente de las investigaciones de otros, procuran
practicar.

La geología, el psicoanálisis y el marxismo
constituyen las corrientes de pensamiento de cuya
metodología adaptará Lévi-Strauss una buena
parte a sus investigaciones. Reducir lo manifiesto a un modelo o
estructura que lo vuelva inteligible (infraestructura en el
marxismo; estratificación en geología; inconsciente
en psicoanálisis) serían los principios comunes de
estas disciplinas, que le aportan la idea fundamental de
construir modelos de las estructuras sociales como tarea del
etnólogo, modelos que no se construyen por vía
empírica, pero que sirven para explicar el mundo
empírico.

Recordemos sólo que el primer ejemplo del método
estructural, originario de los estudios lingüísticos,
aplicado a un mito griego, es de 1955.
C.Lévi-Strauss tomó entonces como
ejemplo el famoso mito de Edipo, para destacar en un
análisis sus secuencias mínimas fundamentales (los
mitemas) y destacar cómo, por debajo de la
narración aparente, el mito revelaba otra
significación en su estructura profunda. El mito es, pues,
un lenguaje, de segundo orden, un tanto ambiguo, que presenta
internamente un modelo lógico, que plantea los problemas y
los dilemas fundamentales de una sociedad. Para
Lévi-Strauss los mitos son expresión de una manera
lógica de concebir el mundo, sólo que es
ésta una lógica centrada sobre la
clasificación de lo concreto y por tanto un tanto distinta
de nuestra lógica científica centrada en los
sistemas abstractos y en la clasificación de lo general,
por eso la denominó El pensamiento salvaje (1962).
Ese mismo año vería la luz El totemismo en la
actualidad
donde pondría en duda la universalidad de
la religión totémica reafirmando, sin embargo, la
universalidad de la prohibición del incesto y, por tanto,
de los mitemas asociados a dicha estructura elemental del
parentesco.

Poco se puede entender al leer la Biblia o la Biblioteca de
Apolodoro sin familiarizarse con el estudio de los mitos y con
las disciplinas que los analizan y que elaboran teorías
para su comprensión.

 Madrid, junio de 2000

[i] Evémero de Mesene:
escritor de fines del s.IV a.C., hay que tener en cuenta que,
como en tantos otros, su obra se ha perdido y se le conoce
sólo por sus comentaristas.

[ii] Bronislaw Malinowsky
Magia, ciencia y religión. Editorial Planeta-De
Agostini, Barcelona 1993, pág.112-113.

 

 

Autor:

Simón Royo Hernández

Doctor en Filosofía por la Universidad Nacional
de Educación a Distancia. Miembro de los Grupos de
investigación "Pólemos" y "Palimpsestos" de la
citada universidad.

Imparte un módulo como profesor en el MASTER
"Europa Fin de siglo" de la UCM y desarrolla en la actualidad una
investigación Postdoctoral en la UNED sobre el pensamiento
de Platón.

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